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Relatos de un adolescente por Alis Cerventes

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Notas del capitulo:

Hola a todos, aquí traigo el segundo capítulo, espero y lo disfruten :3

Capítulo Dos:“Una rápida semana, el inicio de clases”.


 


“El amor a primera vista existe y se siente como un pinchazo profundo en las entrañas cuando te encuentras con una mirada por primera vez y sientes que el mundo se ha parado unos instantes”- Aroha Díaz

 


 


— Un gusto conocerlos, deseo que nos llevemos bien — sonrió viendo a Ciel.


Ciel quedó atrapado en la mirada carmín de Sebastian, esos ojos hacían que te transportaras a otra dimensión, donde el tiempo no existe y quedas totalmente expuesto; Sebastian trataba de adivinar los pensamientos del menor, haciendo que este se pusiera algo tenso. Dante notó esto, con curiosidad se acercó a Ciel para saber qué era lo que le pasaba.


— Ciel, ¿te encuentras bien?— preguntó en un susurro.


— S-Sí, claro, ¿por qué preguntas? — carraspeó al inicio de su contestación. «¡Genial! Ya hasta me pongo a tartamudear, ¿qué demonios sucede?» Ciel recordó cómo fue su primer encuentro, le dio tanta pena, el salió corriendo a más no poder, creyendo que ya no lo volvería a ver, pero no fue así. «¿Qué tienes en contra de mi?» dijo mentalmente mientras volteaba a ver el cielo con el seño fruncido «Si es porque no acompañé a mis padres a misa cuando me lo pidieron, creo que te estás excediendo con este castigo, ¡ya te pedí perdón!»


— ¿Estás seguro?— insistió el castaño — Tu cara está totalmente roja.


— ¡¿Qué?!— exclamó alteradamente atrayendo la atención de los demás estudiantes.


— ¡Hey! Silencio allá atrás— regañó el profesor—. Así como sus compañeros se mantuvieron callados para escucharles ustedes deberían de mostrar el mismo respeto.


— Lo sentimos — se disculparon al unísono.


— Ya pueden continuar — finalizó Ciel.


— ¿De verdad? Gracias por ser tan considerados— contestó sarcásticamente el maestro —. Bien, sigamos en donde estábamos.


Sebastian lanzó una mirada a Ciel y después soltó una leve risita ocasionando que este se molestara un poco, la clase siguió con lo suyo.


La semana pasó demasiado rápido; para bien o para mal, Soma y Dante se hicieron amigos muy cercanos. En el salón, Dante y Ciel no se despegaban, siempre hablaban de música o libros, tenían muchas cosas en común, mientras que en los descansos los dos se la pasaban con Soma. En un abrir y cerrar de ojos ya era viernes, el último día de cursos. El lunes empezaban las clases con su “grupo oficial”.


— Alumnas, alumnos; agradezco mucho el poder trabajar con ustedes esta semana, fueron un muy buen grupo, pero ya es momento de separarse. El domingo se publicarán las listas, en ellas podrán ver en qué grupo quedaron y en qué turno. Espero que a todos les vaya muy bien y tenga un muy buen fin de semana. Pueden retirarse— el profesor abrió la puerta al finalizar el pequeño discurso de despedida.


Ciel y Dante esperaron a Soma para tomar el transporte los 3 juntos, ya que ellos vivían para el mismo rumbo.


El ojiazul aprovechó el sábado para descansar y comprar lo que le faltaba de útiles escolares. El domingo se levantó algo tarde y se vistió con lo primero que encontró, al fin y al cabo solo iba a checar en qué grupo quedó. Salió de su casa y tomó el bus.


Al llegar a la escuela no fue directo a las listas, se sentó en una de las bancas a esperar a que la multitud se dispersara y así poder verlas tranquilamente sin necesidad de sufrir golpes o empujones. Entre la bola de personas logró distinguir unos ojos rojos, era Sebastian. Ciel solo atinó a voltear la mirada para no tener que encontrarse con él, después de un rato fue a revisar las listas.


Encontró su nombre rápidamente «Primero F, vespertino»se dijo en su mente, suspiró; no es que le molestara el haber quedado en la tarde, pero el prefería la mañana ya que sentía que de esa forma le rendía más el día. Se fue a su casa, ya no tenía nada que hacer.


A la mañana siguiente Ciel siguió con su rutina, esta vez vistió unos pantalones de cuero que tenían una corta cadena, una camisola roja, sus tenis negros y una pulsera de remaches rojos y negros. Salió de su casa y fue a tomar el camión. Al momento de abordar el segundo transporte se puso sus audífonos para escuchar una buena canción«”S” is for the simple need; “E” is for the ecstasy; “X” is just to make the spot; ´cause that's the one you really want; Yes, sex is always the answer, it's never a question…»Cantó mentalmente, pero de repente su corazón se aceleró.


En la siguiente parada vio a Sebastian, esperando el bus. Sebastian subió al camión y, como no había más asientos vacíos, se sentó enseguida de Ciel, este hizo como que nada estaba pasando a pesar de que su cara estaba sonrojada; Sebastian solo sacó su celular y también comenzó a escuchar música.


Luego de 20 eternos minutos por fin llegaron a su destino. Al bajar del transporte, Ciel se apresuró a ir hacia su salón, pero sentía una presencia atrás de él. Disimuladamente volteó y se dio cuenta de que Sebastian le seguía. Ciel aumentó el paso, quería perderlo, quería llegar a su salón y ya no tener que verlo. Una vez entró al aula agradeció el estar allí, pero después maldijo por lo bajo. Sebastian entró al mismo salón.


— Hola, buenas tardes~— saludó el moreno mientras se sentaba a su lado —. Me llamo Sebastian, ¿cuál es tu nombre?


— Hola—contestó Ciel ocultando muy bien su nerviosismo, pero sentía que sus manos sudaban—. Mi nombre es Ciel.


— ¿Qué escuchas? — preguntó curiosamente, Ciel no se había quitado sus auriculares.


— Es una canción que se llama “It´s not over”.


— ¿Puedo escuchar?


— Claro, pero no creo que te guste.


Sebastian tomó una auricular y lo puso en su oído, automáticamente se pudo a menear un poco su cabeza.


— Es Chris Daughtry, ¿me equivoco?


— No —respondió Ciel sorprendido —, no creí que alguien más lo conociera.


— Por supuesto que lo conozco, es uno de mis cantantes favoritos— dijo más contento que indignado —. Estoy emocionado— sonrió.


— ¿Por qué?— preguntó sin entender.


— Porque nunca había conocido a alguien que tuviera los mismos gustos que yo— contestó Sebastian con una sonrisita tímida y un muy leve sonrojo.


El corazón del menor se aceleró en demasía; se armó de valor e iba a responderle algo similar, pero en ese momento entró alguien por la puerta haciendo que se detuviera.


— ¿Ciel?— preguntó un chico con unos rizos colgando — ¿quedaste en este grupo?


— Sí, ¿tú también?—contestó Ciel con notable emoción.


— Claro— respondió con la misma emoción—, ¿y Soma?


— Él quedó en el primero H.


— Lástima, por poco y queda con nosotros.


En eso se escuchó como el pelinegro se aclaraba la garganta, estaba un poco incómodo por haber sido dejado fuera de la conversación. Ciel se apresuró a hablar.


— Sebastian, él es Dante. Dante, Sebastian — los presentó.


— Sí, sé quien es— dijo Dante sonriendo —. Me acuerdo que iba con nosotros en los cursos.


— ¿Iban conmigo en los cursos? —preguntó Sebastian sorprendido — No me había dado cuenta.


— Sí—contestó Ciel algo ¿deprimido?


«Cómo no.⟫ pensó Dante «Si no le quitabas la mirada de encima a Ciel.» puso los ojos en blanco.


— Kotoba wo sagasu koto mo dekizu ni, Ochiru namida wo hirotta — una chillona voz tarareaba, interrumpió la plática de los tres. El dueño de la voz era un rubio de ojos azules, se acercó a ellos — Oh, disculpen~, ¿éste es el primero F?


— Sí—respondió Dante.


— ¡Gracias a Dios! Creí que nunca encontraría el salón— exclamó feliz y aliviado —. Mucho gusto, mi nombre es Alois y soy su compañero.


— Mucho gusto, soy Dante.


— Hola, soy Ciel, gusto en conocerte.


— Mucho gusto, soy Sebastian. Espero y nos llevemos bien— dijo seductoramente.


— Yo creo que nos la llevaremos MUY bien— sonrió el rubio coquetamente.


Así los cuatro se juntaron y platicaron trivialidades durante todas la clases, como era el primer día solo se dedicaron a conocer maestros y a presentarse. Al finalizar el día, Alois se fue corriendo a la entrada ya que sus padres le esperaban en la puerta, Sebastian se fue y Ciel esperó a Dante.


— ¿Te irás en camión?— preguntó Ciel.


— Sí, pero ahora voy para otro lado. Nos vemos mañana — contestó Dante.


— Adiós, te cuidas.


— Igual.


Ciel caminó hacia la parada y ahí vio que el camión estaba a punto de dejarlo; sin muchas esperanzas hizo algunas señas y, milagrosamente, el camión se paró. Salió corriendo y lo abordó.


— Gracias. Buenas tardes— saludó cortésmente al chofer.


— Buenas tardes— contestó este.


— Buenas tardes~ — dijo una muy conocida y sensual voz.


— ¿Sebastian?— exclamó Ciel incrédulo — ¿Qué haces aquí?


— Da la casualidad de que yo también tomo esta ruta—respondió sonriente.


«Joder… este será un largo semestre» pensó resignadamente un sonrojado Ciel…

Notas finales:

Canción nombrada: SEX - Nickelback

 

Terminé el segundo capítulo antes de lo esperado, pero creo que ahora si tardaré para subir el siguiente. Muchas gracias por leer y espero sus opiniones. Nos leemos al rato.

 

Ladrajane fuera ♥


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