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Carta en Rojo por Jesica Black

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Carta en rojo

Parte IX

 

                La orden del fénix me llamó para reunirnos en Privet Drive. Allí me encontré con gran parte de mis compañeros, entre ellos mi padre Remus Lupin y Nymphadora Tonks, mi prima. No hablé con ellos, se notaba en sus miradas que no podían siquiera mirarme a la cara, había pasado pocas semanas cuando me enteré que se casarían, fui invitado y por orden de Erin, quien a su segundo mes de embarazo no podía negarle absolutamente nada, fui allí, para ver en primera fila como mi padre se casaba a sólo pocos meses de haber empezado su relación.
Tal vez en el apuro de tener alguien a su lado, o porque sabía que la batalla empezaría este año o el siguiente, decidió hacerlo de esa manera. Fleur Delacour y Bill Weasley se casarían próximamente y yo había anunciado hacía relativamente poco que sería padre, por lo que al llegar a Privet Drive comenzaron a lloverme las felicitaciones.

–Harry, como sabrás, los mortífago están cada día más cerca, te buscan, por lo que hemos decidido tenderle una trampa –habló Ojoloco mientras caminaba con dificultad hasta donde se encontraba el muchacho–. Ésta es una poción multijugos, al menos alguno de nosotros beberá la poción y se vestirá como tú, los otros serán los vigilantes y nos trasladaremos a la madriguera, donde viven los Weasley, allí nos esperan Ginny y Molly ¿de acuerdo?

–No puedo arriesgarle la vida a todos ustedes, sobre todo –miró a Erin, quien parecía completamente de acuerdo en tomar la poción–. Él va a tener un bebé.

–Yo también lo tendré –habló Nymphadora, el silencio reinó en el lugar y la mayoría me miró a mí, obviamente lo sabía, mi padre jamás me guardaría un secreto–. Aun así lo haré, ¿verdad Erin? –intentó buscar apoyo de un próximo padre, él afirmó y le sonrió.

–No….definitivamente no –alegó Harry, pero Hermione se acercó a él y le quitó de la cabeza unos cuantos cabellos para dárselo a Moody.

–Listo, la poción multijugos –se lo pasó a Fred quien bebió un poco, luego éste a George, finalmente llegó a Erin–. No afectará a tu bebé, créeme –habló y al final mi esposo consumió el brebaje.

Fred, George, Erin, Ron, Hermione, Fleur y Mundungus ya estaban trasformados, por lo que Harry se quedó extrañado al verlos,  todos se cambiaron de ropa para lucir exactamente como él. Fred fue escoltado por Arthur Weasley, mi padre hizo lo propio con George. Erin era trasladado por mí y Ron por Nymphadora, a la cual miré con recelo; a Hermione la llevó Kingsley, Fleur era trasportada por Bill Weasley, Mundungus por Moody y obviamente Harry Potter por el propio Hagrid.
Nos dispusimos a subir a nuestras escobas o cualquier artefacto que nos permitiera trasportarnos.

–¡Hijo! –exclamó Remus muy cerca de mí, yo giré la cabeza, aun con mi rostro completamente inexpresivo–. Ten cuidado, cariño.

–No necesito que me cuides, ya tienes a quien cuidar –golpeé con mi pierna el piso y despegué, dejando las palabras en la boca de mi padre, sólo podía escuchar como Nymphadora lo consolaba.

–Creo que te estás comportando como un canalla con Remus, Brighton –murmuró muy cerca de mi Erin, trasformado en Harry–. Tú mismo querías hace un año que él consiguiera a alguien para ser feliz ¿no te acuerdas?

–Cállate…. –bufé.

                Durante el trayecto me encontré con dos mortífago. Antonin Dolohov era uno de ellos, pero el otro no pude reconocerlo. Esquivé sus ataques y con mi varita logré derribar a uno, pero Dolohov continuaba allí, siguiendo mis pasos a medida que nos escabullíamos por los enormes árboles de un parque cercano.
Un hechizo pasó por al lado mío, hiriéndome el hombro, pero intenté proteger a Erin con mi vida, logrando perder al mortifago en el camino.
Ya acercándome a la madriguera, comenzó a dolerme el hombro y tuvimos que aterrizar de emergencia y caminar hasta la enorme casa, mojándonos con el agua que se encontraba allí, cerca de la plantación.

 

–¡¿Dónde está mi hijo?! –escuché gritar a Remus mientras me acercaba, siendo llevado a rastras por Erin quien lentamente pudo volver a su forma original. Su cabello rubio comenzó a crecer y sus ojos se volvieron verde pasto con rapidez. Se escuchó un chasquido y Remus salió corriendo fuera de la madriguera–. ¡Estás herido! –gritó, Erin se apartó de mí y dejó que Remus me tomara en brazos y me abrazara tiernamente. Yo, por mi parte, no hice más que recibirlo, sin siquiera moverme.

–¡Gracias a merlín que están bien! –habló Nymphadora abrazando a Erin con dulzura.

–Entra, te curaré esa herida…–susurró muy cerca, Lupin, pero inmediatamente lo aparté y me encaminé yo mismo hacia la madriguera.

–Tranquilo, estará bien –dijo Erin para tranquilizar a mi padre, quien se encontraba altamente alterado.

                Al entrar, encontré a George siendo curado, tenía la oreja ensangrentada y el rostro completamente pálido. Observé que ninguno de los chicos estaba herido, hasta que Bill se acercó a mí y me anunció:

–Moody murió –susurró–. Mundungus fue ‘secuestrado’ por los mortífagos. ¿Estás bien?

–Sí, estoy bien –bramé, inmediatamente Molly comenzó a curarme la herida con ungüentos–. Me encontré con dos mortífagos de camino acá, uno me hirió en el brazo.

–Hay que mantenernos alerta.

 

                No pasó mucho antes que empezara la boda de Weasley y Delacour, mi padre y yo seguíamos sin hablarnos y eso me destrozaba y a él también, más de una vez lo veía, cuando le pasaba frente, que lloraba y Nymphadora lo consolaba. Dolía, mi alma dolía terriblemente, no podía estar más tiempo sin hablarle a mi padre, pero definitivamente no iba a aceptarlo jamás ¡Jamás!
Durante la boda, se nos fue informado que el ministerio había caído, y no pasó mucho tiempo después que los mortífagos  irrumpieron en la madriguera y torturaron a muchos de los que se encontraban allí. Harry, Ron y Hermione emprendieron uno de los viajes más largos de su vida en busca de los Horrocruxes faltantes, mientras que yo intenté proteger en todo momento a Erin para que los poderes no llegaran a él.

–¡Tenemos que ir a Grimmauld place! Sé que no es muy seguro que digamos, ningún lugar lo es en estos momentos, pero debemos protegernos de alguna forma –dije e inmediatamente le tomé del brazo para trasportarme.

¡BRIGHTON! –gritó Remus, pero inmediatamente desaparecí frente de él y abrazó el humo que dejé ante mi desaparición.

 

                Allí estuvimos resguardados, intentando por todos los medios seguir el rastro de los mortífagos y poder atacarlos, pero en cada instante que pasaba se nos hacía imposible aquello. Particularmente noté que en la casa faltaban cosas pero no le di importancia, seguro Mundungus nos había robado, lo que me enfureció, no porque sea mi herencia sino porque era el legado de mi familia, un legado que Sirius rechazaba pero yo no, porque me recordaba a él.
El ministerio había caído y Hogwarts sería el próximo ahora que no tenía la protección de Dumbledore. Snape era el nuevo director, pero sabíamos que no podríamos permanecer mucho tiempo escondidos. Fue entonces cuando mandé un patronus a Remus Lupin:

“Estamos bien, no nos busques, yo te encontraré” corto y preciso, aunque no esperaba que mi padre se quedara sentado en un sillón esperando, obviamente salió a buscarme.
Durante el tiempo que estuve en la casa de mi padre, mi abuela se encontraba completamente calmada, aunque de vez en cuando me recordaba que era un “sucio Gryffindor”, pero a Erin lo trataba excelentemente bien y al ver su embarazo aún más todavía.  Ella deseaba fervientemente que el pequeño o pequeña fuera un Slytherin sangre pura con los ideales de la familia, Erin jamás se atrevió a contradecirla, cosa que me molestaba ligeramente.

Uno de esos días, limpiando, encuentro unos baúles, libros y el espejo roto que le había devuelto a mi padre y éste le dio a Harry, no estaba muy seguro de que le pasó pero supuse que tal vez, el niño Potter había querido comunicarse con Sirius una vez muerto y no funcionó. Debajo de la cama encontré algunos papeles, copias del testamento de Sirius, fotos familiares y algunas cartas. Una particular llamó mi atención, pues llevaba mi nombre en el reverso, las otras, parecían de mí padre en su etapa enamorado adolescente y otras de las cartas era de Lily a mi padre:

                Querido Brighton:

Hace unos meses naciste y llenaste de felicidad mi vida. Tus ojos, tus hermosos ojos son iguales a los míos, pero tu cabello es igual al de tu ‘madre’. Remus odia que le diga así.
Antes que puedas decir algo me gustaría poder escribirte ésto, que sé lo leerás cuando seas mayor. Principalmente te lo escribo porque no soy tonto, sé que hay una enorme guerra fuera, hemos salido de Hogwarts y nos hemos merendado la noticia sobre la Orden del Fénix, ¿sabes qué es? Seguramente no. Espero que ya a tu dulce edad todo ésto haya acabado, que puedas vivir tranquilo y feliz, con Remus o conmigo o con quien sea que te esté cuidando.
Soy consciente de los peligros, también soy consciente de todo lo que Lord Voldemort genera en nosotros: miedo, terror, angustia, agonía.
¿Por qué te escribo? No sé si viviré para verte crecer, para verte sonreír. Ni siquiera sé si podré verte aprender a caminar, supongo que sí, ya estas gateando por toda la casa. Tampoco sé si Remus sobreviva o James o Lily….
Ellos se casarán y yo seré el padrino, aunque seguro ya lo sabes. Espero que para cuando leas ésto, ellos hayan formado una enorme familia, se lo merecen, James la remó mucho para ganarse el corazón de la pelirroja.
Quiero decirte, hijo mío, todo lo que mi corazón jamás te podrá decir, dado que no estoy muy seguro cuanto me queda de vida. ¡Te amo! Jamás lo olvides, te amo como nadie te amará en este mundo, pues eres el rey de mi corazón, junto a tu madre obviamente, pero tú eres mi fe en la humanidad, mi esperanza a seguir vivió. Probablemente sino te tuviera a ti o a Remus, hubiera muerto por  ser temerario e ir a enfrentar a Voldemort. Ojalá algún día puedas comprender a este sujeto, éste que es tu padre, pues todo lo que hago es pensar en ti cada minuto de mi vida y no dejaré de hacerlo aunque este muerto.
Por favor, cuida a Remus si yo no estoy, cuídalo y quiérelo mucho.

Te ama,
Sirius O. Black. 27 de Junio de 1978.  

Sonreí, y tomé una hoja de papel escrita que saqué también del baúl, como si durante unos momentos en la escuela se pasaran el pergamino para hablarse por escrito, debía ser de 1975 más o menos, dos años antes que yo naciera.

Querido Moony.
Necesito que me pases los apuntes de Historia de la magia, el viejo Binn tiene como ochocientos años enseñándola ¿Puedes imaginarte? ¡Ochocientas generaciones de gente aburrida!
Padfoot.

Padfoot. Haz tus propios apuntes.
Te quiere, Moony.

Moony.
Por favor, nunca te pido nada. ¡Puedes tener una valiosa recompensa!

Padfoot. No tienes nada que yo quiera.

¿Ah no? ¡Eso me ofende!

Que lastima, pero es la verdad. Ahora déjame prestar atención, el profesor está mirando hacia acá.

Tienes hermosos ojos, creo que si quisieras podrías alardear de ellos.

¡No te daré mis apuntes! Pídeselo a Prongs.

¡Una mierda! Se durmió el tarado. Por favor Moony, hazlo por mí, por Paddy, hazlo por el amor que siento por ti.

¡De acuerdo! Pero déjame escuchar la clase o sino, ninguno de los dos tendremos apuntes de historia de la magia.

¡Gracias! Te quiero mucho, mucho, mucho Moony.

Idiota.

Te bajaría las estrellas y la luna jajajaja ok, la luna no o te me transformas.

Idiota bis.                                      

Vaya que mis padres se divertían en su época. Luego tomé otro papel, este parecía más de la época de 1977.

Estoy aburrido Moony

Has la tarea, estamos en la biblioteca, hay muchas cosas entretenidas para hacer.

Desde que eres Prefecto no sueles divertirte. ¿Sabes? La sala de menesteres se puede trasformar en un armario de escobas.

¿Y eso a mí me interesa, por qué?

Podríamos cumplir la fantasía del armario de escobas.

¡Yo no tengo fantasía del armario de escobas!

No te hagas el virgen, Moony. Sabemos que no lo eres, en unos meses se notará más.

No debí decirte del embarazo, debí guardármelo para mí.

¡No podrías ocultarlo! ¿Cómo harías? ¿Esconderlo debajo de la capa de invisibilidad de Prongs?

¿Puedo hacer una sugerencia?–la letra cambió drásticamente y me di cuenta que James había tomado el pergamino–. Sé que no debería pero, no quisiera saber cómo fue que engendraron al pequeñito, si es posible.

Nadie te llamó a leer nuestras cosas, Prongs

Como si fuera difícil tomar el pergamino, sino se dieron cuenta, estoy entre ustedes y eso nunca fue bueno, sobre todo por lo de ya-saben-qué.

¿Voldemort? –Brighton rio al saber que su padre hizo el mismo chiste que él le había hecho a Erin cuando se nombraba un ya-sabes-que.

¡No, idiota! ¡Me refería a que cuando yo estoy en medio de ustedes siempre se coquetean o lanzan cumplidos! Desde que te enteraste del bebé, ha aumentado tu libido o algo así y estás caliente a toda hora. ¡Y ni hablar de Remus! Histeriquea como el mejor y terminan haciéndolo en la biblioteca…. ¡Ya no volveré a ver los libros de la misma forma!

Ya deja de meterte en las conversaciones Prongs, intento hablar con Moony de sexo…vete.

Creo que debo elegir un mejor lugar para sentarme.

Si, por favor. Además, ¿cómo sabes que mi hijo o hija fue engendrado en la biblioteca?

¡Ay por dios, no! Creí que era un mito urbano…yo pensé, ay creo que voy a vomitar.

Ok, tal vez no quería saber que fui engendrado en una biblioteca de Hogwarts, pero al leer las conversaciones privadas de mis padres con James, obviamente salió a la luz la verdad.


Pasaron unos pocos meses en los cuales era difícil desplazarse, pues Erin se encontraba realmente en un estado más que avanzado en su embarazo y era imposible moverse. Teníamos miedo de ir a St Mungo por revisiones, dado que sabíamos que a la vuelta de la esquina se encontraban los más terribles seres humanos que el mundo conozca. Por lo que me tuve que ocupar yo del buen desarrollo del bebé, mis conocimientos en enfermería mágica que había aprendido a fuerza por la condición de mi padre, eran muchos.
Nos escabullimos hacia un cuartel, uno de esos que nunca sabríamos como era posible que no se vieran;  inmediatamente encontré a mi padre solo.

–¿Y Nymphadora? –pregunté, él me miró sorprendido.

–No está aquí.

–¿Dónde está? –nuevamente le cuestioné, el cerró los ojos.

–Está en la casa de los Tonks, allí estará segura –bufó–. Hijo….estoy realmente arrepentido.

–¿Arrepentido? ¿De qué?

–¡De ésto! El casamiento, el bebé, fue todo tan rápido y en plena guerra, el niño puede ser un licántropo….–se toma la cabeza–. ¿En qué diablos….en qué diablos pensaba….?

–No lo sé, realmente no lo sé –Erin se acaricia el vientre, no quería escuchar más–. Eres un estúpido…

–…..

–¿Cómo pudiste hacernos ésto? ¡A mí y a papá! ¡Hace un año y medio que falleció! ¡Un año y medio! Ni siquiera respetaste su muerte….

–Tú no…. –pero no le dejé terminar.

–¿Eso querías? ¿Deshacerte de él para encamarte con la primera niña que cruzaste? –continué amenazante–. Si eso es lo que esperabas, permíteme decirte que eres una reverenda mierda.

–¡CÁLLATE! –me gritó, por primera vez en su vida, sus ojos amarillos me hipnotizaron–. ¡POR AMOR A MERLIN, CALLATE, CIERRA LA PUTA BOCA!

                Erin me miró y yo a él, nunca en su vida me había levantado la voz de esa manera, por lo que decidí escucharlo, me acerqué lentamente a él, pude ver sus ojos repletos de lágrimas, esas que no solía mostrar delante de mí, esas que le apuñalaban el corazón.

–Veinte….veinte años sin pensar en mi –susurró bajito, bajando la cabeza–. Veinte años donde fuiste lo más importante, lo único en mi vida. Veinte años donde te amé, te protegí, di mi vida y la daría mil veces por ti…..veinte años en los cuales tuve que verte crecer y partir, dejarme de lado, veinte años en los cuales no recibía más que una mirada, un abrazo no correspondido, veinte años viendo tu odio en los ojos y tratando de calmarlo con amor, con este amor propio de un padre….

–Pa…

–¡Silencio….!–exclamó–. No voy a soportarlo más, no ahora, no aquí, me vas a escuchar hasta el final así deba cubrir tu boca…. –me asusté, palidecí y di un paso hacia atrás–. Tráeme el pensadero, Erin.

–Pero…

–¡Tráelo! –gritó, a lo que Erin se encaminó hasta un costado de la habitación y con su varita lo llevó hasta la mesa, donde lo apoyó. Lupin tomó su varita y sacó de ella un destello plateado, para  luego dejarlo en el pensadero–. Míralo.

                Al principio no quise avanzar, pero él se apartó completamente y pude hacerlo. Sumergí mi rostro en el agua y abrí los ojos.

 

Mi mente navegó por una lluvia de recuerdos, algunos conocidos y otros no tanto. La primera vez que mis padres se conocieron, la sonrisa mutua, el primer beso, mi nacimiento y la armonía en sus rostros, la cena con los Potter, la muerte, la vida, el reencuentro, Peter Pettigrew, las cenas familiares y por último me enterré en una imagen, mis padres en la habitación, momentos antes de la muerte de Sirius, luego que los fui a ver mientras yo me encontraba abajo llamando a la orden.

–Remus –susurró Sirius y se paró frente a Lupin, quien se había cambiado rápidamente–. Ayer, ayer vino Delyan Melvick ¿lo recuerdas?

–Claro, el padre de Erin.

–Él procede de una noble familia de adivinos –susurró y cruzó los brazos–. Es inminente que te diga ésto antes de salir en busca de Harry……–Remus parecía extrañado, y como no estarlo cuando se escucharon las palabras a continuación–. Él dijo que moriría en el ministerio de magia.

–¿Qué? –preguntó sorprendido.

–No sé cuándo, no sé precisamente dónde, pero hoy justamente iremos al ministerio…..hoy justamente me encerraré en el lugar de mi muerte –vaciló, los ojos de Remus se llenaron de lágrimas–. Por eso….por eso necesito que me prometas algo.

–¡No….! ¡No, no, no! Por amor a merlín ¡No! No vayas entonces, no tienes que ir –sus lágrimas descendieron rápidamente, mientras la mirada de Sirius también se humedecía, pero sus rasgos duros intentaron apaciguar el llanto–. No vayas.

–Debo ir, sino, Harry pensará que de verdad soy torturado, Remus.

–¡Nooo! ¡Noo! –Sirius le tomó de los hombros–. ¡No Sirius, No!

–Sí, Remus, sí –vaciló–. Y necesito que por favor me prometas….me prometas que serás feliz sin mí.

–¡Nooo! ¡NOO, NO! Jamás, jamás, jamás –sollozó ahogadamente, Remus le abrazó con fuerza pero eso no impidió que se moviera bruscamente–. No Sirius, jamás podré ser feliz sin ti.

–Si lo harás, ya has sufrido demasiado por este pobre infeliz; has estado doce años consumiéndote en la soledad por mi culpa, por no ser lo suficientemente hombre como para encararte y decirte que creía que eras un espía.

–Aun así, aunque me lo hubieras dicho, nadie me creía, porque soy tu amante, tu esposo y padre de tu hijo. Si hubiera sabido que los Potter no habían sido vendidos por ti, igual estarías en Azkaban y tal vez yo también. –susurró con la voz entrecortada.

–Quiero que me hagas este pequeño favor. Sé feliz Remus, cásate, ten hijos, pero se feliz. Dale a Brighton la familia que no le pude dar.

–¡MENTIRA! Aun tienes tiempo aquí, no te irás, no te dejaré –se aferró a él lo más fuerte que pudo–. No te dejaré ir, me iré contigo si es necesario.

–¡No! No puedes dejar a Brighton solo y a Harry, el pobre Harry…. –le devolvió el abrazo con la misma intensidad–. Tiene quince años apenas, y Brighton diecisiete…..por favor, por favor mi amor, si aún me amas un poco, por favor….

–No, no puedo ¡NO PUEDO! No quiero Sirius, no me obligues a hacerlo –sollozó  y sus manos pasaron al rostro de Sirius, besándolo suavemente–. Te amo, no puedo, te amo….

–Si me amas, sabrás hacerte feliz. No te niegues al amor….no lo hagas Remus. Por favor, ama y deja que te amen, sé que lo harás, sé que me entenderás, si fuera al revés, si tú estuvieras por morir, me pedirías lo mismo ¿verdad? –Avisó, Remus asistió y él le acarició sus cabellos–. Eres joven aun, tienes esos ojos que destellan juventud, de esos que me enamoré hace ya más de diecinueve años.

–No puedes pedirme algo así, Sirius, no ahora…no así…. –bajó la cabeza, pude sentir que me desgarraba el pecho–. Además, si lo hiciera, Brighton me odiaría.

–Soporta su odio, él lo entenderá en algún momento, es listo, es un Black –sonrió, y levantó la mirada de mi padre–. Es terco como yo, pero también es listo como tú y como yo…y dado el caso que no lo haga, muéstrale este pensamiento.

–No creo que sea necesario, no te abandonaré.

–No debes abandonarme por casarte con una mujer o un hombre, Remus. Sólo me abandonarás cuando tu corazón decida hacerlo, pero mientras tanto siempre estaré aquí –susurró tocándole el pecho y se separó.

–Te amo…

–Yo también te amo –se secó las lágrimas e inmediatamente escuché una voz detrás de mí.

–¡Papá! –era mi propia voz, llegando desde el pasillo que conectaba las habitaciones. El recuerdo terminó allí.

 

                No aguanté y abracé a mi padre dulcemente, como hacía varios meses que no lo hacía, él acarició mi cabello y besó mi frente.

¿No dejarás de amarme? –pregunté, él negó con la cabeza.

–Jamás vuelvas a decir semejante tontería, nunca dejaré de amarte, nunca…. –susurró, yo era levemente más alto que él, por lo que le costaba besarme la frente cuando no estaba agachado–. Pelearemos juntos hijo, se acerca, está demasiado cerca la batalla final, sólo debemos esperar a Harry, cuando él esté en Hogwarts, será el momento.

–Ve –susurré y le saqué unos cuantos cabellos del rostro–. Ve con ella, sé que la llegaste a amar tanto como a papá. He visto que lo amas aun hoy…..lo he visto.

–Harry me dijo exactamente lo mismo –bajó la mirada, pero con mis manos se la levanté.

–Quiero que el día de mañana, mi hermano sepa que tú lo amaste y protegiste igual que a mí en su momento –suspiré pesadamente y le acaricié su cabellera–. Quiero que él sepa, que su papá estuvo con él, al igual que tú y Sirius estuvieron conmigo cuando nací.

–Fue el día más feliz de mi vida….

–Pero no el único……..anda papá…..ve por favor…

                Nació entonces, el 25 de Marzo de 1998 a las 8:30 am: Mitchell Sirius Black. Mitchell no heredó el cabello oscuro típico de los Black como si lo heredó Teddy Remus Lupin, pero si sus ojos grises. Mi hijo era un rebozo de alegría y felicidad, pero no fue mucho tiempo el que pasó con sus padres, pues deberíamos prender a la batalla en Hogwarts que se avecinaba. A los pocos días, creo fue una o dos semanas, nació mi hermano Teddy, llamado así por mi gran tío Ted Tonks, quien falleció recientemente víctima de la guerra. Andrómeda se encargó de los dos pequeños niños mientras nosotros no estábamos; sabía que tanto tío como sobrino estarían juntos a partir de ahora.

–Mi nieto es el nieto más hermoso del mundo –Lupin había tomado en brazos a mi hijo, quien tenía unos pocos días de vida, mientras yo hice lo propio con el recién nacido Teddy que se encontraba en la cuna de la enfermería en St Mungo.

–No puedes decir que Teddy es el hijo más lindo del mundo –bromeé, me mira y con su mano me acaricia la mejilla.

–El día que naciste fue el mejor de mi vida, eso no cambiará –relojea a Teddy rápidamente–. Teddy es mi otro amor, la otra mitad de mi corazón.

–¿Qué le quedará al pobre de Mitchell entonces? –Me senté en una de las sillas  y acuné a mi hermano–, ¿Eh? ¡Su cabello cambió!

–Sí, es metamorfomago –explicó Remus mientras el cabello de Teddy cambió de negro a pelirrojo–. Me han comunicado que no tiene nada relacionado a la luna, creo que el único que tuvo una pequeña dificultad con eso fuiste tú.

–Era porque estaba dentro tuyo –susurró–. Lo cual es raro ahora que veo a Teddy.

–Bueno, no es normal tener hijos siendo hombre, solamente la familia Malkavian tiene ese poder, Sirius preguntó a la enfermera, cuando naciste, si podía tener más niños, pero fue imposible luego de eso, estaba en riesgo mi vida.

–No te preocupes papá, no me siento triste por no haber tenido hermanos de mi edad –me levanto de la silla y coloco al pequeño metamorfomago en la cuna–. ¿Qué sucede?

–Nada, nada, recordé….–habló bajito para no despertar al pequeño rubio en sus brazos–. Recordé cuando tú eras un bebé, Mitchell se parece tanto a ti en esos momentos –sonríe–. Cabello rubio, ojos grises, hermosa sonrisa, eras un muñequito.

–Nunca me has contado mucho de cuando yo era pequeño.

–Que puedo decir, a veces me iba a comprar víveres y cuando regresaba estabas en el tejado y Sirius tratando de bajarte de allí con una escoba –arqueo la ceja–. Sirius era práctico. Trataba de no dejarte nunca a solas con él, no era bueno cuidando bebés. O Cuando le tiraste toda la papilla en la cara a la edad de un año.

–¿Yo hacía eso? –pregunté extrañado.

–Eso y más, eras muy rápido, por lo que muchas veces tenía que tomarte a mitad de la salida de casa para que no te me escaparas. Te gustaban los cuentos, Ted Tonks y Andrómeda te cuidaban cuando yo me trasformaba y tú eras muy pequeño, dicen que le cortaste el cabello a Dora cuando dormía.

–Supongo que me vengue por adelantado de ella por salir con mi padre –sonríe de costado, Remus se acerca y me abraza.

–Te amo hijo, jamás dejaré de hacerlo.

–Yo también te amo.

–Y algo más –respira hondo–. Amo, amé y amaré a Sirius toda mi vida, pero él mismo me pidió que sea feliz y eso intento, sé que fue muy rápido para ti, pero…..en épocas de guerra nunca sabes cuándo…

–Tranquilo papá, ya no estoy enojado….hablaré con Dora más tarde –tomé al niño–. Me voy, Erin debe estar preocupado por mí. Espero que Tonks no me odie por lo duro que fui con ella.

–Jejeje, no creo. Adiós, hijo.

 

Llegó el momento, el mensaje de Harry llegó, y nos preparamos para entrar a Hogwarts por nuestros propios medios. Erin, ya recuperado del todo, empuñó su propia varita y me acompañó. También allí estaba mi padre, Nymphadora Tonks, Kingsey Shacklebolt, Molly y Arthur Weasley, Fleur Delacour, Bill Weasley, hasta allí se encontraba Percy también, abandonando al ministerio débil que se opuso a nosotros. Fred y George, Ron, Hermione y el mismísimo Harry. También se encontraban Delyan y Erick Melvick, los padres de Erin. La orden del fénix estaba preparada para la batalla final.

Snape abandonó entonces el recinto y McGonagall pudo hacerse el poder del lugar. Aquellos que estaban a favor del señor tenebroso fueron encarcelados, mientras que los demás alumnos que quisieran, lucharían por Harry.

–Necesitamos encontrar algo, algo que pertenece a Ravenclaw. La diadema, me dijo Luna –habló Harry mientras caminaba por lo que fue el gran comedor–. ¿Tienes idea?

–La diadema….–pensó–. Yo que tú le preguntaría a quien esté más cerca de Rowena Ravenclaw, ¿me entiendes? –Le guiñé el ojo–. Ella es muy amable, pero no es demasiado confianzuda, cuando yo era estudiante me cruce con ella en varias ocasiones y es de fiar, yo que tú, iría con Luna, ella es realmente bondadosa, o tendría que tener extremo cuidado al hablar sobre eso….

–¿Sobre qué?

–¡La diadema Harry! Pon atención.

–¡Brighton, te necesito conmigo arriba! –dijo Remus acercándose a mí.

–¿Se han reconciliado? –preguntó Harry sonriendo.

–Jamás podría estar enojado por mucho tiempo con mi padre, es mi vida –Remus golpea suavemente mi espalda y nos vamos hacia las partes de arriba–. ¿Viste a Erin?

–Erin estará abajo con Nymphadora, nosotros aquí arriba….con Kingsley –susurró y se acercó al hombre que se encontraba allí–. Las fuerzas de tus convicciones determinan tu éxito, no el número de tus seguidores.

–¿Quién dijo eso? –preguntó Kingsley.

–Yo –susurró y me tomó la mano–. Vamos a estar juntos hijo, te lo prometo.

No me dejes….por favor, no me dejes –susurró.

–Jamás lo haré.

 

                Lentamente pude ver por primera vez como se desvanecía la protección que Minerva McGonagall había realizado, y los mortífago tanto como los licántropos y otros seguidores del señor oscuro comenzaron a entrar. No fue complicado derribar a los primeros, pero a medida que se acercaban más y más podía sentir como mi piel se erizaba.
Estaba espalda contra espalda con mi padre, luchando a la par. No dudaba que ésta sería la batalla más grande de la historia, la mejor, la más temible.

–¡Los de abajo necesitan ayuda! –escuché gritar a alguien, Remus me mira.

–¡Tonks y Erin están allí! –Dijo y me dio un leve empujón–. Ve a ayudarlos, hijo.

–¿Estarás bien aquí? Quiero decir, ayer terminó la luna llena y….–cuestioné, él me afirma con la cabeza–. Bien…–susurré y comencé a correr. Pero una voz me detuvo inmediatamente, apenas dos metros de allí.

Ah, eres tú, te escapaste hace unos meses, pero ahora te tengo –la voz del mortífago Dolohov se escuchó tan fuerte que me estremeció–. ¡Toma ésto, joven Black! ¡AVADA KEDAVRA!

 

                Giré mi cabeza para ver como una luz roja se acercaba a mí con gran velocidad, mis ojos inmediatamente se cerraron para recibir el impacto.
Ya todo estaba perdido, era imposible correr, no podía hacer nada. Jamás podría ver a mi hijo crecer o a mi familia continuar. Simplemente la muerte, blanca, donde estaba mi padre Sirius, donde estaban James, Lily y todos los caídos.

¡NOOOOO! –escuché el grito de dolor de mi padre.

Esperé entonces, esperé el impacto que nunca llegó, abrí los ojos para ver frente a mí los dorados de mi padre, completamente blancos, utilizando su cuerpo para protegerme. Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras se deslizaba sobre mí, cayendo a mis pies, completamente inerte.
Las risas de Dolohov se escuchaban como un susurro, mi mundo se oscureció y teñido de sangre el dolor embargó mi pecho. Mis piernas comenzaron a temblar, mis ojos se volvieron completamente rojos por contener las lágrimas, mi corazón estallaba en mi pecho como nunca antes lo había sentido. Un dolor inmenso que hizo llorar hasta a mi alma, mi padre, ¡No!, él no puede estar muerto. Él no podía morir, él no podía dejarme solo,  ¡El jamás me ha dejado solo!

Mi grito de dolor se escuchó a varios kilómetros, mis lágrimas no dejaron de descender un minuto: ME DIJISTE QUE ESTARÍAS CONMIGO, me grité a mí mismo, otra promesa rota y otro corazón hecho trizas.
El cuerpo frío, la sangre escurrir, las miradas vacías, ya no volvería a ver los ojos de Remus nunca más. No podía con tanto dolor. Empuñe mi varita y le maté, conjuré el peor maleficio y le maté, le maté a él y a dos o tres mortífago más que se habían detenido a ver mi escena. Kingsley se acercó pero no pudo, me aferré a él y le lloré, le lloré hasta que mi cuerpo se bañara en mis lágrimas, le lloré más de lo que podía llorar un hijo a un padre, le lloré porque fue todo para mí. Mi amigo, mi hermano, mi padre, mi abuelo, mi madre, mi familia, mi vida, mi corazón, mis sentimientos. Todo afloró, todo, pero no podía evitar, el dolor era mucho para poder calmarlo. Moría, me estaba muriendo del dolor, y solamente la voz de Erin me despertó.

–Lo siento –susurró, yo levanté la cabeza para ver a Erin con parte de su ropa rota y heridas sangrantes. Había anunciado Voldemort que sólo quería a Harry Potter y que nos daría tiempo para llorarle a nuestros caídos–. Lo siento…

–Él me…

–No…no sólo por eso –susurró Erin y giró su cabeza para mostrarme el cuerpo de Tonks tendido–. No pude….en serio quise pero no pude –sollozó, él tenía una conexión con Tonks desde que ambos habían concebido a un niño–. ¡Ella la mató! Ella….Bellatrix….ella la mató –se arrodillo–. No pude, no pude, te lo juro no pude….no pude detenerla, ella quería….quería ir contigo…quería protegerte….ella te amaba como a un hijo –me acerqué a él, arrastrándome, y le abracé–. Teddy me odiará, nos odiará….Teddy nos odiará….

–No Erin, Teddy ha perdido dos padres, pero ha ganado dos padres más…. –susurró–. Tú y yo, tú y yo…..

 

                Sus lágrimas se mezclaron con las mías. Lloramos a nuestros muertos. Llevamos los cadáveres de Remus y Nymphadora hasta el gran comedor. Allí los colocamos uno junto al otro. Giramos la cabeza para ver a los Weasley llorando a Fred y como George, devastado, acariciaba el rostro de su hermano. Me arrodillé y le tomé las manos a Tonks y Lupin, las besé, mientras giré la cabeza para ver entrar a Ron, Hermione y Harry. Luego los volví a mirar.

–Lo juro, te lo prometo papá –susurré–. Y a ti también Tonks…..le hablaré, todos los días de mi vida, de ustedes. De cómo han defendido este mundo hermoso, lo juro, lo haré, lo haré todos los días.

                Erin se arrodillo y me abrazó. Harry entonces lo decidió, él buscaría a Voldemort, lo buscaría.
A unos metros de allí, vi a Kingsley ayudar a Delyan, cargándolo de un lado mientras el joven hombre arrastraba su pie, se sentó en una de las gradas y el moreno le pidió a Madame Pomfrey que le ayude con la herida, el hombre de bello rostro sonreía ante el extremo cuidado que tenía el auror en jefe con él y giró su mirada para ver que su hijo estuviera a salvo.
Me levanté y le pedí a Erin que cuidara de los cadáveres, que me gustaría poder enterrarlos juntos, con algunas cosas de Sirius como forma de poner también el cadáver de él con ellos dos y me retiré. Caminé hasta las afueras del castillo para encontrarme con Snape.

 

–¡SNAPE! –grité, él se giró–. ¡Basta! Basta de teatro ¿cuánto tiempo más hace falta? ¿Cuánto? Mis padres, los dos, han muerto, ya no me queda nada….

–Te queda tu esposo y tu hijo….–me dijo, él permanecía serio.

–¿Y si me los matan los mortífago? O me matan a mí….

–Tu padre te ha protegido de la muerte, tonto. Su amor te mantendrá a salvo una eternidad más –se acercó a mí y me tomó de los hombros–. Es momento, es hora que me vaya.

–No…..no….

–Sí.

–¿Por qué? ¿Por qué no le dices a Harry la verdad? –él se sorprende–. Snape, lo sé todo, todo. Dumbledore me lo ha contado durante todos estos años, y tu cariño y palabras hacia mí también me han hecho entender. Tú quieres a Harry, tú le quieres como si fuera tu hijo y lo has protegido todos estos años. Tú asesinaste a Dumbledore por órdenes de él, tú no eres malo…tú eres nuestro héroe….

–No….yo no soy un héroe, hijo. Yo solo soy un profesor –me abrazó suavemente–. Lamento lo de tus padres…..pero sé que tú seguirás su legado –inmediatamente se retiró.

Me apoyé en la pared y miré el techo. Ahora sólo quedaba esperar la última lucha, la final, y estaba fuera de nuestro alcance.

 

Continuará.

Notas finales:

La muerte de Remus es de lo más cruel, créanme que no quería hacerla, pero mejor morir así de victorioso, con una historia, que morir porque fue un idiota que se dejó matar (Bueno eso no, pero algo así).

MUERTE DE TONKS
Les comento lo siguiente, Remus murió protegiendo a Brighton como se vio, pero no se vio la muerte de Tonks, solo el relato de Erin. Erin y Dora estaban peleando juntos abajo, cuando vieron que Brighton no venía (recuerden que habían llamado a alguien de arriba para que baje) Tonks se pone nerviosa pensando que el hijo de su marido pudo haber muerto en el camino y le pide a Erin que se quede abajo mientras va en busca de Brighton; Erin la intenta detener diciéndole que Brighton está bien porque es fuerte, pero Tonks esta tan desesperada por salvarlo o al menos verlo que empuja a Erin para ir tras él. Antes de llegar a donde estaba Lupin y Brighton, Bellatrix la encuentra y la mata. Erin va tras Dora y la encuentra ya muerta y a Bellatrix riéndose, lo último que vió de Tonks era como lloraba por no poder rescatar al hijo de su esposo, quien es un hermano, un amigo y un hijo para ella. Creo que en esta parte dejo claro que el amor de Tonks por Brighton era tan puro y genuino, que Brighton se arrepentirá de no haberle podido hablar mientras estaba viva.


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