El silencio en el auto era denso, Takao se retorcía los dedos y se mordía el labio para evitar decir algo sin embargo las miradas de advertencia de Midorima le impedían voltearse a consolar a su hijo. Jun no lloraba, tenía los ojos rojos, el seño fruncido y los puños apretados. El no escucharlo era aun peor, eso solo era señal de lo mal que estaba.
Entró en su casa sin prestar la menor atención ni a su madre ni a que estaba en su hogar, camino completamente indiferente hasta su cuarto y cerró la puerta con un portazo. Takao saltó ligeramente mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos, Yumiko salió de la cocina justo en el momento en el que Midorima ocultaba a Kazunari entre sus brazos.
-perdió ¿cierto?
Midorima asintió con la cabeza mientras Takao sollozaba quedito, Yumiko frunció los labios, mientras negaba con la cabeza.
-Es bastante terco, estará bien
-¿ya terminas con tu manuscrito?
-casi, faltan algunos detalle, lo terminare para la cena, suficiente tiempo para que él salga.
Yumiko se dirigió a su habitación pasando por la de Jun, algunos sonidos amortiguados procedían de adentro, apretó su puño, su hermano estaba sufriendo pero no tenía la intensión de permitir que los demás lo notasen.
Jun se había quedado sobre su cama con la mirada fija en el techo, sentía una horrible opresión en el pecho, mientras las lagrimas se acumulaban en sus ojos, veía esa última bola que atravesaba el cielo, se oía a si mismo suplicar por qué no fuera cierto. Dejo caer su puño sobre la cama, la ira y la frustración empezaban a inundar su mente, quería dejar de recordar pero a veces cuando más nos esforzamos por olvidar más claro se vuelve todo, cada detalle se graba en lo profundo de la mente y no hace más que atormentarnos. Ahogó un grito de impotencia tratando de dar lógica a lo que estaba pasando pero simplemente todo parecía una muy mala broma. Se sentía molesto, frustrado pero sobretodo decepcionado, tanto tiempo invertido para que no fuera suficiente, él no había sido suficiente.
La hora de la cena llegó pero Jun se negó a abandonar su habitación, con la cara vuelta a la pared declino la invitación de su madre. Takao apretó con fuerza la manija y se obligó a dar la vuelta y sentarse en una mesa silenciosa, conocía a la perfección el sentimiento que embargaba a su hijo, lo había experimentado en carne propia a lado de Midorima, el cual no había pronunciado una sola palabra pero eso no significaba que no le estuviera afectando lo que pasaba con Jun, desde el fin del partido había tenido el seño fruncido y estaba más callado de lo normal.
-¿lo van a dejar así?
-no es tan fácil, sabes cómo es, nos va a rechazar en cuanto entremos al cuarto. No quiere saber nada del mundo en este momento. Tal vez mañana vea todo con mayor claridad
-y ¿tu vas a estar bien con eso mama? -Takao apretó los palillos
Midorima estaba tentado a marcar al hospital y avisar que no asistiría, le tocaba la guardia de la noche y no quería dejar su hogar con las cosas como estaban pero Takao insistió, no había mucho que hacer por el momento, Yumiko también apoyo a su madre, ambos estarían al pendiente del berrinchudo de su hermano o algo así había dicho.
Una vez que Shintaro se fue, Takao se dejo caer sobre el sillón mientras abrazaba una almohada, estaba convencido de que no pegaría el ojo en toda la noche sabiendo que su hijo no se encontraba bien. Yumiko había trasladado sus cosas a la sala para acompañar a su madre, ahí terminaría su manuscrito. De algún modo ver a su hija dibujar lo tranquilizaba.
Ambos estaban en silencio mientras el tiempo pasaba, hasta que escucharon, el sollozo amortiguado y doloroso procedente de la habitación de Jun, sin pensarlo dos veces Takao se levanto del sillón y corrió hacia el cuarto. Al entrar encontró a Jun sentado con las manos sobre sus ojos sollozando y repitiéndose
-no es un sueño, ¿por qué no es un maldito sueño? –el corazón de Takao se estrujo dolorosamente y le importó poco si el menor lo rechazaba, no podía soportar verlo así. Para su sorpresa Jun se aferro aun más a su madre y sollozaba con más fuerza. –no quiero que sea verdad, esto no debería estar pasando
-lo sé mi amor, lo sé pero no podemos volver el tiempo atrás, algo tienes que aprender de esto
-¿y qué es?
-eso solo con el tiempo lo sabrás
-no, necesito la respuesta, porque ya me canse de darle vueltas y no saber cuál es. Quiero una explicación…
-es que no la conozco… tienes que avanzar para llegar a ella.
Jun se separó de su madre, Takao estaba también llorando y no tuvo palabras al ver cuanta tristeza había en los ojos de Jun, sin embargo casi al instante un cambio se produjo, algo se volvió frio y dolido
-todo mundo habla de lo que tienes que hacer cuando cumples un sueño, pero nadie te dice que hacer cuando un sueño se destroza –dejo escapar un pesado suspiro –ja ¿sabes qué? Olvídalo, esto es demasiado fastidioso, ya no me importa, tampoco me interesa cual sea la lección de todo esto. Ya no hay manera que lo consiga, el resto da lo mismo.
Sus palabras eran duras, frías y cargadas de algo parecido a la apatía, tanto Yumiko parada en la puerta, como Takao sentado en el borde de la cama, parpadearon. Eso no lo habían visto venir. Algo en sus corazones dolía, no querían escuchar palabras tan tristes salir de la boca de Jun pero aun flotaban en la habitación y comprendían que todo aquello era un golpe demasiado fuerte para superarse en una noche, por más fuerte que fuera Jun.