Si me conoces tan bien deberías saber lo traicionero que puedo ser—dijo una voz desde la misma oscuridad que lo cobijaba y Jason se volvió algo inquieto mirando la pared y columna a su alrededor—Un predador fácilmente puede convertirse en presa si pierde de vista el panorama—
Y un predador deja de serlo al anunciar su posición—dijo el pelinegro bien achatado contra una de las columnas que le cobijaba.
¿Me habla alguien que me está susurrando de detrás de una columna?—preguntó una voz que Jason sintió retumbar en las paredes pero que podía definir de donde provenía por lo que sonrió de lado y sin ruido se acercó a la esquina de la cual provenía la voz, una sombra se dibujaba levemente a sus pies por lo que al girar se puso justo al lado del objeto de su cacería. Descubriendo en el acto que se trataba de una madera con una chaqueta colocada en ella, a los pies de la madera partida se veía un celular que mostraba que estaba en una conversación.
No te dejes llevar por las apariencias—dijo la voz desde el teléfono como riéndose de él, haciendo enfurecer a Michaels, que luego se dio cuenta del verdadero objetivo de todo eso. Fue hasta la barandilla y disparó a lo primero que halló su mira, una pierna.
Era la pierna de Joseph que ayudaba a Seto a deshacerse del pesado guardia para que pudieran escapar, aún con su hombro herido tenía la fuerza suficiente para levantar al tipo y Seto se arrastraba halando parte de la silla pegada a él por las esposas.
La pierna de Joseph se dobló por el dolor y el castaño que apenas había salido de debajo del muerto pudo ver como este caía pesadamente donde antes había estado y el rubio quedaba de rodillas. Sin pensarlo dos veces lo haló junto con las maderas y arrastró su cuerpo rápidamente para evitar otro disparo que pudiera ser mortal.
¿Qué haces?—preguntó Joey asustado ante la idea de que el otro se convirtiera en blanco lo que era plausible para evitar el escape. De hecho Michaels trataba desesperadamente de apuntar a la cabeza del ojos azules para evitar que salvara al otro pero Kaiba fue demasiado rápido para sus reflejos—Eres un idiota—le dijo el melado al CEO ni bien llegaron tras una columna salvadora.
De nada, perro—dijo el ojos azules tratando de recuperar el aliento mientras se forcejeaba con la madera para deshacerse de su apego. Joey le ayudó con un golpe seco de karate bien dado aunque le dolía terriblemente el hombro derecho. Ambos se pusieron de espaldas a la columna de inmediato para cotejar que el terreno circundante estuviera libre de peligro mientras Joseph se sacaba el cinturón. Seto lo miró y sonrió—Te veías lindo de maid—
Joseph agradeció el interludio al fijar sus ojos en los azulinos—No vayas diciéndolo por ahí que es mi secreto—
Como Joey tenía problemas para sacarse el cinturón ya que su hombro estaba herido el castaño dijo—Deja que te ayude—
Mientras no te aproveches—dijo el rubio con una pícara sonrisa.
No digas cosas como esas—le sermoneó el castaño.
Lo siento, no es momento—dijo un poco sorprendido y culpable el melado y al momento vio la cara de Seto muy cerca.
Hablo que no me des ideas, perro. No estamos para distraernos. Puedes conseguir que nos maten—le contestó el CEO y Joseph se sorprendió de que en un momento así, luego sintió un dolor que provenía de su pierna y se dio cuenta de que Seto ya estaba terminando de hacer el torniquete con su cinturón.
Gracias, planeaba salvarte pero parece que ha sido lo contrario—dijo algo avergonzado Wheeler pues se suponía que él era el mejor asesino del mundo pero estaba necesitando de la asistencia de un civil para sobrevivir ese imprevisto encuentro.
¿Estás aquí por mí, no?—dijo Kaiba y algo se leía en el transfondo de sus ojos.
¿Dudaste, no?—fue la sincera pregunta de Joey y sonrió como en el tiempo en que estaba con sus bobos amigos.
¡Serás idiota!—dijo Seto antes de besarlo.
¡Un gran asesino no puedes ser si necesitas la ayuda de tu novia para salvarte!—gritó Jason desde las sombras.
¿Cómo me llamó ese desgraciado?—preguntó el ojos azules sin poderlo creer, lleno de una furia incandescente que hizo reír al melado.
¡No puedes culparlo!—dijo el rubio ganándose una mirada furiosa que lo hizo sonreír aún más—No tiene forma de saber que posición te toca—aludió casi riendo y Seto supo que se burlaba de él.
¡Puedo culparlo de lo que se me dé la gana! Ese reveren…—dijo Seto pero Joey se puso serio y no lo dejó terminar, temía que la impulsividad del otro lo llevara a cometer una estupidez.
¡Deja de sandeces! Mejor pensemos que hacer para salir de aquí—