Una vez que la princesa juliet, se calmo se dirigieron al pueblo, no pudieron evitar ser el centro de atención, pues a pesar de su ropa, su apariencia refinada delataba su naturaleza.
-wow, es precioso- Rosaled estaba más que sorprendida por el lugar donde estaba, era tan colorido, la gente reía y bailaba sin importar el que dirás
-si es hermoso, nunca imagine estar aquí
-lo sé…. Vamos a bailar
-¿bailar?, no creo que yo ahhh- kasidid condujo a su nueva amiga a la pista de baile, la gente no le prestó atención y siguieron en lo suyo.
La princesa de arcadia tomo de la cintura a juliet, esta coloco sus manos en el cuello y comenzaron con una pieza algo lenta pero conforme pasaba se intensificaba, era lo más divertido que habían pasado.
La noche se le fue tan rápido como empezó, lamentablemente la hora de decirse adiós haba llegado y ninguna quería irse.
-yo… me tengo que ir
-¿volverías mañana sarai?
-no lo-
-por favor, quiero verte una vez mas
-entonces vendré, gracias
De esta manera, cada día se citaban a escondidas de sus familias para verse en ese pueblo que se había convertido en su refugio. Aunque ninguna de las dos haya confesado que eran princesas del reino enemigo, sus pensamientos estaban todo el día estaban destinados a la otra.
Una semana había pasado desde el primer encuentro, desde entonces ya cada una sentía algo dentro de ellas que no se explicaban, era como cuando un chico miraba a la otra querían matarlo, o se perdían en su mirada y a pesar de saber que eso no estaba bien poco les importaba.
-bueno me voy
-espera sarai… yo quiero decirte algo
-¿Qué sucede?- pregunto preocupada al ver a su amiga tan seria.
-yo… yo, te amo- un beso de juliet callo las palabras de kasidid.
Sus labios se movían de tal manera que parecía que no se querían separa, un beso llevaba a otro era una batalla que nunca terminaría, o así lo sentían, sus lenguas se entrelazaban sus cuerpos se juntaban era como estar en el paraíso y al mismo tiempo en el infierno.
La falta de aire, les obligo a separarse definitivamente
-yo también te amo- dijo sarai mas sonrojada que nada
-nos veremos mañana?
-claro que si, no me importa el que dirán… yo te amo
-mañana esperare por ti- Rosaled beso la mano de su amada y se dirigieron a sus hogares con una felicidad que poco les duraría.
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En el castillo de Bongolia, las cosas estaban complicándose, pues el rey descubrió que su hija no estaba en su cuarto y la pobre nana no sabía que decir.
-¿Dónde está mi hija?
-su majestad… ella fue a… caminar
-¿a esta hora?. No te creo. Exijo la verdad
-¿padre que sucede?- en la estancia ingreso sarai salvando el momento
-¿Dónde te metiste?
-fui al jardín, ¿pasa algo?- su cara inocente, convenció a su padre y lo tranquilizo
-si hija mía, mañana tendremos visitas
-¿Quién vendrá?
-los reyes del reino arcadia
-¿Qué?- la joven no cavia de la felicidad, eso significaba que tal vez la disputa acabaría
-sí, quiero que estés lista
-¡¡lo estaré!!, que felicidad
-jaja descansa, mañana será un día ocupado
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En arcadia, en cuanto Rosaled llego, su sirvienta le informo que su padre solicitaba hablar con ella.
-padre, ¿Qué sucede?
-hija. Quiero que te pongas más hermosa, mañana iremos a Bongolia
-¿enserio?- ir a ese reino, no solo significaba una alianza, si no que podría buscar a su amada y verse más seguido
-si lo que sucede es que-
-kyaaaaa… gracias padre-la joven lleno a su papa de besos y se fue corriendo a su habitación a ver que usaría
-ahhh esta hija mía
-amor ¿le dijiste?-intervino su esposa Antonieta
-no, ya la conoces. Mejor que mañana se entere
-espero lo tome bien
-claro que si mi hija sabe que el deber es primero
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A la mañana siguiente, las cosas en Bongolia estaban muy tensas pues todo el mundo estaba decorando el castillo para la llegada de los reyes de arcadia. Si todo salía bien ambos reinos quedarían unidos para siempre.
Juliet, utilizaba un vestido color azul claro y detalles dorados, sus mangas eran caídas y el cabello lo tenía trenzado de lado.
-mi niña es hora
-que emoción… me pregunto si veré de nuevo a esa niña de hace 7 años
-no lose, pero mejor apúrese la reunión ya va a comenzar
La nana guio a la joven donde sus padres y su hermano, en una estancia muy lujosa.
Los reyes estaban sentados, cuando la puerta se abrió mostrando a los dos reyes, ambos tan gloriosos como siempre. Pero antes de que cualquier palabra se hiciera presente, una tercera persona ingreso a la estancia.
Rosaled llevaba un vestido negro con plateado sin mangas y escote en v, su pelo suelto le llegaba a la cadera.
-bienvenidos, Nicolás, Antonieta- saludaron los reyes de Bongolia.
Cuando sarai iba a saludar su vista se fijo con la de kasidid, ambas reprimieron un grito de sorpresa, al ver que las personas que amaban era justamente una princesa, aunque este hecho no les molesto pues ambas comprendían sucedido. Las dos sonrieron disimuladamente, viéndose a los ojos
-buen día, princesa Rosaled- armando beso gentilmente la mano de la joven, sorprendiéndola en el acto- deje decirle que es más bella de lo que me contaron- esto saco de onda a kasidid pues, no entendía nada
-¿hermano que haces?- pregunto algo molesta sarai por las tomas de confianza.
-¿Qué pasa, no le dijiste a tu hija Carlos?- pregunto Nicolás
-no, veo que la tuya tampoco sabe
-¿Qué está pasando?- el humor de Rosaled se espumo
-hemos decidido formar una alianza
-genial- las jóvenes estaban más que emocionadas
-claro por eso, llevaremos a cabo una boda- intervino Antonieta
-¿boda?- ambas sintieron un miedo crecer en su ser.
-si Rosaled se casara con tu hermano armando, y con ello los reinos se uniran- expuso el rey Carlos, feliz
-¿Qué?- la mirada de las jóvenes
Continuara…..