Capítulo 21 Quedate aquí...
Esperamos más de 3 horas. Ya era demasiado tarde, Lawliet y Beyond se durmieron incómodamente en los sofás de la sala de espera, yo seguía angustiado, estaba temblando de miedo, el profesor Eliot se veía tranquilo ¿Como puede estar así cuando yo estoy a punto de morir por la preocupación? Me estaba matando psicol&;gicamente en el mar de dudas que tenía.
—Se que es inevitable estar preocupado, yo también lo estoy, pero eso no servirá de nada, así que tranquilizante, sientate un rato y repite en tu mente que todo estará bien— Dijo totalmente calmado. Y traté de hacerle caso.Me senté un rato y trate de calmarme, pero era totalmente imposible. Sentimientos de culpa, resentimiento, odio a mi mismo, tristeza y depresión me llegaron a la mente como bala, no podía evitar sentirme culpable por todo lo que le dije, sabía que yo estaba mal en abrazar a Linda pero nunca creí llegar a una situación como esta.
—Deja de culparte, no servirá de nada—
¿Como es que sabía en que estaba pensando? Probablemente era brujo.
—No, Mihael, no soy brujo, sólo eres bastante predecible—
¿Yo? ¿Predecible? No, no, no, definitivamente el profesor era un brujo, un brujo que leía las mentes, no por nada era profesor de Historia.
En ese momento llegó el doctor, me paré con una velocidad inhumana, sentí una gran presión en mi pecho, tenía un nudo enorme en la garganta, sentía como mi estomago gruñía, era por todo el estrés, mi cerebro estaba a punto de colapsar por la preocupación.
—¿Cómo esta? ¿Todo salió bien?— Preguntó el profesor acercándose al doctor mientras volvía a cruzarse de brazos.
—Milagrosamente todo salió bien, pero aún así esta en terapia intensiva, hay probabilidades de que no sobreviva la noche pero ahora solo tenemos que esperar, tuvimos varios problemas en la operación, su corazón dejó de latir repetidas veces, pero por ahora esta estable.—
Suspire fuertemente, me tranquilizaba un poco que el siguiera vivo... El hecho de que mi peluza siguiera viva.
—¿Podemos verlo?— Preguntó Eliot.
—Por ahora no. Esta totalmente inconsciente, dudo que despierte en los próximos 2 días, pero si gusta mañana en la tarde puede entrar.—
"–¿Los próximos 2 días? ¿2 días? Eso es demaciado, ¿Tan mal está?–" Pensé. No quería seguir torturándome pero no podría soportar 2 días sin verlo.
Quería oír más de sus quejas y berrinches, quería volver a ver sus pucheros, a volver a acariciar su cabeza, quería volver a oír su voz, esa voz tan hermosa que tiene, quería volver a ver sus ojos, esos ojos grisaseos y grandes que hacen que me pierda en ellos, tan inocentes, su linda sonrisa que arma una perfecta curva que combina con su rostro, quería volver a tocar sus labios, quería volver a besarlo.
—Bueno, sin más por el momento eso es todo, si pasa algo respecto a la salud del chico le avisaremos ¿Esta bien?—
—Me parece perfecto, hasta luego, muchas gracias doctor.— El doctor no dijo nada más y se retiro, yo desperté a Beyond y Lawliet que seguían dormidos, los puse al tanto del estado de Near.
—Chicos, ya es demaciado tarde, los llevaré a su casa.— Dijo mientras suspiraba, me impresionaba la solidaridad de aquel profesor.
—Muchas gracias por su amabilidad profesor— Agradecí mientras me inclinaba.
—No es necesario, lo único que deben hacer es tranquilizarse un rato y orar por que Nate se recuperé.— Fue lo ultimo que dijo antes de empezar a caminar para salir de aquel lugar.
Dejó a Lawliet y Beyond en su casa y luego a mi, volví a agradecerle por su gran ayuda, este me contestó lo mismo,que hace un rato, entró en su automóvil y se fue. Entré a mi casa, no tenía ganas de nada, lo único que quería era que Near se pusiera bien, que nada de eso hubiera pasado, que el estuviera conmigo, me sentía como la peor persona de todo el mundo. Me aventé a mi cama comencé a sollozar, no lo pude evitar, llore horas y horas, hasta que me quede dormido.
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Pasaron los días y Near aún no despertaba.
La primera vez que entre a verlo estaba totalmente mal, sentí una gran presión en el pecho; culpa, eso era. Su respiración era tenue, tenía vendada toda la cabeza, su pulso estaba muy débil. Me acerqué a el, tomé su mano, la besé.
Era sorprendente, aún tenía el anillo que le regalé hace apenas unos cuantos días antes del accidente...
"—¡No! ¡Mello! ¡Esperameee!— Gritó tratando de alcanzarme.
—¡Vamos! ¡No te quedes atrás, quiero ver los patos en el estanque!—
Fuimos al parque para despejarnos un rato... Sólo el y yo.
—¡No es justo! ¡Tu corres más rápido!—
—Bueno, bueno, tienes razón— Paré para que el pudiera eliminar la distancia que nos separaba y cuando lo logró, llevo sus manos a sus muslos e inclinarse para recuperar el aire perdido.
—¿Te cansaste?—
—¡Noooo! Solamente quiero ver el hermoso suelo ¿Tu ya lo viste? ¡Es perfecto!—
—Si ya lo vi, Señorito sarcasico—
—Entonces tu serías el esposo del señorito sarcástico— Me apuntó con el dedo índice totalmente recto.
—¿Ah sí? ¿Por qué?—
—Porque yo soy tu novio, entonces tu eres el esposo o novio del señorito sarcástico, ósea yo—
—Hahaha, entonces... ¿Estas diciendo que algún día te casaras conmigo?—
—... Si tu quieres— Desvío la mirada algo ruborizado.
—Y... ¿A tí te gustaría casarte conmigo?—
—...— No contestó, miró a otro lado y se encogió de hombros. —... Si tu quieres...—
—¿Pero a tí te gustaría?— lo tomé de la cadera, y le levanté el mentón.
—... Si... Me gustaría— Dijo con un sonrojo de oreja a oreja.
—Entones algún día nos casaremos— le besé la frente y lo tome de la mano. —Ven—
Corrimos hasta un puesto que estaba en el parque. Y compré un pequeño anillo que cambiaba de color con forme a la tempreratura. Yo sabía que el amaba esos anillos. Puse el anillo en su dedo anular y luego besé su dedito.
—Es un anillo temporal, te comprare uno más bonito ¿Esta bien?—
—No quiero uno más bonito, este es perfecto— Me regaló una hermosa sonrisa que me decía que estaba más que conforme con ese regalo. —Con el simple hecho de que me lo hayas dado tu esta bien—"
—... Quedate conmigo...— Susurré antes de cerrar los ojos y suspirar tristemente.
Al llegarme a la mente ese recuerdo tuve la pequeña esperanza de que despertaría y que volvería a hacer todo lo que hacia antes; sonreír, llorar, quejarse. Quería volver a oír su voz, en el tono que fuera, pero quería que me diera una señal de que recuperaría, que el estará bien, que el seguirá con vida.
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El tiempo se iba, y yo seguía viéndolo cada día, después del colegio; el fin de semana iba a medio día.
Ya llevaba una semana sin despertar, las enfermeras, doctores y conserjes ya hasta me conocían, cada día iba con la esperanza de que el volviera a decir mi nombre. A veces cuando iba a visitarlo me encontraba al profesor Eliot, ¿Tan preocupado estaba por el? Después de lo que nos contó, creo que tiene sentido.
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Dos semanas después, fui a visitarlo después del colegio, era un día soleado, tranquilo, algo de brisa, era muy lindo pero probablemente Near lo odiaria ya que el sol estaba algo fuerte.
Entré al hospital y me dirigí directamente a recepción.
—Hola Mello ¿Otra vez a ver a Near?— Preguntó la señorita secretaria.
—Hola. Si, nunca pasaría un día sin verlo— me sonrojé un poco.
—Hahaha esta bien, esta bien, esperemos que ya haya despertado.—
—Gracias yo también esperó eso— Me despedí, tome el elevador para ir al segúndo piso, salude a vario personal del hospital y me dirigí a la habitación de la peluza.
Abrí la puerta, con algo de cautela porque... Es un hospital, hay que tener algo de respeto, ni que fuera Beyond.
Cuando la abrí no podía creer lo que estaba viendo. Near había despertado, estaba mirando hacia la ventana. Volteó a verme y me miró fijamente, sin expresión alguna, posiblemente aún recordaba todo lo que le dije. Me sentí mal pero muy feliz de que haya despertado.
—Hola— Lo saludé, me acerqué lentamente hasta el y me senté en la silla que estaba a un lado de la cabecera de la cama.
—... H-Hola— Desvío la mirada a la ventana, me extraño esa acción, el hubiera reaccionado diferente.
—¿Como te sientes?— pregunté con un tono de voz suave.
—E-Estoy bien, gracias.— No me miró, no supe por qué, no me llegaba ninguna idea a la cabeza del por que actuaba así. Pero, por su respuesta sabía que estaba mintiendo, estaba muy pálido, obviamente durante estas dos semanas no había comido, se veía débil.
—O-Oye...— Habló muy inseguro.
—¿Que pasa?—
—Puedo... ¿Puedo preguntarte una cosa?—
—Si, Claro ¿Qué es?—
—N-No lo tomes a mal... O algo por el estilo pero... ¿Quién eres?—