El viaje de regreso a casa no era tan largo pero en ese momento se volvió eterno, Miyuki solo veía por la ventana mientras empezaba a repasar el juego, Kiyoshi pasaba la mirada de Makoto a su hijo y de regreso. Cada vez que se encontraba con la mirada de Hanamiya, este fruncía el seño como esperando que el más alto le reclamara algo pero Teppei no tenía esa intensión, solo se aseguraba del estado de ambos.
Cuando por fin llegaron a casa, Miyuki salió del carro y no espero a sus padres. A pesar de tener tiempo sin visitar su casa se movió como si esa misma mañana hubiera salido. Se dirigió a su habitación, no tenía ganas de enfrentar a sus padres. Kiyoshi lo siguió con la mirada desde la puerta del auto, Hanamiya hizo lo mismo mientras estrechaba los ojos y chasqueaba la lengua
-es un malcriado –Kiyoshi sonrió con dulzura –no pongas esa cara de bobo, habla con tu hijo –También el otro entro a la casa con la atenta mirada de Teppei.
Aun cuando Hanamiya actuaba con frialdad, estaba preocupada por su pequeño, bueno hacía tiempo que ya no se comportaba como uno. Era la segunda vez que Mei lo derrotaba y conocía lo suficiente a su hijo para saber que no demostraría lo que sentía frente a sus compañeros, el no era de esa personas. Por eso había decidido traerlo a casa, si estando ahí, en su hogar le resultaba difícil demostrar lo que sentía, ahora en el colegio le sería imposible. Pensaba prepararle su comida favorita y tal vez hablar con él cuando ya no estuviera tan molesto por haberlo traído a casa.
Después de un tiempo razonable y de que la cena estuviera casi lista Teppei subió a la habitación de su Miyuki. No le sorprendió encontrarlo frente a su televisor, repasando el partido. Estaba tan concentrado que no lo escucho entrar, estaba serio, apretaba uno de sus puños y se mordía ligeramente el pulgar mientras veía pasar frente a él las jugadas
-¿no crees que es un poco duro lo que estás haciendo? No han pasado ni tres horas desde que sucedió el juego –Miyuki se sobresalto ligeramente antes de dirigir su mirada a su padre, que como siempre le dedicaba una sonrisa.
-necesito hacer esto…
-no lo creo. Necesitas descansar y despejar tu mente.
-yo estoy bien papá, no sé porque…
-tu madre se preocupa por ti. Tal vez no te lo dice tan directamente pero ha preparado tu comida favorita. Complácelo ¿quieres? Después si deseas quedarte todo el día encerrado aquí no pondré objeción aunque bien podrías ver a Kuramochi, después de todo Riko también lo obligo a regresar. O jugar un poco de basket con tu padre, es una sugerencia –la sonrisa burlona tan típica de Miyuki por fin apareció
-sabes que no soy bueno en el basket, ¿no creo que sea muy sano dos derrotas el mismo día?
Kiyoshi no pudo evitar soltar una carcajada limpia y revolver el cabello de su hijo mientras le daba un abrazo.
En la cena volvía a reinar el silencio, era cierto que Miyuki estaba de mejor humor pero el ambiente aun estaba un poco tenso. Cuando terminaron de comer Kiyoshi se disculpo para dejar a los otros dos un momento a solas. Ninguno de los dos hablaron por unos instantes, fue Miyuki el que rompió el silencio
-la comida estuvo deliciosa aunque no tenias porque molestarte, tampoco hacía falta que volviera a casa, estoy bien
-¡ja! eso dice lo a tu padre, que se cree todo lo que le dices pero a mí no me engañas –Miyuki frunció el seño –te conozco mejor que nadie mocoso y se a la perfección que te lo estas guardando. Todos lloraron menos tu, y no estoy diciendo que quiera verte llorar pero no es la primera vez que ese mocoso Akashi les gana y ni creas que se me ha olvidado lo que te dijo antes de que entraras a Seido ¡él y su padre son igual de arrogantes! –Esta vez Miyuki no pudo evitar soltar una carcajada, su madre no solía ser como el resto de las madres pero al final siempre terminaba sacando a relucir su lado de mamá gallina –no le veo la gracia –usaba su tono más serio pero en los ojos de Makoto se reflejaba el alivio.
-la verdad si me molesta que Mei nos volviera a ganar y que los de tercero no pudieran cumplir su sueño pero no puedo quedarme estancado ahí, ¿no crees? Necesitamos ver al frente para solucionar los vacios que los de tercero van a dejar –la mirada analítica de Makoto solo duro unos instantes
-supongo que tienes razón, tan inteligente como tu madre. Pero sigo creyendo que lo mejor era que regresaras, tiene tiempo que no venias y te ibas a quedar solo en la escuela –guardo silencio midiendo sus siguientes palabras -¿sabes que conmigo no tienes que fingir, verdad?
Miyuki contemplo a su madre, odiaba preocuparlo. Era cierto que con el no hacía falta disimular, además mientras veía la repetición del juego un nudo en la garganta se le había formado y en ese momento las lagrimas amenazaban por salir. Makoto lo noto, se puso de pie y envolvió en un cálido abrazo a su hijo, ocultando su rostro para que pudiera soltar lo que le apretaba el pecho. Lo sintió temblar ligeramente.
Mientras acariciaba sus cabellos no pudo evitar recordar cuando el cátcher era tan solo un pequeño…