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Demencial Cordura por Verdadero98

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Gracias por los comentarios en el capítulo anterior, en verdad me animaron mucho.


DEMENCIAL CORDURA


CAPÍTULO 20


Natsuki abre los ojos y emite un pequeño gruñido, después intenta alzar el torso pero cesa el intento porque el cuerpo le pesa demasiado. Al volver a recortarse siente otra presencia cerca, así que gira la cabeza para confirmar su sospecha, y entonces cree que lo que ve es parte de sus alucinaciones, sin embargo, a los pocos segundos se da cuenta de que no está alucinando.


Ahí, a su lado, se encuentra Shizuru, durmiendo con expresión tranquila. No lo admite, talvez ni siquiera es consciente del hecho, pero le agrada mucho que su psiquiatra sea capaz de conciliar el sueño en su presencia.


Frunce el ceño.


Sabe que la castaña está reviviendo sus emociones con su mera existencia, y a cambio, le está robando el sentido común sin proponérselo.


No entiende que les sucede.


Es consciente de su habilidad para manipular a las personas, pero no ha hecho nada para manipular a su psiquiatra, y aun así se afectan entre sí de esa manera tan descomunal.


Incluso le es difícil saber quién influye más en la otra.


Y eso está desquiciando a sus demonios.


Sin embargo, no le importa lo que digan esas voces, no le importan sus gritos de locura ni sus exigencias homicidas.


Quiere seguir adelante con lo que sea que tiene con Shizuru.


Porque no es tan malo sentir si es la castaña quien le provoca mil y una sensaciones.


Observa que su acompañante comienza a removerse en las sabanas, señal de que despertará pronto; con un movimiento lento, estira el brazo para tocar el rostro de la otra, delinea su mentón con la punta de los dedos, fascinada con la suavidad de su piel, y se sorprende al ver que su frío tacto, lejos de incomodarle, le roba una sonrisa a Shizuru, aun estando dormida.


Sí, si es por ella, no está mal volver a tener sentimientos.


Cuando la castaña despierta se topa con la mirada esmeralda viéndole fijamente. Reconoce ese fuerte brillo posesivo, los ojos de su paciente gritan que le pertenece, y eso le hace preguntarse desde que momento Natsuki le considera suya.


No le busca lógica, sabe no la hay. Si Natsuki piensa que le pertenece, no hay poder humano capaz de contradecirle.


Una chispa de placer hace cosquillas en su pecho.


Está mal, todo eso está mal, horriblemente mal según su moral, pero se siente demasiado bien como para echarse atrás.


Le gusta mucho la intensa mirada de su paciente.


SUYA.


Si, ella también puede ser posesiva y ahora mismo declara que Natsuki le pertenece.


Shizuru decide romper el silencio.


-¿Cómo estas?-. Se quedó hasta tarde cuidando de la oji-verde, había vuelto a darle fiebre.


Kruger nota las ojeras de su psiquiatra y de inmediato comprende el motivo. -Me pesa el cuerpo-. Contesta con voz ronca, desconcertada por esa diminuta sensación de preocupación en su pecho.


No entiende que está preocupada por la falta de descanso de Shizuru.


-Es normal por cómo te dejaron-. Le recuerda. -Otro, en tus condiciones, ya estaría muerto-. Las facciones de Natsuki se tensan revelando molestia, la castaña se maravilla al confirmar que cada vez presencia más expresiones en su paciente. Quiere ser la única con tal privilegio.


Una chispa homicida relampaguea en su mirada. -Kanzaki pagará-. Y luego se apaga, como si nunca hubiese estado ahí.


Shizuru se levanta de la cama, dispuesta a hacer algo de comer para ambas. -Dime Natsuki-. Le mira con una intensidad abrumadora. -Si pudieras elegir, que tomarías. ¿Tu venganza o tu libertad?-.


-Mi libertad-. Responde de inmediato.


-Perfecto.- Por primera vez es la sonrisa de Shizuru la que inquieta a Natsuki.




CON MIKOTO Y MAI


-Mikoto, ¿Hay algún empleado nuevo en Garderobe?-. La doctora verifica tener todo lo que necesita en su maletín. Es momento de ir a revisar el estado de Natsuki.


-Sí, tenemos un nuevo guardia-. Mikoto asimiló con amargura el pasado de su esposa, Mai le contó como conoció a la oji-verde y el porque se siente agradecida con ella, solo que no dijo el nombre del chico que la molestaba.


-¿Cómo se llama?-. Quiere creer que no tienen tan mala suerte.


-Reito Kanzaki-. Y entonces Mikoto entiende. -No…


-Sí-. La sangre huye del rostro de Mai. -Es él-. Mikoto le abraza.


-¿Qué rayos esta pasando?-. Si su esposa confía en esa mujer…


-Creo que continuara…-. Es difícil lidiar con el panorama. -La historia que quedó pendiente hace 12 años-. Tiene que confiar también.


Porque ahora que sabe lo que ocurrió se detonan dos cosas en su interior: La primera es un fuerte odio hacía Reito, la segunda, el impulso de querer ayudar a Natsuki.


Así, Mikoto Minagi queda irremediablemente ligada a la historia más perturbadora de Garderobe.




EN LA OFICINA DE NAGI


-¡Tienes que devolverle al K-17!-. Reito está histérico. -¡No debe salir de ahí!-.


-Pareces una copia de Takeda-. Nagi masajea su siente, los gritos del guardia son estresantes. -Si Kruger quisiera matarnos, ya estaría aquí-. En el fondo no lo cree, sabe que si lo quieren muerto pero para él Natsuki es solo una chica desquiciada.


-¡Ella no debe ver la luz!-. En su cara se refleja un enojo carente de sentido.


Nagi da un sorbo a su café. Kanzaki oculta algo y el director lo sabe. -Dime, ¿Por qué tan asustado de Kruger?-. En Garderobe todos tienen secretos y es peligroso que se mezclen.


-¡NO ESTOY ASUSTADO!-. Su cuerpo dice lo contrario. Tiene lo músculos tensos, la piel bañada en sudor y una mirada llena de pánico. Sin la ventaja de que Natsuki este encerrada y con camisa de fuerza, siente que la muerte le respira en la nuca.


-Hare como que te creo-. Ya que le conviene. -Kruger es responsabilidad de la psiquiatra Viola, y desde que le atiende nuestra demente no ha hecho nada-.


-¡Eso no es…


-Shizuru Viola es nuestra mejor garantía-. Tendría que ser idiota para no darse cuenta.


-¡Sacó a esa loca de su confinamiento!-. Le falta poco para jalarse el cabello. -¡Debe reprender a Viola!-.


-No planeo hacer enojar a esa mujer-. De por sí ya está en la mira de Shizuru. No quiere más líos de los que puede manejar. -Menos aun por un guardia incapaz de controlarse-. Comienza a ver que contratar a Reito fue un error en su jugada.


Con aquel golpe directo a su orgullo, logra dejar de gritar. -Te arrepentirás de dejarle salir-. Suspira. -No la tomas en serio-. El rencor es palpable.


Levemente enojado Nagi se pone de pie. -No tomaré consejos de alguien como tú-.


-¡No juegues conmigo Nagi!-.


-¡Tú no me retes a mí, Kanzaki!-. Su voz es fría. -Porque saldrás perdiendo-. Su seguridad aplasta la del otro.


-¡Tú no sabes nada!-. No lo despide porque aún le es útil.


-Te equivocas Kanzaki-. Disfruta lo que va a decirle. Con malicia, lo susurra. -Sé que fuiste tú quien ataco a Kruger-. Reito se pone pálido.


Le es útil porque ambos quieren deshacerse de la oji-verde


Después de todo, fue Nagi quien liberó a Nao durante el apagón, para que se encontrará con Natsuki.




EN EL B-15


Nao tiene una gran sonrisa en su rostro, desde su pelea con Kruger parece bastante feliz, probablemente se debe a que para ella todo eso fue un juego, un juego en el cual pierde quien muere primero, y como ninguna ha muerto el juego continúa.


No le gustan los metiches, así que sus labios permanecieron sellados cuando Mikoto intentó hablar con ella, sin embargo, la psiquiatra unió cabos por sí misma.


Por otro lado, solo ella sabe que el Director está involucrado en esa mierda, pero le importa un bledo el hecho, ese tipo tiene un aroma que los psicópatas pueden oler fácilmente: miedo. Y no le interesan los miedosos, ellos nunca saben jugar bien, son frágiles, inútiles.


Por eso le causa felicidad haber encontrado a alguien con quien jugar.


Antes tenía un deseo, pero ahora tiene tres:


1-. Fuego, que todo arda.


2-. Terminar el juego con Natsuki.


3-. Matar a Shizuru.


Sí, le consumen las ansias por querer matar a la castaña, quiere escucharle gritar mientras le quema viva, es un deseo irracional e incontrolable. Desde el momento en el cual vio la mirada carmín deseó apagarle, porque la castaña no huele a miedo y por ello automáticamente ha quedado atrapada en su juego. Iba a ser una jugadora secundaria hasta que Natsuki pronunció aquellas palabras.


"Ella no juega"


Siempre es mejor ganarle a alguien cuando esa persona tiene algo que perder.


Sonríe sádicamente.




CON SHIZURU Y NATSUKI


-Puedes confiar en Mai-. Shizuru no le ha dicho lo que planea, pero puede sentir por donde va la cosa, y sabe que no podrá sola. -Ella confía en mí-.


-Si tú confías en ella, lo haré-. Han comenzado un juego de confianza ciega. -A Mai la conoces, pero a Mikoto no y le sigue cual sombra-. Deben afrontar que hay más personas involucradas.


-Ellas están juntas-. Ante la mueca de duda se explica mejor. -Su aroma esta mezclado-. No sabe cómo llaman a su relación, pero de que la tienen, la tienen.


-Esperemos tener suerte entonces-. Una sombra cruza por sus ojos.


-Yo no necesito suerte-. Nunca la ha necesitado.


Son interrumpidas cuando alguien toca a la puerta. -Psiquiatra Viola-. La mirada de Natsuki se oscurece. -Soy el Director-. Tensa la mandíbula, no quiere compartir a Shizuru. -Abra-.


-Tranquila-. Le susurra. -Finge que duermes-.


Natsuki relaja su respiración y cierra los ojos, de verdad parece dormida y la castaña se pregunta cuantas veces ha hecho eso mismo.


Con expresión serena, se levanta de la cama, abre la puerta y sale del cuarto. Nagi le recibe con una sonrisa un poco altanera. -¿En qué puedo ayudarle, Director?-.


-Vengo a verificar porque Kruger no ha regresado a su cuarto-. Mantiene las manos en los bolsillos. -Sabrá comprender la situación-. Sus palabras son casuales, pero la forma en que mira a la psiquiatra deja las cosas claras.


-Su estado no le permite ser trasladada-. Responde con palabras frías. -Esta tan herida que ni siquiera puede ponerse de pie-. Los ojos de Nagi brillan intrigados.


-El que se quede en su habitación puede ser algo riesgoso-. Shizuru alza una ceja.


-Director, ¿En serio viene a decirme eso ahora?-. Su postura se vuelve rígida-. Creo que si Kruger no me daño antes, no lo hará ahora-. Las ojeras de su rostro llaman la atención del Director, ella se da cuenta. -Esta tan mal que tuve que pasar la noche atendiéndole-. Deja que en sus palabras se note el cansancio.


-¿No durmió por atender a una loca?-. Interroga, le parece una situación bastante interesante.


-No dormí por atender a mi paciente-. Corrige. Claro que durmió. Poco, pero lo hizo. Sin embargo, una mentira más no hace la diferencia.


-Necesito ver a su paciente para poder juzgar si es o no trasladada-. El fantasma de una sonrisa aparece en los ojos carmín.


-¿Seguro? Tengo entendido que todos quieren mantenerse apartados-. Su tono tiene un matiz burlón.


-Es necesario-. Ignora la burla.


-De acuerdo, pero sea silencioso-. Pasa la tarjeta por la cerradura electrónica. -Kruger está durmiendo-.


"Dejas que esa mujer te diga que hacer…"


"Dejo que cuide de mí."


"¿Desde cuándo necesitas que te cuiden?"


"No lo necesito."


"¿Entonces"


"Apártense de mis asuntos."


"Son nuestros asuntos Natsuki…"


"Cállense."


Nagi no puede ocultar su asombro. Ver a la oji-verde en ese estado le roba el aliento. Las vendas cubren grandes porciones de piel y aun así puede ver los tonos oscuros de los hematomas; las plantas de sus pies dejan en claro que literalmente no puede pararse; su rostro inflamado dice a gritos que le pegaron demasiado duro; su hombro vendado declara que ese brazo es inútil por el momento; y respira de un modo que dice es muy doloroso hacerlo. Le mire por donde le mire, no debe mover a Kruger.


-Dígame Director, ¿Aun piensa trasladarle?-. La pregunta es seca, encierra acides.


-No-. Ahora de verdad está enojado con Reito. -Tiene razón, su estado impide trasladarla-. Aprieta los puños hasta tornar sus nudillos blancos.


-¿Permitirá que se quede aquí?-. Tensa la mandíbula. Detesta saber que la castaña le gano esta jugada por culpa de Kanzaki.


-Kruger tiene autorización para quedarse en su habitación-.


-Gracias por su comprensión-. Su sarcasmo da de lleno contra el hombre.


-Recuerde que es su responsabilidad-. Lo dice como si deseara que pase una tragedia solo para poder culparle.


-Siempre lo tengo en mente-.


Con esto, Nagi se retira. Una vez a solas Natsuki se incorpora.




Treinta minutos después, Mai y Mikoto llegan a la habitación. Aprovechando la visita, Shizuru se aparta del reducido grupo, toma su celular y hace una llamada que puede ser su carta de triunfo si sabe jugarla. Cuando el tono suena, siente una punzada de nervios en el estómago, la última vez que habló con ellos no fue una experiencia exactamente agradable. El primer intento no funciona, así que vuelve a marcar, al segundo tono la línea contraria contesta.


-Shizuru-. Había olvidado que su nombre puede sonar tan seco.


-Padre-. Responde con el mismo "afecto".


-¿A qué se debe tu llamada?-.


-Querías que trabajara para ti, ¿Aun lo quieres? -.


-Necesito que lo hagas, pero preferiste estudiar psiquiatría-. Su voz contiene cierta amargura.


-Quiero ofrecerte un trato-. Logra despertar el interés de su padre.


-Habla-. A fin de cuentas, es un hombre de negocios.


-Trabajaré contigo si tú me haces un favor-. Él entrecierra los ojos.


-Odias nuestra empresa, debe ser un favor enorme-. El detalle es que está dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de traer a su heredera de vuelta.


-Ni te lo imaginas-. Shizuru sonríe porque sabe que lo ha conseguido.


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