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Labyrinthus: Doomsday (Secuela) por MissCooper

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15- Los Blackwood parte 1


“ Nueva orleans 1927

Las calles de la ciudad estaban atestadas de gente. Habían decidido visitar la ciudad por el Mardi gras, dado que era una de sus festividades favorita. Habían ido al menos seis veces más. Les encantaba como la ciudad se volvía loca por esas fechas.

Salomé miraba a su alrededor como una niña pequeña en una tienda de chucherías. Tanta gente apelotonada era lo más parecido a un bufé libre.

 

-No hemos venido a eso- le recordó su compañera de viaje oliendo a distancia las intenciones de la vampiresa.

 

-Lo sé, pero puedo mirar, ¿no?

 

Kyra sonrió cogiéndole la mano para que no se dispersara. Le encantaba pasear por las calles al ritmo de las bandas callejeras.

 

-Te han dado la dirección?- preguntó a la vampiresa algo perdida buscando por dónde seguur avanzando.

 

-Tenemos que ir la mansión de los Blacwood, están todos allí esperando.

Habían quedado para presentar sus respetos con la familia de vampiros más poderosa de la ciudad. Los Blackwood tenían un gran poder e influencia en Nueva Orleans. Controlaban todo lo que sucedía dentro de sus fronteras y nadie podía hacer nada sin pasar por ellos primero.

 

-¿Crees que podrán ayudarnos?

 

Salomé se encogió de hombros ante la pregunta.

-Eso espero.

 

No tardaron mucho en dar con la enorme mansión que los vampiros habían construido a principios de 1800. Era un edificio enorme de la época de color blanco y cuidado hasta el último detalle. A Kyra le sorprendió mucho la cantidad de ventanas que poseía la estructura de la mansión.

Nada más entrar fueron recibidas por lo que debía ser un criado. Les invitó a pasar con extrema cortesía y les condujo al salón de donde procedía el sonido de un cuarteto de cuerda que se encontraba amenizando la noche. Nada más entrar vieron como el grupo de vástagos bailaba, bebía y se reía al ritmo de las notas de los músicos.

 

-¡Salomé!- vieron como un hombre alto y rubio se acercaba a ellas con una sonrisa- Que alegría contar con tu presencia esta noche- cogió de las manos a la vampiresa manteniendo la mirada fija en sus ojos.

 

-Hola Javik, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos- Se tomó un momento para ojear a su conocido-Te veo bien.

-¡Cierto! No nos vemos desde Mikonos, ¿verdad?- Suspiró nostálgico- ¡Eso si que eran fiestas! Pero pasad, dejad que os presente al resto.”


Jess se pasó la mayor parte del viaje durmiendo, aunque de vez en cuando paraban para estirar las piernas y comer algo. Kyra no pudo evitar darse cuenta de las insistentes miradas de su acompañante al teléfono.

-Llámale- Le soltó en una de las veces que comprobaba sus mensajes- Te vas a quedar más tranquila si lo haces.

No le hacía mucha gracia el tema marido, pero era algo que estaba ahí. Jessica se había casado y ese tipo existía.

-No creo que me lo quiera coger- contestó la pelirroja con un suspiro.

-No lo sabes si no lo intentas.

-Tampoco se que decirle...sabes- Le había dejado por su ex resucitada y se había ido del país con ella. En un momento había borrado todo su matrimonio sin tan siquiera pestañear. ¿Era ese tipo de persona? ¿cómo había podido hacerle eso? Debía odiarle.

Kyra se recolocó de manera incómoda en la silla. No era su tema favorito, pero ella le importaba, así que decidió ayudarla.

-Imagino que con un simple ¿cómo estás? Valdría.



-¿Me estás diciendo que el señor del bigote es el jefe de inteligencia del gobierno?- a Salomé casi le da un síncope cuando se lo contaron.

-El mismo- Nat tampoco estaba muy contenta con la noticia. Eso significaba que no solo su sección estaba corrupta, si no todo el maldito sistema entero. Eso no era derrotar a Goliath... esto era luchar contra un nido de gigantes.

-¿Y cómo le vamos a robar el talismán? No es por ser pesimista, pero nos superan en todo, en medios, en equipo- miró a su alrededor con una mueca de desesperación al ver con los activos que ellos contaban- No me gustaría convertirme en polvo de vampiresa todavía. Me quedan muchas cosas que hacer.

Hacía rato que Natalie había dejado de aporrear las teclas de su ordenador. Salomé tenía razón, no podía ganar. Pero tenía que intentarlo... tenía que luchar por sus compañeros.

-La quieren a ella- Señaló a Amelia que ese momento acababa de salir del baño y se estaba intentando quitar un trozo de papel higiénico de la suela con muy poco éxito- podemos ganarles si hacemos que pierdan.

-¿Qué propones?- La vampiresa miró con desconfianza.

-Seguir con el plan de Elle, pero añadir algo más- vamos a colarnos en el gobierno.

-¿Nosotras?-El escepticismo de Salomé no le abandonaba.

-Esperaremos a Kyra, si entran un par de vampiresas y una adolescente igual desconfían un poco. Pero esto me dará tiempo a organizar una infiltración sin fisuras.

-Genial, mientras la chica trabaja- Salomé colocó sus manos sobre los hombros de Elle -Creo que sabrina y tú tenéis que dar vuestra primera clase de magia.



-Todavía no me has contando a quien vamos a ver cuando lleguemos- Jessica buscaba desesperadamente cualquier distracción de sus temas maritales.

-Vamos, no. Voy. Tú tienes que esperarme en el hotel.

Las palabras de la antigua líder no le sentaron muy bien a la pelirroja que enseguida respondió dejando ver su enfado.

-¿Cómo? No, yo voy contigo. ¿Para qué narices he venido si no? Ya no soy aquella chica a la que había que proteger, puedo cuidarme yo solita.

-Y no lo niego Jess, pero esta gente es peligrosa y tú sigues siendo humana.

-¿Y? De eso va esto, todo es peligroso todo el tiempo. ¡No puedes meterme en una caja para sacarme cuando te venga bien!.

Kyra paró el coche para poder continuar la conversación.

-¡No se trata de eso! No quiero meterte en ninguna parte como si fueses algún tipo de muñeca, Jess. Lo único que quiero es que no te maten.

-¡Pero no puedes evitarlo! Estamos metidas en esto hasta el cuello y es peligroso... y sí, posiblemente mura en algún momento, pero no me puedes apartar.

Kyra tomó aire lentamente, ya se le había olvidado lo que era discutir con ella.

-No, Jess. Los Blackwood son un clan de vampiros y no son nada parecidos a Salomé. Si entras en su casa para ellos no serás más que comida a domicilio.

“Nueva orleans 1927

-Venid por aquí, queridas- Javik las acompañó atravesando la sala. A Kyra le llamó la atención que los camareros iban en ropa interior con unas máscaras tapándoles el rostro y unos colgantes de sumisión- Salomé, recordarás a mi amada Liliana.

Detuvieron su recorrido en frente de una joven rubia de ojos marrones claros y piel extremadamente pálida. Tenía el cabello recogido en un moño alto .

-Por supuesto, Liliana es la esposa de Javik, amor- Salomé le iba explicando la situación a su compañera que andaba algo perdida- Ella es Kyra, mi amante.

Los dos anfitriones saludaron a Kyra de manera cortés.

-Un placer- Comentó Javik alzando una copa de un líquido rojo oscuro- Cariño, ¿puedes buscar a los chicos? me encantaría que conocieran a nuestras invitadas.

La mujer obedeció y a los minutos vino acompañada de varios individuos, a los cuales fueron presentando de uno a uno.

-Estos son nuestros chiquillos, Lara- Una chica de pelo negro y piel morena llena de tatuajes se presentó con un vago saludo- Max- El muchacho rubio de ojos verdes fue más amable saludando- Y Joel- Este último era alto, corpulento y de melena larga y negra- Estas son Salomé y Kyra- Javik terminó las presentaciones echándole un vistazo el reloj de bolsillo de su chaqueta.

Lara miró a las dos invitadas como si fuera estuviesen pasando un control de antidrogas de un aeropuerto. La chica nunca había sido muy confiada.

-Vaya, como pasa el tiempo. ¡Ay que ver que hora es!- Javik se guardó el reloj de nuevo en el bolsillo y agarró momentáneamente el brazo de Salomé- Querida, has llegado justo para la hora de la cena.

Aplaudió y todos los camareros se colocaron en fila quedándose prácticamente inmóviles. El anfitrión alzó su copa para comenzar un discurso dirigido a todos sus comensales.

-Queridos amigos, gracias por acudir a nuestra fiesta por el Mardi gras. Veo muchas caras conocidas y otras nuevas. Cada año tenemos el honor de compartir nuestra buena ventura con más gente de nuestra sangre- mostró una sonrisa de satisfactoria antes de continuar con el discurso- El clan Blackwood está a punto de convertirse en uno de los más longevos y extensos de la historia- La habitación vitoreó con estas últimas palabras- Si, amigos. Es motivo de júbilo. Pronto, muy pronto, conseguiremos todo por lo que esta familia ha estado luchando tanto tiempo. ¡Los blackwood seremos imparables!- La sala volvió a aclamar el discurso de Javik- Disfrutad, amigos, de esta noche. Del principio de una nueva era para esta ciudad. ¡Nueva Orleans será nuestra!- Los gritos de apoyo en la sala cada vez eran más seguidos e intensos. Javik apoyó su copa en una de las mesas del lugar para acercarse a uno de los camareros semidesnudos y expectantes. Todos tenían una mirada vacía, como si algo les hubiese quitado todo tipo de voluntad. El hombre agarró a uno del cuello para volver a dedicar a su público unas palabras- ¡Todos serán nuestros!- Y acto después hincó sus colmillos en el muchacho haciendo que todos los vampiros del lugar imitaran sus actos”



Amelia miraba aquella piedra con tanta fuerza que pensaba que se le iba a reventar alguna vena del cerebro.
- “Lo más importante para un mago es la concentración”- Le había dicho Elle antes de colocarle aquel pedrusco delante para que lo mirase.
La muchacha no podía negar que estaba un poco desilusionada con aquello de su primera clase como maga. Ella esperaba algo como aprender a explotar cosas, o volar cosas con la mente o alguna cosa guay de esas que había visto en las pelis. Pero no, ella estaba sentada mirando durante horas una piedra. ¿Y qué se suponía que tenía que hacer con eso? ¿Iba a volar la piedra? Porque ahí no pasaba nada de nada.

-Aquí no sucede nada-Le comento mostrando su decepción a Elle que la miraba desde una silla desde hace rato. Amelia miraba una piedra, pero ella la miraba a ella.

-Te he dicho que era un ejercicio de concentración. Y no haces más que pensar en tonterías- Sentenció la vidente.

-¡Me estoy concentrando! ¡Tú que sabrás en qué estoy pensando!- Ella arqueó una ceja y Amelia se dio cuenta que otra vez estaban hurgando en su joven cabecita- ¡Oye, eso es ilegal! ¡no puedes meterte en lo que pienso!.

-No lo hago, piensas demasiado alto.


-¡Pienso a un volumen normal!-La adolescente se puso en jarras y ya se olvidó de la piedra y de todo el rollo zen de la concentración.

-Chica, yo estoy aquí para ayudarte. Si quieres aprender a usar tus poderes eso empieza por aprender a controlar esa cabecilla que tienes- Elle se acercó a ella y se arrodilló para ponerse a su altura- Deja la mente en blanco. Solo existe esta piedra, nada más.

Amelia puso los ojos en blanco y volvió a intentar concentrarse en la maldita piedra gris con puntitos negros. Que cosa más fea, ya le podrían poner una piedra preciosa, un mineral como una rosa del desierto o un cuarzo bonito. No, una piedra de la calle.

-Sigues pensando demasiado.

La llegada a la ciudad de Nueva Orleans fue más callada e incómoda de lo que Kyra esperaba. Jessica seguía enfadada con ella por no dejarle acompañarla a su encuentro con los Blackwood. Pero ella no entendía como eran... si entraba en su casa con una humana la de cosas que podrían hacerle...

Entraron en la habitación del hotel la cual no era gran cosa. Tenía una cama de matrimonio, un pequeño baño, un mini bar y una pequeña tele. Jessica lanzó la maleta encima de la cama y la abrió para deshacerla, todo sin pronunciar ni una palabra.

-¿Vas a estar así todo el tiempo?-Preguntó Kyra cansada de la actitud de su compañera.

-¿No es lo que quieres? Que esté calladita y sin rechistar. Pues eso hago.

Era cabezota como ella sola. Cuando se le metía algo entre ceja y ceja no había forma humana de hacerle cambiar de opinión.

-Sabes que no quiero eso, lo digo por tu bien. Quiero que estés a salvo.

-¡Es que siempre es igual contigo!- Jess cerró la maleta de un golpe -Siempre hay que hacer las cosas como tú quieres. No puedes controlar lo que hacemos todos, se supone que somos un equipo.

-Y lo somos. Pero hay situaciones demasiado peligrosas y de ninguna manera puedo ponerte en riesgo innecesariamente.

-¡Por dios Kyra! No todo tiene que ver contigo, no es tu decisión. Tú no me pones en nada. Estoy aquí luchando por lo mismo que tú, llevo luchando todo este tiempo que tú no has estado. Me he metido en problemas y he sabido salir de ellos. No eres la salvadora del mundo, no es tu responsabilidad.

-Si lo es, Jess.

-¿Por qué? ¿Qué hace que lo sea? ¿Qué tienes un don especial?

-¡Exacto! Yo no puedo morir. No puedo morir, pase lo que pase no voy a morir. Enfrente a lo que me enfrente seguiré aquí, de manera infinita. Y eso me hace responsable para no poneros al resto en peligro.

Jess resopló. Habían pasado tres años desde que no tenía que enfrentarse a estas cosas. En ese momento echó de menos su relación con Manuel. Con él eran iguales, ninguno estaba por encima del otro ni se dejaba de lado a ninguno.

-Lo que tú digas- Cogió una chaqueta y se dirigió a la puerta.

-¿Te vas?-Preguntó Kyra algo sorprendida.

-Así te dejo hacer lo que tengas que hacer- Y salió dando un portazo.


La mansión de los Blackwood no había cambiado nada. Seguía con el mismo aspecto imponente de casa de siglo que la primera vez que la visitó. Trago saliva al recordar ese día y llamó a la puerta principal esperando a que alguien la atendiese. No tardó en aparecer la chica morena llena de tatuajes. Iba vestida con un pantalón vaquero y un simple top para mostrar todos los dibujos que decoraban su cuerpo.

-Pasa-Le comentó tras echarle un vistazo a Kyra.

Siguió a la vampiresa hasta el interior de la mansión. La casa por dentro estaba más moderna desde la última vez que estuvo. Fueron caminando hasta una de las habitaciones de la planta superior que tenía la puerta cerrada.

-Te esperan- Comentó Lara abriendo la puerta de lo que parecía un despacho.

-Gracias- Comentó Kyra antes de entrar y que cerrasen a sus espaldas.

En la habitación estaba Javik, exactamente igual que la última vez. Sentado en un escritorio con una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Kyra! Cuando Salomé nos llamó contándonos tú visita no podíamos creerlo- Señaló con su mano la silla que tenía en frente de su escritorio- Toma asiento, por favor.

La habitación era un despacho decorado con un gusto más bien antiguo. Los muebles eran de madera y las paredes de papel pintado. Y un retrato de Javik presidía la pared llamando toda la atención.

-Gracias por recibirme con tanta antelación.

-Cualquier cosa por Salomé- Su sonrisa permanecía perenne en su rostro- Dime, ¿en qué puedo ayudarte?

-Estamos buscando un objeto que una conocida tuya podría tener. Quisiera que me pusieras en contacto con Judith.

La sonrisa de Javik desapareció de un plumazo.

-Ya veo- Se levantó de su asiento y comenzó a caminar de un lado a otro de la sala- Lamento que eso no es posible. No estamos ahora mismo en muy buenos términos con las brujas.

-¿Algo que pueda hacer?

-Me temo que no. Se trata de una lucha de poder por el territorio. La brujas quieren fuera a los vampiros y nosotros no podemos permitir tal cosa- De repente se paró en seco- Aunque...

Esa pausa no le hizo ninguna gracia a Kyra. Ya conocía a los Blackwood, nunca hacían nada gratis. Seguramente ese aunque vendría con algo que no le apetecía nada hacer.

-Si pudieras traernos un pequeño objeto de Judith... algo insignificante que ni siquiera ella echará en falta. Te diré como dar con ella.

-¿Qué quieres que te traiga?

-El aquelarre de Nueva Orleans es muy supersticioso. Guardan unas runas antiguas en las que depositan el poder de sus antiguos. Si esas runas desapareciesen...digamos que el aquelarre estaría debilitado. Yo conseguiría lo que quiero y tu podrías obtener lo que buscas.

Kyra se planteó un segundo lo que Javik estaba pidiendo. No podía hacer eso... por mucho que necesitara aquel conjuro, no iba a jugársela a un aquelarre de brujas vudú.

-Creo que es demasiado arriesgado, me temo que voy a intentar encontrar otra manera.

En ese momento Lara volvió a abrir la puerta del despacho, esta vez lanzando a Jessica dentro de la habitación.

-Tenemos más visita.

Kyra abrió los ojos entrando en pánico ¿qué cojones hacía allí? ¿La había seguido? Mira que le había dicho que no fuera, que no era buena idea.

-Vaya, vaya ¿Qué tenemos aquí?-Javik hizo un intento de acercarse a ella pero Kyra se puso delante haciendo es escudo humano.

-No la toques, está conmigo.

Esto dio que pensar al vampiro. Y en un abrir y cerrar de ojos Kyra vio como Jessica desaparecía de su vista y el vampiro volvía con las manos vacías.

-Me temo que ahora no te queda otra que ayudarme.

La antigua líder le dedicó una mirada en la que se podía apreciar odio e impotencia. Le había dicho mil veces que se quedara en el hotel ¿por qué nunca escuchaba?

-Como la toques un pelo te juro...-Javik la calló colocándole un dedo en la boca.

-No hagas promesas que no puedes cumplir. Además, no tiene por qué pasarle nada a esa apuesta chica. Si cumples con lo que te he pedido te la devolveré sana y salva- Hizo una pausa dramática- Si no...

Kyra apretó el puño con tanta fuerza que casi se hizo sangre con las uñas.

-¿A dónde tengo que ir?.

-Esa es mi chica- Concluyó Javik de nuevo con su perenne sonrisa.





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