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Carta en Rojo por Jesica Black

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Carta en rojo

 

Parte VII

 

                Durante las vacaciones de verano, Sirius Black había vuelto a su casa de Grimmauld Place número doce, la cual había entregado a la orden del fénix con el fin de servir como cuartel general, pero al entrar a la enorme mansión, el olor y la mugre, que en ella se encontraba, era terrible. Junto a los Weasley, mis padres             y alguno que otro miembro de la orden del fénix decidimos poner manos a la obra y comenzar con el aseo. Mi padre había tirado varias de las reliquias de la familia a la basura, incluyendo una medalla, de la Orden de Merlín, de uno de sus parientes.
Erin se quedó conmigo todas las vacaciones, había decidido decolorarse el pelo y permanecer rubio, como originalmente era, un tono que le recordaba muchísimo a mí,  sus padres también habían venido para colaborar un poco. Cualquiera diría que Erick Melvick, el mago oscuro de la familia Melvick, apoyaría a Lord Voldemort en su ideología, pero extrañamente fue el primero en ponerse en contra al saber del regreso de aquella bestia y comenzar a ayudar a la orden reclutando importantes magos de procedencia rusa o algunos estudiantes avanzados de Durmstrang.
Por mientras, Delyan Melvick ayudaba en la limpieza del lugar y en sacar a unos boggart que se encontraban escondidos en el ropero de la habitación de mis padres.

                Más tarde llegó Hermione, quien se quedó a pasar el resto de las vacaciones con los Weasley, aunque ninguno vivía técnicamente en Grimmauld place más que mis padres, Erin y yo. Casi a la mitad de la limpieza descubrimos el retrato de mi abuela, quien empezó a gritar y soltar terrible alaridos al ver a todas las personas que, según ella, mancillaban su casa. Intentamos descolgarla, pero papá nos comentó que probablemente había puesto un hechizo permanente en el retrato, como él lo hizo con su banderín de Gryffindor en su cuarto.
Fue entonces cuando recibimos el comunicado de Dumbledore, Harry Potter había utilizado el hechizo ‘Patronus’ delante de un joven muggle, por lo cual sería juzgado. En ese momento estaba con Moody, Tonks, Erin, Kingsley  y mis padres.

–Dumbledore nos pide que vayamos a buscar a Harry –dijo mi prima, que llevaba el cabello de color lila ese día.

–Entonces ¿qué esperamos? –me levanté de sobresalto de la mesa y Erin se levantó conmigo.

–Iré con ustedes,¡ tenemos que ser muchos!, ahora que Lord Voldemort ha vuelto, no sabremos cuanto peligro nos rodea –afirmó Moody moviendo su ojo de un lado al otro.

                Entonces habíamos decidido ir los cinco: Tonks tomó su escoba y tropezó con el paragüero que se encontraba en el pasillo, Kingsley suspiró y la empujó suavemente para que cediera el paso; Ojoloco Moody rengueó por toda la sala con su bastón hasta salir de la casa, Erin buscó su varita entre las que se encontraban en la mesa y tanto Sirius como Remus se acercaron a mí.

–Ten cuidado, hijo –Lupin me estrechó entre sus brazos y besó mi frente, como si de un niño me tratase.

–Si ves problemas, recuerda que puedes desaparecer –Sirius me golpea suavemente el hombro con la palma de su mano y sonríe–. Cuídate.

                Hago una señal con la cabeza y salgo de inmediato de la casa. El viaje hasta Privet Drive es bastante extenuante, por lo que aligeramos el paso. Tonks nos preguntó ¿qué pasaría si encontrábamos a los muggles en la casa? A lo que yo sonreí y le respondí que no sería posible, dado que lo más seguro es que ellos hayan ido al doctor, ser atacados por un dementor requiere que un médico te revise. Ella simplemente rio.
Una vez estando allí, dejamos escondidas las escobas y Tonks sacó la varita con extremo cuidado para abrir la puerta de la casa y caminar lentamente escaleras arriba.

–Tonks, usa el lumus máxima, si con la luz de casa te tropiezas con el paragüero, con esta oscuridad seguro te descostillas –afirmé, mientras ella me golpeaba con la varita en la cabeza. Erin intentó reírse pero no quería hacer demasiado ruido.

–Estos muggles realmente son extraños….mira estos retratos, ni siquiera se mueven –afirmó la muchacha.

–Son Muggles, aquí no existen retratos parlantes y móviles –habló Ojoloco–. Creo que demasiado es entrar en una casa luciendo así.

–¿A qué te refieres con ‘luciendo así’? ¿Tiene algo de malo mi vestimenta? –preguntó Tonks.

–Pareces una rebelde con ese cabello –Kingsley sonrió de costado.

–Aquí está, el cuarto de Harry….. ¡Ay! ¡Ese fue mi pie Nymphadora! –grité al sentir como me pisaban el pie derecho.

–No me llames Nymphadora….–susurró entre dientes y abrió lentamente la puerta haciendo girar la llave interna y escuchamos el clic de ésta al caer. Abrimos la puerta y encontramos al joven Harry de pie, con la varita en su mano.

¡Brighton! ¡Profesor Moody! –habló el muchacho al vernos, yo sonreí.

–Vamos Harry, ¡no hay tiempo!, tenemos que irnos –me adentré al cuarto y lo tomé del brazo para salir de la habitación.

–¡Es-espera! Mi ropa, y Hedwig –señaló hacia atrás, Erin se nos acercó.

–No te preocupes Harry, usaremos un hechizo para transportarla…–sacó su varita.

–¿Melvick? ¿Qué….pero cómo? –Harry me miró y sonreí, no hacía falta aclararle todos los detalles ahora al joven Potter, lo mejor era llevarlo lo más rápido posible a Grimmauld Place.

–Te presentaré:…..ella es Nymphadora Tonks….aunque no le gusta que la llamen por su nombre –señaló con su bastón Ojoloco a mi prima–. Ya conoces al pequeño Black y al joven Melvick.

–¿Por qué a mí me llamas pequeño? Soy el más alto aquí –sentencié, pero él no se inmutó.

–Él es Kingsley Shacklebolt –terminó la presentación Ojoloco. Harry aun parecía aturdido mientras salíamos de la casa.

–No te preocupes Harry, te explicaremos todo cuando lleguemos a la orden –habló Tonks.

–Nymphadora…–Ojoloco silenció a la muchacha.

–No me llames Nymphadora –su cabello cambió de violeta a rojo por enojarse, Harry se sorprendió ante ésto–. Oh lo siento….

–Vamos, todos con escoba en mano –estiramos las manos y las escobas aparecieron nuevamente y se posicionaron–. Recuerden, volar alto, si alguno cae los demás continúan ¿está bien?

–¡Sí!

 

                Y fue así como despegamos. Adelante iban Moody y Kingsley, detrás de ellos íbamos yo a la derecha de Harry y Erin a la izquierda, detrás estaba Tonks, pero ella se adelantó un poco para guiñarle el ojo a Potter y subir hasta arriba, Harry casi choca ante esta acción, a lo que regañé a mi prima por tal descuido. No llegamos inmediatamente a Grimmauld place, tardamos un poco dado que Ojoloco se desvió del camino y tuvimos que salir a buscarlo, pero al aterrizar quedamos frente a un montón de casas, una al lado de la otra. Saco mi varita y golpeo tres veces la pared para que comience a abrirse una nueva casa, la número doce.

–Tranquilo Harry, es por el encantamiento fidelio –me alejé lo suficiente para dejar que la casa se termine de abrir por completo–. Dumbledore la hechizó, aunque hay más de un hechizo de protección en la casa, así que camina con cuidado y no toques nada.

                Le di un empujón a Harry mientras abría la puerta, él se quedó parado durante unos minutos mientras yo me adentraba a las habitaciones junto a mis compañeros, ayudando a Nymphadora con el equipaje de Harry, que había aparecido, momentos antes, en la puerta. Lo último que pude oír fue a la señora Weasley diciéndole a Harry que subiera a las habitaciones. Entré a la sala de reuniones y me senté en un banco mientras el resto de nosotros conversaba sobre los movimientos de la orden. Allí estaba Severus Snape, Delyan Malkavian, Mundungus Fletcher, Arthur Weasley, Bill Weasley, Nymphadora Tonks, mis padres y Molly Weasley, quien había vuelto nuevamente.

–¡Tenemos que hacer a Harry un miembro oficial de la orden, él ha visto a Voldemort regresar! –dijo Sirius angustiado.

–Escucha, Black –Molly tomó la palabra–. Harry NO es tu hijo, entiendo que quieras meter a tu hijo a la orden del fénix, aunque esté en contra de mis principios dado que aún es un niño, pero en ese caso tú lo procreaste y puedes decidir en conjunto con Remus que debería hacer, pero que metas a Harry….es otra cosa.

–Brighton tiene más poder de lo que tú serías capaz de tener en dos vidas, Molly –habló Sirius son severidad–. Si mi hijo está aquí no es por ser mi hijo, sino por su grandeza como hechicero.

Que cursi eres Black –la voz de Snape se hizo sonar–. Si tú deseas que tu hijo muera aplastado por algún gigante es problema tuyo, pero volver a Potter un inadaptado social como su padre, me parece algo completamente diferente.

–Cierra el pico, Quejicus….–la voz de mi padre otra vez sonaba, escuche el ronroneo de un gato en la puerta y giré.

–Mi hijo está en la orden porque Sirius y yo lo decidimos; al principio no estuve de acuerdo pero confío en él –Remus me miró y yo giré la cabeza nuevamente para sonreír.

–Yo también creo que Erin tiene un poder increíble –murmuró Delyan–. Por eso quise que entrara a la orden, creo que será un buen eslabón para este grupo.

–Aun así no creo que Harry deba entrar a la orden, ¡es sólo un muchacho! –aclaró Molly Weasley levantándose–. Tal vez no es mi hijo pero es como si lo fuera ¿a quién más tiene?

–¡Pu-pues a mí, Molly! ¡A mí! –gritó Black.

–¡Ya basta! –esta vez fue Remus quien habló–. Molly, tú no eres la única que se preocupa por Harry en esta mesa…..siéntate, Sirius –indicó antes que mi padre pudiera incorporarse por completo. Sirius palideció y se sentó, luego bufó y llamó a su ancestro:

–¡Phineas! –Gritó mi padre y apareció un viejo medio moribundo por uno de los retratos–. Dile a Dumbledore que queremos hablar con él sobre Harry ¿sabes dónde está?

–En el ministerio de magia, creo que arreglando lo que será el juicio de Potter –habló el anciano, yo suspiré.

–Bueno, dejemos la reunión aquí. Recuerden, hay que ser cautelosos con todo ésto.

–¡Papá, tú eres el primero en no ser cauteloso! –exclamé a lo que él rio a viva voz.

                Un momento de silencio e instantáneamente se escuchó a una mujer gritar, nos levantamos violentamente de la mesa y tanto Remus como la señora Weasley fueron los primeros en salir corriendo a la entrada. Yo caminé junto a Erin mientras escuchaba los terribles gritos de la mujer insultando a todos los que se encontraban allí, sin duda era mi querida abuela.

–¡Traidores de la sangre! ¡Sangre sucias! Todos mancillando la casa de mis padres –la mujer me miran durante unos segundos–. Oh, querido Brighton, el único heredero que me hará feliz al casarse con un Melvick y engendrar hermosos niños sangre pura…

–¡Ya cállate vieja ridícula! –exclamé, pero ella pretende no escucharme mientras insulta a mi padre–. Deja en paz a mi padre.

–¡Es un hibrido! ¡Un hombre lobo sinvergüenza que le lavó el cerebro a mi hijo!

–¡Cállate vieja arpía, Cállate! –gritó Sirius mientras se acercaba a cerrar las cortinas del retrato, Harry se encontraba allí parado, pálido como un fantasma.

–¡Vergüenza de mi estirpe! –fue lo último que dijo la mujer.

–Tranquilo Harry….–dije a su lado, mientras le acariciaba la espalda.

–Lo siento –susurró fríamente mi padre acercándose a su ahijado–. Veo que conociste a mi anciana madre muy rápido Harry.

–¡Sirius! –Harry le abraza, casi sin pensarlo él le devuelve el abrazo lo que me hace sonreír–. Te he echado tanto de menos…..no saben lo horrible que fue pasar las vacaciones con mis tíos.

–Lo sé, Harry.

–Quiero vivir aquí, contigo, con Brighton, con Remus…–imploró Harry, yo miré a mi padre y él comprendió.

–Debe ser muy horrible vivir con tus tíos para querer estar en esta casa con retratos que gritan así y un elfo doméstico odioso –susurró Sirius.

–Sí, demasiado….por favor….

–No te preocupes, pasarás las vacaciones de navidad aquí con nosotros Harry –caminaron juntos hasta la cocina–. Brighton me ha contado bastante de ti en estos meses que pude convivir con él. Me ha contado que puedes hacer un patronus completamente corpóreo.

–Si….bueno…–susurró–. Algo así.

–No minimices tus logros Harry. También este año tendrás tus TIMOs y Brighton sus EXTASIS. No puedo creer cuanto de la vida de ustedes dos me he perdido, me encantaría poder ver sus resultados académicos –se sentaron en la mesa, yo al lado derecho de mi padre y Harry del lado izquierdo–. Realmente estoy feliz.

–¿Puedo hacerte una pregunta? –La calma se tensó y Sirius frunció el ceño–. ¿Qué es la orden del fénix? Los chicos me han explicado algo arriba pero….no entendí mucho, ni ellos supieron explicarme.

–La orden del fénix es una agrupación de magos y brujas experimentados, nuestro plan es encontrar la mayor cantidad de brujos que quieran ayudarnos a luchar en la batalla final contra Voldemort –explicó tranquilamente Sirius–. Voldemort está reclutando su ejército. No solamente a magos, sino a toda clase de criaturas. Pero se nos está haciendo difícil dado que el ministerio de magia interfiere.

–¿Cómo interfiere?

–El ministerio de magia está haciendo todo lo posible por desacreditarte Harry y a Dumbledore o cualquiera que diga que el señor tenebroso ha vuelto –murmuró Remus.

–Nos es muy difícil reclutar gente, solo hemos tenido bajas en la última guerra y las grandes novedades son Tonks, Brighton y Melvick, quien se unieron este año.

–Si Brighton está, quiero estar en la orden.

–¡No! –esta vez fue Lupin quien interrumpió–. Definitivamente no Harry, no podemos arriesgarte así, ya has hecho más que suficiente.

–Pe-pero….

–Brighton es nuestro hijo y como padres y debido a que ya cumplió los diecisiete años decidimos que ingrese a la orden, pero tú Harry, aun eres un menor…..y no has terminado tus estudios –explicó Remus y me miró–. Me fue muy difícil aceptar a Brighton en la orden, no deja de ser mi hijo, y no puedo concebir el hecho que pueda morir en esta guerra…..no quiero que pase igual contigo Harry.

–Hmmm….–el muchacho se enojó, pero no dijo más.

              Ese mediodía la comida no nos sentó muy bien. Harry fue al día siguiente al ministerio de magia donde fue absuelto. También ese día nos enteramos que tanto Ron como Hermione resultaron ser prefectos del quinto año, por lo que su familia comenzó a celebrarlo en la casa de mi padre.

–¡Felicidades a los nuevos prefectos! –gritó Molly, repleta de felicidad. Mi padre sonrió y levantó una copa.

–¡Mi hijo es premio Anual! –habló Sirius y se acercó a mí–. Estoy orgulloso.

–Yo nunca fui Prefecta, mi jefe de casa decía que me faltaba algo –habló Nymphadora mientras sonreía.

–¿Qué cosa?

–La capacidad de portarme bien –ambas chicas comenzaron a reír, yo suspiré.

–Bueno, ni James ni yo fuimos Prefectos, creo que a nadie se le hubiera ocurrido darnos ese poder, ¡estarían locos! –rio bajo, lo que hizo a Harry iluminarse, seguramente pensó que había sido el único que no había conseguido ese honor–. En cambio Remus, él si fue Prefecto.

–Creo que Dumbledore creía que de ese modo podía mantener a raya a mis mejores amigos, pero debo admitir que fracasé estrepitosamente –le da dos palmadas en la espalda a Sirius en una muestra de confianza–. Luego el premio Anual lo gano James.

–Sí, para esa altura era más centrado y responsable. En cambio yo….bueno, ya sabes, yo no era muy adaptado que digamos. En ese momento había nacido Brighton también, y me revolucioné.

–¿Cómo fue eso? –preguntó Hermione interesada.

–Pues, lloraba gran parte de la noche, yo era un crío también, un idiota, entonces muchas veces no tenía la menor idea de lo que debía hacer. Pero parece que resultó bastante bien la enseñanza que le dio Moony, si fuera por mí seguramente sería un desadaptado social jajaja –me dio unas ligeras palmadas en el hombro–. Mi hijo, premio anual….. ¡Salud por eso!

–¡Salud!

                Al día siguiente los embarcamos al expreso Hogwarts, con algo de agobio comencé a presentir algo, tenía una extraña sensación en el pecho que no me gustaba.

 

–¿Tú qué piensas, Brighton? –susurró Erin mientras mi observaba  en el sillón de en frente–. Hay una tensa calma.

–No lo sé, me pregunto quién impartirá defensa contra las artes oscuras este año –miré por la ventana–. ¿Has escuchado algo?

–Sí, una mujer. Dolores Umbridge –palidecí o al menos eso pensé, pues Erin me miró como se mira a un enfermo–. ¿Estás bien?

–Esa bruja, en el peor sentido de las palabras –susurré y apreté mis dientes–. Fue quien hace unos años aprobó esa estúpida ley contra los licántropos. Por ello a mi padre le fue tan difícil encontrar trabajo hasta que la orden regresó.

–¿Fue esa mujer? –preguntó, yo asistí–. Maldita hija de….

–Tendremos que ser buenos niños, odio ser buen niño con una mujer así –bufé, completamente lleno de ira. Erin se levantó y se sentó junto a mí, yo giré para verlo–. ¿Qu-…? –no terminé la frase que él me estaba besando.

                Le tomé del rostro y continué profundizando el beso aún más, no solía demostrar mis sentimientos y durante el tiempo que pasamos durante las vacaciones no habíamos podido estar solos ni siquiera un momento, pero ahora Hogwarts nos esperaba, y con él podíamos permanecer más unidos que durante las vacaciones. Cierro los ojos y siento la lengua en su boca, mis manos en su espalda y cabello lacio…..me inundo en sus labios. Se separó completamente de mí y me sonrió.

–Estaremos juntos en esta guerra…..juntos….–sus ojos verdes se perdieron en los míos–. Prométemelo.

–Juntos.

–Y si debemos morir, lo haremos juntos, luchando…. –sonreí, no me imaginaba una vida sin Erin desde hacía unos cuantos meses.

 

                Como lo esperaba, Umbridge era la nueva profesora de DCAO, por lo cual los conocimientos deberían ser teóricos y no nos permitía usar la varita. Seguramente por el hecho de ser bastante grosero con ella y oponerme a sus métodos de enseñanza, me gané varios castigos, lo cual dejaron marcas en mi mano y brazo demasiado dolorosas para contarlas.

–¿No usaremos las varitas? –Pregunté ese día en clase de DCAO–: No sé si usted lo sepa, Profesora Umbridge, pero ésto es Defensas contra las Artes Oscuras, ¡significa que debemos aprender a Defendernos! –exclamé. Ella me miró de arriba abajo.

–¿Su nombre, mi niño? –dijo dulcemente, a lo que fruncí el ceño.

–Brighton, Black Brighton –hablé, ella me miró de arriba hacia abajo, con asco, para luego continuar.

–Hijo de un hibrido y un asesino ¿verdad?

–¿Qué tiene…?

–¡Silencio!, esta es mi clase jovencito y se dictaminará como yo lo decida….–explicó, golpeé fuertemente la mesa.

–¡Pues sus métodos de enseñanza me parecen anticuados y carentes de sentido! ¡SE LLAMA DEFENSA CONTRA LAS ARTES OSCURAS! ¡DEBEMOS APRENDER A DEFENDERNOS! –nuevamente le di un golpe a la mesa que hice asustar a medio salón.

–Jovencito, está alborotando mi clase, venga hoy a la tarde a mi oficina, hablaremos al respecto de su ira y se convertirá en un buen niño –sonrió y siguió su clase mientras mi enojo aumentaba.

                Como saben, fui a su despacho y recibí el castigo de la pluma, aquella que mientras escribía en un pergamino se me grababa en sangre la escritura en mi mano, lo cual dolía terriblemente. Luego de ello fui a la biblioteca donde me esperaba Erin.

–¡Esa bruja! –Golpeé un libro contra la mesa mientras Erin se asustaba y observaba para ambos lados–. Debo hablarle a mi padre de ella.

–No es como si no lo supiera….

–Pero no sabe que me castiga así –le mostré las marcas de mi brazo.

–¡Por las barbas de Merlín, Brighton! –Busco entre mis cosas el espejo que me obsequió mi padre–. ¿Qué harás?

–Hablar con Sirius.

–¿Estás loco? Estamos en la biblioteca.

–Aquí nadie me molestará –susurré y tomé mejor el espejo–. Sirius. Sirius…. –del otro lado del espejo apareció la imagen de Sirius, quien mantenía a una distancia digna el espejo, detrás se podía ver a Remus cargando varios pergaminos.

–¡Brighton! ¿Qué sucede? ¿Umbridge les está enseñando a cazar híbridos? –me preguntó, yo suspiré.

–¡Me castigó! –muestro las manos a mi padre y éste abre los ojos sorprendido. Remus, que parecía estar ocupado, al escuchar ‘me castigó’se acercó al espejo para ver.

–¡Esa MALDITA bruja! –Gritó furioso Remus, apretando los puños–. ¿Cómo se atreve? Llamaré inmediatamente a Dumbledore.

–No creo que sea buena idea. Dumbledore está pendiendo de un hilo, el ministerio lo quiere fuera de aquí, de eso me enteré la semana pasada. No tardarán mucho en tratarlo de loco o algo peor, estamos completamente indefensos –expliqué.

–Tú tranquilo, cielo, haremos todo lo que esté en nuestro alcance.

–Hijo…..tranquilo –susurró Sirius del otro lado una vez que Lupin abandonó la sala–. No te angusties, cuando todo esto termine y la guerra esté acabada, seremos una familia. Remus, tú, yo…y Harry….–sonreí de costado e inmediatamente la conexión se terminó.

 

                Umbridge se deshizo de Dumbledore demasiado rápido, al igual que varios docentes a los cuales observaba desde arriba. Cada día sacaba decretos más y más absurdos. Luego de las fiestas de navidad donde la pasé en Grimmauld place junto a mis padres y los Weasley, le entregue en ese momento nuevamente el espejo a mi padre, le dije que lo mejor era que se lo diera a Harry, ya que en unos pocos meses volvería y me instalaría en Grimmauld place con él.
Partimos nuevamente a Hogwarts con la idea de la formación de un grupo. El líder sería Harry pero yo era segundo en mando por mi habilidad con hechizos más complicados aun. Aprendieron el Expecto Patronum, alguno que otro hechizo de protección y ataque.

–Creo que lo necesitan Harry –dije acercándome a Harry una tarde en el cuarto de menesteres, mientras todos entrenaban–. Necesitan aprender los hechizos más poderosos.

–Pero ¿el crucio? ¿Te parece? ¿Es una maldición imper….?

–Tienen que saber a qué se enfrentan y como usar esas herramientas. ¿Piensas que a los mortífagos los puedes derrotar con un expelliarmus? Tuviste suerte en no morir esa noche en el cementerio, Harry….pero necesitamos más herramientas que algunos pocos hechizos de defensa –intenté persuadirlo.

–Por ahora no, Brighton, somos todos jóvenes.

–A Voldemort no le importará si tienes quince, o cincuenta, él nos matará a todos de ser posible y no quiero que ningún chico de este  lugar sea asesinado por él….–suspiré y cerré los ojos–. Si no quieres que les enseñe los imperdonables, está bien, pero permíteme que le enseñe hechizos de ataque.

–De acuerdo.

                En eso un golpe se siente afuera, todos miramos aquella pared que amenazaba con tirarse abajo. Erin se coloca detrás de mí y tiembla ligeramente. Un trozo de pared caer dejando ver a Filch, junto a Dolores Umbridge y otros estudiantes. Miro a Harry quien parece extrañamente preocupado, algo ocurre en su cabeza, como si no estuviera en este mundo. Pronto, todos los chicos que nos encontrábamos ahí terminamos en la oficina de la directora, tratándonos de hacernos hablar.

–Muy bien, ¿va a hablar por las buenas o las malas, señor Potter? –pregunta la mujer, pero los ojos de Harry siguen completamente perdidos–. ¡Llamen al profesor Snape! –uno de los gorilas que estaban sosteniendo a Erin se va en búsqueda de Snape.

–Ja, Melvick ¿verdad? –Susurró Malfoy muy cerca de él, yo giré mi cabeza–. Solías ser uno de los nuestros, eres un Slytherin y ahora te juntas con sangres sucias y mestizos de la peor calaña.

Vete a la mierda, Malfoy –susurró Erin, yo sonreí.

–¿Me mandó llamar, directora? –preguntó Snape al ingresar.

–Sí, ¿trajo la poción veritaserum? –preguntó, Snape me miró con sigilo y luego volteó a la mujer.

–No señora, usted agotó todas mis reservas cuestionando a estúpidos estudiantes –habló nuevamente el hombre.

–No me funcionó en todos, cuestioné al señor Melvick que obviamente era uno de los miembros de este grupito secreto y nunca me ha dicho nada, debió estar defectuosa –exclamó, Severus negó.

–No, señora. El joven Melvick es uno de mis mejores alumnos junto al joven Black, es obvio que ellos sabían que usted drogaba a los alumnos para que le dijeran la verdad e hicieron una poción que le impidiera decir toda la verdad completamente y ocultar algunos secretos –nos observó–. Son extremadamente ingeniosos.

–¡Mierda! –Bufó la mujer–. Puede retirarse.

–Profesor –llamó Harry–. Canuto está en usted sabe dónde, siendo torturado por ya sabe quién.

–¿Canuto? ¿Quién es Canuto? –ahí fue cuando entendí porque Harry estaba tan distraído ese día, ¿había tenido una visión real?

–No tengo idea –susurró Snape y se retiró.

 

                Durante unos minutos el tire y afloje de Umbridge a Harry fue perturbador, hasta que Hermione tuvo una idea y le comentó a la directora que Dumbledore tenía un arma secreta. Aprovecharon ese momento y Ron sacó unos chocolates, que con anterioridad los gemelos Weasley, antes de abandonar el colegio en plenos EXTASIS, le habían regalado. Cuando los regordetes Crabbe y Goyle se los comieron comenzaron a vomitar y pudimos escapar. Yo utilicé los polvos flu y la chimenea de Umbridge para ir junto a Erin a Grimmauld place a alertar a Remus sobre lo ocurrido, pero grata fue mi sorpresa al ver a Sirius preparado para la pelea mientras tomaba algunas cosas de la mesa.

–¡Papa! ¿Qué haces aquí? –pregunté pálido.

–Siempre estuve aquí, ¿no ves que no puedo salir?–sonrió, entonces le expliqué la situación a ambos–. Lo sabemos, Snape le alertó a Dumbledore que Harry, por alguna extraña razón, pensó que estaba en inminente peligro.

–¡Tenemos que ir por él! –parecía extremadamente ansioso y es que palpitaba nuevamente algo grave. No quería alertarlos, pero sentía en lo más profundo de mi corazón que algo malo pasaría.

 

                Remus y Sirius subieron hasta arriba para cambiarse mientras yo me comuniqué con los demás miembros de la orden del fénix junto a Erin, el cual respiraba con extrema dificultad de la ansiedad ocasionada por la batalla. Una vez estuvimos listos subí escaleras arriba para correr hasta el cuarto de mi padre.

–¡Papá! –grité y lo encontré a Remus lagrimeando y Sirius con su rostro completamente serio–. ¿Qué pasó?

–Nada, tenemos que irnos, Harry puede estar en problemas –inmediatamente tomó su varita y lo seguí.

                Tonks, Moody, Kingsley, Remus, Erin y yo nos teletrasportamos justo detrás de Sirius. Inmediatamente llegamos a la cámara de la muerte, donde ya se encontraban varios mortifagos. Alcé mi varita y comenzamos a luchar, ellos nos atacaban con maleficios imperdonables, mientras nosotros intentábamos desmayarlos o impedirles avanzar. Noté como Tonks cayó frente a mí con un hechizo desgarrador y quedó completamente tendida en el suelo.

–¡Tonks! –me abracé a ella e intenté impedir que otro hechizo volviera a golpearla mientras que Moody me ayudaba tomándola de una pierna.

–¡Brighton! –escuché gritar a Erin y me levanté para dirigirme a él y pelear a la par junto a otro de los mortífagos, de costado observaba como mi padre atacaba a Bellatrix, mi endemoniada tía prisionera.

–¡Puedes hacerlo mejor! –escuché a mi padre, cuando un rayo rojo salió de la varita de Bellatrix para clavarlo precisamente en el pecho, cosa que le hizo tropezar hacia atrás, traspasando el velo.

                En ese momento mi corazón dio un vuelco, escuchando los gritos de Harry que intentaba llegar a la puerta de los muertos. Mi padre le detuvo mientras el dolor apareció en su rostro, mis piernas flaquearon cuando le vi desaparecer lentamente y mis ojos no podían lagrimear, me encontraba terriblemente asfixiado, agotado y con las fuerzas disminuidas al máximo de un momento al otro. Quise llorar, gritar, pero la voz no me daba, los sentimientos habían desaparecido y se habían caído derribados y muertos, se fueron con él.

–Lo siento Harry….ese hombre…… ¿era amigo tuyo? –preguntó Neville, pero no pudo continuar, Harry inmediatamente se fue corriendo cuando mi padre bajo la guardia.

                Me acerqué a Remus, y él me estrechó en sus brazos llorando a viva voz. Cerré mis ojos, ni siquiera pude llorarlo en ese momento, ni siquiera pude decirle nada, solamente desapareció, en un segundo ya no estaba más conmigo. ‘Me prometiste que no te irías’ susurré a mis adentros, mientras todo pasó a ser nublado y no recuerdo absolutamente nada.
Llegamos a casa completamente agotados, sabíamos que no podríamos estar más allí. Ni siquiera quería ver la herencia que me había dejado, una cuenta en el banco llena de oro, la casa en Grimmauld place 12 que rechacé para que se la diera a Harry y el elfo doméstico que no quería en lo absoluto, y también fue entregado a Harry. Mi peso cayó completamente en la cama y pude entonces llorar, en brazos de Erin lloré.

–Brighton –Nymphadora, ya recuperada luego de un largo tiempo me entregó una carta–. Toma. Llegaron tus notas del EXTASIS.

–Gracias….–susurré–. ¿Cómo te encuentras?

–Podría estar peor…..–suspiró y se sentó a mi lado–. Brighton, hay algo que yo….quiero decirte.

–¿Es sobre Sirius? –pregunté, ella negó con la cabeza.

–No…..es decir, quiero que sepas ésto, podemos morir en cualquier momento y no aguardo una respuesta de tu parte, simplemente quiero que me escuches y lo aceptes como algo que está aquí –se toma el pecho–. En mi corazón.

–¿Hm? –giré la cabeza para mirarla a los ojos y ver su lacio cabello rubio y sus ojos grises, estaba completamente parecida a mí, podía ser mi hermana si lo quisiera.

–Te amo.

                Mis ojos se abrieron de una forma jamás vista, ella agachó su cabeza y lloró amargamente, sabía que sería rechazada dado que estaba actualmente en una relación con Erin, pero aun así quiso decírmelo sabiendo que pudo haber muerto esa noche en la cámara de la muerte.

–Yo, llevo años amándote y no pude decírtelo nunca, lo lamento –se relamió los labios y continuó–. Cuando murió Sirius, ese día, yo no podía hacer nada, pero sentí tu cuerpo protegiéndome, y me enamorabas más….creí que sería mi fin ese día y no podría ser capaz de amar y sentirme amada nunca más…..por favor, perdóname por hacerte ésto.

–Tonks….–susurré, no tenía nada para decir más que alentarla.

–No, no me reconfortes o estaré aún más enamorada….solo déjame decirte algo. Tal vez tú no me ames nunca pero yo te amaré toda la vida…–toma mi mano con su mano sana y la apoya sobre su mejilla.

 

                No pude hacer nada por ella, solo desear que se enamore de alguien que si la ame y que fuera feliz, ella lo necesitaba. Si en esta guerra moríamos, quisiera saber que mi dulce prima podría encontrar la felicidad, aunque sea en un terrible momento.

 

Exámenes Terribles de Alta Sabiduría e Invocaciones Secretas EX.T.A.S.I.S

Alumno: Brighton Jeremiah Black Lupin
Año:
Séptimo.

Trasformaciones: Extraordinario.
Encantamientos: Extraordinario.
Defensa contra las Artes Oscuras: Extraordinario.
Pociones: Extraordinario.
Estudios Muggle: Extraordinario.
Estudio de Runas antiguas: Extraordinario.
Aritmancia: Extraordinario.
Adivinaciones: Extraordinario.

Debido a su excelente desempeño en sus EXTASIS y TIMOs, le hacemos llegar las más gratas felicitaciones desde el Ministerio de Magia y hechicería y desde la dirección del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, al joven Brighton Jeremiah Black Lupin, Prefecto, primero en su clase, Premio Anual y Medalla de oro por sus increíbles notas, e informarle que tiene un cupo libre como Auror de elite en nuestro Ministerio.


Saluda Cordialmente.

Continuará….

Notas finales:

 

-Bueno, es fuerte todo esto, la próxima veremos cómo Brighton se toma todo esto de Remus con Tonks, obviamente no quiero que todos piensen que me olvide del Sirius/Remus a pesar de que murió mi personaje favorito, ya verán lo que pasa.
Se acerca el final, últimos tres capítulos.


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