Esa noche había sido especialmente fría, como si el viento le susurrara que algo malo se avecinaba, tuvo que dormir muy arropado con sus mantas y algunas pieles, el cielo había estado nublado casi toda la noche y no había podido ver ninguna de esas resplandecientes sitlalin (estrella)
Y si decía que había podido dormir mentiría, porque aunque su cuerpo pidiera descanso algo lo mantenía alterado, ya altas horas de la madrugada lo último que escucho fue a un búho, y de ahí cerro sus ojos para dormir quizá solo le quedaran unas cuantas horas para dormir, ni sabía ya que según donde estuviera la luna sabría que horas eran, pero la diosa luna no había aparecido.
Más parecía que los había abandonado.
Despertó sobresaltado al escuchar a las a fuera de su pequeña casa un grito de alarma, era un mensajero, ellos siempre andaban de territorio en territorio entregando noticias importantes y comunicando como estaba todo.
A las fueras se escuchaba una gran conmoción.
-ellos vienen!!! Caras pálidas mucho más pálidas que nosotros!!! Han invadido nuestras tierras!!!!
Atsoa se levantó bruscamente y se arregló rápido, lo mejor presentable posible, y salió encontrando a muchos de su grupo rodeando al mensajero, los guerreros hablaron primero.
-pelearemos hasta el fin!!
-no lo entienden!!! –Grito desesperado el mensajero- ellos han invadido muchas más tierras y nosotros somos los siguientes, los aztecas han caído….
Todos guardaron silencio, como si eso hubiera sido un gran golpe bajo, todos eran descendencia maya, siempre hubieron peleas por los territorios, pero al fin habían logrado mantenerse en paz.
Atsoa miro todo preocupado, sus padres lo llamaron y lo agarraron.
-tematskali aasini choloa achi akuali pano teokuitlapiali teteo asikamati?
(Si algo malo pasa, huye, eres el tesoro de los dioses, entiendes?)
-tel tetajnantli (pero padres)
-ikse tlasempoualistli (es una orden)
Y esas habían sido las últimas palabras de su padre después de marcharse, dejando al pequeño atsoa con la palabra en la boca, como le pedían eso? No iba a dejar nunca a su señorío, aun que le costara sangre eso no pasaría. ¿Además hacia dónde iría? Si los territorio estaban siendo invadidos, tenía que ser así en todo el lugar.
El miedo comenzó a adueñarse de todo el grupo, los mejores guerreros fueron al frente con sus lanzas y flechas, no sabían los que tenían que esperar, no creían que fueran monstruos, solo le temían a sus dioses, pero de ahí nada en el mundo podía darles miedo.
Con sus grandes portes esperaron pacientes a que los caras pálidas dieran la cara, los civiles comenzaron a empacar sus cosas para moverse, querían prevenir, era un grupo pequeño pero se sabían cuidar entre todos.
Atsoa veía preocupado a kiba, él estaba liderando a sus guerreros y si algo malo pasaba el primero en caer seria su líder, en otras palabras ‘’kiba’’ el rey del señorío estaba terminando de hablar a muchas de las mujeres que estaban alteradas y ayudo a los civiles a comenzar a moverse, tenían que ser estratégicos, pero algo si era terrible, los aztecas habían caído, y sabían que ese había sido una de los señoríos más grandes e impresionantes, ¿Cómo habían caído tan fácil?
No sabían… y eso daba más miedo todavía.
Unos estruendos en el aire se escucharon, y todos se asustaron, ¿qué era eso? Parecía un trueno pero el cielo estaba despejado, pronto los cuerpo de los guerreros comenzaron a caer y la sangre, la sangre tan vital para ellos se resbalaba de sus cuerpos, todos entraron en pánico, algunos comenzaron a correr presas del pánico.
Y los guerreros que todavía seguían vivos trataban de pelear, pero era mucho más difícil ya que tenían unas cosas en las manos que parecía metal y esas disparaban algo muy letal según ellos.
Era una desventaja y se sabía que de una u otra manera iba a terminar mal.
-estos malditos indios! Ya me tienen en la puta madre! –Decía un hombre con la contextura alta, tez pálida y ojos de color, con su armadura y un bigote, escupió a un cadáver de un indígena y después sonrió- si solo supieran que todos os terminaran muertos.
-QUE OS COMIENCE LA CAZERIA!!!!
Eran demasiados, eran muchos y el señorío comenzó a correr, algunos le hicieron frente al ver a su rey luchando para salvarlos, pero en instante que su rey cayo ya nada les paraba para gritar y salir corriendo.
Atsoa se reclino en una casa con su respiración agitada, todo se había vuelto caos, sus casas estaban siendo revisadas y saqueadas como si tuvieran cosas importantes, sacaban a niños y mujeres a la fuerza y mataban a todo el que se le opusiera y no bajara la cabeza.
Después quemaban las casas y reían con eso.
Unos venían montados en caballos y no hacían más que ver, era terrible, muy terrible de ver, el rubio no podía moverse, no sabía dónde estaban sus papas, por toda la revuelta se habían separado a lo lejos pudo ver como herían a kiba, se asustó y por fin reacciono, salió corriendo lo más rápido que pudo en dirección del cuerpo tirado de kiba, tenía que ayudarlo, no importaba el que.
Su cabello estaba atado en una trenza y gracias a ellos no le molestaba, sus taparrabos se arrastraban en el suelo, cuando llego se hinco en el suelo levantando polvo y puso su mano en la herida de kiba, este le miro con los ojos entrecerrados, se veía pálido, así como esos hombres malos que les estaban haciendo todo eso.
-tenemos que llevarte con una sanadora….
-n-no entiendes la situación… eres muy inocente… si no huyes morirás…-hablaba con dificultad.-tienes que irte.
-no, no puedo dejarte aquí.
-le ofreceré mi muerte a los dioses, es una bendición así que vete y vive.
Lo había visto tan autoritario que atsoa no tuvo una más que obedecer. Cuando estuvo a punto de levantarse sintió un jalón en su pelo, prácticamente le querían arrancar la cabellera, vio la cara de kiba y supo que era malo, trato de soltarse pero el jalón fue más fuerte sacándole un alarido de dolor.
-mira, este no es como todos los otros, este tío es rubio, pero sigue siendo indio, que cosas no?
Miro el hombre que lo tenía y se asustó tenia sangre en sus ropas, y se asqueo, como era posible que le estuvieran haciendo algo, lo agarraron de sus delicados brazos y comenzaron a llevárselo, el pataleo para que lo dejaran pero no logro nada, vio a kiba tratando de pararse para salvarlo pero no pudo y termino desplomado en el suelo.
-suéltenme!!-dijo alterado pero el español lo vio divertido.
-ja crio, no te entiendo… hablas en otra lengua.
Atsoa tampoco comprendió lo que el español le estaba diciendo, se removió inquieto quería soltarse, le estaba doliendo mucho su brazo.
Cuando escucho la conmoción entre los españoles y como estos gritaban en victoria, todos habrían paso a un par de caballos y encima de estos venían otros españoles como si fueran de la realeza.
-mi señor pedro… hemos conquistado estas tierras también!! Y os tenemos muchos regalos para vosotros, miraos todas esas mujeres, puedes degustarlas a todas.-decía uno.
-que hacemos con estos que hemos sometidos? Mi señor pedro.
-hagan lo que queráis con ellos, es vuestra decisión, así disfrutáis de vuestro motín, que mañana marchaos para más.
Todos gritaron como si fueran barbaros y comenzaron a buscar a las mujeres, atsoa aprovecho el momento cuando su captor presto más atención a lo que ese señor montado en el caballo había dicho, entonces golpeo al español en sus partes nobles y este lo soltó con un gran alarido de dolor.
-maldición crio!! Hijo de puta! Deidara, pain!! Vayan tras ese capullo!
Atsoa corrió rápido, podía sentir como esos otros dos hombres venían tras él, de algo estaba seguro si lo alcanzaban estaba muerto quizá no muerto pero si le darían la paliza de su vida.
Trato de llegar lo más lejos que pudo, se estaba metiendo entre toda la gente, era todo o nada y gracias a la buena condición física que mantenía se podía escabullir con facilidad, pero no vio a un caballo, era inmenso de color negro, el caballo relincho y se paró en dos patas, atsoa retrocedió asustado pero solo escuchar los gritos de esos dos españoles que venían por él no le dio más que pasar por debajo de caballo y correr otra vez.
Pero no se fijó que encima del caballo estaba el dueño, y unos ojos negros le perseguían con la mirada, si ese hombre lo hubiera querido alcanzar lo hubiera hecho tenia al caballo más veloz y tendría a ese chico o chica rubio/a.
-no puedo más- se lamentó, sus pulmones ardían, sus piernas temblaban, y esos malditos caras pálidas no le dejaban en paz, se enredó con la yerbas y termino cayendo de bruces al suelo, no tuvo ni tiempo de sobarse ni de lamentarse ya tenía a uno de los españoles encima de él, jadeando, era relativamente joven, tenía el pelo rubio con unos ojos azules hipnotizantés.
El otro chico llego después, aunque los dos hombres tuviera una belleza sin igual eran crueles, sus facciones lo demostraban.
-vamos deidara! Apuraos con ese maldito indio.
-quien os dice que es un tío? Y si es una tía sin pechos?
-yo os pienso que estas jodido, vámonos ya lo tenemos.
El chico rubio sonrió y el otro le comprendió.-
-Vamos tío –hablo deidara, sus ojos azules relampagueaban- un poco de diversión no os vendría tan mal, además lo merecemos… hicimos un gran trabajo.
El otro comprendió y agarro al rubio para dejar que su camarada hiciera lo que quisiera con ese indígena tan poco inusual, el pobre chico trata de pelear pero él era mucho más fuerte que atsoa.
El rubio pidió que lo soltaran, estaba a punto de llorar, desde que sintió que sus ropas eran removidas supo lo que venía, esas cosas tuvo que aprenderlas por su condición, pero no quería que fuera así, no quería que pasara, se aferraba a que sus dioses vendrían por él y que lo salvarían, que chalak baalam vendría por él.
Pero nada de eso sucedió, y su desnudes se hizo presente, no podía ni sentirse avergonzado, estaba aterrado, y no podía hacer nada.
-es un tío, pero esta como quiere.
-callate, si os vas hacer algo hazlo rápido.
Las piernas de atsoa fueron abiertas y este tembló, y las palabras de sus papas vinieron a su mente, tuvo que haberles hecho caso, grito con todo sus pulmones por ayuda.
Todavía se aferraba a esa esperanza pero a cambio recibió un golpe en su cara rompiéndole el labio, después otro en su costillas dejándolo quieto y sin aire, sus labios fueron tapados por esa mano grande, que sabía a tierra y sangre, quiso vomitar.
Pudo sentir como el pene de ese hombre se restregaba en su parte más íntima.
Cerró los ojos fuertemente y deseo la ayuda que fuera, no importa el que, pagaría las consecuencias después.
El relinchar de un caballo se hizo presente y después la voz ronca de un hombre.
-que os hacéis aquí? Que no os habéis ido a recoger sus cosas?
-capitán sasuke!
Los dos chicos se levantaron de inmediato, deidara arreglo sus ropas e hicieron la reverencia.
-largaros de aquí, hoy me he despertado con un horrible jaqueca.
Los chicos asintieron y se fueron como si hubieran visto el diablo.
Atsoa se quedó tirado en el suelo, como pudo tapo su desnudes, la trenza había quedado desecha y ahora sus largos cabellos caían por sus hombros, tapando gran parte de su torso, y vio el animal, había sido el mismo el cual había pasado por abajo, fue subiendo y vio al hombre montado ahí.
Era imponente, daba miedo, con esa mirada fría, de ojos negros como una obsidiana, y de tez pálida.
Con un pelo azabache y su porte, su cuerpo fuerte y de altura descomunal.
Sabía que estaba perdido y algo si comprendió.
-tú serás mi tlakotli .