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Menma y Naruko llegaron [Retirada] por AmorYaoi1105

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  La primera semana de entrenamiento fue muy... dura. Como Naruto estaba de equipo con Sasuke y Sakura, y sus hermanos formaban otro, casi no se veían; se encontraba con Menma en la noche, ya que por esa hora terminaba su entrenamiento, a Naruko la veía en los mediodías y en la noche. La veía al mediodía ya que ella era la que le llevaba el almuerzo.

  En este mismo momento estaba peleando con su profesor, Kakashi-sensei, mientras Sakura peleaba con Sasuke. Kakashi había dicho que el entrenamiento seria mas productivo si se practicaba así.

 

—Naruto, tienes que estar pendiente —le regaño Kakashi por décimo cuarta vez—. Si fuera un enemigo ya te hubiera clavado en el estomago la kunai.

—¿Puedo descansar un rato? Naruko ya debe estar por llegar. —El peli-plateado suspiro, pero igual asintio. Toda la mañana su alumno mas joven había estado distraído.

 

  Naruto tenía razón, no pasaron ni cinco minutos cuando la pelirroja apareció con un bento en la mano. Sakura la saludo con la mano, pero aun así no le caiga muy bien, le parecía presumida. Sasuke hizo un frío asentimiento de cabeza, no le gustaba que pasara tanto tiempo con el dobe, y más que él baka quisiera estar con esa loca.

 

—¡Ten Naruto! —exclamó con una sonrisa Naruko.

—Gracias. —Naruto agarro el bento, para así comenzar a comer.

 

  Mientras el blondo comía, la pelirroja lo veía con disimulo. Desde hace unos días (exactamente tres) comenzó a ver preocupación el los ojos de su pequeño hermano, incluso duda; era algo que le preocupaba (ya que en ese estado Kyuubi podría ganar terreno), y triste y enojada (ya que Naruto no le tenia la confianza suficiente para contarle lo que le pasaba a ella ni a su hermano).

 

—Kakashi, ¿puede Naruto venir conmigo? —El peli-plateado dio una cabezada, tal vez asi Naruto vuelva en si.

 

  Los hermanos caminaron en silencio por los anchos caminos de la aldea de Konoha. Los aldeanos ya no hablaban mientras pasaban, pero sus miradas seguían hay, como si prefirieran culpar a un niño en vez de pensar mas aya. Rapidamente llegaron a la casa, Naruko fue la la cocina, mientras Naruto camino a la sala, se sorprendió al ver a su hermano sentado en el so.

 

—Naruto, ¿qué pasa?

—Esperemos a que Naruko venga.

 

  Menma asintió, aunque le doliera, sabia que Naruto confiaba mas en la pequeña pelirroja que en él. No tardó mucho que Naruko entrara a la sala, traía con ella una charola, donde había tres tazas de té. Se sentó al frente de sus hermanos.

 

—¿Por qué los aldeanos no miran asi?

 

Los hermanos mayores se miraron entre si, pensaban que lo sabia.

—En el momento que naciste, el diez de octubre, el chacra de nuestra madre; Kushina, de debilito mucho, dejando paso libre al Kyuubi.

—¿Kyuubi?

—Te explicó —intervino Menma—. Hace miles, no, millones de años existió una gran bestia, la cual tenia diez colas. Con su gran altura y poder, empezó a destruir aldeas completas sin control, hasta que llegó un hombre. Él, separo a la gran bestia en nueve, y para estar seguro de que no hubiera mas destrucción, encerró a los bijus en personas. Él Kyuubi es la bestia de nueve colas.

—Gracias Menma. —Sonrió Naruko—. Bueno, ¿en donde me quede? Ah, si. En el momento que el chacra de nuestra madre se debilito, el sello que enceraba dentro de ella al Kyuubi se rompiera. La destrucción comenzó, muchos ninjas arriesgaron su vida para intentar detener al zorro de nueve colas; no necesitaban vencerlo, solo distraerlo lo suficiente para que el Hokage llegara. Al fin Minato llego, logrando vencer al Kyuubi dando su propia vida.

—¿Cómo lo venció? —preguto preocupado el blondo.

—Lo encerró en un bebé recién nacido, ese bebé eres tu.

 

  Los ojos de Naruto se aguaron, y lentamente las lágrimas comenzaron a caer. Se lanzo a Naruko, la cual lo abrazo fuertemente, necesitaba protección. Lentamente se alejo de Naruko, para así abrazar a Menma, el cual lo abrazo con amor; no querían volver a perder a su hermanito.

 

—Quiero verlo —dijo determinado Naruto.

—¿¡Qué!? 

—Esta bien —suspiro Naruko, lentamente todo se volvió negro.

 

  Abrió despacio los ojos. Se encontraba en un asqueroso pasillo, en el cual con la tenue luz que había se podía ver unas puertas. Comenzó a caminar al frente, de donde sentía que venía el chacra malvado.

  Llego a una habitación, donde había una enorme jaula, no se distinguía nada, solo oscuridad.

 

—Así que has venido aquí —dijo burlón el demonio.

 

  Naruto retrocedió lentamente. Ahora podía ver los ojos afilados del Kyuubi, los cuales tenían un color rojo sangre, las pupilas de un negro que jamas había visto. Una sonrisa hipócrita apareció, con unos colmillos afilados.

 

—¿Así qué tienes miedo?

—Es suficiente. —aparecio Naruko detrás del rubio. Kyuubi la miro sorprendido, hacia tiempo que no veía a la mocosa, ¿sera qué también el mocoso mayor estaba vivo?

 

 La sala comenzo a distinguirse, hasta ser una imagen fija.

 

—¿Están bien? —pregunto preocupado Menma.

—Si. Naruto, ¿quieres conocer a alguien? —Naruto asintió, cualquier cosa para quitar esos horribles ojos de su cabeza.

 

  Los tres comenzaron a caminar al mismo sauna al que Naruko había ido hace una semana. La pelirroja los guió al pequeño lago, donde estaba el hombre de pelo blanco largo.

 

—Hola Jiraiya. —El viejo sanin volteo. Naruto se asusto, escondiendose entre las piernas de sus hermanos. Ese acto se le hizo tierno al viejo Jiraiya.

—Naruto, él es tu padrino.

 

  El niño lentamente salio de su escondite, para comenzar caminar con cautela hacia el hombre. Cuando estuvo a una distancia considerable, lo abrazo.

  Después de ese momento tan emotivo, los cuatro comenzaron a hablar. Naruto se quedo dormido cerca de las diez, pero Menma lo llevo a la casa a las casi las doce. Hay Naruko y Jiraiya tuvieron una pequeña charla.

 

—¿Lo sabe?

—Si, pero el Kyuubi aun no hará nada. —Jiraiya suspiro aliviado. Tal vez hubiera tiempo de enseñarle a utilizar el chacra del zorro.

 

  Después de que Menma volviera, estuvieron hablando hasta que Naruko literalmente arrastro a Menma por la oreja para así ir a la casa.

  En los labios de Jiraiya se formo una media sonrisa, la pequeña familia Uzumaki al fin estaba junta, y por fin podría estar con sus niños...


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