22:50 Martes
Desde el primer día tu belleza me cautivo, con tu cabello color castaño y esos ojos color miel, con una silueta que unas cuantas envidiaban y que ante muchos no pasaba desapercibida, cosa que ocurre hasta la fecha.
Lo que más me llamo la atención fue tu personalidad, eras tan diferente a los demás, por instantes eras sencilla e inocente pero por otros toda una diva.
Muchos intentaban estar cerca de ti, pero aunque se esforzaban parecías inalcanzable.
Por otro lado estaba yo, que veía todo este espectáculo por formar parte de tu vida, por ser uno más de tus amigos, sonrió al recordar todos tus pretendientes, al ver cómo te llevaban regalos con tal de que les des una oportunidad para sorprenderte y aceptes ser su novia.
Aunque no lo crees ante mis ojos siempre fuiste una persona más, con la que por circunstancias de la vida compartía salón ese año.
Hasta que llego aquel día, nunca imagine que acudieras a una fiesta que organice en mi casa.
El Timbre de la puerta sonó, me abrí paso hasta llegar a la entrada, y por un instante pensaba que esta alucinando, pero no fue así. Y Ahí estas parada a lado del, con una cordial sonrisa me saludaste y yo te devolví el saludo mientras decía que pasaran a dentro.
Nos entrabamos en el salón, mientras yo habla con unos amigos, mi vista siempre te busca intentaba ver si necesitabas algo o si te sentías fuera de lugar ya que no conocías a nadie más que a mi amigo.
No recuerdo como llegue hasta donde estas sentada, pero la cuestión es que empezamos hablar de cosas tribales, y desde ese momento no nos separamos en todo lo que duro la fiesta.
Hubo un momento en el que me dijiste que si te podía hacer compañía mientras tomabas el aire un poco ya que el alcohol estaba empezando hacer efecto en ti. Entre risas y bromas tu nivel de euforia disminuyo.
Al terminar la fiesta te quedaste a ayudarme a recoger todo el desastre producido, a cambio de tu colaboración te fui a dejar a casa y te compre dulces en el camino ya que ese día descubrí lo mucho que te gustaba.
Ese día un 8 de septiembre, fue algo inolvidable, hablamos como nunca, teníamos una complicidad que no lo esperábamos. Aunque compartíamos salón nunca habíamos cruzado palabra alguna, ni siquiera un simple saludo.
Los días pasaron y para nuestra suerte en ese entonces estábamos en vacaciones así que nos veíamos más seguido.
Ese verano fue raro y especial, pero aun así no supero al verano siguiente el cual fue una locura en todos los sentidos.
En aquel entonces muchos se preguntaron como tú y yo que somos polos opuestos, llegamos a hablarnos y después mantener una relación.
Sabes aunque sé que nunca leerás esto, sigo recordando el primer dia que hablamos, sigo recordando las tonterías que dije aquel día solo para escucharte reír.
Y como desde ahí me convertí en tu sirviente y tú en mi princesa.