Aquella mañana simplemente tenían que volver a la Orden desde el Vaticano… Hacía un extraño tiempo en Italia, pero, pese a todo, ese no era el problema… Decían que se habían encontrado con un Apocryphos en una zona cercana desde donde estaban… Lavi, Lenalee y Chaoji debieron evitar muy bien la zona donde dijeron que se había visto, pues no se lo encontraron… Es más, llegaron al puerto de Portugal, desde donde tendrían que salir en cuanto les fuera a buscar el barco de la Orden, al cabo de pocos días de viajar en carro… Tardarían dos días más en llegar los barcos de la Orden, cosa que implicó que podrían descansasen en esa ciudad hasta que fuesen a buscarlos…
Lavi (alzando la mano y sonriendo ampliamente, como siempre lo hacía): ¡Bueno, parejita! ¡Yo me voy a dar una vuelta por el pueblo! ¡Nos vemos más tarde!
Lenalee (totalmente roja y haciendo morritos): ¡Qué no somos pareja! ¡B-baka!
Lavi (riendo): ¡Hai, hai, Lenalee! Sabes que no se lo contaré a nadie, soy tu amigo…
Lenalee (girándose y cogiendo la mano de Chaoji): ¡Lavi, eres un crío paranoico! Me voy a dar una vuelta con Chaoji…
Lavi (con una gotita anime en la cabeza y saludando aunque ya le daban la espalda, hablando para sí mismo): Sobre todo paranoico, jeje… Seguro…
Pese al buen tiempo que parecía haber hecho durante toda la mañana, cuando Lavi se había decidido a volver al hotel, había comenzado a hacer algo de frío… Ahora parecía haber una bruma por la ciudad, y ésta, además de estar rodeada de una bruma, parecía estar desértica… No había nadie en las calles… El joven comenzó a sentirse débil…. Comenzaron por no responderle las piernas… Más tarde, su mente no lo soportó y el chico quedó inconsciente…
Cuando se despertó, lo primero que vio fue la cálida luz de una vela. Alguien comenzó a hablar desde la oscuridad… Una voz fría, que conocía desde hacía mucho tiempo… Sí, ese olor a tabaco… Era simplemente inconfundible.
(?) Hablando con deseo: Veo que ya te has despertado, Parche-kun… Aun así, estabas igual de tierno cuando dormías… Como un suave conejito…
Lavi: ¡¿Cuántas veces tendré que decírtelo?! ¡No me llamo rabbit, sino Lavi!
El otro sujeto se acercó lentamente a la cama donde estaba tumbado el más joven…
(?): Solo estaba un poco aburrido, y pensé que estaría bien verte…
Lavi (con una venilla en la frente que cada vez se hacía más notoria): ¿Y para eso tenías que drogarme?
(?): No es una droga, es una flor… Aunque en esa calle hacen mucho jaleo si están despiertos, son demasiado fiesteros… Por lo que no está de más que duerman más rato… Aun así, ese aroma se disipará por completo mañana, así que no preocupes por esa gente y deja de poner esa cara de preocupación… Vamos, estás con el Noah del Placer, ¿no te convendría disfrutarlo un poco?…
Lavi (metiendo un empujón al otro, que en segundos, casi a la velocidad de un tigre saltando sobre su presa, se había colocado encima del joven): ¡Tyki, eres un maldito secuestrador! ¡Déjame en paz! ¡No me toques!
Tyki (cogiendo sus muñecas antes de ser golpeado por segunda vez. Gracias a esa droga, en verdad el joven estaba más débil de lo normal, pero no lo suficiente para no hacer daño al mayor): Lo lamento… Pero ahora mismo creo que debes estar débil por la droga… ¿No preferirías divertirte que sufrir? (poniendo una sonrisa algo sádica, que heló la columna al más joven) Vamos, chico… ¡Sólo quiero divertirme un poco!
El mayor comenzó lamiendo el cuello al más joven, teniendo aún las muñecas del otro cogidas… Lentamente, con la mano libre, comenzó a desabrochar la chaqueta del exorcista, para después desabrochar la camisa… Una gota de saliva se escurría por la comisura del joven Bookman, pese a seguir intentando zafarse de su “enemigo”.
El mayor mordió los pezones erectos del más joven, para después ocuparse de asuntos más serios…
Tyki (mirando fijamente a los ojos del más joven, con su penetrante mirada Noah): Pasamos a temas “de adultos”, ¿te parece?
Lavi (aunque lo estaba disfrutando, su orgullo jamás lo dejaría decir algo complaciente a su enemigo): ¡No! ¡Déjame! ¡Para!
Tyki (mirando hacia el bulto que se había formado en los pantalones del menor, y sonriendo ampliamente): Aunque tú digas eso, hay partes de ti que dicen lo contrario…
En pocos segundos, desabrochó los pantalones y también los bóxers del Bookman Jr. Comenzó a lamer, sólo con la punta de la lengua, el miembro del joven. Con la imagen tan sensual que le daba el mayor, el más joven se vino en poco tiempo… El joven ya no parecía poner resistencia, por lo que el mayor se desabrochó los pantalones y los bóxers en muy poco tiempo…
Como, aunque no lo confesasen a nadie y fuera su secreto esa relación aparentemente fría, pero pasional, el joven Bookman estaba acostumbrado a, poco después de venirse, ser penetrado por el mayor.
El miembro del mayor penetró al más joven sin cuidado, por lo que una sensación similar a un corriente eléctrico recorrió toda la columna del joven, seguida de un sonoro gemido. El más joven nunca confesaría que eso le gustaba pero, ante esa sensación, se aferraba con fuerza al mayor, mientras unían sus labios en un profundo beso. Se besaban hasta que uno de ambos, –normalmente el menor tenía más resistencia– se quedaba sin aire. Mientras el menor mordía el lóbulo de la oreja al mayor, éste lo hacía con sus pezones. Ambos recorrían el cuerpo del otro con besos y mordiscos, hasta que el mayor terminaba por venirse, tras haberse vuelto a venir el más joven… Después el mayor desaparecía, dejando al joven la simple sensación de haber tenido un buen sueño…
Era un amor prohibido, y, precisamente por eso, era aún más excitante para ambos…