Allen dejó de masajear el miembro del mayor, para metérselo en la boca. Kanda, justo antes de eso, se mantuvo con la boca tapada, intentando mantenerse callado.
Kanda (tras sentir todo su miembro dentro de la boca del menor): ¡Ngh!
Allen (sonriendo, dejando por un momento de hacer lo que estaba haciendo para hablar): Te gusta, ¿neh? No me digas que eres virgen…
Kanda (aún más rojo, el joven lo había pillado): ¡A que no te atreves a repetirlo!
Allen (jugando con el dedo índice con el miembro del mayor): Al menos parece que lo estás disfrutando.
Dicho esto, volvió a meterse el miembro por completo en la boca y empezó a moverse sobre éste en un lento vaivén, que el mayor no tardó en sincronizar con un lento vaivén de caderas. Tampoco tardó, por culpa de su excitación, en venirse dentro de su boca.
Allen (sonriendo lascivamente tras haber tragado la esencia del mayor): ¿Pasamos a cosas más serias? ¿O planeas divertirte solo tú?
Kanda (por una vez hablando de acuerdo a sus sentimientos): Puedes hacer lo que quieras conmigo… Pero prométeme que no me arrepentiré y que jamás me abandonarás. ¿Me lo prometes… (dudando un poco, pero luego poniéndo algo de valor en sus palabras)A…llen?
Allen (con una cálida sonrisa, feliz de escucharlo habar sinceramente): Jamás te abandonaré… Te lo prometo, Kanda. (besando sus labios y susurrando a su oído) ¿Ves? No era tan difícil…
Como respuesta, sólo escuchó uno de los ¡Tsk! tan clásicos de su amado. Entonces hizo lamer su mano. Lentamente fue introduciendo el primer dedo en la entrada del mayor. Este mostró una ligera expresión de dolor, por lo que el menor volvió a jugar un rato más con su miembro.
Cuando el japonés se veía más calmado, introdujo un segundo dedo sin que el otro se lo esperase. Quizás porque le dolió algo más, quizás por la misma excitación, volvió a venirse en la cara del inglés.
Allen (mirándole fijamente a los ojos, con una sonrisa y la cara llena de la esencia del mayor): ¿Te lo estás pasando bien, ¿no?
Kanda (cabreado): ¡Maldito Moyashi, apresúrate! (pensando en verdad) ¡Maldito Moyashi! ¡Esto me está doliendo jodidamente! ¡Este maldito mocoso me las pagará en algún momento!
Al poco rato, el mayor no daba muestras de sentirse incómodo, por lo que Allen decidió que ya estaba preparado. Sacó los dedos de su interior, acabó de desvestirse y fue introduciendo lentamente su miembro en la entrada del japonés, colocándose en pocos segundos sobre él. Al principio, Kanda dio muestras de dolor, así que Allen, mientras el otro se adaptaba, fue repartiendo besos en sus labios, algún que otro mordisco en el cuello, también besos sobre aquél tatuaje que ocupa ahora parte del brazo además de su pecho. Kanda por su parte, correspondió a los besos en los labios y también besó la cicatriz del ojo del joven.
Allen (sonriendo): ¿Olvidas que estás cediendo tu virginidad a un “niño maldito”?
Kanda rió un poco. Luego añadió…
Kanda (sonriendo): ¿Conoces mi pasado y te crees que soy quién para juzgarte? Si lo ves así, yo también soy un “niño maldito”, así que no hacemos mala combinación, ¿no crees?
Allen rió. Luego, casi en un susurro y con una mirada indescifrable, dijo: Eres demasiado bueno, Kanda… (sonrió cálidamente y añadió): ¿Qué? ¿Continuamos?
Ahora Kanda ya no daba muestras de dolor. El menor comenzó a moverse lentamente, cosa que produjo pequeños gemidos en el mayor, que cada vez se hacían más sonoros. Pronto encontró ese lugar que tanto a su adorable Kanda como a él les producía una sensación parecida a estar tocando el cielo. Cada vez, Allen se movía con más rapidez, igual Kanda. Pronto llegaron ambos al clímax. El mayor se vino entre los abdómenes de ambos mientras el menor se vino, casi a la vez, en su interior.
Un ligero rastro de saliva se escapaba por a comisura de los labios del asiático. El menor lo lamió tras haber sacado su miembro del interior de este y sus labios se volvieron a unir, jugando con sus lenguas dentro de sus bocas.
Allen (aun sudando un poco): ¿Te ha gustado?
Kanda (sintiendo un poco el ligero punzamiento en su trasero): Bueno… No lo he pasado del todo mal… (como el menor ya se había puesto la camisa de nuevo, lo enganchó por el cuello de ésta): ¡Pero como mi trasero duela mucho más así, me las pagarás!
Allen (besando suavemente su frente y diciéndolo en modo de provocación): Ya te acostumbrarás…
Kanda (cogiendo su Mugen del suelo y mirando al chico de manera amenazadora, poniéndole el filo de la katana en el cuello): ¿Quieres que te dé un repaso con la primera ilusión para que compruebes por lo que estoy pasando yo?
Allen (poniendo los brazos en forma de cruz y con las palmas mirando hacia Kanda): ¡Ni de coña! ¡Ya tuve suficiente de Mugen en el Arca!
Kanda (soltando la Mugen y comenzando a vestirse, ante la atenta mirada de Allen, impresionado el menor por la velocidad a la que lo hacia): ¡Bien! Y ahora… ¡A dormir de una maldita vez, estúpido Moyashi!
Allen (con una venita inflada en la frente): ¡Es Allen, Bakanda!
Kanda (igual que el joven): ¡Te llamaré como a mí me dé la gana! ¡Tsk!