HÉROE
—Debemos ser cuidadoso, nunca se debe subestimar a un Titán por muy acabado que se vea —el calor era agobiante y el ambiente pesado. Saga escuchaba muy atento al castaño tomando notas mentales de cada una de las palabras que decía, el león tenía seguridad en sus frases como si supiera de que hablaba, del cómo era un titán, del cómo era “aquel” titán con el cual estaban a punto de enfrentarse, pero Saga confiaba en él como nunca; estaban juntos en la batalla y sería su soporte como Aioria sería el de él. El caballero de géminis tomó la mano del otro y le sonrió y vaya que dio resultado aquel gesto, el rostro del leonino cambió, sus ojos verdes lucían más brillantes, era nuevamente el Aioria que conocía, que le gustaba, que quería, a veces detestaba y muchas más veces amaba.
—Sólo encárgate de cubrirme la espalda. —Saga guiñó su ojo y rió por su comentario tapando con su mano libre la sonrisa que se posaba en su rostro, el geminiano se veía hermoso incluso antes que el mundo pudiese ser destruido, su sonrisa era un manantial de ninfas entre la devastación, los lamentos, desgracias y el pecado de toda la humanidad, el de cabellera añil besó sus labios a modo de amuleto de la buena suerte frente a las paredes del tártaro que comenzaban a ceder.
El rugido del titán del tiempo asustó a Saga mientras que el león se ponía en guardia. Las puertas terminaron de abrirse y una mano que liberaba un humo negro se posaba sobre el umbral de la puerta con la clara intención de salir.
***º***
Uno de los brazos de Cronos fue separado de su cuerpo, habían logrado un gran avance, Aioria se sentía con suerte, sentía que todo saldría bien, protegía la espalda de Saga y este atacaba a diestra y siniestra sin darle oportunidad de respirar al enemigo. Otro rugido y una mano se alza sobre la cabeza del Dios sosteniendo aquella tan temida guadaña.
— ¡Lightning Bolt! —su ataque atravesó varias zonas del cuerpo de Cronos haciéndolo caer contra el piso tras la poderosa técnica mientras la sangre teñía de rojo el filo de la guadaña. Lo había conseguido al fin, por fin conseguía su más ferviente deseo, era el héroe, fue el héroe que siempre quiso ser para Saga, el filo atravesó aun más su abdomen al caer rendido sobre el suelo, escuchaba la voz de Saga clamar su nombre, sintió que por su garganta ya no ingresaba el oxígeno necesario a sus pulmones y con cada pestañeo que daba su vida abandonaba su cuerpo; un suspiro, una lágrima ajena sobre su mejilla y todo se volvió negro.
#18
RIDÍCULO
— Los humanos son seres ridículos —confesó el dios del tiempo ante el caballero de géminis. Cronos cerró los ojos y dejó su cuerpo llenarse de aquella vital energía, probablemente esta era la última vez que lo hacía, el cosmos del caballero dorado de géminis le presagiaba un final distinto al cual el castaño le entregaba, pero ya era muy tarde para él, el pacto ya estaba cerrado, una nueva vida, no, un nuevo ciclo, era el mismo deseo pero desde otros labios, sentía que llegaba el fin de su juego del tiempo el cual había durado demasiado —Fue entretenido mientras duró. — pensó, en algunos momentos aquella fuerza, dedicación, constancia y sobre todo aquel amor que profesaba el caballero de leo le hizo pensar que quizás la humanidad si merecía seguir con vida, que los humanos eran seres ilógicos, insensatos y ridículos como lo había expresado, capaces de usar hasta la última gota de esperanza si es que podían y que por mucho poder que posea un Dios eso era algo contra la cual no se podía batallar.
***º***
— Aioria te presento a Saga. —sólo bastó un momento, con un solo revolotear de sus pestañas pudieron reconocerse el uno al otro, Aioria permaneció serio dudando de lo que ocurría, recordó la muerte de Saga y todas las cosas que había hecho, pero sentía que algo más olvidaba, este reencuentro se sentía diferente a los otros, como si hubiese pasado una eternidad sin verlo, pero ahí se encontraba en otro ciclo en otra nueva oportunidad de salvar a su querido caballero de géminis.
El menor se distrajo por unos segundos sin notar que era lo que la cara del gemelo tenía para decir, sólo pudo sentir el cuerpo de un Saga de 16 años abrazar el suyo de 8 años, las lágrimas de Saga mojaban su hombro y él sólo reaccionó a acariciar sus cabellos como todas aquellas veces que lo hizo cuando el mayor necesitaba tranquilizarse, estaba confundido Saga lloraba, su hermano miraba la escena más sorprendido que él y en su interior aun sentía que algo no calzaba.
Era pequeño, un niño, pero no le importaba, para Saga lo más importante era que Aioria estaba vivo, que lo volvía a mirar con esa directa mirada y lo volvía a abrazar con esa calidez que tanto lo caracterizaba. El trato que hizo con el titán había funcionado, pero se dio cuenta que quizás él era el único que recordaba lo que había pasado por lo que para los otro sus actitud sería extraña, separó su frente del hombro del castaño quedando a la misma altura frente a frente.
— Mucho gusto mi nombre es Saga. —una sonrisa, aquella que tanto le gustaban al castaño, unas lágrimas que aun brotaban desde sus ojos y una nueva oportunidad para ambos.
FIN.