Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Demencial Cordura por Verdadero98

[Reviews - 57]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

DEMENCIAL CORDURA


CAPÍTULO 23


Ha llegado el momento de que Natsuki regrese al K-17. Su cuerpo está completamente recuperado y siente su fuerza más renovada que nunca, pero se muestra endeble ante cualquiera que no es su psiquiatra, para mantener su ventaja.


Unos minutos antes de su transferencia, contempla a Shizuru, sigue sin entender que esa constante punzada en sus entrañas, es una sincera y creciente preocupación por ella, porque desde el día en que recuperaron su carpeta, no ha dejado de sentir que algo les acecha.


Normalmente no le importaría verse frente al peligro, depredador contra depredador, sin embargo, han cambiado las reglas del juego, en su situación actual no puede darse el lujo de correr riesgos a la ligera, sabe que con todo lo que haga, sin importar cuál sea su acción, terminará arrastrando consigo a la castaña, y no quiere que nadie le de caza a Shizuru, a SU Shizuru.


No quiere que nadie insinúe dañarle.


No quiere que nadie les aparte.


No quiere que nadie más le toque.


Si alguien le toca, sin su consentimiento, tendrá que cortarle las manos.


Tendrá que dejar bien claro que Shizuru es solo suya.


Su mirada se endurece y su psiquiatra lo nota. -No estarás ahí mucho tiempo-. Le dice acariciando su brazo. -Lo prometo, Natsuki-. Kruger toma la mano de Shizuru, complacida de que su frío tacto no le incomode, gustosa de que sus ásperos dedos puedan acoplarse a los suaves de ella.


No se complementan, porque cada una ya está completa por su cuenta.


Juntas crean algo nuevo, algo único, algo que emite locura y a la vez parece tan natural como la vida misma.


Da un ligero apretón a la mano contraria. -Lo sé-. Sabe que su psiquiatra hará lo que sea por sacarle de ese sitio tan inhumano. Ve a los ojos carmín y puede sentir que es la única mirada que no le miente. Sostiene su mano y sabe que es la única mujer que necesita, la única presencia que le reconforta.


Tras un intercambió de miradas, salen de la habitación de Shizuru. Va vestida con playera, pantalón y tenis blancos, la camisa de fuerza se la pondrán hasta que estén en su destino.


O eso planeaban, porque con solo unos segundos en el pasillo, Kruger lo siente en el aire: el infierno va a desatarse.


Pero ella es un demonio y le abrirá paso a Shizuru entre el fuego.




Nagi se ha dado cuenta de que le falta cierto expediente, esto le enfurece, porque sin el no puede enviar a Kruger a otro manicomio, como venía planeando las últimas semanas.


Aprieta los puños, le ha dado mil vueltas al asunto y sigue sin entenderlo, ¿Cómo? ¿Cuándo? Los últimos días ha estado saliendo mucho de Garderobe, pero ya checó todas las grabaciones ¡Y no hay nada! Además… ¿Quiénes? Porque obviamente sospecha de Viola, pero eso no pudo hacerlo una sola persona, y tampoco puede confrontarle ya que si se equivoca y abre la boca le habrá revelado la existencia de ese historial que ha escondido tanto tiempo.


Maldice mentalmente.


Pero ya tiene otro plan.


Si no puede enviarle a otro manicomio.


Tendrá que deshacerse de ella, a cualquier precio.


Aunque tenga que llevarse de encuentro a terceros.


Saca un pequeño pero complejo control remoto de su bolsillo, presiona un botón y con ello las cámaras de Garderobe comienzan a fallar, a su conveniencia.


Se dirige al cuarto B-15, con un sedante, una gran maleta e intenciones nada inocentes. Es el bloque más aislado, solo van ahí para lo absolutamente necesario, por eso nadie le ve cometiendo esa locura.


Porque sí, es una verdadera locura.


Pero bien dicen los rumores que en Garderobe no hay ni un solo cuerdo.


Pasa su tarjeta maestra por la cerradura, abre la puerta y se topa con una Nao bastante malhumorada. La chica, molesta por solo dios sabe que, se abalanza contra Nagi, no obstante, él ya lo veía venir y le inyecta el sedante en el cuello. La pelirroja se derrumba de inmediato pero no tardará mucho en levantarse.


Rápido, procede a quitarle la camisa de fuerza. Después le coloca la maleta justo enfrente, con una nota impresa que dice: Ve por Kruger.


Sale del B-15 con una sonrisa retorcida.


Y cuando está en su oficina, a salvo, presiona otro botón.


Las luces de Garderobe comienzan a parpadear.




Shizuru suelta una maldición al ver parpadear las luces, en el fondo está segura de que no es una coincidencia que ocurra justo es ese momento. Solo alcanza a tocar su celular en su bolsillo antes de que todo Garderobe vuelva a quedar sumido en penumbras.


El silencio que predomina en el ambiente es más perturbador que los usuales gritos.


Rápida, saca su celular para usar la linterna de este, pero cuando enciende la pantalla la fría mano de Natsuki le cubre. -Apágalo-. Le susurra en el oído. -Ellos podrían verlo-. Su murmulló le eriza la piel a Shizuru.


Obediente, guarda su móvil. -¿Ellos?-. Y en medio de la oscuridad, puede sentir como Natsuki camina a su alrededor, hasta que hace una pausa, colocándose detrás de ella.


-Los que saldrán de sus cuartos-. Puede sentirlo, este día, no será la única deambulando en los pasillos.


-¿Y qué haremos?-. Su curiosidad le lleva a querer saber que planea su paciente. No siente miedo alguno, porque mientras los empleados de Garderobe bloquean sus puertas, aterrorizados de lo que pueda salir a los pasillos, ella ya se encuentra con el depredador supremo, y se siente segura a su lado.


-Seré tus ojos-. El aliento de la oji-verde a veces roza su oído, a veces su cuello, de repente su mejilla, no se queda quieta.


-¿Puedes ver en la oscuridad?-. A estas alturas, eso no le sorprendería.


-Puedo sentir-. No necesita ver.


Coge la mano de su psiquiatra. -Confía en mí, Shizuru-. Y la castaña se deja guiar.


Los gritos comienzan a escucharse conforme avanzan por los pasillos, sin embargo, los gritos son mejores que las carcajadas demenciales que llegan a oírse de repente. Cuando Kruger está lo suficientemente cerca, callan de golpe, aterrados de su presencia, temerosos de esa aura homicida que desprende en todas direcciones. Shizuru no llega a verlos, pero Natsuki sí que les siente cuando pasan justo por los costados de esos locos.


Uno de ellos comete el error de alzar la mano en su dirección, fue solo una coincidencia, pero a Kruger no le importa el motivo, solo la acción. Toma la mano del susodicho, quien inmediatamente intenta zafarse, desesperado ante su frío tacto, en silencio, mientras él grita con dolor, Kruger aplica presión, hasta hacer crujir los dedos del desgraciado.


Le deja ir después de eso, segura de que ha sido suficiente.


-¿Qué ha sido eso?-. Susurra Shizuru.


-Nada-. Contesta, porque en verdad ese pequeño acto ha sido algo insignificante para ella.




Mikoto y Mai están metidas en el lío de que carecen de linterna, sus celulares están descargados y no tienen un guía como Shizuru. La doctora intenta mantenerse serena, total, es solo un apagón, se repite; por otra parte, la psiquiatra sí está preocupada, porque esto no debería estar ocurriendo y ahora no tiene nada para defenderse, evita decir sus pensamientos en voz alta para no alterar a su esposa.


Podría moverse a ciegas, después de seis años trabajando ahí, conoce Garderobe como la palma de su mano, el problema es que desconoce que les estaría esperando al doblar en cada esquina.


De repente, la luz fantasmal de una de las linternas de Garderobe les alumbra.


-Que coincidencia-. El tono es burlón, casi infantil.


-Kanzaki-. Mikoto habla más bajo, consciente de que no deben de hacer nada que pueda atraer la atención hacia ellos.


Mai ve a Reito con desagrado, prácticamente asco, porque en verdad le repugna su presencia. Está segura de que todo lo sucedido es en gran parte su culpa. -Ahora sí me dirás, ¿Qué haces aquí?-.


-Eso no es asunto tuyo, Kanzaki-. Responde en un tono bajo, como su esposa.


-¡Contéstame perra!-. Se acerca dos pasos.


-No le hables así- Interviene Mikoto, molesta.


-No te metas Minagi-. Le dice creyendo que la psiquiatra no tiene motivo alguno para interferir. -Ella no debería estar en Garderobe-. Señala con acusación a Mai, quien sonríe amargamente.


-¿Acaso escondes algo, Kanzaki?-. La tensión en el ambiente crece a pasos agigantados.


Él frunce el ceño, enojado. -¿Qué haces aquí?-. Repite, con una especie de odio carente de razones. -Contesta, ¡YA!-. Se acerca e intenta golpear a Mai, sin embargo, Mikoto se atraviesa e impide el golpe empujándolo.


-Deja de gritar, imbécil-. Se queda parada entre el guardia y la doctora, fulminándolo con la mirada por ser tan imprudente.


Furioso, Reito saca de su cinturón un revolver y señala con el a la psiquiatra, quizá no tiene la mejor puntería, no obstante, solo les separa medio metro.


-Deja de vivir en el pasado Kanzaki-. Dice Mai, le aterra que apunten a Mikoto con esa pistola, sobre todo porque ve el dedo tembloroso de Reito en el gatillo.


-¿No te has dado cuenta, Tokiha?-. Sonríe petulante. -¡Es el pasado quien vive en nosotros!-.


-Baja el arma-. Dice Mikoto, con voz serena, aunque el corazón le late demasiado rápido.


-¡Cállate Minagi!-. Aprieta el gatillo, disparándole a Mikoto en el muslo derecho. Ella intenta suprimir su grito, pero es inútil. No cae al suelo porque Mai alcanza a sujetarle.


Reito vuelve a alzar la pistola, dispuesto a cometer una locura.


Pero entonces Shizuru y Natsuki aparecen a sus espaldas.


Antes de que Kanzaki pueda tan siquiera voltearse, Kruger lo golpea en la cabeza con la fuerza necesaria para hacerlo desmayarse.


-Grito demasiado-. Su voz suena neutral, pero en sus ojos hay un leve destello de enojo. No va a matarlo ahora, no, lo que quiere hacerle es mucho, mucho peor. -Vendrán-.


-Gracias Nat-. Ya ha perdido la cuenta de cuantas veces la oji-verde le ha salvado de Reito.


-Vine porque ella gritó-. Señala a Mikoto, mientras que Mai le ayuda a sentarse, para poder hacerle un torniquete en la pierna. Por fortuna la bala salió del otro lado y ahora solo debe preocuparse de detener la hemorragia.


-¿Por qué?-. Pregunta Minagi, completamente extrañada de que la demente de Garderobe fuese en su auxilio después de que un guardia de seguridad le disparó.


-Porque eres importante para Mai-. La mirada esmeralda contempla a la doctora con afecto, ese raro, inusual y bizarro afecto que le profesa desde que son unas niñas.


De la nada, comienza a escucharse una risa que delata locura, son carcajadas enfermizas, sombrías, casi anti naturales. De las cuatro, solo Shizuru reconoce a la culpable, pero no alcanza a decir su nombre, porque desde la penetrante oscuridad, sale disparada una potente llamarada.


El fuego va directo a ella, no obstante, Natsuki le jala quitándole del camino, sin embargo, ambas tardaron demasiado, y el fuego alcanza a quemar el brazo izquierdo de Shizuru, desde la muñeca hasta el codo.


Su grito resuena en ese pasillo y en todos los cercanos.


Es un grito de agonía pura.


Pero donde realmente suena horrible es en la mente de Natsuki.


Ve las lágrimas en los ojos carmín.


Ve la atroz quemadura en esa suave piel.


Entonces, sus ojos se llenan de locura.


Algo estalla en su interior, sus demonios rugen como no lo han hecho desde hace mucho tiempo, enfurecidos a niveles descontrolados.


Y se lanza contra Nao aunque esta lleva consigo un lanzallamas.


-¡Natsuki!-. Grita la castaña.


Mai intenta socorrer a Shizuru, porque su quemadura se ve realmente grave. -¿Qué demonios hace Nao aquí?-.


Se escuchan las carcajadas de Nao y los gruñidos de Natsuki.


-¿Cómo… conoces a Nao?-. Pregunta Mikoto, a quien la pérdida de sangre le está sentando muy mal.


-Iba a nuestra escuela-. Piensa en la locura que es que también esa chica este en Garderobe. Sabe que nunca se llevó bien con la oji-verde, tuvieron más de un roce cuando eran niñas, pero esto es… una pesadilla. -Hasta que un día incendió el instituto y desapareció-.


-Entonces ya sabes donde terminó-. A Minagi tampoco le gusta la situación. -Mi paciente quiere matarnos-. Murmura con pesimismo.


-Creo que…-. La adrenalina del momento le ayuda a contrarrestar su dolor. -Mi paciente matará a la tuya-. Aprieta los dientes, Mai está haciendo lo que puede para auxiliarle.


-Ojalá, o podemos darnos por muertas-. Jadea, es horrible desangrarse.


Shizuru se sienta al lado de Mikoto. Y entonces… -Oh mierda-. Le llega el aroma de la gasolina.




Natsuki esquiva las llamaradas, sin embargo, estas impactan de lleno contra la gasolina que hay en el suelo. El fuego ilumina sus rostros a momentos, a Nao le divierte la mueca furiosa en la cara de la otra. La oji-verde intenta llegar a ella para destrozarle, arremete guiada por una rabia incomparable, pero ese lanzallamas crea una barrera impenetrable.


-¡Voy a carbonizarla viva!-. Vocifera en medio de sus carcajadas.


Kruger no le responde con palabras, suelta un gruñido capaz de desgarrarle la garganta.


"¡Destrózale! ¡Destrózale! ¡Destrózale!" Gritan desenfrenados sus demonios.


"¡Mátale! ¡Mátale! ¡Mátale!" Lo exigen furiosos, iracundos, desesperados…


"¡Dañó a nuestra Shizuru!" El riesgo de perder a la castaña ha hecho que sus demonios cambien de opinión drásticamente.


"¡No puedes perderla!" Se han dado cuenta de que…


"¡NO PODEMOS PERDERLA!" También ellos quieren a aferrarse a ella, también se han vuelto adictos, también necesitan a Shizuru, porque a final de cuentas, son parte de Natsuki.


-¡Suplicará que la mate!-. Kruger salta a través de una cortina de fuego, aterriza detrás de ella y le arrebata el maldito lanzallamas, pero el objeto se descontrola unos segundos, lanzando fuego en todas direcciones, la gasolina que seguía intacta comienza a arder.


-¡Devuélvemelo!-. Grita enojada porque le han quitado su juguete. La oji-verde le pega una patada que le arroja al fuego más cercano, después avienta el lanzallamas lejos, al área que aún es una completa penumbra.


"¡MÁTALE! ¡MÁTALE! ¡MÁTALE!" Es de esas escasas ocasiones en que concuerda con ellos.


Piensa en la cara de dolor de Shizuru y aumenta su rabia.


Nao sale de entre las llamas, palmea el fuego en su ropa para apagarle, como si fuese cosa de nada, y le da una sonrisa llena de locura a Natsuki.


Kruger se abalanza contra ella, de frente, directa. La pelirroja le pega un puñetazo en la mandíbula, tan fuerte que saborea su propia sangre, pero ni siquiera lo siente, está sumida en su propia demencia


Se la quita de encima con un codazo que le tira un diente, después le pega un puñetazo desde abajo, justo en el diafragma. El impacto, además de robarle el aire, le tira al suelo.


Natsuki no piensa en torturas.


Sus deseos están tan fusionados con los de sus voces que solo piensa en matarle.


Matarle y eliminar el peligro que amenaza a su Shizuru.


Alza su pie y lo deja caer en un pisotón que planeaba destrozarle el cráneo a Nao, no obstante, la pelirroja atraviesa sus brazos en forma de cruz, frente a su cara, así que lo que cruje en su brazo izquierdo. Grita y después suelta una carcajada, le encanta que Natsuki no se limite a la hora de "jugar."


Esa risa enfermiza molesta aún más a la oji-verde.


Aun con un brazo inútil, Nao se las apaña para oponerse al depredador con el cual pelea.


Intercambian golpes, patadas, en algún extraño momento Nao rasguña el cuello de Kruger, dejando tres profundas marcas en su costado derecho. Sus figuras danzan al son de la locura en medio del fuego. De repente, se dejan ver ante las otras, cual borrones, fantasmas sedientos de sangre, y luego vuelven a perderse entre las penumbras.


Las carcajadas de Nao son suficiente sonido para atraer a los demás locos que deambulan en los pasillos.


Pero los gruñidos de Natsuki también hacen eco en Garderobe, y esos locos no están tan locos como para meterse con ella.


"¡MÁTALE YA!" Exigen.


Y aunque parecía imposible, el brillo demencial de su mirada aumenta, se desborda, al grado en el cual parece que sus ojos pueden brillar en la oscuridad.


Le rompe el otro brazo.


El grito de Nao le causa un placer enorme, porque esta vez no es seguido de una carcajada.


"¡MÁTALE AHORA!"


Le alza del cuello de su playera, Nao le pega patadas que a otros los derrumbarían, pero Kruger parece de piedra ahora mismo.


La pelirroja entiende que ha perdido, que su contrincante es el depredador de depredadores.


Y entonces, Natsuki le arranca la garganta con una sola dentellada.


La sangre le empapa la parte inferior del rostro, el cuello y rápidamente impregna su playera, que antes era blanca.


Deja caer el cuerpo de Nao.


Sus demonios se quedan callados tras verse complacidos.


Shizuru suspira de alivio al verle salir de entre el fuego, no le asusta la sangre porque sabe que no es de ella, de su Natsuki.


A cada paso que da, la demencia de la mirada de Kruger disminuye, se saca a sí misma de ese estado tan salvaje, se obliga a ser su versión que no puede dañar a la castaña.


Cuando por fin esta parada frente a su psiquiatra, contempla su brazo herido, y Viola se sorprende al ver un destello de tormento en la mirada esmeralda.


-No es tu culpa-.


Es la primera vez que Natsuki Kruger siente culpa por algo, se siente culpable de no haber impedido esa maldita quemadura. Espera el reclamo, la burla inminente de sus demonios, pero esta no llega porque… también ellos se sienten culpables.


-No es tu culpa-. Repite Shizuru, prefiere ver una mirada fría, indiferente e inhumana que esa expresión de tormento en su paciente. -Sigo viva gracias a ti-.


Natsuki alza la mano para tocar el rostro de su psiquiatra, para comprobar que sigue ahí, que aún le tiene consigo, que no está sola de nuevo. Puede perderlo todo y no sentir nada, o así era hasta que la conoció a ella.


Ante la sorprendida mirada de sus acompañantes, así como está, con sus labios aún bañados en sangre, besa a la castaña.


-Te quiero, Shizuru-.


Y ese es el primer te quiero que dice en toda su vida.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).