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Labyrinthus: Doomsday (Secuela) por MissCooper

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Notas del capitulo:

Perdonad la tardanza en publicar. Muchos exámenes y trabajos me han impedido escribir. Aquí la continuación!

4- Parada en San Francisco

Llegaron al pequeño apartamento que la informática les había proporcionado. No era gran cosa, dos habitaciones, un salón pegado a la cocina y un baño con ducha. Se sentaron en los sillones del salón descansando un poco del largo viaje.

Kyra tenía el sobre de la información en las manos y volcó el contenido encima de la mesa de madera que se situaba en frente de los asientos. Tenían que montar un plan y ver la documentación les sería de ayuda.

-Regina Walter...Estudiante de la universidad de San Francisco- Amelia leía su carnet falso con muy poco entusiasmo en sus palabras- ¿Regina? Me han puesto el nombre de la mala de blancanieves.

-Mañana tendrás que ir a hablar con el profesor. Intenta sacarle información sin ser muy directa. Se supone que tiene información que nos interesa, igual está deseoso de compartirla con nosotros, pero por si acaso seamos cautelosos

-Seré sutil,

 

Salomé soltó una pequeña risa irónica

-Ánimo con eso- Amelia respondió a ese ataque con una mirada de odio antes de levantarse de su asiento. Estaba muy cansada y no tenía ganas de discutir.

-Creo que me voy a ir a dormir. Así mañana podré ser más funcional, buenas noches.- La chica desapareció por la puerta introduciéndose en el interior de uno de los domicilios.

 

-Es una buena chica, deberías dejar de meterle tanta caña- Kyra dejó a un lado los papeles para poder charlas con la vampiresa con tranquilidad.

-Está muy verde. Solo intento que espabile un poco. Todo le pilla demasiado grande y los demás no serán can corteses con ella.

-Aprenderá. Su vida ha cambiado y tendrá que acostumbrarse para sobrevivir.... De momento nos tiene a nosotras para ayudarla.

 

Salomé le dedicó una sonrisa ladeada. En el fondo le había cogido cariño a esa cría, por muy tonta que le pareciese. Una vez tuvo un gato llamado Perla, le cuidó durante una semana ates de comérselo... le recordaba mucho a aquel gato.

 

-¿Cómo estás?- La vampiresa tomó asiento a su lado, sentía una mezcla entre curiosidad y temor por averiguar que cosas le pasaban por la cabeza. Desde que volvió de la tumba no habían tenido tiempo de hablar con seriedad.

-Aguantando- La mirada de Kyra tenía un cierto tono de tristeza que aportaba mucho más información que sus palabras- Pero estaré bien.

-¿Es por Jessica?-Salomé inclinó la cabeza para mirarla desde más cerca. No era la pregunta que más le apetecía hacer del mundo. Pero sabía que el problema vendría de ella, la niñata pelirroja.


-Está viva, eso es suficiente para mi. El resto, ya no importa demasiado.

-¿No?. Parece que si que lo hace. Al menos a ti si te importa ¿No quieres hablar de ello?

Kyra tragó saliva y se recostó hacia atrás tomándose unos segundos. Desde que volvió no quiso pensar en todo lo ocurrido, ni en ella. Eso lo hacía más doloroso...

-Han pasado tres años, Salomé. No hay nada de lo que hablar- La vampiresa aprovechó las últimas palabras para acercarse más a ella.

-¿Y...vas a dejarlo atrás, si más?

-Ya lo he dejado. Las cosas no son lo que eran hace unos años. No creo que vuelva a verla, y en el caso de que lo hiciera... son tres años... se acabó.

La mano izquierda de salomé rozó la pierna de su compañera de manera suave. En ese momento, le echó una mirada pícara pero sutil y avanzó con la mano un poco más a su interior.

-¿Cómo de acabado está?- Miró a Salomé algo sorprendida , se tomó unos minutos para saber como actuar. Analizó la situación rápidamente y se lanzó a darle un beso.

La vampiresa sonreía mientras mordía sus labios. Tomó las riendas de la situación sentándose encima de sus piernas aprovechando para desabrochar la ropa de Kyra. La líder la tumbó en el sofá y colocándose encima se deslizó hacia abajo mediante suaves besos. Los gemidos traspasaban los finos muros del apartamento obligando a Amelia a esconder su cabeza entra la almohada de plumas de su cama.


Le costó muchísimo madrugar aquella mañana, no pudo dormir demasiado por culpa del escándalo de sus compañeras. Tenía un día muy largo por delante, así que abrió los ojos intentando situar donde estaba. Cada día se despertaba en un sitio diferente. Una vez tuvieron que dormir en un contenedor de ropa para la caridad, escondiéndose de los que les perseguían y para protegerse de la luz del sol. La realidad es que ese era el sitio más cómodo en el que había pasado la noche desde hacía mucho tiempo. Se tomó una larga y deseada ducha antes de vestirse. Al salir del baño le vino un olor a tortitas procedente de la cocina. Las tripas le sonaban y se aventuró a investigar su procedencia.

-¡Ey! ¿Tienes hambre?- Kyra preparaba el desayuno con una sonrisa en la cara. Parecía que su noche con la vampiresa había conseguido levantarle el ánimo.

-Dios, si.

Resultó algo incómodo desayudar las dos solas. Estaba acostumbrada a tener a Salomé las 24 horas pegada a ella. Incluso se adaptó a sus horarios para no correr riesgos con la luz solar.

-¿Qué tal eso de ser una maga?- La líder rompió el silencio intentando comenzar una conversación

-Pues muy normal, es decir. No se... No hago mucho, ni tan siquiera tengo poderes.

-¿Y cómo han descubierto que eres , ya sabes... si no tienes poderes?.

Amelia se limitó a encogerse de hombros y sorber de su taza de cacao

-Yo era normal hace unos meses. Vivía con mis padres, iba al instituto, hacía vida social. Todo era como se suponía que debía ser. Entonces, un día empezó a perseguirme el gobierno y a aparecer gente con cualidades sobrenaturales por todas partes.... Para mi nada tiene mucho sentido.

Kyra levantó la parte izquierda de su labio superior para crear una sonrisa ladeada. Le daba cierta ternura aquella chica, todo esto le venía muy grande y no era más que una adolescente asustada.

-Al final a todo te acostumbras. Por muy raras que puedan ser las circunstancias.

La chica suspiró afirmando con la cabeza. Le quedaban unos pocos tragos de su bebida que terminó rápidamente.

-¿Puedo preguntarte algo?

-Claro

-¿Cómo has...? Quiero decir...¿Cómo estabas enterrada y con vida?- Esperaba que ser más sutil en su futuro encuentro con el profesor.

-Digamos que soy otro de esos bichos raros que han aparecido en tu vida- Miró la hora para calcular el tiempo que tenían de trayecto a la universidad- Deberíamos salir ya, te llevaré al campus y mientras estés con el profesor yo visitaré su apartamento. A ver si encuentro algo interesante en casa de nuestro amigo.

-¿Qué debo preguntarle?

-Cualquier cosa que nos pueda acercar al asunto del talismán. Pero intenta no ser muy directa, no queremos asustarle.

-Haré lo que pueda con eso.

Amelia pisó la entrada de la universidad de San francisco con cierto cosquilleo en su estómago. Al final de ese curso debería haber hecho las pruebas de acceso para la carrera, las solicitudes y todas esas cosas. Estar allí le provocaba sentimientos de incomodidad. Buscó el despacho del profesor en la facultad de historia y llamó a la puerta. No tardó mucho en abrir un señor canoso de unos cincuenta y muchos.

-¿Si?- Miró a la jovencita de arriba abajo intentando descifrar quien era.

-¿Profesor J.Faulkner?- Esperó la confirmación a su pregunta- ¿Tendría unos minutos? Me gustaría preguntarle unas cosas para el trabajo de historia 101. Me han dicho que usted es una eminencia y podría ayudarme en el enfoque de mi trabajo.

-Claro, pasé- Se hizo a un lado y dejó entrar a Amelia en el despacho. Nada le gustaba más a ese tipo de hombre que una jovencita atractiva interesada en su trabajo. La habitación era pequeña, con un escritorio lleno de papeles y libros. Entre todo eso se podía apreciar un ordenador y una taza de té con una especie de cita inscrita en su dorso.- Y dígame, ¿ De qué quiere hacer el trabajo?


-Quería hablar sobre el desarrollo de la brujería a través de la historia.


-Interesante. ¿Y cómo quiere enfocarlo?

 

-Pues me gustaría hablar de la brujería en la época actual. Hay mucho sobre el vudú en Luisiana y cosas de religión. Pero me gustaría tratar el tema en un ambiente contemporáneo.

El profesor soltó una risa y bebió de su taza apoyándola de nuevo en el escritorio.

-Supongo que tendías más material basándote en los comienzos de la brujería. La época actual tiene menos “mitología” por decirlo de alguna manera. Se basa en tipos de religiones y tratos con la naturaleza. Si lo desea le puedo pasar varios informes sobre la wika y libros de herbología.

-¿Herbología? . ¿Plantas?... La verdad es que esperaba algo más interesante. Como conjuros o ...talismanes. Magia de verdad.

El hombre volvió a reír, esta vez algo más nervioso.

-Creo que ha visto demasiadas películas. Señorita. La magia no existe, querida.

-Vamos, todos hemos oído esas historias sobre seres extraños, muertes en situaciones peculiares. Un experto en la materia como usted debe saber algo más que de hiervas o religiones.

El hombre carraspeó la garganta y se abrochó los puños de la camisa.

-Si quiere puedo hacerle llegar los documentos que te he mencionado. Como ya le he dicho , la brujeria es una creencia más que una practica. El resto son simples cuentos salidos de mentes creativas. Ahora si me disculpa, debo corregir unos exámenes.

Kyra entró en el apartamento del profesor intentando encontrar algo que pudieran ayudarlas. La casa apestaba a señor mayor, siempre se había preguntado porqué toda las viviendas de la gente de esa edad olían a rancio. En las estanterías había un montón de libros históricos y de temas sobrenaturales. Se paró cuando el teléfono comenzó a vibrar, estaba recibiendo una llamada de Amelia.

-Dime

-Este tio es un pringado. Ademas no me ha querido ayudar y me ha tomado por una friki enganchada de Harry Porter. Vamos, me ha dicho que no sabe nada y me ha despachado en cuanto he mencionado la posibilidad de que la magia exista de verdad. Yo creo que oculta algo...igual tu tienes más suerte que yo.

-Intentaré encontrar algo, intenta no quitarle el ojo de encima y avísame si sale del campus. No me gustaría que me sorprendiera cotilleando en su casa.


Rebuscó entre las cosas del profesor intentando averiguar si escondía algo. Nat tenía información sobre el y tenía que ser cierta. Tras mucho buscar dio con unos panfletos de un club nocturno


Amelia se paseó por la cafetería aprovechando la hora de comer. Tenía algo de dinero, lo justo para un sandwich y una lata de cola de las máquinas expendedoras. Ese lugar le recordaba mucho a su instituto. Aunque sin grupos de animadoras ni mesas de empollones. No quería llamar demasiado la atención y se sentó en una de las mesas del fondo

 

 

-¿Eres nueva?- Un chico bastante atractivo se sentó a su lado apoyando la bandeja de comida- ¿Primer año? -Tenía una sonrisa de anuncio que resplandecía como si hubiese salido de un anuncio de colgate.

-Eh, si... acabo de mudarme.

-Soy Roy- Le tendió la mano para presentarse.

-Amelia- El chico la miraba de manera extraña... o quizás ella estaba empezando a volverse una paranoica.


-¿Vas a venir a la fiesta de esta noche ?- Su sonrisa impecable volvió a salir a escena.

-No creo que pueda. Tengo asuntos que atender hasta tarde- Amelia no sabía por qué estaba hablando con ella.

-¿Por el campus? Deberías tener cuidado, han desaparecido algunas chicas.

-¿Desaparecido?

-Sí, sin dejar rastro.



Salomé se despertó con hambre. En la nevera había un par de bolsitas de tipo A+, no era su preferida, pero tampoco iba a poner pega. Le habían dejado sola y ya casi no recordaba lo que era tener unos minutos para ella. Su teléfono sonó antes de que pudiera disfrutar de esos momentos de paz



-¿Qué tal bella durmiente? - Preguntó Kyra con tono burlón



-Esperando a que se baje el sol por completo. ¿Cómo va la misión? ¿Habéis conseguido algo?

-Poca cosa. Unos libros y un panfleto de un club nocturno. ¿Te animas a ir esta noche?.

Salomé toqueteaba los cubiertos de la cocina por puro aburrimiento.

-Claro, tengo que aportar mi granito de arena al plan. Veremos si trama algo el profesor.



La vampiresa esperaba desde la azotea a que su objetivo saliera de casa. Hasta ese momento solo le había visto cenar, ver la tele y poca cosa interesante. Cuando creía que se iba a morir de aburrimiento. El hombre cogió su gabardina y abandonó el apartamento. No fue nada difícil seguirle mientras callejeaba. Caminaba siempre por zonas luminosas y calles principales. Siempre hasta que se coló por un callejón y llamó a una puerta trasera de un garito.

Salomé bajó y pegó la oreja a la misma puerta para ver que pillaba. El ruido de pasos y de música era lo único que podía reconocer. Buscó una entrada alternativa, pero el sitio no tenía ventanas ni más puertas. Golpeó la puerta esperando a que abriera la rejilla.

-Contraseña- Dijo una voz grave desde el interior del local.

-¿En serio?- Salomé metió los dedos en la rendija y arrancó la puerta metálica lanzándola por los aires.- Ups

 

Le pareció gracioso ver como un hombre de unos dos metros y calvo se hacía pis en los pantalones. Le noqueó dejándolo inconsciente y bajó las escaleras del sitio. La primera planta que encontró era una especie de discoteca. Gente metiéndose cosas y bailando mientras se restregaban unos con otros, nada del otro mundo. Se concentró para dar con el paradero del profesor. Estaba atravesando el local hacia el final de la sala. La vampiresa lo siguió con cuidado hasta que desapareció detrás de otra puerta. Intentó entrar pero alguien había echado la llave, así que no le quedó otra alternativa que romper la cerradura con toda la delicadeza que tenía. Se dió con otras escaleras que continuó bajando. Cada vez que avanzaban escuchaba unas voces extrañas, una especie de cánticos en lo que parecía ser latín.

-Lo que me faltaba- Pensó para si misma.

Caminó hasta que las voces estaban cerca y tiró la última puerta que tenía. Dió a una sala con un montón de gente en capa haciendo un círculo. En el centro había una chica desnuda atada y llorando mientras que el resto la rodeaban con velas.

-Oh, ¿Esto no es el baño?

Todos se giraron y comenzaron a correr. La vampiresa suspiró , le daba muchísima pereza seguirles. Recordaba el olor del profesor así que solo tuvo que agarrarle por detrás y levantarle como si fuera un cachorrito.

-Tu no te vas, amigo-Liberó a la chica y se llevó a su nuevo complemento al apartamento.

Lo ató a una de las sillas y le colocó la mordaza . En otra época igual lo habría torturado o mordido, pero estaba demasiado seco como para ello. Se limitó a sentarse y a esperar a que sus compañeras llegasen.

Kyra se quedó pensando unos minutos antes de quitarle la mordaza.

-Así que sacrificios, vaya con el profesor- El hombre la miraba con cierto desprecio- ¿Qué le hacéis a las chicas?

-No voy a deciros nada. Yo trabajo para la diosa, soy un simple siervo de su grandeza.


-Nos ha tocado el loco-Comentó la vampiresa sentándose a mirar la escena.

 

-He vivido mucho tiempo, he visto muchas cosas. Y eso tenía pinta de ritual mágico. Parece que al final si que sabes más de lo que decías.- EL hombre se limitaba a mirarla con odio.


-Estamos buscando un amuleto muy poderoso que parece que decidirá el destino de este mundo. ¿Tienes idea de que amuleto puede ser ese?- El hombre se mantuvo en silencio hasta que Salomé se cansó y le hincó un tenedor en el muso. El tipo comenzó a chillar y no tardo mucho en hablar.

-¡Es el amuleto de Tlalhual!

-¿Dónde podemos encontrarlo?- El hombre volvió a callarse y la vampiresa retorció el tenedor de su muslo.

- ¡En México! ¡Es un amuleto azteca! ¡Por dios, para!- Salomé dejó el tenedor y le dió un golpe dejándole inconsciente.

- México, otra vez de viaje. Menos mal que no hemos desecho las maletas- Comentó Salomé sarcásticamente.




 

 

 

 

 

 

 


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