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Celos: Motivos de un asesino por Iori Yagami CCH

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Capitulo 2

Dos largos meses del caso Matsuoka Gou han pasado, y a pesar de ello, las investigaciones no arrojan a nada. No hubo abuso físico, ni siquiera mucho forcejeo, cualquiera pensaría que fue un asalto que terminó en un mal escenario, pero aun así, no se explicaban porque ningun objeto había desaparecido. No había ninguna huella en la base de datos criminales de Japón y eso hacía mucho más difícil el trabajo de los agentes de policía.
A pesar de todos los malos infortunios, los chicos de Iwatobi debían seguir con sus vidas, no negaban que el terror sucumbía en sus almas, pues era cierto. Un escenario tan grotesco y terrorífico nunca se había hecho presente en aquel tranquilo puerto pesquero.
“¿crees que sea conveniente salir?… digo, lo de Gou-san es muy resiente…”
“Rei-chan, solo será un momento. Y solo es por una fecha especial”
Ese fue el último chat de ambos, llevaban ocho meses de relación secreta, aquella noche decidieron ir a cenar, pues dos meses antes habían decidido no celebrar cada que cumplían un mes, por lo acontecido con Gou y porque no estaban aptos después de aquello.
Fue una pequeña velada, en donde el tiempo pasó rápido, al llegar a la playa, Rei le dijo a Nagisa que lo acompañaría hasta su casa, Nagisa se negó un par de veces, pero eso no inmutó al de gafas, y Nagisa aceptó, porque amaba que Rei fuera así de dulce con él. Caminaron por la playa, Rei le dio su abrigo al rubio, que como siempre, olvido traer uno.
-No pensé que encontraría a ambos aquí-.
Habló una voz detrás de ellos, ambos voltearon al reconocerla con una sonrisa en sus rostros.
-¿Qué hace aquí?-habló el de cabellos azules mientras acomodaba sus gafas-No debe andar solo por la playa.-
-No debes andar solo por aquí-reprochó el rubio haciendo un pequeño mohín- y menos con un asesino suelto en Iwatobi-.
A cambio recibieron una sonrisa, pacífica y dulce. Su amigo guardó sus manos dentro de su abrigo y en un segundo, casi en un parpadeo, Rei pudo visualizar algo brillante dentro de este, cuando menos se dio cuenta, un cuchillo de cocina se dirigía hacia su pareja, por impulso se interpuso logrando que este se atravesara por debajo de su clavícula, el rubio se quedó atónito ante la escena, Rei miró confundido al agresor, hizo una mueca de dolor, pues sentía como aquel arma perforaba cada tendón y músculo que atravesaba.
-¿Qué está haciendo…?-.
El joven chasqueó la boca, su intentó había sido vilmente obstaculizado, y eso no le agradaba en lo absoluto.
-Rei, que tonto haz sido. Pudiste seguir la petición de Nagisa y haber ido a casa, ahora estarías bajo el agua duchándote, pero veo que no eres inteligente. Nagisa era mi presa esta noche, pero de cualquier forma, te hubiese matado tarde o temprano, me ahorrarás trabajo, así mataré dos pájaros de un tiro-.
Aquello asombró a los dos jóvenes, el otro volvió a sonreír y después soltó una risita psicópata, algo que les causaba un terror indescriptible.
-Entonces… Gou…- murmuró Nagisa.
-Sí, fui yo-. Concluyó.
Sacó el cuchillo de un solo movimiento, Rei sintió desmayarse, jamás había sentido tanto dolor, se llevó una de las manos a la parte herida y trató de enfocar su vista; no, no podía dejar a Nagisa solo, no podía desmayarse, debía protegerlo, porque él se lo había prometido. El cuidaría a Nagisa hasta el final.
Una vez más el cuchillo se alzó ante la mirada de ambos jóvenes, pero esta vez, Nagisa reaccionó y tomó del brazo a su agresor, que, minutos antes, aún consideraba su amigo.
-¡basta!-.
Pero con un simple movimiento logró zafarse del agarre de su amigo, Rei miró a su novio detrás de su agresor, sin pensarlo dos veces le ordenó:
-¡Vete de aquí, busca ayuda!-.
El rubio se levantó con torpeza, corrió lo más rápido que pudo, no quería dejar a Rei solo, pero eso solo lo hubiese causado más problemas. Siguió corriendo, pero un gran muro obstaculizó su salida, iba a girarse pero al hacerlo, vio como aquella familiar silueta se acercaba a paso lento. El rubio se hizo hacia atrás por reflejo, buscó una salida a sus lados, pero había una gran pared tras él y una reja enorme que impedía el paso, al parecer, sería una construcción en un futuro.
-Por favor… detente… Yo sé que tú no quieres hacer esto-. Susurró pero aquellos ojos que antes eran tan tranquilos, ahora demostraban un color opaco y sin vida que le helaba la piel.
Una vez más soltó una risa y a sus pies lanzó las gafas del de ojos violetas.
Nagisa soltó lágrimas de incredulidad, dolor, tristeza, impotencia… se acercó a aquel asesino que bien conocía y golpeó su pecho repetidas veces.
-¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué? ¡Se suponía que siempre seriamos amigos!-.
-Me molesta que te acerques a él… me molestaba que …l ayudara a Rei… me molestaba todo de ustedes dos… siempre queriendo llamar su atención ¿verdad?-.
-¿De qué estás hablando…?-.
Un dolor agudo, punzante, mortífero y despiadado atravesó al rubio, miró hacia abajo topándose con el cuchillo atravesando su vientre cada vez más, por inercia llevó sus manos a las que sostenían el arma y miró aquel rostro sonriente… nunca creyó que una sonrisa le causara tanto miedo.
-Yo no te odio. Solo que, tú, Rei y Gou son un peligro para mí… O bueno, lo eran-.
Sacó el cuchillo del interior de aquel rubio el cual bajó la mirada y cayó de rodillas al suelo, miró sus manos y notó como la sangra salía imparable.
-¿quieres ir con Rei…?-.
El rubio alzó la mirada con lágrimas en los ojos, entonces su agresor le llevó, dejando tras de sí un camino carmesí.
Cuando llegó al lugar en donde estaba el de cabello azul, tendido sobre el arena, Nagisa soltó un sollozo, con delicadeza, aquel asesino le dejó a su lado.
-Perdóname, Rei-chan… debí obligarte a ir a casa…-
Acarició la mejilla casi fría de aquel que amaba y comenzó a llorar. Todo se había acabado.
Notas finales:

Proximamente capítulo 3.

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