La música a todo volumen no hacía que fuera fácil comunicarse, aun así no dejaban de pasar alumnos felicitado al capitán y hablando de lo increíble que había sido el partido y en realidad toda la temporada. Nijimura asentía, reía y aceptaba las felicitaciones. Himuro podía ver lo cómodo que se sentía, toda aquella atención no lo incomodaba. Y lo mejor de todo era que a él tampoco le molestaba que lo presentara y le tomara de la mano frente a todos sus amigos. Kyo no dejaba de hacerles burla y molesta a Shuuzo, el cual siempre lo ahuyentaba pero él terminaba regresando con una nueva ronda de tragos. Eso hasta que apareció una linda chica pelirroja que saludo y le sonrió con entusiasmo a Himuro para después llevarse casi a rastras a Kyo, el cual ponía una expresión dramática.
En algún momento terminaron en medio de todos los compañeros que bailaban con la música electrónica a todo volumen. Himuro no sabía si era la música, el poco espacio, el alcohol que ya estaba en su sistema pero deseaba tener a Nijimura aun más cerca, el solo pensamiento lo hizo ruborizarse, agradecía que estuviera lo suficientemente oscuro para no distinguir aquel tono rojizo sobre sus mejillas, aun así parecía que Shuuzo había leído sus pensamientos, se acercó aun mas a él y le susurro en el oído
-¿creo que deberíamos irnos?
La familia de Shuuzo se había trasladado a Kioto, por asuntos del trabajo de su padre, pero habían dejado el apartamento a la disposición de su hijo, aun cuando esté viva en el campus. Sin embargo esa era la oportunidad perfecta para aprovecharlo. Llegaron a al lugar bastante rápido para el gusto de Himuro, Shuuzo lo dejo entrar primero pero en cuanto estuvieron dentro, el mayor se apoderó de los labios de Tatsuya y terminó de cerrar la puerta con la espalda del mismo. El beso estaba lleno de urgencia, de deseos. Himuro podía notar lo mucho que Shuuzo se había contenido, eso solo le decía una cosa, ninguno de los dos estaba lo suficientemente ebrio como para no saber lo que hacían.
Las manos de Nijimura se deslizaban sobre la piel de Tatsuya, el cual arqueaba la espalda y dejaba escapar suaves gemidos. Sus manos también se aferraron a la espalda de Shuuuzo, en definitiva lo quería aun más cerca. Shuuzo sonrió sobre los labios de Himuro, llevo uno de sus brazos a la cintura y lo levanto para conducirlo hacia el interior de la casa, no tenía pensado hacer aquello en la entrada del departamento, tal vez en la sala, pero no en la puerta. Tatsuya entendió a la perfección y se abrazo con las piernas a la cadera de Shuuzo y con sus abrazos a su cuello. Se movieron con torpeza sobretodo porque no dejaron de besarse en el trayecto hasta la habitación más grande.
Lo coloco sobre la cama con delicadeza, un movimiento que no parecía muy acorde a sus previos movimientos. Shuuzo lo miró desde el pie de la cama, se mordió el labio al ver lo atractivo que en ese momento se veía Tatsuya. Tenía las mejillas sonrojadas y su respiración empezaba a ser entrecortada pero su mirada… le falto poco para que se abalanzara sobre él, aquellos ojos grises estaban cargados de deseo y le pedían que continuaran, que no solo lo contemplara, que lo necesitaba más cerca.
Tatsuya trago en seco cuando vio a Nijimura despojarse de su playera, dejando a la vista un cuerpo marcado pero no en exceso, no podía dejar de observarlo. Regreso a la realidad cuando sintió como era despojado también de su playera y de sus pantalones. Después de aquello no había marcha atrás…
Las respiraciones entrecortadas y los suaves gemidos inundaban la habitación, Shuuzo se tomaba su tiempo, la noche era aun larga, repartía caricias en cada centímetro de piel. Realizó un camino de besos que comenzaban en la línea de la mandíbula y terminaba en el ombligo de Himuro y volvía de regreso. Una de sus manos ya se encargaba de aquella zona sensible de Tatsuya que solo lo hacía temblar y sentir ligeras descargas que recorrían todo su cuerpo.
Las manos de Tatsuya se aferraban a la espalda de Shuuzo, el cual ya estaba acomodado entre las piernas del menor, pero aun besaba el cuello del mismo. Los sonoros gemidos y los brazos que se aferraban con más fuerza le decían a Shuuzo que ya no debía seguir tomándose su tiempo, Tatsuya estaba al borde de la locura, deseando tener al ex–capitán dentro suyo. Volvió a besarlo y le susurro mientras le mordía ligeramente el lóbulo
-¿estás listo?
-p-por favor
Shuuzo se sonrió y entro en Tatsuya con sumo cuidado y lentamente. Himuro se aferro aun mas mientras arqueaba la espalda. Aquellas sensaciones que lo recorrían era completamente nuevas para Himuro, no era como si fuera la primera vez que lo hacía pero había algo diferente, algo mucho más fuerte que estaba alejado del simple placer, ¿tal vez esa era la diferencia de tener sexo y hacer el amor? Le sonaba ridículo en su mente pero no podía dar otra explicación, a la cantidad de placer que estaba sintiendo y que rápidamente lo estaban alejándolo de sus pensamientos. Lo único que importaba era que estaba con Shuuzo y que él lo veía con tanta pasión como cuando jugaba basket o incluso con más.
Shuuzo simplemente no podía con lo que veía, si ya consideraba que estaba perdido, ver a Himuro con los ojos entre cerrado inundados de lagrimas pero aun así cargados de deseos de que continuara, con las mejillas sonrojadas, la respiración entrecortada y una ligera capa de sudor sobre su delgado cuerpo, le resultaba perfecto. Definitivamente Himuro Tatsuya era su completa perdición… no creía que le fuera posible dejar de desear y de querer a ese chico.
Unos cuantos movimientos mas y ambos terminaron sintiéndose en el paraíso. Con suma lentitud y con cuidado Shuuzo salió del interior de Himuro y se recostó a su lado, atrayendo al menor hacia su pecho. Se mantuvieron en silencio por algunos minutos mientras sus respiraciones y los latidos de sus corazones se tranquilizaban. Nijimura le aparto el cabello de los ojos y los contemplo por unos instantes antes de depositan un suave beso sobre la frente del mismo. Himuro se removió aun más cerca mientras lo abrazaba con fuerza.
Estar con Shuuzo había sido lo mejor que le había pasado en los últimos meses. No pudo evitar sonreír ante la idea de que lo había encontrado por casualidad en un juego al que había llegado tarde. Tal vez y solo tal vez aquella…
-Tatsuya, ¿es esta la respuesta que estabas buscando? –la suave voz no fue lo que lo hizo levantar la mirada para encontrarse con los ojos del mayor. Era el hecho de que aquella persona podía leerlo a la perfección…