Entro silenciosamente a la alcoba, intentando no generar ningún ruido para no despertar a la bestia. La puerta se cerró de un portazo. Loki se estremeció, su madre estaba detrás de él. Puso cara de perrito desamparado.
—¡Loki! —gritó Frigga apenas se giró—. ¡¿Dónde demonios estabas?!
No, la cara de perrito nunca lo salvaba contra su madre.
***
Frigga suspiro, Loki al parecer había comido algo en mal estado, porque desde que despertó se sentía enfermo, y no paraba de vomitar.
—Regresaremos a Asgard —anunció finalmente. Loki intento rebatir—. Mi amor, en algún momento debíamos volver a Asgard, que nos vayamos temprano no cambia eso —dijo suavemente—, y es más importante tu salud, que las horas que faltaron de nuestro viaje —afirmó acariciando la cabeza de su hijo.
—Está bien —aceptó Loki de mala gana—. Solo porque estoy enfermo, pero debemos volver algún día —pidió.
Frigga asintió de acuerdo con su hijo. Se levantó para comenzar a ordenar las cosas.
—Cámbiate de ropa, por favor —pidió mientras recogía los pequeños accesorios desperdigados por el suelo.
Cuando estuvo todo recogido y ordenado caminaron fuera de la habitación. Se despidieron amablemente del joven recepcionista y salieron del hotel. Loki frunció los labios, esperaba volver algún día; ahora tenía un amigo en Midgard.
Caminaron tranquilamente hasta un lugar apartado, cerca de donde habían aparecido.
—¿Puedo hacerlo, madre? —preguntó Loki exaltado.
—Está bien —aceptó Frigga sonriendo.
—¡Sí! —exclamó Loki riendo—. ¡Heimdall, abre el Bifrost! —gritó mirando el cielo.
Repentinamente, del cielo, un rayo de color arcoíris cayó sobre Loki y su madre, cuando el rayo se desvaneció; ellos ya no estaban.
***
—Mi reina, mi joven príncipe —saludó Heimdall al verlos llegar—. Me han contado que eres un muy buen mago —alabó mirando a Loki—, lamentablemente me lo dijeron hace unas horas, así que no tengo en mi poder el libro que quería darte. —Se lamentó.
—¿Querías darme un libro? —preguntó Loki entusiasta. Frigga sonrió al ver a su hijo tan feliz.
—Claro —aseguró Heimdall sonriendo—. Para que aprendas más de magia.
—Gracias —dijo Loki verdaderamente agradecido. Heimdall asintió.
—Loki, debemos ir a anunciar nuestra llegado —dijo Frigga—. Odín debe saber que estamos aquí antes de ir a la enfermería —anunció.
—Bien —dijo Loki asintiendo—. Adiós, Heimdall.
—Que te mejores —deseó Heimdall. Loki le sonrió antes de seguir a su madre.
Al no haber caballos, comenzaron a caminar. Fueron directamente a la sala de tronos, desde donde Odín normalmente lidera Asgard. Fruncieron el ceño al no encontrarlo.
Comenzaron a deambular por el castillo hasta que vieron a alguien.
—¿Dónde está Odín? —preguntó Frigga al no encontrarlo por ningún lado.
—Con las curanderas —contesto la mujer luego de inclinarse respetuosamente.
Frigga suspiro mientras agradecía. Se dirigieron rápidamente, preocupados.
—Madre —dijo Loki—. No puedo sentir a Thor —confesó asustado.
Frigga comenzó a correr alarmada. Al llegar vieron a Odín sentado a un lado de una cama, y a Thor siendo atendido con una mujer, se acercaron rápidamente.
—¿Qué paso? —preguntó Frigga viendo preocupada a su pálido hijo. Thor intento sonreírle a su madre.
—Se despertó enfermo —contestó Odín igual de preocupado—. Pero no pueden decirme que tiene, porque al parecer está bien… —dijo frotándose el entrecejo.
—Al parecer ya sabemos que pasa cuando se separan demasiado, y por más de un día —dijo Frigga dando espacio para que Loki se acercara a su hermano.
—¿También estas enfermo, hermano? —preguntó Loki sentándose junto a él, pero aún sin tocarlo.
—Sí —murmuro Thor mirándolo—. ¿Me sientes? —preguntó con miedo a la respuesta. Loki negó—. Yo tampoco, y no me gusta —confesó.
—¿Qué pasará si nunca nos sentimos otra vez? —preguntó Loki frunciendo el ceño preocupado.
—Nada —contestó Thor con simpleza—. Seguiremos como hasta ahora; serás mi hermano, y te voy a querer igual —aseguró sonriendo.
—Gracias —dijo Loki recostándose a su lado.
Odín y Frigga miraban expectantes, esperando saber que pasaría cuando se tocaran.
Loki, recostado junto a su hermano, giró para mirarlo de frente. Levanto lentamente una mano, hasta posarla en la mejilla de Thor. Jadearon.
Era abrumador. Desconcertante. Intenso. Como si todo lo que no sintieron desde que despertaron, lo sintieran a la vez ahora que se tocaron. Fue tan intenso, que en segundo, se encontraban desmayados.
—¡Loki! —exclamó Frigga al ver a Loki dejar su cabeza caer sobre el pecho de Thor—. ¡Thor! —soltó al ver que Thor también había caído desmayado—. ¿Qué les paso? —preguntó Frigga preocupada.
—No lo sé —dijo Odín con incertidumbre—. Quizá se deba a una sobrecarga en sus sentimientos…
—Pero, ¿por qué dejaron de sentirse? —preguntó Frigga frunciendo el ceño.
—La distancia los afectó demasiado —respondió Odín suspirando—. No sé cómo, pero debe ser una consecuencia de eso… es decir, se enfermaron y dejaron de sentirse. No soportaron estar separados por mucho tiempo… —murmuro pensativo—. Lo único que nos queda es no dejar que se separen más, no por tanto tiempo, y nunca con tanta distancia de por medio —demandó. Frigga asintió de acuerdo.
***
Loki abrió los ojos, desconcertado. No sabía dónde estaba. Sentía un brazo rodeándole el estómago. Giró la cabeza, encontrándose con Thor plácidamente dormido junto a él.
—Hola, cariños míos —habló Frigga entrando a la habitación. Thor comenzó a moverse, despeertando—. Han despertado… llevan desde ayer dormidos —dijo sentándose a su lado—, nos tenían preocupados —aseguró sonriendo.
—Lo siento —dijo Loki aún desconcertado—. ¿Qué paso?
—Estaban enfermos, porque estuvieron todo un día separados, y estaban a mucha distancia entre sí —explicó—. Sus cuerpitos no resistieron la intensidad cuando se tocaron después de no sentirse para nada.
Loki asintió comprendiendo. Miró a Thor, acercándose más a su costado.
—No nos podremos separar nunca —susurro Loki, sin saber cómo sentirse—. Terminarás aburriéndote de mí.
—No seas tonto —reclamó Thor en su oído—. Eso no pasará jamás —murmuró sin moverse.
Loki sonrió acurrucándose. Se quedó dormido nuevamente.