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Deseos del corazón por Samantha0507

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Notas del capitulo:

MidoTaka 

Midorima estacionó el auto cerca de la entrada de la casa de sus suegros, realmente estaba bello el día, pero a pesar de eso sentía como si fuera uno de los días más oscuros de su carrera.

 

Miró su teléfono,  fue hasta esa carpeta que tenía con clave, esa que escondía incluso de él mismo, la calve, simple 21 11, la fecha de nacimiento de quien era hasta hora parte de cada una de esas fotografías.

 

La primera foto era de Takao pintando el que ahora era el cuarto que compartían, el ojos de halcón le sonreía a pesar de no saber que estaba tomando la foto.

 

— ¿Realmente te he dejado tanto de lado que pensaste en irte con alguien más? ¿Tan horrible soy que alguien externo llego a tú lado y se dio cuenta de que realmente no te hago feliz. —Midorima sintió como la respiración se le entrecortaba, tenía un nudo en la garganta, las ganas de llorar eran tan reales para él como nunca lo había sentido. —Takao…no quiero.

 

Midorima se calmó a sí mismo, debía estar tranquilo, con la cabeza fría, después de todo Takao aún se encontraba a su lado, si no se movía rápido lo perdería, debía cambiar las cosas ahora o se arrepentiría.

 

La mirada de Midorima se cruzó con la de su suegro, un hombre mayor, con el cabello blanco y gesto imperturbable.

 

— Muchacho, ¿Cómo estás? — estrecharon sus manos de forma firme, Midorima agradecía haber podido descansar un poco, si no su suegro rápidamente se percataría de su cansancio y de cómo los problemas lo estaban saturando. —ven pasa, aún es temprano, ¿mi hijo no viene contigo? Ese muchacho.

 

—Takao tenía un compromiso con Kise y los demás, pero realmente necesitaba hablar de forma urgente con usted y con su esposa.

 

— ¿Tiene que ver con el niño que escuche mientras hablábamos ayer?

 

Midorima oprimió sus labios, en un gesto que para el mayor simplemente fue una confirmación de que algo estaba pasando y que mantenía nervioso al médico.

 

La casa estaba como Midorima la recordaba desde siempre, incluso de cuando Kazunari y él, era simples compañeros, fue entonces que Midorima por primera vez se percató de las fotos en la sala, todas de él cuando niño, siempre solo o junto a su padre.

 

—Tiene que ver con eso verdad, con la loca e insistente idea de mi hijo de  casarse.

 

—Pues la verdad si, Kazu ha estado un poco insistente con el tema, pero eso no es el problema, él siempre ha sido empalagoso o insistente, pero ahora esta triste o se deprime mucho, sé que es extraño que venga a hablar esto con usted, pero necesito una forma de arreglar esto, necesito ser capaz de hacer feliz a Kazunari, siento que él me esconde algo, pero realmente no estoy muy seguro de poder hacer algo para mejorar todo esto.

 

El hombre solo miro a Midorima por un par de segundo, dejando salir de sus pulmones un profundo suspiro. — Cuando Kazu nació, su madre y yo no nos habíamos casado, ella era una de las enfermeras del hospital donde yo estaba comenzando mi carrera, su belleza y su capacidad creo que me deslumbro, nos hicimos novios, con nuestros tiempos era algo difícil de congeniar, pero pudimos lograrlo, hasta que un día me conto que estaba embarazada y que tendría al niño.

 

Midorima se estaba sintiendo incomodo, no era de hablar esos temas de forma abierta, pero algo le decía que no debía interrumpir al mayor. — A pesar del nacimiento de Kazu, yo no cambie mi postura respecto al matrimonio, decidimos que lo mejor para Kazu era que viviéramos juntos, pero nada más, creo que en el fondo fui matando el amor que Sakura sentía por mí.

 

—No estoy comprendiendo.

 

—la engañe, muchas veces, en el mismo hospital, dedique mi vida a mi trabajo y mi tiempo libre a estar con mujeres diferentes, fue una de esas veces que Sakura me descubrió, ella actuó como toda una dama, no hizo escandalo ni nada, simplemente me dijo que en casa conversaríamos esta situación. —una risa amarga salió de los labios del mayor. — llegue pensando en mil escusas, en mil maneras de justificar, llegue pensando en decirle que ella no era mi mujer, que no había compromiso que nos uniera, que si estábamos junto era solo por Kazu, en fin, pensé tantas cosas que en el fondo las escusas se volvían más estúpidas con el paso de los minutos, la verdad es que lo único que no quería aceptar es que era mi error, que yo había actuado mal.

 

—entonces ustedes pelearon ese día.

 

—Para nada, entre a mi casa, como de costumbre pasada de las 9, habían dos maletas en la puerta, pensé que ella me pediría que me fuera, pero fue peor que eso, eran de ella.

 

El mayor se puso de pie, para acomodarse en otro sillón de la sala. — El me miró y me dijo, “siempre dices que no somos nada, que no tenemos ningún vínculo, pues bien, de ahora privilegiare mi carrera, me marcho”, había sido seleccionada para formar parte de uno de los programas de preparación para enfermeras neonatales, era una especialización demasiado importante, algo que yo ni nadie podía negarle, así que simplemente la deje marcharse, no fue hasta que escuche un suave “mami” desde la escalera que recordé que Kazu era parte de nuestras vidas, Kazunari lloró por horas suplicando que llegara su mamá, que la extrañaba, que yo era un mal papi, bueno aunque en eso ultimo si tenía razón. Nuestra vida se puso turbulenta luego de eso, pero me logre entender como amaba a mi hijo y como amaba a su madre, aunque ella no estuviera a mi lado.

 

—Kazu…— Para Midorima la historia se había sentido algo rara, no imaginaba que ese fuera el pasado de su pareja, ya que hasta donde sabía sus padres eran casados. —Pero no comprendo…

 

—Sí, la mujer que conoces es la madre de Kazu y además mi esposa, me hice cargo por 3 años solo de la crianza de Kazunari, no era capaz de organizar mi vida como profesional y como padre,  muchas veces quise tirar la toalla, otras sentía mucho miedo, incluso como médico,  cuando enfermó sentí que perdía a mi mujer, Kazu era el único que me quedaba de recuerdo de la mujer que más amaba y que había perdido por estúpido,  cuando Kazu cumplió 7 años tuvimos una pelea muy fuerte, le dije muchas cosas de las cuales aún me arrepiento, me dijo que era un mal hombre y que por eso su madre nos había dejado, pero mi respuesta fue más terrible, le dije que no se había quedado por su culpa, que era un mal hijo, que él no había sido lo suficientemente bueno para mantener a su madre junto a él y que si él no hubiese nacido, probablemente Sakura y yo hubiésemos estado juntos mucho tiempo.

—Dios…— Midorima estaba sin habla, sentía ganas de partirle la cara a su suegro, pero como podía hacer eso, con cara, si en el fondo el trataba de la misma forma a su pareja.

 

—Tranquilo, pague mis culpas media hora más tarde, tuve un infarto esa tarde, estaba preparando la cena cuando Kazu llego a mi lado, pidiéndome la dirección de su madre, para irse con ella, solo recuerdo que me empezó a faltar el aire y que perdí el conocimiento, en la ambulancia, solo pude decirle a Kazu que al menos ahora estaría con su madre, que probablemente estaría con un hombre capaz de mantener su promesa y le dije que fuera un hombre de bien, que luchara por tener una pareja, por comprometerse a su lado, que luchara por eso, mi mujer llegó esa tarde.

 

—Entonces, ¿lo perdonó?

 

—Sí, le pedí que se casara, le dije que no importara el tiempo que pasara, que debía estar con una persona que se comprometiera, que lo pusiera siempre primero, que eso era lo importante, que si la persona no se comprometía era que realmente no valoraba todo lo que él era.

 

—Pero yo amo a Kazunari. — Midorima se sentía ofendido, pero guardo silencio entendiendo como siempre había sido Takao quien había estado en segundo lugar, el baloncesto, sus estudios, su carrera, atrás de eso siempre estaba Kazunari, nunca en un primer lugar, esa era la diferencia, ese era el problema.

 

—Ambos le hicimos mucho daño. — una mujer de largos cabellos negros entro mirando al de lentes, su suegra era la viva imagen de Kazunari. — creo que por nuestra culpa y nuestro egoísmo Kazunari cree que si no se casan, en cualquier minuto lo dejaras, sé que amas a mi hijo y el amor no lo simboliza ese tipo de unión, pero nosotros fuimos el ejemplo de que sin un simple papel firmado no existe respeto para ese amor.

 

A pesar de que Midorima quiso decir muchas cosas, no podía, no tenía idea como explicar todo lo que estaba pasando, ni mucho menos lo que su pecho estaba sintiendo, ya tenía la respuesta más certera al problema de Kazunari y en muchas formas no era la respuesta que deseaba.

 

Se despidió de sus suegros, agradeciéndoles su amabilidad, pero en su auto simplemente saco de su pecho la opresión que estaba viviendo, miró el medallón con la inscripción que Kazunari guardaba, tenía la respuesta y aunque le doliera el alma, la forma de que su Takao volviera era de la forma más dolorosa que el pudiese recordar, se oprimió el pecho y se quitó las gafas, simplemente llorando como no recordaba nunca haberlo hecho, sufriendo en carne viva lo que era vivir una sentencia tan terrible  como la suya.

 


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