La única explicación razonable para todo aquello era que en su vida pasada había sido un pérfido criminal que degollaba gatitos y bebía su sangre, ya que tenía que haber sido realmente alguien horrible como para que esa clase de cosas le sucediera.
¿Cuántas posibilidades reales existían de que el único chico que despertara su interés en más de tres años y al que quería evitar a toda costa fuese también su compañero de clases? ¿Realmente el mundo se dedicaba a reírse de él? Comenzaba a considerar seriamente el purificar su alma y hacer penitencia.
Cuando Chanyeol declaró aquello último fue imposible que la clase entera no estallase en aullidos y carcajadas, mientras KyungSoo fulminaba al alto orejón con la mirada. Sin embargo eso parecía no importarle al otro, ya que esbozaba su sonrisa psicópata y algo en el interior de KyungSoo se suavizó.
-Déjame decirte, hijo, que no harían buena pareja. Vuestros hijos serian orejones y ojones. –señaló el profesor con toda la seriedad del mundo, lo que hizo que la clase volviese a estallar en risas.
-Lo tendré en cuenta, señor. –contestó Chanyeol regresando a su asiento sin apartar la vista de Kyungsoo.
Y aunque el más bajo se juró y perjuró que haría todo lo posible por no toparse con él, se encontró a si mismo esperándolo en la puerta de clase luego de que el timbre que anunciaba el cambio de hora sonase. Lo vio aparecer con un aura de hiperactividad que presagiaba problemas, lo que hizo que se estremeciera y no precisamente por el miedo.
-KyungSoo Hyung. –lo saludó el alto, abrazándolo por la cintura antes de que el otro pudiese escapar. –El profesor no cree en nuestro amor.
-Quizás porque no existe ningún amor. ¿Por qué no dijiste que me conocías? –por algún motivo KyungSoo se sentía engañado.
-Porque no te conocía. El hecho de verte un par de veces en la universidad no implica conocerte, hyung. –KyungSoo puso los ojos en blanco. Tecnicismos, se dijo.
-¿Por qué dijiste aquello en clase? –KyungSoo sabía que se estaba comportando como un demente pero mentiría si dijera que iba a controlarlo. Para variar, el chico alto lo había hecho perder los estribos.
Chanyeol lo miró con diversión y se alzó de hombros. Y en ese inoportuno momento justo cuando KyungSoo se disponía a patearlo, aparecieron los dos rubios que tenía por amigos. Sería el colmo de su desgracia si esos dos también fuesen compañeros suyos y él no lo supiese.
-Eh, Chan, ¿cómo te fue, tío? –dijo uno de ellos, cuyo nombre KyungSoo no recordaba. Fijó la vista en ambos chicos al darse cuenta de que eran bastante atractivos, esperando sentir ese no-se-que que sentía cuando veía a Chanyeol. Nada.
-Excelente. –respondió este con la sonrisa más amplia que le había visto hasta la fecha. En ese momento, el más bajo reparó en que CHanyeol aun lo tenía tomado por la cintura, lo que daba una imagen muy sugerente. Intentó apartarse pero el agarre del otro se hizo más fuerte y tiró la toalla. Iba a ser un semestre muy largo. No valía la pena empezar a agotarse desde ya.
Vio en los rostros de ambos rubios una mueca que el calificó como sorpresa, y posteriormente diversión. Se preguntó su esos tres compartían una broma privada o algo así, ya que se sentía fuera de lugar en medio de esas tres miradas que parecían comunicarse sin palabras.
-Hola, Hyung. –lo saludaron ambos rubios al unísono, lo cual lo molestó ya que estaba más que muy seguro de que era el menor de todos ellos, incluido Chanyeol. Devolvió el saludo con un movimiento de cabeza y se limitó a escuchar su conversación retomada ya que Chanyeol parecía poco dispuesto a dejarlo ir.
-… tendremos un maestro nuevo en danza clásica. Dicen que es uno de los mejores bailarines de Corea. –KyungSoo alzó una ceja. Supuso que ambos estudiaban danza. Eso explicaría muchas cosas.
-Me alegro por ustedes, chicos. – contestó él más alto.
-Dicen que el tipo es increíble. –Añadió el chico del hoyuelo. KyungSoo pudo notar el entusiasmo del muchacho y de algún modo logró sentir empatía por él. Se le notaba apasionado por lo que hacía.
-Claro que lo es, estamos hablando de Kai, fue el mejor de su promoción en Juliard.
-¿Qué fue lo que dijiste? –preguntó KyungSoo de golpe. Tenía que ser una maldita broma. Los dos rubios lo miraron extrañados por su reacción.
-Dijo que Kai estudió en Juliard, ya sabes, Estados unidos. –Explicó el del hoyuelo con calma.
-¿K..Kai… te refieres a Kim JongIn?- ambos rubios se miraron sorprendidos y asintieron a la vez. KyungSoo maldijo. No sabía si debía ponerse a llorar de impotencia o gritar por la rabia.
Como pudo logró deshacerse del agarre de Chanyeol y se fue de ahí como alma que lleva el diablo. Se metió al primer baño y se encerró en un cubículo hiperventilando. Aunque sentía un nudo en la garganta, no era de la clase de personas que lloraría. En cambio se puso a repartir golpes a las paredes hasta abrirse los nudillos y sangrar.
Kim JongIn le debía muchas cosas, entre ellas su autoestima, su confianza en sí mismo y su buena relación con su hermana. Literalmente le había arruinado la vida. Lo odiaba por ello.
En el momento en que se dio cuenta de que su relación con él era nociva decidió alejarse, y fue lo suficientemente listo como para dejarle en claro que no estaba dispuesto a volverlo a ver. Sin embargo ahí estaba, desesperado por tener que volver a ver a esa persona, porque KyungSoo no era idiota, sabía que si Kai estaba ahí era deliberadamente para molestarlo a él.
Pero no estaba dispuesto a permitírselo. Ya había tenido suficiente de Kai por una vida completa, así que no tenía intención alguna de aguantar al chico moreno. Y con esa determinación salió del cubículo para darse cuenta de que era tardísimo y que no había entrado a su segunda clase y que su maldito ex novio tenía la culpa de ello.
Se observó las manos con detenimiento y suspiró ante el estado deplorable de las mismas. Tenía abierta la piel de los nudillos y algunos cardenales comenzaban a aparecer junto a la sangre seca. El anillo en el dedo medio de su mano derecha estaba casi pegado a su piel gracias a la sangre, por lo que quitárselo antes de lavarse las manos fue un auténtico suplicio. Finalmente pudo dejar sus magulladas extremidades bajo el chorro de agua, frotándoselas con el jabón líquido haciendo que sus heridas ardieran, sin embargo el estoico muchacho ni se inmutó. Era consciente de que cargaría con costras por varios días y que eso acarrearía preguntas por parte de sus conocidos. No le importaba. Solo había perdido la compostura un par de minutos. No se repetiría. Kai no podía dañarlo a menos que él se lo permitiese.
Como había dicho antes, le aguardaba un semestre bastante largo, no valía la pena comenzar a cansarse desde ya.
*
De algún modo extraño logró escabullirse en su ya iniciada clase de Teoría musical y tomar asiento al lado de JongDae sin que su docente, JungSoo se percatase de ello. Rápidamente pudo transcribir los apuntes de su amigo a su propia libreta y ponerse al corriente del tema de la clase. Sus clases se dictaban en uno de los muchos auditorios que tenía la Universidad de Artes de Seúl, ya que la cantidad de alumnos no permitía que la clase pudiera ser dictada en una de las clases de los edificios. El departamento de Danza, por ejemplo, contaba con varias salas de ensayos en cada piso, ya que a partir del tercer semestre las clases eran únicamente prácticas. Por otro lado, el departamento de Artes Escénicas poseía sus propios teatrines y un equipo completo de filmación. Los chicos de la especialidad instrumentista eran los que peor posicionados estaban, ya que compartían facultad con los chicos de canto y mantenían discusiones constantes por el ruido que hacían ellos al ensayar.
Durante la clase, Kyungsoo vio a varios de sus compañeros sacar sus teléfonos y ponerse a escribir mensajes de texto. Puso los ojos en blanco. Comprendía que la clase de Teoría no era precisamente la más entretenida de todas, pero no era muy devoto de faltar el respeto a sus docentes prestando atención a un aparato. Como fuese, las dos horas de clase pasaron lentamente y cando la campana finalmente sonó no pudo estar más contento de oírla.
Caminó al lado de JongDae, Baekhyun y Taeyeon hasta la salida del auditorio. Decir que no tenía una cierta sospecha de que vería a Chanyeol fuera sería mentir, pero no se esperó encontrarlo acompañado. Ella era bonita. Tenía el cabello azul eléctrico algo rizado, con un lado rapado. Todo en ella era delgado, desde su rostro fino, su figura esbelta y sus extremidades, con manos alargadas y bonitos dedos largos, dedos que estaban entrelazados con los de Chanyeol.
-Eh, KyungSoo hyung. –lo llamó el más alto soltando la mano de su acompañante. El aludido lo miró con una mueca de disgusto, sin embargo caminó sin prisas hasta Chanyeol.
-¿Qué haces aquí? –preguntó, y ya que no tenía humor para fingir amabilidad, la pregunta sonó algo tosca.
-Lo mismo me pregunto yo. –KyungSoo desvió la mirada para posarla en la chica que acompañaba al pellinegro. –Soy Sandara, por cierto, de danza contemporánea.
-Llámala Sandy. – dijo Chanyeol con humor. Los otros dos lo fulminaron con la mirada.
-Ignóralo, mis amigos me llaman Dara. Y por cierto no necesitas presentarte, de hecho te conozco. Eres D.O. Channie me ha llevado a todas tus presentaciones… -KyungSoo quiso decirle que parase su perorata sin sentido ya que le estaba produciendo una jaqueca, pero antes de que pudiese siquiera formular la primera palabra, ella dijo algo más. –… sabes, soy su novia, así que…
-¿Novia? –La pregunta iba dirigida a Chanyeol, acompañada de una mueca escéptica. Sin embargo, Chanyeol no se dio por aludido y la peliazul respondí con la misma animosidad que estaba haciendo que Kyungsoo perdiese la paciencia.
-Sí, llevamos juntos desde el primer semestre, ya sabes, amigos de amigos, y cuando nos presentaron hubo química de inmediato…
-Vaya, es extraño que él nunca hablase sobre ti, Dara, disculpa mi sorpresa. –Una sonrisa sacástica se había instalado en el rostro del más bajo. Ahora no sabía si el alto de verdad quería algo con él o en realidad no era más que uno de esos idiotas que se dedicaban a gastarle bromas pesadas a la gente. Y como fuese, KyungSoo no iba a quedarse ahí viendo como Dara le restregaba a su novio en la cara. –Ahora debo irme, un gusto conocerte, Dara.
-Oh, no KyungSoo Hyung, quédate por favor. Es más, Channie y yo iremos por un Bubble tea, puedes venir con nosotros.
-No gracias, detesto el Bubble tea. –respondió ya hastiado.
-¿Un café?
-Detesto el café. Adios.