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Aquella Fragancia a Manzanas por Matsumoto_Moon

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos!

Bienvenidos al capítulo 10 de "Aquella Fragancia a Manzanas" :D

Antes de leer debo avisarles que hice una pequeña edición en el capítulo 4  "Recuerdos, explicaciones y algo más"

Si no se dan cuenta de cuál es entonces no importa jejeje

Se encontraban Jonouchi y Anzu en la casa del primero conversando tranquilamente cuando de pronto tocan la puerta. Ambos se acercan a ver quién es y grande es su sorpresa cuando ven que del otro lado de la puerta estaban Yugi y Atem. La pareja reencontrada había llegado a la casa del rubio sin previo aviso dos días después de que Atem pudiera ver a Yugi de nuevo pero Anzu pudo darse cuenta de que no habían llegado simplemente a dar la noticia, algo no estaba bien. Sus sospechas fueron confirmadas cuando Jonouchi los hizo pasar y Atem fue el primero en entrar con Yugi detrás de él sin decir una sola palabra, caminaron hasta la sala y Anzu pudo notar un extraño comportamiento en Yugi en ese pequeño trayecto.

No saludo a nadie cuando entró, tampoco miró a nadie, solo se limitó a seguir a Atem mientras su mirada se concentraba en algún punto entre Atem de espalda y el vacío.

-Siéntate por favor – Dijo Jonouchi y con eso todos se sentaron.

Yugi lo hizo inmediatamente al lado de Atem y su mirada ahora se enfocó en algún punto en el suelo, no se movió en realidad, solo se enfocó en el lugar que su cuerpo la dejó. Anzu se fijó en Atem y vio que este tenía una mirada seria, luego se fijó en Jonouchi y vio que este también miraba a Yugi con suspicacia.

Algo definitivamente estaba mal.

- ¿Cómo supiste donde vivo? – Comenzó Jonouchi.

-Yugi me mostró – Respondió Atem seriamente y Anzu escuchó a Jonouchi suspirar de alivio.

- ¿Puedes verlo ahora? ¿Nos crees ahora?

-Si – Respondió secamente.

En ningún momento de ese intercambio de palabras Yugi dijo algo o mostró alguna reacción, lo que hacía que ni Anzu ni Jonouchi pudieran alegrarse de lo que Atem les decía, solo podían mantenerse serios.

- ¿Yugi? – Dijo Anzu tentativamente pero el nombrado no reaccionó – Algo no está bien, ¿Verdad? ¿Cuál es la verdadera razón de tu visita Atem?

-Yugi.

- ¿Qué le ha pasado Atem? – Preguntó Jonouchi.

Anzu se levantó con cautela y se puso frente a Yugi a su altura, con la yema de sus dedos tomó su barbilla y dirigió su mirada hacia ella con delicadeza, lo miró profundamente por unos momentos que a los demás presentes se les hicieron eternos, luego aun sin dejar de mirarlo dijo algo que los dejó a todos helados.

-El ya no está aquí.

 

Hace dos días.

Yami no podía creer lo que sus ojos veían. Su novio de la escuela que creyó perdido por 5 años lo estaba abrazando en ese momento, en la sala de la que antes era su casa.

Se sentía irrealmente real.

Aun sin ser completamente consciente de sí mismo levanto sus brazos y correspondió ese tan anhelado abrazo, primero lo hizo suavemente pero al sentir el cálido cuerpo entre sus brazos no pudo contenerse y lo apretó con fuerza, luego acerco su rostro al cabello de Yugi y aspiró aún más esa fragancia tan característica del menor. Sus ojos se llenaron de lágrimas y lentamente estas comenzaron a caer por sus mejillas.

Era Yugi. En verdad era su Yugi.

Muchas emociones se mezclaron en su interior y se sintió mareado por el fuerte impacto que ese simple abrazo estaba teniendo sobre él. Sentía alegría y felicidad por reunirse con el único amor de su vida, sentía tristeza por haberlo rechazado aun sin saberlo, pero había otro sentimiento que comenzaba a sobreponerse a los demás.

Culpa.

Una inmensa y espantosa culpa golpeaba el cuerpo de Yami en oleadas.

Fue su culpa que Yugi desapareciera por no haber estado con él para protegerlo.

Fue su culpa que Yugi sufriera por no hacer lo suficiente para encontrarlo.

Fue su culpa que Yugi pasara por dificultades porque fue muy estúpido como para confiar en Jonouchi.

Fue todo su culpa. Siempre su culpa. Su culpa… Mi culpa.

Yo abandoné a Yugi, lo dejé solo y el terminó herido por eso. Aun ahora, fui egoísta y pensé solo en mi dolor cuando Yugi me necesitaba. Jonouchi intentó decírmelo y no lo escuché. Soy un idiota.

-Lo siento… - Susurró Yami suavemente – Lo siento tanto Yugi… - Dijo mientras las lágrimas se hacían más fuertes.

Yugi al sentir la voz de Yami levantó su cabeza y pudo ver las mejillas empapadas de su amado, su mirada estaba fija en él ahora y eso lo hizo sorprenderse.

¿En serio me está mirando?

Lo que tanto había querido en estos días al fin se había hecho realidad, Yami podía verlo y lo estaba viendo en ese instante. Se sintió tremendamente feliz pero no pudo aferrarse a ese sentimiento porque en los ojos de Yami solo había tristeza. ¿Por qué Yami lo miraba de esa forma?

-En verdad… Lo siento… - Lo escuchó disculparse otra vez.

-Yami… - Atem sintió como si una corriente eléctrica lo recorriera al volver a escuchar la voz de Yugi - ¿Por qué lo sientes? – Le pregunto Yugi suavemente mirándolo a los ojos.

-Yo… Yo… - Las lágrimas de Atem solo caían con más fuerza cada vez que intentaba decir algo – Lamento no haber estado contigo – Respondió amargamente.

-No fue tu culpa Yami.

-Yo debí estar contigo… Te he extrañado tanto – Dijo apretándolo más.

-Y yo a ti Yami.

-Lo siento.

-No lo sientas… Está bien. Estamos juntos ahora – Le dijo con una sonrisa amable en la cara.

Atem solo sintió como su corazón se rompía todavía más cuando vio esa sonrisa. Yugi le estaba sonriendo cuando él lo único que hizo fue llorar y lamentarse, no lo ayudó y lo dejó solo.

Se sentía como la peor basura del mundo.

Luego de ese extraño encuentro ambos ordenaron todo, Yugi le pedía disculpas una y otra vez por causar ese desastre, sin embargo, no se arrepentía. Fue gracias a eso que había conseguido que Yami lo notara y estaba feliz.

Muy feliz.

A pesar de lo feliz que estaba pudo notar que Atem no se sentía igual es por eso que se mantuvo hablando todo el tiempo, intentó preguntarle qué tal estuvo Londres o cómo fue que termino involucrado en la música pero en ningún momento obtuvo respuesta así que solo se mantuvo hablando deseando que Yami volviera a la normalidad. Por un segundo le pasó por la mente que quizás él nunca volvería a la normalidad, quizás las cosas ya estaban rotas entre los dos, pero desecho la idea tan rápido como vino. No se había esforzado tanto por nada, no dejaría que Atem se escapara de sus manos después de tanto esperar por él, y si resulta que su relación si estaba rota pues entonces solo debía arreglarla, ¿Verdad?

Esa noche Yugi durmió tranquilamente abrazado a Atem sintiendo una paz que hace mucho no sentía, Yami en cambio se quedó la mayor parte de la noche observando dormir a Yugi. Sentía que habían pasado milenios desde la última vez que lo vio dormir así con una débil sonrisa en el rostro, le hubiera gustado disfrutarlo como antes pero ahora solo se sentía demasiado destruido como para pensar en otra cosa que no fuera esa tremenda culpa con la que cargaba. Pensaba que no se merecía a ese ángel tan bueno que estaba durmiendo a su lado, ¿Cómo es que pudo traicionar así el amor que el menor le entregaba? Fue muy afortunado de que Yugi se enamorara de él y estaba agradecido pero ahora ya no se creía capaz de aceptar lo que su ángel le entregaba, ya no lo merecía, ya no era digno de él.

Con esos pensamientos en la mente termino durmiéndose cuando comenzaba a aclarar.

Al día siguiente se levantó con pereza con el sonido de su alarma seguido del menor, lo escuchó murmurar algo sobre querer seguir durmiendo pero intentó no ponerle demasiada atención, debía prepararse rápidamente porque tenía muchos compromisos en la compañía. Luego de levantarse y desayunar se subió en su auto y se fue a su trabajo, Yugi iba a su lado pero no le había puesto atención en toda la mañana y no pensaba hacerlo tampoco, aunque Yugi intentaba entablar conversación y acercarse Atem solo parecía querer huir de él y eso le dolía.

Se sentía mil veces peor que cuando Yami no podía verlo, ahora lo ignoraba a propósito y no sabía por qué. Intentaba con todas sus fuerzas acercarse al mayor pero sin resultado alguno y las dudas se estaban comenzando a acumular en su mente.

¿Acaso ya no me ama? ¿Se quiere alejar de mi porque ya no siente lo mismo? ¿Entonces por qué puede verme?

No entendía la situación, el solo quería volver a estar feliz junto al amor de su vida pero al parecer el destino quería otra cosa y el simplemente no podría soportarlo si Yami se alejaba de él. Fue por eso que horas más tarde se levantó de golpe mientras Yami trabajaba en una canción y caminó hasta él con determinación.

-Yami te amo – El nombrado no había querido mirar a Yugi aun cuando lo sintió levantarse pero ante esa frase inesperada no pudo evitar mirarlo con los ojos bien abiertos.

-¿Yugi?

-Te amo. ¿Tú?

-Yo…

-Atem yo te amo – El mayor trago saliva sintiéndose helado, Yugi solo lo llamaba por su nombre cuando era algo realmente serio o cuando estaba molesto con él y se sentía herido – Hace 5 años me apartaron de tu lado en contra de mi voluntad, no tengo recuerdos de ese periodo de mi vida pero puedo estar completamente seguro de que pensé en ti cada día, que te extrañé cada día y anhelé volver a verte sin descanso. En ningún momento deje de amarte, estoy seguro de eso. Cuando me vi de esta forma, atrapado, lo primero que vino a mi mente fue tu nombre, cuando Jonouchi me dijo lo que había pasado yo pensé en ti y no iba a descansar hasta encontrarte. Cuando te encontré dije que no descansaría hasta hacer que me vieras, hasta que supieras que estaba vivo y lo logré. Yo creí que podría descansar ahora que tú estás conmigo, pero no estás conmigo realmente, me evitas y me ignoras, cuando me miras lo haces con una mirada llena de tristeza y no de amor como lo hacías antes. No sé qué es lo que pasa contigo pero necesito saberlo. Si ya no me amas necesito saberlo, si hay algo que te esté molestando necesito saber que es. No puedo seguir así.

-Yugi yo… No puedo hacer esto – Yugi sintió que el mundo se le venía encima con esas palabras – No puedo mirarte a la cara sabiendo todo lo que pasó. No puedo soportar escuchar tu voz sin pensar que quizás con esa voz llamaste mi nombre incontables veces y yo no estaba ahí. No puedo estar contigo como antes… Porque ya nada es como antes Yugi.

-Yo no te culpo por lo que pasó Atem – Una vez más escuchar su nombre dicho por Yugi le dejaba un sabor amargo – Cuando supe que te habías ido a Londres no sabía muy bien que pensar luego me molesté mucho. Es cierto. Yo creí que me habías abandonado. Pero solo fueron las emociones del momento, yo no puedo culparte por eso, estabas en todo tu derecho, creías que había muerto. Quizás jamás esperaste volver a verme así que tiene sentido que te fueras, que no siguieras buscándome, que intentaras superarlo. Yo no te culpo por eso Atem. Pero si te voy a culpar si me abandonas ahora.

-Yugi-

-No Atem. No voy a aguantar que me mires de esa forma mientras me abandonas. ¿Qué ya nada es como antes? No, claro que no. Sin embargo, estoy dispuesto a intentar que las cosas mejoren, no quiero que sea como antes, quiero que sea mejor – Hizo una pausa – No puedo hacer que sea mejor si no te tengo a ti – Dio un paso más cerca de donde Atem estaba sentado y este por instinto se levantó – No voy a perdonarte nunca si me abandonas ahora. No pienses egoístamente, yo te necesito – Dio otro paso más cerca y tomo la mano de Atem para evitar que este se alejara, pero entonces se dio cuenta de algo – Yo… Puedo tocarte… Esto tiene que significar algo, ¿No significa nada para ti? Desde que estoy así solo había atravesado cosas y personas pero a ti puedo tocarte, ¿No te dice nada esto?

-¿Qué? – Preguntó Atem nervioso por la casi nula distancia a la que estaban ahora.

-Yo te amo – Yugi acercó su rostro al contrario – Atem… - Cerró los ojos e intento juntar sus labios con los del mayor en un beso que había esperado demasiado tiempo por conseguir, sin embargo, el contacto nunca llegó.

Sintió como Atem se zafaba de su agarre y luego un par de manos lo empujaron hacía atrás en un golpe que lo dejó en el suelo. Abrió los ojos sorprendido y miró con horror como la persona que alguna vez lo amó negaba con la cabeza una y otra vez mientras retrocedía.

-No… No puedo… Yugi no puedo…

Yugi no fue capaz de derramar ni una sola lagrima a pesar del dolor asfixiante que sentía en su pecho.

Esta es… ¿Tu decisión?

Entonces yo no tengo nada más que hacer aquí.

*~

Lo que Anzu dijo causo un impactó en Jonouchi y en Atem, ¿Cómo que Yugi ya no estaba ahí?

-¿Qué? – Atinó a decir Jonouchi.

-En el otro mundo existen muchas cosas, yo principalmente contacto con espíritus de seres humanos pero a veces me topó con otras cosas. Mi poder no es lo suficientemente fuerte para verlo todo pero he podido entender a fondo muchas cosas sobre la muerte humana y lo que sucede después de ella. El camino normal es que los espíritus se formen cuando la persona muere, si tienen algún asunto pendiente vagan por la tierra entre nosotros hasta que lo resuelven y pueden atravesar lo que yo llamo la luz. A veces cuando los espíritus humanos vagan demasiado tiempo se llenan de ira y se convierten en espíritus malignos, a veces simplemente pierden su razón de seguir y se olvidan de quienes son realmente, se olvidan de todo y su alma se separa del espíritu. En la tierra solo queda un envase vacío que actúa por inercia, que es dominado por sentimientos pero no tiene vida, se convierten en ánimas. Pero esto no solo puede pasarle a espíritus de gente muerta, cuando las personas quedan en coma a veces son ellas mismas las que desean no despertar, porque han tenido una vida difícil y están cansadas, porque han tenido una experiencia traumática, o por la razón que sea, cuando esto pasa su espíritu se separa de su cuerpo y entran en un periodo de prueba como ya les había dicho. Al final de esto ellas deben decidir si realmente quieren dejar de pertenecer al mundo humano o quieren vivir pero a veces en medio de este proceso suceden cosas que pueden afectar profundamente al individuo y hacerlo perder el camino, si el individuo se confunde y toma una decisión precipitada perderá la motivación y la fuerza que lo mantiene en este mundo y se convertirá en una ánima. La persona ya no quiere seguir viviendo pero es retenida aquí porque no ha terminado la prueba, si no ha recuperado sus recuerdos la prueba no termina, sin tener todas las perspectivas no puede tomar una decisión pero si aun así la toma y el deseo es fuerte su alma se separa del espíritu y esa parte de él deja este mundo mientras que la otra se queda aquí como un cascaron vacío.

Hubo un pesado silencio en el lugar.

-Eso es lo que están viendo ahora – Volvió a hablar Anzu – El espíritu de Yugi sin su alma. Un ánima.

*~

¿Dónde estoy?

Yugi abrió los ojos y vio niebla. No. No era niebla. Era una especie de humo y era todo lo que podía ver.

Se sentía extraño, lo último que recordaba era que Yami había logrado verlo pero estaba raro con él.

Ah… Cierto. Discutimos.

Cuando escuchó a Atem decir esas palabras se sintió muy herido y deseo con todas sus fuerzas jamas haber despertado de esa forma, deseo haber estado muerto en realidad ya que de esa forma jamas habría tenido que enfrentarse al rechazo de Yami, luego de eso no recuerda nada más hasta despertar en ese lugar lleno de humo o niebla, o lo que sea.

¿Qué es este lugar?

-Es el mundo de las ánimas. Bienvenido Mutou Yugi.

Yugi se sobresaltó al escuchar una voz hablándole cerca y más al saber que le respondía una pregunta que no recordaba haber dicho en voz alta.

-Yo puedo leer tu alma Yugi, no necesitas hablarme para que yo sepa que es lo que te perturba.

-¿Quién eres? – Preguntó el tricolor temeroso.

-Mi nombre es Mizuki, soy el guardián de este lugar – Yugi pudo ver como frente a él se aclaraba una figura, era un individuo que parecía ser un hombre pero de ninguna manera podía ser humano. Tenía una piel en extremo blanca, su pelo era tan largo que llegaba hasta sus talones, liso y de un color violeta muy claro, sus ojos eran de un color parecido pero mucho más intenso y llevaba puesto un kimono tradicional blanco. Se podía notar que en su espalda descansaba un par de alas con plumas pulcramente blancas y todo su cuerpo parecía brillar con luz propia.

-¿Eres un ángel?

-Se podría decir que lo soy – Dijo con una sonrisa.

- ¿Estoy muerto?

-No, no lo estas. Pero estas aquí porque quieres estarlo, ¿No es así?

-Yo…

-Tu alma esta perturbada, es por eso que la traje aquí. Este puede ser el último lugar en tu recorrido o puede ser el comienzo de una nueva y hermosa vida. Sea cual sea el caso estás aquí para sanar.

Yugi lo miró confundido unos segundos y luego intentó mirarse a sí mismo, vio que también traía puesto un kimono pero su apariencia era transparente.

-Así es, lo que observas es la parte más concentrada de tu espíritu, tu alma misma. En este momento tú eres solo tu alma. Tu espíritu y tu cuerpo están en el mundo humano.

-¿Y para qué estoy aquí?

-Ya te lo dije. Para sanar. Has tenido unos momentos muy difíciles y crees que ya no podrás soportar nada más, te rompieron el corazón de mil formas posibles y estas muy cansado, yo lo sé pero Yugi – Dijo mirándolo a los ojos – La vida es un regalo muy hermoso, tu aun puedes tener luz en la tuya y no me daré por vencido hasta que la veas.

Yugi solo lo miró sin decir nada, no sabía muy bien que hacer o que pensar y ese ángel o lo que fuera no estaba ayudando demasiado.

-Bien Yugi, lamento tener que hacer esto así ahora pero viniendo aquí te saltaste todos los protocolos y si te quedas demasiado estarás perdido así que me veo en la obligación de resolver esto rápido, tu elegiste la mala manera Yugi así que no me culpes después. Esto te va a lastimar y lo siento, pero es hora de que recuerdes todo – Diciendo eso con una sonrisa triste posó su dedo índice en la frente de Yugi y luego todo se volvió negro.

*~

Anzu, Jonouchi y Atem mantenían fija la mirada en Yugi, la periodista ya había vuelto a su lugar y ahora solo estaba en silencio esperando que los otros dos pensaran la situación.

- ¿Qué fue lo que pasó Atem? – Dijo Jonouchi con un tono cansado. Atem suspiró.

-La noche del día en que ustedes vinieron a verme…. – Atem les relato todo lo que había pasado desde que ellos se encontraron, les dijo como había sido Yugi quien causó todas esas cosas raras en su casa y en como al final se había dado cuenta de que era él y lo vio, les dijo como se había sentido feliz al principio pero que luego no pudo evitar sentirse culpable y se sentía totalmente sofocado solo con ver los ojos de su amado, les contó como discutieron en su estudio y como lo había alejado. Les contó todo sin poder esconder la desesperación en su voz – Se me hacía insoportable la cercanía entre ambos, su tacto quemaba mi piel como si realmente fuera fuego y tuve que alejarlo. No fui capaz de sobrellevar todo lo que estaba sintiendo y le hice daño una vez más. Él dijo que no me perdonaría si yo le daba la espalda – Recordó con una débil sonrisa - En fin, cuando lo empujé me miró sorprendido desde el suelo y eso fue todo. No volvió a hablarme ni a mirarme directamente, al principio creí que solo estaba enojado conmigo y hasta agradecí que se mantuviera en silencio para yo poder pensar y organizarme con todo esto, pero era extraño que solo caminara detrás de mí sin despegarse sin estar conmigo realmente, cuando volvimos a casa yo intenté hablar con él y fue entonces cuando me di cuenta de que algo estaba mal, sin embargo, no está completamente ido, creo… Fue el quien me mostró como llegar aquí y esta mañana lo vi llorar.

-Entonces él puede manifestarse aun así… - Pensó Anzu en voz alta – Entonces no todo está perdido. No podemos dejar que pase mucho tiempo como anima o podemos perderlo.

- ¿Qué podemos hacer? – Preguntó Jonouchi.

-Pues por ahora debemos dejar que Atem ordene sus ideas, se calme y decida bien que es lo que va a pasar ahora. Tú le transmitiste todos tus miedos e inseguridades a Yugi, perturbaste su corazón y su alma y lo rompiste, solo tú puedes arreglar esto. Pero para eso debes estar en paz contigo mismo, perdonarte a ti mismo.

Ahora depende de ti.

*~

Yugi caminaba tranquilamente por las calles que lo llevarían a la casa de su mejor amigo Jonouchi, como todos los días se levantó temprano para pasar por su casa y así poder irse juntos a la escuela. Llevaba una adorable sonrisa en el rostro y su andar era alegre, tomaba con ambas manos los tirantes de su mochila mientras observaba todo a su alrededor sin notar que una persona lo seguía, esa persona se mantuvo oculta hasta que Yugi estuvo muy cerca de un callejón, salió de su escondite y rápidamente agarro a Yugi por detrás. El pequeño tricolor abrió los ojos sobresaltado, quiso gritar pero una mano tenía su boca apretada fuertemente impidiéndole producir un grito.

-Mmmmmh Mmmmmmmmmh – Yugi pataleaba y se movía de manera violenta, pero la persona que lo tenía agarrado era evidentemente más fuerte que él, mucho más fuerte. Lo arrastró hasta aquel callejón cercano, lo empujó contra la pared y antes de que Yugi pudiera reponerse o decir algo le tiró fuertemente la mochila para tirarla lejos a lo que el tricolor soltó un quejido de dolor. La persona tomó ambas muñecas de Yugi con una mano y las sujetó por encima de su cabeza mientras que con la otra mano revisaba los bolsillos del uniforme de Yugi, todo lo que encontró lo tiro al callejón y solo se detuvo hasta asegurarse de que ya no tenía ningún objeto escondido. El pequeño Yugi estaba en shock, no entendía lo que pasaba, aunque ninguna mano aprisionaba su boca su voz nunca fue escuchada, sus cuerdas vocales no le respondían. La misteriosa persona sacó de algún bolsillo de su chaqueta un paño y lo presionó fuertemente en la zona de respiración de Yugi, este último sintió un fuerte y peculiar olor, trato de zafarse sin mucho éxito, pronto comenzó a sentir un extraño zumbido en los oídos que de a poco fue extendiéndose por todo el cuerpo en forma de cosquilleo, principalmente en su cara, hizo un último esfuerzo ya casi sin fuerzas y luego todo se volvió negro.

El sujeto tomó a Yugi y lo metió dentro de su auto que estaba estacionado en ese callejón, luego él se subió también y arrancó el vehículo saliendo por el otro lado del callejón.

Más tarde Yugi abrió los ojos lentamente, todo estaba oscuro, no sabía dónde estaba pero pudo notar que estaba recostado en algo blando que supuso era una cama. Quiso moverse pero no lo logró, sus manos estaban atadas y también sus pies, su corazón comenzó a acelerarse y el miedo tomaba su cuerpo, recordó como aquella persona lo había llevado a la fuerza a un callejón, recordó el cosquilleo por todo su cuerpo y su mente llegó a una horrible conclusión. Se negaba a creerlo. De pronto sintió unos pasos acercarse y una puerta abrirse, no pudo seguir pensando y todo su cuerpo se tensó, una luz inundó el lugar y Yugi tuvo que cerrar los ojos por el intenso brillo, al abrirlos pudo ver de pie junto a él a un hombre de unos penetrantes ojos azules.

-Hola Yugi veo que despertaste, déjame ayudarte - Dijo mientras lo sentaba en la cama – Probablemente estés muy confundido ahora así que voy a explicarte la situación. – Yugi lo miraba atentamente pero con miedo, no dijo nada – Por favor no te asustes, realmente lamento haber sido tan brusco hace un rato pero si no lo hacía no hubieses venido conmigo. Veras Yugi, quizás no lo recuerdes pero tú y yo nos conocimos hace 6 meses en tu escuela, no fue nada especial, yo necesitaba indicaciones y tú me las diste, fueron unos pocos segundos los que me hablaste pero desde ese día no he podido sacarte de mi mente Yugi, no he podido olvidarte y no pienso hacerlo tampoco, es por eso que te traje aquí, no pude obtener una solución a mi necesidad de ti, te seguía todos los días e investigue todo sobre ti pero no era suficiente, yo quería hacer las cosas correctamente, hablarte y que me conocieras, pero luego me enteré de que te habías puesto de novio con una persona, ese maldito de Atem se había quedado contigo primero y mi corazón no pudo soportarlo Yugi, que estuvieras en los brazos de alguien más era imperdonable – La cara de Yugi era de total confusión, y tenía mucho miedo – Yugi, yo sé que ahora no lo entiendes pero no tuve otra opción. Con el tiempo olvidaras a Atem y te acostumbraras a la idea de estar aquí, conmigo. – El hombre tomo las manos de Yugi y las desató, también los pies – Te puse esto por si despertabas antes de llegar, eso pudo haber sido peligroso pero no sucedió, ahora que estamos aquí quiero que estés cómodo. ¿Tienes alguna pregunta?

- ¿Dónde estoy? – Dijo Yugi temeroso.

-En un sótano, quiero que te quedes aquí un tiempo porque arriba aún no está todo listo.

-Ya no… ¿Ya no me dejaras ir? – Yugi tenía miedo de la respuesta, en el fondo la sabía pero tenía que escucharlo de su captor para estar seguro.

- ¿Dejarte ir? ¿No has estado nada y ya quieres irte? Lo lamento mucho Yugi pero no puedes irte, será doloroso al principio pero te acostumbraras, no es tan terrible vivir conmigo, además yo me asegurare de que no te falte nada, quiero que estés bien.

- ¿Cuál es tu nombre? – Quizás sea raro interesarse por una persona que te secuestra y te retiene en contra de tu voluntad, sin embargo, Yugi quería que esos ojos azules tuvieran un nombre, si lograba salir de ahí tenía que saber el nombre de la persona que lo raptó para poder decírselo a la policía.

-Oh es cierto, no me he presentado aún. Mi nombre es Kaiba Seto – Respondió mientras lo miraba – No puedo quedarme mucho ahora así que quiero dejarte bien cómodo, la puerta de allá – Dijo apuntando a su izquierda – es un baño, puedes darte una ducha si lo deseas, hay ropa limpia de tu talla ahí también. En el mueble que está ahí – Dijo apuntando a un costado de la cama de Yugi – hay algunas cosas que puedes comer y refrescos, no es comida como tal, solo algunos snacks. Cuando vuelva traeré para que comamos juntos, también dejé algunas cosas que puedes usar si te aburres. Intenta descansar también. Nos vemos luego – Con esa frase y una sonrisa se despidió de Yugi y salió de la habitación.

El tricolor se quedó algunos minutos mirando la puerta sin saber exactamente qué hacer, cuando su mente pudo asimilar la idea de que Kaiba Seto lo había secuestrado se bajó de la cama precipitadamente y corrió a la puerta por la que había salido el alto, intentó abrirla pero estaba cerrada. La golpeó, se lanzó contra ella, grito por ayuda pero nada funcionó, no supo cuánto tiempo estuvo así exactamente y solo se detuvo cuando su voz salió rota y rasposa de tanto gritar y la garganta le dolió, se detuvo cuando todo su cuerpo estuvo adolorido por golpear la puerta que lo separaba de su libertad, se detuvo cuando ya no pudo contener el llanto y este no lo dejo ni siquiera volver a levantarse para intentar salir. Abrazó sus rodillas y enterró su cabeza en el espacio libre que se creaba con sus brazos y piernas, su pequeño cuerpo sufría espasmos por el llanto y pronto su cabeza comenzó a dolerle, cuando su cuerpo estuvo entumecido por la posición se dejó caer en el piso aun llorando, su nueva posición no tenía ni un poco de gracia o elegancia pero le permitía seguir descargándose con comodidad. Observo desde el suelo la habitación en la que estaba, ¿Un sótano? Pensó.No estaba sucio ni tenía algún olor extraño, todo estaba ordenado pero no había ventanas, la habitación solo era iluminada por unos tubos fluorescentes ubicados en el techo que emitían una fuerte luz blanca, se le hizo muy deprimente todo.

Cuando su llanto se debilitó se obligó a sí mismo a levantarse, caminó sin fuerzas hasta el baño y decidió darse una ducha, quizás el agua pueda calmarlo un poco. Seto no mentía cuando le dijo que en el baño podría encontrar lo que necesitaba para asearse tranquilamente pero le asustó que el de ojos azules hubiera preparado las mismas cosas que usaba en su propia casa, había un jabón líquido de la misma marca y fragancia al que usaba para bañarse, lo mismo con el shampoo y todos los demás artículos de aseo personal, también había toallas de diferentes tamaño y un cambio de ropa que supuso era para él, eso solo le demostró que era verdad el hecho de que Seto lo hubiera investigado y seguido durante un largo tiempo. Suspiró cansado y solo dejó que el agua le cayera encima mezclándose con sus lágrimas que parecían no acabarse y no querer detenerse nunca. Al terminar solo se puso la ropa que había sido dejada para él y salió del baño, no se molestó en usar todo ni en ordenar, estaba demasiado cansado para eso así que solo se recostó nuevamente en su cama.

¿Qué va a pasar ahora?

Ciertamente no tenía idea y no quería saberlo, tenía miedo de saber lo que ese hombre podía hacerle cuando volviera, si lo secuestró y no le importó lo que Yugi sentía ¿Qué lo detendría de hacerle algo cuando ahora serían solo ellos dos?

Cuando Seto volvió ese día afuera ya era de noche, luego de su baño Yugi no se había movido de la cama para nada, había cambiado de posición varias veces, había llorado y dejado de llorar en múltiples ocasiones y se había lamentado una y otra vez por la situación en la que estaba pero ahí se quedó, sin poder hacer mucho más. Tan metido en sus pensamientos y lamentos estaba que no se dio cuenta del sonido que hizo la puerta al abrirse y cerrarse.

Lo primero que vio el de ojos azules fue a Yugi sobre la cama, estaba sentado apoyado en la pared y abrazando sus rodillas, Seto se acercó a él y tomo su cabeza delicadamente con las manos haciendo que el menor levantara la mirada, pudo comprobar que Yugi estaba hecho un desastre. Los ojos rojos e hinchados por el llanto y su nariz que también se había teñido de un ligero rojo contrastaba con su blanca piel que no hizo más que aclararse durante el día, el pequeño Yugi estaba realmente pálido. Kaiba solo suspiró al contemplar el estado del niño que le había robado el aliento la primera vez que lo vio, sabía que sería difícil pero no perdía la esperanza.

-Ven, vamos a lavarte la cara para que podamos comer. Traje tu plato favorito y si no nos apuramos va a enfriarse.

Yugi solo se dejó hacer por Seto rogando mentalmente que lo dejara en paz, que no lo tocara y lo dejara ir pero sabía que eso no pasaría así que tenía que resignarse. Cuando el alto lo volvió a dejar en su cama Yugi notó la cantidad de bolsas y cajas que su secuestrador había traído consigo, de a poco fue sacando todo bajo la atenta mirada del tricolor y pronto en la habitación ya había armada una mesita con dos banquitos plegables, también tenía una barra para colgar ropa con mucha ropa nueva que Seto había comprado y un montón de otras chucherías que el mayor pensó podían gustarle a su pequeño. Cuando ordenó todo Kaiba sacó la comida para llevar que había comprado y la sirvió sobre la mesa para luego indicarle a Yugi que se sentara, mientras Seto comía Yugi solo miraba su plato sin decir nada, en esos momentos realmente no sentía hambre.

-Vamos Yugi, va a enfriarse – Intentó Seto sin obtener respuesta o reacción – No tocaste los bocadillos que dejé, no has comido en todo el día – Segundo intento – Vas a enfermarte si no comes algo Yugi – El tercer intento consiguió que Yugi lo mirara – No voy a dejarte morir de hambre si es lo que planeas – Dijo con una sonrisa que no hizo nada más que asustar a Yugi.

-Por favor… - Dijo Yugi en un volumen muy bajo – Déjame ir…

-Ya te dije que no puedo hacer eso.

-No le diré a nadie, no voy a denunciarte lo prometo.

-No se trata de eso Yugi.

-No quiero morir aquí – Dijo comenzando a llorar otra vez.

-No voy a matarte Yugi, no voy a hacerte daño. Solo quiero estar contigo.

-Tengo novio.

-Ya no más Yugi, ahora solo eres mío.

Yugi no volvió a decir palabra y solo dejaba que unas lágrimas silenciosas se escaparan de sus ojos, no tocó su comida ese día ni tampoco al siguiente. Al tercer día se desmayó por fatiga y Seto tuvo que comenzar a obligarlo a comer, Yugi se asustaba tanto cada vez que el mayor se acercaba que al final terminó cediendo y continúo comiendo por su cuenta.

Las semanas pasaron tortuosas para el tricolor pero en cierta medida se sintió aliviado de que Seto se mantuviera fiel a su palabra y no le hiciera daño, al menos no físicamente. El mayor solo le hablaba y a veces intentaba tocar su cabello siendo siempre alejado por el temblor que recorría el cuerpo de Yugi cada vez que se acercaba demasiado, siempre traía las cosas que más le gustaba comer, instaló una televisión en el sótano para que Yugi pudiera ver los últimos estrenos del cine y las series de televisión, claro que todo en Blu-Ray o en algún formato digital, Seto no dejaría que Yugi tuviera acceso a la televisión normal, si llegaba a enterarse de que en el mundo exterior lo estaban buscando jamás se rendiría a él. El menor no se sentía feliz ni un poco con todo eso y tampoco lo usaba al principio pero el tiempo fue pasando y para no volverse loco tuvo que hacerlo, sin embargo, no le pedía nada al mayor, solo dejaba que fuera él quien trajera todo por gusto.

A los dos meses Seto finalmente lo dejó salir de ese sótano pero no para dejarlo libre si no para llevarlo a la que sería su casa por un largo tiempo.

-Más adelante puedo construir otra mejor si quieres pero por ahora solo disfrutemos de esta – Le había dicho cuando instaló todas sus cosas arriba.

La casa era grande y tenía varias habitaciones, una sería de Yugi, otra de Seto y el resto solo serían habitaciones con cosas para que Yugi pudiera entretenerse ahí dentro. Había un pequeño estudio de música, una sala de arte, una biblioteca e incluso un cuarto con una piscina temperada. A Seto no le había importado hacerla enorme y ostentosa, el bosque en donde la había construido era muy grande y frondoso, si la gente no seguía los caminos podía perderse muy fácilmente y él se había encargado de hacerla lejos de todos los caminos.

Genial, una jaula más grande, pensó Yugi cuando terminó de recorrer el lugar. Seto nunca se quedaba demasiado tiempo con él porque quería darle tiempo a acostumbrarse y ese día no fue la excepción, en el instante en que Seto se marchó Yugi revisó todas las ventanas, la puerta de entrada, la ventilación del baño, las paredes e incluso el piso y el techo buscando alguna forma de salir pero esa búsqueda no dio frutos, todo estaba perfectamente sellado y no había escapatoria.

Yugi intentó vivir así pero su mente no se daba por vencida, todas las noches lloraba desesperado pensando en su novio, en su abuelo, en su mejor amigo, en su escuela, en toda la vida que le fue arrebatada. Todos los días añoraba volver a sentir el viento en su cara, volver a ver la luna y las estrellas acostado en el pasto de algún parque, volver a sentir la lluvia y volver a vivir libre y eso lo destrozaba cada día que pasaba. Pronto dejo de tenerle ese pánico a Seto pero siempre era cauteloso cuando estaba en la casa con él, a los meses de estar encerrado dejó de sentirse como un niño asustado y con la mente más fría su cerebro analizaba situaciones y creaba oportunidades que nunca desaprovechaba, sin embargo, el alto siempre conseguía detener sus intentos de escape. Siempre suspirando y diciéndole que dejara de intentarlo porque no lo iba a conseguir.

Yugi intentó romper las ventanas pero el vidrio era demasiado grueso. Cuando Seto lo descubrió lo encerró en el sótano dos días y cuando pudo volver a salir las cosas que había usado para intentarlo habían desaparecido y en las ventanas había barrotes. “No me puedo arriesgar” le había dicho Seto cuando Yugi intentó quejarse porque le arruinaban el paisaje.

Yugi intentó hacerle un agujero a la puerta con todos los utensilios que encontró en la cocina pero solo consiguió que Seto lo encerrara en el sótano una semana y que al salir una puerta de metal reemplazara la fina puerta de madera que Yugi había dejado marcada y con cuchillos incrustados, los utensilios no desaparecieron esa vez porque a Seto le gustaba cocinar para Yugi cuando iba de visita.

Yugi intentó robar las llaves de la chaqueta de Kaiba en múltiples ocasiones pero ninguna tuvo éxito, solo consiguió que Seto creyera que estaba cediendo ante él porque se acercaba y hasta lo abrazaba y finalmente ganó que el mayor se sintiera con la confianza para besarlo. La primera vez que Seto junto sus labios con los de Yugi este último se paralizó del miedo que lo invadió y cuando Kaiba se separó de él cayó de rodillas temblando, pidiéndole perdón a Atem por haberlo traicionado y gritándole a Seto que solo buscaba las llaves.

-¡Jamás voy a enamorarme de ti! – Le dijo apartándolo cuando el mayor quiso acercarse.

Seto sabía que Yugi solo buscaba escapar pero creyó que si se sentía capaz de acercarse a él entonces no tendría problema en que lo besara, le molestó de sobremanera que Yugi le pidiera perdón a Atem aun cuando le había dicho que ya no eran novios así que como castigo lo encerró en el sótano un mes completo. De todas formas no se arrepintió por haberlo besado y lo hacía seguido, una vez que probó el dulce sabor de Yugi no pudo dejarlo ir.

Al final del primer año Yugi había realizado tantos intentos de escape que ya no quedaba nada por intentar, todos ellos fracasaron y Yugi sintió que la luz de la esperanza se apagaba con cada intentó fallido y con cada beso que Kaiba Seto le daba.

Durante el segundo año Yugi comenzó a asimilar que quizás nunca saldría de ahí y su mente comenzó a recorrer ciertos caminos peligrosos.

Había una cosa que no había intentado.

Si no puedo salir de aquí vivo, quizás yo deba…

La mirada de Yugi se oscurecía cada día, y con cada minuto que pasaba encerrado sentía más y más pánico del mañana, Seto hacía sus visitas cada vez más largas y lo que al principio eran simples besos se convirtieron en caricias necesitadas y miradas de deseo hacia el menor. Yugi ya no podía soportarlo más y pensó que prefería morir a seguir soportando esa tortura.

Todos deben pensar que estoy muerto a estas alturas, de todas formas.

La cocina era eléctrica así que no podía dejar abiertas las llaves y asfixiarse con el gas, pero en la cocina encontró algo que podía ser igual de útil.

En su primer intentó tomó el cuchillo más grande y afilado y con la adrenalina a flor de piel se abrió múltiples heridas en los brazos, la sangre no se hizo esperar y Yugi solo pudo seguir abriendo heridas profundas en su cuerpo. Su idea original era simplemente desangrarse hasta morir pero las heridas le dolían demasiado y temía que Seto fuera a aparecer por la puerta arruinándolo todo así que tomando todo el valor que podía tener acercó el cuchillo a su cuello dispuesto a destrozar su garganta y perforar ese lugar tan delicado que transportaba su sangre. Sabía que si lo lograba solo serían segundos y moriría pero al momento de hacerlo su brazo flaqueo en el último segundo y solo consiguió abrirse otra dolorosa herida que no llegaba a ser mortal, luego intentó clavar el cuchillo a su corazón y nuevamente se acobardó y no pudo hacerlo. Lloraba por el dolor que sentía y reía a la vez de manera histérica por perder toda la determinación en el último momento. Se dejó caer en el suelo de la cocina y a los minutos se desmayó por la pérdida de sangre. Cuando volvió a despertar todas sus heridas estaban vendadas y se sentía muy mareado, intentó moverse pero al mirar a su lado solo se encontró con la furiosa mirada de Kaiba Seto.

El más alto le grito ese día, le exigió explicaciones y le advirtió que no volviera a intentar algo como eso.

-Jamás voy a permitirlo así que por favor no te hagas más daño Yugi – Le había dicho suavemente al final.

Ese fue el día en que Seto comenzó a pasar las noches en la casa con Yugi y no se movió del lugar hasta que este estuvo recuperado, pero Yugi era obstinado y no iba a rendirse. Cuando Seto volvió a irse en el día y a dejarlo solo por las noches el tricolor decidió intentarlo de nuevo. Seto le había dejado una pastilla que funcionaba como relajante muscular, se las había estado dando a Yugi para que durmiera en el día y no se moviera tanto y así sus heridas pudieran sanar como corresponde, ese día Yugi no había dormido en toda la noche porque sabía que Seto se la dejaría para que descansara mientras no estaba, el tricolor preparó múltiples sacos con libros de la biblioteca y sabanas que ató a sus extremidades luego de tomar la pastilla, todo eso en el cuarto con la piscina. Cuando sintió que el relajante comenzaba a hacer efecto se acercó al borde de la piscina arrastrando con dificultad los libros que funcionarían como anclas, cuando su cuerpo ya no podía resistirse y sentía que se dormiría en cualquier momento dejo escapar todo el aire de sus pulmones y se lanzó. Los libros hicieron peso y lo mantuvieron hundido, cuando la necesidad de respirar se hizo insoportable comenzó a removerse desesperado pero no tenía fuerzas suficientes para zafarse de su propia trampa. No supo cuánto tiempo pasó pero una sensación de alivio lo invadió cuando sus ojos se cerraron cansados quizás por la falta de aire quizás por efectos de la pastilla, luego perdió la conciencia en el agua con una sonrisa en los labios.

Contra todo pronóstico Yugi volvió a despertar, mojado y tosiendo agua a un costado de la piscina en la que habían quedado todos los libros que el tricolor había usado. Sintió que unas manos lo ponían de costado y eso facilitó que el agua dejara su interior, luego volvió a encontrarse con la mirada furiosa de Seto.

Al final del segundo año Yugi había cometido 25 intentos de suicidio con las formas más inusuales y creativas que pudo pensar, debido a que Seto había sacado de la casa todas las cosas potencialmente peligrosas, restringido el acceso a ciertas zonas de la casa y asegurándose de que no hubiera forma que Yugi hiciera aquello que podía matarlo instantáneamente el menor tuvo que ingeniárselas, sin embargo, de alguna forma Seto siempre llegaba a tiempo para “salvarlo”.

Mutou Yugi estaba exhausto, física y mentalmente. Su llanto nocturno ya no era más que unas lágrimas silenciosas bajando por sus mejillas mientras su mirada se perdía en algún punto de su habitación, su mente divagaba en sus recuerdos y ya no sentía deseos de hacer nada. Su comunicación con Seto se había vuelto aún más escasa que antes a pesar de que el mayor prácticamente vivía ahí ahora, soñaba despierto durante el día y alucinaba con estar de vuelta en la escuela pasando el rato con su novio y su mejor amigo y se perdía cada vez más de la realidad.

Durante el tercer año Yugi comenzó a pensar que su vida anterior había sido todo un sueño y que en realidad siempre estuvo encerrado en esa casa, a veces miraba a su alrededor y sentía que no era él quien estaba viendo todo eso, a veces se quedaba horas de pie en el mismo lugar mirando la nada, a veces dejaba de sentir todo y podían pasar días antes de que volviera en sí mismo, lentamente estaba perdiendo la cordura que tenía cuando llegó a ese lugar, quizás la empezó a perder la primera vez que intentó quitarse la vida, Yugi ya no estaba seguro de nada. Su memoria comenzaba a difuminarse como lo hace el carboncillo de un dibujante, sus recuerdos eran como una nebulosa y ya no estaba seguro de si eran reales, no tenía certeza de nada y de a poco ese hecho dejo de ser importante, simplemente se dejó arrastrar por la incertidumbre y el Yugi alegre que pasaba por Jonouchi todas las mañanas y besaba a su novio en los labios a modo de buenos días se fue perdiendo. Tanto tiempo encerrado le estaba pasando la cuenta y pronto se encontró a si mismo recargando su cabeza en el hombro de Seto cuando este lo hacía sentarse a su lado a ver alguna película. Cuando la imagen de Atem pasaba fugazmente por su mente Yugi solo sentía dolor porque estaba seguro de que jamas lo volvería a ver así que Yugi se convenció a si mismo de que debía olvidar, aun sin saberlo.

Todo sucedió sin que él lo notara. Sin darse cuenta Yugi desechó los recuerdos de su vida anterior, sin darse cuenta la mente del tricolor transformó los hechos y distorsionó la realidad haciéndole creer que en esa casa estaba a salvo, que era Seto quien en realidad lo amaba y lo había sacado de una vida que nunca fue suya, que el alto lo había rescatado para protegerlo y que le iba a entregar todo eso que no tenía y que ahora le hacía falta, y es que Yugi buscaba desesperadamente aferrarse a algo y salir a flote. Se estaba ahogando con tanta incertidumbre y soledad.

Era Seto quien le tendía la mano.

Así para el final del tercer año Yugi se entregó por completo al extraño amor que Seto le profesaba. Comenzó con ese simple acto de recargar su cabeza en su hombro cuando estaba a su lado y se sentía cansado, luego comenzó a sonreír cuando el alto llegaba a la casa, después se encontró siguiendo una conversación normal con el hombre que lo mantenía cautivo, a eso le siguieron las miradas cómplices y las risas, los abrazos furtivos, las caricias disimuladas y todo el romanticismo típico de una pareja.

Aquel Yugi que estaba perdidamente enamorado de Atem, que adoraba pasar sus horas libres con su mejor amigo y que disfrutaba de las comidas con su abuelo se quedó enterrado en el fondo de la mente de Yugi el día en que el tricolor firmó su propia sentencia. Cuando por primera vez besó a Seto por voluntad propia.

Así transcurrió el cuarto año del encierro de Yugi, si alguien contemplara lo que ese par estuvo haciendo en ese periodo diría que eran una pareja bastante normal y que se amaban pero eso estaba lejos de ser cierto, el amor de Seto hacia Yugi era una cosa enfermiza e insana y el afecto que Yugi le daba no era más que una ilusión que creó para protegerse, pero las cosas seguían el curso y no parecían tener un fin. Seto ahora compartía habitación con Yugi y dormía abrazándolo para luego despertar y ver su rostro sereno en la mañana, Yugi solo se dejaba hacer y no cuestionaba nada, estaba convencido de que era correcto que no se le permitiera dejar esa casa puesto que Seto lo hacía para protegerlo porque lo amaba, sin embargo, algunas veces el subconsciente de Yugi actuaba recordándole que algo ahí no estaba bien, alejarse de Seto cuando este se ponía “lujurioso” era casi un reflejo y a veces el tricolor se sorprendía a si mismo deseando salir con todas sus fuerzas de ese lugar. Sentía que había algo afuera que era muy importante y que debía encontrar, algo le decía que ese algo era la razón de que no pudiera evitar llorar de manera silenciosa en las noches aun cuando tenía a Seto abrazándolo por la espalda y diciéndole que todo estaba bien.   

 Por supuesto que esa inusual situación no podía mantenerse para siempre y fue en algún día del quinto año que Yugi permanecía cautivo que todo se derrumbó y se salió de control.

Tal como cuando vino esa burbuja de ilusiones que envolvió a Yugi durante ese tiempo, fue sin darse cuenta que Yugi la rompió.

Ese día Yugi estaba sentado junto a la ventana con un libro en sus manos, su mirada se desvió a la ventana solo un momento y como si fuera cosa del destino alcanzó a captar como una hoja caía de la rama que la sostenía y quedaba inmóvil en el suelo esperando a secarse. Como si estuviera viendo una película una peculiar escena apareció ante sus ojos.

-Yami, ¿Tú crees que las hojas se sienten tristes cuando caen? – Dijo al ver como una hoja caía de una rama del árbol bajo el que estaban sentados.

-Claro que no Yugi…

-Ellas no podrían estar tristes porque su vida fue hermosa… - Terminó la frase Yugi mientras sus ojos se abrían en sorpresa - ¿Yami?

Ese día habían tenido una cita en el parque y al ver esa pequeña hoja tuvo esa curiosidad, Yami le había dicho que la vida de las hojas era hermosa.

-Ellas protegen al árbol y lo llenan de vida, deleitan los ojos de las personas al formar parte del hermoso paisaje y se mantienen siempre serenas en su lugar. Cuando llega el momento de caer saben que en su lugar crecerá otra compañera y están felices de poder darle la oportunidad a una nueva hoja de vivir la hermosa vida que ellas vivieron siempre llenas de paz.

Yugi lo entendió todo de golpe. Kaiba Seto no lo protegía de nada, Kaiba Seto era la amenaza. Fue el quien le arrebató a su querido Yami y lo alejó de su familia, fue él el que lo ha mantenido por años a la fuerza en ese lugar, apenas podía creer que lo había olvidado y que había creído que podía querer al de ojos azules. La impotencia y la vergüenza lo embargaron y lo hicieron liberar lágrimas de frustración.

Fue así como Kaiba lo encontró cuando llegó, llorando con todas sus fuerzas junto a la ventana apretando fuertemente un libro con sus manos. Intentó acercarse a él pero apenas le puso una mano encima el menor lo apartó de un manotazo y lo miro lleno de rabia.

-¡No me toques!

-¿Yugi?

-¡Eres un maldito! No sé cómo pude olvidarme de todo pero ahora lo sé. Yo no te amo y jamas voy a hacerlo. Me alejaste de mi familia y la persona que amo y aunque pasen mil años yo jamas voy a olvidarlo.

-¿Qué te sucede Yugi?

-¡Déjame salir de aquí maldito psicópata! ¡Jamas voy a amarte! ¡Yo solo puedo amar a Yami! Tú no eres nada comparado con él, dices que me amas y que quieres estar conmigo pero solo me haces daño. No puedes tenerlo todo Seto, ¡Y mucho menos a mí!

-Con que Yami… Yugi, ¿Cuándo vas entender que tú me perteneces? Creí que ya lo habías hecho, que ya te habías olvidado de Atem.

-Jamas voy a olvidarlo.

-Pues yo me encargaré de que lo hagas – En los ojos de Seto ya no había amor o preocupación, al escuchar a su pequeño tesoro compararlo con Atem perdió totalmente los estribos. Si Yugi durante 5 años no quiso entender por las buenas tendrá que hacerlo por las malas.

Lo agarró fuertemente de la cabeza con ambas manos y lo atrajo hacia el sin ningún cuidado, lo besó con ira y con violencia.

-Voy a borrar cada recuerdo que puedas tener de ese idiota porque el ya no está aquí, no va a venir a ayudarte, solo estamos tú y yo como debe ser. Voy a asegurarme de que nunca más puedas recordar sus besos o sus caricias, cada parte de tu cuerpo que él haya tocado yo la tocaré el doble, cada centímetro de piel que haya sido besado por él yo lo besaré el doble y cuando te mires en el espejo no podrás recordar a Atem, solo podrás pensar en mí y en las cosas que voy a hacerte. Si tengo que marcar mi imagen en tu mente de esta forma voy a hacerlo todas las veces que sea necesario, voy a hacer que jamas puedas olvidarte de mí – Le dijo con una voz cargada de ira cuando se separó de su boca ignorando los intentos de Yugi por zafarse de él.

Lo agarró fuertemente del pelo y comenzó a arrástralo hacia la habitación que compartían, una vez allí lo lanzó a la cama sin molestarse en medir su fuerza haciendo que Yugi rebotara dolorosamente sobre esta.

-¡¿Qué se supone que haces?!

Kaiba Seto lo ignoró completamente y se subió sobre él en la cama y lo volvió a besar.

Yugi también recordó en ese momento la sensación de pánico que lo invadía cada vez que Seto se le acercaba y todo tuvo sentido para él, el momento que tanto había temido estaba llegando y no podría hacer nada para evitarlo. Se removió con fuerza intentado quitarse al más alto de encima pero no lo logró, consiguió todo lo contrario, Seto agarró rudamente sus brazos y lo mantuvo quieto en la cama mientras lo miraba fijamente.

-Yo no quería llegar a esto Yugi pero me obligaste. He estado esperando pacientemente por cinco años y realmente creí que esto estaba funcionando pero te encargaste de demostrarme lo contrarió así que es necesario que cambie mis métodos. Yo ya no puedo ser paciente contigo. No voy a ser gentil contigo Yugi, me estas lastimando y aunque te ame no puedo permitir eso. El día de hoy se te va a quedar grabado por el resto de tu vida. Intenta no moverte demasiado o será más doloroso para ti, no quiero tener que amarrarte a la cama.

Yugi sintió verdadero pavor recorrerlo cuando Seto usó todo su cuerpo para mantenerlo debajo de él y metió ambas manos por debajo de su camiseta, el tacto se sintió frio e inadecuado y no hizo más que asustar a Yugi todavía más.

-Seto no hagas esto – Rogó desesperado.

Kaiba solo lo ignoró y siguió con lo que hacía, comenzó a repartirle besos en el cuello mientras sus manos continuaban recorriendo el cuerpo ajeno por debajo de la ropa.

-¡Detente! – Yugi seguía intentando luchar pero era inútil, Seto siempre había sido más fuerte que él, por más que se resistiera la situación no iba a cambiar – Te lo suplico… Basta ya… - Yugi comenzó a llorar más fuerte. Estaba aterrado - ¡NO! ¡YA BASTA! – Gritó cuando sintió que las manos de Seto se colaban por debajo de sus pantalones.

Kaiba Seto no mostró compasión en ningún momento, ni una sola vez se detuvo a pesar de los desgarradores gritos de Yugi, a pesar de que este le suplicó, le rogó, lloró y luchó. El alto solamente se limitó a decirle lo mucho que lo iba a disfrutar aun si el menor no estaba de acuerdo, que había sido todo su culpa por no olvidarse de la tonta idea de abandonarlo y seguir enamorado de Atem. Seto simplemente había perdido el control de todo y aunque lo hubiera querido ya no podía detenerse.

Ese día Seto rompió al pequeño Yugi en todos los niveles posibles. No lo dejó en paz hasta que estuvo completamente saciado de él, tal como le había dicho tocó y besó cada parte de su cuerpo en repetidas ocasiones y dejó marcas en todos los lugares que pudo y no sintió arrepentimiento alguno. Cuando estuvo satisfecho simplemente se recostó al lado de Yugi abrazándolo por detrás y tapándolos a ambos con las mantas. En la habitación solo se escuchaban los sollozos de Yugi y a Seto no podía importarle menos.

-Ya Yugi deja de llorar – Le dijo suavemente cerca de su oído – Todo estará bien de ahora en adelante ¿Si? – Yugi seguía llorando – Si me hicieras caso esto no habría pasado, yo no quería hacerte daño te lo dije el primer día ¿No? – Solo sollozos y más sollozos – Fue necesario para hacerte entender, todo será mejor de ahora en adelante Yugi. Ahora descansemos.

Seto no tenía la intención de dormir pero cuando escucho que Yugi ya se había calmado y mantenía una suave respiración no pudo evitarlo y se durmió. Cuando el menor lo noto volvió a abrir los ojos e intentó con todas sus fuerzas no llorar, le había costado horrores controlarse para que Kaiba creyera que estaba dormido. A pesar de su estado de shock inicial su mente pudo darse cuenta rápidamente de que esta era una oportunidad de oro y que no podía desaprovecharla, sin embargo, estaba demasiado adolorido para moverse rápidamente y no solo todo su cuerpo dolía, su corazón también dolía, su mente también dolía, todo su ser sufría. Lo intentó, sabía que esta era su oportunidad de revisar la ropa de Seto sin que tener que acercarse a él, sabía que encontraría las llaves ahí ya que el mayor jamás cometería el error de dejarlas en otro lado cuando estaba con Yugi y las necesitaba si o si para entrar así que no había otro lugar en donde pudiera guardarlas, pero al primer movimiento supo que no sería capaz de salir corriendo por la puerta como había pensado hacer, no podría huir lo suficientemente rápido y en cuanto Seto se diera cuenta de que no estaba saldría por él y lo iba a encontrar.

No sé dónde estoy y no puedo ir demasiado lejos en este estado, pensó con pesar.

Era demasiado peligroso irse en ese momento, no podría soportarlo si Seto lo atrapaba y lo castigaba de esa forma de nuevo.

Tengo que salir de aquí.

Con mucho cuidado se deslizó fuera de la cama usando toda su fuerza de voluntad para no gritar o quejarse por el dolor que lo invadía, y es que Seto no solo había abusado de él sino que también lo golpeó en varias ocasiones cuando no le obedecía y también le hizo otras cosas que según el eran placenteras pero a Yugi solo le ocasionaban dolor físico, sin contar como sus músculos se encontraban adoloridos por el fuerte agarre que ejercía Seto sobre él. Cuando logró zafarse se tuvo que arrastrar por el piso para encontrar las pertenencias del mayor, revisó todo con mucho cuidado hasta que en uno de los bolsillos de la chaqueta las vio, se quedó viéndolas atentamente dudando sobre qué hacer.

Tengo que salir de aquí.

En su mente solo se repetía eso una y otra vez pero Yugi tenía miedo de fallar otra vez.

No puedo quedarme un segundo más.

Finalmente tomó la decisión. Se puso lo primero que encontró en el armario y salió lo más rápido que sus piernas le dieron hacia la puerta principal, con nerviosismo probo las llaves hasta que escuchó un ligero “click” y con eso sintió que su corazón se detenía luego de haber estado latiendo a una gran velocidad, el aire escapó de sus pulmones y comenzó a sudar frio cuando la puerta se abrió al primer tirón. Caminó con paso lento hasta salir de la casa. Su vista registró muchos árboles y un hermoso paisaje, sin embargo, todo estaba oscuro. Ya era de noche.

Sus piernas no lo sostuvieron mucho más y se dejó caer al suelo con lágrimas en los ojos.

Estoy afuera…

No puedo quedarme aquí, debo alejarme.

Aun con el dolor recorriendo cada fibra de su ser se puso de pie y salió corriendo, al principio lo hizo torpemente y se tropezó varias veces pero de a poco su cuerpo iba cediendo, quizás por la adrenalina que recorría su sangre en ese momento. Cuando ya no pudo ver la casa miró las llaves que aun sostenía en sus manos y pensó que fue una terrible idea irse sin cerrarle la puerta a Seto, en ese momento no lo pensó pero era en extremo peligroso que Seto se despertará y saliera en su búsqueda en ese momento.

Ya es muy tarde ahora, no puedo regresar o acercarme.

Con ese pensamiento en mente siguió corriendo sin volver a mirar atrás, corrió y corrió sin saber a dónde iba, tampoco veía a donde iba por la oscuridad que cubría el bosque pero no le importó, el solo quería alejarse de ahí.

Quizás con un poco de suerte pueda encontrar algo que no sean árboles.

Ya casi no sentía las piernas, su cuerpo estaba helado por el intenso frío pero de tanto correar la sangre recorría sus venas mientras hervía por dentro. Quizás llevaba horas corriendo y hasta había dejado de llorar, todo su cuerpo y su mente se concentraban en correr y escapar de Kaiba Seto.

Su cuerpo se detuvo en seco cuando pudo vislumbrar unas luces a lo lejos, sintió un temblor recorrerle el cuerpo y se puso a correr otra vez con más fuerza, pronto estuvo lo suficientemente cerca y se dio cuenta de que era una carretera y las luces que vio eran de los autos que pasaban a altas velocidades. Sus ojos no podían creer lo que veían pero no se permitió sentirse feliz o aliviado, no podría descansar de verdad hasta no tener la certeza de que estaba a salvo, quizás otro ser humano podía ser de ayuda.

Se precipitó a la carretera sin pensarlo dos veces para intentar detener algún auto y pedir ayuda, sin embargo, todo decidió pasarle la cuenta justo en ese momento.

No había comido en todo el día por haber estado con Seto cuando este llegó después de la hora del desayuno, había agotado hasta su última gota de energía tratando de evitar lo que Kaiba Seto le había hecho, su cuerpo estaba sometido al dolor por los golpes y por el maltrato, sus condiciones psicológicas no estaban nada mejor y para rematar, había pasado recorrido un largo y extenuante camino simplemente corriendo. Todo comenzó a darle vueltas y sus piernas le fallaron justo cuando un auto venía a toda velocidad.

La intención de Yugi era que el auto lo viera y hacerse a un lado si su intentó era inútil y el vehículo no disminuía la velocidad pero no pudo hacerlo, las ruedas en movimiento chirriaron cuando el conductor intentó frenar de golpe, no pudo notar que Yugi estaba ahí, porque todo estaba demasiado oscuro, hasta que fue demasiado tarde. El auto impactó a Yugi y literalmente lo hizo volar varios metros más allá, cuando el frágil cuerpo del tricolor tocó el suelo rodó con violencia más metros de distancia, al detenerse Yugi abrió los ojos adoloridos pero veía todo borroso y no podía sentir su propio cuerpo.

Supongo que no podía tener tanta suerte, pensó antes de que todo se volviera negro.

*~

Yugi parpadeó varias veces mirando cómo Mizuki retiraba su dedo de la frente del tricolor, este último sintió como si todo su ser se comprimiera y creyó que podía ahogarse ahí mismo.

-Tranquilo Yugi, son solo tus sentimientos intentando salir. No puedes llorar ahora, no tienes cualidades humanas de hecho, generalmente mantengo las almas en esta forma para que no sea tan difícil para ellas – Habló Mizuki – Gritar ayuda – Dijo al ver la cara de desesperación del tricolor.

Yugi hizo lo que Mizuki le dijo y gritó. Gritó maldiciones a Seto. Gritó maldiciones a sí mismo. Les gritó a todas las personas que alguna vez conoció y luego simplemente gritó para dejar salir todo el sufrimiento que había acumulado durante 5 años y toda la desesperación que lo carcomía por dentro.

Luego de unos minutos que le parecieron eternos Yugi se calmó y entonces Mizuki tomó su “mano”.

-En este preciso momento tu cuerpo humano está en coma Yugi, voy a mostrarte donde estas porque tu aun estas vivo. Este será el último paso en este proceso que estás viviendo, una vez que te veas a ti mismo podrás dejarlo ir.

Mizuki extendió su mano y con ella hizo aparecer un espejo de cuerpo entero, luego tomó a Yugi y lo posicionó frente a él. La imagen se fue deformando hasta reflejar un cuarto blanco, entonces Mizuki lo empujó y él se vio a si mismo dentro de ese cuarto.

- ¿Dónde estoy? - Susurro Yugi observando el pequeño cuarto blanco en el que estaba. Escuchó un sonido inusual y se dio la vuelta, vio que el sonido venia de unas máquinas en funcionamiento. Al parecer era una habitación de hospital. Su mirada se paseó por los cables pero al llegar a su lugar de conexión Yugi se quedó estático. Un escalofrió le recorrió la espalda y sintió su pecho apretarse - No puede ser....

Ahí estaba él, tendido en una cama de hospital con una intravenosa en el brazo y un tubo en la boca que supuso era para ayudarlo a respirar, tenía múltiples heridas y hasta vendas en algunas partes.

No podía creer que ese chico tan demacrado fuera él.

Pero no había duda, a pesar de todo no podía negarlo.

Aquí estoy…

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? :D

Yo juro que lo iba a subir cuando dije que lo haría pero por alguna razón mi mente no estaba conforme con lo que había escrito, lo edite en muchas partes y agregue otras cosas pero seguía sin gustarme así que lo escribí todo de nuevo. 

Lamento por demorarme tanto pero espero que valga la pena. Pase de 7500 palabras aproximadamente en el borrador original a 11256 palabras en el capítulo final jejeje (según Word). 

Bueno, ahora ya conocemos los recuerdos de Yugi y todo lo que le paso en los 5 años que estuvo con Kaiba. Ahora comienza una nueva parte en la historia en donde veremos como Anzu, Jonouchi y Atem hacen lo posible por encontrar a Yugi, veremos también los intentos de Seto por recuperar a su pequeño tesoro, y por supuesto la lucha de Yugi por despertar (spoiler no tan spoiler). 

Estuve realmente muy tentada a escribir la escena de Yugi y Seto juntos, pero mi convicción sobre no escribir lemon fue más fuerte, además habría sido muy cruel. Yo me imagine al pobre Yugi mientras lo escribía y me dieron hasta ganas de llorar de la impotencia, de verdad, y eso que era yo la que lo estaba haciendo pasar por eso D: soy despreciable u.u

¿Que se nos viene ahora? Les cuento que en el próximo capitulo nos volveremos a encontrar con Seto y conoceremos su punto de vista de los 5 años con Yugi, también les cuento que "El mundo de las animas" cuenta con tres partes, este capítulo fue la primera. La segunda viene después del próximo capitulo y la tercera aún no se si colocarla después de la segunda o dos capítulos después, eso dependerá jejeje

Les cuento también que estoy preparando un capítulo especial con curiosidades sobre la historia así que si hay algo que quieran saber déjenlo en los comentarios para incluirlo :D

Se han agregado nuevas advertencias en el fanfic con respecto a lo que paso en este capítulo, para que lo sepan.

Realmente espero que el capítulo fuera de su agrado.

Cualquier opinión, duda o sugerencia en los comentarios :D

Saludos <3


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