Si no fuese por el hecho de que en ese momento Chanyeol estaba comiéndole la boca, se habría suicidado.
Obviamente había intentado apartar al más alto ya que por algún motivo ajeno a su comprensión, la cercanía del otro lo inquietaba. Pero, cuando vio de reojo la mueca de disgusto en el rostro del moreno, una idea vino a su mente. Quizás así podía deshacerse de su ex novio de una vez y con algo de suerte no volverlo a ver jamás.
Así que sin meditarlo mucho tomó a Chanyeol de la camisa y lo jaló hasta hacer colisionar sus labios con los del contrario. Y entonces lo besó, no porque quisiera hacerlo, sino para molestar a Kai. Además porque, en opinión de KyungSoo, para que un beso signifique algo debía significar algo la persona a la que besara, así que no había margen de riesgo al hacerlo, al menos no con Chanyeol, al que acababa de conocer.
Ese fue su error.
Cuando el chico alto comenzó a corresponder el beso, el interior de KyungSoo explotó como fuegos artificiales. No literalmente, por supuesto, pero el más bajo podía jurar que comenzaría a soltar chispas y colores en cualquier momento. La lengua experta de Chanyeol jugaba con la suya en movimientos insinuantes y descarados, mientras que una de sus manos lo mantenía aferrado por la nuca, la otra acariciaba suavemente su cintura. En su cabeza, KyungSoo tenía una disputa de ideas consigo mismo sobre el acto impulsivo que lo había puesto en semejante situación. Se había dicho a si mismo que no significaría nada y que el propósito de semejante locura era cabrear a JongIn y sacarlo de su vida. No esperó en ningún momento experimentar el maremágnum de sensaciones con el simple hecho de besar a un desconocido.
Pero ahí estaba. Si KyungSoo tuviese que describir su estado en ese momento diría que se sentía vivo. Era como despertar después de un largo adormecimiento auto inducido, de un periodo de tiempo en el que se había abstenido de sentir y se limitó a observar. Y ahora sentía de nuevo, cada sensación potenciada al máximo. Pero había un pequeño en insignificante detalle: KyungSoo no quería despertar. No quería sentir de nuevo ese estremecimiento en su columna cuando era besado, esa necesidad de ser querido, esas ansias de querer a alguien. No, él ya había tenido suficiente de eso.
Su historia con Kai le había enseñado que los finales felices solo existían en las películas de Disney, que en la vida real, el enamorarse era una mierda. A los 16 años, KyungSoo dejó de creer en el amor, a los 19 años era filofobico, es decir, la simple idea de enamorarse le producía pavor.
Trató de convencerse a sí mismo que había una explicación lógica para todo, pero antes de que pudiese darse una excusa patética, su beso se vio interrumpido. No comprendió muy bien lo que había pasado, pero ahí estaban su ex novio y su “novio” liándose a golpes en medio de una tormenta de insultos y más insultos. KyungSoo contuvo la respiración y haciendo acopio de valor se metió en medio de la pelea. Podía escuchar los gritos de los amigos de Chanyeol, instándole a terminar con ese “cabrón negro”. El más bajo logró esquivar los golpes y se colocó delante de Chanyeol, como si pudiese protegerlo con su pequeño cuerpo.
-Quítate de en medio, pequeña zorra, que de ti me encargo luego. –el siseo enfurecido de Kai lo habría amedrentado en el pasado, pero en ese momento no tenía intenciones de dejarse insultar por nadie.
Quizás fue gracias al hecho de que JongIn no se esperaba una reacción así de su ex novio lo que hizo que este pudiese lanzar un golpe y que conectase directamente el moreno. Como fuese, el crujido de la nariz de Kai al romperse le supo a gloria a Kyungsoo.
-Lárgate de aquí, JongIn. Y llévate toda tu mierda contigo. –dijo el más pequeño en un tono áspero y tosco. El aludido lo fulminó con la mirada pero se fue por donde había llegado, apretándose el puente de la nariz que sangraba copiosamente.
Los vítores y carcajadas de los amigos de Chanyeol no se hicieron esperar, cosa que le causó cierta exasperación a KyungSoo. Se giró sobre sus talones para encarar al más alto y se encontró con una sonrisa de oreja a oreja en la cara del otro, lo cual lo exasperó aún más, sin embargo se dio el privilegio de quedarse ensimismado por segunda vez observando el rostro de Chanyeol. Se prometió a si mismo que no habría una tercera.
-¿Estas bien? –Preguntó Chanyeol al notar como la sonrisa abandonaba el rostro del más bajo. Como toda respuesta obtuvo un asentimiento. –oh, estos son mis amigos, Sehun y YiXing.
-Lay. –corrigió rápidamente uno de ellos, rubio con un hoyuelo que lo hacía bastante atractivo. –Llámame Lay.
-Aun no me has dicho tu nombre. –indicó el alto pelinegro. Kyungsoolo miró y negó.
-Eso no es algo importante ChanYeol. –dijo con calma. –Gracias por ayudarme con JongIn.
-No hay de qué, te debía algo después de atropellarte esta tarde.
KyungSoo le dedicó una mirada confundida. Chanyeol era un perfecto desconocido, sin embargo despertaba su atención de una manera que le resultaba intimidante. Quizás era por esa sonrisa única que Chanyeol mostraba. Era como una explosión de color en un lienzo oscuro y monótono.
-Sí, como sea. Debo irme. –dijo KyungSoo que ya se sentía incómodo con la situación. ¿Qué se supone que le dices al chico al que acabas de besar por un impulso tonto? El rostro del alto mostraba una mezcla entre curiosidad y diversión, cosa que hizo que el castaño quisiera golpearlo, sin embargo prefirió simplemente irse sin despedirse siquiera y sin mirar atrás, a sabiendas de que no iba a poderse sacar a Chanyeol de la cabeza en un largo, largo tiempo.
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-Así que ahora eres novio de Park ChanYeol. Eso no lo vi venir, Kyung. –comentó Baekhyun como quien no quiere la cosa esa misma noche. Ambos estaban repantigados en el sofá de la sala comiendo algo de pollo de KFC a falta de algo mejor y más saludable. Tenían prendida la televisión solo para ahogar el silencio, pero ninguno de ambos sabía qué demonios pasaba ya que cada uno se encontraba en lo suyo. BaekHyun estaba pendiente de su teléfono, enviando y recibiendo mensajes a velocidades cósmicas, mientras KyungSoo estaba distraído, cosa poco habitual en él. Su mente divagaba recordando una y otra vez el beso de ChanYeol, y aunque la pregunta de su compañero de piso lo había descolocado completamente, no lo dejó entrever.
-No creas en todo lo que te dicen. – alegó sin inmutarse. –Ni siquiera sé quién es ese.
-¿Sueles besar a desconocidos? –preguntó suspicaz poniendo en jaque a Kyung. La única explicación era que Baek los había visto y de ahí sacó sus conclusiones.
-El fin justifica los medios, Baek. –el de cabello plateado bufó y rodó los ojos, sin embargo no dijo más nada ya que en ese instante le llegaba otro mensaje de Taeyeon, su novia. KyungSoo aprovechó la distracción de su compañero y se fue a su habitación, cerrando y dejándose caer contra la puerta.
Maldijo una y mil veces a Chanyeol y a sus estúpidos labios por ponerlo en ese estado.
Pero… ¿Qué tenía Chanyeol de especial para haberlo descolocado por completo con un simple contacto? Admitía que el chico era atractivo y eso, pero KyungSoo no era de los que se dejaban llevar por una cara bonita. Ya le había pasado con el moreno y no quería tropezar con la misma piedra, por lo que buscó otra explicación razonable. Quizás era el hecho de que no había besado a nadie en casi tres años lo que ayudó a que se sintiera así besando a Chanyeol. O quizás era así como se sentían todos los besos y él no lo supo jamás porque antes del chico alto, el único que había besado era JongIn. Como fuese, no tenía sentido seguirse quebrando la cabeza con algo tan absurdo. Ya había pasado, lo iba a olvidar y si el destino estaba a su favor, nunca jamás volvería a ver al chico de la patineta ni a su par de amigos chillones. Sí, eso haría.
Ahora solo debía concentrarse en la universidad y en el trabajo. Un chico en su vida no traería más que problemas.
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-Pst, Kyung, aquí. –Llamó BaekHyun desde la tercera fila. De algún modo, el chico del cabello plateado llegó antes que él a la universidad, y ya estaba ubicado en su pupitre. A su lado se encontraba sentada una delgada y atractiva castaña que KyungSoo reconoció en seguida. Taeyeon, a la que llamaban “Voice” por su talento como cantante. Reconoció a JongDae unas cuantas filas por detrás, y a JongHyun en la última fila, con la mejilla pegada al escritorio, durmiendo.
KyungSoo sonrió levemente antes de ir hacia Baek y sentarse detrás de él. Poco a poco la clase se fue llenando con caras que, aunque habían sido sus compañeros el semestre anterior, KyungSoo no reconocía, Porque el chico de los ojos enormes no se detenía a perder su tiempo en nimiedades como aquellas. De su clase, se sabía el nombre de tres o cuatro, y reconocía a otros dos más. No le interesaba hacer amigos, de hecho, si pasaba los otros tres años de universidad sin intercambiar una sola palabra con nadie más, se daría por bien servido.
Rato después entró su profesor, YeSung. A nadie le sorprendió que el susodicho llevase un pijama y zapatillas para caminar por casa. De hecho, algunos se esperaban que se apareciese en calzoncillos como protesta, ya que no estaba de acuerdo con que las clases comiencen a las siete de la mañana.
-Hola a todos. Por lo que se vamos a vernos las caras los próximos cinco meses a las siete de la madrugada, así que si siguen el ejemplo de Kim JongHyun y se duermen en mi clase, no voy a despertarlos.
Amen a eso.
Se escucharon muchas carcajadas, seguidas de aplausos y vítores. Yesung era uno de los profesores favoritos de toda la colectividad universitaria, no solo por sus extraños y poco ortodoxos métodos de enseñanza, sino porque era un tipo al que de verdad le gustaba lo que hacía. Claro, a los directivos no les producía gracia que uno de sus docentes haya iniciado una campaña para que el horario lectivo iniciase a las nueve de la mañana, pero no podían quejarse ya que sus alumnos salían preparados y capaces, así que había que aguantarse.
-Como sea, yo voy a impartirles Composición I este semestre, y posiblemente también el próximo y el próximo. –En ese momento se detuvo y paseó la mirada por el grupo deprimente al que debía capacitar. Pobrecillos. -¿Alguien quiere un café?
Y sí, la ronda de café corrió por cuenta del profesor mientras los alumnos se presentaban y comenzaban a tomar confianza con el que sería su docente del primer curso de especialidad que llevarían en esos cuatro años de carrera. A medida que los alumnos tardones comenzaban a entrar, KyungSoo se dio cuenta de que habían más de los que se esperaba, hasta que recordó que tomarían esa clase junto a los chicos de especialidad instrumentista. KyungSoo iba a la especialidad de canto, al igual que Baek.
-El enano ojón, al frente. –Gritó Yesung apuntando con el dedo. KyungSoo alzó una ceja y se puso de pie, caminando hacia el frente de la clase. –Vamos, hijo, preséntate.
-Soy KyungSoo, del departamento de canto. –Fue todo lo que dijo y regresó a su lugar.
-Vaya, vaya, preciso y al grano. Me agrada. –Yesung soltó una carcajada y apuntó a otro chico al azar al fondo de la sala. –Al frente, Orejotas.
KyungSoo ni se inmutó ya que poco le importaba. Vio pasar a un muchacho alto de abundante cabello negro con suaves ondas y el alma se le cayó al piso. ¿Era posible tener tanta mala suerte? ¿Cómo carajos nunca reparó en la presencia del otro en su universidad?
-Hola. Mi nombre es Park Chanyeol, de la especialidad de instrumentista. Tengo 19 años y me gusta montar patineta, la guitarra, la lluvia y… ah, y KyungSoo Hyung.
No podía ser en serio, ¿O sí?
Una carcajada colectiva se hizo presente en el aula, aunque nadie se dio cuenta de la intensa mirada que intercambiaban el pelinegro y el castaño. En ese momento, KyungSoo se dio cuenta de que hacer las maletas mudarse a Arabia no sería tan mala idea.