El silencio me estaba enloqueciendo y estar apachurrado no ayudaba para nada, mucho menos cuando tenía mi entrepierna prácticamente encajada en el trasero de mi hermano. Era una tortura completa, escuchando las suaves respiraciones de Siwon, Kyuhyun, Sungmin y Donghae, y sentir como si la mía estuviera sobrepasando de manera excesiva los límites de una respiración normal.
No podía, no podía. Era terriblemente cachondo y morboso. Necesitaba una pequeña fricción para calmar el nudo en mi estómago y las ganas que me tenían el pene erecto y gritando por atención.
Lentamente moví centímetro a centímetro mi mano bajo la sabana hasta dar con la cintura de Donghae. ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Quedamente y cogiendo fuertemente aire, encerré mi mano en su cintura. Aunque la entrometida pijama no me dejara tocarlo por completo, sentía correr por mi mano el calor que me proporcionaba su cuerpo con ese contacto, acelerando los latidos de mi corazón e incrementando la dolorosa necesidad de friccionar mi pene.
Esperé unos segundos, contando mentalmente hasta considerar seguro el poder proseguir. Poco a poco fue deslizando mi mano, sintiendo la excitación correr por mis venas, acercándome cada vez a mi meta. Mi mano fue entrando en contacto con la piel de su vientre, era como si de una descarga eléctrica se tratara, sentía mi pene vibrando dentro de mis pantalones, presionándose aun más en el trasero de Donghae, sentía la pequeña presión que su pequeño y firme trasero hacía.
- Hyuk - Alcancé a escuchar un pequeño susurro, tan pequeño que pensé que lo estaba imaginando -Deja de hacer eso -Volvió a susurrar, pero yo no quería parar, me estaba comiendo la cabeza con todo esto, tenía días esperando un momento en el que pudiera estar junto a él, a solas, y poder friccionarme sobre él, como aquella vez en la sala, la sola idea de hacerlo me daba un revoltijo en el vientre y mi miembro daba un brinco, me había masturbado todas las noches pensando en él, en su blanca y tersa piel, en sus labios dulces, suaves y carnosos deslizándose sobre los míos, en su lengua ingresando a mi boca, en sus manos apretujando mis brazos, su voz gimiendo mi nombre, gimiendo por mí, gimiendo por lo que hacía, pensar en él me excitaba, me excitaba y sólo podía pensar en correrme.
Me moví ligeramente como si se tratara de un movimiento en medio de un sueño, pero sólo me estaba frotando un poco contra el trasero de Donghae, haciéndole entender que no quería parar que notara lo excitado que estaba y la erección que suplicaba bajo mis pantalones.
Esperé unos segundos, pero no recibí respuesta alguna de parte de él, por lo que me pregunte si se habrá levantado por un momento y había vuelto a caer, o si no me respondería nada y me daba bandera para seguir. Era un revoltijo total en mi cabeza, no podía pensar en claro, no cuando estaba así de excitado.
- Donghae - Susurré mordiendo mi labio, impaciente. Por Dios, contesta, por favor. Lo necesito, lo necesito y mucho, pero tras escucharlo había salido una vocecita recordándome que no estaba bien hacer esto y mucho menos con tres personas de espaldas a mí, a unos centímetros, que fácilmente podrían despertar y pillarme o pillarnos, sería un gran riesgo, pero yo caía en la tentación, en la morbosa situación de hacerlo, se sentía prohibido, demasiado prohibido y eso me ponía aun más mal de lo que estaba. Pero no quería pasar sobre las palabras de Donghae, al fin de cuentas era mi hermano pequeño, mi gemelo, y él estaba por encima de todo... hasta de mi tortuosa excitación - Donghae... Por favor...
Me sentía estúpido hablando en pequeños murmullos, no sabía siquiera si me escuchaba claramente, era ridícula la situación y me planteé seriamente el esperar por otra situación en la que podría estar más libre de movimiento. ¡Pero joder! Que morbo hay aquí.
-H-Hyuk, - Sí, sigue cariño, sigue -nos vamos a meter en problemas - No, no, no. Eso no pasara. Por favor, Donghae. No puedes dejarme con esta erección de caballo.
Suspiré acercando mi cabeza hasta sentir su pelo picar en mi nariz. Respiré profundamente, inundándome del olor que desbordaba, maldiciéndome y maldiciendo la situación. Alejé lentamente la mano que tanto trabajo me tomó llevar hasta la suave piel de Donghae. Respira, Hyuk. Dejé mi mano en su cintura, sin apartarme de él. Tienes que ser fuerte, Hyuk, vamos, tú puedes.
Me esforcé en conciliar el sueño pero no era posible, mi pene palpitaba pidiendo presión a su alrededor. ¡Oh Dios! ¿Sería posible correrme tan sólo con mis pensamientos? Lo necesitaba, necesitaba bajar esta erección.
Cerré mis ojos y me dejé llevar, podía incluso hasta imaginarme en mi cama, sentía el suave colchón hundirse un poco bajo nuestro peso. Me regocijaba al escuchar las risas traviesas de Donghae. ¡Oh sus risas! Sus labios son tan hermosos, rosados y tan apetecibles, y su piercing se sentía tan bien cada vez que nos besábamos, era un genio moviendo su lengua.
Sus manos tan suaves y delicadas acariciando con la yema de sus dedos mi cuello, bajando lentamente por mis hombros y luego por mi pecho hasta llegar a mi vientre, sus uñas empezaban a trazar delicadas líneas en mi vientre sintiendo como si con cada trazo que hacía me estuviera azotando una ola de placer que me jalara las entrañas y mi miembro tomara vida.
Su miembro duro y erecto reposaba sobre uno de mis muslos, chorreando pre-semen, pero no importaba, me gustaba sentirlo ahí, caliente y húmedo junto al suave vaivén que sus caderas hacían. Se sentía bien, muy bien sentir su pene restregándose en mi pierna, humedeciéndome cada vez más.
-H- Hyukkie -Sus ojos brillaban y brotaban un deseo y lujuria que me ponía los bellos de punta - ¡Oh Hyuk! Se siente tan bien - Gimió mordiendo su labio, tratando de acallar los gemidos y jadeos qué de ellos querían brotar, sus hombros temblaban ligeramente y sus caderas parecían tener vida propia mientras se restregaba insistentemente en mi muslo. Mi mano seguía uno a uno los vaivenes que él hacía, apretaba y desaceleraba cuando lo veía necesario.
Ambos respirábamos como animales, encorvando nuestros cuerpos y encogiendo los dedos de nuestros pies. La habitación estaba llena de jadeos y sonidos húmedos. Donghae sudaba, su rostro sonrojado y sus labios hinchados me inundaban y me daba un tirón.
-¡Oh por Dios!
Gemí sintiendo la boca de Donghae besando y chupando mi pecho, su lengua lamia para luego mordisquear la piel húmeda. Sentía su cálida respiración chocar contra mi piel y me erizaba. Estaba cerca, lo sentía junto a mi acelerado corazón. Sentía mi cabeza querer estallar por las sensaciones, los músculos parecían no cansarse con los bruscos y rápidos movimientos. Ambos nos masturbábamos sintiendo nuestros testículos listos para corrernos, nuestros miembros se sentía tan vulnerables con cualquier roce.
- Hyuk... Hyuk...- Donghae empezó a gemir agudamente, restregándose incontrolable, su respiración sonaba furiosa y sus dientes empezaron a mordisquear sin consideración alguna mi piel - Hyuk... Oh, Hyuk... ¡Dios! - Gimió por última vez, corriéndose en mi pierna, jadeando y retorciéndose sobre mí.
Llevé una de mis manos a su cabeza y enredé mis dedos en la maraña que era su pelo. Acaricié mi glande, y poco a poco alcance mi clímax, encorvé y mordí mis labios dejando salir sólo un ronco gemido mientras me corría furiosamente en mi vientre. Mis músculos se contraían exquisitamente y mi mano jaloneo un poco más el pelo de Donghae.
Abrí los ojos ahogándome con mi propia respiración. Sentía mi cuerpo húmedo, con el sudor chorreando por mi cuello y mi rostro. Mi corazón latió ensordecedoramente y mi mano estaba entre mis pantalones, húmedas por el semen que había en ellas.
Saqué rápidamente la mano, sintiéndome avergonzado. Miré a mis lados pero sólo me encontré con el rostro dormido de Siwon y la espalda de Donghae.
¡Oh Dios! Me había quedado dormido, me había corrido en sueños, había tendió un sueño húmedo con Donghae, mi primer sueño húmedo con él...y el mejor sueño.