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Deseos del corazón por Samantha0507

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Notas del capitulo:

Hola, han pasado cerca de 4 meses y aquí estoy de regreso con este fic, la verdad es que tal como llego la inspiracion se fue y no quice forzar los capitulos así que me dedique a lo demás, esperando que llegara el minuto en que de verdad pudiera continuar esta historia sin sentirla como una molestia.

Bueno llego el día, mi forma de escribir ha cambiado bastante lo sé, espero que también comprendan que la personalidad de Midorima esta un poco diferente, pero es uno de los cambios que se entenderan cuando llegue al final.

 

Disculpen si no continue esta historia antes y bueno, espero les guste como va.

 

Nos leemos 

Midorima  solo observaba su hogar con una extraña nostalgia en su pecho, volver de casa de Akashi con Takao no había sido lo mismo, había sido solitario y difícil, había sido como perder parte de sí mismo, suspiro dejando salir el aire de sus pulmones, mientras el pequeño se acomodaba nuevamente en el sofá.

 

Midorima había cortado el teléfono minutos antes, la verdad es que él que Akashi lo llamará no era algo poco común, pero dada la situación cualquier llamado podía significar que algo más habías pasado.

 

Con lo que Akashi había mencionado era obvio que la madre de Murasakibara era realmente quien más culpas parecía tener, probablemente una depresión post parto, pero al punto de que Murasakibara no quisiera tocar a Akashi por el miedo a tener un hijo, eso era realmente demasiado, dirigió la mirada nuevamente al menor con la duda al filo, luego estaba la actitud de Aomine, ese miedo, esa forma de ser sumisa y como abandonado, con la idea de que todos lo dejaran, él peliverde solo podía preguntarse ¿qué nivel de daño era él que descansaba en el corazón de su halcón?

 

-Takao…- se acercó al moreno acariciando su cabello.- No comprendo que tuvieras que esconderme tú pasado, no lo comprendo.- Midorima solo podía velar el sueño del pequeño por ahora, esperando que este descansara lo suficiente.

 

El peliverde se sentía triste, la idea de que Kazunari le escondiera por tanto tiempo un pasado, algo que realmente le dolía, que le hacía mal, algo que lo estaba torturando, era algo molesto.

 

Quizá el moreno aun no le tenía la confianza suficiente, como para compartir su pasado, para compartir el dolor.- Realmente Takao, creo que no he sido suficiente para ti.- por primera vez en mucho tiempo Midorima comprendía que quizá no estaba a la altura de la situación, por primera vez se sentía incompetente ante su propia vida, ante la vida de quien más amaba, quizá era minuto de dejar ese maldita actitud Tsundere y demostrarle un poco más de cariño, alguna muestra de verdadero amor.

 

El peliverde se sentía muy sonrojado, pero al menos parecía la reacción más lógica por ahora.

 

 

Se fue a la cocina sintiendo como el mal sabor de boca le aumentaba, todos los datos que había podido reunir, todos los pequeños detalles que se habían dejado ver a su alrededor, todo eso se resumían en nada al tratar de comprender que era lo que realmente estaba pasando con su moreno.

 

-¿Shin-chan?- El peliverde había estado tan concentrado en sus pensamientos que no había notado el pequeño somnoliento parado en la puerta de la cocina.- hambe.- el niño se dejó caer en el suelo de la cocina mirándolo fijamente,  Midorima se sentía absorto por las orbes del menor.

 

¿Cuándo había mirado por última vez los ojos de Kazunari? Realmente no podía recordar cuanto tiempo había pasado entre ambos en que no se miraron a los ojos, había pasado tanto tiempo sin ver esas orbes plata dándole amor, esas orbes que le sonreían, que parecían llenar su vida de una luz diferente, de una luz propia.

 

-Prepararé la cena.- Midorima se avergonzó de su comportamiento, no solo era Kazunari el que estaba frente a sus ojos, era un niño pequeño, alguien a quien debían cuidar y amar, un bebé que merecía amor y ternura, no alguien para mirar con otros ojos.

 

La tarde transcurrió en silencio, no solo por el hecho de que el mismo Midorima tenía demasiado en la cabeza o que Kazunari se había quedado sentado en la alfombra jugando tranquilamente.

 

El peliverde se maldecía, el realmente no era bueno en la cocina, no era que todo lo quedara mal, pero siempre era Takao quien estaba en la cocina, era siempre el quien lo cuidaba, le preparaba sus comidas, era quien se hacía cargo de la casa y del mismo Midorima como persona.

 

Dejó el cuchillo a medio camino, no sabía que darle de comer a Takao, conocía sus gustos como una pareja, pero él era un niño, era completamente diferente su alimentación y probablemente sus gusto eran más reducidos.

 

Tomo su teléfono sabiendo que debería matar dos pájaros de un solo tiro, miró de reojo que el niño no estuviera cerca, después de todo podía querer hablar con sus padres y eso complicaría aún más la situación.

 

-Midorima, muchacho me alegra mucho escucharte, ¿cómo está mi hijo?- El padre de Takao era un hombre preocupado, que estaba siempre al pendiente de ellos.- No te quedes callado muchacho, dime ¿qué tienes?

 

-No se preocupe, no es nada mala.- odiaba mentirle al hombre, Midorima no solo respetaba como el padre de su novio, sino también como Medico y cirujano.- Takao-san, yo quería hablar con su esposa, es que…- no sabía que es escusa podía darle.- quiero darle una sorpresa… eso una sorpresa a Kazunari.

 

-¿Algún evento importante?... No me digas que finalmente se casaran, gracias Midorima, harás feliz a mi cachorro.

 

-No es eso…es solo…- el doctor no entendía que pasaba con el tema del matrimonio, pero en esa familia era un tema de real cuidado a tratar.

 

-¿Me harán abuelo?- La voz del hombre se oía ilusionada.

 

-No, aun Kazunari y yo no estamos preparado, usted sabe, nuestras carreras, aún estamos comenzando un largo camino.

 

-Muchacho…te comprendo.- un triste suspiro salió de los labios del hombre, al parecer el padre de Takao ya no se encontraba tan feliz como hace unos minutos.- mi mujer, ella está en la cocina, le llevaré el teléfono, pero cuéntame ¿qué clase de sorpresa?

 

-mmm… lo que pasa es que con Takao queríamos aprovechar este fin de semana libre y bueno, quería prepararle algún platillo de su niñez, algo que a él le gustará comer.

 

-Entonces mi mujer no te será de ayuda, ya que yo era quien cocino para Kazu hasta que este cumplió 5 años.- Una risita melancólica salió de los labios de su suegro.

 

-Takao-san eso me lleva a otra situación, yo necesito confirmar con usted otra situación que me está molestando.- cuando el horóscopo había dicho que era el minuto de interceder en la familia jamás habría imaginado a que se refería.

 

-Te escucho hijo.

 

-Takao-san, Kazunari me ha dicho que… bueno que…- no tenía idea que preguntar, ni menos como hacerlo después de todo aun no sabía algo en concreto, respiró, aunque se equivocara lo más importante en este minuto era pensar en el bienestar de Kazunari, él era su prioridad.- él me dijo cuando tenía dos años había pasado algo entre usted y su esposa, yo necesito hablar con usted al respecto.

 

-Vaya, me parece sorprendente que Kazu te hablara de eso, debe amarte mucho.- golpe bajo para el peliverde.- pero no creo que sea de discusión en este medio.- Midorima sintió como una manita tironeaba su pantalón.

 

-Shin-chan, ¿ta dista la mida?- el pequeño miraba emocionado y maravillado al peliverde.

 

-Esa voz…- el padre de Takao reconoció ese susurró-Midorima, muchacho ¿hay un niño con ustedes?

 

-Ehhh si bueno, es el hijo…de unos amigos…ellos tuvieron una emergencia y Kazunari aceptó cuidarlos, debo irme, le parece si mañana nos reunimos.

 

-Te estaré esperando hijo, y trae a mi Kazu contigo, lo extraño.

 

El peliverde dejó salir el aire de sus pulmones, para terminar el extraño y al parecer horrible estofado que estaba haciendo para el menor.

 

Cuando terminaron de comer y el sol ya se había ocultado por completo,  Kazunari trataba de mantener su cuerpecito quieto, pero le era imposible, el peliverde sentía que su corazón saltaba de alegría y que la cara le ardía solo con mirar la escena de su novio quedándose dormido con la carita manchada y la cuchara en la mano.

 

-Vamos Takao Kazunari, te irás a la cama.

 

-pedo no quedo, ta cholo, cudo…- los ojitos grises del menor se empañaban.- papi tabaja y Kazu solo, Kazu no quede, no quede…- un pequeño gimoteo salió de sus labios, mientras el peliverde lo cargaba.

-No llores nanodayo, yo estaré contigo, toda la noche.

 

-¿po chiempe?

 

-todo lo que tú quieras.- ambos se recostaron en la cama.

 

-Shin-chan… ¿Qué nonodado?- Midorima no pudo evitar sonreír, ese pequeño Kazu era su esposo y había sido así desde siempre, desde siempre había dejado salir una bella luz de su ser, esa personalidad, esa alegría, todo eso que solo su Kazu era y todo eso era lo que Midorima quería ver cada día, ese Kazu sonriente, chispeante, ese que él haría feliz.

 

 

 

Notas finales:

cualquier error, critica o comentario lo espero !!!


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