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Drama Queen por Ellie77

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Notas del capitulo:

Death Note pertenece a Tsugumi Oba y a Takeshi Obata

¡Hola!

Y estoy de vuelta… después de… ¿un mes? Si es así, Dios, realmente no merezco ni vivir (?).

Gracias a / stefy22 / HakudiNN / Kazumi Yagami / por sus reviews :3

Advertencias: AU. Lenguaje vulgar. Contenido heterosexual. OoC. Presencia de OC’s

Sin más que agregar, ¡a leer!

Drama Queen—

 

Capítulo 7:

Dude, el olor a cigarrillo

.

.

Cada día me rompo a mí mismo

No quiero seguir luchando solo

Sácame de la prisión de mi propio orgullo

 

On My Own Ashes Remain

 

.

.

—¿Qué harás cuando salgas de Wammy’s House?

No suelo ser una persona que se enfoque demasiado en el futuro pero admito que es algo que me causa curiosidad. Mas cuando veo que Matt ni siquiera se ha dignado a ponerle pausa a su videojuego portátil, me doy cuenta que soy el único en mi habitación que algo de importancia le da a todo este asunto.

—No lo sé —admite luego de unos segundos —. No me complico, sabes.

—¿De verdad no tienes ninguna aspiración?

Sin dejar de mirar su aparato, Matt se encoge de hombros.

—En lo único que soy verdaderamente bueno es en cuestiones informáticas, supongo que algo haré con eso.

—¿Has pensado siquiera a que universidad irás?

—No. Pero es todavía demasiado pronto para preocuparnos por ello.

—Ya estamos en diciembre. Este semestre técnicamente ya lo acabamos.

—¿Y?

—¡Qué solo te queda un puto semestre para decidir qué hacer con tu mierda de vida, idiota!

 

A pesar de que lanzarle el libro con el que estoy estudiando, un cojín o una lámpara es una idea atractiva, reprimo la rabieta. Suelto un chasquido y dejo el libro de lado y del cajón de la cómoda saco una de las tantas barras de chocolate que tengo de reserva.

Lo veo hacer unas cuantas cosas en su aparatejo para después guardarlo en el bolsillo de su pantalón. En ese momento por fin tengo su atención. Se levanta del suelo y se gira a verme, sonriéndome de una forma algo tonta. Siento el peso de la cama variar cuando se sienta al borde de esta.

—Ya pareces mi mamá o Linda con tanta insistencia en el tema. Yo sabré qué hacer —brama de forma despreocupada y solo atino a rodar los ojos —. Pero admito que me gusta que te preocupes por mí.

Rio de forma demasiado exagerada y fingida para lanzarle —por fin— uno de los cojines de la cama. Sus reflejos son tan malos que no puede esquivarlo por lo que le da de lleno en el rostro. Es ahí cuando carcajeo de forma sincera.

—No te emociones, solo pregunté por hacer conversación.

Matt esta vez me avienta el cojín, sin embargo yo sí logro atraparlo en el aire. Antes de que Matt vuelva a ser absorbido por su mierda de aparato, ataco con otra pregunta.

—Supongo que como tú eres un romántico empedernido irás a donde Linda vaya, ¿verdad?

—Quizá. —Se rasca la nariz un poco y solo se recuesta en mi cama; lo observo, alzando una ceja —. Linda ya sabe lo que quiere; irá a una universidad de artes o algo así que está en Londres, y supongo también terminaré yendo a la capital a estudiar. Elsa siempre dice que quiere que logre algo «grande». —Se levanta de la cama y lo veo acercarse a su mochila. Saca una cajetilla de cigarrillos y un encendedor —. ¿Puedo?

Detesto que fume y más cerca de mí, mas no soy quien para prohibírselo. Prefiero sea tabaco a la mierda que tenía Beyond aquella vez.

—Hazlo cerca de la ventana, para que no se encierre el olor. ¡Y no dejes ninguna evidencia!

Matt asiente, restándole importancia. Abre la ventana y corre las cortinas un poco para después poner el cigarro en la boca y encenderlo. Comienza a inhalar y a exhalar el humo. A pesar de estar alejado de mí, alcanzo a sentir el olor; arrugo la nariz y me concentro en el chocolate.

—Así que también planeas seguir con tu relación. —Matt solo asiente, mirando hacia afuera; aunque casi puedo imaginarme su boba expresión de idiota enamorado —. ¿Qué tiene Linda que no tenga ninguna otra persona?

Sí, eso siempre me ha causado demasiada curiosidad. Es que sigue sin parecerme normal que una persona dure tanto junto a otra por algo tan idiota como seguir enamorado de ella. Es ridículo, absurdo y no me parece real, admito. ¿Será por sexo? Cuando estás en una relación siempre tienes con quien follar; apuesto que se trata de eso.

Matt se quita el cigarro de la boca y voltea a verme un tanto sorprendido. Suelta un suspiro para después volver a su tarea de fumar.

—Es bonita, amable, tiene buenas tetas —Vuelve a inhalar humo y esta vez lo exhala por la nariz —, y también me ha apoyado y ha estado para mí todos estos años. Son demasiadas cosas que he compartido con ella.

—¿Solo has estado con Linda?

Matt suelta el cigarrillo y este cae fuera de la ventana. Comienza a toser, ahogándose con el humo, y sus mejillas y orejas comienzan a colorearse de un tono rosa intenso. Balbucea cosas incoherentes, se rasca la nariz; todo eso sin atreverse a dirigirme la mirada.

—Bueno, yo… es un tema muy… privado… y… este…

Yo me refería a si era la única novia formal que había tenido, aunque… me ha dado entender otra cosa bastante interesante. Me acerco hasta donde él ignorando el pésimo aroma que desprende.

—Entonces solo has tenido sexo con Linda. —No pregunto, afirmo.

—Bueno… sí.

Por alguna razón suelto una risa. No es como si fuera algo vergonzoso pero su reacción ha sido tan cómica que no puedo evitarlo. Matt se apena más; su sonrojo se vuelve todavía más notable. Se levanta del borde de la ventana y de un momento a otro siento que me ha lanzado un cojín con demasiada fuerza que hasta me duele un poco.

—Es la chica con la que me nació hacerlo. Además no me gusta ver a las mujeres solo como una especie de pasatiempo para idear cómo llevármelas a la cama. Yo no soy Alex.

—¿Y quién te ha pedido explicaciones? Está bien, te lo respeto.

—Lo hiciste ver cómo algo malo.

—No es malo, solo… raro.

—A ver, ¿con cuántas chicas has estado tú?

—Cuatro.

Dos sí fueron mis novias, aunque por pocos meses y sin llegar a algo formal; ni siquiera llegué a hablarle de ellas a mi madre, menos presentarlas. Otra fue una aventura de borrachera y otra una relación de amigos con derecho. No me complico.

Jamás he querido tanto a alguien fuera de mi madre y Halle —sí, la amo a pesar de todo—. Amar a una persona ajena a tu familia me parece algo intenso, quizá admirable pero tonto a la vez. Me agrada esa lealtad y fidelidad desmedida en Matt así  como pienso que es un estúpido por tener a alguien tan clavado en el pecho. ¿Qué tal si termina con ella? ¿Y si Linda llegara a hacerle algo? No puedo ni imaginarme que sucedería con Matt si eso sucediera. Es un idiota por creer que todo siempre seguirá como lo es ahora. Yo mejor que nadie sé que la vida puede dar giros inesperados de un momento a otro.

¿Y si a Matt…?

Es ahí cuando me doy cuenta de que comienzo a preocuparme demasiado por él.  Y por cosas así, sé que de verdad Matt se ha convertido en mi amigo, en el más cercano que tengo en Winchester y tal vez el único verdadero que he tenido en toda mi vida. Sí, eso justifica tanta preocupación.

—Bien por ti. —Matt comenta sin ningún rastro de emoción. Curioso; la mayoría se sorprende de que un tipo haya llegado a follar con cuatro chicas antes de los dieciocho —. Pero me quedo con mi «método».

Ya no parece molesto ni avergonzado y el ambiente se ha liberado por fin de todo tema referente a sexo. Aun así sigo temiendo por él y por ese punto tan débil que tiene. En ese instante decido proteger a Matt de su propia ingenuidad.

 

Antes de llegar a vivir a Winchester, Giovanni nos había explicado a Halle y a mí un poco acerca de cómo es la vida en Inglaterra; no le presté demasiada atención pero lo que sí se me quedó bien grabado fue cuando mencionó el colegio dónde estudiaría y que la temporada invernal era bastante cruda. Ya sabía un poco a qué atenerme, pero nunca me hubiera imaginado que fuese a sentir tanto frío desde los primeros días de diciembre.

Puto diciembre y puto clima gélido de este puto país. No entiendo cómo es que los ingleses pueden soportarlo como si nada. Tampoco es como si fuera una persona demasiado friolenta pero esto llega a superarme, incluso Halle lleva días poniéndose ese grueso suéter verde olivo que le tejió mi mamá hace dos años; ella nunca se lo pone a menos que la temperatura sea realmente demasiado baja. Esta vez todo está justificado: ¡pareciera que nevará dentro de la casa!

Lo peor de este domingo es que no podré quedarme en cama arropado con las tres cobijas que ya le he puesto a mi cama. Acordé con Matt desde el miércoles que lo acompañaría a no sé qué mierda de lugar. Cancelaría la salida pero de igual forma siento que puede ayudar a distraerme del odioso clima, y aparte no es como si quisiera permanecer todo el día junto a Halle y Giovanni, y mucho menos oírlos durante su «domingo en pareja».

Me levanto de un tirón y tan rápido como puedo me encierro en el baño. Habiendo acabado de mear, salgo y de inmediato me coloco las primeras prendas que encuentro en el closet. Me veo obligado a usar playera de manga larga y un suéter debajo de la chamarra de cuero, además de una bufanda; los guantes tampoco pudieron faltar. Lamentablemente, ni con todo eso encima puedo entrar en calor.

Bajo hacia la sala y me dirijo al comedor a tomar algo. Como es el día libre de la mucama, Giovanni está preparando algo para desayunar mientras Halle lee el periódico; no puedo evitar que eso me haga reír. Giovanni bien podría pasar como la esposa de la relación mientras Halle es quien siempre lleva los pantalones en la mayoría de los aspectos, sí, en la mayoría, aún no se me olvida que ella cedió ante él para venir a vivir a este lugar.

—¿A dónde vas? —me pregunta Halle apenas pongo un pie en el comedor. Deja el periódico de lado y enfoca sus ojos en mí. No lleva maquillaje, al menos no tan cargado, sin embargo para mí siempre se ve bonita. Se parece mucho a mamá.

—Al menos deséame los buenos días, ¿no? —digo a modo de juego. Sé que no lograré cabrearla pero nunca me daré por vencido.

—Buenos días, Mello. Ahora dime, ¿a dónde vas?

Giovanni en ese momento sirve el desayuno que consta en huevos con tocino y algunas rebanadas de pan. Halle se enfoca en servirse mientras yo prosigo.

—Saldré con Matt.

Halle sigue como si nada. Mencionar a Matt y que iré a algún lugar con él se volvió tan cotidiano que incluso ya no me pregunta a dónde iré. De igual forma Giovanni ya no hace comentarios respecto a eso; desde la primera vez que Matt se quedó en esta casa lo catalogó como una «buena influencia». Aunque por mí, Giovanni puede meterse sus opiniones por el culo.

Giovanni deja la jarra de jugo y algunos vasos en la mesa, de igual forma trae otro plato pero niego con la cabeza antes de que lo coloque.

—Voy a desayunar fuera.

—¿Seguro? —me reitera. Asiento —. Al menos tómate el jugo.

—Seguro —le respondo, desganado. Siento la mala mirada de Halle pero decido ignorarla —. Llegaré tarde así que pueden pasar este día cómo quieran. No se preocupen, llamaré antes de llegar, no quiero llevarme sorpresas.

Las mejillas de Giovanni se tiñen ligeramente de rosa. Sonrió de medio lado y solo me acomodo mejor la bufanda para salir. Por cuestiones de clima decido tomar el autobús en lugar de utilizar la motocicleta, de cualquier forma a Matt también le hace falta caminar un poco.

 

En cuanto llego al café en donde habíamos acordado vernos, no puedo evitar abrir los ojos por la sorpresa.

Matt se encuentra ahí llevando únicamente una ligera playera a rayas y un chaleco que mucho no ha de calentar. El problema no es su ropa tan ligera ni sus marcadas ojeras bajo sus ojos —el maldito se desveló con sus estúpidos videojuegos, lo sé—, ni siquiera que a su lado está la siempre sonriente y amable Linda, no, ese no es el problema. El problema es la presencia de Sayu Yagami también compartiendo nuestra mesa.

—Hey, Mello.

Matt alza un poco la mano para indicarme donde está, gesto que tampoco hacía mucha falta. Solo me acerco hasta donde ellos y tomo asiento en el único lugar libre que queda: el que está justo a Sayu.

—¿Pero dónde cayó la nevada? —comenta Matt en tono burlón. Linda ríe por el chiste y Sayu también suelta una ligera risa. Refunfuño y me sacó la bufanda. Sigo muriéndome de frío pero no seré el blanco de burlas de nadie.

—Espero que no te moleste el pequeño cambio de planes. —Linda alza la voz y me enfoco en ella, se ve un tanto apenada —. Quería ver a Matt pero tampoco quise que cancelara su salida contigo.

—No hay problema. —Si lo hay, pero me guardo mi opinión.

Eso no explica la presencia de Sayu pero a fin de cuentas decido fingir que con esa respuesta me basta. Solo suspiro e intento sonreír de forma natural aunque siento que fallo en el intento. Me acomodo a una distancia prudente de Yagami-menor y me enfoco en el menú.

No es que de pronto le tenga miedo a ella o a relacionarme con el sexo femenino sino que siento que le he dado bastante entrada cuando se supone que no me interesa. Sí me gusta, no lo niego, no obstante creo que el profesor Yagami ya se dio cuenta del interés de su hermana en mí, o al menos lo intuye. Sus no tan discretas malas miradas hacia mí durante clase lo dejan entre ver.

Matt pide sándwiches; Linda, ensalada y Sayu solo fruta picada para cuidar la línea según ella. Por mi parte opto por panqueques con chocolate. Si mi almuerzo va a ser incómodo, al menos la comida debe ser buena. Y una vez que nos traen los pedidos, dejamos de charlar para sumergirnos en ello.

Mientras como no puedo evitar observar a Linda y a Matt debido a que están frente a mí. Verlos juntos me es raro, no porque no hagan buena pareja o algo parecido, solamente me es raro; es de esas pocas cosas a las que no sé darles una explicación. Tengo la teoría de que esa incomodidad se debe al hecho de que besé a Matt, quien es novio de la chica que ahora tengo en delante. Es un asunto en el que intento no pensar mucho ya que trae sensaciones extrañas en cuanto lo rememoro. Por eso tan rápido como aparece en mi mente, lo desecho.  Las cosas entre Matt y yo están demasiado bien como para arruinarlas con ese recuerdo.

Al terminar de almorzar y sin perder demasiado tiempo salimos del café. El itinerario que teníamos Matt y yo era que después de comer iríamos a su casa a jugar videojuegos, pero como ahora dos chicas se nos han incluido y tomamos la calle que va rumbo al centro de la ciudad, deduzco que iremos al centro comercial o algo parecido, lugar típico donde irían las mujeres. Ahora comienzo a arrepentirme de no haberme quedado en casa con Halle y su esposo cuando únicamente solo hacía falta que me pusiera audífonos y escuchara música a todo volumen.

Caminamos todos juntos en fila de dos personas. Matt junto a Linda tomados de la mano y viviendo su romance a flor de piel y yo junto a Sayu con un aura que se asemeja más a la de personas en pleno flirteo que a la de amistad que a mí me gustaría proyectarle. Una inesperada y maldita cita doble. Joder, jamás me imaginé hacer alguna cursilería como esta.

Y como lo predije llegamos al centro comercial, específicamente a una tienda de ropa. No tengo ánimos de fingir al menos algo de interés en la actividad así que me quedo en uno de los sofás de la entrada. Linda no pareciera muy convencida de entrar pero al ser arrastrada por Sayu no le queda más que despedirse de Matt, quien de inmediato va a tomar asiento junto a mí.

Una vez que estamos solos me giro hacia él alzando una ceja. Matt sonríe de forma tonta, ya sea para evitar algún regaño o al menos para aligerarlo. Creo que piensa que con eso me baja el enojo. Pobre de él, ese gesto no obtiene ningún resultado.

—Dime que esto no fue obra tuya.

Matt se rasca la nariz mientras busco una barra de chocolate en mi chaqueta.

—Si lo fuera, ¿qué me harías?

—Golpearte hasta dejarte todo el cuerpo del color de tu cabello.

Matt ríe cuando el asunto no debería causarle la menor gracia. Debe ser porque las amenazas que le dirijo ya no suenan a eso, es más parecido al juego de amigos que tenemos, como una broma entre ambos que solo nosotros comprendemos.

—Joder, deben enseñarte a que no todo se soluciona así. Compadezco a tu hermana.

—Aún no me enseñan, así que prepárate para la paliza de tu vida.

—Vamos, Mello, no empañes mi felicidad.

—¿Tu felicidad? —repito, supongo que se debe a estar con Linda aunque no estoy tan convencido de ello.  

—¿No te había dicho? —Matt hace una mueca de desconcierto, cuando la hace se le arruga la nariz y las pecas. Cuando se pone así se ve gracioso —. ¡Mi papá viene mañana a verme!

Casi me atraganto con el bocado de chocolate que pasaba. Rara vez Matt me habla acerca de su padre; solo sé que es licenciado en finanzas y trabaja prestando sus servicios en una empresa de bienes raíces o algo así. De ahí en más el señor Jeevas me es un misterio.

—Entonces no te empaño tu felicidad. Espero que la pases bien con tu papi mañana, ¡pero deja de hacer eso!

—¿Hacer qué?

—Mierda, Matt. ¡Esto! —señalo todo el lugar, conteniendo el grito entre dientes. Tampoco es como si quisiera quedar mal con todas estas mujeres del local.

—No hice nada. —Matt se encoge de hombros y solo se recarga en el asiento —. No lo planeé, surgió de momento; pero estoy casi seguro que Linda sí planeo. Te digo que a Sayu le gustas mucho y Linda solo quiere ayudar.

Ruedo los ojos, fastidiado.

—Tu amada Peach debería dejar de meterse donde no la llaman.

—Entonces sal con Sayu y asunto resuelto. Al menos una cita; quedan bien como pareja.

—¿Acaso eres Cupido o una especie de Celestina? —recalco ya irritado.

—¡Es por tu bien! —exclama en un gesto algo exagerado —. Una novia de seguro mejorará tu humor. —En ese momento pasa su brazo izquierdo por mis hombros. Se gira hacia mí y nuestros rostros quedan a tal distancia que logro distinguir que sus ojos no son completamente verdes, si no que su pupila es rodeada por una especie de aureola entre miel y ámbar —. Mi compañía no te es suficiente, viejo.

Antes de poder objetar algo, Sayu llega junto a Linda. La primera cargando varias bolsas mientras que la novia de amigo solo lleva una y más pequeña. Matt y yo seguimos en la misma posición, ni siquiera ha retirado su brazo de mí. Soy yo el que se zafa del agarre cuando me levanto del sofá; guardo lo que queda de chocolate en mi bolsillo y me encamino hacia a la salida.

—Ya vámonos. Estoy aburrido de estar aquí.

Matt se levanta en ese momento para tomar de la mano a Linda y Sayu se acerca hacia mí. Estamos todos listos para marcharnos del local cuando escuchamos un «¡hey!» proveniente de fuera. Salimos y busco a la persona que nos ha llamado, es cuando alcanzo a ver a Alex acercarse a nosotros; curiosamente tras él viene Beyond con una expresión fastidiada en el rostro.

Luego de los saludos, Alex suelta:

—Qué bueno que los encontré —comienza a decir con una gran sonrisa —; mi cita no llegó y así al menos puedo disimular que los esperaba a ustedes y no que me dejaron plantado.

—¿Y quién te ha invitado a nuestra salida entre amigos? —menciono en ligero tono burlón esperando que capte la broma; también remarco la palabra «amigos», así al menos Sayu también entienda la indirecta.

—Yo sé que no me quieres, Mello. —Genial, ¡sí captó! Normalmente solo Matt es capaz de distinguir cuando estoy bromeando o hablo en serio —. Pero Matty me adora y él sí quiere tenerme cerca, ¿verdad? —Y procede a tomarlo por los hombros, tal y como minutos antes el mismo Matt lo había hecho conmigo.

Matt solo rueda los ojos y resopla una carcajada, mas no sigue el juego. Aquella aura entre ellos dos también me hace sentir incómodo, parecido a la sensación que me provoca el ver a Matt con Linda. Sé que a pesar de que se han distanciado o no hablan tanto como antes, Alex es el mejor amigo de Matt. A veces olvido que Matt no es solo mi amigo sino también de Alex y Beyond; yo ocupo el tercer lugar en la lista, o cuarto si contamos a Linda también.

—Dejen sus amoríos maricas para otro momento —interviene Beyond poniéndose en medio de ellos, separándolos. Ahora ya no parece irritado, parece solo… Beyond —. La hippie está aquí y puede ponerse celosa.

Linda le da una mala mirada y después se acerca a donde Matt. Lo abraza, y él a ella, y vuelven a sumergirse en su atmósfera cursi con la que dan ganas de vomitar. Ellos se nos adelantan mientras Alex, Sayu, Beyond y yo caminamos tras ellos. Por suerte, la incorporación de Alex y Beyond, y que ellos vayan caminando junto a nosotros, me viene cayendo como anillo al dedo. Esto ya no parece una cita doble si no una simple salida de amigos. Espero que ella sola logre captar todo esto.

Decidimos hacer una parada en el parque para matar el rato. Me giro a donde Matt esperando el menor indicio de que nuestros planes iniciales continuaran, sin embargo termina por alejarse junto a Linda. Los veo ir junto a unos arbustos, y cuando estoy por seguirlos, Alex me detiene.

—Dales privacidad, Mello.

Como ahora solo quedamos nosotros cuatro nos dirigimos hacia una banca. Alex es quien inicia la charla y agradezco que sus habilidades sociales sean buenas, así logra que en nuestra conversación no haya silencios incómodos. Solo Beyond es quien permanece en silencio. Con cada broma que Alex hace Sayu se gira a verme, la veo intentar acercarse un poco más por lo que intento lograr alguna distracción. Es cuando me giro a los arbustos donde se suponen estaban Linda y Matt; los veo moverse bastante, incluso alcanzo a distinguir ruidos. Volteo con Alex y señalo ese punto, eso mismo hace que Sayu no se mueva ni una pulgada más.

—¿De verdad están follando ahí? —susurro algo incrédulo. Alex se carcajea al instante y es incapaz de responderme. Es Sayu quien toma la palabra.

—Solo deben ser besos subidos de tono. Linda es algo… especial para esas cosas.

—Es una mojigata, Sayu, dilo con todas sus letras —responde Beyond hablando por primera vez en todo el rato. También se ha echado a reír. Luego de un rato, se nos queda mirando a Sayu y a mí bastante serio, al menos todo lo que su semblante a medio reír se lo permite —. ¿Y ustedes no harán lo mismo? Apuesto a que sí son capaces de llegar a segunda, tercera, o cuarta base aquí mismo.

Alzo una ceja y Sayu ríe algo nerviosa. Beyond realmente no tiene pelos en la lengua.

—Es una broma, ¿verdad? —Beyond vuelve a reír y es ahí donde dejo de verle gracia al asunto.

—Terminará pasando, lo sé. Se les ve en la cara las ganas que se tienen.

Sayu rueda los ojos, supongo que irritada por esa actitud. Por mi parte suelto un suspiro, también tratando de disimular mi enfado. No es que me moleste que dé a entender que Sayu y yo tendremos sexo —lo admito, es algo que me gustaría—, lo que me caga es la seguridad con la que lo dice. Odio que la gente opine acerca de mi vida o que crea saber qué cosas haré. Es mi maldita vida, yo sé que hago en ella y lo que no; nadie tiene derecho a decir algo, mucho menos Beyond.

Vuelvo a girarme hacia el arbusto en el cual ya no hay movimiento alguno y después miro a Sayu de reojo. Ahora se ve aburrida, incluso suelta un bostezo. La veo acomodarse su pashmina y levantarse de su asiento. Nos mira algo decaída.

—Me voy. Linda no parece querer salir y comienza a hacer frío. —Nos dirige una sonrisa pero se detiene a mirarme a mí —. Nos vemos mañana.

Lo dicho por Beyond ronda por mi cabeza y admito que me siento tentado a acompañarla. Quizá por el hecho de que no he tenido sexo en un tiempo, comienzo a pensar en mil y un escenarios donde ambos podríamos follar. Si me levantara y comenzara a caminar a su par, ella se animaría; después podría tomarla de la mano y abrazarla. Con un golpe de mucha suerte el profesor Yagami no estaría en casa, ella me invitaría a pasar, subiríamos a su habitación y podríamos liberar tensiones entre ambos.

Sin embargo no hago nada, permanezco en mi lugar y comienzo a hacer conversación con Alex y Beyond que ahora está más hablador. Y por más raro que parezca en lugar de quedarme mirando por donde Sayu se fue, permanezco dándole una que otra vez alguna mirada de reojo al arbusto donde está la pareja feliz.

 

Al día siguiente Halle me lleva a la escuela. No es que mi hermana haya vuelto a la antigua rutina de ser ella quien me lleve, sino que me quedé dormido. No es culpa mía, sino que mi cama era bastante acogedora y el clima sigue siendo una mierda; si fuera por mí me quedaba todo el día entre las cobijas.

Estoy por despedirme de mi Halle cuando veo a Matt y a Alex llegar por el otro extremo. Supongo que el autobús también pasó tarde o quizá alguien los trajo, luego les preguntaré. Solo tomo mi mochila y me despido de mi hermana.

—Que te vaya bien —se despide y emprende marcha hacia su trabajo.

En cuanto me doy la vuelta, Alex y Matt ya están junto a mí. Les saludo con un gesto de mano, sin embargo Alex me ignora y continua mirando embobado en dirección por dónde se fue Halle. Paso una mano delante de él para sacarlo de su trance, es ahí donde vuelve a la realidad.

—Ella realmente es sexy —dice sin más, casi como comentando el clima.

—¡Es mi hermana de quien hablas, imbécil!

Alex pareciera sorprendido. Matt solo se da un manotazo en la cara y niega con la cabeza; él ya sabe que si hay algo que realmente detesto es que hagan comentarios acerca de mi familia, que básicamente solo se reduce a mi hermana.

—Aun así es sexy.

—¡Eres un…!

Estoy por refutar esa declaración cuando Matt solo me toma del brazo y me jala hacia el colegio. Alex me mira con una boba sonrisa, casi provocándome, y ya lo hubiera golpeado de no ser porque Matt me lo impide. Sé que si quisiera podría quitarme a Matt de encima y lanzarme contra ese pervertido que dice ser mi amigo, pero supongo que le tengo un poco de respeto a lo que dice Matt, o lo que me da a entender de forma tácita.

Llegamos al salón y a los pocos minutos comienza la clase. El día transcurre con mucha normalidad, demasiada diría yo. Lo más relevante del día es el hecho de que ni Yagami ni Sayu asisten, lo que de inmediato significa que tuvieron un problema de índole familiar.

La jornada escolar termina. Acabo de guardar mis cosas y espero que Matt termine con las suyas. Me giro hacia Beyond y luego hacia Alex; el primero sale sin más no sin darle un golpe bastante intencional al castaño con el hombro. Alexander simplemente lo deja pasar y se cuelga la mochila al hombro y se despide de nosotros. Eso significa que Matt y yo nos hemos quedado solo nosotros como tantas veces.

También salimos poco después. Como tengo práctica con el equipo tampoco creo pasar tanto tiempo con Matt, lo raro es que él lo sabe y no ha dejado de seguirme; y yo que creía que en cuento la campana sonara saldría corriendo al encuentro con su papá.

—Sabes, ayer debiste acompañar a Sayu —rompe el silencio de pronto. Aguanto una exclamación y las ganas de preguntarle cómo lo sabe. De seguro Linda tiene algo que ver en eso.

—Detesto que me digan qué hacer. Creí que ya lo sabías.

Matt solo resopla y comienza a rascarse la nariz.

—Lo sé, solo… quería ayudarte —dicho eso solo baja la mirada y lo escucho suspirar. Levanta ligeramente la vista y la dirige a mí, pareciera preocupado —. En realidad, lo siento. No lo hice tanto por ti; aunque no lo creas te conozco y sé que odiaste el cambio de planes y que Sayu también estuviera ahí. Yo solo quería ayudar a Linda… fue por ella más que nada.

—Al menos eres honesto.

—Es porque eres tú. Me da algo de cargo de conciencia mentirte. —Matt se encoge de hombros y continúa caminando. No puedo evitar sorprenderme con esa declaración.

—Eso es porque me gané tu aprecio —lo digo en broma para aligerar un poco el momento. No es como si fuera tensión lo que se ha formado, es más bien solo… seriedad. No, esa palabra no encierra el verdadero significado —. Realmente quieres mucho a Linda, ¿verdad? —prefiero cambiar el tema.

—Muchísimo… Además —Parece algo dudoso de continuar pero luego de exhalar decide hacerlo. Por alguna razón me agrada que lo haga y no se lo guarde —, además desde hace algunas semanas siento que me he distanciado de Linda. Es como si el espacio que nos damos fuera demasiado grande y, a pesar de que la procuro, ella se ha alejado un poco —revela.  Es algo que de verdad me sorprende. A mis ojos y a los de cualquiera la relación de ellos está en su mejor momento—. Por eso quiero hacerle saber que todavía estoy con ella, que siempre estaré con ella. Y como nunca termino de escuchar sus discursos y jamás me haré vegetariano, quiero hacérselo entender apoyándola en sus ideas, por más locas que sean.

Eso me parece… intenso. Supongo que así es el amor.

—Entonces está bien. Lo hiciste por a tu chica y lo entiendo. Y espero que resuelvas eso. —Lo último lo digo más por inercia que por otra cosa, aunque también deseo que Matt esté mejor. Pero como había dicho, el tema de Linda y él juntos me es complicado —. Pero eso no significa que lo vaya a tolerar otra vez, Matt. Espero quede claro —remarco.

—No te preocupes, no volverá a repetirse.

—Eso espero.

Caminamos un poco más hacia el patio de la escuela. Como sigue extrañándome el hecho de que Matt siga tras mío cuando se supone ya debería irse, no puedo evitar sacar el tema.

—Creí que te irías temprano. Como dijiste que tu padre iba a venir hoy…

—Nunca llega tan temprano —aclara —. ¿Tu práctica durará mucho?

—Lo normal, supongo.

—¿Y no puedes irte antes?

Eso me desconcierta.

—¿Qué quieres, Matt?

—Que conozcas a mí papá. —Si hubiera estado bebiendo algo, por seguro que lo hubiera escupido. Miro a Matt bastante extrañado y este solo se limita a sonreír —. Le he hablado de ti y quiere conocerte. Es algo normal en él. En su momento también quiso conocer a Alex y a Beyond.

Que el padre de un amigo me quiera conocer es tan irreverente, y admito que es hasta cierto punto cómico. Igual trato de entender la situación: el señor Jeevas nunca está con Matt, así que debe ser normal en él las pocas veces que lo tiene cerca querer evaluar su entorno; no importa que Matt ya casi sea mayor de edad, el hueco que dejó como padre debe cubrirlo de alguna forma.

—Suena como si los padres de mi novia quisieran conocerme. —Aun así deseo joderlo un poco y no acceder a la primera.

—Sí, lo sé. Es muy gay. Pero mi papá siempre quiere hacerlo, y si lo analizas no es algo tan malo; solo es… curioso.

—Eres un hijo de papi, eso es lo que pasa.

—Déjame serlo. Me gusta sentir que soy el centro de atención de mi papá de vez en vez.

A pesar de que lo ha dicho como una broma, algo me dice que detrás de ese tono despreocupado con el que pronunció aquella frase se esconde lo que realmente quiere. Muchas personas utilizan los chistes para poder decir lo que realmente piensan, y Matt a veces es de ese tipo de personas.

Pude haber contestado algo a eso o persuadirlo —o en su defecto obligarlo— para que me revelara la verdad, pero decido dejar por la paz el asunto. Es algo de lo que Matt no quiere hablar y respeto su decisión a pesar de que sienta un poco de curiosidad por ello.

Cruzamos el patio hasta llegar a la cancha de futbol. Wammy’s es un colegio de tan alta categoría que incluso tiene cerca de esta un salón que incluye tanto los vestidores como las duchas; no hay necesidad de ir hasta el edificio principal para prepararnos y asearnos. Mientras voy a ponerme el uniforme de entrenamiento veo que Matt va a sentarse junto al roble que está a una distancia prudente del campo; a mí también me gusta sentarme ahí, es relajante la sombra del árbol y puedes descansar ahí sin el pendiente de que una pelota te dé de lleno a la cara.

Salgo algunos minutos después, y como el entrenador aún no ha llegado, me dirijo a donde Matt para mientras matar el tiempo. Me desperezo en cuento llego hasta él y antes de que pueda iniciar conversación, él suelta un bostezo.

—Todavía no empieza la práctica y ya estás bostezando —regaño con más dramatismo del necesario —. Si tú detestas el futbol, ¿cómo mierda piensas tolerar todo este rato? 

—Cada cosa la tengo calculada. —Es mentira, Matt no es bueno planeado. Pero para no batallar le sigo el juego  —. Traje esto… —De la bolsa delantera de su mochila saca una máquina. No seré  el «geek» de los videojuegos que es él pero reconozco que es una consola PCP, esa misma que parece cosida a sus manos —. Mi amada me ayudará a entretenerme mientras tú corres y sudas y te crees Rooney.

—Me sorprende que sepas nombres de jugadores.

—Todo gracias al FIFA —admite. Apuesto a que ese juego ha sido su contacto más cercano con el futbol o cualquier otro deporte.

Estoy por sentarme junto a él para molestarlo acerca de que es un sedentario de mierda cuando escucho el grito del entrenador. Aiber no será la persona más puntual pero en cuanto llega nos quiere a todos reunidos a su alrededor; detesto eso, pero tampoco es como si yo pudiese reprenderlo o algo por el estilo. Me gusta estar en el quipo y no quiero enemistarme con el entrenador, menos cuando él mismo me dijo que tengo buen futuro en el equipo.

En cuanto estamos ya todos reunidos, primeramente hacemos calentamientos para evitar calambres. Después de quince minutos de esos ejercicios, nos divide en dos grupos y comenzamos un partido ficticio entre nosotros. Normalmente juego como delantero, pero como el equipo que me tocó esta vez son los más malos jugadores que tenemos, también me veo obligado a hacerla de mediocampista e incluso de defensa. Y las cosas se ponen peor cuando nos anotan el primer gol en contra.

Cuando por fin logro arrebatarle el balón a los contrarios y me hago de una jugada excelente, comienzo a correr hacia a la portería. Escucho a los demás decirme que están libres o que les pase el balón pero los ignoro; son tan malos que de seguro solamente me harán perder. Esquivo a mis compañeros que esta vez juegan en mi contra y veo la red de la portería cada vez más cerca. A los gritos de mis compañeros también se les une Aiber, sin embargo de igual forma paso de él como de los demás. Los sonidos se van haciendo cada vez más lejanos, siento los latidos de mi corazón incluso en la garganta.

—¡Mihael, pasa el balón!

Por fin lo he conseguido. Veo al portero y como de inmediato se ha puesto en guardia. Me detengo unos segundos a pensar la jugada adecuada, mas como siguen intentando arrebatarme el balón, decido improvisar un poco. No hay tiempo para sentarme a tomar té y pensar, debo actuar rápido, no hay tiempo, y necesito ese gol para empatar y no quedar en ridículo.

Solo inhalo y exhalo con fuerza y apunto hacia la portería. Pateo el balón en el ángulo adecuado y este sale disparado con todas las fuerzas que le di. Pasa por arriba de algunos jugadores, incluso otros se quedan embobados viendo mi jugada.

—¡Keehl!

Simplemente yo me dedico a observar la trayectoria de la pelota, esperando que dé en el punto indicado. Y cuando veo que incluso el balón pasa por encima del portero que no ha podido detenerlo, mis esperanzas aumentan mucho más. Casi puedo imaginarme el balón dando contra la red… sin embargo se golpea contra el poste.

—¡Mierda! —me jalo los cabellos para canalizar frustración. Pateo otro balón imaginario y vuelvo a mirar al verdadero que ahora yace en el césped a varias yardas del que debía ser su verdadero destino.

Cuando alguien más está a punto de ir a por él, Aiber detiene la práctica con un silbatazo y se acerca furiosos a mí.

—¡Te dije que pasaras el balón! ¡Qué parte de trabajo en equipo no ha quedado clara! ¡Siempre haces lo mismo!

Escucho que me grita pero no entiendo con claridad qué es lo que me dice, y tampoco es como si me importara demasiado. Cuando los reclamos aumentan de volumen solo doy un chasquido y le miro de mala gana.

—Sigamos con el partido —declara de nueva cuenta y todos vuelven a sus antiguas posiciones. Estoy por también hacerlo cuando me detiene por el hombro —. Recuerda: no eres el único jugador en el equipo.

Me zafo del agarre y vuelvo al partido, esta vez realmente intentando obedecer los llamados de Aiber pero fallando idiotamente en cada uno de mis intentos por compartir. Y es que no es mi culpa que los demás no jueguen como yo; no me creo el mejor jugador pero todo sería más fácil si los demás jugaran de la misma forma en que yo lo hago, así al menos mi equipo hubiera ganado o tan siquiera no hubiera perdido de forma tan vergonzosa como lo fue con ese dos a cero.

Al acabar la práctica todos nos dirigimos a las duchas. Me aseo lo más rápido posible, ignorando también los reclamos de mis propios compañeros. Escucho los «eres un egoísta», «por eso perdimos contra Blackstone» y demás estupideces que salen de la boca de esos imbéciles. Opto por no contestar porque realmente quiero aprender a controlar mi carácter, a por fin comenzar a hacerle caso a los consejos de mi madre a pesar de que sus cenizas están esparcidas en el mar y porque si me meto en algún lío no alcanzaría a ir con Matt a conocer a su padre. Hoy realmente no tengo tiempo que perder, menos en mierdas como estas.

Salgo de nueva cuenta vistiendo el uniforme y un poco más relajado gracias a la ducha. Busco a Matt con la mirada y me reconforta que no se haya movido del lugar, aunque me sorprende verlo de pie y no sentado contra el árbol como creí seguiría estando. Me acerco más a él y alcanzo a distinguir que habla con alguien por teléfono y la expresión que tiene en ese momento realmente jamás se la había visto. Tiene el ceño fruncido, pero no está enojado; los ojos abiertos como si estuviera sorprendido y los labios fruncidos, no sé si por incomodidad o reprimiéndose para decir algo. Lástima que cuando estoy a una buena distancia como para escuchar algo, lo veo colgar la llamada y guardar  su celular de forma algo brusca.

Baja la mirada, pareciera decepcionado, incluso suelta un largo suspiro y se recarga en el tronco del árbol. Con su brazo cubre su rostro y suspira. No tengo ni la menor idea de lo que está pasando.

—Oye, ¿qué…?

—Cambio de planes —dice sin más, sin darme tiempo a nada —. Vamos a comer algo, vamos a tu casa o vamos a fumar aunque tú solo me veas y te pongas a comer chocolate… Solo… de verdad necesito un cigarro.

A pesar de ya no ver con claridad su expresión, sé que algo anda mal, todo él me lo gritaba sin decir ni una sola palabra. Puedo presumir que lo conozco lo suficiente como para saberlo.

Y pesar de saber por dónde va el asunto, tampoco me atrevo a preguntar.

 

 

 

Notas finales:

El salseo MxM está por comenzar~

Sea como sea, las cosas aún van a un ritmo bastante lento, pero oigan, así serán más capítulos de la hisroria (?) ok no XD. Fuera de eso, espero que realmente les haya gustado este capítulo :3

Ya no prometeré actualizar pronto (nunca cumplo jajaja), ¡así que solo nos seguimos leyendo!

Ellie…

 


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