Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un demonio compartido por SebbyPhantomhive

[Reviews - 25]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Gracias por su espera :*

A la mañana siguiente el joven conde sentía como unos labios con dulzura rozaban los suyos, ya los reconocía tan perfectamente, sonrojándose abría sus ojos con lentitud, y su mirada chocaba con la de su mayordomo que con sutilidad le sonreía pero no dejaba de acariciar sus labios.

-Buenos días, mi joven amo…- Le susurra amoroso sobre sus labios como saludo de su primer día juntos como pareja, aunque no habían concretado una relación formal suponían ambos que ese beso en la noche era confirmación del amor que sentían el uno por el otro.

-Buenos días…- Murmuraba sonrojado el conde desviando la mirada, sentía como su corazón se aceleraba y sus mejillas ardían ante ese saludo, era la primera vez que alguien lo despertaba así y aunque se sentía extraño no le era desagradable, sutilmente los dos enamorados se regalaban un pequeño beso.

-No sabes cuántas veces imaginaba el despertarte de esta manera…- Le decía con una sonrisa el demonio mientras con sus dedos no dejaba de acariciar el bello y sonrojado rostro de su amo quien tímido agachaba la mirada ante esas palabras y caricias, nunca pensó que su mayordomo fuera tan dulce como enamorado.

-Eres un idiota- Masculló entre dientes pero aun así no dejaba que lo consintieran, no podía negar que le agradaba sentirse amado, deseado.

-Soy un romántico empedernido no me culpes…- Comentaba   divertido el demonio refugiándose en el pecho cálido de su amo que recostado se paralizaba al sentir a su amado en ese contacto tan indefenso, tan tierno.

-Cállate…- Murmuró conteniendo sus manos de acariciar sus cabellos, el mayordomo notaba como se contenía y como no era visto por él, sonreía ante esa timidez tan innata de su pequeño.

-No porque te dejé anoche acercarte a mí de esa manera, creas que siento algo por ti- Advertía con seriedad el conde halándole un poco el cabello sedoso a su mayordomo.

-No te creo… no disimules el hecho de que estás tan enamorado de mi como yo de ti…- Le dijo desafiante Sebastian mirándolo fijamente ante esa mentira de su amo, al escuchar eso solo se sonrojó más porque aunque se esforzara en disimularlo le era imposible.

-No te sonrojarías así sino fuera cierto y no hubieras correspondido ese beso de anoche- Le susurraba el demonio que se ponía cariñoso con el jovencito que ya no sabía cuánto más su piel soportaría tanto bochorno,  sentía su mejillas y rostro arder, y eso le molestaba seguramente parecía un tomate, un niño con cara de tomate, Sebastian no dejaba de verlo y no podía evitar sonreír ante tanta timidez de su amo y su rostro tan sonrojado.

-Además veo que estas ojeroso, eso significa que no pudiste dormir y seguramente no dormías por pensar en mi.- Acertaba a decir algo jactancioso el demonio para romper esa tensión de su amo, sabía cómo hacerlo entrar en confianza y eso era molestándolo.

-No seas tan presumido demonio- Le reprendía el joven mirándolo con odio, como detestaba que lo molestaran y más si lo que decía era la verdad, pues precisamente le costó conciliar el sueño luego de ese acercamiento con su demonio, quien sonreía triunfante pues notaba su incomodidad.

-Ciel… Ciel… Eres un orgulloso pero te amaré aún con tus muchos defectos- Le confesaba el mayordomo con emoción abrazándose a su amo, que desviaba la mirada pero lentamente correspondía ese abrazo.

-¿Podrías cerrar la boca?- Le regañaba a su demonio pero seguían en ese  firme y amoroso abrazo.

-Si hubiera adivinado que estarías así, no te hubiera…- Hablaba Ciel fingiendo arrepentimiento pero sus labios se detuvieron cuando iba a terminar su frase, el incluirse en una oración donde también estaba el verbo besar, era muy vergonzoso, así que decidió callarse.

-¿Besado?- Terminó de completar la frase que diría su amo, era tan adorable verlo en esa nueva faceta, un tímido enamorado sonrojándose por todo.

-Tan tímido… pero de a poco te quitaré esa timidez.- Le susurraba el demonio y comenzó a besarlo dulcemente en los labios, el conde pretendía resistirse en esa mezcla de orgullo y timidez pero el contacto era tan exquisito que no pudo resistirse, enredando sus brazos al cuello de su amado correspondía con agrado ese firme y delicioso beso,  varios minutos después se veía al conde en el comedor con su hermano donde desayunarían juntos.

-Ciel… mi querido hermanito…- Le llamaba Thomas al otro que disimulaba su estado emocional actual no quería darle a entender a su hermano que el ya había ganado su estúpido reto, quería ver cuánto su recién aparecido hermano hacía por llamar la atención de su mayordomo.

-¿Qué haremos hoy?- Cuestionó curioso su hermano al notar algo extraño en Ciel, además ya quería comenzar su vida de aristócrata conociendo los lugares exclusivos de Londres.

-Me gustaría visitar la fábrica- Seguía diciendo al notar como su hermano no le hacía mucho caso.

-Creo que todavía es muy pronto para hacer vida social- Respondió el conde sin mucho ánimo, la verdad no quería o no sabía cómo enfrentar a la sociedad sobre su hermano aparecido.

-Podría ir yo solo haciéndome pasar por ti- Le daba solución  Thomas con una sonrisita de complicidad.

-No puedes ir solo- Refutó el otro con malhumor, Sebastian callado solo escuchaba la conversación de los hermanos.

-Supongo que podría ir con Sebastian… ¿Verdad?-  Alegaba el jovencito mirando coquetamente al demonio que con una sonrisa amable falsa esperaba la respuesta de su amo mirándolo.

-Pero hoy tiene muchas cosas que hacer, tal vez mañana- Dijo Ciel en tono reflexivo, claro que no le daría a su mayordomo para que salieran a pasear al centro, eso jamás, y ese mañana sería pospuesto cada día hasta que el quisiera.

-Bueno…- Musitó resignado y muy desanimado Thomas y así terminaron el desayuno, como el reciente Phantomhive tenía algunas falencias en su conocimiento general como de etiqueta, amo y mayordomo decidieron enseñarle. Así en el salón que tenían para sus clases Sebastian se encargaba de impartir sus conocimientos como tutor de los dos jovencitos, cada uno con sus diferentes tareas estaban en silencio.

-Sebastian… ya terminé…- Dijo Ciel cuando terminó de escribir algo que le encomendó su tutor, acercándosele le mostraba su cuaderno.

-Muy bien… Eres tan listo como hermoso…- Le halagaba en un susurro Sebastian cuando terminó de revisar su excelente desempeño en la tarea dada, el conde no pudo evitar sonrojarse y nervioso se alejaba de él, antes que Thomas lo notara, pero era tarde porque vio como los dos se miraban de forma extraña cuando estaban cerca, minutos después el mayordomo los dejó solos pues debía preparar el almuerzo.

-Ya veo que tienes ganado el terreno, si me dices que sientes algo por él prometo hacerme a un lado- Advertía con una sonrisa traviesa Thomas cuando estuvieron solos.

-¿Admitirías tu derrota?- Fue la pregunta inmediata de Ciel ante esa advertencia.

-¿Eso es una confirmación de que tú y Sebastian tienen algo…?- Dijo el otro jovencito algo sorprendido porque indirectamente con esa pregunta casi estaba confirmando su relación.

-Claro que no, solo lo estaba suponiendo…- Murmuró avergonzado y molesto el conde desviando la mirada.

-Solo admitiría mi derrota si dices con tus pequeños labios  que lo amas y lo besas frente a mí…- Decía Thomas con una sonrisa desafiante mientras tomaba el sonrojado rostro de su hermano y delineaba con un dedo sus delicados labios.

-Nunca haría eso…- Respondió Ciel y eso no haría, por mucho que amara a Sebastian nunca lo confirmaría a alguien más, y mucho menos besarlo frente a él.

-Eso pensé- Dijo algo decepcionado el jovencito alejándose de su orgulloso hermanito que mal lo miraba.

-Así que todavía puedo seguir luchando por nuestro Sebastian- Se escuchaba decir a Thomas que salía del salón dejando al conde solo.

-Eso crees tú- Murmuró Ciel con una sonrisa jactanciosa algo maliciosa, pues sabía que por mucho que su hermano se esforzara por tener a Sebastian no lo conseguiría porque su demonio era suyo solo suyo.

-Joven amo…- Le llamaba el mayordomo entrando al salón  y ver como su amado en soledad sonreía para sí mismo.

-¿Qué es esa sonrisa maliciosa?- Cuestionaba el demonio acercándosele el conde borró su sonrisa y frunció el ceño.

-¿Planea alguna travesura? Espero me incluya…- Dijo traviesamente Sebastian con una sonrisa estando muy cerca de su amo se disponía a besarlo ya que estaban a solas.

-¡Que tonterías dices!- Aclaró Ciel con molestia sin dejarse besar se escabullía de su demonio.

-Era una broma…- Decía con una sonrisa el demonio.

-Hoy se ve más hermoso de lo normal- Murmuraba sin dejar de ver la delgada figura de su amo de pies a cabeza, quien extrañado por ese halago no lo entendía muy bien.

-¿Debo agradecer tu extraño halago?- Dijo en un susurro algo coqueto el conde, mirando a su demonio este se le acercó y se arrodillo frente a él para poder besarlo, sus alientos rozaban y sus labios lentamente se acercaban cuando sintieron que alguien entraba.

-Thomas…- Le llamó nervioso su hermano al darse cuenta de quién era, y en la escena algo comprometedora en que estaban pero como estaban a espaldas de la puerta pensó que no sospecharía.

-¿Qué hacían?- Cuestionó dudoso al verlos, Sebastian arreglaba la camisa de su amo con disimulo.

-Solo estaba atando el lazo de mi amo- Respondía el demonio con tranquilidad él no era como su amo que nervioso no sabía que decir, rápidamente Ciel fue a su asiento y continuo en su supuesta tarea.

-Claro…- Murmuró con sarcasmo el otro jovencito y ya no solo sospechaba que ellos tenían algo sino que ya tenía certeza de aquello, pero aun así él no se rendiría tan fácil, además amaba molestar a su hermoso hermanito.

Pasaron unos días de esa extraña convivencia, Thomas estaba seguro de que su hermano ya tenía una relación amorosa con su mayordomo, cada vez se hacía un poco más evidente, Ciel  la negaba siempre  con vergüenza y molestia, pero sus cambios se hacían notorios y ciertamente aquello que decían que la tos y el amor no se pueden ocultar era acertado ahora decir,  el conde por más que lo disimulara su semblante parecía diferente, así como Sebastian que parecía más sonriente de lo normal, y ya no parecían esas falsas sonrisas que mostraba, pero Thomas no quería perder tan fácil o por lo menos si lo hacía quería que fuera memorable, así que en esos días  planeó una sucia treta que disfrutaría, porque debía admitir que ese hombre de traje negro le era muy atrayente, o solo era el simple hecho de satisfacer esa rivalidad con su hermano.

-¿A qué hora llegara Sebastian?- Preguntó con curiosidad Thomas cuando ya iba cayendo la noche y era extraño que el mayordomo no estuviera por allí a esa hora.

-Tarde… tiene un asunto importante que hacer-  Le respondió Ciel quien había mandado a su demonio a realizar una vigilancia a una persona en un lugar lejano de Inglaterra, era una misión especial y el no pudo acompañarle, así que tardaría un rato.          

-¿No lo extrañas?- Le cuestionó con una pícara sonrisa a su malhumorado hermano que terminaba en su despacho unos papeles.

-No…- Dijo fríamente aunque en el fondo lo extrañaba mucho, eso no se lo diría a su fastidioso hermano.

-Yo si…- Aclaraba en medio de un suspiro Thomas mirando a su hermano que torcía la mirada.

-Me alegro por ti- Se oía decir al conde sin darle mucha importancia, minutos después ya estaban cenando los dos a solas solo atendidos por Tanaka que esa noche reemplazaba al ausente mayordomo.

-Preparé algo de té, espero sea de tu agrado me esforcé en imitar a nuestro Sebastian- Decía muy animado el jovencito a Ciel sirviéndole una taza de té cuando terminaron de cenar.

-No creo que sepa igual a como él lo prepara pero te daré la oportunidad de sorprenderme- fueron las palabras del conde quien levemente sonreía a su hermano, bebiendo un sorbo le parecía  dulce y delicioso pero algo extraño.

-Sabe algo raro… pero es dulce, no está mal- le halagaba y seguía bebiendo del té al terminar su taza le sirvieron otra que también bebió, pero al terminar esa segunda taza su vista comenzó a nublarse comenzando a bostezar y sentir como ya le pesaban los parpados.

-Tengo mucho sueño- Advirtió  somnoliento Ciel pero algo confundido, porque un té no producía un efecto así de rápido, entonces notó en su confusión la mirada y sonrisa maliciosa de su hermano, que ordenaba a Finny llevarlo a su habitación, cerrando los ojos se entregó al mundo de los sueños,  sin sospechar el plan malvado que había fraguado su hermano para esa noche, Sebastian sería suyo y nadie lo detendría.

Notas finales:

Muchisimas gracias a quienes siguen fielmente este fic...

besos :*


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).