15.- Alarma desactivada.
Shion orgulloso como él solo se podía sentir al haber conseguido que su siempre verdadero amor se encontrara igual de enamorado que él, caminó en dirección a una joyería. Sabía que era un poco precipitado, pero estaba dispuesto a todo con tal de tener al rubio siempre a su lado. Miró los anillos, las cadenas y esclavas que la reluciente y brillante joyería podía tener, sonrió ante todo, sintiéndose inseguro de que le podría gustar. Sus cabellos rojos brillaban con la luz de las joyas y eso atraía la mirada de más de una chica.
Y lo encontró.
Un anillo con una gema blanca brillante en el centro de lo dorado, parecía decir grabado el nombre de Wolfram por donde lo viera. Sonrió complacido de encontrar un anillo perfecto para su rubio amado. Sin miramientos de costo o algo parecido, el pelirrojo lo compró con una linda caja de terciopelo rojo intenso.
Meditó.
En todo el lapso de su vida había sentido esa clase de amor por el rubio, pero sin embargo cientos de veces se había sentido atraído por chicas de buenas curvas y pechos abultados—Como lo era Megumi—pero nunca se había sentido culpable de sentir eso por otras personas, después de todo no sabía de los sentimientos del rubio.
Quizás y su bisexualidad no le iba a ser de importancia al rubio porque desde ese momento solo lo amaría a él y a nadie más. Caminó con orgullo por las calles que llevaban a la casa de Wolfram, su novio. Tocó el timbre al encontrarse en el enorme portón negro y una voz de mujer lo atendió.
-Busco a Wolfram ¿Se encuentra?
-¿Shion-kun? ¿Eres tú?
-¿Megumi? Ah, no te reconocí.
-Enseguida salgo.
Shion sonrió, la chica era linda y dulce, la había conocido con lágrimas en los ojos y eso lo había hecho sentir pena por unos minutos por ella, pero sin embargo, con sus mejillas llenas de ese brillo salino la había visto hermosa.
-Shion-kun.
-Megumi, no pensé encontrarte aquí nuevamente.
-Bueno, aquí está Yuuri y pues…
-Ah, lo olvidaba. Qué bueno que se pudieran reconciliar.
-También me alegro.
-¿Está Wolf? Quería hablar con él de algo importante.
-¿Wolfram? Pues no, salió hace unas horas, no sé a qué hora vuelva, no avisó nada.
Shion miró con tristeza dentro de la casa, esperaba poder encontrarse con Wolfram y decirle eso tan importante que tenía que revelar. La chica de cabello castaño sonrió comprendiendo hasta cierto punto la mirada vacía de Shion y llevó su mano a su hombro.
-¿Quieres ir a dar una vuelta?—La pregunta desconcertó a Megumi, miró hacia dentro y lo pensó.
-Yuuri aún no despierta y puede que no lo haga hasta pasada una hora, bueno.
Cerró la puerta de metal y salió, con un conjunto de overol corto jean y una blusa de manga corta a rayas.
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Wolfram enjuagaba su boca con un poco de pasta dentro del baño de la oficina a la que debía de entregar el encargo, le pareció de muy mal gusto que le encargaran hacerlo en medio de la oficina de ese tipo ¡Y frente a tres personas! Lastimosamente y para su vergüenza, una de ellas era una mujer.
Miró su reflejo en el espejo, estaba pálido, producto del mal sueño de la noche anterior y todo el ajetreo del día entero. Eran pasadas la tres y aún no comía nada aparte de esa taza de café en la mañana. Su estómago le pasaba cuentas del desayuno y almuerzo olvidados. Llevó su mano a su frente al sentirse nuevamente mareado, había sido la misma sensación que había tenido en las escaleras la mañana de ese día, sintió bajo su tacto un leve calor en su frente, parecía que estaba un poco afiebrado.
-Maldición, lo que me faltaba, fiebre.
Enjuagó también su rostro y acomodó sus cabellos hacia atrás, debía pedirle a su “Jefe” que lo dejase en el centro para poder almorzar algo o si no caería en un mal estado y quería terminar ese trabajo lo antes posible. Salió del baño donde afuera lo esperaban dos tipos de vestimenta negra que él bien conocía y sabía de sus hazañas.
-Pucho, Parco ¿Me llevarán a casa hoy? Le he dicho a ese “Señor” muchas veces que no necesito asistencia luego de mi trabajo.
-Son órdenes y nosotros solo las acatamos—Dijo Pucho mientras seguía a Wolfram al igual que Parco, su compañero.
Wolfram solo dio un gruñido y se dejó seguir para luego entrar en un auto plateado, muy diferente al que lo había ido a recoger.
-Y ustedes siguen muy a la perfección las órdenes del “Jefe” ¿No es así?
Retomó la conversación mientras sentía como el auto empezaba el movimiento indicado, la cabeza le dio un leve punzón pero quiso evitar demostrarlo, pues tenía a Parco en el asiento del copiloto y se encontraba observándolo con una sonrisa en sus labios.
-Claro que es así—Dijo Pucho al volante.
-¿Lo preguntas por aquel tipo? Ya sabes, el de cabellos negros ¿Cómo era su nombre? Ah, sí, Shibuya Yuuri.
Wolfram solo esbozó una sonrisa sabiendo que lo miraban por el retrovisor del auto, sí, ellos habían sido los desgraciados que le habían hecho eso a Yuuri y se las podía cobrar, después de todo al Jefe no le molestaba que le diera su buena paliza a esos dos.
-Son unos desgraciados, miren que dejar así a una persona que no ha cometido nada grave.
-Mocoso, mejor te callas la boca ahora mismo—Ahora era Parco el que formaba la sonrisa ladina en sus labios—Porque en unos minutos vas a necesitar de la energía que estás perdiendo por insultarnos.
-¿Eh? ¿A qué te refieres?
-Lo que queremos decir es que te llevaremos a tu último trabajo para recuperar la última foto.
Wolfram abrió los ojos con sorpresa ¿Qué harían qué? Él estaba débil, no podía hacer otro de esos trabajos si se encontraba con una fiebre que subía a cada minuto marcado por el reloj. Sintió nuevamente ese mareo de no haber comido ni dormido adecuadamente, solo susurró maldiciones mientras intentaba pensar que al menos ese sería su último trabajo. No quiso pelear con esos dos “Solo músculos y nada en la cabeza” como él los llamaba. Miró por la ventana y pudo reconocer el camino, enseguida se alarmó.
-¿Por qué si me van a llevar a mi último trabajo toman el camino hacia la Empresa del Jefe?
-Porque ahí se encuentra quien te va a pagar por tu servicio.
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Yuuri despertó pasadas las siete de la noche, un pesado cansancio le recorrió desde los hombros hasta las piernas, pero fue el mejor dolor que pudo haber sentido al saber que pudo cumplir con sus deseos más bajos imaginados en su vida. Miró el reloj y al percatarse de la hora se levantó como resorte. Buscó a sus lados sin encontrar a Megumi ni su ropa ¿A dónde había ido? Se vistió y salió de la habitación pasando por la de Wolfram, tocó tres veces pero, nada, ni señas del rubio, abrió la puerta y tampoco se encontraba dormido ¿Entonces no había vuelto desde la mañana?
Bajó las escaleras del tercer y segundo piso, se dirigió a la cocina donde tampoco había nadie, Megumi al parecer no estaba en casa ¿Y porque no lo llamó para avisarle? ¿Es que ambos se habían puesto de acuerdo en irse sin decir ni “Adiós”?
-Cielos, me pasé todo el día dormido y no sé ni lo que sucede a mí alrededor.
Se dirigió a la sala y miró por la ventana hacia la calle, por la calle de la casa de Wolfram—La cual ocupaba toda la cuadra—vio una imagen que no quiso malinterpretar.
Megumi caminaba con una sonrisa en sus labios en compañía de Shion, quien hacia aspavientos a alguna cosa que decía. Con la sola idea de imaginar desde que horas estuvieron conversando y dando paseos, Yuuri ya se sentía enfermo. Salió de la casa y los esperó en el portón, bajo la oscuridad.
-No puedo creer que eso haya pasado—Dijo Megumi entre risas mientras empujaba levemente el hombro de Shion de forma amistosa.
-Lo juro, por eso pensé que quizás había sido amor a primera vista.
-¿Y lo fue?
-Sí, lo fue, ahora estoy agradecido de poder estar juntos.
-Con Yuuri es…
Megumi calló al escuchar el carraspeo de alguien por las hendijas del portón, miró hacia dentro y se encontró con la mirada severa de Yuuri que parecía querer comerla viva.
-Y-Yuuri, veo que despertaste.
-Sí ¿Es que acaso querías que duerma toda la noche? ¿O acaso le pusiste algo al agua para que me de sueño y poder salir por ahí?
-Yuuri, no le puse nada, solo te dormiste por el cansancio, además, no he hecho nada malo—Miró a Shion con una sonrisa—Hemos estado conversando todo un buen rato de varias cosas. Por tiempos venía a verte si habías despertado.
Yuuri miró a Shion de forma molesta pero este solo le sonrió.
-Tranquilo, no le hice nada, además, como le venía diciendo a Megumi, yo ya tengo un amor correspondido.
-¿A, sí? ¿Y quién es esa desdichada?
-Pues si de desdichas hablamos—Lo barrió con la mirada mientras sonreía de lado con superioridad—Y es Wolfram.
Yuuri palideció ¿Qué había dicho? Quizás se encontraba con fiebre y por eso estaba alucinando ¿Wolfram era su novio? Pero ¿Cómo había pasado?
-Mientes.
-Digo la verdad, desde ayer él y yo somos novios, incluso ya nos besamos.
-Mientes.
-Que digo la verdad, lo amo tanto, eso decía anteriormente, sé que desde que lo vi fue amor a primera vista.
-¿Entonces sabes de sus sentimientos desde el jardín de niños?
-Por supuesto que sí, es por eso que me atreví a amarlo.
Yuuri mordió su labio inferior ¿Por qué Wolfram no se lo había comentado entonces? Se sentía desilusionado por eso. Miró a Megumi y dio un cansado suspiro.
-Wolf aún no vuelve.
-¿Qué dices?—Saltó de inmediato Shion ante tal declaración— ¿Cómo es eso de que aún no vuelve?
-Pues no, aún no lo hace, pero tú debes de saberlo ¿No? Después de todo es tu novio.
Miró a Shion con coraje, decía conocerlo, ser quien le gusta ¿Y porque no sabía que sucedida con el muchacho? No sentía que Shion Takamura fuera la persona indicada para Wolfram, y eso le molestaba. Wolfram era un muchacho bueno y de buen corazón, no quería que ningún idiota se lo llevase a la cama solo por su cuerpo y su belleza, lo quería tanto como a un hermano que tenía el sentimiento de protegerlo hasta de sí mismo.
-¿Y lo has llamado?
-Se dejó el celular en la casa, no lo puedo llamar si no lo lleva consigo.
-Tranquilos, estoy segura que está bien, después de todo ¿Qué es lo peor que le puede suceder?
La tranquilizadora voz de Megumi desactivó su alarma de peligro interna, tenía razón, antes de que llegase a vivir con él, escuchó que llegaba tarde a casa, entonces no tendría ningún problema con respecto a eso, de seguro y volvería de lo más tranquilo.
-Tienes razón.
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Cecile recostaba su cabeza sobre la blanca almohada que estaba en su cama, había terminado de dar su segunda prueba y tenía que prepararse para la tercera que se trataba de Psicología y análisis psicológicos. Miró a su lado a Meiko que le sonreía mientras acariciaba su brazo.
-No puedo creer que piensen que sufro de demencia ¿Cómo es posible que me hagan exámenes psicológicos?
-Tranquila—Dijo Meiko intentándola animar un poco—Es solo rutina, al menos debemos agradecer que se han terminado pronto los exámenes, apenas son las dos de la tarde y ya no tiene de que preocuparse por hoy.
-¡Claro que tengo de que preocuparme! Mi hijo, no te tenido ni una conversación con él por este bendito trabajo, quiero verlo, quiero abrazarlo y decirle que todo está solucionado.
-Cecile, ya le dije que se tranquilice.
Meiko miró con tristeza a Cecile, no le había comentado nada pero en una escapada al baño ella había llamado a la casa sin recibir respuesta de ninguno de los dos, después había llamado al celular de Wolfram y luego al de Yuuri, ninguno contestaba. Sentía una punzada en su corazón como abuela y Nana de esos dos, temía que algo les hubiera pasado.
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-Sí, aquí estoy, necesitaré refuerzos—Murata Ken hablaba apuradamente por celular en la azotea de la empresa, miraba el cielo con angustia en sus ojos, había visto algo que consiguió dejarlo helado, debía actuar ahora o era nunca— ¡¿Qué acabas de decir?!—Llevó sus dos manos a la cabeza mientras susurraba miles de maldiciones— ¿Cuánto demorará eso?—Tomó aire para poder asimilar lo que iba a escuchar— ¿Dos días? Para el miércoles en la noche ya será demasiado tarde, Gwendal, necesito los refuerzos lo más pronto posible, no puedo jugármela solo—Dejó que la voz del otro lado hablara y por fin parecía blandear su gesto—De acuerdo, solo espero que la situación no se complique.
Cerró el celular entrando de nuevo a la empresa mientras intentaba no escuchar las maldiciones empleadas a su “Jefe”.
-Resiste.
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-E-eres un desgraciado.
Wolfram sentía las mejillas arder, todo su cuerpo parecía tenerlo prendido en fuego pues el calor no parecía bajar, y lo lamentable del asunto era que no sabía si ese calor era debido a la fiebre o al afrodisiaco que le habían hecho tomar inconscientemente.
-Oh, esa boquita mi pequeño rubio, no quiero que se ensucie por más nada que esto.
De una estocada, Kyo Matsumoto, el “Jefe”, introdujo su miembro en la boca de Wolfram, provocándole arcadas por la repentina intromisión. El muchacho bajo los efectos de la droga lamió con desesperación el miembro, sintiéndose asqueado por sus acciones incontenibles. Sus mejillas estaba sonrojadas, el mareo se había cada vez más constante y parecía ser fiebre lo que lo envolvía.
-D-debo irme…Y…Yuuri está preocupado.
-¿Ese mocoso? Deberías olvidarte de él, después de todo, aquí terminará tu sufrimiento.
-¿Eh?
Wolfram sintió un fuerte dolor en la cabeza al ser tirado con brusquedad en el suelo de espaldas, abrió los ojos apurado al sentir como lo despojaban de la camisa, musculosa, pantalones y bóxer, sintió miedo y desesperación al saber que estaba desnudo ante los ojos de ese hombre. Pero grande fue su sorpresa al ver que Kyo se acomodaba su pantalón y le dedicaba una sonrisa de triunfo.
-Que sepas que no seré yo quien haga los honores, pequeño Wolfram—La puerta se abrió dejando entrar luz y a su vez un hombre alto hizo acto de presencia—Será él.
Wolfram tembló al ver a ese hombre de saco y corbata con su sonrisa retorcida y sus ojos llenos de sed de venganza, le temblaron los brazos y las piernas, había caído en una maraña de trampas para tenerlo tan vulnerable para ese momento.
-N-no.
-Es el día, Wolfram von Bielefeld—Sus pasos se fueron escuchando más cerca a cada segundo del reloj—Es el día en que pagarás por lo que hiciste en tu pasado.
-N-no…esto…esto es imposible, no puede ser verdad…. ¡Es un maldito sueño!
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Continuará.