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El amor se da poco a poco por Demonio_Nocturno

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Notas del capitulo:

Hola ya se que es lunes y ya es tarde pero no pude actualizar ayer bueno aqui les dejo un capitulo extra largo para compensarlo. Y les are dos preguntas aserca del siguiente capitulo 

El año acababa de empezar y los de nuevo ingreso estaban formados esperando ver que salón les asignaban.

−Bienvenidos a la escuela de elite Konoha –dijo el director frente a todos los alumnos de nuevo ingreso−. Yo el director de esta escuela y mi nombre es Sarutobi –se presentó−. Como sabrán en esta escuela se aplica un examen que tiene 200 reactivos, 100 más que otras escuelas. Y dependiendo de cuanto hayan sacado, se verá en que grupo quedaron. El profesor Ibiki Morino les dirá como se asignaron los grupos –dijo asiéndose a un lado, dejando que el profesor hablara.

−Yo soy el profesor Ibiki Morino y seré quien les informe que grupo les toca –hablo con voz imponente haciendo que varios de los alumnos temblaran−. En el grupo A irán aquellos que en el examen sacaron de 190 a 200 puntos en el examen, en el grupo B los que sacaron de 180 a 189 puntos, en el grupo C los que sacaron de 170 a 179 puntos, en el grupo D los que sacaron de 160 a 169 puntos y por último los del grupo E quienes sacaron de 150 a 159 puntos.

Ibiki era el subdirector pero también impartía clases. Es un hombre alto, de ojos negros que al solo mirarlo directamente a estos, provocaba un escalofrió; su piel era algo bronceada sin llegar a exagerar y usaba una pañoleta cubriéndole la cabeza, además tenía una cicatriz cruzando todo su rostro del lado izquierdo y del lado derecho tenía otra un poco más chica.

Los chicos miraron las hojas donde venía su resultado que habían obtenido en el examen. Algunos suspiraron con decepción al ser separados de sus amigos y otros simplemente sonreían al ver que habían quedado en uno de los primeros grupos.

−Quiero que vean los puntos que obtuvieron y formen dos filas por cada grupo enfrente de los profesores quienes serán sus tutores y guías para darles un recorrido por el lugar.

Los chicos hicieron lo que les ordenaron y en menos de 20 minutos ya todos estaban formados y ninguno hablaba por temor a que el profesor los sorprendiera y terminara castigándolos.

−Una última cosa antes de que sus tutores los lleven a dar el recorrido –hablo−. El examen se hace cada año antes de las vacaciones de verano y los resultados se dan una semana después, aquellos que lleguen a tener menos de 150 puntos deberán que tomar clases extras durante las vacaciones y se les volverá a aplicar un examen pero si aun así no obtiene los puntos necesarios, será dado de baja ¿Alguna duda?

Un chico del grupo A levanto la mano. Todos voltearon a verlo, era un doncel rubio y de ojos azules, de piel cara y el cabello le llegaba hasta la cintura y lo traía atado en media cola, su fleco le tapa el ojo izquierdo completamente.

− ¿Qué duda tiene? –dijo haciendo una seña para que le dijera su pregunta.

−Mi duda es ¿Los grupos se quedaran como están o cada año los cambiaran por el resultado de los exámenes? –pregunto y varios hicieron un movimiento de cabeza dando a entender que ellos también tenían la misma duda.

−Los grupos serán reintegrados a cada año dependiendo no solo del examen sino también de las calificaciones que obtengan a lo largo del año –respondió el directo y Deidara regreso a su lugar.

Un azabache, de ojos negros y con marcadas ojeras de piel pálida, no le había quitado la vista de encima al rubio y este lo noto pero lo ignoro olímpicamente. La ceremonia termino y los tutores de cada grupo los llevaron a un salón para presentarse y aclarar las dudas que los menores tuvieran además de ponerlos al tanto de las reglas que debían seguir y después irían a hacer el recorrido.

−Yo soy Anko Mitarashi y seré su tutora durante este año –dijo la profesora que impartía la materia de biología.

Anko era conocida por ser estricta con los alumnos y a pesar de ser una mujer joven, llegaba a hacer temblar a los chicos y no precisamente porque se imaginaran escenas algo subidas de tono con ella. La profesora tenía alrededor de 26 años, su piel era de un tono claro, sus ojos eran castaños claros y su cabello, el cual siempre llevaba atado, era de un tono entre negro y un morado muy cenizo.

−Primero les diré las reglas que tenemos en esta escuela –hablo con autoridad para hacer callar a los chicos que por su apariencia, pensaban que podían ignorarla−. Me saltare las reglas básicas ya que estas son las que durante sus lindos días de correr en pañales por la primaria y secundaria, les impusieron –sonrió con superioridad mientras se cruzaba de brazos−. La primera regla que deben seguir es que no pueden tener consigo algún aparato ya sea celular, Tablet o laptop, aquellos que sean descubiertos con dichos aparato, aparte de recibir un castigo, se les confiscara los aparatos y no se les dará hasta que termine el año.

− ¿Y cómo vamos a comunicarnos con nuestros familiares y amigos? –pregunto un chico que estaba sentado en medio del salón.

Todos voltearon a verlo, ya fuera con lastima, pena o admiración por preguntar eso debido a que la profesora Anko les había dicho que las preguntas serian contestadas al último.

−Tenemos a un valiente que no sabe seguir reglas –dijo la única chica del salón−. No podrán comunicarse con nadie si no tienen permiso del director o del subdirector y para eso tienen que tener un expediente impecable además de buenas calificaciones y solo así tendrán el permiso de poder hablar con ellos una vez por semana –respondió sin quitar su sonrisa.

− ¿Pero porque solo una vez por semana? Eso no es justo, no pueden hacer eso –gruño molesto otro de los chicos que había en el salón.

−Mira niño, si aún sigues usando pañales y necesitas de tus padres para hacer las cosas. Entonces debiste quedarte en casa con ellos ya que aunque estés en el grupo A –se le acercó y puso un pie en la mesa de este−. No eres indispensable.

Los adolescente se quedaron mudos por la manera tan peculiar que tenía su profesora, para tratarlos pero era algo lógico ya que tenía que darse a respetar en una escuela de puros chicos aun habiendo donceles entre estos.

−Segunda regla –prosiguió como si nada volviendo a su escritorio−. Solo podrán salir de la escuela cada dos fines de semana siempre y cuando el permiso haya sido consultado con sus padres o tutores y también viendo si no han tenido faltas en las clases o debido trabajos –tomo aire con aburrimiento−. Tercera regla, como sabrán muchos están o estarán comprometidos en matrimonio –dijo con aburrimiento dado que a ella no le gustaba pensar en eso del casamiento y por eso le aburría el tema−. Y aunque ya hayan celebrado la boda, seguirán durmiendo en sus respectivas habitaciones ya que no queremos algún “accidente” –dijo lo último con un tono sugerente−. Por último, cuarta regla –se levantó de su lugar−, ya no son unos niños, o al menos sus cuerpos ya no son los de unos aunque la mente de muchos sigue siendo la de un crio de 5 años. Así que sé muy bien, y más en esta edad,  que las hormonas las tendrán a mil pero deben controlarse y no dejar que los sorprendan en pleno acto o serán castigados sin llamadas o salidas y dependiendo la gravedad del asunto, puede que llamen a sus padres para tener una pequeña pero muy vergonzosa platica con ustedes –termino viendo los rostros pálidos de sus alumnos y eso le provoco gracia− ¿Tienen alguna duda? –pregunto elevando un poco la voz para sacar de su trance a los chicos.

Deidara levanto la mano sin sentirse intimidado y eso se notaba en su sonrisa juguetona lo cual sorprendió a la mayoría de sus compañeros, a excepción de unos cuantos que tampoco se habían inmutado con las palabras de Anko.

−Lo que dijo se no ser sorprendidos en pleno acto ¿Quiere decir que podemos hacerlo?

El rubio solo quería saciar su curiosidad ya que pudiera que más adelante quisiera encamarse con alguien.

−Solo diré que los seres humanos tienen necesidades y que no pueden reprimirse por mucho tiempo así que está en ustedes decidir pero vuelvo a advertir, no les gustara la plática que tendrá con Ibiki –respondió sin el más mínimo pudor de estarles dando, por así decirlo, permiso de tener sexo dentro de la escuela y eso había sido captado por todos.

− ¿Alguien tiene otra pregunta? Anden con confianza que no muerdo. Bueno no a menos que me provoquen.

− ¿Y qué pasaría si en dado caso llegara a pasar un “accidente”? –pregunto Itachi.

−En ese caso tendrían que hacerse responsables de sus actos y se platicaría con sus padres para saber si seguirán en el colegio o se irán.

−En dado caso de que decidan quedarse ¿Cuánto tiempo antes y cuánto tiempo después del parto les dan? –pregunto un chico le piel extremadamente pálida, ojos dorados y tenía el cabello de color negro que le llagaba hasta la espalda baja.

−Se les da tres meses antes y tres después del parto así que tendrían que estar a alejados de sus hijos ¿Pero porque tan interesados en ese tema? No me digan que se lo están pensando –dijo la profesora con una sonrisa sugerente.

−Solo por si las dudas profesora –respondió el mismo chico con burla.

− ¿Bueno alguien quiere preguntar otra cosa que no sea sobre sexo y sus consecuencias?

−Cuáles serán nuestros horarios de estudio y nuestro tiempo libre –pregunto un chico de piel un poco oscura sin llegar a exagerar, pelo corto negro puntiagudo y ojos marrones.

−Solo responderé superficialmente a tu pregunta ya que mañana recibirán sus horarios para que el lunes empiecen a asistir a clases –dijo suspirando−. El desayuno es a las 8 de la mañana, las clases comienzan a las 9 de la mañana y terminan a las 4 de la tarde con una hora de descanso que es a la 1 de la tarde. Después de clases viene la comida que es muy independiente de la hora de descanso que tienen; el resto del día lo tienen libre para hacer tareas o solo estar haciendo algo de su interés –tomo aire−. A las 9 de la noche es la cena y a las 10 es el toque de queda así que deben estar ya en sus habitaciones listos para dormir o estar acabando sus trabajos, eso ya es asunto suyo pero no pueden estar por los pasillos o serán castigado –finalizo con aburrimiento.

Las preguntas continuaron por un rato más hasta que ya no tuvieron dudas o al menos ya no las expusieron todo con tal de ir a conocer las instalaciones del lugar. Primero fueron al edificio donde tomarían clases, después se dirigieron a otro edificio junto al primero donde se encontraba la sala de cómputo, la enfermería y la biblioteca. Más al fondo estaba la dirección y las oficinas donde se llevaban a cabo cualquier trámite. Las habitaciones de los profesores estaban situadas hasta el otro extremo de donde estaban las de los alumnos y por ultimo pasaron  a ver los dormitorios. Este edificio tenía tres pisos ya que cada piso le pertenecía a cada grado; el primer piso era para los de primero, el segundo era para los de segundo grado y el último era para los de tercer grado. La planta baja no contaba ya que ahí estaba el comedor y las cocinas. Este en si era el edificio más grande y más imponente de los que ahí había y era debido a que ahí vivirían durante los tres años y tenían varias comodidades, por ejemplo las habitaciones eran amplias y cada una tenía su propio baño adentro, lo que los alumnos quisieran hacer con ellas era asunto suyo ya que tenían permitido acondicionarlas a como les plazca desde cambiar la cama hasta pintar las paredes y poner o cambiar los muebles.

Esto de acondicionar las habitaciones ya se había hecho un mes antes para que no les quitara tiempo a los adolescente y ya solo tenían que terminar de desempacar sus pertenencias para terminar.

−Bueno aquí los dejo, nos vemos el lunes en clases y espero ninguno tenga problemas en guiarse y que por eso no lleguen porque no les creeré –dijo Anko con una sonrisa.

Dicho esto se marchó y los adolescentes fueron libres de hacer lo que quisieran ya que apenas eran las 2 de la tarde y tenían tiempo de sobra para desempacar.

−Hola mi nombre es Orochimaru Lewis –dijo el chico de piel blanca.

−Un gusto me llamo Itachi Uchiha –respondió− ¿No eres de aquí verdad? –pregunto con curiosidad.

− ¿Por qué lo preguntas?

−Por tu apellido, no es muy común escucharlo por aquí.

−Tienes razón –sonrió−. Mi padre no es de aquí pero mi madre si –aclaro sin quitarle la mirada de encima ya que sabía que la familia Uchiha era una de las familias más importantes y no quería perder la oportunidad de ganarse la confianza del primogénito de la cabeza de la familia.

− ¿Y qué te hizo entrar a esta escuela?

−Se veía interesante además de que es de elite y no cualquiera entra así que me pareció un buen reto.

−Ya veo, bueno tengo que ir a desempacar luego nos vemos –dijo para dirigirse a su habitación dejando al otro chico solo.

Su habitación era una de las últimas y estaba bastante alejadas de la habitación del encargado de cuidar el dormitorio de primer año. Las escaleras estaban a la mitad del edificio asiendo que la mitad de las habitaciones estuviera del lado derecho y la otra mitad del lado izquierdo y a lo que había visto, el encargado dormía al fondo del pasillo del lado derecho y la habitación de Itachi estaba del lado izquierdo.

Iba caminando tranquilamente hasta que vio como el mismo doncel rubio del que había quedado prendado, estaba discutiendo con otro chico aunque no alcanzaba a escuchar a que se debía así que decidió acercarse con la excusa de que frente a donde se estaba llevando acabo la discusión era su habitación.

− ¿Pueden hacerse a un lado? –hablo con voz seria y los dos chicos al igual que sus espectadores, voltearon a verlo−. No volveré a repetirlo.

El otro chico se movió del lugar al darse cuenta de quien se trataba.

−Lo siento Itachi –dijo el chico y a pesar de que no se conocían el si había oído hablar de Itachi Uchiha, el primogénito de Fugaku y Mikoto Uchiha y quien era uno de los dos chicos que había sacado una calificación perfecta en el examen.

El rubio simplemente lo ignoro y trato de continuar reclamándole al otro adolescente por tratar de besarlo sin su consentimiento pero la voz de Itachi lo volvió a interrumpir.

− ¿No has escuchado que te hagas a un lado? –pregunto molesto por haber sido ignorado por un simple doncel que a pesar de ser muy atractivo y de apariencia frágil, era muy atrevido al no obedecer al gran Itachi Uchiha.

−Si escuche, pero a menos que pidas que me quite con amabilidad y con un “Por favor”. No lo are –respondió sin voltearlo a ver.

− ¿No sabes quién soy yo?

−Solo sé que eres un chico molesto que cree que por tener un apellido importante, puede hacer que todos lo obedezcan como si fueran sus fieles perros –dijo volteando para verlo directamente a los ojos sin una pisca de intimidación aun sabiendo quien era el azabache.

−Deberías ser más respetuoso con él –interrumpió el otro chico quien no había hablado desde que vio a Itachi.

− ¿Y eso porque? A mí no importa quién sea o si fue uno de los mejores porque eso no le da derecho a pisotear a los demás.

−Sí que eres idiota. Mira que tener de enemigo a un Uchiha, no es nada bueno.

−Si trata de hacerme algo. Quien tiene todas las de perder es él, por qué no por nada soy el hijo de Tsunade Senju una prestigiosa doctora y puede que una misteriosa intoxicación lo incapacite por un par de semanas –respondió con una sonrisa de superioridad.

−Así que tú eres Deidara Senju hijo de Jiraiya y Tsunade Senju y el otro alumno que respondió correctamente las 200 preguntas del examen –interrumpió Itachi−. Me esperaba a alguien un poco más interesante.

− ¿Nunca has escuchado que las apariencias engañan Uchiha? –pregunto sin importarle la respuesta del otro realmente−. Tengo cosas que hacer así que me voy –dio media vuelta pero se acordó del motivo por el cual había empezado todo ese lio y se acercó hasta el otro chico para tomarlo por el cuello se la camisa obligándolo a agacharse hasta que sus miradas se cruzaron y con voz seria dijo−. Más vale que no vuelvas a intentar sobrepasarte conmigo o para la próxima te encontraras en la enfermería con un par de huesos rotos.

Lo soltó y se metió a la habitación que estaba enfrente de ellos y que por buena o mala suerte estaba enfrente de la habitación del Uchiha quien sonrió al ver lo rudo que era aquel doncel tan peculiar. En eso recordó las palabras del rubio y cambio su expresión a una más sombría.

− ¿Por qué dijo que te sobreasaste con él? –pregunto con voz inexpresiva.

−Yo… solo… quería jugarle una broma… −respondió con un perceptible temblor en la voz.

−Espero que no vuelvas a intentarlo sino quieres un castigo.

Se metió a la privacidad de su habitación y comenzó a desempacar para distraerse un poco y quitarse la imagen del chico de mirada azul como el cielo y quien había capturado su mirada.

−Sera un poco difícil pero lograre que dejes de comportarte como un gato arisco –dijo para sí mismo con una sonrisa.

 

Los días pasaron y estos se volvieron semanas al igual que estas pasaron a ser meses y la relación entre Deidara e Itachi no había cambiado ni un ápice al contrario se podía decir que poco a poco había empeorado hasta el punto en que el rubio no soportaba la sola mención del nombre del azabache.

−Sí que te tiene odio –dijo Orochimaru sentado en la cama viendo como el dueño de esta caminaba de un lado al otro con el señor fruncido.

−Es necio –respondió sin mirarlo.

−Y eso es lo que te atrae de él –se burló disfrutando ver como su amigo estaba completamente hechizado por el rubio.

−No me gusta –gruño.

−Yo nunca dije eso, solo dije que te atraía que no es lo mismo –aclaro sin quitar su sonrisa burlona.

−Como sea, lo único que quiero es que deje de ignorarme y deje de actuar como si fuera superior.

−Yo pensé que el heredero de la compañía Uchiha no era alguien que dijera que los donceles por ser lo que son no pueden comportarse como lo hacen los varones e incluso las chicas –dijo para ver que respondía el otro.

−No es eso, él puede comportarse como quiera –suspiro−. Yo conozco a un doncel desde que nació y a quien quiero como a un hermanito y sé que ellos pueden ser mejores que un varón pero que este doncel llame la atención de esa forma me hace sentir extraño.

−Lo dices por celos de que lo vean y no por celos de que te hagan a un lado ¿O me equivoco?

−Ni yo sé porque me molesto tanto –bufo−. Esto me harta.

−Admite que te trae colgando de un hilo –dijo levantándose de la cama.

− ¿Adónde vas?

−Tengo que terminar un trabajo así que espero que en mi ausencia no cometas suicidio debido al estrés de no entenderte.

−No tienes por qué preocuparte.

Camino dispuesto a marcharse pero en eso se detuvo de golpe.

−Lo que si se le debe agradecer es que ha cambiado tu forma de ser –agrego sin voltearlo a ver.

− ¿A qué te refieres? –pregunto intrigado.

−Ya no eres tan serio como al principio y eso es gracias a las discusiones que han tenido.

Dicho eso se fue sin dejar que el Uchiha hablara ya que sabía que negaría todo pero también sabía que se quedaría pensando en sus palabras y eso aria que se frustrara aún más .

−Yo no he cambiado mi forma de ser por él –dijo Itachi sentándose en la silla del escritorio.

Suspiro resignado ya que por más que trataba de hacerse a la idea que ese rubio no lo perturbaba, no podía y eso le daba a entender que Deidara era más importante de lo que quería admitir. Ya arto de darle vueltas al asunto, se levantó dispuesto a salir a tomar un poco de aire ya que el permiso que había pedido no había podido ser enviado por problemas en la dirección y se lo darían hasta el siguiente sábado y para recompensarlo también lo dejarían salir el domingo hasta la hora de la comida.

En eso tocaron la puerta y pensando que era Orochimaru que había decidido regresar para molestarlo, bufo y abrió la puerta perezosamente llevándose la sorpresa de que no era su amigo quien estaba frente a él sino que era el mismo rubio que ocupaba sus pensamientos momentos antes.

− ¿Se te ofrece algo? –pregunto una vez que salió de su asombro.

−Quiero que me hagas un favor y no pretendo que lo hagas gratis así que puedes pedirme lo que sea a cambio –dijo mirándolo directamente a los ojos.

− ¿Qué tipo de favor?

−Si me dejaras pasar para tener más privacidad, te lo diría con gusto.

El otro solo se hizo a un lado para dejarlo pasar y seguidamente cerró la puerta. Al darse la vuelta vio como Deidara leía los títulos de los libros que tenía en un librero no muy grande, eso lo sorprendió ya que no sabía que le gustara leer pero bueno, realmente no sabía nada de él.

− ¿Entonces ahora me dirás que tipo de favor bienes a pedirme y porque a mí? –pregunto sacando de su ensoñación al otro chico.

El ojiazul volteo a verlo y sin pedir permiso se sentó en el borde de la cama cruzando las piernas y apoyando sus manos en la cama para no caer.

−Necesito que finjas ser mi novio por un par de meses quizá dos o tres –soltó de golpe sorprendiendo al otro pero logro disimularlo a tiempo−. No es nada complicado así que dime tu respuesta.

− ¿Y para que aria eso? Además tienes a Zabuza ¿Por qué no se lo pides a él? –interrogo cruzándose de brazos y con voz neutra.

−Ya te dije que no espero que lo hagas gratis así que pide lo que quieras y no puedo pedírselo a Zabuza porque tendríamos que aparentar frente a todos y después de terminar con la farsa no podría verlo a los ojos, además que todos sabrán que era una farsa al ver que nos seguimos hablando.

−No has respondido lo primero y dime como podría ser más creíble lo nuestro si no me soportas.

−Hagámosle saber que esa rivalidad en realidad era atracción, es muy normal que los peores enemigos se enamoren.

−No evadas mi pregunta. Si no me dices el motivo que te hizo pedirme esto no te ayudare.

−No es necesario que lo sepas.

−Tengo que saberlo ya que puede que me esté metiendo en un problema sin saber.

−Si no me quieres ayudar, me voy –se levantó dispuesto a marcharse−. Sabía que era una estupidez pedírtelo justamente a ti.

− ¿Si lo sabias porque aun así viniste? –pregunto haciendo que el otro se detuviera justo cuando iba a abrir la puerta−. Además es justo que sepa en qué me voy a meter.

−Solo olvídalo –dijo abriendo la puerta.

Su objetivo fue frustrado ya que Itachi la había vuelto a cerrar recargando su mano derecha en esta acorralando al rubio.

− ¿Por qué habría de olvidarlo? Te ayudare pero ya te dije que quiero saber el motivo tanto de porque precisamente yo, como el motivo por el cual me lo pides.

−No tengo porque decirlo.

−Entonces suerte en encontrar quien te ayude.

−No la necesito ya que muchos estarían encantados en aceptar sin hacer preguntas innecesarias.

Esas palabras hicieron que el azabache se molestara y eso Deidara lo noto por cómo se puso rígido y por un momento temió que le intentara hacer algo pero no sabía porque lo pensaba.

−Está bien aceptare tu oferta pero lo que pido a cambio es que me respondas esas dos preguntas y no puedes negarte –dijo viendo que el otro trato de oponerse−, ya que tú mismo dijiste que pidiera lo que quisiera y eso es lo que quiero.

Deidara volteo a verlo ya que aún seguía dándole la espalda. Sus mirada se cruzaron y el rubio se sintió pequeño ante el imponente cuerpo del Uchiha y el que le llegara al hombro no le ayudaba de mucho en quitarse esa sensación de fragilidad la cual nunca antes había sentido.

−Está bien –dijo en un bufido−. Pero primero aléjate –puso su manos en el pecho del otro para crear un poco de distancia.

Itachi noto que poco a poco había pegado su cuerpo a del más bajo y rápidamente se separó dejando que Deidara pudiera sentirse más libre.

−Entonces, te escucho.

−Hace unos días mis padres me hablaron diciendo que estaban viendo con quien comprometerme sin importarles el que me negara. Sabes que esto de los matrimonios arreglados es algo muy normal entre familias adineradas pero aun así me molesta que decidan atarme a alguien que no quiero y decidí mentirles diciendo que ya tenía pareja y una de buena familia y ellos dijeron que querían conocerlo el próximo sábado, así que tenía que buscar a alguien que me ayudara –confeso con resignación.

− ¿Y por qué precisamente yo?

−Porque eres un buen partido. Bienes de una familia importante y eres atractivo así que pensé que mis padres desistirían de sus intentos si pensaban que tú eras mi novio.

Itachi no dijo nada solo pensó en cómo le beneficiaria el trato que habían hecho y tenía dos buenos motivos por el cual ayudarlo. Primero, podría averiguar que sentía realmente por Deidara y segundo, se libraba de que sus padres trataran de conseguirle pareja como lo habían hecho tiempo atrás.

−Como dije, estoy dispuesto a ayudarte pero tengo condiciones.

− ¿Qué? –grito indignado.

No podía creer que todavía que le daba la oportunidad de estar a su lado, este viniera a imponerle reglas y estaba casi seguro que trataría de darle órdenes. Eso no lo permitiría, primero muerto antes que dejar que le dieran órdenes.

−No grites que tampoco te voy a decir que serás mi esclavo sexual –dijo cerrando un ojo por el grito que había dado el otro adolescente.

−Te aclarare que yo no recibo ordenes de nadie –gruño molesto.

−No planeaba ordenarte nada, como dije solo son reglas –aclaro−. Para que algo prospere debe de haber reglas y esto no es la excepción.

−Entonces habla.

−Solo serán tres simples reglas de las cuales, estoy seguro, no objetaras. La primera es que solo fingiremos estando frente a los demás, la segunda, no seremos esa típica pareja empalagosa que siente que hay corazones rondando a su alrededor y por último, hasta donde llegaremos con las demostraciones de “amor” –dijo haciendo comillas−, es besarnos.

−Estoy de acuerdo, entonces empezaremos desde mañana con la farsa y espero no andes planeando tener una relaciona  escondidas con alguien más porque no pienso ser el hazme reír de nadie.

−Lo mismo va para ti.

Ya arreglado todo, el rubio dejo la habitación dejando a un confundido Itachi quien no comprendía porque había accedido a armar un teatrito de la feliz pareja con Deidara y para tratar de hacer que su mente no le diera más vueltas al asunto, se dijo que era solo para evitar que sus padres lo comprometieran con alguien.

El resto del día no hizo otra cosa que no fuera mantener su mente ocupada estudiando para evitar pensar en lo que se vendría al día siguiente y además aprovechaba en prepararse para los exámenes que se harían la siguiente semana.

A la mañana siguiente se despertó como de costumbre y al terminar de arreglarse salió de su habitación para ir a desayunar. En eso se acordó de que ese día empezaría la farsa y decidió meterse en su papel del novio perfecto así que espero a que Deidara saliera de su habitación para que bajaran a desayunar juntos. No tuvo que esperar mucho tiempo ya que en menos de 10 minutos el rubio salió.

−Hola –saludo neutramente.

−Deberías ser más cariñoso.

−Y tú deberías dejar de hablarme como si me odiaras.

Los dos suspiraron al mismo tiempo sabiendo que les costaría trabajo dejar de tratarse tan fríamente.

Antes de llegar al comedor, se tomaron de la mano y relajaron sus expresiones para que nadie notara que eso que estaban haciendo los incomodaba de sobremanera. Al entrar todos se les quedaron viendo y un silencio sepulcral se hizo presente. La sorpresa era tal que parecía como si el tiempo se hubiera detenido y eso debido a que todos sabían lo mal que se llevaban esos dos y verlos ahora tomados de las manos como si nada, los había sorprendido.

Los supuestos enamorados solo fueron a sentarse a una mesa apartada pero las miradas los seguían y eso molesto al rubio haciendo que explotara.

− ¿Acaso no conocen lo que es disimular? –grito molesto lo cual saco de sus pensamientos a todos.

−Es que es algo para sorprenderse el verlos agarrados de la mano –dijo un chico de segundo grado.

− ¿Acaso los castigaron por pelear y les pusieron pegamento en las manos? –pregunto otro de tercer año.

No solo los de primer año sabían que el Senju y el Uchiha se llevaban más que mal.

−Es muy normal que hagamos este tipo de cosas dado que somos novios –respondió con simpleza el azabache.

Esa respuesta hizo que todos se quedaran con la boca abierta y la sorpresa era palpable. Nadie dijo nada más pero los murmullos empezaron pasado un par de minutos.

−Es molesto que actúen de esa forma ¿Qué no tienen cosas en que pensar y no en estar metiéndose en la vida de los demás? –dijo molesto el rubio.

−Es normal su reacción ya que ayer nos intentábamos hacer la vida imposible y hoy nos ven agarrados de la mano –aclaro tomando un trago de su jugo de naranja.

−Aun así, deberían preocuparse de sus vidas no de las nuestras –bufo llevándose un cacho de tarta a la boca.

−No los culpes después de todo si estuviéramos en su lugar, muy probablemente actuaríamos igual.

−Quizá –murmuro cortando otro cacho de su tarta para después ensartarlo con el tenedor pero cuando se lo iba a llevar a la boca Itachi lo interrumpió tomando el tenedor y levantándolo.

−Abre –dijo refiriéndose a que abriera la boca.

Deidara se sonrojo pero aun así obedeció y recibió el alimento como si fuera un niño de un año. Los ahí presentes volvieron a sorprenderse y no les quitaban las miradas de encima.

Por su parte Itachi no entendía porque lo había hecho, simplemente fue movido por un impulso y la reacción de sonrojarse que había tenido el rubio no ayudo a aclarar su mente, al contrario la revolvió más.

El resto del día se la pasaron detrás de los dormitorio, donde empezaba un pequeño bosque y donde casi nadie iba. Habían ido a ese lugar para evitar las miradas de los demás y para conocerse un poco ya que sería raro que siendo “pareja” no supieran nada del contrario.

−Así que te gusta el arte –dijo Itachi un poco sorprendido pero lo disimulo ya que no quería hacer enojar al rubio− ¿Y qué otra cosa te gusta?

−No soy muy fanático de la lectura, pero he leído algunos libros que han logrado llamar mi atención.

−Supongo que por ser hijo de un gran escrito debes conseguir manuscritos de varios libros incluso antes de que salgan.

−Digamos que tiene sus privilegios ¿Y a ti que te gusta?

−Me gusta leer, puedo pasar horas y horas leyendo sin aburrirme –dijo recordando cuando pasaba todo el día en la biblioteca de la mansión Uchiha−. También practico Judo –agrego con simpleza.

−Así que sabes defenderte.

− ¿Tu practicas algún tipo de defensa personal o algo parecido?

−Estuve en una academia de King box por tres años –respondió restándole importancia al asunto pero a Itachi eso le sorprendió.

−Entonces deberían cuidarse aquellos que te hagan enojar o les ira muy mal.

−No suelo atacar a los demás solo porque me hagan enojar –medito−. Bueno no utilizo lo que me enseñaron al menos.

La plática continúo y sin darse cuenta ya eran pasadas de las 5 de la tarde. Tan bien se la estaban pasando conociéndose que poco les había importado saltase la comida.

−Después de todo no eres tan aburrido como pensé –dijo Deidara con una sonrisa.

−Tu una vez me dijiste que las apariencias engañan –expuso haciendo que la sonrisa del otro se agrandaran.

−Y mira que tu apariencia sí que es muy engañosa.

El otro solo sonrió, pero no era una sonrisa superficial, esta era una autentica sonrisa y eso sorprendió al rubio pero no dijo nada.

La semana había pasado relativamente normal a excepción de que los demás aún no se acostumbraban a verlos juntos e incluso los profesores se sorprendieron pero no dijeron nada solo fueron advertidos de que no hicieran cosas impropias. Eso los empalideció ya que los habían tomado desprevenidos y eso provoco la risa de su profesor y los del resto del grupo.

El fin de semana llego y la salida con los padres de Deidara y ahora también con los de Itachi quienes venían junto a Sasuke y a Neji, se acercaba y eso ponía un poco nerviosos a los chicos.

−Chicos, ya han venido por ustedes –dijo Kakashi quien era el encargado de cuidar el dormitorio de primer año.

Kakashi Hatake era un hombre de aproximadamente 25 años, de ojos negros y cabello gris en punta. Siempre tenía un cubre bocas y su rostro no había sido visto por nadie; los de los grados superiores especulaban que se debía a que de seguro estaba desfigurado y otros decían que era porque tenía colmillos más grandes de lo normal pero nadie sabía a ciencia cierta el motivo.

−Ya vamos –respondió el dueño de la habitación.

−Esta es la prueba más difícil así que debemos concentrarnos en no equivocarnos –dijo Deidara con nerviosismo.

−No tienes por qué ponerte así, o de lo contrario sabrá que todo es una farsa.

−No puedo evitarlo, no sabes el carácter que posee mi madre.

Por inercia el azabache se levantó de donde estaba sentado y abrazo al rubio transmitiéndole confianza.

−También estoy nervioso pero si seguimos así solo lograremos que nos descubran y ambos estaremos en problemas por eso.

−Tienes razón –suspiro.

Ya una vez que estuvieron en el auto que había sido mandado para recogerlos y dejarlos en la casa de los Senju donde se llevaría a cabo dicha reunión. No supieron cuánto tiempo les llevo llegar debido que por los nervios, el camino se les había hecho corto y para cuando se dieron cuenta, ya estaban frente a la casa la cual era muy grande y muy bonita.

−Bueno esta es mi casa y aquí es donde se decidirá todo –dijo Deidara tratando de sonar calmado y animado.

−Ya te dije que no debes ponerte nervioso.

− ¿Puedo abrazarte? –pregunto tímidamente el rubio sintiendo que las piernas le temblaban.

El Uchiha no respondió, solo lo atrajo asía él y lo envolvió en un protector abrazo dejándole un beso en los rubios cabellos tratando de hacer que se calmara. El ver tan vulnerable al Senju lo enternecía.

−Aquí está la pareja –dijo Mikoto llamando la atención de los adolescentes que por inercia se separaron.

−Pasen no se queden ahí –hablo Tsunade asiéndola de anfitriona.

Las dos mujeres y los dos chicos entraron a la casa y ahí ya se encontraban Jiraiya y Fugaku además de que también estaban Sasuke y Neji. El último al ver a Itachi, fue corriendo a abrazarlo y el azabache lo recibió gustoso.

− ¿Cómo has estado? ¿Me has extrañado? –pregunto una vez que se separaron.

−Estoy bien y si te he extrañado y mucho –respondió volviendo a abrazarlo.

−Yo también los extrañe ya quiero que entren aunque solo podre estar con ustedes un año ¿Y cómo has estado Sasuke?

−Bien –respondió secamente como siempre lo así cada que Neji hacia ese tipo de cosas.

−Ita ¿Él es tu novio? –pegunto Neji volteando a ver a Deidara quien estaba sorprendido por el cambio de actitud del azabache con tan solo ver al ojiperla.

−Si él es Deidara Senju –respondió presentándolos.

−Mucho gusto yo soy Neji Hyuga –dijo presentándose.

−El gusto es mío –le regalo una sonrisa−. Itachi me ha hablado mucho de ti y de Sasuke.

−Así que él es Itachi Uchiha –dijo Jiraiya−. Mira que si a crecido.

Jiraiya y Fugaku se conocían de tiempo atrás pero por algún extraño motivo se habían dejado de frecuentar cuando Itachi tenía 2 años de edad.

−Mucho gusto en conocerlo señor Senju.

−Solo llámame por mi nombre al igual que a Tsunade, además prácticamente ya somos familia.

La extraña forma tan familiar y alegre con que hablaba el peli blanco, hacía que la tención disminuyera al igual que la amabilidad de Mikoto.

Después de unos minutos de estar platicando en la sala, pasaron al comedor y mientras los menores estaban absortos en una plática en susurros que solo ellos escuchaban, los más grandes hablaban de cosas con referencia a la relación de los adolescentes.

−Itachi no nos había comentado nada  sobre que le llamara la atención alguien, pero me alegro por ellos –dijo Mikoto con una sonrisa.

−Es grato saber que hayan encontrado el amor aunque sea algo de adolescente –apoyo Jiraiya.

−Supongo que es bueno que encontraran lo que los unía y reforzarán eso hasta llegar a entablar una relación –agrego Tsunade tomando un trago de su copa.

−Además de que parece que esa relación va por buen camino –finalizo Fugaku.

Los dos chicos no habían abierto la boca para nada ya que los nervios de ser descubiertos los carcomían además de que sus padres estaban pensando en su futuro como pareja sin saber que ellos solo tenían un acuerdo el cual finalizaría en unos meses.

−Dei ¿Qué es lo que te llamo la atención de Ita? –pregunto Neji tomando un sorbo de su jugo.

− ¿Dei? –pregunto sin entender por qué del apodo.

−Neji suele acortar los nombres –aclaro Itachi.

−Ya veo –sonrió−. Bueno lo que me llamo la atención en primer lugar fue que él y yo éramos los únicos que habían logrado sacar los 200 puntos del examen, después de unas semanas de convivir note que había varias cosas que teníamos en común como por ejemplo la lectura y supongo que poco a poco me fue atrayendo con su forma de ser.

− ¿Y cómo fue que te pidió que fueran novios? ¿O fuiste tú quien se lo pidió? –pregunto Sasuke notando lo nervioso que estaba su hermano y su  pareja.

El Uchiha menor sabía que estaban mintiendo sobre su reacción y aunque no quisiera delatarlos quería saber que mentira dirían.

−Bueno… es que…−. Deidara no sabía que decir, esa pregunta lo había tomado por sorpresa y se reprendió mentalmente ya que era muy normal que les preguntaran eso y no habían ideado alguna mentira que ambos recordaran para no levantar sospechas.

−Ambos lo hicimos –interrumpió Itachi calmadamente, o eso aparentaba.

− ¿Cómo que ambos? –pregunto Jiraiya muy interesado.

−Después de clases fuimos a la habitación de Deidara para hacer los deberes juntos pero pasados unos minutos decidimos confesarnos sin saber que el otro pensaba lo mismo y terminamos por decirlo al mismo tiempo –respondió con simpleza.

− ¿No deberías contarlo con más emoción y con más detalle? –pregunto Neji con un puchero por no haber escuchado lo que esperaba.

−Bueno es que tampoco fue algo muy romántico que digamos –aclaro Deidara.

Los adultos no dijeron nada al respecto pero Sasuke sonreía con burla por la patética historia que había inventado su hermano y este se dio cuenta de que el menor estaba al tanto de su farsa y de que había preguntado eso adrede.

La comida transcurrió sin precedente y una vez finalizada fueron libres de ir al jardín junto a los menores. Cuando estuvieron fuera del campo de visión de los adultos, Itachi jalo a su hermano y lo fulmino con la mirada.

− ¿Se puede saber por qué lo hiciste?

−Solo quería ver que tan buenos eran inventando historias pero me lleve una gran decepción –respondió con una sonrisa burlona.

El mayor suspiro resignado, bien sabía lo vengativo que era su hermano y este aun no le perdonaba el que no se opusiera cuando sus padres quisieron comprometerlo con Neji.

− ¿Qué quieres a cambio de no decir nada?

−Que convenzas a nuestros padres para que nos dejen ir a Neji y a mí a un campamento que va a hacer la escuela.

−Pero sabes que solo podría convencerlos a ellos, no creo que el señor Hizashi deje que Neji vaya. Ya sabes cómo es de sobreprotector.

−Si los convences a ellos, hablaran con el papá de Neji y así lo dejara ir.

−Está bien –dijo resignado.

Pasada un par de horas, tuvieron que regresar a la escuela dado que no podían dormir fuera de ahí y lo que hizo que la despedida fuera más triste de fue ver como Neji lloraba por la partida de Itachi, quien sentía que el alma se le partía por verlo así. Una vez que logro calmarlo prometiéndole que las vacaciones de invierno, las pasaría con él, se fueron y sintieron que un peso se les quitaba de encima al saber que sus padres se habían creído el cuento de que eran novios, ahora solo faltaba ver que reacción tendrían cuando se enteraran que habían roto.

 

Tres meses ya habían pasado y en el día en que terminaba su trato llego y eso puso nervioso a los dos chicos. No sabían cómo les dirían a sus padres y por otra parte habían llegado a encariñarse del otro e incluso notaron que se gustaban pero por orgullo no lo querían aceptar dado que planeaban volver a ser ese par de enemigos que no se podían ver ni en pintura, pero por más que trataban de hacerse a la idea, no podían.

−No sé qué hacer –dijo Deidara mientras se dejaba caer boca abajo en la cama.

−Simplemente ve y dile que te gusta, no veo el motivo por el cual te estas matando de dudas aquí –respondió Zabuza.

El Kirigakure ya estaba al tanto no solo de la farsa que habían montado sino también de lo que el rubio sentía por el Uchiha.

−Pero no puedo ir y decírselo como si nada.

−Entonces no te estés quejando.

−Eres muy cruel, ¿Que no vez que esto me está matando?

− ¿Y tú no vez que estoy tratando de terminar los deberes?

Deidara solo refunfuño y se acomodó mejor en la cama ajena para cerrar los ojos y sin darse cuenta se quedó dormido. El dueño de la habitación suspiro resignado y cubrió al doncel con una manta para que no tuviera frio.

En otra habitación se encontraba un ansioso Itachi con un aburrido Orochimaru. Los dos azabaches estaban en la habitación del segundo y a pesar de haberse citado para hacer los deberes juntos, terminaron hablando de lo que el Uchiha sentía por el rubio y de que no se atrevía a confesarse.

−Es la milésima vez que te digo que dejes de dar vueltas que me estas mareando –reclamo Orochimaru.

−Es que no puedo evitarlo, no sé si decírselo o si mejor lo olvido.

−Ve y dile que te trae loco y deja de atormentarte y de atormentarme a mí también.

−Pero no puedo ir y decírselo.

− ¿Y por qué no? –pregunto ya cansado de ser el confesionario del Uchiha.

−Porque no sé si lo que siento por él es pura atracción o si realmente me enamore de él.

Orochimaru rodo los ojos. No podía creer que el que se suponía, era el prodigio de la escuela, no se diera cuenta de algo tan simple como eso.

− ¿Te gusta pasar el tiempo con él? –pregunto en un suspiro.

−Bueno si –respondió dudoso del porque su amigo le preguntaba eso de la nada.

− ¿Te sientes sin ánimos de nada cuando se separan? ¿Y sientes que si él es feliz tú también al igual que si esta triste? –interrogo.

− ¿Por qué preguntas todo esto?

−Solo responde.

−Sí. A todo lo que preguntaste la respuesta es sí.

−Ahí lo tienes –dijo como si fuera algo tan obvio.

− ¿A qué te refieres? –pregunto sin entender aun.

−El amor te volvió torpe –suspiro resignado−. Estás enamorado de ese peculiar rubio así que deja de estar lamentándote y ve a decírselo.

− ¿Lo estoy?

−Sí. Si lo estas así que ya deja de atormentarme.

Las horas pasaron y cuando, con mucho esfuerzo, terminaron los deberes Itachi salió de la habitación ajena sin estar muy seguro de que iba a hacer así que simplemente camino sin rumbo fijo y cuando dejo de estar divagando en su mente, se dio cuenta que llego al lugar donde solía pasar las tardes con Deidara y al levantar la mirada lo encontró sentado dándole la espalda. Por alguna extraña razón se sintió nervioso y sentía que le temblaban las piernas.

−Soy patético –dijo para sí mismo por sentirse de esa forma.

Era la primera vez que Itachi se sentía tan expuesto con alguien y tan nervioso por hablarle.

−Qué bueno que te hayas dado cuenta –hablo Deidara sin voltearlo a ver pero por su tono de voz sabía que estaba sonriendo.

Debes en cuando el rubio le decía de cosas en broma, con la excusa de que no quería perder la práctica para cuando terminaran con eso.

−Pensé que estarías con Zabuza –dijo con algo de irritación al recordar como esos dos eran muy cercanos a su parecer.

−Bueno el tenia cosas que hacer y no quería molestarlo –respondió con simpleza.

El azabache decidió acercarse y se sentó a su lado. El silencio se hizo presente pero aunque la incomodidad los albergara, no quisieron decir palabra alguna por temor a no detenerse y terminar diciendo lo que sentían por el contrario.

Los minutos pasaron y ellos seguían así, sin decir palabra alguna, pero en su mente trataban de darse valor para confesarse y sin más que perder lo hicieron sin querer seguir pensando en la respuesta que recibirían.

−Me gustas –soltaron al unisonó y al caer en cuenta que el otro había dicho lo mismo se quedaron mudos.

Los segundos siguientes solo se miraron a los ojos y cuando reaccionaron comenzaron a reír, no solo por haberse confesado al mismo tiempo sino que recordaron la patética historia que había dado Itachi.

−Como es el destino –hablo primero Deidara−, pensar que lo que les dijiste se aria realidad.

−De haber sabido que se aria realidad lo que dije, pude haberme inventado algo mas –agrego regalándole una sonrisa como pocas se hacían presentes en su inexpresivo rostro.

Se quedaron en el mismo lugar por un par de horas más hasta que el toque de queda sonó y tuvieron que irse a sus respectivas habitaciones para no ser castigados pero el Uchiha no tenía planeado quedarse en su habitación por mucho tiempo. Kakashi paso lista y las luces del pasillo se apagaron así que el adolescente aprovecho para salir e ir a la habitación de enfrente; toco la puerta y esta se abrió un par de minutos después dejando ver a un sorprendido Deidara quien al instante se hiso a un lado para dejar pasar a su novio.

− ¿Qué haces aquí? –pregunto cerrando la puerta sin hacer mucho ruido.

−Solo quería darte el beso de buenas noches –respondió sin ponerle mucho empeño a su escusa.

−Responde con la verdad –exigió parándose frente a él.

− ¿Seguro? –dijo abrazándolo por la cintura pegándolo a su cuerpo.

No dejo que respondiera y lo beso apasionadamente mientras metía sus manos bajo la camisa del rubio para poder sentir su piel. Deidara estaba sorprendido y se sorprendió más cuando Itachi empezó a subirle la camisa hasta que logro su cometido y esta fue a dar a alguna parte de la habitación.

−Espera… −pidió ya sin aire con las mejillas como granada.

− ¿Pasa algo malo?

−No es eso, es solo que –se sonrojo aún más−. Yo nunca lo he hecho –confeso escondiendo su rostro en el pecho del más alto.

El azabache sonrió por lo tierno que se veía su amante y lo abrazo protectoramente.

−Yo tampoco tengo experiencia en esto, pero eso no me impedirá hacerte mío esta noche.

Volvieron a besarse y esta vez fueron retrocediendo hasta dejarse caer a la cama. Ninguno de los dos sabía que hacer o cómo actuar, además de que los nervios los mataban pero dejaron que sus instintos tomaran las riendas de sus acciones y en poco tiempo ya se encontraban completamente desnudos.

Sus respiraciones estaban agitadas y eso era efecto de la excitación y de los besos apasionados que se daban cada tanto.

−No temas –dijo Itachi al sentir como el cuerpo que estaba bajo el suyo, tenía leves convulsiones.

El rubio trato de calmarse pero eso poco le duro ya que el de mirada ónix introdujo uno de sus dedos previamente lubricados con una crema que encontró en uno de los cajones del buro. No sentía dolor ni nada que se asemejara, solo sentía incomodidad y esta aumento cuando empezó a moverse en su interior; a este dedo le siguió un segundo y un tercero. Ya para este entonces la incomodidad murió dándole paso a un increíble placer que nunca antes había experimentado en toda su corta vida.

−Ya no aguanto –dijo en un gemido estrujando las sabanas en sus manos.

−No seas impaciente o de lo contrario te dolerá –respondió con la voz ronca.

Un par de tortuosos minutos más, Itachi ya estaba acomodado entre las piernas del más bajo y de una sola pero certera estocaba lo penetro y para que no los descubrieran, ahogo el grito del rubio, en un beso. Deidara sentía como si lo partieran en dos y eso provoco que las lágrimas resbalaran por sus mejillas, pero aun con todo y el dolor, no quería parar.

−No me moveré hasta que me digas –dijo en un jadeo.

Tal cual dijo, el azabache no hizo movimiento alguno y eso lo agradeció realmente el rubio ya que le dio tiempo a acostumbrarse a la invasión y cuando estuvo listo movió las caderas dando el permiso para que el otro pudiera moverse aunque el que se acostumbrará no quería decir que no le doliera. Los movimientos eran lentos y conforme los sonidos de dolor que profería Deidara, fueron cambiando a unos de placer; fue aumentando de velocidad hasta llegar a hacer que la cama rechinara por la fuerza con la que se movía.

−Ita… Ita… –decía entre gemidos un ya muy acelerado Deidara quien a consecuencia del placer que recibía, le estaba encajando las uñas a su amante pero el otro parecía no sentirlo.

−Dei… se siente tan bien dentro tuyo –dijo con dificultad por la falta de aire.

Los gemidos ahogados, para que no los escucharan, los besos y mordidas a igual que los rasguños, hacían que cada estocada fuera más ruda que la anterior. Tal parecía que los dos gustaban del dolor a la hora del sexo y aunque antes no se lo hubieran imaginado, ahí estaban jadeando y pidiendo por mas mientras laceraban la piel ajena ya fuera con arañazos o mordidas que llegaban al punto de sangrar pero eso solo los excitaba más.

−Mas… mas… −pedía ya con la vista nublada.

Itachi no se hizo de rogar y le dio lo que pedía. Las pieles sudadas a la vez que el sonido de estas chocando con cada envestida, hacían que el ambiente fuera embriagante. Los minutos pasaron y los chicos no aguantaron más el placer que recorría sus cuerpos. El primero en terminar fue Deidara y segundos después lo siguió Itachi.

Sus respiraciones eran irregulares y solo cuando lograron acompasarlas se acostaron en la cama acomodándose lo mejor que pudieron y así dejaron que los brazos de Morfeo los arrullara hasta que quedaron profundamente dormidos.

Notas finales:

quiero que me respondan estas dos preguntas vale

que pareja quieren que se enfoque en el siguiente capitulo.
que dudas tienen para que sean aclaradas en un capitulo extra.

Casa de Deidara

espero leer sus mensajes saben que contesto todos sin importar que sean anonimos


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