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Abre tus ojos por girlutena

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Notas del capitulo:

sí, sí.

Lo sé T_T me tardé un montón y lo siento T_T

Los altos árboles se encontraban desnudos, mientras el viento soplaba frío y fuerte, el invierno ya había llegado, dejando que la nieve cayera sobre la ciudad, cubriéndola parcialmente de un manto blanco; las mañanas entraban amaneciendo mucho más tarde que de costumbre, mientras que las nubes plomizas opacaban la luz del sol.


Frunció levemente su ceño al sentir como el reflejo del sol caía sobre sus párpados cerrados, escondió su rostro en la almohada, sintiendo un revuelto en su estómago al sentir el varonil aroma de Sasuke, sus manos empezaron a moverse lentamente, mientras que su menudo cuerpo empezaba a removerse entre las enmarañadas sábanas y no pudo evitar soltar un gemido al sentirse abandonado.


El pequeño doncel abrió lentamente sus orbes azules, observando desde la cama, como la nieve se colaba en el balcón y como una pequeña ave se encontraba sobre la desnuda rama del alto árbol, movió suavemente su cabeza para hundirla, nuevamente, en la mullida almohada que solía utilizar el moreno para dormir.


Acarició con sus yemas lentamente la suave tela de seda de la sábana que cubría su cuerpo y abrió sus ojos cuando escuchó como su celular empezaba a vibrar sobre la pequeña mesita de noche, soltó un leve gruñido al destaparse y sentir como el frío calaba rápidamente sus huesos.


Tomó su teléfono celular, observando como el nombre de su padre aparecía en la pantalla, parpadeando con fuerza, aspiró con fuerza todo el aire que cabía en sus pulmones, sin importarles que estos empezaran a arder y deslizó con suavidad su dedo índice por la pantalla.


-Buenos días, Otou-san.


-Namikase Naruto. Te ordeno que regreses en este mismo instante. –La voz de su padre sonaba hastiada y molesta y el menor podía imaginarse el ceño, fuertemente fruncido de su padre, mordió ligeramente su labio inferior.


-Pero Otou-san, no estoy incomodando a Sasuke. –Frunció ligeramente su ceño al escuchar como su voz salía algo dolida, llevó su mirada hacia el lado de la cama, donde había dormido el moreno y sintió como un vacío empezaba a aparecer en su pecho.


-Hijo. –Naruto acostó su espalda sobre las esponjosas almohadas de la cama, hundiendo su cuerpo, cada vez más, en el mullido colchón. Frotó con fuerza sus ojos al sentir como de estos deseaban brotar pocas lágrimas. Odiaba cuando su padre utilizaba una voz conciliadora, odiaba que lo tratara como un niño. –Entiendo lo que sientes, pero recuerda que Sasuke…


-¿Otou-san? –La voz de su padre empezó a escucharse en suaves susurros y no pudo evitar fruncir levemente su ceño, suspiró suavemente, para luego cortar la llamada. Odiaba que su padre se olvidara de él, odiaba que su padre le recordara, cada vez que podía, que él no tenía ninguna oportunidad con el Uchiha.


Giró levemente su rostro, observando como la nieve empezaba a cubrir las ramas desnudas de los altos árboles, se puso de pie lentamente y un escalofríos recorrió el largo de su columna vertebral al sentir el frío tatami en sus pies descalzos, sin importarle mucho el cómo iba vestido, se acercó hacia la puerta del balcón para abrirla rápidamente y cerró sus ojos al sentir el aire helado cubrir su cuerpo.


Los mechones rubios de sus cabellos se removieron por el fuerte viento que empezaba a soltar aquella mañana, llevó sus manos hasta su vientre plano y vacío y se imaginó como sería tener un pequeño niño dentro de él, un pequeño niño de él y de Sasuke.


Con sus mejillas fuertemente sonrojadas, cerró fuertemente sus ojos al sentir unas manos aprisionar sus delgados hombros, su espalda chocó contra el fuerte pecho de aquella persona y su corazón no pudo evitar saltar, golpeando su pecho al sentir el fuerte aroma a tabaco de aquel hombre tan grande y varonil.


-¿Qué haces afuera a estas horas y vestido de esta manera?


Los fuertes brazos de Sasuke le rodearon por la cintura, aferrando su menudo cuerpo al del mayor, el doncel abrió lentamente sus azulejos, observando cómo los suaves rayos del sol empezaban a colarse por las esponjosas nubes.


Agachó levemente su mirada para darse cuenta que solo llevaba una desgastada y ancha polera que le había pertenecido a Sasuke, mordió ligeramente su labio inferior y sintió como el calor empezaba a crecer desde su vientre hacia su pecho.


Los brazos de Sasuke apresaron aún más la delgada cintura del menor y lo atrajo con delicadeza hacía el interior de la habitación, le dejó de pie cerca de cama, mientras él regresaba a cerrar lentamente la mampara del balcón, cuando giró su cuerpo pudo ver como Naruto le miraba con las mejillas fuertemente sonrojadas y mordiendo, inconscientemente su labio inferior.


Sasuke se removió algo incómodo en su lugar al tener aquellas dos gemas azules sobre su cuerpo, llevó sus dedos, intentando quitarse el nudo de la corbata, desordenó sus azabaches cabellos y pudo percibir como su aroma a tabaco llegaba hasta el olfato del doncel, quien rápidamente lo aspiró, talvez inconscientemente.


Sus níveas mejillas se tiñeron de un suave rosa al ver que el menor aún seguía vestido con una de sus propias camisas, obligándole a mostrar uno de sus delgados hombros, las mejillas sonrosadas, sus labios tan apetecibles y sus cabellos levemente desordenados. Tuvo que golpearse mentalmente al sentir como un calor empezaba a alojarse en su vientre.


-Vine a invitarte a desayunar. –Naruto cerró y abrió sus ojos con extrema rapidez, para mostrar una enorme y hermosa sonrisa, asintió fervientemente y Sasuke le vio salir por la puerta de su habitación, para luego escuchar como la puerta de la habitación del costado se cerraba abruptamente.


Bajó lentamente las escaleras y se quedó de piel, observando parte de la ciudad siendo cubierta por la blanca nieve, cerró lentamente sus ojos y acarició con fuerza su ceño fruncido, intentando quitar el calor corporal que el menor le había cubierto toda la noche.


Percibió el dulce aroma a vainilla y no pudo evitar voltearse y ver como el menor bajaba lentamente las escaleras, vestido con un pantalón pegado a sus largas piernas y una ancha camisa, dejando ver parte de la piel de su cuello, tuvo que recordar que debía respirar y pasó con fuerza la saliva que empezaba a acumularse en su boca y tan solo pudo mostrar una pequeña sonrisa al ver como las mejillas del menor empezaban a sonrojarse.


 


El doncel iba caminando fuertemente aferrado del brazo del moreno, observando con sus hermosos ojos, todas las brillantes luces de colores, sonrió feliz al escuchar las, ya conocidas, canciones de navidad y sus mejillas se tiñeron de un suave carmín al sentir la mano del varón sobre la de él.


El suave calor de la pequeña cafetería tomó por sorpresa al menor, sus mejillas se tornaron rápidamente de un fuerte carmín y frotó con suavidad su nariz al sentir el fuerte y amargo aroma del café. Sasuke llevó su mano para sacarse su bufanda, pero aun así no se soltó del fuerte agarre del que estaba sujeto y Naruto tuvo que agradecer al calor del local, cuando las manos del mayor le ayudó a quitarse su gorro, arreglando algunos de sus desordenaos mechones.


El menor pidió un chocolate caliente y una torta de chocolate, sin siquiera hacerle caso al ceño fruncido del moreno, mientras que el mayor tan solo se limitaba a tomar un café amargo.


Los ojos oscuros de Sasuke cayeron sobre el rostro feliz del rubio, aquella hermosa sonrisa que mantenía, tan solo por recibir algo tan sencillo, aquellos cortos y rubios cabellos, donde sus mechones caían desordenados, cubriendo parte de su infantil y terso rostro.


El sonido de la pequeña campañilla sonó haciendo eco por todo el local, los tacos agujas de la mujer se dejaron escuchar sobre las voces de los clientes, mientras que la recién llegada movía coquetamente sus caderas, arreglando sus largos cabellos de color rosados.


Mostró una extraña sonrisa cuando sus ojos verdes cayeron sobre el cuerpo del varón que estaba buscando, caminó mucho más rápido, sin importarle que sus tacos resonaran sobre el parqué del suelo.


Naruto alzó su mirada añil y no pudo evitar fruncir su ceño al ver como aquella extraña mujer se lanzaba al cuello de su Sasuke, sintió algo amargo creciendo en su pecho, pero rápidamente vio como el moreno fruncía fuertemente su ceño, poniéndose de pie, tirando la silla al suelo.


-¡Al fin te encuentro, Sasuke! –La voz chillona de la mujer caló hasta los finos oídos del doncel.


-Sakura, suéltame. –Al parecer la mujer no hizo caso al tono molesto del moreno, pero afiló su mirada al ver el cuerpo del pequeño doncel.


-¡Qué lindo doncel! –Naruto se hizo hacia atrás rápidamente, cuando aquella mujer intentó tocarle la mejilla. -¿Es tu primo?


-¿Qué quieres, Sakura? –Sasuke se volvió a sentar en la silla, soltando un bufido molesto al ver que la mujer tomaba asiento sin su permiso, giró levemente su mirada y pudo notar el rostro abatido del doncel y no pudo evitar sentirse culpable.


-Vine a invitarte a almorzar. –El menor mordió su labio inferior y agachó su rostro entristecido al ver como aquella mujer tomaba nuevamente el brazo del mayor.


-Estoy ocupado. –Rápidamente el moreno se levantó de la silla, soltándose del escuálido brazo de la mujer. –Vámonos, Naruto.


El rubio rápidamente se puso de pie y corrió hasta quedarse al costado del moreno, sonrojándose al sentir como Sasuke arreglaba sus rubios cabellos debajo de su gorra y volvía a cruzar su fuerte brazo alrededor de su fina cintura y no pudo evitar mostrar una fina sonrisa ante la suave mirada del varón, su joven corazón se agito con fuerza dentro de su pecho al sentir los suaves labios de Sasuke sobre su frente.


-¡Espera Sasuke-kun! –Los tacos de la mujer empezaron a sonar detrás de ellos, siguiéndolos de cerca. –Pensé que te gustaría ir a la ópera.


-¡Sakura! –El menor sintió como el cuerpo de Sasuke empezaba a tensarse, mientras intentaba ocultarse detrás de su cuerpo. –Creí que te había quedado muy en claro que no deseaba volver a verte.


Las personas que caminaban por los grandes pasillos del centro comercial se habían quedado de pie, observando como aquella hermosa mujer se quedaba estática al escuchar la molesta voz del varón, Sakura apretó con fuerza sus manos, sin importarle volver blancos sus nudillos, mientras veía como el doncel iba desapareciendo al costado del moreno.


 


La calefacción del auto calentó su rostro y sintió como sus mejillas empezaban a llenarse de color y no pudo llevar su mirada hacía el rostro molesto del mayor, agachó su rostro, mordiéndose el labio inferior al sentir la molestia de Sasuke.


-Lo siento. –Rápidamente alzó su rostro para ver como el moreno apretaba con fuerza el timón del auto, mientras intentaba aspirar todo el aire posible hasta calmarse. –No pensé que esto pasaría de este modo.


-Está bien. –Sasuke se sintió aliviado al ver como los hermosos azulejos del doncel, brillaban tan solo para él y por él. –¿Aún me llevarás a patinar sobre hielo? –El doncel se alegró de que sus mejillas ya estuvieran calientes por la calefacción y apretó sus dedos en la suave tela de su pantalón.


-Claro, ¿Pero puede ser otro día? –El moreno soltó un suave suspiro sin desear ir a trabajar. –Tengo que regresa a la empresa.


-¿Puedo ir contigo? –El menor abrió sus hermosos ojos, dejando que un brillo se colase por ellos, Sasuke sonrió suavemente, dándose el lujo de acariciar la mejilla del menor.


-Seguro que te aburrirás.


-No me importa. –Sasuke observó como las hermosas gemas empezaban a brillar y sintió como su corazón daba saltos, lleno de emoción, sin darse cuenta sus dedos bajaron por su mejilla, torneando aquellos rosados y apetecibles labios, sintiendo como el calor del menor empezaba a aumentar, pero al darse cuenta rápidamente alejó su contacto.


-Bien, vamos. –Se sintió un estúpido y culpable al ver como el menor volvía a entristecerse, nunca le había gustado ver aquellas dos hermosas gemas opacarse y soltó un suave suspiro, mientras llevaba ligeramente su mirada hacía la del menor, quien se encontraba observando perdidamente los altos edificios.


Se detuvo lentamente al encontrarse delante de un semáforo en rojo y lentamente giró el cuerpo del doncel y sin que el menor se lo espere, lo abrazó con fuerza, ocultando su rostro entre los cabellos rubios del menor.


Sintió como su estómago se comprimía al sentir el dulce aroma a almendras, con el suave aroma a vainilla del jabón corporal y sintió el cuerpo pequeño y menudo del doncel estremecerse entre sus brazos.


Dio pequeños besos en sus cabellos y soltó un suave suspiro, se separó ligeramente del menor y levantó su rostro, sintiéndose pleno al observar las rosadas mejillas y esos hermosos ojos, temblando por él.


-Dame tiempo ¿Si? –Naruto sin entender a lo que el mayor le decía, asintió suavemente y no pudo evitar sentir un poco de frío cuando el cuerpo del mayor se alejó de él. Llevó lentamente su mano hasta su pecho, sintiendo como su corazón saltaba sin poder detenerse, mientras que una pequeña sonrisa empezaba a plantarse en su rostro.


El doncel corrió por los largos y vacíos pasillos de aquella gran empresa, observando por los grandes ventanales la hermosa ciudad de Tokio y sin poderlo evitar, su sonrisa se ensanchó aún más al escuchar los tranquilos pasos de Sasuke detrás de él.


-¡Mira allá, Sasu! –El moreno se aceró lentamente hacía el rubio y sonrió suavemente al observar como un gorrión le daba de comer a su pequeño polluelo. – ¡Es hermoso-ttebayo!


El moreno sacudió los cabellos del doncel para repartir pequeños besos, haciendo que las mejillas del doncel se tornaran de un suave carmín, no pudo evitar reír bajito cuando el menor le golpeó levemente su pecho, alejándose de él.


Sasuke observó el reloj que yacía empotrado en la pared de la oficina y soltó un fastidiado suspiro al escuchar la voz de uno de sus trabajadores, viró ligeramente su mirada hacía el enorme ventanal y apretó suavemente sus ojos intentando alejar el dolor de cabeza que empezaba a acumularse.


-Uchiha-san ¿Usted qué opina? –Sasuke alzó su mirada y observó los ojos amarillos de uno de sus socios, soltó un suave suspiro y asintió suavemente.


-Abrir una nueva compañía en Osaka sería una pérdida de tiempo. –Uno de los socios sonrió levemente al escuchar lo que decía el joven presidente. –Sería mejor terminar con los negocios en Tokio y luego pensar en abrir en otras ciudades.


-Lo siento. –El joven apoyó sus manos sobre los archivos que había llevado para mostrarle a sus jefes, pero rápidamente empezó a ponerse nervioso al sentirse observado por los ojos de los tres socios. Sasuke soltó un suave suspiro al verlo salir casi corriendo y trastabillando entre sus pies, mientras que el varón de ojos ámbar le dedicaba una mirada a Sarutobi.


Sarutobi se levantó con una pequeña sonrisa en su rostro y palmeó suavemente la espalda del menor. –Te he visto algo distraído.


-Por lo que he oído el hijo de Minato se encuentra aquí. –Sarutobi observó a Orochimaru, con una pequeña sonrisa en su rostro y luego volteo a ver a su joven pupilo. -¿Todo está bien en su casa?


-No lo sé. –Sasuke negó lentamente, mientras apretaba sus ojos. –Minato me llamó hace poco, pidiendo que regrese a Naruto, pero él no desea irse.


-Es lo más obvio. –Orochimaru levantó sus hojas para observar al más joven y a su pareja. –Sus padres los comprometieron, así que Naruto creció pensando que terminaría cansándose contigo.


-Pero es demasiado joven. –Sasuke cubrió su cabeza con ambos brazos, mientras apoyaba su frente sobre la fría madera, desordenando sus azabaches cabellos. –Nos llevamos casi 9 años de diferencia.


Sarutobi palmeó suavemente la espalda del joven al oír apenas el suave susurro de Sasuke y le sonrió suavemente a Orochimaru.


-Sabes, yo pienso que deberías darle una oportunidad. –Orochimaru se había puesto de pie, acercándose hacía su pareja y al hijo menor de su mejor amigo y viró levemente su mirada al sentir como sus mejillas empezaban a calentarse al recibir una pequeña sonrisa por parte de su pareja.


Sasuke frunció fuertemente su ceño al ver como un par de varones rodeaban a Naruto, reprimió un suspiro, mientras empuñaba con fuerza sus manos y se acercó rápidamente, sin importarle que las suelas de sus caros zapatos sonaran contra el mármol reluciente.


Y no supo el por qué se sintió molesto cuando el menor les sonrió a aquellos dos varones, sintió como aquel nudo molesto empezaba a asfixiarle y tuvo que quitarse su corbata, para poder respirar mejor.


-Yo no puedo, pero muchas gracias-ttebayo. –La voz de Naruto había sonado suave y algo asustada, al verse rodeado por dos hombres casi tan altos como el moreno.


Quiso retroceder suavemente al ver como los dientes afilados de uno de ellos se mostraban ante una extraña sonrisa, mientras que el otro varón de cabellos rojizos, tan solo le miraba, como intentando leer su mente.


Sasuke se detuvo detrás del cuerpo de Naruto, pasando recelosamente sus brazos sobre los hombros del menor atrayéndolo a su cuerpo y abrazándolo protectoramente.


-Gaara, Suigetsu. –Sasuke había fruncido fuertemente su ceño, mientras que su voz sonó brusca y molesta, pero los dos varones tan solo sonrieron a la par.


-Hola Sasuke, estábamos invitando a tan lindo doncel a la fiesta de navidad. –Suigetsu sonrió, mostrando sus dientes afilados, observando con sus ojos morados el rostro algo asustado del doncel.


-Sí, ya sabes. Aquella fiesta que siempre hacemos y a la que nunca asistes. –Gaara pasó suavemente sus largos dedos arreglando sus cabellos rojizos, mientras negaba lentamente al ver el ceño fruncido de su mejor amigo.


Naruto alzó levemente su mirada y tan solo vio el ceño fruncido del moreno, pero se sintió demasiado feliz y nervioso al estar rodeado entre los brazos del varón, Sasuke escondió detrás de su cuerpo al menor, impidiendo que Suigetsu siguiera analizando al doncel.


-Vamos Sasuke. –Naruto vio como el varón con rostro de tiburón golpeó levemente el pecho de Sasuke, mientras le mostraba una pequeña sonrisa. –Estoy seguro que a Naru-chan le va a gustar.


-No le llames Naru-chan. –El menor alzó su azulina mirada al sentir el agarre más fuerte del mayor y le vio fruncir con más fuerza su ceño y no pudo evitar sentirse un poco extraño al ver la pequeña sonrisa que le dedico aquel varón pelirrojo.


-Bien, bien. –El doncel vio como el pelirrojo se acercaba intentando calmar el ofuscado ambiente, separó a los dos varones, mientras mostraba una pequeña sonrisa algo cansada al tener que hacer aquello todos los días. –Suigetsu tiene razón, Sasuke. Siempre te escapas de la fiesta y nunca das el discurso que el presidente debe dar.


Sasuke soltó un cansado suspiro y acaricio con fuerza su ceño fruncido, intentando alejar nuevamente el dolor de cabeza, negó suavemente y agachó su bruna mirada para ver como el doncel le miraba con sus brillantes gemas y sus mejillas suavemente sonrojadas.


-¿Deseas ir a la fiesta? –Naruto cerró y abrió sus ojos, sintiéndose emocionado al recibir la atención del Uchiha, asintió fervientemente, mientras cruzaba sus delgados brazos alrededor de la cintura del moreno.


Gaara y Suigetsu sonrieron suavemente al ver como su mejor amigo, tan serio y amargo, sonreía ante aquel pequeño y hermoso doncel.


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