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Un demonio compartido por SebbyPhantomhive

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Notas del capitulo:

lamento la demora :*

Sebastian sonreía ilusionado mientras caminaba por los pasillos de la mansión para dirigirse a la cocina y comenzar la preparación del almuerzo, cuando su sonrisa se borró al ver a esa persona tan parecida a su querido amo cruzarse por su camino pero al contrario de él este le provocaba enojo al solo recordar la “bromita” de la noche anterior.

-¿Qué le hiciste a Ciel?- Era la interrogante del joven que con mal humor miraba al también molesto mayordomo.

-¿Qué le hice?- Le respondió su pregunta con una interrogante pero una sonrisa desafiante se perfilaba en sus finos labios. -¿Crees que usé algún poder especial para que  me perdonara?- Fue la pregunta que le hacía con el afán de molestarlo pues aunque su querido Ciel no lo había perdonado en realidad debía pretender que sí, para seguir el plan vengativo de ambos.

-No lo hice, te dije que él me perdonaría…- Respondió Sebastian a si mismo al notar como Thomas no le respondía pues estaba todavía desconcertado con toda la situación, pues no era lo que había predicho y no le favorecía en nada.

-No lo creo de mi hermanito… el a pesar de ser siempre tan tímido y callado, era un resentido y rencoroso, recuerdo que cuando peleábamos por un juguete nuestra madre trataba de persuadirnos, al final yo cedía y se lo daba pero el después no lo quería y lo lanzaba lejos al punto de dañarlo… Esa es la naturaleza de tu Ciel…- Alegaba molesto el jovencito, el demonio atento lo escuchaba pues era una linda anécdota no contada de su hermoso amo, ya podía imaginárselo todo berrinchudo de pequeño.

-Eso es un berrinche de niño mimado, mi amo todavía es un engreído y caprichoso es algo que se lo recalco siempre, no me sorprende lo que dices.- Decía con una pequeña sonrisa altiva el demonio pues detalles como ese era lo que le encantaban de ese pequeño humano,

-¿Le contaste todo?- Le cuestionaba incrédulo refiriéndose a lo de la noche anterior, tal vez le había omitido el detalle de la felación, por eso Ciel lo perdonó tan fácil, algo era raro en esta inesperada reconciliación.

-Si… se lo dije… estoy ocupado así que con quien menos quisiera entablar conversación es contigo.- Murmuraba con algo de hastío el demonio en medio de un suspiro. -Con permiso- Advirtió antes de irse con rapidez por uno de los pasillos dejando a ese joven más enojado que antes. Todo el día transcurrió sin mayor novedad, solo que el conde evitaba encontrarse con su hermano, y este notó su actitud esquiva, así que sin permiso se coló en su despacho aun cuando estaba aclarado que nadie debía molestarlo.

-Ciel…- Le llamaba a su hermano que detrás de su escritorio pretendía seguir con su trabajo, ultimando detalles pues ya la noche estaba por caer, pero no dejando ver su verdadera molestia, no le dirigía la mirada.

-¿Qué quieres?- Murmuraba entre dientes cuando este se le acercaba.

-Solo pasaba a saludarte, has estado muy frío hoy conmigo.- Dijo con ironía en respuesta a esa inquietante pregunta.

-Mientras no vayas a drogarme para querer abusar de Sebastian- Habló Ciel con tono sarcástico y una pequeña sonrisa.

-¿Abusar?- Fue la interrogante de su hermano pues el no lo veía de esa manera, el demonio solo cedió a sus encantos pensaba. -Digamos que, precisamente él fue quien abusó de mí…- Terminaba de decir con una pícara sonrisa y un leve rubor en sus mejillas, esto molestaba al otro que ocultando su verdadero sentir mostraba una fingida sonrisa.

-¿Te dijo que parte de mi cuerpo marcó con su húmeda lengua?.- insinuaba malicioso al conde que se resistía con todas sus fuerzas de no mostrarse celoso.

-Sí, me lo contó…- Dijo mostrándose seguro y como no dándole mucha importancia al asunto aunque por dentro se lo comían los celos y el coraje, al imaginarse como su demonio y su hábil lengua pudieron saborear el miembro de su hermano, y aunque lo disimulaba Thomas percibía su fachada falsa de indiferencia al tema.

-¿no te mueres de celos al pensar que su lengua y labios saborearon más de mi cuerpo de lo que tú le has permitido?... mi tímido hermano.- Le decía con una perversa sonrisa estas palabras herían su orgullo pero más herían el hermoso sentimiento que Sebastian le provocaba, aunque lo lastimaba no se dejaría ver caer, armándose de valor se prestaba a refutarle.

-Solo lo hizo pensando en mí… si hubiera sabido que eras tú, ni te miraba…- Respondió con jactancia y esas palabras eran ciertas, aunque Ciel sabía que su enamorado demonio era un idiota lo amaba realmente, creía firme en esa certeza, el otro al escuchar esa verdad se llenó de enojo y lo reflejaba en su mirada azulina.

-Siempre robándote la atención de todos…- Le gritó con coraje como trayendo a su discusión el pasado familiar, donde el enfermizo Ciel era la preocupación de todos.

-¿Yo?- Dijo sorprendido el conde pues no se sentía precisamente de esa manera, al contrario siempre supuso que era Thomas la prioridad de todos por su desbordante alegría. -Tú eras el que todos seguían, eras el divertido…- Advertía con resentimiento cuando pensaba en esa insinuación.

-¿Eso crees?… Siempre fuiste tú el que siendo tan vulnerable tenías a todos a la expectativa de cada cosa que hacías.- Le refutaba Thomas con mayor resentimiento que su mirada parecía llorar. -Yo solo intenté tener algo de atención.- Le murmuró con tristeza este cambio de actitud hizo que Ciel se remordiera un poco, después de todo su hermano también sufrió mucho al igual que él y ahora estar peleando por un hombre ese detalle lo hacía sentirse un poco mal, ambos jóvenes agacharon las miradas y se quedaron en silencio.

-La verdad quisiera olvidar el trago amargo de anoche… Tú también, solo olvídalo…- Acertaba a decir el conde siendo razonable y dejando su orgullo a un lado, trataría de hacer las paces con su hermano pero este con una maliciosa sonrisa lo miraba.

-Será difícil olvidarlo… aun me estremezco al recordar como tu Sebastian me besaba y tocaba…- Insinuó con perversión y haciendo que Ciel se retractará de su actitud reconciliadora y con coraje le miraba. -Pero como tú no sabes de eso, no lo entenderías.- Recalcó Thomas con malicia y con una desafiante sonrisa salía del despacho.

-Maldito Sebastian… maldito Thomas…- Les maldecía con enojo el conde cuando la puerta se cerraba. -Pero tiene razón… no le he permitido a ese idiota tocarme más de lo que desearía…- Se decía a sí mismo como tratando de justificar a su amado demonio, pero su orgullo herido no aceptaba esta opción, si Sebastian realmente lo amara tendría que abstenerse, esa confusión persistía en él.

-¿Qué haré?- Murmuraba cuando cansado recostaba su cabeza en el escritorio, estaba realmente confundido a la vez enojado, triste y celoso, tantas emociones que no acertaba a mitigar en su ser, entre pensamientos se perdía en su despacho y la noche finalmente llegó.

-Joven amo…- Era la melodiosa voz del demonio que entraba al despacho y notar como estaba su amo, pensando que estaba dormido se le acercaba, pero este no dormía solo estaba allí pensando con el ceño fruncido.

-¿Qué quieres?- Murmuró al ver a su demonio cerca, sin inmutarse lo miraba fijamente.

-No sigas molesto conmigo… Dime que hago para que me perdones…- Le rogaba el mayor sintiendo la mirada resentida de su pequeño que no levantaba la cabeza se notaba muy deprimido y molesto.

-Solo es por ti que mi corazón se alegra…- Le susurraba con ternura Sebastian al oído, Ciel con mala cara se levantaba.

-Déjate de ridiculeces…- Le decía en voz baja pero con firmeza no quería que su hermano pasara y los oyera discutir, iba en contra del plan de enamorados felices

-Solo tu corazón será… porque otra cosa se te alegra al tener a Thomas cerca.- Insinuaba con molestia el conde mostrando sus celos y envidia a su hermano que había tenido el privilegio de tener las pervertidas atenciones de su amado.

-Aun no concibo la idea de cómo no pudiste diferenciarme.- Era como un cuestionamiento que el joven no acertaba a resolver y era lo que más le enojaba con el demonio, que arrepentido lo miraba con tristeza.

-¿Ese es el corazón que se alegra de tenerme cerca…? ¿ ese corazón no te dijo que ese no era yo?- Se escuchaban las resentidas preguntas de Ciel con evidente tristeza, el demonio ya no sabía de qué manera justificarse, y mostrar lo arrepentido que estaba.

-No sabes lo arrepentido que estoy- Trataba de excusarse pero palabras de perdón no encontraba,

-Tantas eran tus ansias de sentirme así, que te dejaste seducir por mi copia.- Murmuraba Ciel con frustración cuando dejaba de ver a su mayordomo para observar a través de la ventana el cielo que ya había oscurecido en su totalidad y el silencio reinó en el despacho, cuando por la mente del joven cruzó una atrevida idea para descargar un poco el malestar que lo embargaba, y solo el pensarla provocaba un evidente bochorno que fue notado por su demonio que se le acercaba con cautela.

-¿Por qué te sonrojaste así?- Le cuestionaba extrañado el mayordomo al ver ese repentino rubor en sus mejillas.

-No quiero quedarme atrás de Thomas…- Advirtió entre avergonzado y desafiante el conde. -Hazme lo que le hiciste anoche…- Le pedía con timidez que apenas las palabras salían de su garganta, esto sorprendió a su enamorado pues no le parecía una buena idea.

-Ciel…- Le llamó el demonio abrazándolo con extrema ternura, los celos estaban aturdiendo a su pequeño tanto así como para pedirle algo como eso.

-¿No puedes hacerlo por qué no te provoco tanto como mi hermano?- Le reclamó con molestia y algo de celos mientras se apartaba de ese abrazo.

-No es eso… lo nuestro es especial, no hagamos esto por celos.- Trataba de hacerle entender el demonio, aunque era tentador que Ciel se le ofreciera, no veía de buena manera esta petición inesperada no inspirada en el amor que  sentían sino por sentimientos negativos, no quería tomarlo por esas razones, movía su cabeza en una sutil negación.

-Es una orden…- Dijo el joven soltando su parche y dejando ver su sello que brillaba con intensidad, el demonio suspiró resignado, era una orden que no podía refutar, haciendo una reverencia la aceptaba de mala gana.

-Pero vamos a la habitación… podrían vernos los sirvientes.- Era la sugerencia del mayordomo que entre resignado y molesto aceptaba la orden, no le molestaba el tener que intimar un poco más con su amado lo que le enfadaba era el motivo por el cual tendrían que hacerlo, al principio esta idea de la venganza le pareció divertida pero ahora no se veía así, él se imaginaba algo más romántico para su primer encuentro, ya hasta había planeado una hermosa velada para un tipo de contacto así, pero suspirando se hacía a la idea, salieron del despacho el demonio detrás de su amo caminaba a paso lento, Ciel por su parte estaba sonrojado hasta las orejas y nervioso se encaminaba a su habitación, pero ese titubeo no lo haría notar, miraba de reojo a su fiel mayordomo que parecía molesto, llegaron a la habitación y cerraron la puerta, la pareja estaba tensa se percibía a simple vista.

-Deberías besarme… o quieres que yo empiece…- Eran las palabras del jovencito de esquiva mirada azulina cuando se sentaba en la cama y su mayordomo frente a él permanecía arrodillado sin intención de besarlo.

-Como quieras…- Dijo el malhumorado el demonio acercándosele al rostro y se disponían a besarse.

-Vamos Sebastian no es tan malo estar conmigo…- Decía tímidamente y con resentimiento el conde al sentir tan frío a su mayordomo.

-No es eso… lo sabes querido…- Aclaraba el atractivo demonio tratando de calmar su mal humor  mientras sus manos se entrelazaban a las de su amo que tiritaban. -Eres muy especial para mí, y este ambiente no es de amor precisamente.- Le susurraba el mayor al oído con tristeza.

-Eres mío Sebastian… solo mío…- Se escuchaba decir a Ciel que abrazaba con fuerza a su demonio quien correspondió ese abrazo, sin darse cuenta ambos se recostaron en la cama, mirándose al rostro entre si rozaban sus labios.

-Soy todo tuyo…- Acertó a decir Sebastian con firmeza, y estas palabras hicieron que su pequeño lo besara con pasión, el ambiente tenso de antes cambiaba al pasar de los segundos mientras sus besos subían de intensidad, Ciel se perdía en la dulce pero feroz mirada de su demonio que parecía confirmarle cuanto lo deseaba, que era su único anhelo el tenerlo cerca  y a nadie más, ese beso se tornó un poco lascivo combinada con el roce caluroso de sus cuerpos, aunque el joven se debatía entre seguir y detenerse, su cuerpo parecía no querer dejar de sentirse amado, pero la sensación de que así  en esa misma cama su amado estuvo engañándolo con su hermano lo atormentaba un poco, trataba de olvidarlo… pero le era imposible por ahora, eso lo hizo detenerse ya no podía seguir.

-Thomas está afuera…- Advirtió el mayordomo que frustrado se sentaba en la cama al sentir el rechazo de su pequeño quien recostado en la cama miraba al techo trataba de recuperar el aliento, pero al escuchar que su hermano los escuchaba, con fuerza haló al demonio y comenzó a besarlo con desesperación tirándolo a la cama y colocándosele encima. Sebastian sorprendido por ese arranque de inesperada pasión no refutó y simplemente se dejaba seducir por su joven amo, si ese era su deseo él debía cumplírselo, después de todo el solo vivía para complacerlo.

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Hola... que vergüenza el actualizar dos meses después... lamento la demora *-* más vale tarde que nunca... bueno espero actualizar pronto y darle final a este fic. Esperando que les agrade este capitulo... muchos besos y gracias por su paciencia :*


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