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Un demonio compartido por SebbyPhantomhive

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Notas del capitulo:

Muchisimas gracias por seguir este fic, disculpen el no responder sus reviews pero estaré tratando de responderles, pero les aseguro que los leo y es lo que me motiva a seguir

besos :*

El almuerzo en medio de un ambiente tenso se desarrollaba, Ciel notaba como su querido hermano parecía coquetearle a su mayordomo entre sonrisas y miradas; y Sebastian con su fingida amabilidad parecía corresponderle llenando de celos al conde que fingiendo su malhumor comía de malas ganas.
-¿No ha sido de su agrado la comida?- Decía Sebastian notando el mal humor de su amo, aunque sospechaba que era por su coqueto hermano, le gustaba ese gesto celoso de Ciel que tanto se esforzaba por disimular.
-Está como siempre.- Le respondía malhumorado el conde que apenas había probado bocado, muy al contrario de su hermano que valiéndose de su supuesto olvido al uso de los cubiertos había tenido entretenido al mayordomo durante toda la comida, vaya que su hermano se estaba jugando por todo pensaba Ciel y él ni siquiera tenía la atención de su demonio, eso lo frustraba mucho.
-¡No había probado alimentos más deliciosos!- Exclamaba emocionado su hermano al mirar a Sebastian y mostrarle sus platos vacíos, este le sonrió ante la mirada molesta de Ciel, que hizo sus platos a un lado, en claro contraste a su hermano.
-Gracias- Decia el mayordomo con gentileza y con una sonrisa mirando al jovencito  -Es bueno recibir elogios de vez en cuando.- Murmuró sarcástico al mirar de reojo a su molesto amo.
-¿Qué estas tratando de decir?- Cuestionaba a la defensiva el conde ante esa insinuación, Thomas sonreía ligeramente, estando él ahí parecía opacar a su orgulloso hermano.
-Traeré el postre...- Dijo Sebastian ignorando a Ciel, lo menos que quería era discutir con él frente a Thomas que parecía complacerse de ello, el conde solo chasqueó la lengua y pretendió olvidar aquello.
-Deberías ser amable con él, esta comida es exquisita... él es exquisito.- Le decía su hermano cuando Sebastian ya no estaba con ellos en el comedor.
-¿Te gusta mi mayordomo?- Fue la pregunta seria del conde a su hermano, el otro sonrió y con su mano acarició el rostro de Ciel. -¿no es obvio?- Era su respuesta que en parte no le sorprendía pues era una respuesta obvia, ¿A quién no le gustaba Sebastian,? ¿Era el hombre perfecto?, al pensar eso el conde se sonrojó ligeramente y su hermano lo notó.
-Y al parecer yo no le soy desagradable.- Le dijo mientras se alejaba de él con esa mirada desafiante, -¿Ves cómo me sonríe?- Se jactaba Thomas en medio de un suspiro, su hermano malhumorado pensaba que responder.
-Él sonríe como idiota con todo el mundo, es parte de su estética de mayordomo amable.- Era lo que respondía el conde con jactancia también y en parte era cierto, pero él lo dijo en un tono que parecía ser como de celos.
-Como sea... el me gusta y tú estás celoso.- Le enfrentó su hermano con una sonrisa golpeando la mesa, -Tonterías...- Fue la  respuesta de Ciel ante esa insinuación golpeando con más fuerza la mesa, sus miradas chocaron desafiantes pero la tensión del momento fue interrumpido al ver entrar por la puerta del comedor al mayordomo con un delicioso postre, quien percibiendo el mal momento de prisa se dispuso a servirles, minutos después de ese tenso almuerzo se veía al conde y mayordomo en la habitación.
-Sebastian... prepárame el baño.-Ordenaba molesto, el mayordomo se dispuso a obedecerle sin refutar, aun cuando no era costumbre bañarse a esa hora de la tarde. Minutos después se notaba como Ciel miraba fijamente a través de la ventana al patio estaba tan concentrado que no se percató que su mayordomo estaba tras de él.
-¿Qué tanto observa?- Le susurró el mayordomo con sutileza muy cerca de su oido, quien al escucharlo y sentir ese aliento rozarlo, dio un pequeño brinco.
-No me asustes así, idiota- Le regañó sonrojado el conde que miraba hacia el patio, donde su hermano caminaba y conversaba alegremente con sus embelesados sirvientes.
-Su hermano es tan diferente a usted.- Dijo Sebastian casi sin pensarlo, pero esto solo molestó más a Ciel, todos parecían querer más a su hermano que él, solo porque el sonreía con facilidad y mostraba sus emociones sin restringirse, claro que eran diferentes pero que su demonio se lo recalcara le dolía un poco.
-Así parece...- murmuraba el conde alejándose de la ventana, encerrándose en el baño prácticamente tirándole la puerta a la cara de su demonio, que se quedó estático ante reacción, ¿en verdad su amo estaba celoso?, eso le llenaba de emoción, pasaron unos minutos y decidió entrar para ayudarlo a bañarse.
-No quise decir eso con malas intenciones- Decía a manera de disculpa el mayordomo mientras lavaba el cabello sedoso de su amo, quien callado tenía su cabeza agachada
-A mí me agrada más mi joven amo, con su malhumor, orgullo y timidez.- Le susurró el demonio colocándose junto a la tina y ver el bello rostro humedecido de su amo que se sonrojó ante esas palabras.
-Cállate.- Le habló en voz alta notablemente avergonzado, los dos se quedaron en silencio y se miraron fijamente sin notarlo sus rostros se acercaban poco a poco, cuando ya sus alientos rozaban traviesos entre si, Ciel solo quería probar los labios de ese quien lo estaba llevando con lentitud a la locura, y Sebastian se notaba ansioso también por querer acariciar esos pequeños y virginales labios.
-Sebastian... — Se escuchó un grito irrumpiendo el silencio del baño, amo y mayordomo se separaron nerviosos al notar la presencia del ahora molesto Thomas, que confundido miraba la extraña escena que había interrumpido.
-Lamento interrumpir.- Murmuró con una pícara sonrisa, cuando el mayordomo avisaba que iba por la ropa de su amo salió de prisa del baño, dejando solos a los hermanos.
-Qué bueno resultaste hermanito... estaban por besarse ¿verdad?- Le decía Thomas a su hermano que avergonzado trataba de esconder su rostro en el agua, y desde ahí movía su cabeza en negación.
-Vamos, admite que te gusta...- Le susurraba su hermano al notar la vergüenza del conde, quien ignorándolo se levantó de la tina en silencio y salió del baño en su toalla. Thomas sabía que llevaba las de perder, ni su carácter alegre iban a hacer rendir a sus pies al mayordomo, quien parecía que masoquistamente le agradaba más los malos tratos de su huraño hermano, saliendo de la habitación los dejaba a solas, tenía que planear algo para ganar ese desafío con su hermano.
-Joven amo... lo de hace un momento- Hablaba con seriedad el mayordomo mientras lo vestía, su amo desviaba la mirada y no le daba mucha importancia al tema, aunque aún podía sentir en su pecho como su corazón estaba en un latir errático, pues ese acercamiento lo estremecía, bien podía ahora continuar con lo que hacían en el baño, pero su orgullo se interpuso... de nuevo.
-No tiene importancia, voy a mi despacho...- Dijo Ciel sin mirar a su demonio que trataba de mostrarse dulce con su amo,  -Tu encárgate de todo para que la cena sea perfecta.- Terminaba de decir cuando ya estaba vestido, el mayordomo molesto hizo una reverencia y acataba en silencio esa orden, los dos se encaminaban al despacho.
-Querido Sebastian...- Gritaba con emoción Thomas halando al mayordomo que iba detrás de Ciel.
-Necesito que me ayudes con esto...- Hablaba ansioso el jovencito llevándose a Sebastian quien para molestar a su amo, sonriente se dejaba llevar, Ciel apretaba sus puños al verlo alejarse, ya este jueguito le estaba afectando y no le resultaba ya nada divertido.
-¿Querido?- Murmuraba molesto el conde entrando a su despacho, pero esta se las cobraría en la cena porque Sebastian parecía vengarse de él siguiéndole la corriente a su coqueto hermano, si había alguien que molestaba a su mayordomo esa era su empalagosa prometida, con una sonrisa de malicia, esperaría que cayera la tarde.
 

Notas finales:

 
Muchas gracias por seguir este fic... espero que este capitulo les agrade y no odien más al molesto hermano de Ciel :P
besos :*


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