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Deseos del corazón por Samantha0507

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Notas del capitulo:

Hola, este cap es menos dramatico, es algo más explicativo, la verdad es que los proximos tendrán menos dramas hasta que ellos se encuentren con los padres de sus esposos, en ese punto quedara la crema nuevamente.

Espero puedan leerlos y les guste, cualquier modificacion se hará durante estos días, incluyendo errores de redaccion, mis disculpas ante mano por ellos.

Nos leemos pronto y felices fiestas para todos 

Kise abrió los ojos cuando la calidez del sol entro por el gran ventanal de la sala, había dormido en el sofá junto con Aomine, quien estaba aferrado a su pecho, sus manitas habían tomado la camiseta del rubio fuertemente y lo obligaban a mantenerse muy cerca del cuerpo del menor.

 

Kise solo podía sonreír, Daiki era firme, era todo un hombre, de esos brutos medios cavernícolas, pero en el fondo siempre era un niño, siempre era alguien tierno en la intimidad, a veces se cuestionaba si era un poco tsundere, por culpa de su cercanía los últimos año con Midorima o si simplemente la vergüenza lo dominaba.

 

El rubio acomodo sus cabellos de forma delicada, mirando los rasgos del niño, después de todo aunque había visto una que otra foto, no era lo mismo a tener tan cerca esa versión de la persona que amas, a pesar de que las cosas estaban realmente en un punto que él mismo no lograba comprender, había cosa que simplemente disfrutaba y de las cuales tal vez debía sacar algún provecho.

 

Se levantó con cuidado de no mover al menor, lo cubrió  con una pequeña manta que solía mantener a los pies de su cama, para dirigirse a la cocina.

 

Nunca había preparado el desayuno para un niño y no podía tenerlo comiendo solo cereal con leche, ni idea de lo que debía hacer, hasta que noto cierto frasco sobre la alacena.

 

Cuando Aomine tenía malos días, cuando el trabajo había estado complicado o si había tenido una discusión con alguien Kise le prepara chocolate, no le permitía tomar café, ni menos alcohol, el le hacía una tasa de chocolate con leche.

 

Estaba tan concentrado que no notó como el pequeño moreno se había sentado en la suelo junto a la puerta de la cocina solo a observarlo.

 

-Kise-kun…- Ryouta no pudo evitar asustarse y dejar caer la cuchara que llevaba en la mano. Lo siento… lo siento no quidia, pedon.- los ojos del moreno se aguaron al notar lo que que había provocado.

 

-No amor, no llores, tranquilo, todo estará bien…- Kise tomo al menor y lo llevo a la mesa.- te prepare un rico desayuno, yo tengo que preparar algunas cosa y luego debo visitar unas personas, ¿te molestaría que te dejara con unos amigos?- el pequeño negó, a pesar de que no deseaba separarse del rubio, este no le había mentido, así que confiaba que si le decía que solo serían unas horas.- qué buen niño mi Daikicchi.- le acaricio su cabeza logrando que el niño le sonriera.

 

-Kise-sempai, ¿me dejada con su migo doctod?.- Kise sonrió, la verdad es que Midorima obviamente estaría tan complicado como el, no era una opción, ningún miembro de la Kiseki lo era en ese minuto.

 

-No amor, la verdad es que el estarán muy ocupados hoy, al igual que Kurokocchi y Akashicchi, pero tengo otros amigos que espero me puedan ayudar.

 

-¿Tene muchos migos?

 

-Si tengo muchos y muy buenos, sé que te adoraran, los que te voy a presentar hoy son personas muy especiales para mí y para mi esposo.

 

-¿su pocho no vene hoy?

 

Kise sintió que su pecho se apretó por un segundo, pero ya había comprobado que su pequeño moreno lloraba si el sufría o lloraba así que mantuvo su sonrisa.- no él no viene, él es policía y tiene que estar trabajando, se encarga de cuidarnos a todos de los malos.

 

-¿Mi tamben cuida?- Kise le sonrió y asintió con la cabeza.- cuando mamí y papi pedean, llegan piodicias, ellos me llevan al hogad donde hay muchos niños, pedo mami siempe va a buscadme, es pimeda vez que me mandan a una casa tan bionita y con algen como Kise-sempai, me gusta mucho quiedo sed hijo y estad con Kise-sempai pada siempe.- Aomine se había levantado y había abrazado la pierna del rubio mientras sonreía, para Kise la sensación fue maravillosa, esa imagen mental de él teniendo un hijo con Aomine era algo muy parecido a lo que estaba viviendo.

 

-Puede que pase, sé que tendrás una familia maravilloso, pero al menos yo me quedaré a tú lado, eso es una promesa, mi Daikicchi.

 

Siguieron su mañana entre risas, Aomine le había ayudado en todo, a pesar de su corta edad, sabía hacer todos lo relacionado a las labores hogareñas, obviamente al nivel de un niño pequeño, pero para Kise había sido bastante divertido verlo tratar de hacer la cama y quedar enrollado en las sabanas.

 

Luego del almuerzo decidió ir directamente a dejar al pequeño, la verdad es que si les decía por teléfono la situación en la que se encontraba probablemente no le creerían.

 

Nuevamente llamó un taxi, Aomine se acurruco a su lado tratando de no parecer asustado, aunque en el fondo el pequeño aun creía que podían dejarlo en otro lugar.

 

-¿Kise-sempai, como son sus migos?

 

-Ellos, bueno… son una pareja realmente diferente, siempre han estado presentes en mi vida y me han apoyado cuando las cosas han ido mal.

 

Flash back

Kise camino por la cancha sintiendo que las piernas le temblaban más de la cuenta, había discutido con Aomine nuevamente y parecía que esta sería la última vez, qué esta vez sería definitivo.

 

Se dejó caer en la banca en la cual no llegaba realmente mucha luz, estaba atardeciendo, pero la verdad estaba todo muy frío como para pensar si quiera en que era primavera.

 

-No crees que estas muy solo, Manolo.- las orbes dorados de Kise miraron al chico frente a sus ojos, era un compañero de Kuroko, lo había visto en varias ocasiones.

 

-Yo no me llamó Manolo.- El rubio había contestado lo mismo que cualquier persona normal, pero luego recordó que ese chico solía hacer juegos de palabra sin un sentido realmente lógico o menos gracioso.- ya te recuerdo, eres Izuki-kun, eres compañero de Kurokocchi y Kagamicchi.

 

-Exacto, ahora me dirás que haces en la mitad del parque y llorando con el clima que tenemos.- Kise no lo había notado, pero las lágrimas habían empezado a bajar por sus mejillas de forma caudalosa.- ven, vamos a mi casa, que en cualquier minuto comienza a llover, y yo no quiero vernos mojados.

 

Kise sonrió, después de todo esa broma si la había comprendido.

 

Cuando la lluvia empezó Shun y Kise ya estaban en el hogar del moreno, Kise soló podía mirar por la ventana esperando que Aomine no se mojara, no quería que terminara enfermando.

 

Mientras tantos el moreno corría por la ciudad, había ido a casa de todos, pero no había sabido nada del rubio desde hacía varias horas, se sentía como un idiota, si hasta Akashi le había dicho que era un estúpido y que si por su culpa le llegaba a pasar algo a Ryota nadie se lo perdonaría, bueno la verdad es que ni el mismo podría perdonarse si a su rubia le ocurría algo.

 

Llevaba la camisa pegada al pecho, aún estaba en entrenamiento para convertirse en oficial y realmente había llegado muy cansado y es verdad Kise no era el más hábil en las tareas hogareñas, pero se esforzaba, siempre que era para él, su rubio se esforzaba mucho.

 

Le había gritado, le había tratado tan mal, incluso había tirado la comida que él otro había preparado, si hasta cortadas tenía en las manos el rubio y él lo había maltratado de esa manera.

 

Repentinamente se escuchó a si mismo gritándole, repentinamente el recuerdo de su padre biológico había llegado a su cabeza, él se había comportado con la persona que amaba, como su padre lo hacía con su madre  y con él, no le había levantado la mano, pero poco le había faltado.

 

Aomine lo sabía Kise era fuerte, pero él casi había actuado como un maldito bastardo, como todo eso aquello que él mismo se había jurado no sería, todo eso que había dicho que jamás sería.

 

Repentinamente el fuerte sonido de  los frenos de un auto sobre el pavimento lo hicieron reaccionar, un muchacho se bajó rápidamente y llego hasta él.

 

-Demonios, casi te mató imbécil.- el moreno soló miró al molesto muchacho, lo conocía, lo sabía muy bien, pero no podía recordarlo.- ¿Eres Aomine Daiki?

 

-Si…- tenía un nudo en la garganta, no sabía bien que estaba pasando con él.

 

-¿Oye estas bien? Estas empapado, ven te llevó a donde quieras.

 

-Yo…estaré bien, solo necesito enfriar mi cabeza un poco.

 

-No, necesitas calmarte y atenderte esa pierna.- ambos miraron la rodilla del moreno, estaba sangrando.- mi novio nos ayudará, ven te llevó.

 

-Alguna vez…¿tú novio y tú han peleado?.- Aomine no se habría con la gente, pero el chico del lunar realmente le parecía de confianza.

 

-Casi a diario, somos muy diferentes, pero él es lo único que me saca de mi dolor y de mi pasado.

 

Aomine abrió los ojos, pero continuo mirando por la ventana del pasajero, Himuro sin querer le había dado la respuesta que el necesitaba, después de todo Kise era su propia luz, era ese rayo de sol que lo iluminaba, que lo hacía olvidar el pasado que ambos tenían.

 

Grande fue la sorpresa del moreno al ver al rubio junto a la pareja de Tatsuya y más grande había sido la sorpresa del rubio, Aomine estaba empapado y con una pierna herida, ninguno menciono la pelea, ni nada, simplemente se quedaron el uno frente al otro.

 

Fin Flash Back

 

Ahora que Kise lo pensaba, ese día su novio había llorado, Kise se había hecho el dormido, mientras Aomine se apretaba a su cuerpo y susurraba en su oído, una y otras vez  “perdóname Kise, lo siento” , realmente parecía que Aomine vivía con el demonio de su pasado y el jamás había podido notarlo, hasta cierto punto se sentía como un pésimo esposo.

 

Kise miró al pequeño que se abrazaba a sus costillas se veía un poco asustado, probablemente aún tenía miedo de que él rubio no volviera a su lado, pero luego recordó algo, de alguna forma esto era una oportunidad, no para Aomine, si no para él, para poder descubrir todo lo que necesitaba, para poder ser el esposo que realmente Daiki merecía, esa era la verdad, saco su teléfono y les mando un mensaje a sus amigos, ellos eras quienes debían ayudarlos, ellos eran quienes debían ayudar a superar el pasado.

 

Cuando el taxi los dejó frente a la casa de los pelinegros el rubio se arrodillo frente al pequeño, debía ser fuerte por él mismo y por su esposo, así que lo primero que haría sería darle la confianza a su Daiki, la confianza de que lo amaba de todas las formas posibles.

 

-Sé qué tienes miedo Daikicchi, pero te lo prometo, volveré y para que estés seguro te dejaré una tarea muy importante.- traía en sus llaves un pequeño llavero que simulaba una casita.- este llavero me lo regalo mi esposo, cuando nos mudamos juntos, tiene su nombre grabado, quiero que lo cuides por mi hasta que vuelvas.- el pequeño lo miró con los ojos abiertos, era una gran responsabilidad.

 

-Lo hade, Kise-sempai- el moreno lo guardo y tomó firme la mano del rubio.

 

Ryota tocó el timbre, sabía que Himuro aún estaba débil por el accidente, pero no tenía a quien más recurrir, pero grande fue su sorpresa cuando Kuroko le abrió la puerta, al parecer se ahorraría bastantes explicaciones.

-Kuroko, ¿quién…?- Himuro no siguió con su pregunta cuando la imagen de Ryota con un pequeño Daiki abrazado a su pierna se hizo presente.- Kise¿ tú también?.- Himuro suspiró, ese día no tendría descanso.

Notas finales:

Gracias por leer 


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