Capítulo 23
Mi mundo, mi universo.
Despues de todo eso le "presente" a los 3 chicos. Estuvimos platicando y tratando de entablar una conversación con el, pero era casi inútil, se cerraba mucho, era muy tímido.
Se hacia tarde, el parecía cansado, después de todo aún se veía algo débil. Decidimos dejarlo descansar un rato, no queríamos que se pusiera mal, así que nos despedimos.
Se veía desanimado, bajó la vista.
Me acerqué a la puerta para salir y al abrirla...
—Es-Espera...— Me llamó.
—¿Sucede algo?— Le pregunté, me extrañaba que me llamara de la nada.
—Yo... Es-es que... ¿P-Podrías quedarte un-un poco más? Di-Digo... Si no tienes problema y si es que-que... Quieres...— Tartamudeaba mucho, era gracioso verlo tan nervioso en decirme algo así.
—Si, claro— Le respondí con una sonrisa. No quería ser grosero con el y mucho menos negarle algo.
Me senté en la silla que estaba a un lado de la cama. Miró la ventana en silencio.
Todo estaba muy callado, ya había atardecido, movía sus dedos de una manera muy rápida, parecía nervioso.
—... Lo-Lo siento... Olvide tu nombre— Se veían pequeñas lagrimitas que amenazaban por salir de sus hermosos ojos grises.
—No te preocupes. Es Mihael, te lo repetiré las veces que quieras— Le volví a sonreír.
Por alguna razón estaba muy alegre cada vez que me hablaba.
—M-Mihael... T-Tu... ¿P-Podrías darme al-algo?— Dijo tartamudeando demasiado. ¿Qué quería que le diera? Se me hizo muy extraño que me dijera eso.
—¿Qué necesitas?— Pregunté algo confuso.
De repente vi sus manos, estaba nervioso, sus mejillas estaban algo sonrojadas, vi que se remojaba los labios una y otra vez, se mordía el labio inferior, ya vi a donde quería llegar.
Tomé su mentón con una delicadeza y suavidad que no eran propias de mí, y junté mis labios con los suyos.
De nuevo esa sensación alucinante.
Yo no sentía las típicas maripositas que sentía todo mundo cuando está enamorado, yo sentía todo un enorme panal de abejas australianas asesinas cuando lo besaba.
Es curioso... El amor es como una montaña rusa, te subes, gritas, sientes maripositas en el estomago, te emocionas, terminas vomitando y ahí vas de idiota a subirte de nuevo, pero... El amor es más complicado que eso...
Solté el beso por la falta de aire, se veía sonrojado, sus mejillas ardían en color rojo, un rojo carmesí... Un rojo que solo el era capaz de hacer con su rostro. Su respiración acelerada, al igual que la mía.
—¿Eso era lo que querías?—
Bajo la cabeza y asintió tratando de ocultar su cara.
Le acaricie y jugué con su cabello... Le gustaba. No había palabras suficientes para describir su perfección.
—...Lo siento— Dijo el.
—¿Por que te disculpas?—
—Por no poder recordarte...—
—Te vuelvo a hacer la misma pregunta, ¿Por qué te disculpas? No es tu culpa, eres un ser humano, a todos nos puede pasar— Tomé su mejilla con la palma de mi mano, abrazando su rostro con mis dedos.
No dijo nada, solamente se dejó hacer. Lo recosté con suavidad y tratando de no parecer brusco. Tenía ojeras, probablemente no ha podido dormir bien o algo por el estilo, a pesar de eso seguía siendo hermoso para mí.
—¿No te has sentido incomodo por tu vientre?—
—Pues... No puedo dormir, a eso se le puede llamar incomodidad ¿No?—
—¿Por qué no puedes domir?—
—Me duele, me dijo el doctor que era por que se movía, me da medicamento pero... Aún así no puedo dormir—
No dije nada, no quise dicir algo que pudiera alterarlo.
—Sera mejor que descances, trata de dormir un poco ¿Vale?— Le dí una sonrisa, a mi parecer, esa era la sonrisa más sincera que le había dado a alguien.
El asintió con la cabeza.
—Antes de que te vallas...¿Podrías decirme una cosa?—
—Depende, ¿Que cosa es?—
—¿T-Tu y yo... Eramos... Y-Ya sa-sabes... No-Novios?—
Solté una pequeña risa, era gracioso verlo tartamudear tanto cuando estaba nervioso.
Me levanté y caminé hasta la puerta. Lo mire fijamente con una sonrisa.
—Si, tu y to eramos novios— Le Sonreí antes de salir.
No sabía si era buena idea decircelo, pero algo me decía que tenia que saberlo. El era mi novio. Mi hermoso, adorable, pequeño, blanco, sensual y tierno novio.
....
Pasó una semana y media y por fin pudieron dar de alta a Near. Estaba feliz de que por fin podría ir a casa con el, que al fin las cosas podrían ser como antes.
Near me fue tomando un poco más de confianza a medida de que pasaba el tiempo con el.
—Ya llegamos, sientete como en casa—
—Ni siquiera me acuerdo de mi propia casa— Volteo a verme con un pucherito. Hace mucho tiempo que no hacia eso.
—M-Me refiero a que te sientas cómodo—
—Esta bien— Miró por todas partes, arriba, abajo, a un lado, al otro, era como cuando adoptas una nueva mascota e inspecciona todo el lugar, eso parecia el.
En ese momento tocaron el timbre, no me llegaba a la mente más que Linda, Beyond o Lawliet ó incluso los 3. Abrí la puerta pero no vi a ninguno de ellos, era el profesor Eliot.
—Hola profesor, pase por favor, ¿Puedo ayudarlo en algo?—
—Hola, gracias. Bueno, me enteré de que dieron de alta a Nate ¿Dónde esta?—
—¡Ah! Si... Emmm... ¿Dónde esta? Hace un segundo estaba aquí— Dije mirando por todas partes. Recorrí habitaciones sin parar y no lo encontraba, llamé a su nombre pero no hubo respuesta. Finalmente lo encontre en el jardín trasero, estaba sentado, jugando con las plantas.
—Me asustaste, desapareciste en dos segundos— Le palmee su cabeza delicadamente.
—Lo siento, me llamó la atención este lugar, sobre todo el pequeño estanque de ahí— Señaló el pequeño cuerpo de agua que había rodeado con pequeñas piedras.
El profesor se acercó a Near.
—Hola Nate, ¿Te acuerdas de mi?— Near negó con la cabeza, lo vi asustado y ¿Quien no? En un principio yo me sentía intimidado por el.
El profesor era un hombre frío y de pocas palabras pero después de lo que paso, descubrimos que había una persona amable dentro de el.
—¿Aún no recuerda nada?— Me preguntó con la cara seria que siempre tenía.
—Solo algunas cosas, casi nada— Dije palmeando su cabeza y luego acariciando su blanco y suave cabello.
Este bajo la mirada, probablemente se sentía incomodo ante tanta atención que le poníamos últimamente.
El profesor suspiró y me miro.
—¿Podemos hablar adentro? Hay un tema que quiero tratar contigo—
—Esta bien. Tu no te muevas de aquí ¿Esta bien? ahorita regreso— Le dije mientras acariciaba su cabello antes de irme. Este asintió.
Entramos a la casa y nos sentamos en el sofá.
—¿Hay algo en lo que lo pueda ayudar, profesor?— Pregunté cortésmente.
—Hay algunas preguntas que quiero hacerte—
—Adelante—
—Primero que nada, ¿Cuantos meses tiene de embarazo?—
—Acaba cumplir los 7 meses—
—¿Ese bebé es tuyo?—
—No, no es mío— Respondí tranquilo.
—¿Podrías decirme que pasó?— Mire de un lado a otro, no quería que Near escuchara, oirlo de mi solo le haría mas daño. Al comprobar que efectivamente seguía en el jardín, en el mismo lugar que le dije, ¡Vaya! Que obediente.
—Fue violado por su anterior novio, lo salvé de que el maldito le rompiera los huesos— Suspiré y al mismo tiempo recordé aquella escena.
—¿Cómo reaccionó el chico al enterarse del embarazo?—
—No lo sabe y nunca llegará a saberlo, el chico esta muerto—
—¿P-Por que? ¿Qué paso?— suspire y me acomode.
—Verá, es algo larga la historia... Pongase cómodo—
Le comencé a explicar todo lo que pasó ese día, y semanas después de este. Le conté de lo que le prometí a Near.
Después de todo, el profesor se había ganado nuestra confianza y viceversa.
—... Ya veo... Eso contesta la mayoría de mis preguntas— se quedó pensativo. —¿Donde están tus padres?—
—Mi madre murió al darme a luz y mi padre esta fuera del país, y como usted vera, me dejó dinero para poder vivir un largo tiempo por si se tardaba más de lo esperado—
—¿Y los padres de Near?—
—Ellos están muertos, ambos eran policías, por lo que me contó, murieron cuando era pequeño, lo secuestraron y al intentar salvarlo perdieron la vida—
—¿Con quien vivió todo este tiempo?—
—Según, lo cuido una señora pero ella murió a causa de cáncer de pulmón— volvió a suspirar.
—Bueno, solo una pregunta más... ¿Crees estar listo para cuidar de un bebé?—
—Esté listo o no es mi responsabilidad, le prometí que yo sería el padre de esa niña y lo voy a cumplir, cueste... Lo que cueste— Le dije totalmente seguro de mi mismo, pero aún así desvíe la vista.
—Que motivador, Mihael. Muchas personas desearían tener un padre como tú, esa niña sera afortunada— Rió, nunca había visto en persona que ese profesor mostrara una señal de que tuviera sentimientos. —Gracias Mihael, me resolviste muchas dudas. De hecho en un principio mi motivo llevarme a Nate a mi casa, pensaba que no estabas listo para esto pero al parecer es todo lo contrario— Me palmeó el hombro y se dirigió a la puerta.
—Cualquier emergencia, favor o cosa que necesites, llámame ¿Esta bien?— Dejó en la mesa un retaso de papel que sacó de su chaqueta y salió. Era su numero de teléfono. Sonreí y me dirigí al jardín.
Estaba a punto de darme un colapso de tanta ternura e inocencia que veía. Near seguía en el mismo lugar, estaba sentado en el suelo, tocando la misma planta con su dedito.
—Oye, cuando dije "No te muevas de aqui" no me refería a que te quedaras ahí sentado ¿Sabes?— Dije burlón.
—Lo siento— Bajó la vista.
—¿Por que te disculpas tanto? No has hecho nada malo— Le acaricié la cabeza.
—Lo siento—
—¿Ahora por que te disculpas?— Reí.
—Por disculparme tanto... Lo siento...— Volvió a bajar la vista.
—Hahaha ya, ya, ven, vamos adentro ¿Tienes hambre?—
—No, siento algo de nauseas, ¿Es normal?— Me preguntó mirándome fijamente sin expresión alguna.
—Pues... Se podría decir que sí— le palmee la cabeza y lo cargue al estilo "princesa". Este se aferró a mi, era como un gatito cuando lo intentas bañar pero este se rehúsa y se sujeta a ti como si no hubiese un mañana.
Lo lleve hasta el sofá para que se sintiera más cómodo.
—¿Quieres que te prepare algo? ” ¿Quieres un vaso de agua?—
—Un poco de agua... ¿M-Me podrías mostrar donde se encuentra el baño?—
—Esta por allá, das vuelta y la segunda puerta a la derecha— señale con el dedo el pasillo no muy largo.
Fuí a la cocina, serví el agua y de paso calenté algo para mi, yo si tenia hambre. Cuando regresé de la cocina esperaba verlo de regreso, pero no lo vi, deje que se tomara su tiempo.
Rato después, acabe de comer y el aún no regresaba, me empezaba a preocupar, fuí a ver lo que pasaba, la puerta estaba entre cerrada, toque un par de veces pero no hubo respuesta, entré para saber de una vez lo que pasaba, no me gusto nada. Estaba de rodillas recargando sus brazos el el toilet, la cabeza abajo.
—Caray, ¿Estas bien?—
Levantó la cabeza, estaba pálido, muy pálido, suspiré algo preocupado.
Después de que acabó de vaciar su estomago lo volví a cargar y esta vez lo llevé hasta su vieja habitación.
—Perdón por causarte problemas— Dijo con los ojos entre cerrados.
—No me causas problemas— Le dije tratando de alegrarlo.
Apenas podía abrir los ojos, se veía cansado. Lo arropé con una cobija gruesa, no quería que pasara frío.
Por lo que vi, le tomó menos de 2 minutos quedarse dormido profundamente. Se veía totalmente adorable cuando dormía, no quería parecer un pervertido, pero me quede un rato viendo su carita.
Estaba perdido, estaba extraviado entre sus sueños, dormía profundamente, dormía tranquilamente, aún sin memoria era perfecto. Lo amaba y lo seguiría amando hasta que el universo se extinguiera por completo. El era mi mundo entero, el era mi universo.
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