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Labyrinthus: Doomsday (Secuela) por MissCooper

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8- Las brujas son cuentos de hadas Segunda parte



Salomé entró en la biblioteca a través de las alcantarillas. Estaba cerrada así que caminaba con cuidado entre los pasillos intentando no llamar la atención del segurata mientras buscaba la sección de reliquias antiguas.

El lugar olía a papel. Ese olor le había gustado siempre y le recordaba a otros tiempos, a hace mucho tiempo. Por alguna parte tenía que estar la estantería que buscaba. Cogió varios libros sobre objetos y leyendas Aztecas intentando dar con el amuleto.

-Disculpe señorita. No debería estar aquí .

Salomé se giró rápidamente para comprobar quien le hablaba. A sus espaldas había un señor trajeado con el pelo canoso y un bigote frondoso decorando su cara. Tendría unos sesenta y muchos años. Sonrisa amable y pose seria.

-Digamos que no he podido evitar hacer una visita.

El nombre sonrió echándole un vistazo a los libros que había cogido.

-Mi nombre es Antony . E igual puedo ayudarla con lo que esté buscando.



Un silencio incómodo era el principal protagonista en la misión de Kyra con Jess. Manuel la llevaba en su coche intentando sacar algún tema de conversación. Pero ninguno llegaba más allá de dos palabras.

-No me puedo creer que te hayas acoplado a la misión- Le dijo Kyra por lo bajito para que Manuel no les escuchara.

-No te iba a dejar a solas con él para que lo despellejases- La pelirroja contestó al mismo volumen mientras su marido aparcaba el coche

-Seguidme, estamos cerca de la tienda- Manuel bajó del coche indicándole a las chicas el camino y estas le hicieron caso sin pronunciar palabra.- Vamos a ver al señor Rodríguez- Colocó una mano en el hombro de ambas el cuál Kyra se apartó con desgana.

- Te agradecería que mantuviésemos el contacto físico a cero, si no te importa- El chico se quedó un poco cortado pero afirmó con la cabeza antes de seguir el camino.

Jessica miraba de vez en cuando a Kyra de reojo e intentaba mantener cierta distancia de su marido para no incomodarla. No le gustaba que estuviera tan enfadada con ella. No era justo.

La tienda del señor Rodríguez se veía descuidada por fuera. Las ventanas eran de madera y dejaban ver una acumulación de objetos extraños en el interior. Cruzaron la puerta y una campanita anunció su llegada. Con el ruido salió un hombre delgado, algo encorvado, cabello grisáceo vestido con una especie de batín.

-Buenos días. ¿En qué puedo ayudarles?

-Hola, veníamos en busca de un amuleto especial-La líder tomó las riendas de la situación.

-¿Un amuleto especial? Deberían concretar más si quieren que os ayude.


-Bueno, buscamos un amuleto que sirva de catalizador para poderes. Ya sabe, uno para controlar poderes mágicos.

El hombre puso una cara interesada. Se peinó el bigote para abajo y sacó un libro de debajo del mostrador. Era una libreta de cuero bastante gastada. La ojeó interesado en busca de algo.

-Es bastante peculiar lo que me piden. ¿Puedo preguntar para que quieren algo así?.

Kyra le miró con cierto reparo.

-Creo que con saber si puede ayudarnos será suficiente.


Se paró en seco para mirar a sus clientes fijamente. Estuvo quieto durante un extraño tiempo y después golpeó el libro dos veces con la punta de su dedo índice.

-Esperen aquí, creo que tengo lo que buscan.- El tipo desapareció en lo que parecía una trastienda dejando al equipo esperando.






Amelia sintió un escalofrío antes de despertarse. Se sintió desorientada, su último recuerdo era en el cementerio y ahora estaba en una habitación desconocida. Se incorporó mirando a su al rededor y pudo ver a Nat cotilleando su portátil desde un sillón.

-¿Dónde estoy?

La informática dejó el ordenador encima de una mesilla y se acercó a la cama para hablar con ella.

-En casa de Manuel- Acarició su frente para colocarle el pelo- Estás a salvo.

La chica tragó saliva intentando hidratarse un poco la garganta. La sentía reseca y pastosa.

-¿Y Kyra? ¿Está bien?

-Las dos estáis bien.

Amelia intentó calmarse. La respiración la tenía acelerada a causa del nerviosismo.

-No se que me pasó- Tragó saliva al recordar la sensación de la electricidad corriendo por todo su cuerpo. - Esa cosa se abalanzó sobre mí y yo... esa cosa salió de mí... no pude controlarlo.

Nat la miró con una sonrisa. Ella no era un ser sobrenatural y no tenía ni idea de la sensación que debía ser tener poderes. Esperaba que Kyra y salomé hablasen con ella más tarde, sabrían como tranquilizarla mejor que ella. Al menos tendría más datos.

-Parece ser que tus poderes están brotando. Kyra ha ido a buscar algo que te ayudará a controlarlos- Colocó su mano en su hombro y la zarandeó ligeramente. Los ordenadores se le daban bastante mejor que las personas.- Esto es bueno, no te asustes.

La chica la miró con cierta incredulidad, si llega a ser otra persona y no Kyra quien hubiese estado con ella... no quería ni pensarlo.

-¿Sabes si tardarán mucho?

-Espero que no.






La vampiresa miraba con desconfianza al tipo que tan amablemente se había presentado como Antony. Tenía por norma no confiar en quien des-interesadamente te ofrece ayuda sin conocerte. Pero tenía prisa por irse de allí y le pidió ayuda para encontrar la sección que buscaba. El hombre parecía conocerse bien los pasillos de la biblioteca. Tenía una permanente sonrisa en la cara mientras miraba las etiquetas de las estanterías.

-Esta es la zona que estaba buscando. Si me concretará un poco más la información podría servirle más de ayuda- Se detuvo delante de un estante esperando a que su acompañante le respondiera.

-La verdad es que a no ser que sea un experto en reliquias aztecas, no creo que pueda ayudarme.

Antony se peinó el bigote hacia abajo con el dedo índice y el pulgar de su mano izquierda. Alzó la cabeza para ojear los títulos de los libros y después llevó la mano a un gran tomo de portadas marrones.

-Yo se muchas cosas, señorita- Depositó el libro encima de una de las mesas de estudio y le hizo una señal a Salomé para que le acompañase en la lectura.- Puede que este libro reduzca la búsqueda. ¿Sería tan amable de especificarme el tipo de reliquia que buscamos, o tendrá que ser un acertijo?.

La vampiresa solo quería irse de allí así que al final terminó cediendo.

-Es una especie de amuleto todo poderoso.

El hombre arqueó una ceja y pasó las páginas con cuidado pero con cierta rapidez.

-¿Por casualidad se trata del amuleto de Tlalhual?

Salomé le dedicó otra mirada desconcertada. Había sido muy rápido asimilando que era exactamente ese el nombre del amuleto que buscaba...a no ser que sea el amuleto más famoso del lugar.

-¿Cómo lo has sabido?.

El hombre sonrió mientras levantaba el libro hacia ella para que lo viera. En la foto se veía un dibujo de un colgante con un cristal y plumas. Nada imponente.

- Tlalhual fue un hechicero en la época del imperio azteca. Según cuentan, Tlalhual comenzó siendo un curandero poderoso, todo el mundo acudía a él para que le librase de todo tipo de afecciones. Tal era su éxito que el mismohuēy tlahtoāni , jefe de la ciudad, le hizo llamar para que curase a su esposa. Como agradecimiento, Tlalhual obtuvo un puesto importante en el consejo del huēy tlahtoāni. Con el puesto vino la responsabilidad y el hechicero comenzó a practicar con la magia negra y la magia de sangre. Por lo que se sabe Tlalhual perdió la cabeza por completo y confabuló para matar al huēy tlahtoāni.. Se hizo con el poder y comenzó a tratar al pueblo con tiranía... hasta que esté se reveló terminando por vengar la muerte de su anterior líder. Según cuenta la leyenda, encerraron el poder de Tlalhual junto con su espíritu eterno dentro del amuleto, para que jamás pudiera volver a la tierra de los mortales.

-Muy bonita historia , pero...¿dice algo por ahí de donde se encuentra el amuleto?- La vampiresa ojeaba rápidamente la página que el hombre le mostraba

-No, pero todo el mundo conoce la leyenda. El amuleto está en las profundidades de la pirámide de Tenayuca, protegido de las manos de cualquiera que intente ansiar el poder de Tlalhual.

-Nunca están en sitios sencillos- Salomé suspiro por la pereza que le daba solo de pensar en ir a buscarlo.-¿ Y dónde está esa pirámide?

-A unos diez kilómetros de la ciudad.






El tipo de la tienda estaba tardando demasiado en la trastienda. ¿Tanto costaba encontrar un colgante?. Kyra se empezaba a desesperar, quería desparecer de la vista de Jessica y su bronceado marido. El comerciante volvió detrás del mostrador con una cajista de madera.

-Aquí está. Sabía que tenía alguno en mi colección privada. Jamás pude imaginar que vendería uno de estos.

-¿Cuándo es?- La líder le cortó con la esperanza de pagar y abandonar el sitio.

-Claro, son diezmil pesos- El tendero sonrió al comunicar el precio. Kyra se giró a Manuel para saber si disponían de esa cantidad.

-¿Estás de broma?- El marido de la pelirroja puso cara de susto al escuchar las cifras.

-Estos objetos son muy difíciles de encontrar. Los magos son una especie extinguida y todos los objetos que les rodean son muy valiosos. Ese es el precio.

Manuel sacó su cartera y de ella la tarjeta de crédito. No podía dejar de pensar en que si pagaba el colgante no iba a poder comer en lo que quedaba de mes.

-No te preocupes, te haremos un ingreso en la cuenta.- Kyra le quitó la tarjeta y se la acercó al dueño.- Nos lo llevamos.

Por fin consiguieron abandonar la tienda y Kyra vió como Jessica besaba a Manuel como agradecimiento. Se le revolvieron las tripas.





Amelia había conseguido levantarse y andar hasta el salón sin marearse. Las manos le temblaban y todavía seguía nerviosa. Pero ver a Kyra entrar por la puerta le dio cierto nivel de paz.

-¡Menos mal!

-¿Cómo estás, pequeña?- La antigua líder se sentó a su lado y le acercó la caja con el caro obsequio que le habían comprado en la tienda .

-Nat me ha dicho que me ibas a traer algo para controlar lo que pasó ayer...¿Es esto?- Abrió la caja con ansia y se quedó perpleja al ver una especie de mineral en su interior- ¿Esto es lo que va a ayudar a controlar mis poderes? ¿Una piedra?.

Kyra la sonrió intentando no reírse de ella.

-Es un amuleto, se supone que eso te ayuda a usar tu magia, la distribuye o algo así.

La chica lo volvió a mirar con la mente algo más abierta.

-¿Y cómo funciona? ¿Lo quemo, me lo pongo al cuello? ¿Le canto?.

-Necesitas que esté hechizado, de momento solo es una piedra muy brillante- Salomé hizo su aparición por las escaleras del sótano. Había vuelto por las alcantarillas y desprendía cierto olor no muy agradable.


-¿Y cómo lo hechizo?- Preguntó Amelia cada vez más confundida- Yo no puedo controlar lo que hago y menos hacer que esa cosa funcione.

-Necesitamos a alguien que lo haga por ti- comentó la vampiresa oliéndose la manga de la camiseta con cierta cara de asco.

-¿Y dónde se supone que vamos a encontrar a alguien que sepa como hechizar el amuleto? Los magos ya no existen-Comentó Kyra mirándola intentando encontrar una solución a ese problema. Si no la ayudaban la próxima vez que se desarrollaran sus poderes podría hacer daño a alguien.


-Bueno...Quizás se exageró con eso de la extinción de los magos- Salomé carraspeó la voz , no quería confesar ese secreto, pero eran circunstancias especiales.

Amelia abrió los ojos sorprendida por las palabras que acababa de escuchar. Desde el momento en el que apareció en su vida le había contado la historia de que ella era la última. Se suponía que esa era la razón por la que todo el mundo la estaba complicando la vida. Y ahora resulta que no era verdad.

-¿Qué quieres decir?

-Bueno- La vampiresa se acercó a la cama algo perezosa- Digamos que queda otra. Se suponía que no tenía que hablar de esto bajo ninguna circunstancia... Pero que le vamos a hacer, la eternidad es mucho tiempo para guardar un secreto.

-Salomé, ¿de qué narices estás hablando?- Kyra se levantó para acercarse a ella.

-¿Te acuerdas de Elle?


-¿Elle? -Preguntó Kyra todavía desconcertada- ¿De qué estas hablando? ¿Qué tiene que ver Elle en todo esto?. Ella está muerta.

La vampiresa se encogió de hombros antes de responder.

-Bueeeno... Sería lo normal considerando que tiene más de 100 años de vida... pero , no. No está muerta.

-¿Cómo es posible?- Se quedó boquiabierta

-¿Y tú te sorprendes? -Salomé se rió con el panorama- ¿Te acuerdas de aquel trabajito que hicimos para ella?- Kyra se limitó a afirmar con un movimiento de cabeza- Pues después unas noches después la volví a hacer una visita.




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Salomé golpeó la ventana del dormitorio de Elle esperando a que la abrieran. La encontró quitándose la ropa preparándose para ponerse el camisón e irse a dormir. Ella se giró todavía desnuda para dejar paso a la vampiresa que esperaba pacientemente al otro lado del cristal.

-Tengo una puerta principal-Elle sonrió y con un gesto de muñeca la invitó a entrar. Se sentó en el filo de su cama y esperó a que su amiga estuviera completamente dentro del dormitorio.

-Quería ahorrarme todas las formalidades- La miró de arriba abajo analizando cada centímetro de su cuerpo. Era increíblemente perfecta-¿Puedo preguntar por qué querías verme?.

La señorita Steel jugueteó con su pelo de manera seductora. Le encantaba la manera en la que la miraba, le gustaba sentirse deseada, el poder que eso le otorgaba.

-Negocios, negocios.¿No puedo querer verte sin más?- Sonrió de forma ladeada antes de levantarse de la cama- ¿Quieres algo de beber?

Salomé negó con la cabeza observando como ella se servía una copa de lo que por el olor parecía Whisky. Elle volvió y levantó la copa amagando un brindis. Tomó un trago corto y observó el fondo del vaso durante unos instantes.

-¿Te acuerdas cuando nos conocimos?

La vampiresa se sentó en el mismo lugar que ella había dejado libre apenas un instante antes.


-Claro, eras una niña bastante curiosa.

Elle se sentó a su lado colocando la mano en el muslo de su invitada. Pasaban muchas cosas por su mente, siempre lo hacían. Le venían imágenes de todo tipo, de todos los tiempos.

-Si- Soltó una risa tímida- Yo lo recuerdo bien- E hizo otra pausa para tomar un trago- Sabía que vendrías esa noche, se lo conté a mi padre y el no estuvo muy contento de verte. Recuerdo como me miró al descubrir mi poder. No podía entenderlo.-Tomó de nuevo otro rápido sorbo de su copa para después echar el pelo hacia atrás- Después me llevasteis con mi aquelarre, fue muy amable por tu parte.



-No fue amabilidad, tenía mis razones.- La vampiresa estaba acostumbrada a los rodeos de la chica, así que esperaba pacientemente a que recondujese su historia al verdadero motivo.

-Después nos volvimos a ver cuando tenía dieciocho. Yo había cambiado mucho, pero tú seguías exactamente igual. Habían pasado doce años , pero el tiempo no te había tocado- Colocó su mano acariciando la cara de Salomé con extrema suavidad- Al igual que ahora.

-Cada uno tenemos nuestras habilidades, amor- Sonrió sin apartar la mirada de los ojos azules de la rubia . Elle se le acercó con delicadeza y la besó sutilmente en los labios. El beso fue rápido para poder continuar hablando.

-He visto algo...-Se apartó por completo de la vampiresa llevándose la mano a la frente. Aquellas imágenes le invadían de forma violenta. Era algo enorme , demasiado espantoso como para poder mirarlas durante mucho tiempo- Va a pasar algo terrible y voy a necesitar tu ayuda para solucionarlo.


-¿Mi ayuda? Siempre estoy dispuesta a ayudar , siempre que el pago sea satisfactorio- Salomé sonrió un instante antes antes de darse cuenta de lo preocupada que estaba, la cosa era seria de verdad- ¿Qué pasa? ¿Qué has visto?

Elle la miró con los ojos llorosos. Solo recordarlo era demasiado.

-Muerte.

Estuvieron calladas durante unos segundos y después la vampiresa se dirigió a ella.

-¿Qué necesitas de mí?.

Steel la besó de nuevo, esta vez fue un beso más largo e intenso. Cuando se separó de ella esta vez con lágrimas en las mejillas.

-Necesito que me trasmitas tu don

Salomé la tumbó en la cama devolviéndola uno de los besos que le habían dado >>




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