Himuro le entregó a un dormido Kazunari, el peliverde observó al pequeño por varios minutos, reprimiendo la angustia que se estaba formando en su pecho
—Midorima-kun, disculpa que te lo pregunte, pero ¿Te encuentras bien? Es que estas muy pálido.
—Himuro, puedo hacerte una pregunta, si supieras que lo mejor para Izuki, es que tú lo dejes, si supieras que lo mejor para que él sea feliz es lejos de ti, ¿lo harías?
—Midorima. — el pelinegro lo miró y luego sonrió. — la verdad es que lo intentaría con todas mis fuerzas, si supiera que con eso Shun puede ser feliz, yo realmente buscaría la forma de que lo fuera, pero no creo poder, si hay alguien cabeza dura en este mundo es Shun y la decisión final no estaría en mis manos.
—¿crees que Kazu pelearía por mí?
—Kazu te ama mucho y te espero por mucho tiempo, creo que es difícil que el renuncie tan fácilmente, pero desconozco como están las cosas entre ustedes, no sería capaz de afirmar o negar nada Midorima.
—Sí, tienes razón. — Midorima apretó sus manos, que sostenían al menor.
—Si las cosas terminan mal, llámanos, iremos con Shun a hacerte compañía, no sería bueno que estés solo.
—Gracias.
Midorima se alejó de la casa, tratando de mantener la compostura todo lo que le fue posible, no fue hasta que acomodo al menor sobre la silla del auto, que se detuvo a meditar todo lo que estaba pasando.
El rostro de Kazunari le trajo miles de recuerdos, de cómo habían pasado los últimos años, de su tiempo como compañeros con el moreno, en su tiempo en la cancha, en la convivencia como pareja, en las lágrimas, en especial esas que él había provocado.
—Llegaste a desordenar mi vida Kazu, con esa forma de ser, con tus locuras, con forma de ver y enfrentar el mundo, no había conocido a nadie como tú y no puedo creer que esta sea la única forma en que pueda traerte de regreso.
Midorima acaricio el rostro del menor, debatiéndose internamente si era o no lo correcto, sabía que debía tomar la decisión ahora, pero por más que lo pensaba no podía estar conforme.
Fue un largo camino a casa, todo parecía diferente, todo parecía un mundo muy distante al que el recordaba.
Ya en la puerta, el peliverde se dedicó a observar las facciones del menor, luego miró la casa, todas sus cosas estaban en el lugar, todo lo que había sido parte de su vida en esos años.
—Sabes Takao, nunca lo he aceptado abiertamente, pero creo que desde que estas en mi vida soy una mejor persona. — corrió el cabello de los ojos del pequeño. — en todo este tiempo, me diste tanto, en realidad me diste mucho más de lo que yo mismo si quiera sabía que deseaba, fuiste el primero que no le importó mi actitud, fuiste el primero en quedarse a mi lado conociendo mis locuras, conociendo mis manías, sabiendo que soy un maniático del horóscopo, a pesar de todo te quedaste.
El menor abrió los ojos, sintiendo el calor del mayor y del contacto que tenía. —¿Shin-chan?
Los ojos del peliverde se llenaron de lágrimas, estaba renunciando a la única persona que había amado de esa manera—Kazu, sabes, en todos estos años siempre he pensado que soy el único que tiene los pantalones puestos en la relación, que soy yo quien decide, que soy yo quien daría termino a lo nuestro, pero no es así, no es verdad Kazu, la verdad es que tú tenías mi corazón y mi vida desde el principio, desde que te propusiste que te reconociera, desde que te volviste mi compañero, pero ocupaste algo mucho más grande que un lugar en el equipo, llenaste un lugar en mi vida Kazu, un lugar que será eternamente para ti, que será solo tuyo si mañana quieres regresar.
—¿Quiedes que me vaya Shin-chan?
—No, jamás podría quererlo. — las lágrimas bajaron caudalosas por el rostro del peliverde, si tan solo se hubiera dado cuenta antes, si solo hubiese sido capaz de ver lo que estaba pasando. — lo que más quiero es que te quedes a mi lado para siempre, que te quedes junto a mí para siempre, pero lo que importa ahora no es lo que yo quiera Kazu, lo importante ahora es lo que tu desees, lo que tú necesites para ser feliz, yo ahora no soy suficiente para ti. —tomó el medallón entre sus manos y lo puso en las manos del pequeño. — si tú quieres, irte con la maravillosa persona que te dio esto, que fue capaz de poner primero tus sentimientos, que fue capaz de poner tú felicidad antes que la propia, yo te dejaré hacerlo, te dejaré tomar la decisión final.
Midorima quiso levantarse, pero los pequeños brazos del menor lo rodearon. — Shin-chan, no te alejes, yo te quello mucho.
—Yo también te quiero Kazu, te quiero como no he querido a nadie además de mi familia, te quiero como jamás esperé llegar a querer a alguien, pero la única forma que encuentro para poder darte la Felicidad que necesitas, es darte la libertar para que te vayas con quien en este minuto sea capaz de ponerte primero. — las lágrimas bajaron de forma caudalosa, nuevamente por el rostro del mayor, con todo esto perdería mucho. — fui un idiota, realmente no entiendo cómo me puedo si quiera considerar una persona inteligente, si fui capaz de perder lo único verdaderamente importante.
—Shin-chan— la voz infantil del menor había cambiado, pero el peliverde simplemente podía llorar, apretando el medallón de quien si era capaz de entregar algo de verdad por el moreno.
—Es tan injusto, es terriblemente injusto y doloroso, debí ser yo, pero me comporte como un idiota, preferí mis estúpidos caprichos antes que darte algo de felicidad y ahora, que veo mis errores comprendo que la única opción que tengo para ponerte de los primeros es dejarte ir a los brazos de alguien más, es el tener que renunciar a ti.
—Shin-chan basta. — Midorima levantó la vista, encontrándose con la mirada del mayor, a pesar de que el cuerpo del moreno seguía siendo pequeño, sus ojos se veían diferente, era como si el Takao Kazunari que él conocía, estuviera nuevamente frente a él. Midorima sintió su pecho apretarse, la angustia creció, había perdido su vida, había perdido su futuro junto a quien más amaba, nunca tendría un pequeño llamándolo papá, con esos ojos que tanto adoraba. — Sabes, por mucho tiempo espere alguna frase, algo que me hiciera darme cuenta de que yo era lo más importante en tú vida, pero siempre estuve en segundo lugar, siempre tras el baloncesto, tras tus estudios, tras tu carrera, tras de todo lo que era más importante que yo. —Kazunari apoyó su frente contra la del mayor y agregó. — escucharte decir todo esto me calma Shin-chan, él que pongas mi felicidad primero, te agradezco que lo estés haciendo, me hace feliz saber que podré tener lo que más quiero en este mundo, gracias Shin-chan. —el moreno cerró sus ojos, estaba dormido entre los brazos del más alto, quien supo que esa había sido su despedida, Midorima lloró, sabiendo que en sus lágrimas estaba la felicidad de quien realmente lo merecía.