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Bloody Rose por lilibel vangarret

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Notas del capitulo:

La espada del Presidente de la Asociación está serrada*: Dientes de sierra.

 

 

 

Apresuradamente corría por esas calles, dejándose llevar por su instinto e indicaciones pedidas, cargando entre sus brazos ese pequeño bultito de cabellos rubios y ojos azules que se mostraba bastante despierto. Detrás, Rima trataba de detenerlo, luego de haberlo seguido.

-Espera! ¡Espera un momento! ¡Shiki! –le toma la muñeca, haciéndolo girar a verla– ¿Por qué vas a la Asociación y con Hideki en brazos? Podría ser peligroso.

Desvía Rima su mirada a esa edificación, de donde miles de tentáculos uniformes sobresalían por los muros, techo, y incluso entre las ventanas.

-Esa... esa es la Asociación ¿verdad? –admira la modelo incrédula-

-Iré tras él.

-Deja a Ichijou, si él está allí es por algo. Además, piensa en Hideki, podrías ponerlo en peligro ¿sí?

-... –gira a verla, luego a ese pequeño que se mostraba bastante sereno en sus brazos–. Sólo quiero... saber que está bien. Ichijou no es la clase de persona que encaja en esos lugares oscuros. –regresa sus ojos azules en tristeza a esa edificación-

 

Un corazón preocupado estaba fuera, no obstante ese rubio continuaba en firmeza dentro. Por ese muro demolido veía Ichijou, reconociendo las presencias de Zero y Kaname luchando, solo estando Yuuki observando a un extremo. Decidiendo el rubio alejarse de Sara, saltar por ese hoyo y tomarle el brazo a Kaname, inmovilizándolo. En cuanto al albino cazador, éste trata de disipar un zumbido repentino que invadió su cabeza, haciéndolo cubrir la mitad de su rostro con la palma de su mano.

-Ya basta. Detén esto ya! ¡Y usted Sara-sama, huya! –pide Ichijou sin dejar de tomarle la extremidad al castaño-

-Retírate, Takuma, no eres de utilidad. –exclama Sara desde su posición-

-Sólo corra ya! ¡Ya es suficiente con toda la sangre que se ha derramado de gente inocente! ¡Huya!

Finalmente la rubia cede, llevándose consigo a las chicas, pero a unos pasos, se detiene a ver al cazador albino.

-Mi no tan útil muñeca asesina, no importa lo que hayas dicho, igual me protegiste. –ve a Zero por sobre su hombro–. Adelante, dispárale a ese ancestro corrupto.

¿Por qué todos le decían que hacer o cómo actuar? Incluso la misma Yuuki empezaba a decidir por él. Las palabras de esa rubia no eran fáciles de ignorar. Bueno, la mitad de ellas, concordaba en dispararle al maldito de Kuran ¿Entonces por qué dudaba? Descubre su rostro, alzando su brazo y redirigiendo su objetivo, apuntándole a Sara en ese espacio que el par de castaño le daba. Robando su actuar la mirada de Kaname.

-O quizás debería endurecer mi corazón y dar el golpe yo misma, y coronarme así como la verdadera reina vampiro.

-También tú eres una Sangre Pura. –seguro opina Zero sin dejar de apuntarle-

Seguido de esas palabras, Ichijou corre a su dirección tomándole la muñeca, impidiéndole seguir apuntándole a Sara. Ve el albino como el rubio se le colocaba detrás, asimismo apuntándole sin soltarle su propia mano con ese cañón en su mejilla, simplemente sostenía el rubio su dedo sobre el suyo.

 

 

 

 

 

Noche 17 Cadena. Agrietamiento.

 

 

 

 

 

-Kaname, Yuuki-chan, suelten sus armas. Ambos.

-Estoy bien, no sueltes tu arma por nada. –pide Zero ojeando a Yuuki en serenidad–

-Te envidio Kiryuu-kun, porque la persona que amas lucha hasta el final por ti. Siempre eres necesitado por Sara o Yuuki... –muerde su labio cerrando fuertemente sus ojos. Ellos no tenían la culpa de su desamor-

-Ichijou, tú crees que Sara es la Sangre Pura que quieres que viva? ¿También lo crees, Zero? –inquiere Kaname mostrándose bastante sereno pese al claro peligro a que Zero era expuesto, solo sosteniéndole el albino cazador la mirada-

-No lo creo. Pero no quiero que ella muera. Ni tampoco quiero que ustedes mueran. Que ya no muera más gente. –abre sus ojos verdes con un gesto de dolor–. Así que, suelten sus armas.

Presiente Yuuki a un costado de ella y el de Kaname nuevamente una amenaza, reconociendo a Sara sosteniendo una espada.

-Lo siento Takuma, a pesar de lo que has dicho, aún quiero ser la reina.

-Kaname! –aleja Yuuki a ese castaño de esa punta afilada-

De repente, a escasos segundos de la reacción de Yuuki, se oyó una fuerte desfragmentación para dar paso a que el cuerpo de Sara fuera levantado del suelo, viendo con pánico como una gris raíz la atravesaba de lado a lado suspendiéndola en el aire.

Aterrada estaba la misma rubia que siente como se desprendían de esa soga demás que entraban por un lado de su cuerpo y salían por el otro, atravesando su corazón. Empezando a sentir como empezaba a desquebrajarse, llegando a sus oídos ese claro sonido de que se extinguía su vida.

-NO! ¡NACÍ EN ESTE MUNDO SÓLO PARA ACABAR ASÍ! –vociferaba esa mujer aterrada-

Roza intencionalmente Ichijou su hombro con esa gris masa, sorprendiéndose por la descarga que sufrió.

-No puedo tocarlo... Entonces este es el Metal Madre de las armas de la Asociación.

-Takuma, ayúdame. –estira Sara su mano hacía él-

Ve Yuuki retroceder a Kaname, obligándola a despegar su mirada de esa escalofriante escena, interrumpiéndose su llamado por una nueva sacudida del suelo sobre el que estaban, saliendo más y más "brazos" del Metal Madre que se lanzan a sujetar las armas que cada uno sostenía. No siendo los únicos que sufrían ese inusual robo, demás cazadores dentro de esa edificación veían como cada arma, sin importar el tipo, era absorbida por esos "tentáculos".

-Está fuera de control.

-El Metal Madre está buscando poder para sí mismo? –se asombra Cross, asomándose desde ese balcón-

-Está absorbiendo las otras armas que son como sus "hijos"!!

-Sus hijos? –gira a ver a su compañero que luchaba por recuperar su lanza. Regresa Cross su mirada a un lugar de la edificación–. Zero... ¿Qué pasará con él?

 

Es liberada finalmente esa rubia que cae al suelo, esparciéndose su cabellera por todo su cuerpo y el suelo fragmentado debajo de ella, regresando en sí Ichijou que corre hacía ella. ¿Qué hacer? ¿Dejarla a su suerte o hacer una última cosa por esa Sangre Pura a punto de extinguirse? Suspira, prefiriendo levantarla e irse de ese lugar. Aún el ser más desequilibrado merecía algo de benevolencia.

Por otro lado, Yuuki y Zero se resistían a que fueran arrebatadas esas armas que sostenían, yendo en contra de esas grisáceas enredaderas.

-Pero por qué esto...? –extrañada veía Yuuki a su alrededor y el suelo-

-No sé por qué está pasando esto. –trata Zero de arrancar esas "raíces" que sujetaban a Bloody Rose como su mano–. Pero parece que el Metal Madre está tratando de recuperar sus fragmentos.

-Ya no... ya no puedo seguir sujetando a Artemis. –exclama la castaña, teniendo que sujetar horizontalmente el mango de esa hoz frente a esa ruptura-

-Frío.

Se sobresaltan ambos por esa suave voz femenina, no viendo presencia alguna a su alrededor, aún así no dejan de sostener e ir contra el Metal Madre.

Si no recuperó los fragmentos me enfriaré.

Tengo que... recuperar mis poderes....

Detrás de la castaña salen demás sogas sorpresivamente, quien no lo presiente por su distracción de salvar su hoz, reparando en el ataque el albino que la rodea con el brazo en protección, alejándola. Aun así, un nuevo "brazo" sale del suelo enredándose en su talón.

-Zero!!

Ve Yuuki a un costado, reparando en la figura inmóvil de Kaname, quien empezaba a ser sujetado por esos tentáculos, notándolo el mismo albino que continuaba con esa soga grisácea en su pierna.

-Yuuki, aléjate. Ella busca a los Sangre Puras y nuestras armas!

-Pero tú... –exclama ella, dando saltos para esquivar el Metal Madre–. "Tú no eres ninguno de esos"

No puedo.

.... no puedo enfriarme así.

No antes de que esté hecho....

Se paraliza Yuuki. Esa voz femenina continuaba retumbando en el aire. No siendo ella la única que la escuchaba, Zero igualmente mostraba oírla, ya que giraba su cuello a todos lados, buscándola.

A sus ojos castaños, miles de enredaderas salen de debajo del albino, saliendo ese suelo destrozado en fragmentos, apoderándose de su cuerpo mientras éste trataba de quitárselas de encima, quedando sus intentos en vano, ya que, finalmente es sujetado, suspendiéndolo en el aire como lo habría hecho con Sara.

-Zero... –ve asombrada como dejaba Zero de luchar. Luego desplazando su mirada a Kaname–

No puedo morir antes de que la destrucción se complete...

Tengo que cazar a los Sangre Pura que llevan la oscuridad a otros.

Es el motivo de mi existencia.

-Tú ya has hecho suficiente en los últimos diez mil años. –habla Kaname viendo ese cuerpo suspendido en el aire por esas enredaderas–. Es suficiente. Ve a dormir.

Ve el cuerpo de ese apresado cazador moverse por esas enredaderas colocándose frente a él. Abriéndose esos párpados que se fijan en él, mostrando un gesto de dolor.

-No puedo morir tengo que cazar a los Sangre Pura. –niega "Zero" viéndolo con ese gesto de dolor-

-Déjalo.

-No. Él me pertenece. Su sangre, su existencia... Es gracias a mí que su linaje existe. –confiesa, notando serenidad en el castaño, mostrando una suave sonrisa–. Veo que no te sorprende escucharlo.

-Lo supe después de tu muerte. Que habías dado a luz a mi hijo. Al primer Kiryuu.

-Al primer Kuran, también. –baja su mirada violeta mostrando una pequeña sonrisa–. No fui tan ignorada.

-Déjalo. –suavemente insiste–. Yo cumpliré tu meta.

Muestra un gesto de tristeza sin levantar sus ojos a ver a ese castaño. Suspira, alzando su rostro albino para estirar su mano y tomarle la mejilla a Kaname. Decide el castaño estirar su rostro para besar al albino.

Se cierran esos ojos violetas desapareciendo esas ataduras que rodeaban al cazador albino, descendiendo ese cuerpo inconsciente recostándose contra el suyo, quedando una perpleja Yuuki sin dejar de verlos.

La edificación empezaba a agitarse, indicando que a causa de esa múltiples rupturas colapsaría, movilizándose cada cazador a abandonar ese lugar y resguardarse, destrozándose poco a poco, brotando llamaradas y explosiones.

 

 

-Sara-san! ¡Sara-san! –sacudía Ichijou ese cuerpo inconsciente, estando ellos en la protección de esa terraza de aquel alto edificio-

-Dónde... estoy? –abre ella débilmente sus ojos, posándolos a un costado–. Vaya. Mira eso, la Asociación está colapsando. ¿Pero tú que haces aqui? Deberías haberme dejado ¿no? ¿O es tu lástima?

-Usted más que nadie sabe la respuesta. –recostándola contra su regazo confiesa él–

-... –Sara simplemente ríe, estirando su mano a tomar la mejilla de Ichijou–

 

 

Ve Yuuki como era Zero dejado en el suelo por Kaname, ¡Lo iba a abandonar nuevamente!  Por eso toma ella la decisión de correr hacía ese castaño.

-Kaname, no lo dejes! ¡Kaname!

Las yemas de sus dedos logran rozar con ese gabán del castaño en pie, aun así, se pierde entre sus dedos por esos murciélagos, cayendo ella arrodillada mientras esa horda se alejaba en el aire.

 

 

Ve Ichijou a esa rubia tomarlo de su corbata y jalarlo contra ella, uniéndose sus labios. Parpadea sorprendido por ese largo beso.

-Es tal como lo esperaba. Sólo lo amas a él. –observa ella ese rostro confuso, sonriendo ella a cambio– ¿Takuma Ichijou, serás capaz de luchar por proteger lo que quieres sin que tenga que correr sangre por tus manos?

Prontamente, esa mujer desaparece entre sus dedos, estallando en miles de fragmentos de cristal.

Repentinamente percibe Ichijou una presencia, no equivocándose, recién llegando esos murciélagos que dan a la figura de ese castaño.

-Constatas por tus propios ojos su muerte? –gira Ichijou a verlo por sobre su hombro con una sonrisa burlona-

Kaname no responde, simplemente reanuda sus pasos, alejándose.

 

*               *               *                 *                  *                *

 

-Oye tú, la vampiro de allí. Dame una mano. –dentro de esos escombros llama Yagari, apartando unos cuantos-

Luego de ese sorpresivo ataque de su propia "arma" como lo era el Metal Madre, ahora solo quedaba ayudar a los heridos debajo de los escombros dejados por la misma sede de la Asociación e inclusive del propio Metal que se enfrió y se hizo añicos, contabilizar los daños y procurar que ningún cazador hubiera perecido.

-Yagari-sensei! –corre Yuuki acompañada de un consciente Zero, quien se encarga de levantar con un brazo sin esfuerzo ese bloque de cemento– ¿Se encuentra bien?

-Ayúdala a ella... –dice el pelinegro, brindándole a una inconsciente Seiren que protegió, pero al intentar levantarse otro bloque sobre su pierna se lo impide–. Ahg...

-Yagari-sensei, se hirió protegiendo a Seiren-san? –inquiere Yuuki viéndolo-

-Da igual. Sólo dame una mano antes de que otros vampiros se enteren de esto.

-Sin la protección del Centro de Operaciones, los vampiros podrían lanzar un ataque a gran escala. –exclama en pesar un cazador cercano quitando con sus manos los rastros de polvo en su ropa-

-Yo creo que suponen mayor peligro para la gente común. Pero casi todas las armas han sido devoradas.

 

*             *              *                *                 *           *

 

Mientras que los cazadores se unieron manteniéndose en guardia en caso de cualquier ataque. Extrañamente, pese a los varios días transcurridos de la muerte de Sara Shirabuki y de la desaparición de Kaname Kuran los vampiros permanecían tranquilos. Por otro lado, el Centro de operaciones de los Cazadores fue paralizado, quedando como resultado la destrucción de la mitad de la sede de la Asociación y la pérdida de la mayoría de las armas. Aunque esa tragedia no dejaba ninguna baja en el lado de los Cazadores, se encontraban cortos de personal.

Corre Yuuki  por ese camino de aquella Academia, luego de haberse despedido de Yori, pese a hacerlo cuando ésta dormía. Con esa maleta terciada por su cuello y segura de la decisión de ir tras a Kaname avanzaba. Saltando por esa reja que protegía esa Academia cae sin rasguño alguno al otro lado, habiendo dado un fuerte movimiento que le provoca erguirse con la mano en su rodilla.

-Planeabas ir tras él sin decir nada? –frente a ella se interpone ese albino-

-Zero, tú...

-Lo que pasó no cambia en nada mi lucha. Así que muévete.

-... –ella solo lo observa pasar en serenidad a su lado–. No pensé que vendrías. –se atreve a decir–. Vamos por él juntos entonces. Aunque la Asociación difícilmente puede ser de ayuda ahora, bondadoso futuro Presidente de la Asociación.

-Tal y como ella ha dicho ¿Acaso pretendes irte con ella? –desde una de las columnas de ese muro interviene Kaito–. La Asociación no te ha dado tal orden. ¿Verdad, Zero?

Salta Kaito sobre Zero sujetando fuertemente esa espada y atacándolo, sobresaltándose Yuuki.

-Kaito! –logra interponer a tiempo a Bloody Rose contra el filo de esa espada-

-Esta espada pertenece al Presidente Cross. Esta espada, junto con la Bloody Rose que cargas y la Artemis que ella lleva, así como varías otras armas que pueden ser contadas con los dedos de una mano son las únicas armas anti-vampiros que quedan. –describe el castaño viéndolo fijamente-

Ve Yuuki al castaño castaño empezar a serenarse, bajando su cabeza, cubriendo sus flequillos sus ojos, no demostrando ganas de seguir atacándolo, pero en sus palabras se dejó ver la molestia en la decisión de Zero.

-En estos momentos debemos tomar cada precaución posible, y después de lo que sabes aun así vas tras ese bastardo... y acompañado de ella. Eso es traición. Como tu superior debería apresarte.

Kaito ve a Zero tomar entre su palma esa lamina de filo dientado perteneciente al Presidente de la Asociación, espantándolo ver como empezaban a salir hilillos de sangre de esa palma, para después recibir un puñetazo de esa misma mano herida, aventándolo al suelo.

-Eso duele, bastardo. –exclama Kaito desde el suelo ante ese calorcillo invadir su mejilla-

-Incluso si tengo que traicionarlos, incluso si tengo que volverme un fugitivo, iré.

-.... –lo observa. Baja después su mirada– ¿Tú siquiera entiendes, que hay una Sangre Pura parada allí? Es la misma clase de criatura que te convirtió a ti y a mi hermano mayor en vampiros. –muerde su labio, cubriendo su flequillo sus ojos, presionando sus dedos en la tierra–. Es la clase de presencia con la cual nunca seremos compatibles... ya sea en términos de longevidad o de fuerza.

-Entiendo, Kaito –se hinca frente al castaño, tomándole con su mano herida una de esas que él empuñaba–. Entiendo que mataste a tu hermano con tus propias manos, y que no tienes una válvula emocional para esto.. Y, también entiendo que solo estás preocupado por mí.

Contra sí lleva al mayor, levantando Kaito su rostro para atrapar sus labios con los suyos, abrazándose a él. En silencio veía Yuuki a ese par a un lado de ellos.

Finalizan esa expresión de afecto, apoyando Kaito su frente contra el pecho del albino, presionando su mano contra la espalda de Zero, exactamente sintiéndole una mano contra su nuca. Deseaba aferrar a ese albino cazador e impedirle ir, pero, conociendo esa personalidad de Zero, sería gastar sus energías en él.

-Pero yo... –baja Zero su cabeza con un gesto de dolor. Las palabras de Ichiru rondaba su cabeza–

"Zero, vive... y termina lo que yo no pude"

-Ya veo –lo libera dolido, sin embargo, después finge una sonrisa– ahora lo comprendo por COMPLETO. –un fuerte puñetazo le da a ese albino, aventándolo lejos de su posición–. Esto es por golpearme. –justifica inocente– ¡Ve, y juntos traten de hacer algo acerca de Kuran Kaname!

Desde el suelo, Zero solo podía ver a ese bipolar cazador mientras se sobaba el golpe, estando Yuuki a su lado, parpadeando incrédula.

-Apúrate... –se incorpora Kaito con esa espada en su mano– ¡VETE YA! –le lanza un espadazo-

A tiempo Yuuki corre arrastrando ese cuerpo, salvándole la vida a ese cazador albino.

-Hm... aunque trates de ocultarlo... sientes algo por ese chupasangre. –exclama Kaito con una sonrisa resignada–. Si de verdad te has decidido, ve adelante y aguanta el dolor con dignidad, Zero, y prueba que ese dolor es algo que puedes superar.

 

-Wow! Los echó de aquí muy groseramente. Sólo le pedí que les dijera adiós por mí. –repara Cross desde la ventana de la oficina de la Academia, gracias a esos binoculares–.¡Tú! ¡¿No cree que les enseñas a tus estudiantes a ser demasiado rudos?! –con un puchero molesto fija su mirada tras su lentes en ese pelinegro-

-Para qué me pediste que viniera aquí. Estoy en toda clase de problemas ahora. –comenta Yagari con esa muleta bajo su brazo-

-Oye, Yagari-kun, no creo que planees rondar en un oscuro, profundo y frío bosque hasta que te mueras ¿o sí?

-Eh? ¿A qué viene eso tan de repente? –con un signo interrogante lo observa–. Supongo que.. no, tal vez. –saca uno de sus cigarros que mete a su boca-

-Eso me parecía. Entonces si te encontraras un camino iluminado por la luz del sol mientras caminas, te dirigirías a él porque no podrías evitarlo ¿cierto?

-Cierto... –dudoso le da la razón-

-Lo sabía! –triunfante dice Cross–. Ese camino podría aparecer frente a ti algún día.

-Te me estás confesando? –avanza en pasos suaves hacía el rubio-

-Eh? –parpadea por ese pelinegro a su lado, ruborizándose–. Y-Yo solo estoy diciendo que aunque no lo queramos aceptar, Kaname-kun lo quiere, o no estaría haciendo todas esas locuras.

-Si tú lo dices... –se encoge de hombros el pelinegro. Tomándolo después la muñeca a Cross, jalándolo contra sí y besándolo-

-Yagari-kun.... tu pierna, podrías... –trata Cross de hablar en el beso, solo consiguiendo que esa lengua penetrara y jugara con la suya-

Se deshace Yagari de su muleta para rodear con ambas manos al mayor y pegarlo contra la pared cercana al ventanal, comenzando a mover su cadera creando una fricción entre sus cuerpos que se estaba convirtiendo en algo más que agradable para Cross.

El movimiento era lento y placentero para ambos, incitando a que una de las manos del rubio deseara acariciar el cabello negro del más joven, mientras la otra se desplaza a la espalda, atreviéndose a permanecer mirando fijamente ese ojo celeste.

-Ah... –jadea entre el beso que pausa, para retomar por uno más intenso y entregado–

Cada par de manos se movían por el cuerpo contrario, buscando deshacer las prendas del otro, sin dejar de robarse el aire de los pulmones.

Sus piernas rodearon la cadera de Yagari para atraerlo más hacia él y perder sus dedos sobre esa oscura cabellera, quería sentirlo completamente contra su piel. Exhalando y jadeando en cada beso, decidiendo el más joven empezar a retroceder a dirección del escritorio y sentar al rubio en la madera.

-Mmm... –gime Cross, lanzando atrás su cabeza por esa boca recorrer su cuello igual a vampiro deseando clavar sus colmillos-

Y él, con gusto le permitiría beber su sangre si fuera el caso.

 

*          *         *          *         *         *

 

Completamente apenada y silenciosa se hallaba sentada en el borde de esa carreta, cubriéndose del sol de la mañana con esa sombrilla, estando Zero recostado en el fondo con su pierna flexionada con su mano vendada. ¿Por qué estaban tan callados? Cómo si él uno hubiera obligado al otro en ir en esa "misión"... Luego de metros de trayecto, descienden frente a ese bosque para seguir el próximo tramo a pie. Pero, ese albino continuaba sin decir palabra, caminando detrás suyo con varios pasos de distancia. Esa actitud ya la empezaba a chocar, por eso se detiene, girando a ver sobre su hombro a ese cazador. Ambos compartiendo el mismo mutismo.

-Deberías escuchar los consejos de los demás.

-Pero tú eres la que dijo que fuéramos tras él juntos. No me importa lo que te pase ahora, pero no te retractes de lo que dices tan fácilmente. –sin gesto confiesa Zero-

-... –desvia su mirada por esa frase–. Lo mismo va para ti. –inicia su caminata–. ¿Cómo pudiste herirte la mano con un arma anti-vampiros tan fácilmente? La espada del Presidente de la Asociación está serrada*, escuché que es muy difícil de reparar. Si vamos a trabajar juntos, espero que puedas alejarte de esos descuidos.

-... –Zero simplemente ve su mano vendada sin expresión-

Se detiene ella, buscando dentro de su maleta, sacando una llave. Habían llegado a los territorios de la familia Kuran. Avanza hacia esa edificación cerrada, ayudándose de la llave para abrirla, penetrando, quedándose Zero al otro lado de la puerta.

-Yo no puedo vivir sin ti, Zero. Llámame egoísta, pero no quiero dejarte ir con él. Él tuvo la oportunidad de amarte y la desperdició. Yo...

Suficientes palabras para que el albino saliera de su protección, colocándose frente a ella, sin cruzar el marco de esa puerta.

-Eres la prometida de Kuran Kaname. De ese que nos manipuló a mí y a mi familia, como eres la que me salvó con sus manos cuando nos conocimos de niños, por lo cual estoy en deuda contigo. –da un paso al frente para tomarle la mano–. ¿Qué piensas sobre esto entonces? Si todo lo que sucedió ha sido planeado ¿nuestro encuentro esa noche también fue arreglado? ¿Puedes decir con seguridad que lo que pensamos y sentimos hasta ahora no es el resultado de esa manipulación?

-Zero... –parpadea ante la seguridad de esa conclusión. Repentinamente, siente un golpecito en su frente por el dedo del mismo albino–. Ouch...

-Eso que sucedió no posee relevancia, olvídalo. Yo haré lo mismo. –muestra una suave sonrisa, retractándose de lo dicho–. Quiero respuestas a todas esas preguntas, así que voy a atestiguar todas esas respuestas contigo.

-Duele... –soba con una mano su frente-

-Te esperaré aquí. –avanza de regreso al marco de la puerta, recostándose en el–. Tómate tu tiempo. –cruza sus brazos, viendo hacia afuera-

Deja al albino, yendo a las escaleras, pasando una de sus manos por el pasamanos, notando como sus huellas quedaban formadas en esa capa de polvo. Era de esperarse ya que el padre de Aidou era quien se encargaba de las labores domésticas, ordenándole a las mucamas como debían hacerlo. No encontrando ella la razón del por qué fue asesinado. Mejor sigue avanzando en esa casa.

 

*                  *                  *              *

 

-Por qué no te tomaste las cosas con más calma? –inquiere él luego de dejar varios metros atrás esa casa-

-Está bien. En este lugar no solo tengo buenas memorias así que está bien así. Bueno, no es eso... –gira a verlo con una sonrisa–. es sólo que... pensé que sería mejor irnos al siguiente lugar ya. Quiero llegar allá lo antes posible.

-Ya veo. –a su posición corre Zero, rodeándole la cintura, saltando hacía un muro y arrojándose al vacío–. ¡Zero! ¡Oye, Zero! –ve como en pie cae el cazador, para retomar su descenso por ese barranco, colocándola sobre su hombro-

-Va a ser mucho más rápido bajar la colina directamente que usar la carretera si tienes prisa. Cállate, caminas muy lento. Has ofrecido tu sangre para ayudar a los miembros de la Clase Nocturna y salvar a las otras víctimas ¿no es así? –logra detenerse al finalizar esa colina, bajando a Yuuki al suelo–. ¿Y bien? ¿a dónde entonces?

-Tomaremos el tren rápido que se encuentra en la estación de esta ciudad, será medio día de viaje desde aquí. Iré a pedirle a Isaya-san ayuda. Él solía ser un viejo amigo de mis padres.

-Así que al más antiguo Sangre Pura, Shouto Isaya.

 

*         *            *             *            *          *

 

Junto a esa bandeja penetra Aidou, deteniéndose de golpe bajo el marco de la puerta al ver esa escena, no ayudando de mucho a su depresión.

Kain, sentado en el borde de la cama le tomaba la mano a Ruka que continuaba sobre la cama bajo la sabana convaleciente.

-Lo siento. Yo... yo debí tocar. –se disculpa Aidou, bajando su mirada y reprimiendo las lágrimas–. Yo... Vendré después. –rápidamente se disculpa para abandonar esa habitación, no quería llorar delante de ellos-

Ruka, quien, desde que el ojiaguamarina abrió esa puerta no dejó de detallar esos ojos, incluso alcanzó a verlo brillar a punto del llanto. ¡Y el tonto de su primo no hizo nada para detener a su otro primo!

-Kain, ve tras él. –dice ella después–. Ya lo aclaramos. Pensé que te había quedado claro que no podré sentir nada por ti.

El anaranjado solo muestra un gesto de dolor, sintiendo como es liberada su mano por la castaña clara.

-Pero lo que siento por...

-Y él? ¿Lo que provocaste que sintieras por él? Akatsuki, no soy tonta. Él jamás te hubiera correspondido si no le hubieras permitido hacerlo. Él te ama. Lucha por él.

 

*          *            *            *           *

 

Dentro de ese cuarto de aquel tren se hallaban, el uno frente al otro. En silencio Yuuki tragaba esas tabletas a causa de continuar esa sensación de necesitar sangre, no queriendo que Zero se diera cuenta, precisamente hallándose ese albino con sus piernas cruzadas, levemente inclinado al frente para apoyar su codo en su muslo y descansar su mejilla en su mano, con sus ojos cerrados.

-Zero? –le llama, no recibiendo respuesta–. Está dormido, pero en su rostro... se ve una sonrisa.

Frunce sus cejas castañas por inercia, deteniendo esa tableta en sus labios. Pensaba en él. Zero pensaba en Kaname... Se incorpora, cubriendo con esa cortinilla la ventana de esa puerta.

Sin poderlo evitar, alarga sus labios en una sonrisa por esa caricia en su cabellera platinada, evocando los pocos momentos de paz que esa persona nocturna le dio, pero, no percibiendo el mismo aroma masculino que su mente inconscientemente tenía ya grabado.

-Zero...

Escucha su nombre de una voz conocida, así como un aroma inundar su olfato, entreabriéndose sus ojos violetas. De golpe es estampada su cabeza contra ese sillón, a causa de esa mano tomar su mentón al igual que su muñeca de mano vendada con firmeza.

-Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que satisfaces tu sed? Lo sabré aunque intentes esconderlo de mí.

-... –ve como contra su rostro caían gotas de sangre manchándolo-

-Qué desperdicio. La herida en tu mano está sanando demasiado lento. Sé que Kaname en sus encuentros bebía tu sangre. Lo mínimo que debo yo hacer es...–se inclina, besándolo. En realidad pasando ese sorbo de sangre al albino aprovechando su desconcierto, sorprendiéndolo aún más-

-BASTA! –de un empujón la aleja, quedando en el asiento contrario-

-Cómo has podido soportar la sed durante este último año? He oído que tu cuerpo ahora puede aceptar las tabletas, pero aun así... Incluso Kaname vivió el sufrimiento que causa abstenerse de sangre.

Se incorpora el cazador, quedando ese cuarto sumado al silencio.

-Antes de que Kaito viniera a supervisarme, yo solía cazar vampiros durante la noche... –confiesa no orgulloso de eso, pudiendo incluso evocarlas–. En ocasiones... yo bebía la desagradable sangre de mi presa, de esos tipos. Sangre contaminada con lo locura.... –calla, viéndola avergonzado, notándole un gesto de pánico–. No... no es de tu incumbencia. –finalmente le desvía la mirada-

-Entonces tú... Kaname te llevo a eso". Ya veo. Discúlpame. –se acuesta, colocando sus brazos bajo su cabeza–. No olvides despertarme.

-Si no me quedo dormido. –vuelve Zero a su posición, desviándole la mirada-

 

En medio de ese camino pavimentado avanzaban, luego de un viaje bastante silencioso pero sin contratiempos, deteniéndose ambos de un momento a otro, a causa de esa mujer avanzar por ese mismo camino solitario que ellos necesitaban cruzar, cubriéndose del sol con una larga caperuza, sosteniendo un pergamino que les ofrece al estar frente a ellos.

-Por órdenes de mi señor Isaya-sama, he venido a entregarles una invitación a un baile de máscaras que se llevara a cabo esta noche. Para disfrute de Sangre Puras y Nobles.

 

*         *          *          *           *            *          *

 

La música invadía el salón de esa mansión, bailando cada pareja elegantemente vestida, olvidando por esa noche todos los sucesos pasados. Pasando entre cada invitado ese albino desapercibido, usando ese traje y antifaz prestado. Yuuki simplemente estaba en esa habitación sosteniendo en su mano ese antifaz que esa noche usaría, escuchando la puerta ser abierta, mostrando al anfitrión penetrar.

Mientras que, en la entrada principal, sosteniendo ese candelabro se hallaba una de las empleadas bajo el mando de Isaya Shotou, recibiendo amablemente a los invitados que iban llegando.

-Sean bienvenidos todos. Bienvenida, Toya-sama –se enfoca en esa chica de coletas, reparando en las otras 3 presencias que la acompañaban–. No ha venido sola. Ya veo, sean bienvenidos también.

Se aparta la empleada de la entrada, concediéndoles el paso.

 

 

-Hm, vendrá? –sale Yuuki del salón a ese enorme balcón luego de bailar con Isaya-

Retira esa máscara para recostar sus brazos en el barandal y ver hacia afuera. Suspira. A ninguno de los dos, ni a Zero o a Kaname había visto entre los invitados. Presiente una presencia tras suyo, obligándola a ver por sobre su hombro, viendo que se trataba del cazador, quien se le acerca en pasos suaves.

-Qué ocurre, Zero? –sobre sus labios siente esos dedos cerrarlos-

-Se supone que no debes decir ningún nombre cuando usas una máscara, es la regla ¿no?

Repara en la actitud del cazador, decidiendo simplemente girarse y colocarse ese antifaz, atándolo sin ayuda. Vuelve a quedar frente a ese albino, mostrando una sonrisa. A sus ojos, ve como estiraba el cazador su mano vendada ofreciéndosela. Siguiendo las palabras de Zero, la acepta, y para su sorpresa (algo que no exterioriza), empiezan a bailar.

-Te pareces mucho a una chica que murió hace un año y que era muy importante para mí.

-Tú también te pareces mucho a un chico que solía protegerme y preocuparse por mí, y que lastimé y no supe proteger. Pero tú, no eres él. Él no es alguien que esté dispuesto a bailar con una vampiro.

Se detiene el mayor pese a no haberse finalizado la música que provenía del salón, quedando Yuuki con sus castaños ojos fijos en esos violetas protegidos por esa pasta que cubría la mitad de su rostro por encima de sus inexpresivos labios, ya que, le estrecha la mano que tenía levantada contra la suya. Sus rostros quedan a escasa distancia por iniciativa del mismo albino que bajó un poco para quedar a su altura. Cada uno recordando las veces que esas manos estuvieron juntas...

"¿Por qué?"

Las múltiples situaciones en las que el uno rabiaba con el otro...

¿Por qué las cosas terminaron así?

Apoyando Yuuki su mano contra el torso del mayor que lentamente cortaba la distancia, estrechándole aún más la cintura contra su mano. Ambos estaban confundidos y con variadas dudas en sus cabezas, pero ninguno se atrevía a detener ese momento.

"¿Sus sentimientos por mí... son reales?"

Necesita empinarse la castaña para unir sus labios con los del platinado que firmemente la sostenía por la cintura. Pero, siente Zero una presencia que lo sobresalta obligándolo a apartarse lentamente de Yuuki y afrontar lo que acabó de hacer. Posando sus ojos a dentro de ese salón, reconociendo ese castaño usando igualmente un antifaz junto a una negra caperuza que cubría completamente su cuerpo.

Notas finales:

Ayayay, qué pensara el Chupasangre Kuran respecto a ese beso? >///<


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