Capitulo 2: El día que te conocí.
-¿Cómo se conocieron?...- le pregunta retumbó potentemente en mi oído, logrando repetirse una y otra vez en mi cabeza, sin duda todos mis recuerdos eran un revoltijo, pero en el instante que abrí mi boca las palabras fluyeron de manera inconsciente…
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Era 31 de diciembre, ese día de verdad que había sido fastidioso para mi, en el instante en que había salido de mi casa todo mundo se topaba conmigo tirándome al suelo, ¿es que tanta tenía que ser la histeria para año nuevo?, cada año era lo mismo, son como los cumpleaños, siempre el mismo proceso, las mismas ridículas canciones, los mismos colores, se soporta la primera, pero yo ya llevaba 31 años haciéndolo y sin duda noc reía si lo soportaría un año, ya tenía suficiente con navidad, con esos cantos y múltiples películas con la misma maldita trama, ¿¡Es que acaso él era el único subnormal que se daba cuenta de ello!?
Ya era tarde cuando me dirigía a un bar, quizás cerca de las 10, en esos momentos sentía como el frio se colaba por mi ropa, ya casi no sentía la piel de mi cara, mis ojos viajaban de manera lenta por cada rincón, a mi lado montones de personas sonreían, sin duda me era indiferente, pero seguía preguntándome, ¿Qué es lo que excitaba tanto de estas fiestas a las personas?
Entonces llegué un bar, sin duda recorrí muchos locales, pero estaban tan atestados de personas que parecía lo mismo que estar en la calle, ambos igual de bulliciosos, pero sentía en serio que la suerte volvía a mí, encontrar un lugar casi vacío, sin pensarlo me deje absorber por esa vieja puerta, el lugar no era muy grande pero tampoco pequeño, su combinación de negro y blanco le daba cierto toque de elegancia, y ese sonido bajo de jazz combinada con pequeñas y suaves voces que se confundían a lo lejos, era totalmente relajante. Mis pies me llevaron hacia la barra y me acomode de manera apacible sobre una butaca, y esperé, mis ojos se pasearon con curiosidad por el local, era de cierta manera simple pero aquello es lo que quizás me hacía sentir más a gusto, su simpleza y tranquilidad, además las personas que habían ahí, estaban ahí de manera tan casual, ellos estaban igual que yo.
-¿Qué quiere servirse señor?- me volteé ante la voz y me encontré con una sonrisa algo juguetona y con unos ojos cínicos.
-Dame un poco de vodka- respondí secamente, su sonrisa me produjo cierto malestar, sin duda me amargaba el momento, durante esa vez sentía todo mucho mas agrio, quizás fuera porque días antes termine con mi novia, y la sonrisa de ese hombre era igual que la de ella.
-Toma- con brusquedad le arranqué el vaso.
-Woah!, tranquilo- dijo sonriendo levemente, tomé un poco del vaso y observé la mesa detenidamente- ¿porqué tan enojado?- se inclinó hacia mí, yo elevé la vista.
-… no me gusta año nuevo- contesté casi en susurro, el abrió levemente los ojos para enseguida sonreírme, sentí como su mano se apoyaba en mi hombro de manera amistosa.
-Pues no se preocupe, no es el único, más bien la mayoría que viene aquí por estas fechas odia año nuevo, me incluyo en ese grupo- dijo con la misma sonrisa juguetona, permanecí por unos segundos en silencio.
-Este lugar es…. Bastante agradable- sus ojos me observaron con detenimiento.
-Pues gracias- lo mire algo descolocado, pero sus ojos me miraban divertidos- jajaja es que soy el dueño, perdón si le causé confusiones.
-¿es el dueño?
-Pues sí, usualmente siempre tengo compañía en el trabajo, pero mis compañeros ahora están junto a sus familias, así que hoy día solo estoy yo- lo mire calladamente mientras observaba su rostro lleno de ensoñación- Ya ha sido bastante tiempo desde que abrí este bar.
-¿Cómo cuantos años?- contesté sorprendiéndome a mí mismo por mi curiosidad.
-Pues hace como unos 5 ya, en esa época tenía alrededor de 23 años- contestó con cierto tono de nostalgia.
-Bueno, ahora tengo un nuevo bar al que venir- sus ojos me observaron con sorpresa- este lugar en verdad me gustó- dije con seguridad, entonces él me sonrió.
-Me alegro que sea así- sonrió aun más ampliamente- ¿y cuál es su nombre si se puede saber?, no me gustaría hablar con usted toda la noche sin saber su nombre, sería muy descortés de mi parte.
-Me llamo Alex- sonrió.
-Pues bienvenido señor Alex- dijo con cierta sobreactuación que me causó algo de gracia- yo me llamo Desmond- entonces sin darme cuenta me veía sonriendo de vuelta.
Continuara…