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Mi pequeño cachorro por Reiga

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Notas del capitulo:

A leer!

Capítulo 13  de Mi pequeño cachorro: “Al fin mío” Parte 2 y  Final.


 


Ver esas personas ahí afuera fue una total sorpresa para Akashi, más aun cuando  vio bajar de una de las camionetas nada más ni nada menos que a su madre. La mujer pelirroja bajo con toda la elegancia de la que era capaz. A la hermosa mujer no la veía desde hace mucho tiempo. Bastante, si trataba de recordar una fecha no sabría responderla pero valla que seguía tan igual a como la recordaba.


Aomine estaba igual de sorprendido, su primo. Aquel hombre que se había criado con el  como si fuera su hermano mayor estaba ahí presente.  Mas sorprendido quedo cuando vio bajar a la madre de Akashi seguido de su propia madre. La mujer no se veía para nada feliz en cuanto bajo y cruzo miradas con el esperando lo que suponía Aomine eran explicaciones.


Kise paso de la sorpresa a la resignación  enfrente tenía a sus tres hermanas,  aquellos lobos blanquecinos no eran otras personas,  solo ellas tenían ese aspecto  irreal multiplicado al triple.


Murazakibara al ver la impresión en su amigo pelirrojo se levantó del lado de su pareja para acercarse a la ventana y  ver aquellos  titanes detrás de ambas madres como perros guardianes.


–Tks


–¿Q…q-que sucede?  –pregunto Himuro, al sentir toda esa presión territorial por parte de sus parejas el temor los invadió nuevamente, malas sensaciones y recuerdos embargaban sus cuerpos.


–Nada – Murazakibara se acercó inmediatamente al pelinegro y beso su frente para darle tranquilidad –Son nuestros familiares. Esperen dentro. – les ordenó


Enseguida salieron Akashi, Mura y Midorima.


–¿Que los trae por aquí? – preguntó como si nada el moreno. Sintiéndose estúpido luego.


–Enserio preguntas eso al no verme durante años. Mal hijo… – la mujer se calmó cuando el moreno alfa que venía con ella toco su hombro para tranquilizarla.


–Supimos por Karin lo que sucedió. A pesar de  que dijo que  todo había pasado Mamá estaba preocupada. ¿Cómo se encuentra tu pareja y el halcón?


–Mejor… –Aomine al  ver a su madre enfurruñada, avergonzada y mirando hacia el lado sonrió acercándose a ella para abrazarla. Ciertamente había sido demasiado tiempo.


 Kise de la nada fue tacleado por las lobas blancas que no le  dieron tregua. Era aplastado y lamido con cariño pero con cero delicadezas. Pero aquella sensación lo valía.


Akashi solo se encontraba de brazos cruzados mirando a su madre con la misma mirada intensa con la que lo evaluaba ella. Se dio cuenta de que aquella mirada lo evaluaba y miraba cada centímetro de su cuerpo. Buscando alguna anomalía algún daño en su hijo. Hasta que de pronto su mirada se suavizo dejándole mostrar esa cálida que pocas veces dejaba relucir. Su madre se fue acercando a el hasta envolverlo en sus cálidos brazos. Recordando que solo ahí y de esa manera y aun teniendo la edad que tenía podía sentirse como un niño.


Los hermanos de mura se acercaron  a él sonriendo y solo uno de ellos tuvo el coraje de acariciarle la cabeza como si fuera un niño. Mura lo aparto bruscamente aun así sintió y correspondió el cariño.


–Preséntanos a tu pareja. – dijo su hermano mayor Shitsu. Su cabello era violeta unos tonos más oscuros que el de mura. Una barba para nada exagerada. El mayor de todos aparentaba no más de 35 años y era increíblemente más alto que el propio mura.


Definitivamente su raza no tenía que envidiarle nada al color magistral de otras. Pues su tamaño no se comparaba con ninguna.


–Es verdad, créeme que vine solo por eso – Dijo el segundo mayor Takatsu. Mismo porte que mura pero no era tan fornido como los otros. Aun así su mirada seria y sonrisa coqueta le daba un toque galanesco que ninguno poseía.


–Karin menciono que era todo una belleza Quiero ver si realmente es más lindo que mi Rihito– hablo su tercer hermano en la línea, Katashi cabello largo atado en una coleta hacia un lado.  


Mura sonrió casi dejando salir el aire como toro satisfecho por la nariz. La pareja de su hermano era bella si era sincero, pero no más hermoso que su panzón. Y es que el aire maternal y adorable que emanaba lo hacía lucir como un ángel. Nadie más divino que él y sus lobitos.


–¿Y Shina? –pregunto Mura por su hermana mayor.


–Quería venir pero con tamaña panza era imposible. Hubieras visto el berrinche que  armó –Dijo el mayor haciendo que los otros dos sonrieran con una gota en la frente al recordar semejante acontecimiento.


–ya veo… –sonrió con ternura al recordar a la mujer  que no veía hace tanto tiempo.


 


~


 


Midorima miro hacia todos lados y estaba a punto de decepcionarse cuando escucho aquella vocecita. Luego de sentir sus piernas apresadas con fuerzas.


–Nii-San – dijo con esa voz dulce que recordaba. Él era el único que solía visitar su antigua manada desde que había nacido su única hermana. En un comienzo se había enterado de casualidad y pensó que no tendría el mayor apego. Pero su madre le había pedido que lo visitara de vez en cuando pues quería que la pequeña  creciera  con una imagen presencial de su hermano mayor. y hasta el día de hoy no se había arrepentido.


–No la quería traer pero ya ves lo berrinchuda que es. Hizo un escándalo de aquellos junto con Shina  cuando supo que vendríamos a visitarte.


Midorima levanto la vista después de tomar a su hermana de tan solo siete años. Solo para mirar a su madre. Tan hermosa como la recordaba. Aunque ahora no tenía ese cabello largo que solía admirar. El cabello sobre sus hombros ahora la hacía lucir más mayor, madura,  ahora si parecía una joven madre y no su hermana. Aunque igual de bella.


El peliverde se acercó y beso la frente de su madre en saludo. Para luego abrazar a las dos mujeres más importantes de su vida.


–Vengan – dijo tomando la mano de su madre. –quiero presentarles a alguien.


Aomine vio al peliverde irse con su madre y suspiro. Era el alfa de su manada y estaba nervioso, el regaño lo veía venir pero  lo hecho, hecho  estaba y no estaba arrepentido.


 


~*~


 


Estaba toda la familia dentro de la casona reunida. Bastante ajetreo se podía escuchar desde afuera.


Takao estaba fascinado. La madre de Midorima era un amor. No dejaba de abrazarlo y decirle que era una lindura  o que como una cosita tan  bella había ido a parar a las garras de su hijo.  La pequeña se había pegado a él como chicle y no dejaba de mirarlo a los ojos. Sus ojitos verdes parecen brillar queriendo decirle algo pero no lo hacía.


La señora lo había mirado con cariño desde un comienzo.  Reviso sus brazos y lamento por todo lo que tuvo que pasar. Mientras decía “mi pobre niño” con tanta sinceridad que se sintió abrumado por tanto cariño por una persona que acababa de conocer.


–Eres tan bello – volvía a decir la mujer peliverde fascinada. Su hijo había encontrado una bella pareja y solo con verlo podía decir que lo era  en todos los aspectos. –bienvenido a la familia, ya quiero que mi marido te conozca. – ciertamente había estado inquieta, nadie quiere una mala persona para su hijo y Midorima siempre fue alguien frio pero de buenos sentimientos. Pensar en que sufriera  como madre le aterraba. Y ahora con Takao en sus brazos todas esas inseguridades habían desaparecido. Y es más su hijo tenía un gran trabajo desvivirse por hacer feliz al halcón el resto de su vida.


 


~*~


 


Himuro estaba nervioso  en medio del sillón  más grande y largo, a su lado tenía un joven alegre tomando su mano, otro joven atrás de él afirmándose en el sofá acariciando su cabello. A su otro costado al cuñado mayor.


–Mura tu pareja es divina, no puedo creer que este embarazado – dijo su hermano  Katashi acariciando la barriga de Himuro con tal confianza que tenía desconcertado a Himuro – mi pareja también está en estado. Rihito estará contento de saber que nuestra hija no estará solita.


–También me alegra saber que mi bebes tienen tantos tíos y además una primita – dijo Himuro con un aura dulce que no conocía nadie en ese salón. Ambos hermanos que estaban a sus costados lo abrazaron no pudiendo reprimir el golpe de ternura.


–No sean tan bruscos – dijo mura cansado, no le gustaba que le apretujaran tanto pero eran sus hermanos. Instintos asesino no tenia y Himuro se veía adorable abrumado por tanta atención.


–¿Son dos? – pregunto el hermano mayor.


–Sí,  son gemelos –  respondió Mura orgulloso de su jugada.


–Wao – su hermano mayor rodeo el sillón y fue donde su hermano para abrazarlo golpeando su espalda – ¡Felicidades Atsushi!


 


~*~


 


La situación de Kasamatsu era similar a la de Himuro, solo que él estaba rodeado de tres hermosas y efusivas mujeres que no dejaban de apretujar su rostro. Mas al verlo sonrojarse, las chicas gritaban exageradas al encontrarlo tierno.


–Ya basta, no ven que  lo están incomodando


–Es que no puedo creer que encontraras  a alguien tan lindo siendo tu tan feo – le dijo su hermana menor Hiraki. Una chica delgada, bastante alta en comparación a las otras. De cabello largo y  la única de ojos azules


–Yuki- chan en un niño aun no puedo creer que te aparearas con el aun sabiendo eso. – le recrimino su hermana mayor Ryoka. Rubia de cabello corto pero más largo en su lado derecho y ojos dorados. Mirada firme en comparación y la que estaba en la cima de su raza.


–Deja de regañarlo. Ya dijo que fue porque yuki-chan inicio el enlace. –abogo por Kise la segunda en la línea,  Kikara. Una niña dulce en toda la regla. Kasamatsu estaba encantado con ella. Era la que más se parecía a kise.


–Pero estaba tan ebrio que ni siquiera lo recuerda. Eres una vergüenza Ryouta  – volvió a hablar la mayor. Había estado encantada con el menor pero al enterarse de todo los acontencientos no había estado contento con el actuar de su hermano.


Yukio sintió  la dureza de sus palabras y en cómo estas habían hecho sentir a Kise. Por lo que se separó de las chicas y fue al lado de Kise para sonreírle y  pedirle con la mirada que levantara la cabeza.


–Ryoka-san, fue una decisión mía,  fui criado como un humano por lo que ignoraba cierta cosas y …


La mujer  miro al pelinegro severamente para luego suspirar y mirar al rubio. Quien no decía una palabra porque sabía que no había actuado correctamente.


–Está bien – dijo resignada –  no se ha sabido de halcones blancos por los alrededores, ni siquiera cerca de nuestra manada. Lamento eso pero es un honor que seas parte de nuestra familia. Estoy segura que Ryouta cuidara bien de ti. De no ser así no dudes en hablar conmigo. Estarás bajo nuestra protección ahora. – le dijo con toda seriedad.


Luego de eso las tres hermanas se perdieron en  una conversación con respecto a ellos dos. Y el pelinegro apretó el brazo de su pareja para llamar su atención.


–No entiendo, ¿porque tanta formalidad? ¿Y ella que es? – estaba confundido, todos venían de una misma manada y ella parecía tener una aire aplastante, pero tenía entendido que el alfa de esa manada era el moreno de cabello largo que había llegado.


–mm bueno nuestra anterior  manada es bastante grande por ello está formada de varias razas de lobos importantes. Nosotros teníamos como alfa a Igarashi el hermano de Aomine pero aun así mi padre debía ser tomado en cuenta de las decisiones al ser  como el líder de nuestra raza. Hasta que claro él se retiró y le dejo ese lugar a mi hermana mayor. Además es la mano derecha de Igarashi.


 


~*~


 


Akashi  y su madre estaban un poco más alejados. La mujer tenía un temperamento de temer y cuando había visto al peli celeste sus instintos insanos los había dejado salir.


–¿Edad?


–Di-dieciocho – contestó con algo de temor Kuroko al sentirse observado por esa mirada rojiza


–Ya veo, te ves tan pequeño – dijo ahora con una mirada tan dulce hacia Kuroko que el joven pensó que había imaginado su expresión anterior. Su tacto fue aún más cálido cuando acaricio su mejilla. – por un momento creí que mi hijo había cometido un crimen… aunque tampoco lo culparía eres una monada.


–Si claro – dijo Akashi rodando los ojos,¿ que no lo culparía?... si hace unos segundos lo había matado con la mirada.


–Sí, lo siento hijo. Pero tampoco te esperaste nada para reclamarlo – lo miro con reproche la mujer –  Sabes que ya no puedo opinar pero como madre te pido que te esperas más tiempo antes de formar una familia. Es muy pequeño aun – le decía sin apartan la mirada de Kuroko.


Kuroko sentía su cariño y su preocupación. Y se lo agradecía.  Verla a ella le hacía recordar un poco a su pelirroja madre’


–Ya lo sé no tienes ni que decir… ¿qué pasa? – Preguntó preocupado al ver que los ojitos celestinos que llenaban de lágrimas. Y de la nada abrazada  a la mujer cobijándose sin vergüenza en el pecho de la madre de Akashi dejándolos atónitos a ambos madre e hijo. – ¿Ey Tetsu?


–Usted se parece a nuestra madre – Apareció Himuro mirando con ternura a su hermanito – ella era pelirroja. –dijo explicando el actuar de Kuroko


La mujer enternecida por su gesto  lo acuno en sus brazos apretándolo fuertemente  casi con ganas de llorar con él.


–¿Tu eres su hermano? – pregunto extrañada. Su madre era pelirroja pero ninguno de los dos tenía esa apariencia.


–Si soy el mayor. Ni Kuroko ni yo nos parecemos en nada a ella. El único que salió idéntico a ella es nuestro hermano menor.


La mujer pudo notar la ternura con la que el pelinegro hablaba de sus hermanos. Y se sintió feliz de alguna manera. Que pequeño era el mundo pensó luego de notar que  el pelinegro estaría cerca  de Kuroko siendo la pareja de Mura.


 


~*~


 


Aomine había ido al salón cerrado que tenía con Kagami su madre e Igarashi.


–Ya veo, estuvieron difíciles las cosas. Lamento mucho que hayas tenido que pasar por eso Kagami – dijo Igarashi quien estaba sentado enfrente del escritorio donde se encontraba Aomine . La madre de Aomine  estaba detrás de él. Y Kagami estaba al lado de su moreno en  un inicio pero luego Aomine  no había evitado atraerlo hacia sus piernas para que se siente. Kagami iba a negarse pero al perecer Aomine no se rediría, tal parecía que lo hacía inconscientemente.


–Gracias por preocuparse por nosotros. Fue algo aterrador si les soy sincero – dijo sonriendo y solo Aomine sintió el temblor involuntario del pelirrojo –  pero gracias a los chicos  no paso a mayores – dijo inconscientemente apretando una de su muñecas donde aún no borraban las cicatrices. Kagami vio la mirada extraña de la madre de Kagami. Se levantó de su cómodo asiento y  se paró aun lado del escritorio. – Lamento no haberme presentado correctamente Mi nombre es Kagami Taiga y soy la pareja de Daiki. Es un gusto conocerlos.


–Pfff – se rio con gracia el moreno mayor. Se levantó y se puso enfrente del pelirrojo que  le tenía ciertamente intrigado. Tenía un aire infantil y la vez no. Lo miro de pies a cabeza dejando caer su presencia sobre el chico. Quedando sorprendido  cuando esa fiera mirada rojiza se estampo con sus ojos azules causando un temblor en su cuerpo por una milésima de segundos. Se puso serio y tendió su mano al pelirrojo reconociéndolo por completo –Igarashi Aomine, el gusto es mío.


Kagami tomo su mano algo molesto pero la suavizo cuando la hermosa morena se presentó y pidió hablar con él a solas. Kagami miro Aomine no pidiendo permiso si no informándole que lo haría. Y se retiró.


–ohh hermano tu pareja es interesante. Otra simplemente habría bajado la cabeza. – dijo encantado con la mirada retante del pelirrojo


–Lo se –  dijo orgulloso Aomine,  en cuanto sintió toda ese aire aplastante de su primo/hermano  supo lo que ocurriría. –yo cuando lo conocí quise doblegarlo de esa manera. Él estaba confundido pero aun así no se amedrento. Con el tiempo cada vez que quería llegar un poco más lejos con el su lobo parecía querer salir y matarme. Es de temer.


–Ya veo. Menos mal y ya lo reclamaste si no estaría el doble de interesado. – dijo sinceramente mirando de manera extraña al moreno que no estaba para nada feliz por su comentario. – ¿qué? En serio me dieron ganas de arrebatarle ese aire infantil que sentí en....


Igarashi vio una cara en Daiki que jamás había presenciado…


 


~


 


Daira la madre de Aomine caminaba con Kagami por los alrededores de  la manada viendo orgullosa los logros de su hijo, y de esos niños que recordaba corriendo de un lado a otro cuando eran pequeños.


Observaba  a las personas de la manada y veía en sus miradas el profundo cariño y respeto que  le tenían a la pelirrojo también.


–¿Tu… eres menor de edad verdad? – pregunto al fin. En cuanto lo había visto lo sintió así. El chico era grande tanto como su hijo pero muy diferente a  él en  algunos aspectos.


–Tengo dieciséis – dijo sin más. Y con algo de pena.


–Por tu aroma puedo saber que mi hijo te hizo su pareja hace poco. ¿Fue consensuado?


–Claro que sí. No piense mal de Aomine el me respeto por mucho tiempo e hiso un trato con mi padre. Íbamos a esperar pero mi celo al estar tanto tiempo con él se adelantó. El que sucediera fue algo que ambos decidimos.


–Me alegra oír eso. Pero lo mantendremos en secreto de Igarashi. A veces puede ser exagerado. Y no se ven durante mucho tiempo no quiero verlos discutir. A veces no se comportan como deberían  – dijo riendo


–Claro


La morena vio al menor nervioso y sonrió tomándolo del brazo con confianza, era un niño adorable. De primera donde lo había visto similar  a Aomine guardo cierta distancia pero ahora que lo veía con claridad era solo un niño a sus ojos. Con su otra mano agarro su muñeca y acaricio las cicatrices. Pensando en lo fuerte que era.


Caminaron un rato más hasta que llegaron nuevamente a la casona. En cuanto entraron ambos morenos iban acercándose donde estaban todos reunidos. Tanto la madre de Aomine como Kagami estaban asombrados al ver el notorio golpe que tenía el moreno de cabello largo en su mejilla y labio roto.


–¿Qué sucedió? – preguntó la morena  preocupada.


–Que Daiki no sabe identificar una maldita broma – decía molesto  el moreno de cabello largo. No le había respondido nada más porque había tenido la culpa.


–Ven – llamo Aomine a  Kagami. El pelirrojo de manera autómata se acercó al moreno siendo abrazado protectoramente. – Para mí lo que tenga que ver con él no es una broma Igarashi


–Tks


Kagami se sintió incomodo y un poco mal al pensar que el moreno mayor no lo aceptaba como pareja de Daiki  y al expresarse mal de su persona  su pareja lo haya golpeado.


–No es que no le agrades bebe  – le dijo Aomine a Kagami causando la impresión en el moreno mayor. y es que aquella conexión de parejas siempre asombraría a alguien que no la tenía.


Casi de manera inconsciente, Sakurai, Himuro, Kuroko, Takao,  y Kasamatsu se salieron de dónde estaban para acercarse al pelirrojo, y mirar con poca amabilidad al invitado que había hecho sentir incomodo a su alfa.


“Ho.hoo~” pensó  Igarashi con una sonrisa.


–Claro que no, solo le dije que eras lindo y  se me olvido lo serio que es Daiki  para algunas cosas.


 Igarashi miro un momento a Kagami perdiéndose en algo más diferente a lo que cualquier persona podía notar  y luego sonrió.


La despedida fue amena y alegre, tal como la visita inesperada.


 


~


 


Aomine estaba acostado en la cama que compartía con su  pareja. Hace unos momentos le había hecho el amor dulcemente pero casi como pensando que no lo volvería  a ver nunca más. Solo se dio cuenta de que se había excedido cuando su pequeño cachorro ya no dio  más en su último orgasmo y cayo rendido luego de desmayarse.


Ahora acariciaba cada parte de su rostro con la mirada mientras con sus manos apaciguaba y protegía su sueño.


“Tienes una manada interesante hermano, pero no si sea bueno del todo. Hazle daño a tu pareja y habrá un quiebre irremediable por la forma en que están conectados.”


Aquello Igarashi lo menciono antes de irse  a manera de concejo por su preocupación. Eso  Aomine también lo había pensado. Si algo llegaba a suceder entre ellos. Por la manera en que los chicos protegían Kagami más allá de la amistad y hermandad podría provocar una reacción en cadena,  sin embargo no tenía esa preocupación. Solo en un momento lo llego a pensar y se había reído de sí mismo.


Además …


–Jamás te hare daño – susurro sobre los labios de su pelirrojo. Al momento que lo abrazaba y veía una sonrisa en el rostro de Kagami como si realmente le hubiera escuchado.


 


 


Extra


 


La manada era un total caos. Hoy era el gran día para una de las princesas de la manada, Yumiko la segunda hija de Midorima y Takao   y quien había heredado todos los atributos característicos de su padre, contraería matrimonio con un humano que conoció en la universidad un chico de perfil bajo, castaño y anteojos pero que para la chica lo era todo.


En su momento el humano  había tenido que enterarse de lo que era, pero su reacción solo fue lanzarse encima de la joven en su forma de lobo fascinado por lo hermosa que era. Incluso había aceptado guardar el secreto de su familia. Supo en un instante lo delicado que era. Su familia adoraba a la joven  y estaba seguro de que la aceptarían, pero el secreto no era solo de ella. Por lo que el mismo estuvo totalmente de acuerdo en su petición.


 


El tiempo había pasado en un abrir y cerrar de ojos,  disfrutaron cada momento, pero ahora que vean el tiempo pasar materializado se daban cuenta de eso.


Akashi y kuroko tenían tres hijos. El primero, Issei, era un chico reservado, callado, había sacado lo mejor de sus  padres un cabello cielo brillante y unos ojos dominantes como los de Akashi y sorprendente más alto una cualidad que le atribuían al tío mayor.  Hanna era la segunda hija de la pareja, la versión femenina de  Akashi  aunque con una personalidad alegre y casi explosiva.  Y la primera en irritar a su hermano mayor. Ambos con una edad aparente de veinte años.  y su segunda niña, la niña de los ojos de  Sei, su pequeña Natsuki de siete años era muy parecida a Kuroko y algo les decía que su personalidad sería similar. Era demasiado tranquila y no solía hablar mucho. Y a pesar de eso le encantaba estar con Hanna la chica era de los más chillona pro eso a la pequeña le encantaba.


Murazakibara y Himuro llevaban la delantera, sus gemelos  fueron los primeros en llegar ambos idénticos a Himuro y con el mismo humor salado de su padre. Murazakibara lo tuvo difícil a medida que iban creciendo  al lidiar con esos torbellinos más Himuro que a veces era un niño más. Subaru el mayor por minutos y el obligado a llevar el cabello más corto desde pequeño. Les encantaba jugar entre ellos confundiendo a los demás de quien era quien.  Así que Himuro ya cansado de sus jugarretas le corto su cabello a los doce. Desde ahí se acostumbró a usarlo corto un poco para largo en la parte de arriba y se lo acomodaba hacia un lado. Era  cariñoso. Alegre y boca suelta. Muy apegado a kagami. Kamui  tuvo la suerte de conservar su cabello a los doce y lejos de sentirse mal por su hermano lo había disfrutado en ese momento. A Diferencia de Subaru él había heredado el sexy lunar de su padre y lo presumía con orgullo dejando libre de su cabello esa parte solo para enseñarlo.  Además de que sabía Que  a ambos padres le gustaba tal hecho así con más razón lo enseñaba. Adoraba a su tío kuroko porque que para el simplemente era tierno.


Luego de sus gemelos ya que los tuvieron muy pronto se esperaron el tiempo suficiente para volver a pensar en darle un hermanito a los gemelos. Su  tercer hijo fue niño también. Tomohisa de cinco añitos era tranquilo, de cabello negro y ojos violetas. Muy sobreprotector con su prima  Natsuki, para sus cinco años su altura superaba lo normal y lo posiblemente esperado. Ya esperaban al siguiente Titán. El chico dejaría por el suelo a sus hermanos mayores en poco tiempo.


Kise y kasamatsu no se quedaban atrás con sus tres tesoros, Ryusei era su hijo mayor, kasamatsu lo había nombrado así en cuanto se lo entregaron y vio el poco cabello rubio que salía de su cabecita. Ahora ya era todo un hombrecito. En apariencia era rubio pero los genes de kasamatsu fueron fuertes hasta en su carácter. Luego le seguía kumiko  y una chica de quince años, larga cabellera negra siempre tomada en una coleta de caballo, de personalidad juguetona amaba junto con Hanna fastidiar al serio de Issei que parecía tener una paciencia de oro con ambas mujeres.  Pero sobre todo con Kumiko y a la única que parecía mostrarle escasas sonrisas. Luego estaba Naomi de trece años, la chica era de complexión muy delgada, cabello rubio más claro que el de su padre y hermano y la que tenía toda la atención de la familia por no decir de la manada completa. Su nacimiento fue prematuro.  Vivía enferma. En ocasiones la atacaba una fiebre que para Harasawa no tenía explicación y no sabía cómo ayudar a la pequeña. Solo esperaban que con el tiempo pudiera afirmarse.


Midorima y Takao fueron los terceros en tener a su primera hija por un descuido de calentura. Aunque igualmente fue bien recibida. Shizuka, la hermosa joven de cabello verdusco y mirada suave fue una sorpresa para todos a media que fue creciendo fue inevitable darse cuenta del apego que tenía con Imayoshi. Y la pareja lejos de estar molestos, lo tomaron bien. Imayoshi era alguien que Midorima  conocía de toda la vida así que lejos de sentir que su pequeña ya era arrebatada estaba tranquilo al igual que Takao. Claro, todo fue a su debido tiempo.


Luego estaba Yumiko. La segunda hija que estaba a las puertas de casarse. Y que luego de esto ya no la vería tan seguido pues por decisión de ambos ellos decidieron tener una vida en la gran ciudad y dedicarse a impartir sus profesiones. Algo valido que tenía orgulloso a sus padres pero con una gran pena en el corazón. Su tercera princesa y la que Midorima sobreprotegía de sobremanera porque ya veía que se la arrebataban era Aika. Pelinegra de ojos almendrados  intensamente verdes. Y la que en personalidad era más tranquila y callada a diferencia de sus hermanas. Y el más pequeño de la familia de  siente años, un pequeño a todo terreno que no le molestaba encaramarse en cada árbol y lastimarse si con eso podía ver la sonrisa de su padre halcón cada vez que le traía una manzana, era muy parecido a su tío Kasamatsu.


El alfa de la manada no se había quedado atrás Hikari fue su primera niña en traer más luz a  la hermosa vida que llevaba con su pareja y manada. Una hermosa  morena de cabello azul y ojos del mismo  color  y que para desgracia de Aomine habían heredado aquel bonito lunar de Himuro. Pero aun con eso era su orgullo al convertirse en una centinela admirable.


Su segunda hija  y la que seguía siendo un tema delicado para Aomine. Era Kanana  su hija la niña de sus ojos fue arrebatada de sus brazos a los dieciocho años por nada mas ni nada menos que su hermano de nombre. Igarashi  fue claro al decir cuando la menor tenía cinco años que había algo raro en ella que lo hacía sentir intranquilo, la conversación se tornó  tensa con Kagami y Aomine. Los tres adultos ya veían venir porque.


Igarashi se tornó un poco hostil al ver la negativa de Aomine ambos hombres chocaron en ese momento así que él  que supo lidiar con la situación fue Kagami. Quien pidió a Igarashi que no volviera a venir hasta que la menor fuera más grande pues tampoco le había gustado el comportamiento territorial que había tenido con la sola negativa de Aomine.


Igarashi se disculpó y acepto las condiciones pero también puso las propias. Al cumplir los diecisiete comenzó a visitar la manada de vez en cuando. Su pareja era toda una belleza pelirroja de ojos caidos. Su mirada dulce rompió todo lo que alguna vez creyó  el alfa que significaría encontrar a tu pareja.


Y el mismo día de su cumpleaños había venido a buscarla. Para Kanana cuando Igarashi con voz temblorosa le pregunto  si se iría con él no lo dudo. Por un año el hombre  vino a visitarla y cortejaba a la antigua trayéndole flores. Ella ya sabía porque y no negaba que no sentía lo mismo. Desde el momento que lo había visto su corazón había anhelado irse con él en cada despedida.


De eso ya muchos años, pero Aomine jamás iba a perdonárselo.


Su dos últimos bebes eran   Hayato y seiya sus mellizos de dieciséis años iguales a Kagami en todos los malditos aspectos decía Aomine cada vez que lo sacaban de sus casillas y eran buenos en eso cada vez que debían atacarlo y se ponían de parte de Kagami se encargaban de joderle el dia.


 


Ahora ya estaban todos reunidos, la familia completa, hasta Yumi la hermana menor de Takao y kasamatsu estaba ahí, se había vuelto muy cercana a todos. Takao había tenido razón al pensar que sería una  niña, ahora ya era toda una mujer con un carácter digno del alfa de los halcones. La joven no había tenido reparos a una edad avanzada en desterrar a su madre. Amor maternal nunca había sentido de su parte,  era una veneno latente en su manada y al enterarse por sus centinelas del pasado oscuro que conectaba a sus padres con Takao y la manada de Teiko mas el peligro que podía llegar hacer para kasamatsu,  hicieron que ni una sola lagrima soltara por ella. Era lo mejor.


 –El novio ya llego con su  familia. – entro Imayoshi a la casona  viendo demasiada gente  arreglada. El inclusive, Imayoshi jamás  pensó que vestiría un traje. Aunque debía agradecer, su parejita se veía hermosa y despampanante en ese vestido negro.


–Bien yo iré a recibirlos empiecen a salir todos a  sus lugares. Los centinelas lo quiero a todos en sus puestos…


–Padre no te preocupes tu solo sale a recibirlos yo me hare cargo de la guardia. – le dijo su hija.  La morena a diferencia de todas las jóvenes  que vestían hermosamente vestidos, vestía elegantemente un traje apegado a su cuerpo.


–Está bien, vamos. – Aomine tomo de la mano a su pelirrojo y salió observando que le faltaba unos de sus cachorros. – ¿Dónde está Hayato?.


–Estaba en su habitación arreglándose ya bajara. – paso por su lado su mellizo sin decir más palabras. Y el que hablara la alcahueta de su hermano solo podía significar una cosa.


–Pobre Sakurai –dijo Aomine  con pésame al castaño y suspirando por su hijo.


–Ya sabes que nuestro hijo es de todo o nada y ya está cansado de esperar así que ni te sorprendas si es el primero en hacernos abuelos. –le respondía Kagami al momento que se aceraban a la familia humana. A Hayate  le importaba un soberano pepino la edad que tenía. El solo quería hacer suyo a ese castaño que se le escapaba entre las manos. Ya no era un niño y se lo haría entender a Sakurai.


La boda se llevaría a cabo a las afueras un tanto más alejados de las casas y en donde solo había verde plano en medio de árboles. Las sillas, mesas,  el altar  donde ya esperaba el religioso y el del registro civil todo estaba adornado de blanco con rosas blancas. Yumiko en cuanto había dicho que quería tener una boda humana la manada completa se había esmerado en dársela.


Estaban uno a uno saliendo de la casona, la novia salía en todo su esplendor con su vestido y a su lado Midorima. Quien nunca creyó que pasaría por algo así. Ellos no tenían esa creencia pero no podía negar que ver a su hija de esa manera le llenaba de orgullo.


–Te ves hermosa prima  – Naomi la hija de kise y kasamatsu se acercó a ella –perdóname que no esté en tu boda.


–No te preocupes Naomi-chan. Tu salud esta primero, es más ni siquiera debiste levantarte. –dijo preocupada la novia.


Harazawa estaba a su lado. Estos últimos días su salud había empeorado y a duras penas podían controlar su fiebre. Kise odiaba ver a su niña así y el sin poder hacer nada.


–Claro que no. Quería al menos verte. Te deseo mucha fe... – la chica sintió un dolor en el pecho que la hiso llevarse sus manos una a su pecho y la otra a su cabeza. Las puntadas fueron fuertes al momento que desvanecía y caía en los brazos de su padre que se había apresurado a sostenerla.


Todos se acercaron con preocupación. Sus hermanos no sabía que hacer al ver a su hermana así, de pronto Takao se acercó, kasamatsu extramente más traguillo que kise. Y Yumi también se había acercado.


–Tranquila bebe, respira – le decía Takao sobando su brazo kasamatsu se había ganado a su otro lado apartando un poco a kise.


La chica comenzaba a tener su primer cambio. De la preocupación todos se había vueltos ansiosos ahora de ver la futura loba blanca al igual que sus hermanos.


Naomi miro a su padre y tío y cerro lo ojos aguantando la respiración y el grito de dolor que tenía atorado. Se mordió los labios para no gritar apoyándose en el pecho de kasamatsu.


Su cuerpo comenzó hacerse más pequeño. Extramente más pequeño  hasta el punto que algunos creyeron que desaparecería en la ropa holgada que traía.


Kasamatsu quedo asombrado cuando quedo con un bulto pequeño entre su manos. Asustado busco entre las ropas solo para sentir una suave pluma, al destaparla por completo la sorpresa fue mayor al ver un halcón revoloteando sus alas puramente blancas. Se elevó torpemente y se estampo contra la cara de su padre que no salía del asombro.


Takao la sostuvo acariciando su cabeza. Y esta solo hiso un sonido fuerte mientras se dejaba acariciar por su tío.


–¿Cómo es posible?, se suponía que fuera un lobo…


–Se supone… esto podría explicar sus contantes fiebres. Sus genes de halcón deben haber estado luchando con los de Kise, que al ser una raza de lobos blancos también debe haber ayudado. –decía Harazawa  casi seguro.


–¿Ahora que ya es definitivo debería mejorar su condición? –  Pregunto Yumi alegre porque una de sus sobrinas había heredado los genes de su hermano y padre.


–Esperemos que si  – dijo kise orgulloso al ver esa bola blanca, la tomo en su brazos y seguía haciendo ruidos y aleteando sus alas pero las cerraba en cuando acariciaban su cabeza. Estaba feliz por su hija y podía notar en su adorada pareja que también lo estaba.


La novia se había acercado al halcón y acaricio sus alas también.


–¡Tonta. Nos tenías preocupados a todos! –casi desperdiciaba todo su maquillaje por llorar.


–¡Ya!, no llores. No hay tiempo para volver a maquillarte  – dijo Hinna, la hija de Kuroko.


–Eso es verdad ya no estamos retrasando será mejor continuar, yo me quedare con mi hermana. Hasta que este lista para cambiar. – dijo Ryusei. El  rubio quedo asombrado cuando vio como Naomi volaba un poco y aterrizaba en su hombro. Su hermana siempre fue débil por lo que verla con tanta energía lo tenía feliz y sonriendo bobamente.


Después del asombro y del regalo que presento Naomi la boda trascurrió con normalidad sin más inconvenientes. Hasta el momento que vieron partir a los novios. Las lágrimas de ver partir a una de las suyos más la alegría por lo mismo no se dejaron esperar por algunos.


 


~*~


 


Midorima estaba en su Habitación  ya habían pasado unos días de la boda y por fin  descansaba en paz.  Su hijo menor le daba bastante qué hacer con sus arrancadas al bosque.


–¿Se quedó dormido? –preguntó el peliverde  a su halcón cuando este iba entrando a la habitación.


–Sí,  Piensa que estas enfadado con él.


–No lo estoy. Pero debe aprender que no debe alejarse tanto. –Takao se acercó donde su peliverde para abrazarlo y apoyar su cabeza en su pecho sintiéndose reconfortado por esos brazos que lo apresaron rápidamente.


–Igual mañana ve hablar con él. No me gusta que llore porque piensa que estás enojado con él.


El cachorro perdido alerto a toda la manada. Lo centinelas se esparcieron por el bosque buscándolo e Imayoshi fue quien dio con el primero encontrándolo llorando cobijado a los pies de un árbol casi en el límite de sus territorios.  Midorima había sido severo en cuanto tuvo la oportunidad. Había estado tan preocupado y enojado a la vez que lo regaño antes de hacerle entender que lo hacía por lo primero.


–Lo siento.– dijo Midorima aspirando el aroma de Takao, ese delicioso aroma que con solo sentirlo cerca lo tranquilizaba –hablare con  nuestro pequeño.


Takao levanto su rostro para reflejarse en los verdes que amaba y sonrió para su pareja antes de afirmarse de puntillas para alcanzar los labios de Midorima que fue enseguida  al dulce encuentro.


 


~*~


 


 Kise veía feliz a su halcón tararear una canción mientras se bañaba. Había entrado al baño con las claras intenciones de acompañarlo pero se quedó pasmado en la puerta viendo como el pelinegro tranquilamente pasaba la esponja por su cuerpo mientras tarareaba una canción.


Adoraba verlo así. Por fin tenían la tranquilidad anhelada. Su hija se había recuperado notablemente luego de su primer cambio. Definitivamente era como si hubiera vuelto a nacer. Su chica ahora tenías las energías para valerse por sí sola. Aún tenían a una centinela a su lado pero era seguro que en poco tiempo ya no sería necesario.


 Sus ojos dorados se encontraron con los platinados y sonrió antes de comenzar a quitarse la ropa para hacerle compañía  al halcón en la tina. Kise se situó detrás de su pareja sintiendo el confort de la temperatura del agua y luego la paz de tener a su hombre apoyándose en su pecho mientras cerraba sus ojos.


–¿Estas bien?  –pregunto Kise  mientras tomaba la esponja y  retomaba el trabajo de pasarla una y otra vez por el torso desnudo de kasamatsu.


–Si~ –susurro despacio kasamatsu, su cadera la impulso hacia atrás  hasta tener claramente el mimbro flácido de kise entre  su trasero. Solo unas insinuaciones de su trasero necesito para tenerlo duro como lo deseaba.


Un momento de sexo no era lo kise había buscado  pero no pensaba tampoco en negarle un momento de placer.  Tomo sus piernas y lo levanto esperando la respuesta de su pelinegro que guio una de sus manos para tomar el miembro de kise y dirigirlo a su agujero deseoso de ser penetrado. Mientras kise lo bajaba lentamente  kasamatsu gimió despacio y del más puro placer.


–Definitivamente tenemos un fetiche por el baño – dijo kise de la nada causando una sonora carcajada en  su halcón.


–También lo he pensado – dijo riendo  volteando sus cabeza mientras buscaba los labios de kise.


Por la mente de ambos paso un recuento  de sus momentos íntimos. Y la mayoría eran en el baño como  sea y de la manera que sea.


–Es más sencillo, no tengo que quitarte la ropa –dijo el rubio causando la risa nuevamente en su pareja.


–Idio…ta-ah~…


 


~*~


 


Murazakibara estaba a punto de devorarle la boca a su sexy chico cuando  sus gemelos entraron por la puerta sin siquiera tocar y sin inmutarse un poco al ver  claramente que tenían a Himuro de piernas abiertas y con  el grandote entremedio. Y gracias al cielo aun vestido.


–Maldición – dijo el peli morado golpeando la cama y estrellando su cara con la almohada, había olvidado poner el seguro. Al mismo tiempo que Himuro solo reía un poco incómodo, se acomodaba su ropa y se sentaba en la cama mirando con una sonrisa radiante a sus tesoros.


–Lamentamos interrumpir pero queríamos avisarles que saldremos a la ciudad. – decía Subaru sonriendo ante el pesar de su padre.


–Está bien ¿quién va? – preguntó Himuro ya que Murazakibara estaba en plan berrinche frustrado. Sus hijos ya estaban grandes para irse de fiesta y solo estaban avisando.


–Issei, Ryusei, Aika, Shikuka e Imayoshi  – dijo Kamui.


–¿Aika? ¿Midorima le dio permiso?


–Sip no le gustó la idea pero prometimos cuidarla y traerla sana y salva además después de eso se sumó Shizuka así que no encontró motivos para decirnos que no  – rio el mayor de los hermanos.


–Está bien, se cuidan ¿ok?


–Sí, adiós papi – le dijeron directamente al pelimorado que los fulmino con la mirada.


–Cuídense – Contesto Mura volviendo a estampar su cara con la almohada.


–Claro que lo pasen bien, Tomo-chan ya está durmiendo así que no habrá más inconvenientes.


Fue lo último que dijeron antes de retirarse. Himuro sonrió levantándose y poniéndole seguro a la puerta por cualquier cosa. Se afirmó en la puerta mientras se cruzaba de brazos mirando con gracia como ese gigante no cambiaba para nada. 


 


~*~


 


–Cada vez se queda dormida más rápido. –Kuroko se apareció por la habitación que compartían como siempre luego de hacer dormir a su pequeña Natsuki.


–Ya era tiempo. Sé que no querías que durmiera sola, pero ya era un tanto necesario pequeño – se acercó Akashi para abrazar a Kuroko.


El peli celeste sonrió, había varios motivos pero el más importante y el que les urgía desde hace algún tiempo era la intimidad por la que se veían privados al dormir cada noche con su inocente lobita. La pequeña había sido diferente a sus hermanos en ciertos sentidos. Ella simplemente no había querido alejarse de la comodidad de dormir con sus progenitores por lo que la tarea había sido forzosa y solo ahora. El trabajo estaba rindiendo frutos y ya no lloraba al sentirse sola.


–Créeme que lo sé ¿cuánto va ya? ¿Un mes casi?


–Cincuenta días paras ser exactos amor. Y estoy que te salto encima. – el último tiempo estuvieron ocupados. El trabajo para literalmente sacar a la pequeña de la cama fue toda una tarea más  las adicionales de la manada.


Akashi  comenzó a pasar su lengua con lujuria por el cuello e Kuroko. Mordió sus orejas y tiro de ellos marcando territorio. Sus manos subieron la polera de Kuroko y con sus dedos apreso sus tetillas con fuerza un poco desmedida. Kuroko se tensó ante el aviso. El sexo esta noche no sería dulce y valla que lo esperaba con ansias.


La mirada celeste brillo al momento que fue  lanzado en la cama cayendo de espaldas.


“Preparate” le llego a la mente a Kuroko y trago duro viendo al hombre caer encima de su cuerpo al momento que le devoraba la boca y lo hacía pensar que quizás  no estaba del todo preparado.


 


~*~


 


Aomine entro a su habitación  después re de rondar su manada y enseguida vio a su pareja mirando por el gran ventanal que daba vista a casi toda su manada. Kagami estaba de brazos cruzados viendo cada rincón. Ya eran alrededor de las una de la noche pero era sábado por lo que los mayores aún seguían a las fueras disfrutando de la hermosa noche con un poco de alcohol como acompañamiento.


–Los chicos iban saliendo – dijo Kagami al sentir a Aomine detrás de él. El moreno puso sus manos en sus brazos refregándolos mientras daba un casto beso en su cabeza.


–Sí, Hikari fue con ellos así que no hay que preocuparse.


–Confías demasiado en ella


–Claro, es nuestra hija – dijo Aomine dando vuelta a Kagami para mirarlo quien sonreía igual de confiado que el moreno.


–Mañana vamos a  ver a kana – Aomine soltó a su pelirrojo y se dio vuelta – por favor Aomine deja de estar enojado ¿cuánto tiempo crees que ha pasado?


–Cachorro…


–Ella hiso lo mismo que yo. Sé que tu enojo no es con ella si no con Igarashi –Aomine seguía enojado con su hermano por cómo se habían dado las cosas. Ese día. – pero por estar peleados, ella no está completamente feliz. ¿No crees que Igarashi y tu son muy similares?


Aomine se dio vuelta nuevamente. El golpe era bajo más aún porque  sabía que era cierto.


–Bebe…


–¿Te amo lo sabes?


–Lo se – contestó entre dientes al ver como estaba siendo manipulado por su cachorro y peor aún se estaba dejando –ah está bien.


Kagami sonrió ampliamente y tiro del cuello moreno  para besarlo tiernamente, sus labios se separaban para lentamente volver a juntarse.


“Cachorro” dijo en su mente Aomine mientras se dejaba besar. Kagami sonrió acariciando las mejillas morenas y parte de su cabello.


–¿No crees que ha pasado bastante tiempo para que me sigas diciendo así? – peguntó Kagami con gracia.


“No, siempre serás mi pequeño cachorro” volvió a decirle. Aomine sujeto la cintura  de Kagami y junto su frente con de su pelirrojo. Al mismo tiempo en que una sonrisa  enamorada aparecía en ambos lobos.


 


Fin!


 


 

Notas finales:

Se cabo! Después de una infinidad de tiempo! Muchas gracias a cada persona que  me acompaño en esto durante tanto tiempo! De verdad se los agradezco!


Perdonen los errores, y por todas las veces que las hice esperar! Empecé esto el 2015 si hay personitas que me siguen leyendo de ese tiempo me gustaría saberlo!! Las que se fueron sumando! Todas! l@s amo!!


Espero haya sido en fics que les gustara de principio a fin!!


Sin más palabras que un gigante gracias!


Les da un saludo y  un abrazote!


Reiga


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