Akashi sentía el pecho apretado, era un vacío realmente extraño, era como si necesitara tener a Atsushi a su lado nuevamente, a pesar que no era ni una hora la que había pasado de que había dejado al pequeño con Himuro.
La casa de sus suegros no estaba realmente lejos de la casa de Tatsuya, pero por alguna razón Sei sentía como el camino se alargaba tras cada paso.
Entró a la residencia, encontrándose con su suegra arreglando el jardín.
—Hola, Sei-kun, ¿Cómo estás? No esperaba verte. — para el pelirrojo por primera vez fueron claras ciertas actitudes que estaba teniendo la mujer y que había tenido a lo largo de los años que llevaba siendo pareja del gigante.
—Buenos días, la verdad quería conversar con usted, es sobre Atsushi.
— ¿sobre mi hijo? — el semblante de la mujer se había puesto serio, incluso parecía molesta por la mención del menor de los hijos. — Creo que no es una buena idea por ahora, la verdad es que por ahora es mejor evitar estos temas, no tengo tiempo para estar hablando de cosas insignificantes.
— Creo que es realmente necesario, Atsushi no está nada bien y yo necesito saber qué hacer para ayudarlo, no lo llamaría algo insignificante, por ninguna razón.
— Pues no es en mí a quien debes recurrir para encontrar ese tipo de respuesta, Atsushi es mi hijo, pero realmente no sé nada de él con lo que pueda ayudarte.
— Estoy seguro que todo lo que pasa a Atsushi tiene que ver con los correos de disculpa que usted le envía, su hijo no está bien, no ha superado muchas cosas, incluso ahora siendo mi esposo se siente inútil, inservible, a pesar de todos sus esfuerzos, necesito saber, necesito entender cómo es que Atsushi está viviendo ocultando un pasado que lo tiene tan torturado.
Una firme mano se apoyó en el hombro del emperador, el padre de Atsushi había llegado. —Te lo explicaremos como corresponde, creo que por ahora es lo mejor que podemos hacer por nuestro hijo. — Seijuuro pudo percatarse del intercambio de miradas, en como su suegra bajaba la cabeza y como su suegro simplemente se volvía un pilar en esa situación. —Entremos, es mejor conversar este tema sentados.
Ya en la casa el ambiente no se suavizo en ningún momento, Akashi se sentía un poco inseguro, pero en el fondo sabía que si no era ahora, no tendría como saber la verdad y finalmente para poder solucionar algo, tenía que ser capaz de entender la verdad.
—Sei-kun, es necesario me digas ¿cuál es tu verdadero interés en indagar en el pasado de Atsushi?
Akashi sintió la mira fija del hombre sobre él, debía ser honesto, pero ¿hasta qué punto? Sería correcto mencionar que su esposo se había convertido nuevamente en un niño o de verdad decir que estaban yendo tan mal en su relación ya que el gigante no quería ser padre, cualquiera de las dos verdades se volvía tristemente dolorosa.
—Es por, nosotros, yo quiero que tengamos hijos. — los miró a los ojos, sus suegros estaban sentados frente a él con las manos unidas de forma cálida, como una pareja cualquiera. —Atsushi no está de acuerdo con esto, dijo muchas cosas, de que no era digno, solo sé que está deprimido y que ahora las cosas entre nosotros no están nada bien.
—Mi pobre hijo. — mirar a su suegro era ver a Atsushi con un par de años más encima, era casi de la misma altura, sus ojos y su complexión eran compartida por todos los hermanos de su esposo, pero a diferencia de los otros miembros de su familia, Atsushi tenía los ojos y el cabello del mismo tono de su padre.
Akashi se quedó observando a los mayores, sus gestos, sus muestras de cariño y comprensión, en el fondo era el tipo de relación que cualquier pareja desearía, en las buenas y en las malas, siempre juntos, se puso a pensar en lo frágil que podía sentirse su matrimonio, ya eran varios años, pero aun los secretos mermaban en la relación, era como si en el fondo aun fueran dos entes por separado, muy distinto a lo que el pelirrojo deseaba.
Mientras la madre de Atsushi camina a la cocina por un poco de té Akashi se dedicó a mirar a su suegro, Keito Murasakibara era un hombre serio y correcto, pero amable y cariñoso con sus hijos, amoroso y comprensivo con su esposa por lo que podía ver, sus ojos eran tan cálido que hasta le entregaba una paz que simplemente el no recordaba haber sentido jamás.
Cuando su suegra volvió dejando unas galletas que pudo reconocer eran de la pastelería de su novio e incluso de su propia mano, se dio cuenta ambos no estaban más que al pendiente de todo lo que su hijo hacía, esa pareja amaba a su hijo, realmente lo querían y estaban claros del trauma que estaba viviendo.
—Atsushi es muy reacio a las cosas, todos creen que por su actitud infantil o despreocupada las cosas no lo afectan, pero realmente no es así, las cosas lo dañan, en el fondo es mucho más débil emocionalmente que cualquiera de nosotros y es nuestra culpa.
—¿A qué se refieren?
—Cuando Haruka nació pensé que ya no tendría más bebes, en realidad ya no sentía que necesitáramos más niños, para mí fue una real sorpresa saber que Atsushi crecía dentro de mí. —Sei pudo notar como los ojos de Ayanami Murasakibara se anegaban por las lágrimas— No quería otro embarazo, no quería todos los síntomas, no quería engordar, no quería nada de lo que pasa cuando una está gestando, pero repentinamente Atsushi apareció, me negué a creerlo, incluso me obligue a mí misma a negar la existencia de mi hijo.
—Ayanami sufrió una fuerte depresión, no solo cuando se enteró de que esperaba a Atsushi, si no por mucho tiempo luego de que naciera, el problema fue que nadie logro darse cuenta hasta que Atsushi ya era bastante grande.
—Le hice mucho daño a mi hijo, eso lo he sabido siempre, lo peor es que por mucho que luche se que le sigo haciendo el mismo daño. — los ojos de la Ayanami estaban reteniendo las lágrimas, podía sentir el dolor que ella sentía.
—No lo comprendo.
—Sin pensarlo empecé a hacer cosas que lo dañaran, nunca hice cosas que pudieran atentar contra su vida, pero creo que sentía que el merecía sufrir como yo lo estaba haciendo.
—Pero era un bebé…— Akashi sentía que su pecho se le apretaba.
—Lo sé, nunca pensé todo el daño que le causaba, nunca imagine como podía cambiar a un niño el decirle las cosas que le dije, me arrepiento, te juró Sei-kun que me arrepiento, pero no puedo volver, no puedo quitar las palabras, los gritos y mucho menos todo lo que le hice creer.
—Le pido que me lo explique, alguna de esas cosas que le dijo, algo de todo eso hizo que Atsuhi ahora se niegue a ser padre.
—Aya, sé que esto te duele, aún no hemos llegado al final, aún peleas con esta enfermedad, pero es necesario saber que paso, qué pudo marcar a Atasuhi.
—Cerca del tercer cumpleaños de Atsushi, creo que fue en esa fecha cuando simplemente dije algo que no se merecía, recuerdo que todos estaban pendientes de que pasaba con él, fue como una irá que se acumuló en mí pecho, simplemente no pensé en lo que hacía, ni mucho menos lo que pensaba, pero simplemente lo hice.
—Aya…—Hasta el Keito parecía sorprendido, cuantas cosas había hecho su suegra y que Atsushi guardaba en lo profundo de su alma.
—Lo lleve de compras, se supone que veríamos parte de los adornos, pasamos frente a un pequeño parque lleno de juegos, simplemente pasamos, pero los ojitos de Atsushi se iluminaron, creo que en el fondo quería que lo llevara. — Lágrimas se acumulaban en los ojos de la mujer. —hicimos las compras y de verdad, les juro que quise ser una buena madre, de verdad se los juro que lo hice sin mala intención. —había comenzado a llorar. — solo sé que mientras jugaba se ensucio, sé que no era un mal niño y que estas cosas pasan, pero no pude evitar ponerme furiosa, realmente lo deteste, simplemente lo tomé de su manita y lo arrastre, lo obligue a ponerse de pie y cuando vi que me estaba mirando simplemente, me indigne. — la mujer se miró las manos y fue cuando ambos hombres entendieron lo que había hecho.
—Aya nunca me dijiste…
—Que golpee a mi hijo, que le grite que era un sucio, un mal niño, que por mucho que lo intentara nadie lo iba a amar nunca, no podía decirte eso, no podía decirte que a tú pequeño le hice el peor daño que una madre puede hacer, incluso ahora no soy capaz de decirle que lo amo, que estoy orgullosa del hombre maravilloso en el que se ha convertido, aún recuerdo su carita, su voz diciéndome, mami perdón, no lo haré más mami, mami no, mami te amo, nunca pude decirle cuanto lo amo, cuanto lamento haberle hecho sentir que tú mami no te quería, cuanto lamento que aun crea que por es un inútil.
Akashi se puso de pie y apoyo su mano sobre las de la mujer. —creo que puedo ayudarla. — Akashi sentís sus ojos llenos de lágrimas, pero realmente se sentía calmado, tenía su respuesta y ahora podría solucionar todo, tendría a su gigante de vuelta.