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Drama Queen por Ellie77

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Death Note pertenece a Tsugumi Oba y a Takeshi Obata.

Pairings: MxM ǀ BxA ǀ NeLi ǀ LxL.

Advertencias: AU ǀ Lenguaje vulgar ǀ Yaoi (Boy’s Love) ǀ Hetero ǀ Conteniedo sexual ǀ OoC ǀ Presencia de OC’s.

N/A: Gracias a No c wueni si c pero no woa decir♥ y a Aura♥ por sus reviews.

¡Son amor!

 ǀ Drama Queen ǀ

 

Capítulo 19:

Bloody, es tan divertido

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Amor fraudulento, enviado del cielo

Tú lloriqueas, nuestra pasión se ha gastado

Mi corazón es una puta, tu cuerpo se alquila

Mi cuerpo está roto, el tuyo doblado

 

Every Me, Every You Placebo

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Ya no existe una verdadera razón para asistir a la escuela. Yo lo hago solo porque no quiero estar en mi casa, supongo que los demás también lo hacen por una razón similar. Prefiero perder el tiempo aquí que solo viendo programas basura, además también hay que estar pendientes de la fecha de graduación y todo lo que esta conlleva; Wammy’s House es un colegio de élite y todos los festejos se hacen en grande, y estos no se pagan solos.

Los días son aburridos, no hay nada interesante que rescatar. El último día de clases es especialmente tedioso. Todos comienzan a despedirse entre sí y a darse mensajes de aliento de que pueden lograr todo lo que se propongan; algunos inclusive es la primera vez que intercambian palabras desde que ingresaron al colegio. ¿Son diplomáticos o unos hipócritas? Pues para mí la respuesta está clara.

—¡Hay que reunirnos alguna otra vez!

Es tan entretenido ver este tipo de sucesos, el como todos se esfuerzan para dejar una última buena impresión. Solo yo soy la excepción a la regla. La cortesía es una carga demasiado pesada para mis hombros.

No me veo a mí mismo como una mala persona, de hecho soy el más honesto de entre todos mis compañeros. No voy a fingir a estas alturas que me importa su porvenir.

—Cuando venga estaré al pendiente —escucho la voz de Alexander abrirse paso entre las demás. Era de esperarse que él pertenecería a ese grupo.

—Debes contarnos sobre Madrid, eh.

—¡Sí, sí! ¡Y toma muchas fotos!

—Espero que te vaya muy bien, Alex.

Alexander olvidó cómo mantener la boca cerrada. Ya no es nada discreto, ¡todo lo cuenta! Su viaje a España y su pseudo relación con la chica de escuela pública. Eso sí, finge no acordarse de lo ocurrido entre nosotros. Interpreta muy bien ese papel. En lugar de Historia pudo estudiar Teatro o algo así; posee tantas facetas. Lástima que la actual no sea mi preferida.

Nuestros compañeros se amontonan a su alrededor, de un día para otro desarrolló el don de ser llamativo. A mí me parecía más interesante antes de eso, ahora ya no tiene ni una pizca de gracia, aunque no voy a negar que me sigue pareciendo muy guapo. Follar de nuevo con él sería lo único que me gustaría obtener.

Matt también se acerca a donde él. La gente se disipa pero ellos dos siguen hablando, casi parecen de nuevo los mejores amigos que se suponía que eran. Es cuando Mello interrumpe el cuadro amistoso que me recuerdo a mí mismo que ya no es así. Ellos son el claro ejemplo de que las amistades no duran para toda la vida, por eso no es como si me sintiera mal por ya no pertenecer a su círculo social. Tarde o temprano iba a suceder, todo tiene una fecha de caducidad.

A estas alturas sé que parezco algo como un espectador de la vida, joder, debí encontrar una manera menos marica de llamarlo. Pero es así por más cursi que suene. Todos los sucesos que han venido ocurriendo a mi alrededor ya han llegado al clímax y muero por ver cuál es el resultado final. Algo me dice que el que Matt se enterara de la verdad o que Alexander me mandara al diablo no es el verdadero desenlace, sería muy simple de ser así. Puede sonar estúpido pero me estoy dejando guiar por corazonadas.

Yagami entra en ese momento. Es la hora de su clase y, aunque no hagamos nada, él asiste debido a que tiene un sueldo que cobrar y no tiene algún puesto en el comité organizador de la graduación. No nos pide nada, sólo se sienta en su lugar y se pierde en el teléfono celular todo el rato.

Todos vuelven a hablar, nadie habla conmigo. No me sorprende. No tenía amigos aparte del trío de imbéciles que estoy viendo y según ellos ahora soy un hijo de puta que no tiene perdón; mi madre tiene muchos defectos pero creo que puta nunca fue, de hecho la puta es la madre de Ele y Near. Como sea. Hijo de puta es un calificativo que más del noventa por ciento de personas que conozco suelen darme, lo otro admito que es nuevo. La gente es tan resentida.

Yagami se va y le sigue Wedy, después el receso y otros dos profesores. Mikami es el último en darnos clases y también lo absorbe su celular —mensajes con el marica de Yagami, seguro—. No obstante, antes de que la campana suene, nos da un pequeño discurso de despedida. No presto mucha atención pero a grandes rasgos nos pide que seamos hombres y mujeres de bien y que pongamos en alto el nombre de la escuela.

Yo pienso estudiar medicina; sé que soy lo bastante bueno como para sobresalir, aparte me abriré paso con ayuda del apellido de mi tío —si Near no va a aprovechar esa ventaja, yo sí lo haré—. No lo hago por la escuela, es ego puro, pero estoy seguro de que mi arrogancia quedará disfrazada de buenas intenciones.

Luego del timbre todos tomamos nuestras mochilas para por fin largarnos. Apenas salgo a los pasillos creo escuchar la voz de Matt llamándome. Volteo para cerciorarme y realmente me sorprende que sí se trate de él. Comienza a caminar hacia mí. De seguro le pegó la nostalgia del último día de clases, es un puto sentimental.

Me giró para verlo a la cara, me causa curiosidad lo que sea que vaya a decirme.

—¿Planeas despedirte de mí? —pregunto cuando ya me ha alcanzado.

—No sé si esta sea la última vez que nos veamos.

—Descuida, geek, iré a la graduación. Tienes tiempo de planear un emotivo discurso de desahogo y despedida hacia mi persona.

Tal vez pensaron que no asistiría a la ceremonia a causa de lo ocurrido, sin embargo ese no es un motivo con el suficiente peso como para que me pierda mi graduación. Debo reconocer que no pensaba asistir por la mera flojera que me causa el evento, no obstante Ele nos tienen amenazados a Near y a mí con que no va a pagar ningún boleto de avión antes de esa fecha.

—Como sea, no es la gran cosa. —Se encoge de hombros —. Solo quiero que sepas que a pesar de todo te deseo mucha suerte. —Lo sabía, no quiere irse con resentimientos —. Fuimos amigos mucho tiempo, ¿no?

—¿Lo fuimos? —cuestiono.

—Creo que sí —dice tratando de sonar lo más convincente posible —, digo, hablábamos, bebíamos, te mostré el lugar secreto… Todo eso supongo que nos hace amigos.

El criterio de Matt es bastante ingenuo. Yo lo consideraba mi amigo mas no por cosas tan superficiales como esas. Es algo un poco más profundo, no me importa lo pretencioso que suene —nada me importa mucho en realidad—. Matt, Mello y Alexander eran mis amigos porque me divertía estando con ellos. Nunca hubo un momento aburrido; fueran estupideces o situaciones dramáticas, muchas veces solía estar a la expectativa. Me entretuvieron el tiempo suficiente. Ese es el papel de las personas que pasan en tu vida.

—Si así lo ves está bien para mí. Somos o éramos amigos, da lo mismo. Lo más seguro es que ya no nos volveremos a ver.

Yo planeo no volver a ver a ninguno de ellos. Me gusta cerrar ciclos y dejar atrás a las personas que formaron parte de ello. Los únicos que parece que siempre van a seguirme son mis padres, mis tíos, Ele y Near. Es más difícil deshacerte de la familia, por suerte no imposible.

—Tal vez tengas razón. —Me gusta tenerla, espero tenerla —. Bueno, nos vemos en la graduación. —Dice eso más por terminar la conversación que otra cosa.

Reanuda el paso y se reúne con Mello en la entrada principal; después de eso los pierdo de vista.

Por mi parte yo continuó mi camino, estoy aburrido. Creo que hubiera sido más interesante y menos marica un reclamo por parte de Matt; que me maldijera o me pegara, qué sé yo. Las palabras por sí solas carecen de emoción.

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No nos vamos a graduar más de veinte personas, aun así el auditorio del colegio está adornado como si fuesen a recibir a la mismísima reina con toda su corte real.

La graduación se lleva a cabo una semana después. Aparte de los alumnos y padres de familia —primos en mi caso— también hay algunos medios de comunicación y figuras del sector educativo. Somos un colegio de élite, de niños genios y quienes estudiamos aquí somos de dinero —hay algunas excepciones, como Matt que vive de la limosna de su padre—; al parecer aquellos detalles nos hacen merecedores de tanta atención.

Cuando llegamos al recinto Ele se dirige a tomar asiento entre los asistentes; apenas lo perdemos de vista Near y yo vamos a buscar nuestros lugares. Para los graduados hay dos hileras de diez asientos cada una; a mí me toca al frente a un lado de Linda quien se apellida Auditore y sé que Near me envidia porque estoy junto a su chica, mas no es mi culpa que él se apellide River y tenga asiento atrás. Eso sí, disfruto tanto de hacerlo enojar.

—Hey, hippie, ¿no me vas a saludar al menos? —Iba a agregar que ahora somos familia y que no debe ser tan cortante, sin embargo me ignora. Es una perra.

Alex también ya se encuentra sentado justo al otro extremo de mi fila. Mello llega poco después y se sienta a su derecha. La espera para que esta mierda empiece me parece eterna.

Faltando tan solo unos minutos para las doce del mediodía, Matt se da el lujo de aparecer; se ve agitado y está normalizando su respiración, era de esperarse con lo impuntual que es. Eso sí, el imbécil tiene mucha suerte ya que le toca sentarse junto a su adorado actual mejor amigo. Ese par de maricas justo ahora deben estar agradecidos de que la «J» de Jeevas anteceda a la «K» de Keehl en el abecedario.

Por mi parte agradezco que el jodido de Roger sea un viejo cascarrabias apegado a las costumbres inglesas. El evento comienza puntual. Yagami sube a la tarima en ese momento; luce como modelo de revista. Vaya, entonces sí tenía un cargo. Aunque era de esperarse, hasta yo lo pondría como maestro de ceremonias para dar una buena imagen; Yagami tiene el don de la palabra y es atractivo, las chicas del colegio suspiran por él y a él se lo tira Mikami. Divertidas ironías de la vida.

Light Yagami nos da la bienvenida a todos y después comienza a nombrar a cada una de las figuras distinguidas que nos honran con su presencia. A mí me da igual, este estúpido protocolo es una pérdida de tiempo y sé que no soy el único que opina eso. No obstante no es algo que pueda expresar justo ahora, no quiero que esto se vuelva más largo, pero ahora que lo pienso sería sumamente entretenido un escándalo así.

La ceremonia transcurre pretenciosa y demasiado lenta, todos los que hemos asistido dejamos de murmurar para permanecer en silencio. Estamos aburridos y todos parecen darse cuenta menos las «figuras distinguidas». Luego de la bienvenida Roger sube a darnos un discurso que traduzco como lo feliz que está de que nos vayamos, le sigue la presentación de un coro y después más palabras de despedida de personas que no me importan. Yo sigo esperando la entrega de papeles para poder largarme.

Cuando Yagami anuncia que ese es el evento que sigue casi me levanto a aplaudir de la emoción, y no exagero. La primera en pararse a recibirlos es Linda, de ella sigo yo; es una lástima que aún no se me permita irme —estaba por pararme cuando Lester me detuvo—. Por obligación tengo que quedarme a ver cómo los demás reciben sus documentos, de todos solo presto atención cuando es Alexander quien pasa; por un tiempo seguirá siendo objeto de mis fantasías.

Terminado eso le siguen más discursos para rellenar espacio, el más destacable es el que ofrece el mejor estudiante de la generación quien en este caso es el imbécil de Near. Mello debe estarse retorciendo de coraje, aunque pensándolo bien no debería hacerlo; Near tiene años en el colegio y Mello solo estudió aquí el último, por más que lo haya intentado no se puede competir contra eso.

Dejo de pensar en eso cuando veo a Near parado tras el podio. Esto puede llegar a ser entretenido. Muero por saber qué idioteces escribió el inadaptado social.

—Este es el momento que muchos de nosotros esperábamos con ansias y que al mismo tiempo nos aterraba. Hoy se cierra con broche de oro una etapa en nuestras vidas, sin embargo, al menos para mí, es más adecuado usar la palabra «continuar». Hoy no termina ninguna etapa, más bien hoy se nos abren las puertas para poder continuar nuestro camino.

Comienza bastante seguro, va mejor de lo que creí. Así no es divertido.

Near es un estudiante modelo y es bueno en muchas cosas, sin embargo conectar con la gente no es una de ellas. Toda esa palabrería emotiva y motivacional no es algo que saldría de él, a menos que… ¡Pero claro! A decir verdad es obvio. Miro de reojo a Linda la cual está bastante atenta a las palabras de su nuevo galán. Todo me ha quedado claro. Es ella quien debió haber escrito el discurso.

El enano sigue hablando y hablando, yo me distraigo preguntándome cómo se sentirá Matt de saber que ahora su exnovia está con el tipo con el que le metió los cuernos. Debería sentirse miserable mas no se ve así. No alcanzo a verlo muy bien pero luce más tranquilo de lo que se supone debería ser. Esa es una prueba más de que al final no se amaban tanto y toda esa mierda de cursilería sentimental es una vil mentira; ni ellos duraron para siempre y ninguno se desvive por el amor del otro.

—… Es momento de demostrarle al mundo y a nosotros mismos nuestras habilidades, vamos a dejarle claro a cuanta persona se cruce en nuestro camino de lo que somos capaces de hacer…

El discurso no está mal pero la voz de Near es tan aburrida que no logra transmitir nada, al menos no a mí. Igual es porque le tengo mala fe.

El discurso termina con una frase llegadora que conmueve a los asistentes. Todos se levantan a hacer una ovación de pie. Para mí esa frase fue taaaan inspiradora que ya la olvidé. Por su parte Near solo agradece y vuelve a tomar asiento.

Terminado eso Roger vuelve a hacer acto de presencia, por suerte ahora su discurso es corto y solo nos da una escueta despedida. ¡Al fin! Mis compañeros comienzan a disiparse para reunirse con sus familias. Distingo a los que me interesan: los Lynch, el padre de la hippie, la hermana sexy y el cuñado de Mello, los padres de Matt —y los dos, alguien recibió un buen regalo—. Fuera de ellos los demás salen sobrando.

Near y yo nos reunimos con Ele, apuesto que ya ruega por irse para comer del pastel que compró para celebrar nuestra graduación y, como Near no comerá, habrá más para nosotros. Este es un verdadero regalo.

—Bueno, es momento de irnos… —De un momento a otro la mirada de Ele se enfoca en lo que sea que esté detrás de nosotros.

Me giro para encontrarme con el profesor Yagami. No sé si Ele iba a agregar algo más, de todas maneras fue interrumpido por él. Yo estaba tan emocionado con eso de que por fin podríamos irnos que no me di cuenta que Yagami seguía ejerciendo su labor como docente, ofreciéndonos a cada uno algunas palabras de aliento o qué sé yo, al menos es lo que supongo que debe estar haciendo.

—Solo pasaba a despedirme de ustedes. —Yagami nos mira a Near y a mí. Es extraño. Por más buen estudiante que Near fuera no creo que le agradara del todo, y yo menos que él.

Asiento, Near igual lo hace. Yo no tengo nada que agregar y parece que el enano tampoco. Aunque…

—Nos vemos, profesor Yagami. Por favor, despídame del profesor Mikami también. —Joder, no he podido resistirme. Tengo que aprovechar. Ya no soy estudiante de Wammy’s y quizá ya no lo vuelva a ver —. Se lo pido a usted porque sé lo cercanos que son. Vamos, a estas alturas no vale la pena apenarse. Todos lo sabíamos, ¿verdad, Near? —El enano no me respalda.

Yagami no se inmuta, sin embargo, por la forma en que me mira, sé que está irritado. Trato de contener una carcajada.

—Lo haré, Beyond. —Sigue siendo diplomático —. Adiós, chicos.

—Nos vemos, Light. —Me sorprende que sea Ele quien conteste.

El profesor solo da la media vuelta. Lo sigo con la mirada hasta que se reúne con su familia, después de todo su hermana menor también se ha graduado.

Nosotros nos dirigimos a la salida, ya no tiene sentido que sigamos ahí. Vamos hacia el auto de Ele; Near toma el lugar del copiloto y yo voy en el asiento trasero. Antes de que Ele encienda el auto, le pregunto:

—¿De dónde conoces a Yagami?

—Amigos en común —menciona con simpleza —. Andando.

Me coloco el cinturón de seguridad. Quiero ir a comer ese pastel y también necesito prepararme para el festejo que todos estamos esperando: la verdadera graduación.

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Ninguno de mis compañeros escatimó en gastos para organizar la fiesta de graduación. Es una fiesta extraoficial a la escuela, los mismos estudiantes son los encargados de comprar lo necesario y poner un lugar; en mi caso solo tuve que pagar una cooperación y del resto se encargaron los otros. Yo solo me limito a asistir.

Como Ele todavía no me levanta el castigo por lo de la última fiesta que ofrecí, no pude ofrecer mi casa como punto de reunión. Por suerte los padres de uno de mis compañeros —o excompañeros, no tengo ni idea de cómo nombrarlos ahora— tienen una casa de campo a las afueras de la ciudad. Él los convenció de permitirnos hacer nuestro convivio ahí y se agradece que los señores sean tan ingenuos como para tragarse el cuento de que todo será tranquilo. Vamos, el lugar está muy lejos de nuestras casas, habrá alcohol y no contaremos con ninguna vigilancia, lo que significa que podemos desinhibirnos todo lo que queramos.

La casa no es muy grande pero sí lo bastante espaciosa como para diez y algo estudiantes y todos los colados que habrá; es de dos plantas y paredes y pisos de madera; los ventanales de vidrio permiten ver el interior de la casa desde varios ángulos y el anfitrión únicamente nos pide que tengamos cuidado con eso. Perfecto, solo hay una regla y es fácil de recordar.

Hay música, comida, postres, bebidas, sobre todo bebidas, solo espero que sean de buena calidad; para la última reunión que organicé los idiotas de la licorería me vendieron dos cajas con alcohol adulterado. Creo que más de uno tuvo alguna secuela; por suerte, para mí, ninguna tan grave. Ahora que lo pienso esa debe ser la razón por la que nadie confía en mí, por esa y muchas otras cosas.

Decido confiar en lo que han comprado y me sirvo una generosa cantidad de whisky en un vaso de plástico. Bebo un trago al instante, quiero alcoholizarme pronto y también quiero que los demás lo hagan. Quiero tener suerte. Tengo un tiempo considerable sin follar y la abstinencia ya me está cobrando factura. Juro por Buda, Mephistopheles, Alá, Lucifer o quien sea que estoy dispuesto a acostarme con la primera persona ebria que vea.

Mi última vez fue con Alexander y, aunque estuvo bien, no fue lo bastante memorable como me hubiera gustado. Me encantaría darle una verdadera despedida, es una lástima que el idiota no viniera. Ahora es un santurrón. Por eso lo vuelvo a reiterar: fornicaré el primer agujero que esté de modo. Sea un chico, una chica, dos al mismo tiempo, da igual. Estoy bastante caliente.  

Todos se encuentran muy metidos en sus asuntos; unos demasiado ebrios como para tratar algo y otros con parejas ya establecidas. No tengo cabida y tampoco hay alguien con quien me interese charlar para matar el rato. Sería entretenido molestar a Near pero tampoco vino; él es un asocial y aparte, casi puedo apostarlo, debió llevar a la hippie a algún lugar caro para impresionarla y caiga más rápido a sus pies. No debería burlarme, tal vez el enano sí consiga follar.

Pienso en Matt en ese momento y, casi como si lo invocara, hace su entrada triunfal junto a Mello. Se dirigen a la mesa de los bocadillos y ahí se entretienen un rato. Vienen juntos, ninguno va a entretenerme, prefiero ignorarlos y terminarme el whisky que me he servido. Sé que sí me embriago la pasaré mejor.

Y es justo así. Con unas copas de más creo que a todo el mundo le caigo bien; charlo con mis compañeros —excompañeros— y con los desconocidos. Agradezco haberlo hecho ya que uno de los colados me ofrece un poco de hierba por una módica cantidad; aprovecho su mal estado para no pagarle también le pido prestado su encendedor mientras él se termina el que está fumando, y es tan amable que incluso me lo regala; no sé si serán efectos del alcohol, las drogas o las dos cosas, eso no evita que me sienta afortunado. Y que piense que es un idiota.

Antes de volver a probar suerte con alguien voy a fumarme la hierba. Al contrario del imbécil de mi proveedor, yo necesito estar en un lugar tranquilo para poder relajarme, por eso prefiero salir que quedarme junto a todas esas personas contorsionándose, supuestamente bailando al ritmo de la música. Quiero escuchar mis propios pensamientos al menos por cinco minutos.

Como puedo atravieso todo el gentío. Me dirijo hacia un ventanal, de ahí puedo ver el patio; por suerte hay una puerta corrediza y no tengo que rodear o algo parecido. El patio no es muy grande, el bosque lo delimita a unas cuantas yardas cuadradas, aun así hay espacio para un juego de jardín y un cobertizo para herramientas, y también hay una que otra lámpara.

Como no quiero que nadie se dé cuenta que estoy aquí afuera, me dirijo hacia el bosque. No voy a adentrarme completamente, solo quiero ocultarme de ojos curiosos. Llego hasta un árbol y me recargo en la corteza, es un buen lugar de descanso; el bullicio de la gente apenas se escucha y la luz de la luna y del alumbrado ilumina lo suficiente. Saco el porro de mi bolsillo y lo pongo en mis labios, necesito una calada.

Cuando estoy por encender la punta, escucho risas aproximarse. Ambas son igual de gruesas, ninguna femenina. Vuelvo a guardar el porro en mi bolsillo y me pego aún más al árbol; trato de distinguir a las oportunas personas que han venido a hacerme compañía. Efectivamente son dos chicos y, para mi sorpresa —que no es tan sorprendente—, se tratan de Matt y Mello. No habría tenido nada de raro de no ser porque Matt estampó a Mello en uno de los árboles y comenzaron a comerse a besos

Es sorprendente a pesar de que sé que no se trata del descubrimiento del siglo, a decir verdad lo veía venir. Ellos son del tipo de amigos que se ven demasiado cercanos, y repito, demasiado cercanos. Siempre hubo ciertos indicios: las miradas en el salón, tantas pijamadas juntos, el que se brindaran tanto apoyo de una manera tan desmedida, etcétera, etcétera, etcétera. Eso explica porque ni Alex ni yo volvimos a tener cabida en su burbuja.

Me veo tentado a salir y romper su momento, apuesto a que su expresión sería épica, no obstante ellos están tan entrados que de seguro ni me notarían. Termino por no hacerlo; no por culpa, oh no, claro que no, solo estoy reconociendo que el espectáculo que ofrecen es espectacular.

Comienzan a tironear la ropa del contrario; Matt le quita la chaqueta a Mello y este lo despoja de su sudadera para después enredar los dedos en su cabello. El ángulo de donde los alcanzo a ver no es muy bueno así que trato de asomarme un poco más. Muevo un tanto más la cabeza y logro distinguirlos mejor; aprecio sus rostros de perfil y el cómo se besan con hambre. ¿Estarán conscientes o tan solo ebrios? Ni idea, pero la tensión sexual acumulada ha explotado. Siempre pasa así.

De Mello puedo decir poco, sin embargo Matt siempre ha sido bastante fácil de leer. Sé que Mello algo tuvo que haberle despertado para que ahora esté haciendo esta clase de cosas con él. Matt no sabe tener affairs, no se besaría con cualquier persona que ha conocido en una fiesta solo porque el alcohol lo ha calentado; él es más bien la clase de chico que es capaz de llamarle a su conquista de una noche para saber si llegó bien a casa, y eso en el caso hipotético, y muy improbable, de que llegara a ligar. Así de imbécil puede llegar a ser. 

Mello no solo le alborota la cabeza del pene, también la otra, y eso explica perfectamente cómo es qué ha sobrellevado de tan buena manera su ruptura con la hippie come pasto que ya es como si fuera cuñada mía.

Matt dejó de ser el perro fiel de Linda y ahora tiene nuevo dueño.

Por su parte ellos siguen con los besos, me decepciona que no lleguen a más. No pasan de mordidas en el cuello y restregar sus entrepiernas entre sí. Me emociono un poco cuando Mello invierte los roles y toma a Matt por los hombros para ahora estamparlo en el árbol. Era de esperarse, Matt no se ve como un tipo que sea capaz de meterla.

—Te digo que eres un salvaje… —logro escuchar decir a Matt. Agrega algo más pero eso no alcanza a llegar a mis oídos.

—¿No me dijiste una vez que así era cómo te gustaba? —La voz de Mello se escucha ronca. Mierda. Es incluso hasta sexy.

—Cállate y sigue en lo tuyo. —Se escucha demandante. ¿Ese es Matt? —. Solo me emocionas y no haces nada. Eres solo…

Lo calla con un beso y Matt, tan marica como supuse que era, toma el rostro de Mello entre sus amnos. Lástima que eso no logra satisfacer mi deseo voyerista. Son demasiado vainilla. ¿Cuándo mierda le va meter tan siquiera los dedos en el ano?

Llega un punto en que la emoción se desvanece por completo, diría yo que adquiere una atmósfera romántica. Sí, continúan besándose y tocándose, no obstante se miran a los ojos de vez en vez y se sonríen como idiotas. Esto era lo que faltaba, la cereza del pastel: que este par de imbéciles realmente fueran tan maricas como para estar enamorados.

Ha sido decepcionante. Esperaba más. La escena no amerito que me la jalara.

—… Me gustas. —Matt dice entre besos —. De verdad lo haces.

—Tú también, sabes. —A pesar de la atmósfera romántica, Mello es más seco.

Menudo par de homosexuales.

Como no me interesa escuchar más de esa conversación tan cursi, comienzo a alejarme lentamente. Tenía razón, están tan entrados, ahora en su atmósfera cursi y aún más marica, que ni siquiera debieron darse cuenta de que los estaba viendo.

Apenas me salgo del bosque alcanzo a escuchar jadeos. Mierda, ¿y si ahora sí están a punto de follar? Me veo tentado en volver, aunque menos, sigo caliente. Para mi puta mala suerte el plan se me cancela cuando distingo la figura de alguien. Se trata de una chica. Se acerca a paso apresurado mas se detiene a una distancia prudente de mí. Alcanzo a distinguir que se trata de Sayu. Así que la Yagami menor sí asistió.

—Beyond… —pronuncia mi nombre de manera titubeante.

Creo que conocerme le da cierta confianza. Comienza a acercarse todavía más hacia mí, tambalea un poco, de seguro ha bebido. Usualmente ella pasa de mí aunque con algo de alcohol en las venas hasta podría llegar a apreciar mi compañía.

—¿A qué debo el honor? —pregunto cuando la tengo enfrente.

—Beyond Birthday, justo a ti no te estaba buscando. Pero contéstame: ¿has visto a Mello? Yo… yo debo… yo debo hablar con él.

Apenas puede articular frases coherentes y enfocarme con la mirada, lo que me confirma que sí está ebria. También deduzco que alguien buscaba reconciliación o al menos una buena revolcada; viene más arreglada de lo usual, maquillada y bien peinada, y ese vestido amarillo tiene el largo perfecto, dejando lo suficiente a la imaginación.

Lástima que Mello ahora esté siendo homosexual.

—Mira que se me ha salido del bolsillo —respondo, encogiéndome de hombros.

—Hablo muy, muy pero muy en serio, Birthday. No estoy para tus bromitas. —La lengua se le traba y me parece bastante gracioso. Siento que sí me rio, va a enojarse.

—Pues no lo he visto, Yagami. No soy su niñera como para estarlo vigilando.

—Son amigos, ¿no? —menciona de mala gana.

—Estás atrasada de noticias, preciosa.

—Ayúdame a buscarlo —continúa, sin importarle lo que diga —. Debo hablar seriamente con él y decirle que tiene que volver conmigo, que tiene que quererme sí o sí.

—No creo que el asunto funcione así, sabes.

—O vuelve conmigo o se atiene a las consecuencias. —Vuelve a interrumpirme, otra vez ignorándome por completo.

—La verdad me tienen sin cuidado las consecuencias. Por mí, ustedes hagan lo que les plazca.

Es evidente que se ha molestado. Y yo no voy a disculparme. Por suerte ella lo sabe y no me dice nada más.

Vuelve a ignorarme por completo y a retomar su caminata hacia el bosque, no obstante me interpongo en su trayecto por inercia. Tan solo quiero hacerla enfadar. Trata de avanzar por el lado izquierdo, después por el derecho y yo continúo sin permitírselo. Sayu alza una ceja, después de todo ella no es tan tonta.

—¿Está en el bosque, verdad? —Ahora está fúrica. Es demasiado voluble mas no logro descifrar si es a causa del alcohol o es parte de su personalidad —. Está con él, ¿verdad? ¿Los estás encubriendo?

Yo lo hacía por diversión, esto no tiene que ver con otra cosa. Aun así entiendo, en parte, a lo que se refiere.

—No entiendo de qué estás hablando —me hago el desentendido para que se explique.

—¿Está con el imbécil de Matt, cierto? ¿Están follando, eh? Yo ya lo sé, no finjas conmigo, ¡yo los descubrí! —No sé si se encuentran follando o no, también estoy con la incertidumbre —. Sé que se entienden, que son gays de closet como tú dirías… no, tú dirías algo más hiriente. ¡Pero eso es lo que ellos son! —comienza a reírse luego de decir eso. Actúa como toda una chica despechada —. ¿Pero sabes qué? Yo me voy a encargar de que todo el mundo se entere. ¡Todos van a saber lo que hay entre ellos dos!

Despechada y con el corazón roto, la peor combinación. Compadezco al pobre de Mello. Para la próxima debe escoger con más cautela la vagina que va a tirarse.

Me da todo un discurso acerca de porque ella es mejor que Matt. Su argumento se sostiene en que ella tiene más agujeros y tetas. También mete a Linda en el asunto, compadeciéndola porque su primer amor folla anos. Finjo escucharla, no vale la pena ponerle tanta atención; está ebria y ni siquiera me interesa saber cómo es qué ella se enteró antes que yo de lo que hay entre Mello y Matt.

Cuando vuelve a tratar de avanzar la tomo por el brazo. No soy un buen amigo, nunca me he considerado uno y admito que podría ser divertido todo el escándalo que puede armarse, sin embargo, a esta distancia, Sayu Yagami me parece atractiva, tan atractiva como nunca antes me había parecido. Debe ser por el alcohol, también estoy algo tomado. Y no voy a dejar que se me escape.

Tiro de ella para acercarla hacia mí. Rodeo su cuerpo en un abrazo, posando las manos en su trasero; supongo que por el shock ella no se ha alejado. Viéndola más de cerca entiendo por qué a Mello le gustaba; es guapa, no está dentro de mis estándares pero debo reconocer que tiene lo suyo, aparte ese vestido le hace lucir más las piernas y con ese escote se le ven más grandes las tetas.

Sayu también permanece un rato mirándome, debe estarme evaluando por igual. Sin previo aviso pega su cuerpo al mío todavía más. Creo que pasé los estándares necesarios en su ebria mente. Antes de que se arrepienta, la tomo por el cabello para acercar su rostro y poder besarla.

—Quiero que Mello nos vea, que vea de lo que se perdió —murmura cuando nos separamos un poco. Solo quiero que se calle y me deje continuar.

Vuelvo a besarla para que pare de hablar. Quiero disfrutar del momento lo más que pueda. Joder, voy a follar después de un tiempo considerable y a nadie más y nadie menos que a Sayu, la ex de un amigo y la hermana del profesor más odioso que me he topado.

Le alzo el vestido para poder acariciar sus muslos. Mierda, necesito un lugar donde recargarla. No tenemos tiempo para entrar de nuevo a la casa y buscar un lugar solo así que me veo orillado a improvisar. Doy un vistazo rápido a mi alrededor. El bosque, el juego de jardín, el piso, el cobertizo… ¡Por supuesto! El cobertizo es el lugar elegido.

Me separo de ella y la guio al cobertizo. La muy ingenua sigue farfullando idioteces como que esta es su venganza y le va a dar a Mello donde más le duele. Hago oídos sordos. No me interesa, a Mello menos. Cuando estamos dentro no cierro la puerta, solo la dejo emparejada para que al menos algo de luz alcance a entrar. Vuelvo a besar a Sayu y esta parece derretirse entre mis brazos. Se calienta al instante.

Ella no se cohíbe al desabrocharme los pantalones; yo no pierdo el tiempo y me apresuro despejar la mesa que esta frente a nosotros, arrojando todo al suelo sin el menor cuidado. Procedo a alzarle el vestido y a quitarle las bragas para después tomarla por los muslos y sentarla en la superficie. Rápidamente meto mi mano debajo de su falda y tanteo qué tan húmeda está.

Sayu comienza a gemir en mi oído. Nombra otra vez a Mello pero eso ni siquiera logra inmutarme. En quién esté pensando me da igual, solo quiero metérsela. Antes de que se ponga cursi me apresuro a ponerme un preservativo —siempre cargo uno en mi cartera porque las mujeres sí se embarazan— y sin más tiempo que perder comienzo a penetrarla.

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Apenas salgo de ella me quito el condón y lo aviento lejos; Sayu solo permanece mirándome mientras trata de normalizar su respiración. Cuando lo logra lo primero que hace es empujarme. Ya se le debió haber pasado la adrenalina y tal vez hasta el efecto del alcohol.

Se baja de la mesa y las piernas le tiemblan un poco pero logra sostenerse. Comienza a acomodarse el vestido a la vez que busca algo con la mirada.  

Decido darle su espacio. Quiero fumar. Justo en ese momento recuerdo que tengo un porro en el bolsillo de mi pantalón. Comienzo a buscar rápidamente y cuando lo encuentro me lo pongo en la boca al instante; también tanteo el encendedor.

Cuando está listo doy una larga calada; retengo el aire y lo exhalo lentamente. Sayu arruga la nariz cuando le llega el olor.

—Eres asqueroso.

—No pensabas eso hace menos de cinco minutos —le sonrío. Ella hace una mueca.

—Que te quede claro que esto es lo más estúpido que he hecho en mi vida.

—Yo también te recordaré con amor —me burlo, es imposible no hacerlo. Su expresión es lo mejor —. Serás mi gatita asiática favorita.

Sayu no me contesta nada. Continúa buscando en el suelo y, como ya no quiero hacerla sufrir más, me agacho para recoger sus bragas. Sabía dónde estaban, después de todo yo se las quité.

—Ten, preciosa. —Me las arrebata de mala gana. Es una mal agradecida —. Por cierto, ahora que ya estamos en un nivel mucho más íntimo de confianza, ¿me dirás a qué te referías con eso de Mello? Ya sabes, acerca de que lo descubriste y te vas a vengar, toda esa mierda que me soltaste hace rato.

—No es nada que sea de tu incumbencia —termina de arreglarse. Todavía me parece atractiva, con gusto me aventaría otra ronda.

Doy otra calada al porro. Sayu se acerca a la puerta. Primero se asoma para cerciorarse de que nadie esté cerca. Yo me siento confiado, todos deben estar muy metidos en sus asuntos, además a mí me tiene sin cuidado si nos ven juntos o no.

—Beyond —enfoco mi atención en ella a la vez que comienzo a soltar el humo lentamente —. Sé que será demasiado para ti pero, por favor, no le digas a nadie.

—Querrás decir «no le digas a Mello», ¿o me equivoco? —Su silencio me dice todo —. Pues no prometo nada —suelto para hacerla enojar.

—No me amenaces.

—No lo estoy haciendo, tú estás paranoica —me retiro el porro de los labios para poder hablar mejor —. Pero ahora que lo pienso, creo que debería decirle. Digo, fuimos amigos, ¡y tenemos tanto en común! Me acabo de tirar a su juguete.

—No sé por qué me desgasto en hablar contigo.

Yo tampoco lo sé. Aunque le contara a Mello, lo más seguro es que le tenga sin cuidado. Sayu solo fue para pasar el rato. Y basándome en lo que vi, él debe estar muy concentrado en Matt. La pobre solo sale sobrando. Ilusa.

Antes de que salga del cobertizo, la llamo. Se gira rápidamente, cree que va a poder negociar.

Guardo silencio unos segundos para ponerle más emoción al asunto.

—Por cierto, ¿con cuántos chicos has estado? —No puedo seguir aparentando seriedad y me suelto a reír.

—¡Eres un imbécil! —me grita, furiosa, y sale dando un portazo.

Ha sido una forma fantástica de ponerle fin a mi etapa de preparatoria.

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Lo primero que hago al despertarme al día siguiente es tomar mi celular de la cómoda. Miro la hora, ya es más de medio día, ya es una hora prudente.

Abro what’s app y busco hasta el final del mi lista el contacto de Alexander. Hace bastante tiempo que no hablamos. Tiene como imagen de perfil una foto con su nuevo amor de la vida. No me causa nada en especial ver esa foto, excepto un poco de alivio quizá; si puedo verla significa que no me ha bloqueado.

Me meto al chat y comienzo a escribir.

«Hey!».

Me sale que está en línea y el muy idiota no me contesta. Me está ignorando. Vuelvo a mandar otro saludo y obtengo el mismo resultado.

«Hola!».

«Estoy viendo que estás conectado».

«No me ignores».

«Jooooodeeeer!»

«Maricón!!!!»

«Bloody shit!».

De esta manera no llegaré a ningún lado. Necesito ser más radical.

«Sabías que Mello y Matt son novios???»

Touché. Me salen las palomas azules en todos lo mensajes y me fijo que Alexander se encuentra escribiendo.

Es imposible ignorarme.

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Notas finales:

¡Hola!

Lo sé, he tardado un montón; también sé que a este paso mis promesas de terminar el fic están quedando al aire. Sin embargo mis ocupaciones no me permiten sentarme a escribir tranquilamente.

No busco hacerme la víctima pero este tiempo ha sido bastante pesado. Estoy cursando mi último semestre antes de mi residencia profesional, tengo qué pensar en qué lugar voy a hacerla y aparte está todo el asunto de mi futura titulación. Y, por si fuera poco, también todo lo que acarrea el semestre en sí.

Por todo eso no prometo actualizar pronto, lo más seguro es que lo haré hasta que tenga un respiro: hasta las vacaciones navideñas :3

Así que nos leemos hasta diciembre. Espero toda su comprensión.

¡Muchas gracias por leer!


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