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RELACIONES PELIGROSAS por 2MIN_ABBY

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Notas del capitulo:

Hola.

Sin explicaciones... ¡¡A leer!!

Habían pasado exactamente 9 días, 9 días desde que se había hecho el trato, para él era eso: Un Trato.

Con un sabor amargo en la boca, traga la carne. Usualmente no comería carne en una temporada en la que debía cuidar su imagen, en la que debía estar más pulcro que nunca, pero tenía hambre, entre tanto ensayo y grabaciones no había podido comer bien.

Eso estaba perfecto. Hasta ahí.

El problema era donde y con quienes estaba cenando.

Deja el tenedor sobre su plato, porque ya no puede más. Con sigilosos movimientos toma la servilleta de su regazo, para luego pasarlo por su boca por si había un rastro de comida.

-Gracias por la comida. Me retiro- cuando dice la única frase que salió de su boca en toda la hora que estuvo sentado allí, le sabe más amarga. Debe admitir que esta había sido la peor cena que tenía en años, ni si quiera la primera cena con todos los chicos había sido tan incómoda.

Levanta la vista para ver a JinHo y observa como esta desconcertado, sabe que es de mala educación levantarse de la mesa de esa manera, pero no puede evitarlo.

JinHo mastica mientras Victoria simplemente lo observa con una mirada que trata de descifrar ¿Alivio? ¿Pena? No lo sabe, porque como siempre trata de mirarlo agradablemente, es difícil notarlo.

Y por otro lado estaba el... ese chico.

MinHo.

Como si no hubiera hablado seguía comiendo como si nada, pareciendo disfrutar de los mejores manjares. Que se joda.

Debía admitir que algo tenía MinHo, algo que le llamaba la atención y ese sentimiento de conocerlo. Pero que más daba.

Le importaba, porque sabía que al chico le hacía tanta gracia como a él tener un medio hermano. Porque a pesar de todo lo único que compartían era la sangre Choi.

-¿Tienes algo que hacer?- recorre la silla para poder levantarse totalmente. Mientras pronto saliese de allí mejor.

-Sí, es el cumpleaños de una amiga- y con eso bastaba porque así comenzó a caminar hacia las gradas.

TaeMin nunca prometió ser educado o jugar a recuperar los años perdidos, eso le resbalaba, no tenía el mínimo interés de hacerlo, tampoco era que lo desease. No tenía ninguna intención de hacerse cercano a alguien, estaba dispuesto a hacer todo lo posible para no estar allí.

-¿Y esta vez sí llegaras a dormir?- la pregunta le hace voltear para mirar a los presentes allí, las tres sirvientas paradas a un lado de la mesa, el mayordomo, y la “familia” sentada en la mesa.

Porque a pesar de haber pasado 9 días, la única noche que durmió allí, o si se le puede decir noche el llegar a las 3 de la mañana para irse a las 6.

Y ese fue el tiempo mayor que estuvo allí. Porque de los 9 días 1 vio al viejo, y supo que se fue de viaje.

Solo llego dos días y de pasada, no más de 20 minutos, uno para revisar y sacar algo de ropa e ir a dormir a la casa de WooBin, y después al siguiente día para revisar si sus cosas habían llegado bien, y por supuesto, si su moto y uno de sus carros estaban en perfecto estado.

Y en esas dos veces vio a MinHo y Victoria una, en la que reviso si sus cosas llegaron bien, solo dijo un 'Buenas Tardes' para después ignorarlos y retirarse.

Y es por eso que le sorprendía, porque el viejo no estaba pero si sabía que no había estado allí.

-¿A qué te refieres?- y lo entiende. Por como intercambia miradas con Victoria.

-Victoria me decía que solo te vio una vez...-Respuesta correcta.

-He estado ensayando en la agencia hasta tarde y duermo allí, o me voy directamente al dormitorio-Verdades a medias.

-Pero TaeMin eso no le hace bien a tu salud.

-Estoy acostumbrado.

-¿Y qué me dices del día?

-Pues he tenido sesiones, y presentaciones. También he estado grabando. Creí que WooYoung hyung te había explicado que puede no esté aquí la mayor parte de la semana- la voz ya le sonaba a defensiva. Pero era así como estaba ahora. A la defensiva.

Ellos no eran nadie, o Él no era nadie para reclamarle lo que hacía o no hacía. Hace años que dejo de tener ese derecho.

-Lo sé, pero...

-No puedo hacer nada es mi trabajo- Y le molestaba que le preguntara. En si estaba acostumbrado a que no lo regañaran.

Siempre daría explicaciones en quien confiara, en JinHo definitivamente no.

Ya era demasiado con que el viejo tuviera “negocios negros”, eso e si ya era un punto negativo para su imagen.

-TaeMin lo entiendo. Tu manager me ha explicado todo eso.

-¿Y cuál es el problema?

-Victoria y yo estamos preocupados. A parte está el problema de cuando comenzaras la escuela.

-Yo creo que pronto. Ya me voy.

Y con eso apresuro el paso hasta llegar a las graderías, pero como todo le pareció muy ofuscado simplemente palmeo el bolsillo del pantalón para verificar si tenía las llaves del coche, al no encontrarlas maldijo.

-Mierda- con pesar se dirigió por el pasillo que conducía hacia su habitación.

Al entrar encontró una cama grande en el medio, con nada de estilo, simplemente era demasiado formal para su gusto como lo era toda la casa.

La habitación era en colores oscuros como rojo vino, y tenía cuadros que no conocía, con ventanas antiguas que tenían balcón y cortinas de terciopelo. Sin dar más revisiones previas se encamino a una de las puertas de la habitación.

Se dirigió al closet abriendo la puerta dándole a mostrar grandes armarios como percheros, había espacio para su ropa, sus zapatos y accesorios. El lugar parecía recién instalado con grandes espejos, y una televisión incluida. Le gustaba.

Con paso acelerado se dirigió hacia donde las maletas que estaban tal y como las había dejado. Se dirige a la más grande para voltearla en el suelo y abrirla. Encuentra que su ropa esta ordenada a diferencia de las otras maletas. La única diferencia era que NaEun había organizado esta. Con cuidado de dejarla intacta toma unos pantalones negros una camiseta sin mangas con estampado de letras rojas. Y por último una chaqueta de cuero falso. Con sigilo va hacia la cama donde deja las prendas y comienza a desvestirse.

No le gustaba el lugar, no le gustaba su habitación, no le gustaba su padre, su “madrastra”… no le gustaba nada en esa casa a excepción de… MinHo.

Si, MinHo tenía ese algo que le daba curiosidad. Algo en su mirada tratando de sacar respuestas le inquietaba.

La forma en la que siempre vestía tan formal, con pantalones y camisas. Y zapatos pulcramente limpios.

La forma de su caminar, tan confiada y elegante. Tan atroz y poderosa.

Le gustaba sonreírle porque cuando lo hacía había algo en MinHo que le divertía, la forma en la que parecía enojarse, enfadarse, fruncir el ceño. No era que las únicas veces que lo había visto sonreía a excepción la vez que estaba con Victoria. Una sonrisa que le gusto.

No sabe cómo es posible que alguien así le dé curiosidad. Había algo en MinHo que era demasiado expectante. Lo miraba de pies a cabeza como si quisiera matarlo. Como si quisiera que le dijera algo. Y ahí era donde se perdía. Porque el de nada conocía a MinHo, aunque algunas veces parecía que lo conocía de siempre. Cree que es esa puta sangre que comparten. Pero ni por eso ni una vez se puso a pensar en MinHo como su hermano, o en todo caso su medio hermano.

Cuando está sacándose la camiseta para ponerse la otra siente como la puerta se abre de repente.

Voltea sorprendido. Y si lo hace. Se sorprende. Porque de todas las personas, no pensó que él, estaría allí. Estaba allí, con Choi MinHo frente a él. Apoyado en el marco de a puerta.

Estaba sorprendido.

Pero no porque alguien lo viera con el torso desnudo, sino porque el protagonista de sus últimos pensamientos está parado allí. Con camisa azul oscura, y pantalones negros. Tan formal y perfecto como siempre. Le irritaba su perfección.

Le deban ganas de… arruinarla.

-Veo que no tienes modales- le dice altivo y acercándose a él.

Siente como MinHo se da cuenta de que estaba desnudo del torso. Siente sus ojos subiendo desde el cinturón de su pantalón hasta su rostro, siente como hay cierto abismo de sensaciones en él. Le parece verlo deseoso por unos segundos. Hasta que lo ve al rostro y vuelve con su dura mirada de hielo.

-No tengo porque hacerlo. Es mi casa.

-¿Te debo recordar que es mía también?- le dice con una mirada irritada y un tono sarcástico.

Estaba haciéndolo otra vez.

Colocar emociones que no sentía. Sentirse irritado cuando en realidad se sentía… expectante.

MinHo lo mira tan frio y calculador que casi lo intimida. Pero era Lee TaeMin que ya tenía una fortuna con 18 años. Se había comido al mundo con 18 años. No se iba intimidar por una mirada.

-No creo que estés en condiciones de reclamar nada cuando apenas llevas menos de dos semanas aquí.

-¿Pues deberías enterarte de que llevamos la misma sangre?- quiere ser destructivo.

Quiere que MinHo deje de colocar esa cara que lo sabe todo. Le muestra una sonrisa. Y por un momento la cara de MinHo se descoloca. Quita esa mirada frígida para una casi horrorizada. Pero es solo eso. Unos segundos, para después colocar la misma mirada y soltar una risa seca e irónica.

-¿Se le puede llamar misma? Solo compartimos el 50%...-MinHo parece pensar algo y soltar una risa malvada- Pero… En serio ¿Crees que la tenemos?- lo mira confuso y MinHo parece más atrevido- No sé si tu madre está embaucando a mi padre. No tengo algo que me asegure que no eres más que un embustero que solo quiere dinero.

No sabe que fue lo que lo hizo hacerlo. No sabe si fue que lo culpara de embustero o que levantara el nombre de su madre.

Pero sin aviso previo su mano simplemente se formó en un puño con mucha rabia para estamparse contra la cara de MinHo.

La rapidez de su brazo fue obvia porque MinHo no lo vio venir, porque fue tan fuerte que hizo que el mayor se tambaleara para llevar su mano al labio herido.

-¡No levantes el nombre de mi madre!- observa como MinHo lo mira sorprendido, y con la cara roja de rabia, sabe que el siguiente golpe será en su rostro y está preparado por la mirada de que le manda MinHo.

-Hijo de puta- la voz de MinHo suena tortuosa. Aterradora, y por un momento se la cree y como lo descifro un golpe llega justo en su mejilla. Mierda. Puto Choi.

Tendría una marca allí, está seguro de que su labio esta partido.

Siente el sabor de la sangre en su boca y la escupa.

-¡¿Qué mierda te ocurre?!- le grita tratando de querer ir lanzarle otro golpe, que le arruinara su perfecta cara. Pero MinHo es más rápido y lo sostiene de las dos manos, lo mira a los ojos para observar furia y frustración dentro de Choi.

-Eres un puto hijo de mierda- la voz de MinHo no esta alta, porque no grita. Más parece que le habla, porque ahora está cerca de su rostro, mirándolo casi gruñendo cada palabra. Botándola con frustración y furia consumida. Y eso por alguna razón extraña le divierte, porque sabe que lo puede manipular. Porque Choi es un impulsivo.

-¿Qué? ¿Tienes miedo de que te quiete el amor de papi o en todo caso “La fortuna”, Choi?- le dice divertido y soltándose. Alejándose de Choi y tomando su insulto a la broma. No era la primera vez que alguien lo insultaba.

Porque después de todo era un Idol.

Idol que había recibido insultos de un mar de gente, porque después de todo, no a todos les puedes gustar.

-Resultaste ser más patético de lo que pensé, Choi- le dice divertido, saliendo de la habitación y dirigiéndose a la cama. Claro sin dejar de empujar “accidentalmente” a Choi en el camino.

-No más que tú. Dime ¿Qué es lo que buscas? ¿Dinero?- la voz de MinHo le parece insultante, porque nadie le había hablado así. Nunca. Con esa mirada que parecía querer hacerlo desaparecer de la faz de la tierra.

Y sin más se paró y desprevenido hizo que el rostro de Choi Minho se desencajara otra vez. Podía insultarlo, y decirle mil mierdas. ¿Interesado? ¿Buscador de Dinero? No, eso nunca. No era un embaucador ni nada.

Porque cuando MinHo apareció en el piso, él se puso a horcajadas sobre él, para duramente hacer que el otro levantar el rostro y lo mirara.

-Una cosa Choi. ¡NO QUIERO TU PUTO DINERO! ¿Me entiendes? ¡Ese te lo puedes meter por el culo si quieres!- sentía la furia dentro él. Sentía veneno corriendo en sus venas, queriendo desgarrar la cara de Choi. Desfigurarlo completamente. Destilando mierda con sus palabras. La cara de Choi esta aun en trance, como no creyendo que lo hubiera golpeado.

-¡MinHo!

Levanta la vista desconcentrándolo de su arremetido. Observa como la arribista de Victoria estaba parada en la puerta con sus manos en la boca, sorprendida.

Y con eso se levanta, tomando su camiseta de la cama. Y dirigiéndose a la mesita de noche para tomar su móvil y sus llaves.

Cuando voltea, la mirada de MinHo parece que se lo quiere comer. Devorar.

Pero lo que hace que se moleste no es eso. Es como Victoria toca el rostro de MinHo y este se deja. Como esa tipa se agachaba y lo revisaba. Como si fuera una puta enfermera.

No dejándose intimidar solo le lanza una sonrisa falsa, y le guiña un ojo para querer salir y encontrarse con el viejo en la puerta.

Observa como esta con el ceño fruncido, pero no se deja, simplemente le responde la mirada tan fuerte como puede. Tan odioso como pueda notarlo. Gruñe y pasando por su lado se aleja por el pasillo. Al paso que va caminando se coloca la camiseta y la chaqueta, ignora los saludos, y los quejidos sobre cómo está sangrando.

A zancadas sale por la puerta principal, llegando explotando furia hasta su auto. Con el mando quiere abrirlo pero no está colocado bien, y de pura furia y rabia que sentía dentro patea la llanta del auto.

-¡Arrg! ¡Te odio CHOI!

Lo odiaba por mil y un razones. Razones que estaban todas justificadas.

Te odio porque vives en esta maldita mansión, porque seguro nunca te falto calor o una comida.

Te odio porque seguro tu padre estuvo allí en tu primer día de clases, te odio por eso. Porque él estuvo allí en tu primer partido.

Te odio porque seguro siempre celebrabas tus cumpleaños rodeados de amigos y familia.

Te odio porque quieres parecer tan correcto frente a mí, frente a todos. Vistiendo finamente cuando solo eres un puto hijo de la mafia.

Te odio por cómo me miras como si me conocieras.

Te odio por haber levantado el nombre de mi madre, Choi.

Lo odiaba porque el si tuvo una familia correcta. Un entorno donde no hubo necesidades, no hubo frio, ni hambre. Solo todo para el hijo legítimo de Choi JinHo.

Odiaba que en su sangre estuviera eso. Ese clan Choi. Narcos. 

Desesperado solo tomo su móvil del bolsillo y llamo al lugar. Donde podía desquitarse libremente. La llamada se respondió al segundo pitido.

-¡Vaya! No esperaba tu llamado, Lee.

-¿Tienes un libre?

-¿Hoy?

-¡Claro que hoy!

-Tranquilo. Sabes que siempre hay espacio para mi DK.

-Estaré allí.

Colgando bruscamente, y botándolo en el asiento del copiloto encendió el auto, haciéndolo chirriar en el arranque. Casi anunciándole a Choi que ya se iba.

Dejemos tranquilo al niño de papi… por hoy.

 

 

*********

 

 

Skull.

Como todas las noches y más si era viernes estaba completamente lleno. En los barrios bajos de la ciudad estaba ubicado Skull.  Un ex-estacionamiento.

Podía ver desde la parte baja desde donde estaba como la baja iluminación del edifico y la música estaban al máximo. El edificio constaba de 20 pisos, todos estos tenían un camino hasta el estacionamiento, justo en espiral. Lo que lo hacía especial.

Estaba allí, justo donde sentía que nadie podía contra él. Que nadie podía pararlo ni frenarlo.

La emoción ya zumbaba dentro él, la adrenalina que tenía un viernes por la noche ya sacaba sus más potenciales placeres.

Se estaciona a dos calles, en la puerta exacta. Las calles estaban sucias, las casas eran viejas, y la basura y las fachadas marcadas con aerosol, le daban la típica imagen de barrio del que no salías vivo si llevabas dinero. Se para afuera de la casa de él.

Sale del coche, no sin antes tomar los lentes oscuros, y el canguro de la guantera y colocárselos. Coloco los lentes y la capucha y se ajusta el cabello de modo que este bien. El color negro de su cabello le gustaba, podía pasar desapercibido y esconderse tranquilamente en la noche oscura.

Baja del coche tomando el móvil, y escribiendo un mensaje rápido.

<<Estoy afuera>>

Espera unos segundos antes de que la pantalla se ilumine con una vibración.

<<Ya voy. Espérame>>

Sin esperar una respuesta más lo bota y cierra la puerta para salir completamente y sentarse sobre el capo del auto. El cielo estaba totalmente azul oscuro, adornado con algunas estrellas, pero pacifico. Se podía escuchar el ladrido lejano de algunos perros, y el sonido de las aves.

Bota aliento notando como vaho salía de su boca, la noche estaba fría. Perfecta para él.

Le gustaban estos momentos. Momentos en los que tranquilamente respiraba el aire pesado, ese aire que estaba libre de muchas cosas. Si bien el lugar no olía a rosas y perfumes, no estaba mal. Solo era aire semi-puro. 

Relajarse un rato antes de correr era lo mejor.

Cierra los ojos entregándose totalmente a la sensación de estar al aire libre, como no podía muchas veces. Ese era un punto negativo para él. El ser Idol lo había privado de muchas cosas. Pero como en todo había pros y contras.

En su caso, había muchos pros.

-¿Muñeco?-abre los ojos rápido, y moviéndose lentamente. Con los lentes y la calles muy poco alumbradas le era difícil, distinguir, pero no a él-Pensé que hoy no vendrías.

WooBin.

Si, WooBin estaba allí, frente a él. Con su grandiosa altura, el cabello desordenado, y la típica chaqueta de cuero de siempre. WooBin con su más de un metro ochenta casi noventa, se lucia frente a él, con piel fina, y sus ojos secos que lo escaneaban de pies a cabeza. Esa cara de póker que siempre miraba altivo a los demás le estaba observando inquisitivamente. WooBin suelta una sonrisa, esa sarcástica, esa burlona.

La de siempre. Cruza sus brazos sobre su pecho y lo mira casi curioso.

-¿Qué?- le pregunta seco.

-¿No era el cumpleaños de no sé quién?

-Si. Lo es. ¿Y?- su voz ya estaba sonando.

-Nada- suelta una risa. Y sabe que al notar que su rostro estaba rígido hizo mal-De acuerdo, el Muñeco amaneció mal…- WooBin se acerca más, y siente su típico aroma. Es olor a cigarro con menta. Le gusta. Y como siempre lo jala de la mano, para darle un abrazo rápido, y bajarle la capucha para despeinarle el cabello.- Vayamos adentro.

-Pero ya va a empezar- le señala el edificio con la cabeza.

-¿Recuerdas quién es el que organiza el evento, Muñeco?- le dice tan altivo como siempre.

Y suelta la primera risa del día. Del horrible día. 

WooBin siempre hallaba la manera de sacarle una risa, y por eso seguía allí parado en el frio.

-Ven entremos- solo asiente y comienza a seguir a WooBin.

Antes se hubiera preocupado de dejar su auto en una calle así, y en una hora así, pero ahora ya no. No desde que estacionaba su auto en las afueras de la casa de el “Señor”. En si para él, WooBin.

Al entrar la casa era vieja, con ladrillos gastados y la pintura gastada a más no poder. Todos pensarían que era un lugar horrible, y que era más basural que casa.

Por las gradas bajaron a lo que se podría llamar el sótano, al ingresar una puerta de reja cubría otra metálica.

Habiendo ya entrado, la magia comenzaba.

La luz que WooBin encendía ilumino todo el lugar.

No tenía comparación alguna con las afueras. Aunque no tenía ventanas, todo era blanco. Y grande. El lugar no tenía cuartos,  con solo separadores de vidrio. Una para donde estaba la cama King Size de WooBin cubierta por una colcha negra de satén, y sabanas de seda. Para ver los artículos, lo sillones eran de cuero negro, y al frente estaba la pantalla de 70 pulgadas, sobre un mueble que en las gavetas tenía los juegos de WooBin, así como la Play Station, y el X-box. A los costados los parlantes de su equipo de sonido, un dvd, películas…

La cocina que también estaba separada por un portal de vidrio, consistía en electrodomésticos de acero, y muebles de granito.

El “lugar” de WooBin consistía en muebles, accesorios y cosas lujosas. Nadie pensaría que en ese barrio habría alguna de estas cosas pero lo había. Y eran las del “Señor” de los barrios bajos.

No había sido fácil para WooBin conseguirlas, habían costado y mucho. Había pasado desde una madre intoxicada de cocaína hasta un padre golpeador que ahora estaba desaparecido. WooBin tenía veinte años, y se había ganado a pulso todo. Con sacrificio y dolor.

Dejándose caer en el sillón cansadamente boto los lentes en la mesita que ahora notaba estaba llena de condones.

-¿Pensabas tener una orgia?- le pregunta levantando un condón divertidamente.

WooBin ya estaba dirigiéndose a la isla que rodeaba su cocina, lo ve sacarse la chaqueta a de cuero y coger dos botellas de Coca-Cola, para volverse y sonreírle. WooBin se acerca, pero al caminar más cerca su sonrisa se pierde.

Dejando las botellas en la mesita, se acerca para tomar su mentón y mirar su rostro.

-¿Quién mierda te jodio?- le pregunta brusco.

-No sé si contarle, “Señor”- le dice divertido y en un tono burlón.

En el camino se había limpiado la sangre, pero sabía que no lo había hecho bien, y que de seguro sangraría de nuevo por el agarre de WooBin.

Negando WooBin se aleja, para volver con un botiquín. Se sienta frente a él, y comienza a curarle.

-¿Quién diría que algún día seria al revés?- le dice divertido. Pero borrando su sonrisa al sentir como el alcohol quemaba en su labio-Ten cuidado.

-Y tú se mas hombre.

No hubo más palabras solo sus quejidos hasta que WooBin acabo, y delicadamente como nunca lo vio le coloco la crema alrededor de los labios, casi acariciándolo, casi…

WooBin tranquilamente se alejó, y volvió para sentarse a su lado, y abrir la Coca-Cola para beberla y soltar un suspiro. El hizo lo mismo, hundiéndose en el sofá, mas, mas… Sabía que WoooBin le pediría explicaciones, y sabía que él se las daría. Pero no quería, no ahora. 

-¿Ya me dirás, Muñeco?-conoce esa voz. Tranquila, apacible, e incluso en un punto relajante. Solo que sabe que no está siendo WooBin, no está siendo el mismo.

-¿Cambiaras esa voz?- le dice tratando de sonar más alegre. Pero WooBin solo niega y ríe frustradamente.

-No cambias, Muñeco- le dice en un sonido casi triste.

-Hyung…- pocas veces le llamaba así. Pero justo ahora sentía esa necesidad. Esa necesidad de tratar de calmarle tratando de trasmitir que no es que le ocultaba algo. Que solo por ahora quería olvidarse de las palabras y la mirada de Choi.

-No, Muñeco. No lo sientas… nunca conmigo-los dedos de WooBin desordenaron su cabello y una sonrisa le indico que era hora de marchar.

Se dirigen hacia una puerta que estaba detrás de la cocina. El garaje.

Cuando la puerta se abre, la luz se enciende para mostrar a las bellezas de WooBin.

10 autos deportivos estaban apilados en fila en el garaje. Las paredes estaban llenas de grafitis, y es un rincón grandes estantes llenos de herramientas, llantas, repuestos, de todo para conservar los 10 deportivos del lugar.

Era el santuario de WooBin, no había sido nada fácil conseguir esos 10 autos. No para WooBin.

Se lo había ganado todo.

-¿Te parece bien el Monster por esta noche, Muñeco?- le pregunta WooBin acercándose a un auto rojo, totalmente hecho para la carrera.  Un Nissan 350z.

-Si.

 

 

Media hora más tarde se acercaban a Skull. El bullicio ya se escuchaba, la música entremezclada con el rugido de los motores, y el griterío habitual de cada noche de martes a sábado.

-¿Quiénes estarán en línea esta noche?- le pregunta mientras se acomoda el casco en la cabeza.

-Uno de los gemelos, Kris, y ese chico el nuevo C.A.P.-

-¿C.A.P?

-Si es nuevo.

-¿Cuál conduce?

-Un Mitsubishi Lancer-

-Bien.

Cuando entraron en la planta baja, observo todo de mejor forma. Las luces alumbraban los cientos de coches que estaban estacionados en el lugar, se podía ver de todo un poco. Sentados sobre los capos, y bebiendo una cerveza, las minifaldas de las chicas, los besos, y los instantáneos hacían que la lujuria en el lugar subiera al máximo.

Cuando veían el “Monster” de WooBin entrar en el lugar, la gente se apartaba, las mujeres se ponían más coquetas que nunca, mostrando más de todo, hasta exagerado. La música fluía y los saludos, y adulaciones hacia WooBin no cesaban. La gente se paraba y hacia saludos, todos dándole la bienvenida al “Señor” de Skull.

Cuando se estacionaron en el lugar en el centro de todo para ser más exactos. Donde se encontraba en DJ, las mujeres más hermosas del lugar, los socios de WooBin, y un micrófono para las instrucciones. Cuando estaciona el automóvil, TaeMin sentía las ganas mezclada con adrenalina correr por sus venas. Fluyendo, casi subiéndose a su cerebro abatido.

-¡Vaya! Si es el señor, acompañado del chico Misterios- vitoreaba InGuk parándose  del sillón central bebiendo un energizante.

-Cállate, InGuk- le ordena WooBin, bajando del automóvil.

-Tranquilo, Señor- más saludos y la gente bulliciosa emocionada gritaba a su llegada.

-Diles que estén listos- le dijo secamente sentándose en el sillón. TaeMin se sentó a su lado poniendo una pierna sobre la rodilla.

-Bien- InGuk sonrió contento y se levantó, hasta ponerse frente a él, poniéndose frente al casco negro- Me alegre mucho al recibir tu llamada- le dijo con esa sonrisa suficiente en su cara-Se te extrañaba… Muñeco- lo último lo dijo con tal burla que le resulto insultante.

-Cállate InGuk, no lo puedes llamar así- le ataco WooBin mirándole serio y con esa voz ronca y seca.

-Tranquilos- dijo levantando las manos al aire.

Con una sonrisa y una nalgada a la chica apoyada al DJ, InGuk tomó el micrófono y bajándole a la música anuncio- ¡Buenas Noches, Publico! Les pedimos que comiencen sus apuestas, porque la carrera de la noche dará comienzo en minutos. Esta noche es especial. Uno de los gemelos correrá, esta Kris, el chico nuevo C.A.P., y para darle la cereza al pastel, esta noche para todos ustedes el DK¸ acompañara a estos corredores- el griterío se hizo presente, los bailes dejaron de moverse, y la gente comenzaba a alistar el dinero- Todos sabemos que estos corredores alguna vez ya ganaron. Pero no contábamos que nuestro DK, estaría esta noche.

Dejo de escuchar porque justo por donde habían entrado, los corredores anunciados hacían acto de presencia.

Los conocía a todos excepto al nuevo. C.A.P.

No fue difícil saber cuál gemelo estaría corriendo, era Youngmin, con el cabello levantado, pantalones ajustados, de negro siempre. Eran niños, había visto su técnica y era mejor que la de su hermano. WooBin le había dicho que había ganado 5 veces ya, lo que era un buen logro para un niño.

Kris. El petulante y ególatra YiFan. Su técnica era buena, pero le falta mucho, a pesar de ser un antiguo que corría por diversión, había que andarse con cuidado con él. Con unos pantalones desgarrados y una chaqueta que tenía atrás garabateada un dragón, Kris seria al que tendría en mente.

Y C.A.P., lo veía por primera vez. Cabello corto, gorra de rapero, y ropa ancha, no conocía nada acerca de él, excepto que conducía un Diablo.

Su mirada le decía mucho, parecía estar en mundo distinto, pareciendo superior a todos en el lugar.

Cuando los tres estaban frente a él, mirándolo con curiosidad hacia abajo, casi odiándole por haberse sumado a la carrera.

Sabía que querían saber a quién estaba viendo en este momento, detrás del casco oscuro. A quien lo miraba como rival. Ninguno.

-Tarjetas- WooBin se paró, y les pidió las tarjetas que estos le entregaron de buena gana.

-Sera un placer correr a tu lado-le dijo de la nada C.A.P. y no le gusto la forma en la que dijo la última palabra-Muñeco.

Solo hizo un asentimiento leve con la cabeza. Y se paró para entrar al coche de una vez.

-Bien. Comencemos.

Encendió la movilidad entre tanto WooBin se sentaba en el lado del copiloto con un bufido mientras gritaba.

-DEJA DE SER NIÑA Y SUBETE AL PUTO ASCENSOR, YIFAN-le grito a Kris.

-¿Qué pasa?- le pregunta haciendo que la movilidad se abriera paso, y comenzar a subir la espiral que pronto descendería. Debía ascender la voz, porque el casco no lo dejaba.

-YiFan, piensa que es injusto que estés aquí sin aviso alguno- le dijo sonriendo.

-¿Eso es malo?

-No. Solo sabe que ya no gano contra C.A.P.

-¿Quién es este C.A.P.? ¿Y porque me llamo Muñeco?

-Es lo que quiero saber, Muñeco. Te prometo que para tu vuelta tendré algo.

Solo asintió y se concentró, en como pronto estaría descendiendo estas curvas. Sabía que no sería tan fácil, pero no podía negar como algo dentro él, ya sucumbía sus deseos de ganar. Como todas las noches que el DK de Skull corria.

Ser y llegar a ser DK no fue fácil. Lo logro a puño, cada logro, en cada carrera puso lo mejor de sí.

Por primera vez estaría corriendo junto a puros ganadores. No espero que InGuk lo pusiera en la principal, pero que más daba.

Tenía una furia dentro que sabía cómo descargar. El sonido de un mensaje lo desconcentro, para ver a WooBin sonreír mirando su teléfono.   

-¿Cuánto está en juego?- pregunta sabiendo que se trataba de dinero.

-15 grandes Muñeco. ¿Qué te gustaría hacer con eso, Muñeco?-

-Comprarte un par de zapatos- responde burlón.

-No pienso gastar tanta pasta en simples zapatos-

-No importa. Te los comprare con mi parte.

-No necesito que lo hagas, tengo cientos en casa- le reprime WooBin.

-Bueno pues aumentaras uno a esos cientos.

-No puedo contigo, Muñeco- le dijo riendo alegremente. Le gustaba ver esas faces de WooBin. Esas Faces en donde sonreía, y hablaba tranquilo. Casi estando en paz con su compañía.

Solo sonrió.

Cuando llegaron a lo alto del edificio la multitud ya estaba allí, gritando emocionadamente, con celulares en mano, y cámaras en mano, para guardar el evento.

Como siempre WooBin se bajó del coche, y el hizo un giro 180 grados para alinearse junto a los otros coches que ya estaban en fila.

Los motores comenzaron resonar diferente en sonido y tiempo.

TaeMin ya sentía la emoción a flor de piel, allí en carne viva. Las cosas allí dentro de ese auto, dentro de ese casco sentí muchas cosas. Demasiadas. Buenas y malas.

-¿Qué hace que mi Muñeco este tan pensativo?- la voz de WooBin lo hace voltear, y abrir un poco más la ventana del auto para escuchar mejor a WooBin  que estaba con esa sonrisa, tonta, feliz. No sabe si es por el dinero o por algo más. Pero no le importa.

Solo le gusta ver reír mucho a WooBin.

-¿Tuyo?- le pregunta sin creerlo.

-Sí, M.I.O.- deletreo cada letra, con sus labios acaricio cada letra de esa palabra. Mío.

-No, soy de NaEunnie- le dijo burlón. WooBin hizo un chasquido, y con esa voz que era tan seca y parecía enredar las palabras le dijo.

-Claro. Puedes ser de ella, pero eres mi Muñeco, TaeMin- por un momento sabe que sus ojos debieron abrirse mucho, ya que WooBin parecía casi asustado, el no supo cómo interpretar las palabras de WooBin, solo se sentí muy confundido. Recuperándose le respondió.

-¿Sabes que he recibido cientos de cartas de ese tipo?- le pregunta más altivo e engreído.

-¿Quién?-WooBin frunció el ceño y luego pareció entenderlo-Ahh ¿Las sessang?- solo asintió orgulloso.

-Urg- WooBin hizo ese gesto con la cara ese donde arrugaba la nariz y negaba.

Solo se miraron y rieron felices. Emocionados. Solo eran jóvenes de 18 y 20 años deseando añorar más su vida. Tratando de atrapar todo lo que esta les daba.

Todos escogían caminos distintos, unos entraban en la universidad, otros seguían su sueño de cantar o bailar, de estar en un escenario, otros tuvieron toda la vida complicada y debían llevar carreras clandestinas a cabo para sobrevivir, o hacer lo que sea para sobrevivir.

Nadie les indico el camino, nadie los guio por ese sendero. Porque de pronto los adultos decidieron que debían crecer y hacer una vida. Ganar dinero para sustentarse.

Porque de pronto los adultos querían que crezcan, cuando años antes los protegían más que nada, negándoles ver más allá de donde estaban, manteniéndolos cautivos en un mundo de fantasía. Porque cuando eres niño todo te parece tan fantástico y fácil, que lo único que quieres es crecer, y los adultos parecen no querer dejarte hacerlo. Pero cuando estas más grande, necesitando más consejos que nunca, necesitando más compresión que nunca, ellos decidieron que llego la hora de crecer, de dejarte ir.

Todo pasa en distintas edades en distintos momentos. Tienes que madurar tarde o temprano.

La chica que anunciaba la carrera se paró delante de los coches para hacer la pose típica.

-Bien, es tu hora Muñeco- le dijo WooBin. Y cuando estaba a punto de irse se volvió, y casi confuso entre decir algo o no, abriendo la boca y cerrándolo, pronto le dijo- Ten cuidado, Muñeco.

-Soy de carne y hueso. No me rompo fácil- le respondió. WooBin metió una mano dentro el auto, y apuso el dedo en el casco, a la altura de su labio partido, acariciándolo le contrataco.

-No. Eres porcelana- Y se fue.

Decidió pensar luego en el gesto, para volverse al frente y ver como la chica comenzaba los gritos de siempre. Con un top, falda corta, botas y maquillaje excesivo para su gusto, comenzó el conteo.

-Listos- dijo levantando una mano- Preparados- levanto la otra- ¡Fuera!- y bajo los brazos para dar comienzo.

Sus manos ansiosas no esperaron y rápidamente movió el freno de la caja. Y acelero con el pie. Solo el que salía primero tenía la ventaja. Porque en el carril solo entraban tres coches, ni uno más.

Pronto la adrenalina subió por todo su sistema, haciéndolo estremecerse. Haciéndolo reaccionar de mil y un maneras.

Allí en la pista donde comenzaba esa sensación que anhelo por años estaba allí. Haciendo su efecto.

La sensación de correr le daba una sensación de flujo en la sangre, fuerte, haciendo a su corazón un pálpito bombean te. Haciéndolo llegar…

Cuando diviso la primera curva supo que la diversión comenzaba. Porque cuando llego la primera curva supo que era tiempo de entra en acción. Con un fluido movimiento, obvio la palanca que manejaba los tiempos.

Cuando ya estuvo allí, en el lugar preciso comenzar.

Drifting.

Drifting es un tipo de carrera distinto al normal. El drifting consiste en derrapar de manera que el vehículo forme un Angulo con la dirección de movimiento.

Cuando TaeMin conoció el Drifting supo que quería hacerlo. La manera en que podías correr de distinta manera, haciendo algo que no era normal sino más bien peculiar.

Allí en las pistas de Drifting es donde sentía esa sensación.

Porque Lee TaeMin de 18 años, mejor bailarín del grupo Idol del momento 2STEK, se sentía más vivo que nunca en la pista. Drifteando.

Porque no consiguió esa sensación ni en el escenario, porque allí sentía estar en lo más alto del mundo, bailando frente a millones, cantando y disfrutando de los frutos de la fama, pero ni eso lograba hacerlo entra en este sentimiento.   

Porque allí en la pista donde ahora corría, era donde Lee TaeMin se sentía vivo.

Se sentía vivo. Sentía cada sensación que le indicaba que estaba allí, que aún había razones para estar allí, que todo su esfuerzo estaba allí. Estaba vivo porque sentía sensaciones que nunca antes sintió, allí en esa pista.

Por eso le gustaba ver la sonrisa de WooBin, porque él le enseño esto, le enseño esta sensación. Le enseño a vivir.

Cuando la primera curva llego con su mano tomo el freno de mano. Era la técnica más fácil, llamada E-Brake, la clásica técnica más fácil, estaba bien para principiantes, aunque usualmente, usaba el Power Over. Que era la sobre-aceleración.

Cuando estaban en la primera curva tomo la delantera, haciendo la técnica más fácil, causando ese sonido típico de freno seco.

Baja la marcha para que las ruedas pierdan tracción cuando acelere, gira las ruedas a la curva, apretar el botón del freno de mano y tirarlo arriba bruscamente, rápidamente vuelve a poner el freno en su lugar. Seguir acelerando y frenado hasta llegar.

La carrera transcurrió, como debía. Llevando la delantera. Y ganándola.

TaeMin sonrió contento, por un momento este chico C.A.P. le preocupo usaba Shift Lock, esa técnica le causó sorpresa, suponía que sería más bien un E-Break. Pero no lo hizo, lo que solo le indico que el chico tenía una trayectoria.

Cuando llego en primer lugar la gente como siempre se alegró, y se emocionó, algunos bufaban por haber perdido mientras que los otros simplemente se alegraban a más no poder por haber ganado.

-¡SII! ¡Damas y Caballeros! ¡NUESTRO DK TIENE EL PRIMER LUGAR!- la multitud sol se emocionó más. Por lo que como siempre hizo giros completos en un círculo, para después crear humo derrapado.

Se sentía vivo. Allí.

Le gustaba esa sensación y por eso hacia Drift. Porque era algo que le indicaba que la adrenalina que corría dentro él era verdad, era realidad, le decía que estaba vivo. Más vivo que nunca. Sentía las palpitaciones a más no poder, y eso era el punto de esto.

Sentir cada sentimiento a flote.

Sentirse más vivo que nunca.

 

 

Ya había pasado casi una media hora. Ahora estaban dirigiéndose a casa de WooBin para poder descansar.

WooBin les había mostrado a todos esa sonrisa agraciada, orgullosa, por haber demostrado que TaeMin, su Muñeco había ganado otra vez. Demostrando así como solo TaeMin podía ser el DK.

TaeMin se sentía feliz, y aliviado. Por fin había podido apagar esas ganas dentro de él. Esos sobresaltos que siempre lo molestaban. Que estaban allí para sucumbir algo malo dentro él. WooBin al salir había arreglado los detalles, había repartido billetes aquí y allá, llevándose él la mayor parte.

Desde el lado del conductor WooBin encendió el radio y sonó la canción. Bueno su canción.

-No me jodas- le gruño casi aburrido.

-Ohhh ¿El muñeco también puede maldecir?- le pregunto en un tono burlón.

-WooBin…- suspiro rendido.

-Deja de hablarme así, Muñeco. No te conviene.

-¿Pues bien no podrías colocar mi canción?

-No, Muñeco. A mí me gusta “Obsession”- le dijo empezando a tararear el coro de este-Break it up, Break it up hmm hmm hmm-

-Al menos no la cantes…- le dijo apoyando su cabeza en el asiento y cerrando los ojos. 

Pero como era predicho, WooBin siguió cantando la canción. Hasta que acabo toda.

Estaba a punto de decir algo, cuando el presentador de la radio comenzó a hablar.

-Bien. Allí estábamos con el último éxito de 2STEK: Obsession. Recordemos que el grupo consiguió su premio a mejor artista del año con el tema.

--También entre otras noticias se sabe que se publicaron nuevas fotos de Lee TaeMin del dicho grupo junto a Son NaEun. Esta vez ambos fueron vistos en una cafetería tomando un café a gusto, como bien ya sabemos esta “Pareja” ya ha sido nombrada constantemente, NaEun compañera de empresa y miembro de CrYstaL, se vuelven a asumir que están en algo. Si bien no confirman nada más que son casi como hermanos las dudas siguen entre los internautas. Como también la presencia de Oh SeHun en algunas de estas “citas”. Ambos han demostrado su afectuosa relación. Publicando fotos de sus vacaciones en las diferentes redes. También en este grupo de “hermanitos” se han demostrado los accesorios. Como los anillos que se vio usando a un principio a NaEun para después verlas en las manos de los miembros de 2STEK.

--¿Qué opinan ustedes? Si quieres comentar algo sobre esta “Relación” llámanos ahora. O comunícate por un mensaje a la página del programa. Ahora nos vamos a un receso mientras escuchamos “Expectation” de CrYstaL.

El auto se inundó por la introducción de la nueva canción. La noticia no le hacía nada, no era la primera ni sería la última que escucharía una cosa así. Así que no tenía ningún problema.

-¿Qué es esto, Muñeco?-

-Chismes- le respondió comenzando a disfrutar de la canción.

-¿Y?

-Lo mismo de siempre.

WooBin solo lo miro, y volvió a concentrarse en el camino. Sabía que TaeMin no le contestaría, ni le respondería nada. De momento.

WooBin solo asintió y disfruto de la canción junto a TaeMin, a excepción la parte en donde se escuchaba la voz de… ella.

Ella que hacía que TaeMin no fuera suyo. Ella se lo quitaba.

Pero eso no era todo.

El verdadero problema era que TaeMin en serio creía que era de ella.

Pero eso era hasta allí.

Porque WooBin quería que TaeMin fuera suyo. Solo suyo.

-Entonces te llevo a casa, Muñeco.

Era el Muñeco del Drift.

Su DK.

SU Muñeco.

 

 

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-Bien. Entonces se dictamina que el equipo de Baloncesto promoverá las excursiones de este año con el dinero recaudado en el campeonato del anterior bimestre. También los Talleres de Danza como de Canto se unirán para la presentación final de año. ¿Alguna duda?-

-¿Los padres de familia en que colaboraran entonces?- levanta la vista dirigiéndose a quien le hizo la pregunta. Observa todos los rostros que lo miran atentamente. Todos sentados alrededor de la mese circular de reuniones.

Mira detenidamente el rostro de esa persona. La voz, su cara. Lo detesta.

Sabe que sus ojos están atemorizados, y no solo los ojos, sino también su cuerpo.

Nota como comienza a apretar con fuerza la pluma en su mano. Como comienza a parpadear. Y Su cara demuestra un brillo en la frente. Un sudor. Le sonríe, pero sin quitar los ojos atemorizadores.

-¿Quién eres?- pregunta seco. Creando una escena tensa. Un ambiente tenso en la sala de reuniones.

-¿Eh?- la voz del chico es nerviosa- Soy  L-l-l-ee Mi-Min…nHyuk de S-segundo año- El tartamudeo solo corroboro su predicción. Un chico de segundo.

Chico que venía aquí a aprender para ver si podía ingresar al Consejo Estudiantil. A probar suerte.

-Ahmm- solo asiente- ¿No has estado escuchando lo que dije?- le pregunta casi notándose agotado. Cansado. Fastidiado.

-¿Perdón?- No había más tiempo para juegos.

-No me gusta repetir pero lo hare. Dije que los padres de familia simplemente aportarían lo que el equipo no cubra. Cuando se entregué los informes sobre la excursión se darán datos más precisos. Por lo que tú Segundo Año  deberías poner más atención si piensas entrar al Consejo algún día- se paró bruscamente levantado la manga de la chaqueta para fijarse en su Rolex  que anunciaba ya sería su clase- Bien eso es todo por hoy. Nos vemos en la siguiente reunión- Tomando el folder de la mesa hace retroceder la silla forrada de cuero, para parase y dirigirse hacia la puerta.

-¡Nos vemos Compañeros!- solo sonrió al escuchar la voz de JongHyun-¡No se olviden que esta tarde el equipo  recluta nueva gente!- Sin escuchar más aminoro el paso, por el pasillo.

-¡MinHo!-

Voltea al reconocer la voz para ver dirigirse a él a Jessica, ChangMin y JongHyun. Los tres tenían el folder azul en sus brazos y usaban el correspondiente uniforme.

Claro que cada uno de distinta forma.

Mientras que el uniforme de ChangMin estaba tan pulcramente planchado (como el suyo propio), el de JongHyun no tenía las piezas completas. Solo usaba la camisa y el chaleco, junto a la corbata caída.

Por otro lado ver a Jessica caminar era distinto, parecía tan ligera en el aire, su caminar era tan obsesivo, caminaba con un contoneo que hacía que su falda se menee, y sus piernas se luzcan.

-¡Hey Choi MinHo!- le grita JongHyun apuntándolo con el dedo. Y truncándoselo en el pecho cuando se paran frente a él- Casi hiciste que Segundo año  se meara en sus pantalones- le dice en tono burlón y hasta con lastima.

-Se lo merecía.

-El príncipe de hielo está de regreso- le dice ChangMin con una sonrisa divertida en la cara.

-No. Querrás decir que Nuestro Presidente de Consejo Estudiantil está de regreso- enuncia Jessica con un tono de voz de frio y seco, pero sonando burlón. Pero el la conocía, y sabia claro que no era así.

Sonríe a sus amigos, para comenzar a dar macha por el pasillo, e ir a la clase de capacitación de cada año, antes de que comience la segunda mitad del año escolar.

Este año por alguna razón siente que será caótico.

No sabe porque, pero lo presiente.

Puto instinto.

 

 

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El despertador suena haciendo resonar la canción en toda la habitación. Informándole que era hora de despertar. Busca el teléfono a ciegas, hasta que lo encuentra a un costado suyo. Abre los ojos aunque no quiera, y está listo para prepararse para la luz que de segur ya estaba encendida.

Pero no.

No era así.

El lugar estaba oscuro, y ahora que lo siente el olor… Cigarro.

Mierda.

Se para aceleradamente para notar que estaba desnudo,  y que había pisado algo en el suelo que lo hace gruñir de dolor.

-¡Carajo!

Busca a tientas la lámpara del buro, para que l lugar se ilumine con una luz tenue, y empieza a buscar su ropa por todo el lugar.

¿Cómo pudo haberse dormido allí? ¿Tan ebrio se había puesto?

Con preguntas y maldiciones término de colocarse el pantalón y los zapatos, solo faltaba encontrar la camisa y la chaqueta.

Tranquilo, SeHun tu puedes.

Se anima a sí mismo para buscar por todo el pequeño lugar lo que le faltaba.

-¿SeHunnie?- Mierda.

El pequeño cuerpo que estaba al otro lado de la cama se empieza a levantar. Ve como se sienta apoyando su espalda sobre las almohadas que estaban apiladas, las manos ya empezaban a pasarse por sobre los ojos adormilados e intentar despertar.

Observa como la baja luz tenue aún era hermoso. Con el cabello castaño claro, las mejillas algo sonrojadas, y el cuerpo aun con algunas marcas.

Era hermoso.

-Vuelve a dormir, Princesa- le responde volviendo a su búsqueda.

-¿Qué hora es?

-Son las 4:30. Regresa a dormir.

-¿Por qué…?

-Hoy empiezo la escuela.

Y el silencio retorno. Era un tema tabú. Uno que ninguno quería tocar. Porque habían muchas preguntas y pocas respuestas al respecto sobre este.

Recuerda algunas que ya le había hecho.

¿Vendrás como siempre?

¿Qué pasa con los miércoles?

¿Aún te tengo que esperar?

No respondió ninguna porque lo callo con besos y gemidos de puro placer.

Recordar la noche anterior le hacía querer mas, pero no. Ya era tarde y de seguro los demás ya estarían por llamarlo.

¿Dónde mierdas estaba la puta camisa?

-¿Buscas tu camisa?

-Si

-La dejaste en el club.

Mierda. Y lo recuerda ahora. Por como desaforadamente se sacó la camisa antes de subir arriba. De seguro andaba por los pasillos, o quién sabe dónde.

¡No debiste beber!

¿Y ahora?

-Toma una de las mías.

Normalmente rechazaría esa oferta, pero ahora era algo que debía aceptar aunque no quisiera.

Con paso apresurado, se dirige hacia el closet, y buscar sacra una de las camisas acomodadas en el armario. Pulcramente ordenadas, y planchadas… con su olor.

Al tomar una blanca, y sacarla de su colgador, escucha como la música de su celular anunciaba llamada, y con paso acelerado, regresa para con señas decirle que conteste y lo ponga en altavoz. Hace lo que le dice un y con “Gracias” muy quedo responde.

-Alo

-¡Hunnie!

¡Mierda!

Sin tener que mirarlo, ya sabe que cara esta puesta en la del mayor. Irritación pura.

-Dime pequeña- responde suavemente y tranquilo, mientras comienza a abotonar la camisa, notando que obviamente no era de su talla, ya que le apretaba y sentía que se rompería. Pero no importa, solo era hasta llegar al departamento.

-Ya estamos todos en el salón ¿Dónde estás dormilón?- la dulce voz de Naeun sonaba algo somnolienta y lo sabe porque sonaba más baja y hasta algo tierna. Algo que n es usual en ella.

-En camino, pequeña- le dice abotonando el último botón, y girar para encontrar su chaqueta y colocársela.

-Apúrate ¿Si? A las 6 tendremos una reunión con el presidente.

-Si. Ya voy.

-Ok. Te quiero- y lo último es lo que hace que el mayor tire el teléfono con enfado a la cama, y se pare para dirigirse al baño. Enojado. Emputado.

La llamada obviamente termino. Y él no sabe cómo salir de allí. Esa incomodidad aparecía siempre allí.

Suspira. Y nota que ya faltaba poco para las 5 y debía apresurarse. Toma el teléfono para guardarlo, y toca los bolsillos para sentir las llaves del coche.

-Ya me voy.

Y eso fue lo que hizo que el mayor saliera del baño con unos pantalones cortos y la mirada ¿enojada? ¿Irritada?

-¿Volverás?

-No lo sé.

Y todo se fue al caño. La imagen aparentemente de “Me vale verga todo” apareció en la cara de porcelana.

-Ok. Deja el dinero antes de irte.

Se quedó estancado escuchando como la puerta del baño se cerraba con fuerza y como la ducha comienza a sonar. Esta impactado, no hubo un beso coqueto de “Te estaré esperando”,  por el contrario pura frialdad.

Mierda.

Puta Princesa.

Deja el dinero sobre el buro. Y le aumenta una considerable cantidad demás. Anotando con una pluma sobre el mismo buro, que tenía superficie de vidrio.

<<No trabajes esta semana. Con esto alcanza>>

Y sin más se fue.

Recorre los pasillos que mostraban cientos de habitaciones con puertas y  diseño lujoso.

Este silencioso y algo oscuro. Y recorre su camino habitual.

Baja las gradas, pasa por detrás del bar, llega hasta la puerta trasera. Y sale.

Al fin.

Con cuidado de que nadie lo mira acelera el paso hasta llegar a su carro y montarse en él. Dentro de los vidrios polarizados se siente fatal y como mierda. El día ni comenzaba y ya estaba pésimo.

Suspira por todo.

Por Luhan, porque hoy comenzaba la puta escuela…

Mierda.

Suspira porque no sabe porque hace todo esto. Porque le da dinero demás para que no trabaje.

Esto no estaba bien, esto no era lo que debía hacer. El solo era un cliente. Un puto cliente.

Era el cliente VIP de “Stellar” el club más prestigioso de la ciudad, donde debías tener una considera cantidad de dinero para ingresar.

Porque la atención era la mejor, y los servicios también.

Pero no pagaba por eso, pagaba por el silencio, y la privacidad de su estancia en el club de “Acompañantes” más pijos de la ciudad

Oh SeHun del grupo Idol 2STK, visitaba el club nocturno, y pedía la puta de siempre.

Luhan.

O como a él le gustaba llamarlo: Princesa.

Por eso estaba bien pagar una gran cantidad de dinero. Porque nadie podía enterarse que el visitaba ese lugar, eso solo significaría el final de todo. Todo el puto entrenamiento de años al caño, sin más.

Decide que no vendrá en un par de semanas porque era lo mejor ¿Lo mejor para quién?

¿Para él? ¿Para Luhan?

No, para el grupo, SeHun.

Haciendo sonar el motor con enojo, empieza acelerar y borrar cualquier tipo de pensamiento.

Porque estaba mal pensar así en El.

Era demasiada atención para una puta.

 

 

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El primer día de clases de la segunda mitad de año escolar iniciaba hoy.

Era el típico inicio de siempre, en ese tipo de escuelas. El Wingston College Art abría las puertas para dar un nuevo inicio de clases. Las grandes instalaciones muy modernas estaban más pulcras y limpias que nunca, salas de ciencia, pequeños museos. Con los seis edificios de estudio, de las cuales cinco eran para los cinco departamentos de  artes que existían. Cine, Música, Danza clásica y moderna, Pintura y Escultura. Sin contar el espacio para los deportes y el equipo representativo.

Con 2 clases distintas para cada año, contando con docentes de alto nivel académico, entre ellos cinco extranjeros y los distintos ambientes de recreación como: El campo de golf, las cachas de Tenis, la piscina y el salón común donde se disponía con diferentes juegos.

El Wingston College Art era de las escuelas más prestigiosas de todo el país, reluciendo siempre su nivel académico. Pero siempre destacándose más por su disciplina en Arte que en otro ámbito.

Los estudiantes ingresaban, hablando de lo que habían hecho en las vacaciones, y que cosas habas descubierto, o en todo caso comprado.

El cuchicheo se hacía resonar por todo el lugar, todos dirigiéndose al salón mayor para la inauguración de cada año. Con el discurso, y prsentando al consejo estudiantil. Que este año no había muchos cambios, y también si había un nuevo docente.

Cuando el salón ya estaba lleno, y faltaba poco para el inicio, se empezaban a hacer presentes los distintos académicos. Ingresando docentes y sentarse en su tribuna habitual. A un costad del escenario. Mientras que los altos mandos se sentaban en el centro, dejando espacio para el presidente y vicepresidente del consejo estudiantil, y para el director.

No era un secreto para nadie, que obviamente Choi MinHo de ahora último año, era el presidente del consejo estudiantil. Lo  que nadie aseguraba era quien sería el nuevo vicepresidente, cuando el semestre anterior Shim Chamgmin había dejado al cargo.

Cuando ingreso MinHo, el alboroto se hizo claro. El bullicio y el cuchicheo no se hizo faltar. Al ver como el presidente del consejo estudiantil ingresaba por la puerta frontal con sus más cercanos amigos y su prima. Jung SooJung, Shim Chamgmin, Kim JongHyun, Park SunYoung y Choi JinRi, ingresaban comentando entre ellos, y viendose tan altivos como siempre. Se los podía ver casi inalcanzables.

Eran el sueño de varios estudiantes allí. Pero sobre todo era impresionante verlos. Llevando en alto el nombre de sus departamentos.

Todos caminan sin voltear a ver nada, solo mirando al frente y viéndose de manera muy presuntuosa.

Cuando ya llegaban casi al escenario, todos le sonrieron a MinHo  y el subió al escenario, a sentarse en su respectiva silla, y los demás en las butacas delanteras.

Cuando se vio que el director entro, todos se pararon y silencio se inició. Dando unos toques al micrófono para comprobar su funcionamiento el director empezó a hablar.

-Buenos Días a todos los presentes. Este año me complazco en dar inicio al segundo semestre de estudios. Cabe recordar que este año hemos tenido varios logros, destacando en las diferentes olimpiadas que se tuvo. Llevando el nombre del Wingston College Art, en alto.

La plática siguió, nombrando los distintivos que se tuvo y se esperaba tener. Como siempre felicitando a los estudiantes.

-Este año contaremos con nuevos docentes. Son dos docentes que vienen de Estados Unidos a dar clases de inglés, desde primer a cuarto año. Invito a que les den la bienvenida al profesor Kim KiBum y la profesora Jung Nicole.

El alboroto era grande. Porque no era lo que nadie esperaba, siempre se presentaron docentes algo mayores, cabe decir. Pero no. Este año se podía observar como Kim KiBum y Jung Nicoles causarían revuelo, no solo por la presencia que daban, sino por la edad que aparentaban. Ambos parecían tener no más de 25 años máximo.

Kim KiBum eran alto, delgado y de finas facciones y ojos felinos, mientras que Jung Nicole era de una sonrisa dulce.

Las habaldurias se calmaron en cuanto el director empezó a hablar, indicando de qué año se haría carga cada uno.

Cuando el director dio paso a Choi MinHo de tomar el micrófono y dar el discurso de inicio de año, todos se pusieron atentos para empezar a escucharlo.

Siendo dueño de una belleza digna de admirar, les daba curiosidad la seriedad, y como solo reía con amigos y era bueno en todo lo que hacía. Destacando en deportes pero siendo miembro del departamento de cine. Proyectando su carrera a futuro, que muchos apostaban que sería un gran cineasta. Ya que de su familia no se sabía mucho.

Solo que su padre tenía unas empresas de compra y venta. Compraban algo para hacerlo subir desde lo más bajo.

 Pero nadie podía creerlo, por eso daba más curiosidad y más de que hablar. Mientras que de da mayoría se podía saber a qué se dedicaba cada familia y de donde tenía la riqueza. De Choi MinHo se podía decir que era hasta casi privado. Nadie creía que su padre siendo uno de los mayores benefactores solo tuviera una empresa de ese tipo. Además estaba la seguridad con la que caminaba. Siempre teniendo chofer, y cuatro guardaespaldas que siempre lo manejaban a cada lugar.

Choi MinHo hizo una inclinación al director y tomo la tableta de sus manos para ponerse frente al micrófono y saludar. Todos esperaban su discurso, porque aparte de ser muy alentador, esperaban que se anunciara quien sería el vicepresidente del consejo estudiantil.

-Buenos días- su voz además de ser profunda y masculina, siempre sonaba casi fría, pero en los discursos siempre era más encantadora. Haciendo que las estudiantes esperaran con ansias ese discurso.

Siempre teniendo toda la atención, incluyendo a los altos mandos.

-Hoy-

Y ese fue el comienzo de un año distinto a cualquiera.

Haciéndose resonar la puerta de entrada del salón mayor, toda la atención se esfumo, haciendo que Choi MinHo dejara de hablar, y la atención se fuera hacia la puerta.

Pero no fue eso, fueron los gritos que se empezaron a hacer más fuertes y chillantes, y como se pararon, y las cámaras de los celulares comenzar a hacerse sentir. Por como todos querían salir de sus asientos e ir hacia ellos.

Este año, el Wingsgton College Art tendría por estudiantes a los Idols del momento.

Porque cuando Lee TaeMin hizo resonar la puerta, y entrando vestido con el uniforme correspondiente, Choi MinHo dejo de hablar.

Porque Lee TaeMin y compañeros de grupo y agencia ingresaban, llamando la atención.

Porque todos estaban sorprendidos, porque no hubo especulación alguna de que ingresarían a esa escuela. Si se sabía que deberían asistir a la escuela, pero nunca se supo a cuál.

TaeMin, SeHun, Kevin, Eli y SuHo. Ingresaban sonriendo, y siendo escoltados por guardias hasta sentarse en esa fila de butacas que nadie noto que estaba reservada. Detrás ellos NaEun, Krystal y Suzy caminaban sonriendo, y viéndose perfectamente arregladas. Maquillaje, accesorios, y peinado, impecable. Evidentemente echo por un profesional.

Todos ellos con cara de porcelana, y perfectamente arreglados, sin imperfecciones.

Los fans que evidentemente había, estaban en albortos, siendo frenados por docentes, regentes y personal.

Choi MinHo mira la escena enojado mientras Lee TaeMin se sienta  y le guiña un ojo en declaración de guerra.

Porque ambos ya no tenían marcas, pero si la furia dentro ellos.

El Wingston College Art tendría un año peculiar, singular y nunca antes visto.

Y esto recién comenzaba.

Notas finales:

Si hay algun error disculpen, no esta editado bien, pero ya lo haré.

Dejenme saber que piensan. Estoy dejando este nuev proyecto que tien un moooonton para dar, porque no lo actualice hace un monton, por cosas... cosas personales... y bla.

Pero ya. Espero me den su apoyo. Y tambien que les haya gustado.

Dejen sus comentarios.

Nos vemos.

XOXO


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