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Solo una noche [Two-shot ] por Nielie

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Notas del capitulo:

La segunda parte, espero les guste (:

Me retorcí en mi cama buscando a mi lado aquella sensación que me hacía sentir bien, pero no la encontré. Lentamente abrí mis ojos, aun medio dormido me senté en la cama  buscando con la mirada a quién debería estar al lado mío, o eso pensaba.

 

El sol entraba por las cortinas, alguien las había corrido. Me levanté y me puse mis bóxer, busque en el piso la ropa, no exactamente la mía, pero no la encontré. Mis sentidos se activaron de inmediato.

 

¿Dónde estaba? ¿Se había ido? ¿Por qué?  Trate de hallar alguna respuesta, pero era todo muy obvio; solo fue una noche. Lo más seguro era que se haya ido apenas tuvo la oportunidad. Solté una queja desde lo profundo de mi garganta mientras me sentaba en la cama derrotado. ¿Por qué estaba enojado? Se supone que esto pasaría, lo sabía, pero aun así no podía dejar que aquel pequeño dolor en mi pecho estuviera creciendo con el pasar de los segundos. ¿Me había enganchado con él? Estaba comenzando a pensar que sí. Me hubiera gustado tenerlo al lado mío al despertar, no me importaba si me despertaba con un “Paga lo que me debes” mientras hubiera despertado a mi lado.

 

Oh.

 

Ahora que lo pensaba ¿No debía de pagarle? Busque rápidamente mi billetera, la revise y todo estaba ahí. ¿Se había ido sin cobrarme? Mientras mi mente era un lío, la puerta del baño se abrió mostrándome a un mojado chico, con solo una toalla en su cintura y otra en su cuello, sus ojos se abrieron un poco al verme, y yo solo pude soltar un suspiro de alivio.

 

—L-lo siento, iba a pedirte el baño, pero no quería despertarte, a parte, tienes el sueño pesado. —dijo mientras se secaba tímidamente el cabello con la toalla de sus hombros.

 

¿Sueño pesado?  Mire el reloj de mi cómoda, era medio día ya, yo nunca me levantaba tan tarde, de hecho tenía el sueño demasiado liviano, es de todos los días que me levante a las 6am ¿Cómo era posible que estuviera apenas levantándome?

 

—No te preocupes —le sonreí y me encamine a donde estaba, aquel aspecto era demasiado sexy en él— Puedes usar todo lo que quieras, aunque… me hubiera gustado que estuvieras al lado mío cuando despertara —agacho su mirada para esconder sus rosadas mejillas. Me acerque más a él tomándolo de la cintura y acercándolo hasta estar pegado uno al otro— Creo que aun estás un poco sucio —le di un beso a su cuello—  deberías bañarte de nuevo.

 

A pesar de sus leves protestas, que solo me hacían querer tomarlo ahí mismo, lo lleve al baño, y nos bañamos juntos. Había hecho un baño de burbujas antes de entrar, sentados en la bañera,  su espalda chocando con mi pecho, ya que le pedí se quedara un poco más de tiempo “Saldrá más” me dijo y yo solo lo acepte. Pagaría una fortuna si tuviera que tenerlo más tiempo conmigo. Luego de unos minutos, que me parecieron horas, estaba tan relajado que no me había dado cuenta que él había estado jugando con la espuma de la bañera. Sople desde mi posición la espuma que tenía en las manos, con la que había formado una pequeña montaña y sentí como se encogió en mis brazos.

 

—Pareces muy inocente para ser… —pare antes de querer decir más, quizás podría ser incomodó para él, así que no dije más.

 

—¿Un prostituto? ¿Gigolo, taxiboy? —Podía sentir su voz un tanto herida.

 

—Yo no quise… de verdad —volteó su cabeza lo suficiente como para verme por su hombro.

 

—No te preocupes, es lo que soy, después de todo… tengo que irme –intento levantarse pero lo detuve— ¿Qué haces?

 

—No te vayas todavía. —su mirada sorprendida, pero se volvió a sentar.

 

—No creas que lo hago por ti, sabes que tienes que pagar más por esto.

 

—Lo sé.

 

Lo envolví con mis brazos y piernas lo más que pude hacia mí, su piel era suave. Escondí mi rostro en su nuca sintiendo su olor.

 

—¡Yah! Me estas aplastando ¿me estás escuchando? Yah, ¡Changjo! —Solté un poco mi agarre después de escuchar mi nombre.

 

—Lo siento —dije y lo envolví de nuevo, pero de una manera más suave.

 

Pasaron quizás unos cuarenta minutos en los que estuvimos en la bañera, el jugando con la espuma y yo aferrado a su espalda.

 

—Deberíamos salir —hablo— Mis dedos parecen pasas. —levanté mi mirada para ver como levantaba sus dedos y tocaba la yema de su dedo índice con otra mano-

 

—Quizás debamos, pero estoy muy cómodo aquí —volví a recostar mi cabeza en su espalda.

 

—En serio… Yah, tenemos que salir —se movió y forcejeó lo suficiente para soltarse de mi agarre y sentarse mirándome de frente— Vas a enfermarte. —levantó su mano y la acerco a mí, yo no me movía esperando a ver que hacía. Un leve golpe en mi frente— no seas mañoso y sal.

 

No podía creer la situación. Tome sus piernas y las enrolle en mi cintura atrayéndolo a mí y besándolo, al principio se negó, pero de a poco fue cediendo, cuando me separe de él solo pude sonreír, me miro unos segundos con un ceño fruncido y un tierno puchero —que no sabía si era consciente de que lo estaba haciendo— se mostraron en su cara.

 

—Han pasado muchas horas ¿lo sabias? Puedo ver que el dinero no te falta, pero creo que estás gastando mucho. —trataba de sonar serio, pero el rubor que se creaba a medida que mi sonrisa incrementaba lo delataba.

 

—Las cosas buenas tienen un precio alto ¿no? Ya te había dicho que estoy dispuesto a pagar lo que sea necesario —tome su barbilla y le di unos suaves besos.

 

Me extrañaba un tanto a mí mismo, no solía tener tanto interés en las personas, pero era porque ellas siempre se me acercaban aunque yo no lo quisiera, pero él era diferente, si lo dejaba ir no lo volvería a ver. Y eso era algo que me incomodaba, de la nada estuve pensando en cómo podría volver a verlo, volver a hablar con él, no precisamente a tener sexo solamente, quería saber de él, ¿Por qué trabajaba en esto? ¿Cuánta era su necesidad? ¿Podría ayudarlo?

 

—Tengo frío. —una suave queja salió de sus labios interrumpiendo mis pensares— Salgamos.

 

—Está bien.

 

Ambos salimos de la bañera, pero no deje que saliera mojado de nuevo, lo obligue a secarse el cuerpo ahí mismo —aunque me pidió que me diera vuelta para que no lo viera. Algo ridículo sabiendo lo que habíamos hecho anteriormente— y luego le seque el cabello con la secadora para acto seguido hacerlo con él mío. Obtuve varias quejas de su parte diciéndome que no era necesario y que solo perdía el tiempo de esa manera, pero la verdad me agradaba pasar más tiempo con él. Podría ser que me olvide de que era, y había volado a una fantasía donde él era alguien para mí, alguien que se estaba volviendo importante con el pasar del tiempo.

 

Una vez estábamos cambiados, se me ocurrió una idea.

 

—¿Qué tal si vamos a tomar algo? —lo invite algo emocionado mientras terminábamos de vestirnos.

 

—¿Qué? —me miro algo extrañado.

 

—Ya sabes; salir, pasear, tomar algo. —Soltó un bufido y ahora era yo quien tenía la mirada con extrañeza.

 

—¿Me estás invitando a salir? ¿Una cita? ¿Es enserio? —Cruzó los brazos en su pecho y alzo una ceja.

 

—Bueno, sí.

 

—¿Estás jugando conmigo? —su mirada se volvió seria.

 

—No, yo no haría tal cosa, tan solo-

 

—¡No! Sabes muy bien lo que soy, ahora solo págame y me iré, ya me harte de este juego —sus palabras me habían dado un poco ¿un juego? —

 

—Pero yo-

 

—¡Solo págame! Es suficiente todo esto, ¡es suficiente! ¡Puedes dejar de jugar a que somos una pareja! ¿Crees que no me he dado cuenta? ¿He? ¡Lo ves como si fuera un puto juego! ¡Pero para mí no lo es, dame lo que me debes y deja que me vaya!

 

La realidad cayó ante mí, no me había dado cuenta del daño que le estaba haciendo, y eso me dolió de alguna manera. Pero ¿Qué estaba pensando? ¿Que aquella fantasía en la que me había querido envolver era realidad? Tan solo estaba ocultando un hecho que no quería ver, que no quería ver porque en el fondo me había encariñado un poco, quería conocerlo, quería saber más de él. No, yo quiero saber más de él.

 

—¿Podrías quedarte un poco más? Yo pagaré, te lo prometo, solo deja que te-

 

—¡No! ¡Te he dicho que no! ¡Págame!

 

—Pero tan solo espera un momento solo quier-

 

—¿No me pagarás? ¡Bien! ¡Bien! —Comenzó a marchar hacia la puerta de mi cuarto— ¡entonces no me pagues nada! ¡Me voy!

 

Corrí hacia él y lo acorralé en el pasillo.

 

—No huyas, por favor.

 

—¡Suéltame! ¡Déjame ir! Deja… deja… por favor —sentí como comenzaba a sollozar— Deja de hacerlo, deja de tratarme así, deja de sentir pena por mí, deja de tratarme como alguien que no soy… ¡Deja de hacerme pensar que puedo ser feliz!

 

Lo solté y resbaló hasta quedar sentado en el suelo, tomó sus rodillas y las llevo a su pecho, ocultando su rostro entre ellas, estaba llorando, y era por mi culpa. Me senté al lado suyo tomando aire mientras pensaba que decir.

 

—Lo siento, de verdad no quise hacerlo, todo fue tan… tan solo… quería crear algo que no era, lo siento si te herí de alguna manera.

 

—Tan solo deja de tener pena por mí, no la necesito. —tome aire y lo atraje hacia mi envolviéndolo en un abrazo.

 

—No siento pena por ti, tan solo… no sé cómo explicarlo bien, me siento bien al lado tuyo, y puede sonar estúpido, pero tan solo quería pasar más tiempo contigo.

 

—Lo haces de nuevo —dijo mientras trataba de que su voz sonara bien— estás volviendo a tratarme de esa manera… a tratarme afectuosamente, como… como si fuera-

 

—Especial —termine por él— Creo que quiero que lo seas —sentí como se congeló al escuchar aquello.

 

—¿N-no estás jugando conmigo? —se separó de mí y busco mi mirada— Y-yo sé que puedo ser ingenuo y las personas se aprovechan de eso, tan solo no quiero que nadie juege-

 

—No lo hago, y no pienso hacerlo —trate de sonar lo más creíble posible, aunque aquello era verdad, no sabía cómo demostrárselo.

 

Se quedó pensando un momento en aquella posición.

 

—¿Cómo puedo saber que es verdad? ¿Sabes lo surrealista que suena todo esto?

 

—Bueno —traté de tomar su mano, pero se alejó— ¿Quizás sea amor a primera vista? —un fuerte sonrojo se posó en sus mejillas.

 

—N-no seas tonto, eso no existe.

 

—¿Quién dijo que no? ¿No puedo enamorarme a primera vista? ¿Nunca te ha pasado?

 

—No.

 

—Está bien… entonces déjame conocerte. —sus ojos se abrieron y comenzó a moverse nerviosamente—

—¿Tu… qué?

 

—Conocerte, si nos conocemos, podré saber si quiero algo más —oculto una leve sonrisa con su mano— ¿Qué dices? ¿Quieres salir conmigo?

 

—Yo no debería.

 

—Habías dicho que era tu tipo. —aquel sonrojo se intensifico más aún.

 

—B-bueno sí, pero yo… tú sabes lo que soy, nosotros no podríamos-

 

—Déjalo —respondí tranquilo.

 

—¡Yah! Es mi trabajo… mal que mal es lo que me da sustento, y a mi… no puedo.

 

—Yo te ayudaré, lo has notado, puedo hacerlo.

 

—No quiero recibir la caridad de nadie —dijo molesto y pensé en alguna otra manera, una en la que no viera que lo estuviera haciendo por pena.

 

—Tómalo como el pago de la noche pasada y hoy.

 

—Pero es demasiado, tengo dos hermanos y-y-y… —puse dos dedos en sus labios para callarlo—

Ese será el pago, ¿no te parece una buena oferta? Y tan solo te pido que me dejes conocerte un poco más.

 

Era demasiado testarudo pero luego de una hora de conversación —que disfrute—, logré convencerlo. No sabía bien como terminaría todo, quizás esto podría ser algún capricho mío, quizás en algún lado recóndito de mí, sí sentía pena por él, pero lo había hecho, muchos podrían llamarlo locura, pero yo prefería llamarlo inversión.

 

Le pedí que se me quedara a almorzar conmigo, a pesar de que no hubiera nadie en la casa, eso no era inconveniente para mí, desde pequeño aprendí a cocinar una variedad de recetas.

Durante la comida supe que tenía una familia que consistía en dos hermanos menores y su madre, y esta no sabía que su hijo trabajaba vendiendo su cuerpo. Para mi alivio él no había comenzado hace mucho en esto, debido a que su padre había fallecido, les dejo todas sus deudas, y embargaron sus bienes. Aunque su madre trabaja, no era suficiente para mantenerlos a los tres de una buena manera, él tuvo que dejar la universidad para ayudar a su familia, y así sus hermanos pudieron seguir asistiendo al colegio. Había notado que su ánimo decaía mientras hablaba, al parecer malos recuerdos venían a él al estar relatándome su historia.

 

—¿Quieres postre? —dije eliminando el silencio incomodo que se había formado, suavemente asintió sin mucho interés— ¿Tienes alguna fruta preferida? Tengo algo de variedad.

 

—Melón —dijo en un susurro.

 

—Está bien, creo tener algo por aquí —busque y ahí estaba, lo corte en pedazos sacándole la cáscara y le puse algo de crema a todos los pedazos juntos en un plato— Bon Appétit.

 

Algo inseguro comenzó a llevarse los pedazos de melón ante mi fija mirada, sabía que lo incomodaba de alguna manera, pero no quería quitarle los ojos de encima. La manera en la que se lamia la crema de los labios me hacía crear escenas no muy sanas de él con crema en otras partes y yo devorándolo. ¿Desde cuándo pensaba tanto en el sexo? Y antes de responderme aquella inconsciente pregunta estaba aprisionándolo con mis labios saboreando la crema que hace poco estaba en su boca.

 

El instinto me ganó y estaba devorándolo casi por completo en el sofá del living, que para mi suerte era bien cómodo. Él no se había resistido, es más, parecía disfrutarlo. Aquella fantasía volvió a mí de nuevo. Yo y él, ambos uniéndonos como si quisiéramos refutar nuestros sentimientos él uno por el otro. Y esperaba que luego fuera así, pero por ahora éramos solo dos sedientos de complacer nuestros apetitos sexuales.

 

—V-vamos a tu cu-arto —decía entre gemidos mientras trataba de sacarle aquel molesto bóxer—

 

—Está lejos ¡Ah!…—sentí como él tomaba la iniciativa y me complacía besando mi cuello hasta bajar a mi pecho— tan, tan solo hagámoslo aquí.

 

—Es vergonzoso, puede llegar alguien. —aunque reclamaba del lugar, eso no impidió que me sacara la ropa hasta dejarme desnudo frente a él, un leve sonrojo se posó en el al verme desnudo, y mi sonrisa incremento. Me dispuse a devorar de nuevo sus labios.

 

—No vendrá nadie, todos están en otro lugar, no te preocupes. —Puse dos dedos en su boca y él supo bien qué hacer con ellos.

 

Para cuando estaban listos mis dedos, con suavidad lo puse encima de mí y lo preparé. Ahora el living de mi casa estaba lleno de sonidos sexuales, no sé cómo me contuve de penetrarlo de una vez. Sus jadeos con mi nombre no ayudaban mucho a contenerme, pero él que lo estuviera disfrutando al máximo era mi incentivo; su rostro, su cuerpo, todo de él me decía que lo estaba disfrutando mucho. Una vez listo, tuve que ser cuidadoso cuando entraba en él, pero al parecer había hecho un buen trabajo preparándolo porque solo gemidos de placer eran los que salían de su boca. Busco mi oído y me susurro que fuera más duro, que fuera un maldito salvaje con él. Al principio me sorprendieron sus palabras, pero no pude resistirme, lo tomé de sus caderas fuertemente y lo embestí hacia arriba haciéndolo subir y bajar a un ritmo que para mí —y por lo visto para él también— era exquisito.

 

Sus palabras se volvieron solo pronunciar mi nombre con locura, se aferró a mí antes de venirse en mi pecho, unos fuertes movimientos más y yo estaba llenándolo de nuevo, la sensación que producía en mi era fabulosa, su interior apretándome simplemente era el puto paraíso. Estuvimos unos minutos descansando, aun en nuestras posiciones, podía sentir como pasaba tiernamente sus dedos por mi cabello.

 

—Eres muy bueno —dijo calmado mientras tenía su cabeza recostada en mi hombro, y yo seguía dentro de él—  Pero esto no dejara lindas marcas —se acarició el lugar en sus caderas por donde lo había tomado, y en efecto aquel lugar estaba algo rojo.

 

—Mi espalda no debe tener lindas marcas tampoco —me defendí y el solo soltó un suave quejido— ¿Lo haces inconscientemente?

 

—¿Hacer qué? —subió su mano derecha por mi pecho hasta llegar a y mi cabello y comenzar a jugar con él.

 

—Ser tan lindo —otro quejido salió de él— Hace poco eras un masoquista pidiendo que te diera tan duro como podía —se estremeció y se encogió un poco— Y ahora te ves tan inocente, reclamando tan lindamente. —tomé su mentón para que me viera, su rostro rojo, y su mirada esquivando la mía— ¿Tienes doble personalidad acaso? —junte nuestros labios en un lento beso— Pero me gusta —dije entre el beso—

 

Después de que reclamara todo el camino a la ducha, ya que me negué a salir de él y lo lleve cargando —sus quejas eran del todo lindas— nos bañamos por segunda vez en el día.

 

 

—Tengo que ir a verlos —habló mientras estábamos abrazados en mi cama disfrutando de aquel sencillo momento— Nunca he estado tanto tiempo lejos de ellos. –le di un suave beso en la frente-

 

—Promete que volverás.

 

Nuestras miradas se encontraron y pude ver algo de duda y miedo en la suya, pero asintió levemente. Con desgana lo solté y lo acompañe a la salida. A pesar de escuchar muchos reclamos de él durante su estadía aquí, antes de que tomara el taxi —que por cierto también se quejó, diciendo que podía irse caminando— lo besé sin que el conductor viera y solo se sonrojo tan lindamente como sabía hacerlo.

“Vuelve” le dije antes de separarme por completo de él, solo pude escuchar un bajo “Sí” antes de que cerrara la puerta y se fuera.

 

Esperaba que lo que le di fuera suficiente, sabía perfectamente que con eso podían vivir bien durante unos cinco meses. Sí, creo que fui muy generoso, pero pensar que pasaba por penurias me molestaba.

 

Al día siguiente mi amigo había venido a honrarme con su presencia, gritando fuertemente que lo había dejado tirado aquella noche en la discoteca.

 

—Te habías ido a entretener  ¿Qué querías que hiciera? ¿Esperarte como tu chofer mientras me seguía intoxicando con tabaco? No gracias.

 

—Pudiste haberme avisado, tuve que pedir un taxi para poder irme —se hundió en el sofá del living— Eres un aburrido, pudiste haber pasado un buen rato con alguna chica, mira que irse sin sacar nada de ahí —se burló—

 

—¿Quién dijo que no lo hice? —sonreí altanero—

 

—Vaya, vaya, así que por fin has salido del cascarón mi amigo, ya era hora, aquellas otras relaciones que tuviste fueron un asco, no sé cómo soportabas a esas perras que solo buscaban que las embarazaras y quedarse con tu fortuna.

 

—Eran buenas actrices, quizás debí darles un óscar a cada una cuando las terminaba —reí— Suerte que tuve a un amigo que me las quitara de encima.

 

—De nada amigo. Conocer la reputación de cada mujer en el instituto sirvió de mucho. —levantó sus pies y los puso en la mesita recostándose cómodamente.

 

—No sé cómo puedes estar con tantas y no enfermarte de nada.

 

—¿Quién crees que soy? Podré ser algo accesible, pero me cuido mucho, tengo un tesoro que proteger al igual que tú, además, un polvo rápido no le hace mal a nadie.

 

—Supongo —recordé aquella noche, que no podía olvidar. Es cierto que todo daba a que fue un polvo de una noche, pero aquel chico me había envuelto en su encanto.

 

—¿Quién fue? ¿La conozco?

 

—No lo creo —sonreí— Además no es una chica. —sus ojos se abrieron al igual que su boca y comenzó a reír.

 

—No me jodas. Quien diría que a Changjo le gustan los hombres, vaya amigo —no paraba de reír.

 

—No sé si todos, pero aquel me gustó mucho. —su risa de detuvo.

 

—¿Qué insinúas? —bufó— ¿en solo una noche?

 

—Y un día —acoté—

 

—¿Se quedó más de una noche en tu casa? ¿En qué estás pensando? Menos mal tus padres no están aquí.

 

—Eso es cierto, fue muy bueno que no estuvieran.

 

—Yah, Changjo, no cometas estupideces, no te diré nada por tu orientación sexual.  Pero suficiente tenía con Chunji y sus indirectas a cada momento, y ahora tú. Te lo advierto, a la primera insinuación, ese rostro tuyo va a tener un bonito morado.

 

—¿Te crees que podrías ser mi tipo? —Sonreí. Ambos nos miramos y estallamos en risa—

 

—T-tienes razón —dijo mientras trataba de recuperar la respiración y se limpiaba las lágrimas de sus ojos.

 

—Le pedí que volviera —dije con mi respiración ya calmada. Me miro algo incrédulo—

 

—¿Estás seguro de eso?

 

—Sí.

 

—Fue solo una noche, no me mal interpretes pero aquí es donde Joe —así se denominó el mismo cuando se refería a él actuando como mi conciencia— Hace acto de presencia. ¿Qué tiene de especial?

 

—Quizás el que sea bueno en la cama sea una razón —sonreí y el solo hizo una mueca de asco— También es condenadamente lindo.

 

—¿Lindo? ¿Eres un pedófilo? ¿A qué niño te tiraste? ¿Cómo puede ser lindo?

 

—Yah, es mayor que yo… por un año, pero es mayor.

 

—Está bien, está bien, es bueno en la cama. —levantó un dedo— Es… lindo. –río mientras levantaba un segundo dedo— ¿Qué más?

 

—Es inteligente. —recordaba nuestras conversaciones pasadas, había entrado a la universidad con una beca completa por excelencia académica; una lástima que la haya tenido que dejar—Esforzado y tiene una hermosa sonrisa. —Levantó dos dedos más—

 

—Está bien, cuatro cosas. —miro sus propios dedos alzando una ceja— Es muy poco, déjalo. —concluyó—

 

—Pronto serán más.

 

—¿Estás pensando salir con él?

 

—Sí.

 

—¿No recuerdas lo que le paso a Chunji?  ¿Quieres pasar por lo mismo?

 

—Y nosotros lo ayudábamos contra todos esos estúpidos que lo perseguían —lo apunté con el dedo— En especial tú. —su risa se volvió algo nerviosa.

 

—Yah, sabes que él es un buen amigo mío.

 

—Y mío también, y sé que no es el momento, pero no puedes quejarte porque te de indirectas cuando le dabas esperanzas con todo lo que hacías.

 

—No cambies el tema. —Quito sus dedos y se hundió de nuevo en el sofá.

 

—Solo lo intentaré, si no funciona; lo dejaré.

 

—¿Seguro?

 

—Mucho.

 

Luego de hablar por varias horas de diferentes cosas, se fue de mi casa, sin antes advertirme por lo que estaba haciendo.

 

 

Una semana paso y no había rastros de él. Ya estaba dándome por vencido con él, quizás no quería volver a verme, no podía culparlo ¿Quién te da esa cantidad de dinero tan solo por querer conocerte más? Quizás pensó que era algún tipo de asesino en serie o quién sabe qué. Pudo imaginarse un montón de cosas.

 

Estaba ensayando en la sala de prácticas cuando escuché el timbre de la casa, tome una toalla y me fui secando el sudor en el camino. Escuche varias veces más el timbre casi de una manera desesperada.

Grata fue mi sorpresa al verlo ahí parado en frente de mi casa con una sonrisa nerviosa. Una estúpida sonrisa se posó en mi rostro al verlo de nuevo.  Camine hasta la entrada hasta estar frente a él, lo iba a saludar, preguntarle que lo había detenido de venir antes, de hacerme tener que sufrir esta espera, pero el hablo primero.

 

—¡Yah! ¿Porque demoraste tanto? ¿Sabes cuantas veces toque el timbre?

 

Había extrañado como se quejaba tan lindamente.

Notas finales:

Estaba pensando hacerle secuela, pero la verdad no estoy muy segura~

En fin, espero les haya gustado, y me dijan que les parecio <3


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