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Deseos del corazón por Samantha0507

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Notas del capitulo:

Hola, hace mucho que no aparezco por aqui, pero les dejo este fic, bonito bonito, espero les guste 

 

 

Midorima leyó el mensaje agradeciendo para sus adentro poder contar con Himuro en esos momento.

 

El peliverde era consciente de la cercanía de su pareja con el moreno, pero no era algo que lo molestara, aunque muchos creían que el moreno era una persona un poco fría e incluso desconsiderado, él se había dado el tiempo de conocerlo, básicamente a solicitud o insistencia de Kazunari.

 

El pequeño ojos de halcón corría por la sala con el peluche que el mayor le había comprado el día anterior, el niño feliz.

 

El peliverde se sentía demasiado preocupado, sabía que los padres de su pareja no se habían casado hasta el nacimiento de su hermana menor, pero realmente no sabía el motivo.

 

El megane se quedó observando al pequeño, que al parecer le estaba dando la comida al pequeño osito.

 

—Kazu, vamos, te cambiaré la ropa, vamos a ir donde un amigo mío, quien te cuidará.

 

—No quede, quedo quédame con tú, solo con tú, no mi gustan tus migos.

 

—Pero si aún no los conoces, además tendrás a tus amigos para jugar.

 

— ¿ellos idan?

 

—Sí, ahora iré por una muda de ropa para cambiarte.

 

La actitud del peliverde cambiaba con la sola presencia del menor, el mismo se sorprendía de esa parte suya que afloraba cuando tenía frente a sus ojos a la versión mini de su novio.

Se sentó en la cama, nuevamente meditando como había llegado a está bizarra situación, le dolía la cabeza,  estaba en tercer lugar hoy,  pero no llevaba su objeto de la suerte, se supone que debía llevar un collar con algún símbolo en color verde.

 

No era muy fan de la joyería, ni menos de la bisutería, pero Takao si lo era, no tendría tiempo de comprar, debía dejar a Kazunari en casa de Himuro y luego reunirse con sus suegros.

 

Fue hasta el closet, sacando el pequeño joyero donde Kazunari solía guardar sus cosas, miró todos esos pequeños tesoros.

 

Dio con el medallón que buscaba, pero no fue hasta que lo tuvo en sus manos que notó la inscripción en la parte posterior.

 

“Quiero pasar toda mi vida a tú lado, desde que te vi supe que en la vida no había nada más perfecto, espero me aceptes…”

 

Midorima tuvo que sentarse, sentía que las piernas le temblaban, el jamás le había regalado nada parecido al moreno y menos con ese tipo de inscripción, solía reservarse esas cosas.

 

Se quedó observando el medallón esperando que este le diera una respuesta, sentía que el pecho se le apretaba, miles de preguntas se formaban en su cabeza, Kazunari no podía estarlo engañando, él lo amaba, a cualquiera que se lo preguntará le diría lo mismo, que estaba enamorado de él, eran muchos años.

 

Pero ¿acaso se había aburrido de amarlo?

 

Midorima se sentó frente al computador del halcón, odiaba tener que meterse en la vida de su pareja, pero en ese minuto lo que necesitaba eran respuestas, no más incógnitas.

 

Había correos de trabajo, uno que otro con Kise, pero un simple nombre termino por incomodar al peliverde “Keito”, el peliverde dejó salir el aire retenido en sus pulmones, dudaba si era correcto lo que estaba haciendo, pero tenía tantas dudas.

 

Pincho el correo con suavidad, como si el hacer la maniobra en silencio disminuyera la falta.

 

“…que lastima Kazu, yo esperaba que te decidieras por mí, pero veo que todos esos libros de psicología que hemos leído son ciertos, realmente estás buscando que la historia se repita y te buscaste un hombre como tú padre.

Espero equivocarme y que los años no me den la razón, pero asumo que la historia será la misma y que Midorima privilegiara su carrera, te enviaré mi dirección, te estaré esperando, la puertas de mi corazón siguen abiertas, desde la primera vez

 

Te amo Kazu y siempre te amaré”

 

Midorima sentía nauseas, el correo era de hace unos días, Kazunari lo había leído, incluso había guardado la dirección que el otro le había enviado, era increíble, alguien sabía una verdad, que ni el mismo como pareja había ganado el derecho de conocer, se sentía devastado, sobrepasado, era como si las fuerzas hubieran dejado su cuerpo de golpe, estaba molesto y triste a la vez.

 

— ¿Es que acaso pensabas dejarme Kazunari? — El peliverde sentía nauseas, repulsión, lo que el padre de Takao hubiese hecho, ahora él lo estaba repitiendo, estaba llevando a Takao, a la persona que amaba a revivir una situación que lo había dañado.

 

Midorima solo podía recordar el rostro de su novio, en cómo le gritaba, en cómo le suplicaba que se casaran, que le repitiera mil veces que lo amaba, que incluso le hiciera el amor, todo eso que cualquier pareja vivía a diario, él no sé lo entregaba de la forma correcta.

 

Se secó las lágrimas que habían comenzado a bajar por sus mejillas, necesitaba ponerle fin a esto y lo primero sería corregir las cosas con sus suegros.

 

Midorima subió al pequeño al auto, el día no estaba realmente caluroso, lo abrigo todo lo que pudo, considerando la ropa que había comprado anteriormente.

Condujo en silencio observando al pequeño jugar con sus manitas, luego cuando una de las canciones de la radio llamo su atención lo vio tratar de cantar.

 

La casa de Himuro estaba un poco lejos, pero no tenía nadie más a quien recurrir, además el moreno era bueno con los niños y amigo de Kazunari, por lo menos el menor llegaría a estar tranquilo junto al mayor.

 

Cuando ya estuvieron en la propiedad, fue a sacar a Kazunari de su sillita, pero esté rápidamente se apretó contra el cuello del más alto.- Shin-chan es lindo, cuando sea gande quedo se la posa de Shin-chan.

 

Las mejillas del peliverde se colorearon de un bello tono carmesí.

 

—Cuando seas grandes estarás para siempre a mi lado Takao Kazunari, eso te lo puedo asegurar. —agregó el más alto, rodeando el pequeño cuerpo del menor.

 

Midorima lo sabía, cuando Kazunari volviera a la normalidad tomaría las riendas de su vida, cuando Takao estuviera a su lado haría todo eso que debía haber hecho hace ya bastante tiempo, después de todo, un pequeño ojos de halcón le haría maravilloso a la familia.

Notas finales:

Sin piedras please!!


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