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Five Nights at Death Note por CheekyMint21

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Notas del fanfic:

Bueno, ésta es una pequeña forma de celebrar a mis lectores de mí fic "El Hombre de Arena" LOS AMO! Son bienvenidos a leer, OJO! Entran bajo su propio riesgo xD

Notas del capitulo:

HOLAAAAAA! Bueno, decidí hacer esta pequeño fic con cinco historias cortas acerca de todas mis parejas favoritas de el mejor animé del mundo, sí DEATH NOTE ^^ La verdad es qué lo hice para mis lectores, pero también porqué tengo una imaginación hiperactiva y una vez qué tengo una idea, necesito escribirla ^^ Son cinco historias de todas mis parejas favoritas BBXMELLO, MXM, LXL, BBXLIGHT y finalmente una pareja qué casi nadie conoce, pero qué realmente YO ADORO a morir, es el BBXALEX (Si acaso no saben quién es Alex, aquí les dejo un pequeño link en dónde pueden encontrar información acercar de él ya qué no es muy conocido, pero si aparece en el animé xD Aquí el link: http://es.deathnote.wikia.com/wiki/Wammy's_House) y bueno, realmente espero qué les guste. La primera pareja es cómo ya saben BBXMELLO, qué la verdad fue un verdadero reto hacer a esta pareja porque los dos SON SEMES DE NACIMIENTO D: y bueno… aquí el resultado, en serio espero qué os agrade y me dejen sus comentarios:33 Escribí la primera historia escuchando esta canción de mi banda favorita, si al caso quisieran escucharla mientras leen el fic  https://www.youtube.com/watch?v=bmtbg5b7_Aw  y antes de empezar, quisiera decir qué esta historia va dedicada a…

+NMoon: Por qué sin duda sin tu mente sádica y lujuriosa esto nunca habría sido posible, GRACIAS MARIDA! TE AMO! Y en serio, espero qué te guste, es ESPECIALMENTE PARA TI porqué sé cuánto te gusta la sangre.

Ahora sí, A LEER! ^^

-EL NIÑERO-

[BBXMELLO]

Estado: Con ganas de darme un tiro y luego saltar por la ventana…

Doy un suspiro y cierro de un tirón la computadora, frotándome las sienes con fuerza. Aparte de usar la computadora, leer y ocasionalmente ver la televisión no hay nada más que pueda hacer en éste maldito lugar. No sin toparme con el fenómeno con el que mis padres han decidido dejarme para mi propia “protección”. Si se preguntan a qué me refiero, no les haré largo el cuento: Soy el hijo de unos mafiosos y están en aprietos por deberle dinero a quién no deben deberle dinero y al parecer el único capaz de evitar mi inminente muerte es BeyondBirthday, mejor conocido como “BB”. Y si el nombre les parece de lo más increíble, no se compara en nada a la descripción física del sujeto: Un metro noventa, enfermizamente pálido pero lo que más asusta son sus enormes ojos carmines, y eso por no hablar de sus extraños hábitos alimenticios que le pondrían los nervios de punta a cualquier nutricionista. Bueno, no es qué yo sea demasiado diferente…

-¿Qué estás haciendo, Mello?-dice una voz aterciopeladamente escalofriante.

-¡Con un  carajo!-digo, dando un respingo en la silla. Me vuelvo a mi costado derecho y justamente me topo con dos rubíes que me atraviesan con su mirada penetrante-¿Se puede saber qué quieres? Y ya te dije que me llamo Mihael.

Una sonrisa escalofriante atraviesa ése rostro extraño, haciendo que un escalofrío me recorra la espina entera. Aunque me asusta, le sostengo la mirada fijamente.

-Te traje la cena…-dice riendo de manera psicópata, mientras del bolsillo de sus viejos pantalones se saca una barra de chocolate Italiano, mi favorito.

-No, gracias.-me vuelvo y tomo nuevamente la computadora, sólo para zafarme de la fuerza de ésa mirada que me deja aturdido.

Trato de concentrarme en las notificaciones que tengo al frente, de leer las palabras que aparecen mientras le doy clic al ratón pero… puedo sentir su respiración sobre mi hombro. Aprieto los puños e intento ignorarlo inútilmente pero todos los vellos de mi nuca están erizados.

-¿Quieres dejarme solo?-le digo con fastidio, mirándole con todo el desprecio qué soy capaz.

Sonríe de nuevo con ésa sonrisa tan… ni siquiera tengo palabras para describir lo retorcida que está.

-No. Eres muy interesante…-dice y me recorre de arriba hacia abajo sin vergüenza alguna. Cruzo los brazos sobre el pecho porque su mirada me hace sentir desnudo.

-Pues ve a buscarte otro entretenimiento y déjame en paz, maldito degenerado.-le digo, mientras me pongo de pie bruscamente empujándolo a un lado.

Mi habitación está ubicada en el ático de una cabaña en medio del bosque, en algún lugar del Reino Unido. Suspiro de alivio al comprobar que no me sigue y echándole un vistazo al lugar a mí alrededor… decido que quiero salir un rato a caminar. Tomo la chaqueta y me recibe la blanca nieve, cortándome el rostro con el frío. No le doy importancia y empiezo a caminar con la nieve crujiendo bajo mis botas, mientras mi mente divaga en lo extraña qué es mi situación desde hace tres meses: Vivo con un extraño hombre que estoy casi seguro de que es un psicópata, se la pasa acosándome todo el día y por alguna razón dese hacía unos días… las reacciones que provocaba en mí eran cualquier cosa menos normales. Sólo el hecho de recordar todo me ponía los pelos de punta, pero me forcé a hacerlo…

-flashback-

El agua tibia corría por todo mi cuerpo, relajando cada músculo: Había sido una semana estresantemente aburrida y el agotamiento era más emocional qué cualquier otra cosa. Dejé que el olor a chocolate inundara la habitación y disfrute de mi ducha al máximo tratando de no pensar en ninguna otra cosa que no fuese la espuma entre mis dedos. Estuve varios minutos ahí, deseando quedarme por siempre pero recordé que no podía demorar mucho tiempo. Cerré la llave a regañadientes y justo cuando corrí la cortina…

-¿Qué rayos…?-abro los ojos como platos al ver una figura delgaducha y pálida aparecer ante mí, con una sonrisa asquerosa en el rostro-¡¿QUÉ MIERDA HACES AQUÍ, B?!-Le grito con furia, sintiendo mi rostro enrojecer al instante.

-Estaba aburrido. Y aquí huele muy bien.-dice, encogiéndose de hombros y metiendo las manos en los bolsillos de sus jeans.

La furia que me embarga es tanta, y sin embargo no puedo tocarle ni un pelo sin que me vea desnudo. “Eso si es que ya no lo hizo, genio…” despierta mordaz mi consciencia y mis entrañas se retuercen de vergüenza. Aprieto la cortina de baño con fuerza entre mis manos, deseando de corazón que fuese el cuello de B. “Maldito enfermo… ¡No veo la puta hora de irme de aquí!” pienso, viendo como se muerde el labio y se ríe por lo bajo. Es la gota que me colma la paciencia.

-¡Ya deja de reírte, maldito cabrón! ¡Y lárgate de una jodida vez!-le grito a todo pulmón, pero es como si no me escuchara porque continua riéndose bajito.

“¡Hijo de puta!” pienso, apretando la mandíbula hasta que… me fijo realmente en él. Su piel está teñida por una capa brillante, el vapor que ahora se ha convertido en humedad se pega a su piel como si se hubiese estado ejercitando. Su cabello que usualmente es un estropajo, ahora parece increíblemente suave y algunos mechones se le pegan a la frente… trago grueso: Sé que soy un hombre, pero debo admitir que B se ve muy bien. “Mejor qué bien. Se ve… sensual” pienso y aprieto con más fuerza la cortina entre mis manos, ansiosas para acariciar ése brillante cabello negro. O ésos labios… “Un segundo” me detiene mi consciencia y sacudo la cabeza, ¡¿Qué demonios acaba de pasar?! ¿Yo… pensando en B? Abro los ojos como platos y el aire escapa bruscamente de mis pulmones, mientras todo mi cuerpo tiembla ante la sola idea. Una mirada carmín no me pierde la pista, y antes de darle el gusto arranco la cortina de baño y me envuelvo con ella.

-Maldito enfermo.-es todo lo que digo antes de salir corriendo, pero me ha parecido escuchar a B reírse.

-Fin del Flashback-

-Y aún sigue poniéndome de los nervios…-pienso, mientras me froto los brazos y no precisamente a causa del frío.

Doy un suspiro y cierro los ojos, intentando apagar al mundo por un par de segundos. La verdad es que toda esta situación es muy extraña y no mejora con los días… B cada vez es más extraño pero a la vez mis pensamientos acerca de él cambian y no hacía una dirección mucho más sana que los que él pueda tener. La imagen de sus ojos viene a mi memoria. “Ésos ojos… debe de ser el color más extraño qué he visto jamás” concedo, pensando en lo brillantes que son, contrastando de forma casi obscena en su piel. “B… ¿Quién será realmente?” pienso, dándome cuenta de que en casi tres meses no le conocía de nada. Salvo sus hábitos y su habilidad de materializarse de la nada. Aunque también estaba el hecho de que al menos una vez al mes, se desaparecía por una noche entera quién sabe a dónde. No era qué el hecho me importase, pero ahora que lo pensaba me causaba bastante curiosidad. Abrí los ojos y…

-¡Puta madre, B!-grito, cayéndome de espaldas a la nieve. Aprieto los dientes mientras me pongo de pie: Ya no tengo ni pizca de paciencia para tolerar sus mierdas.-¡¿Se puede saber qué coño te pasa, gilipollas?! ¡¿Por qué siempre te apareces de la puta nada, eh?!

Lo tomo del cuello de la camisa y empiezo a zarandearlo con fuerza, queriendo que la cabeza se le caiga debido a la fuerza. Pero contrario a lo que se espera de una persona normal, B no emite quejido alguno y tampoco se toma la molestia de intentar detenerme. En vez de eso, cierra los ojos y empieza a gemir levemente. Me separo de él al segundo de darme cuenta y cuando cae al suelo, me doy cuenta de que tiene una nada desapercibida erección debajo de los pantalones. Mis ojos se abren como platos mientras siento mis mejillas arder.

-¡Mierda!-exclamo con fuerza, mientras me doy media vuelta y empiezo a alejarme deprisa, pero la imagen ya está impresa en mi cerebro.

“Joder. Joder. ¡Joder!” pienso, tragando grueso, ¿Qué carajo acababa de pasar? Un segundo estaba sacudiendo a B y queriendo arrancarle la cabeza, y al otro el tipo estaba con una enorme erección y gimiendo quedamente. “No puedo más, este tipo va a terminar por volverme loco” pienso, mientras entro a la casa y corro hacia mi habitación echándole todos los cerrojos aunque sé de antemano que no van a detenerle. Me dejo caer al suelo con mi respiración entrecortada, mientras un par de lágrimas se asoman por mis ojos.

Lo qué había visto, la reacción de B estaba lejos de haberme asustado.

Me había gustado.

Y mucho.

OPV’s BB:

Me quedo tumbado en la nieve durante bastante rato. 23 minutos para ser exactos, aún viendo ésos cabellos dorados flotar en el aire…dejando atrás ése enloquecedor aroma a chocolate. Cierro los ojos, y aspiro con fuerza, embriagándome con el aroma que trae la brisa fría. “Mello… eres tan deseable, solo de tenerte cerca se me hace agua la boca” pienso, relamiéndome los labios. A mi mente vienen las imágenes de todas las cosas que podría hacerle a ese maldito rubio, todo el dolor que pudiese causarle y cuanto placer me daría hacerlo. “Si tan solo pudiera tocarte sin destruirte, hacerte mío sin arrastrarte a mi oscuridad” me muerdo el labio con fuerza hasta que sale sangre y la bebo, deleitándome con el sabor salado y metálico y pensando a que sabrá la sangre de Mello.

-Mello… ¿Cuánto me tomaría tenerte de rodillas suplicando ante mí?-lo imagino atado, con la carne tan abierta debido a los azotes y sangrando tanto. No puedo evitarlo: Me excito de nuevo.

Sin pensármelo dos veces, meto mi mano en mis pantalones y me estremezco: Esta tan fría como me gusta. Tiro con fuerza de mi miembro, causándome un dolor tan jodidamente placentero que solo atino a gemir. Tiro de nuevo, clavándome las unas con fuerza en la piel sensible… todo mi cuerpo de estremece de puro placer. Empiezo a bombear de arriba hacia abajo, arañándome el pene hasta que siento que sangra, poniéndose cada vez más erecto hasta que finalmente me corro y me muerdo el labio con fuerza con más sangre brotando de mi labio herido y bebiéndola rápidamente, disfrutando del sabor salado y metálico. Saco mi mano de mis pantalones, totalmente llena de sangre y con trozos de carne debajo de mis uñas. Sonrío y empiezo a chuparme los dedos: No soy de los que gustan de dejar nada.

-Mello… lo que me has hecho hacer, debería azotarte tan fuerte para que aprendas a no dejarme excitado.-digo, poniéndome de pie y sacudiéndome los jeans con restos de nieve.

Meto las manos en mis bolsillos y echo andar, con mi cabeza muy lejos de ese mísero bosque… es inevitable: No puedo sacarme a ese rubio malhumorado e insolente de los pensamientos, quiero darle tan duro y oírlo suplicarme a gritos piedad, y sé de sobra que no dejare de sentirme así hasta que finalmente me lo haya follado. “¿Y a qué esperas entonces?” me dice mi consciencia, consciente de que masturbarme era cualquier cosa menos algo que contralara mis bajos instintos. Pero, ¿Qué tal y el rubito no era tan resistente como se veía? ¿Qué tal y se partía a la mitad… como el anterior? Un estremecimiento me recorre la espalda, todavía tengo muy presente el recuerdo de A desangrándose vivo mientras cuelga del techo y lo estaba follando duro. “¿Y qué tal si no? Este es diferente, lo tiene escrito en los ojos” me dice mi… bueno, las consciencia es aquello que te dice que te portes bien y toda esa mierda, yo prefiero llamar a la mía<<El otro>>y solo me dice que puedo hacer para conseguir lo que quiero, que desde luego no es bueno. Suspiro: Lo que quiero en este momento es partirle el culo a Mello y tirarle de los cabellos mientras esta amordazado y vendado… y sé que no me va a costar nada conseguirlo.

-Esta noche rubio… y más te vale ser resistente.-pienso en voz alta y me echo a reír.

OPV’s Mello:

Tiro el libro a un lado con furia, estrellándolo contra la pared. “Mierda, necesito alejarme de aquí. Alejarme del hijo de puta de B…” pienso mientras me tumbo en la cama, cubriendo mi cabeza con la almohada y deseando con todas ms fuerzas estar de nuevo en Miami para cuando me la quite de encima. Mi corazón late con fuerza y siento un escozor en los ojos, pero no voy a llorar: No por ese maldito enfermo…tan sensual y…que al parecer me desea y…

-¡Cállate ya, joder!-grito, apretando más la almohada contra mi cabeza que está a punto de estallar.

Pero mi cuerpo no entiende de razones, se pone caliente casi que al instante y abro los ojos como platos cuando aprieto mis muslos y me encuentro con algo que me deja vuelto una piedra: Tengo una erección. Causada por B. Empiezo a jadear por aire porque de pronto no parece haber suficiente en la habitación. “No… no por favor, esto no puede estar pasando” pienso y finalmente las lágrimas brotan, mientras el sentimiento de repulsa hacia mí mismo y la impotencia me carcomen el pecho casi con furia. Mi miembro palpita y duele dentro de mis ajustados pantalones y sé, necesito calmarlo pero no quiero. No quiero porque fue él…precisamente quién…

-¡No! ¡NO!-grito, y me pongo de pie arrojando más cosas al suelo. Fotografías y jarrones llenos de flores caen al suelo, haciéndose añicos al igual que mi cordura.

No sé cuánto tiempo pasa hasta que finalmente consigo calmarme, pero el sol está ocultándose tras el horizonte cuando finalmente la furia abandona mi cuerpo dejándolo exhausto. Me dejo caer en el suelo soltando un mohín al sentir pedazos de vidrios rotos clavarse en mis piernas pero lo ignoro: El dolor no es algo a lo qué le tema. Mi respiración aún es errática pero al menos mi cabeza y mi cuerpo están fríos. “¿Por qué? ¿Por qué tengo éstos sentimientos por ése maldito enfermo? Yo… no, no puedo serlo. Me da asco siquiera de pensarlo” todo mi cuerpo tiembla mientras la palabra ‹‹homosexual›› revolotea por mi resquebrajada mente. “No puedo continuar así. B está destruyendo mi vida… necesito alejarme de él” pienso y de repente la desesperación se instala en mi pecho: Necesito salir de ahí cuánto antes. B estaba arrastrándome a una locura demasiado oscura, un rincón de mí mismo que no quería explorar ni ahora ni nunca y que realmente estaba destrozando mi estabilidad mental. Abro de un tirón las puertas del armario y cojo una valija más o menos grande, no tenía planeado quedarme con B por mucho tiempo más. Empiezo a tomar la ropa desparramada por el suelo, la necesaria para alojarme en un hotel barato por la noche y hacer el viaje desde Kansas hasta Miami. No tenía ni puñetera idea de cómo rayos iba a conseguir dinero… “A lo mejor y puedo robarle un poco… pero no, ni loco pienso quedarme aquí ni un segundo más. Al diablo todo” pienso, cerrando la valija y dirigiéndome como una exhalación a la puerta pero justo cuando intento abrirla…

-¿Vas a algún lado, Mello?-de debajo de la cama apareció aquel hombre, con su rojizos ojos más fieros y brillantes qué nunca.

Me paralicé ahí mismo, soltando la valija que se desparramó en el suelo. Observó mis pertenencias en el suelo un segundo y luego se volvió a verme, sonriendo de forma enfermiza.

-Ya veo… así qué planeabas huir de mí, ¿No es así, Mellito?-dijo y se echo a reír, con una risa estrepitosa que me recorrió toda la espalda.-Eres un mal chico… me gusta.

Vi que empezó a acercarse a mí de forma lenta, como un felino acechando a su presa y ése brillo en sus ojos… mis entrañas empezaron a revolverse de pura expectación. Su cercanía cada vez me ponía más de los nervios y había empezado a transpirar. Era increíble el efecto que éste hombre tenía en mí para ponerme a temblar con sólo una mirada. A medida que se acercaba, empezó a desencorvarse y me di cuenta de que era muchísimo más alto de lo que hubiese imaginado y qué si estaba dispuesto a hacerme algo (Lo qué fuese que estuviese planeando hacerme), podría hacerlo fácilmente debido a qué era por mucho más alto qué mi metro sesenta y ocho. Tragué grueso.

-¿Qué piensas hacer conmigo, B?-me escuché decir, con mi voz inusualmente calma para todo el zoológico que sentía dentro de mi estómago.

-Hmmm…-dijo acercándose más, hasta el punto de que sentía su respiración golpeándome el rostro.-Veamos… ¿Qué puedo hacer contigo?-dijo riendo en voz baja y de forma maliciosa.

Su risa resonó por todo mi cuerpo, calentándolo y enfriándolo al mismo tiempo. Su olor entraba de forma exagerada por mi nariz y me sentía mareado debido a lo dulce qué era: Mermelada de fresas. Lo escucho relamiéndose los labios e inconscientemente cierro los ojos, apretando mis piernas que a penas y las siento. “Dios mío, ¿Qué está haciéndome?” pienso mientras escucho sus pasos a mí alrededor, acechándome y volviéndome su presa y por alguna razón… me gusta. Todo mi cuerpo tiembla de expectación, como si aún con los ojos cerrados su mirada siguiese atravesándome. De pronto, siento su fría mano sobre mi vientre y un dolor agonizante en mi espalda baja. Doy un chillido de puro dolor.

-Ssssh, conserva ésa voz para más tarde.-se pega a mí cuerpo por detrás y siento su potente erección contra mi trasero-quiero escucharla sólo para mí…

Abro los ojos como platos al sentir su lengua recorriendo mi oreja, haciendo estremecer hasta la última fibra de mí ser. De pronto mi cuerpo empieza a volverse pesado y no tengo las facultades ni para hablar ni moverme: Estoy total y completamente a merced de B, cuyo tacto me quema con furia. Sé que debería sentir miedo, qué probablemente lo qué B tenga pensado hacerme sea de lo más retorcido pero nada de eso puedo sofocar al sentimiento que predomina sobre todo mi ser: Lo quiero. Quiero qué lo haga, extrañamente estar bajo su merced… me excita y me revuelve de deseo.

-Dulces sueños… Mellito.-susurra a mí oído y el mundo se apaga.

Lentamente vuelvo a ser consciente de mí mismo y de mi cuerpo, sonidos en forma de ecos empiezan a llegarme desde la lejanía trayéndome de vuelta hacia la consciencia. Arrugo la nariz al sentir como si un bull-dozer me hubiese pasado encima, con todos mis miembros lánguidos y débiles…

-¿Qué…?-trato de hablar, pero incluso mis mandíbulas están flojas y sé que todavía no estoy consciente del todo-¿Dónde estoy?

Me esfuerzo por abrir mis ojos y aunque mi visión sigue siendo borrosa, alcanzo a distinguir una silueta pálida al fondo de un cuarto que está sumido en la más total oscuridad. Recurro a toda mi fuerza de voluntad para ladear mi cabeza y observar a mis alrededores y finalmente me doy cuenta: Estoy en una cabaña, muy vieja y descuidada y parecen haber cientos de papeles pegados a las paredes, pero no consigo distinguirlo muy bien para saber qué son o qué tienen escrito encima.

-¿Qué…es esto?-logro decir y empiezo a escuchar extraños sonidos metálicos, como si estuviesen sacudiendo cadenas o algo así. El aturdimiento me impide concentrarme.

-Mello, ya has despertado. Bienvenido.-escucho una voz suave como el terciopelo que me eriza todos los vellos del cuerpo.

-Ñgh…-me quejo, cuando siento un pequeño piquete en mi antebrazo izquierdo.

Me vuelvo y veo una melena azabache agitándose frente a mí y lo reconozco de inmediato: Es B y quién sabe a dónde carajos me ha traído. Alza la vista y soy absorbido por la fuerza de su mirada rubí. Siento algo frío tomarme con fuerza de la barbilla y luego algo húmedo e igualmente helado contra mis labios. Gimo con todo mi cuerpo estremeciéndose.

-Mello… he querido hacer eso desde hace tanto. Te he dad adrenalina: Eso te mantendrá bien despierto para qué mires todo lo qué tengo planeado hacer.-dice, liberando mis labios hasta que finalmente me doy cuenta: Me ha besado.

Poco a poco siento como empiezo a transpirar y a temblequear por las drogas y mis cinco sentidos se activan nuevamente y mejor qué nunca sólo unos segundos después.

-Oh, mi Dios…-susurro, cuando finalmente logro enfocar mi vista en mi entorno y descubriendo qué son finalmente aquellos papeles.

Toda la cabaña está tapizada con fotos de chicos, algunas manchadas y otras con palabras escritas sobre ellas. Las paredes y el piso están salpicados de sangre y cuando alzo la vista, veo que del techo penden cientos de varas y fustas y artilugios de metal de los que no me quiero enterar. Me revuelvo pero algo me lo impide: Estoy esposado, colgando del techo y totalmente desnudo.

-¿Pero qué…? ¡B, maldito desquiciado! ¡Suéltame!-le grito, sintiendo el pánico golpearme el pecho y revolviéndome con aquellas esposas clavándose en mi carne-¡Suéltame, degenerado!

Sólo lo escucho reír y la visión de su persona me deja boquiabierto: Va solamente en sus flojuchos jeans, sin su viejo suéter blanco. Jadeo al ver que debajo de aquellas ropas holgadas se esconde un cuerpo que, si bien no está inflado de músculos, sí está perfectamente definido. Toda su blanca piel queda expuesta mostrándome cientos de cicatrices y cortes: Algunos que parecen tener años y otros que tan sólo parecen haber empezado a cicatrizar. Trago grueso y aprieto mis piernas.

-No… ¡No te me acerques, cabrón!-grito, pataleando al ver su proximidad y con el corazón bombeándome violentamente.

Con mucha facilidad, me estampa con fuerza contra la pared y me somete a él. Me quedo inmovilizado y resoplando con furia, sintiéndome terriblemente humillado y débil.

-¿En verdad, Mihael? ¿Eso quieres? Porque esto me dice otra cosa…-de un tirón, mete su fría mano entre mis piernas y tira de mi miembro erecto. Grito con fuerza-Eso… déjame oír ésa voz tan ronca.

Me muerdo el labio tembloroso mientras empujo las lágrimas hacia dentro. “Maldito… cuánto te odio por humillarme de ésta manera” pienso con el pecho ardiéndome con dolor e impotencia y todo lo que quiero es dañar a B. Siento como sus manos suben por mis piernas, haciéndome estremecer y odio a mi cuerpo por reaccionar a tan atrevidas caricias. Hunde su nariz en mi cabello y empieza a olisquearlo mientras yo no puedo sentirme más excitado y a la vez asqueado.

-Adoro tu olor a chocolate, Mello… es bastante inocente.-dice, riendo al tiempo que me aprieta los muslos. No lo resisto más: Me las arreglo para darle una patada que lo hace retroceder, jadeando por aire.

-No me importa si no puedo evitar qué me hagas tus retorcidas porquerías, cerdo… pero sí pienso darte una buena pelea.-le digo, mirándole con todo el odio del que soy capaz.

Me observa fijamente y levemente sorprendido y luego se echa a reír. Aprieto mis manos en dos puños: Debo de sonar totalmente ridículo dada mi posición, pero… al menos quiero conservar mi dignidad tanto como pueda.

-Eres como Alex, siempre resistiéndose al principio y luego suplicando por más… me gusta que me den pelea antes de someterlos.-dice y me da vuelta. Abro los ojos como platos al toparme con un enorme retrato de un joven de cabellos castaños y ojos tremendamente azules…muy parecido a mí.-Los presento a ambos. Dile hola a Mello, A.

Sobre este, hay palabras escritas con lo que al parecer, y mi estómago da un vuelco, es sangre: Hermoso, te amo, ¿Por qué me has dejado? Se podían leer claramente sobre el retrato. Pero sobre todo, se podía sentir la inocencia qué emanaba de Alex y todo mi cuerpo se estremeció al pensar en cómo habría podido llegar a caer en las garras de B.

-Oh, no: Alex vino por voluntad propia, a él acabó por gustarle lo qué le hacía. Al igual que Matt, Near y Light. Pero… ninguno de ellos era lo suficientemente fuerte para resistirlo.-me volvió nuevamente hacia otra pared y francamente se me escapó un chillido de puro horror…

Ahí, había fotos de Alex, otro castaño, un albino y también un pelirrojo con los cuerpos reventados, amoratados y prácticamente destrozados… todos por B. Me incliné hacia delante y vomité, la imagen era demasiado perturbadora.

-Ay, Mello… ¿Te sientes bien?-me dijo aquel sádico enfermo, limpiándome la boca con delicadeza. Le solté otra patada que esta vez le asestó la mandíbula.

-¡No me toques! ¡No vas a hacerme lo mismo qué a ésos pobres chicos, maldito enfermo!-le grité, al borde de la histeria. Empecé a revolverme con fuerza intentando zafarme, pero estaba esposado.

B tomó mi mentón con fuerza, clavándome las uñas en la carne y su mirada rojiza me paralizó: Ahora parecía sombrío y me aterraba.

-¿Eso crees? Sólo obsérvame, Mellito…-me soltó bruscamente, arañándome el rostro al hacerlo.

Con un movimiento, me suelta del andén del que estoy colgando y caigo al suelo, golpeándome. Alzo la vista aturdido sólo para ver como una mano blancuzca se precipita hacia mí. Como acto reflejo, me cubro el rostro pero siento un tirón en mis muñecas y luego soy arrastrado, literalmente, como un perro por el suelo mugroso y lleno de manchas de sangre…

-¡Suéltame! ¡Suéltame, joder!-grito, pataleando e intentando zafarme pero B es fuerte… demasiado fuerte.

Sin esfuerzo alguno, me levanta y me arroja hacia… bueno, podría decirse una cama porque sólo era un colchón viejo en el suelo. Trato de escaparme pero me sujeta con fuerza, sometiéndome con simples movimientos…

-¡No me toques! ¡Suéltame, maldito…!-una bofetada me da con fuerza en la mejilla, volteándome el rostro y dejándome levemente aturdido.

Me vuelvo a ver a B con los ojos como platos y aunque siento rabia… justo ahí donde su mano me había pegado siento un extraño cosquilleo. Siento un nudo en la garganta.

-Te gusta… ¿No es así?-dice, y con delicadeza me aparta los cabellos que me cubren el rostro.

Me estremezco ante su tacto tan frío pero que quema mis entrañas y las retuerce… ¿Cómo es posible? No tenía sentido sentirse complacido por una agresión, ¿O sí? Lo miro con asco y escupo en su rostro.

-Eres un enfermo… nada más que eso.-le digo con odio.

Lo veo limpiarse el escupitajo y luego lamerlo, mientras sonríe cínicamente. Me estremezco de pánico y a la vez de placer porque el movimiento de su lengua me parece sumamente erótico…

-Ya veremos, Mello.-y sin añadir más, estampa con fuerza mi cabeza en el colchón y me pasa las manos detrás de la espalda, lastimándome.

-¡No, suéltame! ¡Suéltame, me estás lastimando!-le digo, sintiendo como me retuerce los brazos y sustituye las esposas por algo duro y que me quema las muñecas cada vez que intento zafarme-¡Me duele, B!

Lo siento inclinarse sobre mí, posando su erecto miembro en mi trasero de nuevo y esta vez restregándose contra él… me quedo inmóvil y siento un verdadero incendio estallar dentro de mí. Se me escapa un gemido.

-No, Mello, no te duele…-susurra a mí oído, restregándose con más fuerza y simulando una penetración. Me muerdo el labio con fuerza, hasta que sangra…-Oh, sí…déjame saborearte.

Se inclina más y antes de darme cuenta, su lengua está recorriendo mi labio… limpiándole la sangre y eso me pone a vibrar: Tal y como lo había notado, su lengua es fina y experta y recorre mis labios con suma delicadeza y lentitud mientras sigue penetrándome sobre la ropa.

-Incluso tu esencia sabe dulce…-dice, separándose con un hilillo de saliva entre nosotros y con su boca teñida del carmesí de mí sangre-Ahora, comencemos el juego en serio…

Me suelta y me desplomo en la cama, jadeando por aire y con mi cuerpo aún estremeciéndose: ¿Qué carajo acaba de pasar? B había estado tocándome, frotándose contra mí e incluso me había más o menos besado por segunda vez… y todo mi cuerpo estaba desbaratado por causa suya. “Joder, no puedo más con esto… está haciéndome perder la cordura” pienso, cerrando los ojos y dejando finas lágrimas recorrer mis mejillas. En el momento…probablemente dejase de pensar, pero luego no podía sino sentir asco y decepción por mí mismo. Abro los ojos abruptamente al escuchar una cremallera siendo bajada y me topo con una imagen ciertamente perturbadora y excitante a la vez: B está bajándose los pantalones mientras sus ojos me perforan y su lengua remueve los restos de mí sangre de sus labios, hasta que finalmente su cuerpo queda desnudo ante mí.

-¡Madre mía!-digo, sintiendo mi cara colorada y desviando la mirada… B está bien dotado ¡Qué va! ¡El tipo tiene el pene más enorme qué he visto en mi vida!

“Vale, tampoco es que haya visto demasiados…” pienso, tragando grueso y escuchando como se acerca a mí, al tiempo que parece descolgar algo del techo. Estoy a punto de volverme…

-¡Ay!-me quejo, sintiendo un impacto fugaz pero bastante doloroso en mi pierna-¿Qué coño te pasa?-le grito furibundo, mirando que trae una vara entre sus manos.

-Mírame cuando te estoy hablando…-me dice, con tono demandante y viéndome con mucha dureza. Me siento pequeño a su lado.

-Pero si ni siquiera…-empiezo a quejarme y me suelta otro azote, esta vez en mi cadera y me retuerzo: Me agrada… y la vez el dolor me causa un hormigueo un tanto incómodo.-¡Hey!-me quejo, viendo la marca rojiza aparecer en mi piel.

Otro azote, esta vez a la altura de mis oblicuos.

-¡Ya basta de golpearme! ¡No estoy…!-con un rápido movimiento, me toma del cabello y me pasa la vara por el cuello, asfixiándome. Trato de zafarme pero él aumenta la presión en torno a mi cuello…

-Escucha Mello… puedo sólo darte azotes o simplemente matarte si me das problemas, ¿Entiendes? Me gusta que mis amantes me obedezcan en todo lo qué les digo…-me dice, mientras cada vez siento menos aire entrando a mis pulmones.-Bien.

Me suelta y de nuevo caigo en el colchón, tosiendo y aspirando tanto aire como puedo… miro a B, que está sonriendo mientras me contempla fijamente, su sombra me cubre de toda luz y sé que de algún modo lo ha hecho: Me ha arrastrado a su oscuridad y ya no puedo salir de ella, porque ha empezado a gustarme. De nuevo me tira del cabello y cierro los ojos, luchando contra las lágrimas.

-De rodillas.-dice de nuevo, en ése tono demandante.

-Jódete.-le digo entre dientes: Jamás me arrodillaría ante él.

-Cómo gustes…

Tirándome del cabello, me arrastra de nuevo y me pasa los brazos tras la espalda. Contengo los quejidos ante el dolor punzante y escucho como me amarra firmemente dejándome totalmente inmóvil. Me entra el pánico.

-¿Qué vas a…?-no consigo acabar la frase, porque justo en ése momento me toma con firmeza la cabeza y de un tirón, empuja su pene dentro de mi boca. Hasta el fondo.

Abro los ojos con sorpresa e intento sacarlo de mi boca o al menos morderlo, pero es tan grande y B continúa empujando con fuerza… que simplemente no puedo. Siento pequeñas lágrimas escapar de mis ojos y con la vista nublada, lo veo echar la cabeza hacia atrás y gruñir levemente… y eso, por alguna razón, me excita sobremanera. Cierro los ojos, sintiendo aquel enorme y palpitante trozo de carne bombear dentro de mi boca y empiezo a succionar con fuerza. Me quedo confuso cuando siento un extraño sabor metálico, como a sangre…

-Muérdelo Mello… por favor…-me dice, entre gruñidos mientras sostiene con más fuerza mi cabeza y sigue penetrándome la boca.

Alzo la vista confuso “¿Qué? ¿Quiere qué le muerda? ¿Por qué?” pienso, sin saber realmente qué hacer. Siento un azote justo en mis costillas y doy un respingo, sintiendo el dolor hormigueándome rápidamente por la zona.

-Dije muérdelo… hazlo.-dice, mirándome con aquellos ojos duros.

Abro más mi boca, dejando mis dientes desnudos y una sonrisa sádica y llena de psicosis atraviesa el rostro de B, cuyos ojos arden con el deseo y la muerte misma. Saca su miembro y luego, lentamente vuelve a introducirlo mientras yo raspo su miembro con mis dientes, lo más fuerte que puedo.

-Sí… así…-dice entre gemidos, echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos con fuerza mientras vuelve a empujar y yo raspo con fuerza.

El sabor de su sangre inunda mi boca, y me quedo maravillado ante el sabor tan increíblemente dulce. “Debe de ser por la mermelada… pero sabe realmente exquisito.” Pienso, tragando lo más que puedo y con todo mi cuerpo ardiendo en llamas. Y quiero más, quiero que B se corra.

-¡Joder, Mello!-dice, mientras enreda su mano con fuerza en mis cabellos, moviéndola bruscamente y metiendo su enorme miembro más deprisa en mi boca.

Muerdo con más fuerza, sus gruñidos están volviéndome loco y quiero darle placer. Quiero complacer. “¿Es qué no puedes caer más bajo?” me dice mordaz mi consciencia pero la empujo a un rincón de un manotazo, perdiéndome en ése sabor tan embriagante y con los gemidos de B calentando mi cuerpo cada vez más. Alzo la vista, y su expresión es simplemente lo más excitante qué he visto en mi vida: Tiene el cuerpo sudoroso justo como aquel día en la ducha, la boca entreabierta y sus pálidas mejillas teñidas de un casi imperceptible rubor rosáceo. Siento tanto placer que mis entrañas se contraen de puro deseo por ése hombre enfermo y que probablemente va a violarme, pero ¿Qué mierda me puede importar? Si todo mi cuerpo se retuerce de deseo por él y por su sexualidad tan brusca y oscura… una oscuridad que me excita y me tienta, aunque luego deba pagar cayendo al fondo del abismo. B echa el cuerpo hacia delante y se apoya de la pared, arañándola. Está en la cima del éxtasis, y todo es gracias a mí. Muevo mi cabeza a su ritmo brusco, sintiendo ése enorme pene entrar por toda mi garganta y pequeños hilillos de sangre resbalándome por la barbilla. “Venga, B, dámelo. Me has humillado… ahora voy a cobrártela” pienso, sintiendo como su cuerpo empieza a temblar de puro placer y sus gruñidos pasan a ser casi gritos. “Venga, hazlo…” pienso, aumentando aún más la velocidad de mis movimientos y la succión de mi boca.

-¡Mierda!-grita y finalmente estalla, llenando por completo mi boca con su esencia. Una parte de mí se llena de asco y quiero escupirla, pero… sabe dulce. Incluso más que su sangre y no puedo contenerme: Me trago hasta la última gota.

Cierro los ojos con fuerza y me siento a mí mismo explotar: Mi semen sale con fuerza y me chispea todo el rostro mientras B sale de mi boca y cae de rodillas al suelo, jadeando totalmente exhausto mientras yo empiezo a toser y respiro tanto aire como puedo; aún aturdido porque es la primera vez en mí vida qué me he corrido de ése modo. “Mierda, ¿Qué he hecho?” pienso, bajando el rostro e intentando cubrir las lágrimas traicioneras con mi cabello, sintiendo el mi semen chorrear por mi barbilla y caer sobre mis piernas… me ha sometido. Tres simples palabras, pero que me causan una decepción tan aplastante que a penas y puedo con ella. Me muerdo el labio y reprimo los sollozos, pero… no puedo, jamás en toda mi vida me he sentido más sucio. “No puedo creerlo… soy un maldito maricón al que le gusta que lo golpeen como una maldita zorra” pienso y siento como la oscuridad de B me absorbe, llenándome con su perversión y no sé qué hacer con eso. Jamás en mi vida había hecho nada como lo qué acabo de hacer, no sé cómo lidiar con los sentimientos tan confusos que aporrean mi pecho y destrozan pedazo a pedazo mi mente.

-Eso… estuvo… demasiado bien…-dice B entre jadeos y viendo entre mi pelo, alcanzo a ver su mirada maniática posada en mí. Me lleno de asco.

-Te odio…-susurro, con un enorme nudo en la garganta.-¡TE ODIO!-le grito, desgarrándome la garganta y dejando estallar aquella bomba.

Sólo consigo ensanchar su sonrisa… lo veo ponerse de pie y darse media vuelta. “¿Pero qué…? ¡NO!” ruge mi consciencia y doy un respingo: No quiero que se vaya. Trago grueso, mis malditas emociones están fuera de control y soy incapaz de procesarlas. “¿Qué demonios es esto? ¡¿Qué está haciendo conmigo?!” pienso y empiezo a revolverme para soltarme, pero justo en ése momento soy tirado con fuerza hacia arriba y de nuevo estoy colgando del techo.

-¡Mierda!-grito, cerrando los ojos y respirando profundo. Siento un olor a sangre y cuando abro los ojos, me doy cuenta de que proviene de mi hombro que se ha dislocado debido al tirón. Se me escapa un gemido…

-Hagamos que ése odio y ése deseo aumente más… déjame ver tu oscuridad, Mello.-dice B con voz aterciopelada, y veo que truena algo entre sus manos pero no puedo ver qué es.

En un rápido movimiento, tira de mí y siento como dos pinzas se clavan en mis pezones y los retuercen con furia. Se me escapa un grito y siento más sangre rodarme por el pecho y el abdomen.

-Sí, Mello, así… me gusta oírte sufrir y disfrutar a la vez.-Dice, mientras con su lengua recorre el mismo camino por el que ha rodado mi sangre, con su lengua recorriendo mi piel y quemándola con el fuego del deseo.

Me retuerzo y escucho como las cadenas que me sostienen suenan, y por alguna razón de nuevo empiezo a sentirme excitado. Alzo la vista al techo, totalmente nublada con lágrimas de dolor y placer a la vez, sintiendo como aquellas cosas que retuercen mis pezones empiezan a darme un placer más allá de lo indescriptible.

-Oh, no…-dice B, parando el recorrido de su experta lengua. Escucho sus pasos alejarse pero a penas y soy consciente de ello: La cabeza aún me da vueltas, el olor de mi propia sangre ha empezado a parecerme exquisito y deseo con violencia su lengua de nuevo sobre mi piel…

“¿Qué…?” pienso aturdido, mirando a mí alrededor que sigue dando vueltas cuando reparo de nuevo en B, que arrastra una mesa metálica con manchas de sangre y sobre ésta hay ciertos de artilugios que en mi vida he visto. Se me revuelve el estómago. Lo veo tomar un pequeño anillo de reluciente metal. Me hala con brusquedad y tira de mi barbilla, mirándome directo a los ojos mientras que siento sus fríos dedos recorrer mi miembro… Oh, Dios, se siente tan bien. De pronto siento como empuja algo igualmente frío y que aprieta mi pene con fuerza, haciéndole daño. Grito, grito de pura agonía al sentir un dolor tan sofocante y sobre todo en una zona tan sensible como ésa.

-Vas a correrte sólo hasta que yo te de autorización a hacerlo, ¿Queda claro?-me susurra al oído, mientras aprieta mi miembro y me saca más gritos de puro dolor.-Bien. Sigamos.

-Por favor…-le suplico, con las lágrimas rodando por mis mejillas-Por favor, B, detente. No quiero seguir con esto…

Se vuelve a verme y enarca una ceja con malicia, mientras que un nuevo brillo cargado de travesura atravieso sus rubíes ojos. Sonríe de una forma demoníaca y se vuelve hacia su mesa con objetos, seguramente, para causarme más dolor mientras silba una tonada. Me aferro a las cuerdas que han cortado mis muñecas y de nuevo, mi cuerpo ha transformado el dolor en… placer. Lo siento recorrerme las venas y el anillo que tanta molestia me había causado en mi pene, ahora simplemente me parece algo parte de mi cuerpo.

-¡Carajo!-grito, cuando siento como un golpazo me impacta justo en medio de las piernas, dándole de lleno a mí miembro desnudo y totalmente erecto-¡Maldita sea, B!

-Silencio.-dice, y vuelve a soltarme otro azote, esta vez entre las costillas.

Me contorsiono de dolor, las cadenas se agitan y danzan conmigo al ritmo de mi dolor mientras siento un cosquilleo por las zonas heridas. Alzo la vista y veo que B ya no tiene una vara, sino un látigo de cuero café oscuro con pequeñas rosas de metal en las puntas de sus múltiples extremidades al final. Trago grueso: Cada una de ésas pequeñas extremidades van a causarme dolor cada vez que impacten contra mi cuerpo. Tiemblo.

-No, B, por favor… te lo suplico, ten… ¡Ahhh!-grito, cuando siento otro impacto en mi cadera. Más lágrimas se agolpan tras mis párpados.

-Compláceme, Mello.-dice, mientras me suelta otro azote, cada vez aumentando la fuerza con la que impacta mi cuerpo-Dame tu dolor…

Hago mi mejor esfuerzo, pero siento ésa pequeñas rosas de metal clavarse en mi carne cada vez que se dan de lleno contra mi carne… y la vez siento ésa descarga eléctrica, ése pequeño hormigueo de placer justo después del dolor. El cambio brusco entre el placer y el dolor me abruma, me bloquea y no puedo concentrarme en nada más… es demasiado para mí, va partirme en cualquier momento. Siento como todo mi peso es alzado de pronto, llenando mis brazos de alivio que es rápidamente sustituido por otra nueva forma de dolor. Un dolor más atroz que cualquiera de los anteriores, un dolor que finalmente consigue partirme en dos y sacar todos mis trozos volando por todas partes. A penas y puedo respirar…

-Siénteme Mello, y nunca olvides el dolor de qué yo fui el primero en poseerte…-me dice, lamiendo las lágrimas de mi cara mientras retira su miembro.

Siento algo gotear de mi entrada y el olor en el aire me lo dice todo: Me ha desgarrado y estoy sangrando. No me he recuperado del todo, cuando siento que vuelve a entrar con fuerza inundándome nuevamente con aquel trozo de carne

-¡Por favor, B!-grito con desesperación, sintiendo como cada vez me parto más y más y ya no doy para más dolor.

-Cómo gustes…-dice, tomando mi súplica del lado erróneo. Quiero gritar, pero siento otra estocada, esta vez más profundo dentro de mí y vuelvo a gritar.-¡Venga!

Repite ésa misma acción una, cinco, dieciocho… incluso pierdo la cuenta de las veces que me penetra más no del dolor en cada estocada y la profundidad que alcanzan cada vez. No sé en qué momento, el dolor se queda de lado y es sustituido por un placer incluso más fuerte que el dolor mismo. Aprieto mis piernas en torno a los hombros de B, queriendo absorber más ése miembro que me llega hasta el esófago. B sigue penetrándome con una fuerza brutal, sacándome gritos al llenarme de un placer tan dolorosamente bueno que mi cuerpo no puede con él. Siento como se inclina y empieza a morder la carne virgen de mi cuerpo, con fuerza, tirando de la carne y sacando más sangre… Oh, sí, bébetela toda por favor. Escucho los gruñidos de B, sus uñas se clavan en la carne de mi espalda y se deslizan por ella, marcándola, marcándome y yo simplemente me dejo hacer. Es tarde, he caído… tal como Alex, tal como Near, Light y Matt, yo también he sido absorbido completamente por la locura de B. Una locura que no puedo dejar de abrazar, por más daño que me haga, no puedo detenerme: Es demasiado placer, y lo quiero todo. No me queda dignidad ni nada, pero no me importa, porque esto es lo que deseo y justo ahora lo sé.

-¡Ahhh!-grito entre gemidos y suspiros, sintiendo de nuevo aquel látigo contra mi carne. Ni siquiera he sido consciente de que B lo ha tomado de nuevo-Ahhh…-vuelvo a suspirar, sintiendo otro impacto.

-¿M-Más…?-me dice B, en medio de gemidos y sin dejar de penetrarme, mientras sus ojos vuelven a hipnotizarme y no tengo más opción que caer rendido bajo su hechizo.

-S-Sí…-tartamudeo, echando la cabeza hacia atrás. Otro azote, que combinado con la penetración salvaje de B es lo más próximo que puedo describir a estar cerca del cielo.-Más, B… dame más…-me encuentro suplicándole, tal y como me lo ha advertido la primera vez.

-No debiste decir eso…-dice, apretando mis piernas y arañándolas, causándome un fuerte hormigueo en mi piel.

Me suelta del andén nuevamente y caigo al suelo, sobre mi sangre. Jadeo exhausto, a penas y siento mi cuerpo de la cintura hacia abajo. “Dios… esto es una locura, pero sin duda una qué me gusta demasiado” pienso, queriendo tener el miembro de B de nuevo dentro de mí junto con sus movimientos bestiales y la furia de su pasión… Jadeo al sentir como algo se cierra sobre mi garganta de nuevo, pero sin llegar a asfixiarme. Estoy por alzar la vista, cuando soy tirado tal cual perro y caigo sobre mis rodillas imitando justamente a ése animal.

-Gatea, Mello…-dice B, y me siento totalmente humillado.

Aprieto las manos y tiemblo… justo cuando el placer se va, aparece la desesperación y la impotencia y las ganas de matar a B.

-No.-le dije firme, mirándole directamente a los ojos, retándole en su propio juego.

-¿No? Bueno.-dice sonriendo, y sin más, alza su pierna dándome una patada de lleno en el rostro.-¿Qué tal ahora? ¿Te sientes con la voluntad de obedecer?

Ni siquiera siento el golpe hasta que ya estoy tirado de espalda en el suelo: Me ha dado tan fuerte, que me ha arrojado por el suelo. Todo el mundo empieza a dar vueltas y vueltas sin parar y sin darme tiempo a nada, vuelve a tirar de aquel collar y de no ser porque reaccioné a tiempo, de nuevo me hubiese dado con la cara contra el suelo y roto la nariz más de lo que ya estaba.

-¡Hijo de puta!-le grito, intentando ponerme de pie, pero tirando de ésa cadena, vuelve a ponerme en cuatro.-No sabes cuánto te odio, B… quisiera verte muerto.-susurro entre dientes, cediendo a la humillación.

Lo escucho reír de forma pacífica y calma, pero a la vez psicópata  enfermiza y todo mi cuerpo se retuerce de puro asco; ya nada queda de aquel placer que hasta no hace unos minutos estaba calcinándome las venas. Un golpe cae sobre mi espalda, tan fuerte que me hace perder el equilibrio y caigo al suelo, jadeando por aire ya que éste ha escapado de mis pulmones.

-¿Vas a someterte, Mello?-dice, acuclillándose a mí lado y tirándome del cabello, enfrentándome a su mirada dura.

Siento todo el cuerpo dolorido, reventado e hinchado pero… no pienso rendirme. Me da placer, pero a la vez dolor y humillación y eso jamás en mí vida voy a tolerarlo. Sacando fuerzas de no tengo idea dónde, le miro y le sonrío con burla.

-No… si quieres eso, tendrás que darme tu mejor intento, maldito bastardo.-le digo y de nuevo, escupo en su cara y empiezo a reírme.

Se limpia lentamente y con mucha delicadeza, me acaricia la mejilla y se inclina dándome un leve beso en los labios. Mi cuerpo se estremece: Ésa caricia… me ha llegado más profundo incluso que su penetración. Me aparta los cabellos del rostro con dulzura y se acerca a mí oído…

-Te quiero, Mello. Desde el primer momento en qué te vi, te quise.-susurra, dándome otro pequeño beso y luego se aleja, dejándome totalmente atónito.

Lo miro de pie frente a mí: Imponente. Excitante… Letal. Y entonces lo comprendo: Va a matarme, porque es el precio que debo pagar a cambio de haber entrado en su juego de sombras.

Y es un puesto qué no estoy seguro de poder pagar.

OPV’s BB:

Lo veo arrodillado delante de mí, con sus enormes ojos azul cielo mirándome fijamente, llenos de terror y a la vez de deseo… provocándome y haciéndome desearle como nunca antes deseé a ninguna de mis otras víctimas. Ni siquiera a Alex, qué era la luz en medio de mis sombras. Recorro su cuerpo, lleno de moretones, azotes y arañazos y me relamo los labios: Es mío. Es totalmente mío, nunca tuvo otra opción. Y me doy cuenta de que le quiero, aún en mí retorcido ser le quiero de algún modo pero por el momento decido que quiero partirlo, llevarlo a sus límites y escucharlo suplicarme por más. Me acerco lentamente, disfrutando como su cuerpo tiembla a la expectación de mi siguiente movimiento, el siguiente nivel de placer qué voy a mostrarle.

-Ése collar te queda muy bien, Mello…-le digo, mientras tomo la cadena y acaricio el metal frío y tintineante. Doy un pequeño tirón y Mello se precipita hacia delante, caminando en cuatro. Joder… se me hace agua la boca.

Va con la cabeza gacha, con ése rubio cabello cubriéndole su rostro de facciones delicadas y finas. Aprieto el mango del látigo en mi mano izquierda: No me gusta, quiero qué me mire mientras le poseo y le castigo. Tomo el látigo con fuerza y le suelto un azote en la espalda, que de nuevo le tira al suelo. “No. Malo.” Pienso, y tomando el látigo de nuevo, le doy otro azote. Otra marca morada y rojiza aparece en su espalda, a punto de reventarse debido a la severidad de mi castigo. Sonrío: Oh, sí, verlo bañado en su propia sangre me excita muchísimo más.

-Mantente firme.-digo, y preparo el látigo nuevamente pero veo que en medio de temblores y sollozos consigue ponerse de pie.

-Hijo de puta…-dice entre dientes, mirándome con ése odio intenso y ésa mirada retadora. Me muerdo el labio y le suelto otro azote. Grita y de nuevo se desploma al suelo, su espalda finalmente abierta y sangrante.

-Dije arriba. Ahora. Obedece.-le digo, mientras una desesperación casi maníaca me devora las entrañas por pasar mi lengua y beber de ése dulce elixir sobre que rueda por su espalda.

No reacciona, sigue tirado en el suelo. “Oh, no cariño… un poco más, ya casi estamos cerca de las puertas del cielo y del infierno” pienso, mientras tiro y vuelvo a ponerlo en cuatro. Miro su cuerpo otra vez y su bien formado trasero… Oh, ése bello trasero al qué estuve penetrando hacía sólo unos segundos… lo bien qué se había sentido estar dentro de ése maldito rubio…

-A la mierda.-arrojo el látigo a un lado, mi entrepierna duele demasiado ¿Y quién soy yo para hacerla esperar? A la mierda. Todo puede irse a la mierda.

Me encamino hacia Mello, tomando una vara metálica en el camino mientras veo como sus ojos se abren como platos y se desploma en el suelo, jadeando por aire. Así, muéstrame todo el miedo qué llevas dentro…

-B…-dice, con la voz entrecortada por el pánico. Lo quiero. Y voy a tenerlo.-No piensas golpearme con eso, ¿Cierto? Sé que sabes muy bien que no soportaría eso…

Me paso la vara por la boca, lamiéndola lentamente mientras le guiño el ojo y todo su lenguaje me lo grita: Me desea, con temor. Su pene erecto me lo dice, su respiración errática me lo dice, su cuerpo tenso y ansiado por recibirme me lo grita. Se arrastra por el suelo, alejándose de mí y eso me molesta. Deja un rastro de sangre… Joder, cómo quiera lamerla incluso del suelo…

-Oh, Mello… ¿Cuándo dejaras de provocarme? ¿Qué voy a hacer contigo?-le digo riendo, deleitándome con lo pequeño e indefenso qué es.

No responde, al contrario, se le escapa un pequeño chillido en cuanto su espalda se topa con la pared; atrapado y sin salida. Sonrío mientras él tiembla y empieza a llorar… ésa lágrimas tan puras como el mismo.

-No, B… por favor, te lo suplico… ¡Ten piedad de mí!-me dice, con la desesperación consumiéndole y el terror recorriéndole las venas.

Tomo la cadena de nuevo y justo cuando veo que está por tirarla al lado contrario, tiro yo con todas mis fuerzas hasta dejarlo nuevamente en cuatro. Tengo su perfecto y níveo trasero justo enfrente. Y voy a azotarlo. Me posiciono detrás de él, pegando mi erección a su trasero y tirándolo del cabello; pegándolo a mí cuerpo. Lamo su cuello, lleno de las marcas de mis dientes…

-Dime, Mello, ¿Por qué estoy haciendo esto?-le digo, embriagándome con el olor a chocolate que se desprende de su cuerpo. Solloza y tiembla, dándome placer.

-Porque…eres un… enfermo…-dice entre sollozos, arañando mis manos e intentando liberarse. Sonrío y desciendo mi mano hasta acariciar su trasero.

-Incorrecto.-le susurro, y sin más le arrojo al suelo y le suelto el primer varazo. Un grito de agonía rebota por toda la habitación y me prende más si eso es posible.-Así, Mello…

-Te lo suplico…-me dice, temblando de pánico y con sus ojos inundados en lágrimas. Incorrecto de nuevo. Otro varazo, otro grito que me excita más de la cuenta.

Lo tomo de sus angostas y curvilíneas caderas, y sin pensarlo dos veces empujo mi miembro de nuevo a su interior… no puedo contener un gemido, estar en el interior de ése rubio se siente demasiado bien, me enciende y mis sombras me dominan por completo. Lo siento encorvarse ya arañar la madera del suelo, retorciéndose de placer y dolor, mis dos cosas favoritas. No espero a nada: Empiezo a embestirlo tan fuerte como soy capaz, intercalando los azotes con mis penetraciones en un ritmo tan exquisito que me eleva a la gloria del cielo y me quema con el fuego del infierno a la misma vez. Empujo y azoto, azoto y empujo y los gritos de Mello se acompasan a la melodía llena de lujuria y sangre que estoy componiendo. Su trasero que antes se encontraba en perfecto estado, ahora está con la carne abierta y sangrando tanto que con cada golpe, un poco de su sangre me chispea y mancha mi cuerpo. Oh, sí… Echo la cabeza hacia atrás y aumento el ritmo, inclinándome hacia delante y pegando mi cuerpo al de Mello por detrás, pero quiero más: Quiero hacerlo mío por completo. Clavo mis uñas en su espalda lastimada y lo araño con fuerza, sacándole más gritos de dolor placentero, llenándome con su sufrimiento y destruyéndome al mismo tiempo. El olor a sangre flota por todo el lugar, todo el piso está lleno con la sangre del rubio y no quiero desperdiciar nada.

-B… por favor… ¡Ya no puedo más!-chilla, en medio de gritos y jadeos, desobedeciéndome de nuevo. No puedo permitírselo.

Levanto la mano con la vara lo más alto que puedo y la dejo caer sobre su carne con fuerza, sacándole un chillido agudo qué me llena de más placer. Repito la acción: Me encanta ésa voz agua y chillona, afeminada y que me hace ver a Mello como realmente lo vi desde el principio: Una chica con un pene, pero doy gracias a Dios que así sea porque la verdad es que las mujeres no me atraen lo más mínimo. Sesenta y dos, sesenta y ocho, setenta y tres… cada azote envía una nueva ola de calor a mí cuerpo, cada azote es placer y dolor para ambos y nos excita a ambos. Siento llegar a mí límite y antes de que suceda, me deleito lamiendo la sangre de la espalda de Mello, tan dulce como los chocolates que se come. Le doy con más fuerza, siento su cuerpo resquebrajarse y temblar bajo el mío, listo para partirse y finalmente llegar al placer extremo juntos. Me suplica, puedo sentir como está al borde pero no pienso cederle la gloria: Entraremos y caeremos juntos, no antes ni después. Le penetro con más fuerza, sacándole más sangre por la brutalidad con que lo hago… no puedo detenerme… estoy cerca… busco su miembro con mi mano: Entraremos juntos.

-¡Mello!-me permito la humillación de gritar cuando finalmente me vacío en su interior, inundándolo nuevamente con mi semilla. El cuerpo del rubio se desploma en el suelo y sobre éste yo.

Cierro mis ojos, respirando profundo y recuperándome después de tan agotador esfuerzo. “Joder… es en verdad la primera vez que me siento así” me concedo pensar, dándome cuenta de que ése rubio me había dado el paraíso y un verdadero infierno al mismo tiempo, en una combinación exquisita mientras ambos explorábamos nuestros propios límites. Hundo mi nariz en el rubio cabello de Mello y siento su olor apagándose, extinguiéndose al igual que la mecha que ambos encendimos juntos. Doy un suspiro: Supongo qué me había equivocado. Me quito de encima y le doy la vuelta, encontrándome de lleno con sus ojos azules abiertos de par en par pero con una expresión de verdadero placer sobre su rostro. Sonrío y con delicadeza cierro sus ojos, mientras le aparto el cabello del rostro y acaricio sus mejillas ahora frías. Me inclino y le doy un último beso, recorriendo sus labios aún suaves pero fríos con mi lengua. Me aparto y le miro fijamente.

-Mihael Keehl. Diciembre 13 de 2015. 17 años. Murió luego de ser secuestrado y abusado sexualmente, sometido a excesiva violencia y castigos brutales. Su asesino fue Beyond Birthday, mejor conocido como BB.-digo, leyendo en su frente lo qué claramente supe desde el primero momento en qué le conocí.

Me pongo de pie y voy hasta mi escritorio, rebuscando entre los cajones hasta dar con mi objetivo: Mi vieja cámara fotográfica. Me inclino nuevamente cerca del cuerpo de Mello y le saco una foto, sonriendo ante el grato recuerdo. Definitivamente se iría a mi pared de recuerdos.

-Buenas Noches, Mello. Te quiero.-le doy un último beso en la frente y me voy, sin volver a ver atrás.

 

Notas finales:

Bueno… espero qué les haya gustado y me dejen sus reviews para saber si quieren qué continúe, porqué la verdad es qué yo me lo he pasado muy bien escribiendo la historia y espero qué a ustedes también les guste:33 Muchas Gracias por haberse tomado el tiempo para leer esta enfermedad, enserio GRACIAS!! Y gracias por todo su apoyo… 5000 SEÑORES! En serio, sigo en shock y sin poder creérmelo, espero seguirles dando lo mejor de mí y qué sigan dándome su apoyo y sus opiniones tan sensuales. LOS AMO! Dejen review diciéndome si quieren qué suba el resto o quieren más gore/sadomasoquismo XD HardYaoi y buenas vubras para todos, LOS AMO!


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