Las cartas prohibidas del Hokage: En un mundo perfecto.
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Naruto nunca hubiese imaginado que la última carta de Sasuke le provocaría sentirse tan… perdido.
Las palabras de Sasuke jamás habían sido tan ciertas. El maldito Uchiha podía leerlo como un libro abierto. Había recibido la carta con el mismo entusiasmo de siempre, sentándose frente al gran escritorio dispuesto a leer la última carta de su amigo sin imaginarse, ni por un momento, que esa carta despertaría en él lo que no había querido admitir una mañana de hace más de diez años. La mañana que, al despertar, se topó en su cama con el desnudo y embriagadoramente perfecto cuerpo de Uchiha Sasuke. Comprendió, que escuchar a Sasuke susurrarle al oído "yo también, dobe" nunca había sido un sueño producido por el alcohol, sino una respuesta a su propia declaración, la cual sinceramente no recordaba pero tampoco dudaba de su existencia, pues esa noche ambos estaban con los sentimientos a flor de piel.
Sasuke tenía razón en todo. Él había sido un cobarde que prefirió asegurar su sueño de convertirse en Hokage antes de arriesgarse a dar un paso en la dirección opuesta. ¿Un Hokage manteniendo una relación con otro hombre? Si Konoha no había aceptado a un niño con el espíritu de Kurama dentro, entonces mucho menos aceptaría a un Hokage al que le gustaba follar con un traidor como Sasuke Uchiha. Y Naruto sintió el miedo al rechazo nuevamente.
¿Qué es el amor de tu vida? O mejor dicho, ¿quién es el amor de tu vida?
¿Cómo podría alguien como él, que tardó dieciséis años en conocer el amor de sus padres, contestar esa pregunta?
Ni todos los libros de mundo podrían darle la respuesta a eso.
Una noche que Naruto salió a tomar con sus amigos, encontró parte de la respuesta. Gracias al alcohol, Kiba había despertado su lado filosófico, contestando: "He amado a muchas mujeres, pero nunca sabré quién es el amor de mi vida hasta el momento de mi muerte. Cuando este viejo y agonizando, miraré en retrospectiva y me daré cuenta quién fue el amor de mi vida. Lo sabré porque además de ser el primer rostro que recuerde, los enormes sentimientos y recuerdos que creé junto a esa persona serán mi confort." Esa noche, Naruto se preguntó si sería necesario llegar al extremo de agonizar para poder descubrirlo.
Ahora que leía la carta, se daba cuenta que no era necesario estar agonizando para saberlo.
"Una persona con un corazón como el tuyo, que recibe amor de muchas personas, también tiene la capacidad de amar a varias personas de una manera intensa."
Y la respuesta se hallaba en su amor por Hinata. Amaba a esa mujer de una manera profunda y calmada, con la misma tranquilidad que se encuentra sobre la superficie de un lago en medio del bosque. Sasuke… Sasuke era un río cubierto de rocas por donde el agua corría a gran velocidad, provocando poderosas cascadas y peligrosos rápidos. El amor que Sasuke despertaba en él estaba cubierto de ferocidad, pasión, fuerza y deseo, todo lo contrario a Hinata.
Ups… lo había admitido.
Amaba a Sasuke.
Cada vez que despertaba y veía el rostro de Hinata, de Bolt y de Himawari, su corazón brincaba de felicidad y amor. Eran su familia.
Cada vez que Sasuke volvía a Konoha y aceptaba compartir con él un tazón de ramen, su corazón volvía a brincar lleno de vida.
Los años más intensos de su vida estaban marcados por la necesidad de perseguir a Sasuke, de volverlo a ver y hacerlo regresar a la aldea. Los años de mayor tranquilidad de su vida los podía encontrar al lado de Hinata.
Ya no era necesario seguir quebrándose la cabeza con tantos pensamientos. En ese momento, si veía su vida en retrospectiva, el rostro de Sasuke estaba impreso en la mayoría de sus recuerdos importantes y, sobre todo, despertaba unos sentimientos completamente intensos, realmente tendría que ser un tonto para imaginar que alguien pudiera opacar tanta intensidad.
Amaba a Hinata y a sus hermosos hijos con una parte de su corazón, pero la otra parte le pertenecería siempre a Sasuke. El vacío del que tanto había hablado, sólo se podía complementar con la presencia del Uchiha.
La carta lo había dejado tan profundamente hundido en sus pensamientos que nadie se atrevió a molestarlo durante todo el día, ni siquiera el propio Shikamaru. Naruto estaba sentado en la cómoda silla del Hokage, con la mirada perdida, las piernas encima del escritorio y el pergamino abierto sobre el regazo mientras los últimos rayos del sol iluminaban la oficina con un bello color naranja. Así fue como Bolt encontró a su padre, lo cual no podía ser nada normal.
–Papá, ¿recuerdas que prometiste llegar temprano a cenar? Mamá y Himawari te matarán si no cumples tu palabra.
–Estaré allí en diez minutos, lo prometo. –la voz de su hijo fue la única cosa capaz de hacerlo regresar al mundo real. Había pasado demasiado tiempo pensando e imaginando el mundo perfecto.
El pequeño rubio asintió y emprendió una carrerilla en dirección a casa, sin saber que su padre buscaría papel y tinta para escribir una respuesta quenecesitaba decir. Naruto terminó la pequeña nota rápidamente, pues llevaba pensando todo el día en esas palabras breves pero concisas. Utilizando el chakra de Kurama, quemó el largo pergamino que contenía la última carta de Sasuke, dejando que las cenizas ocultaran parcialmente la nota abandonada sobre el escritorio. No le importaba que alguien pudiera leerla, pues algún día todo Konoha se enteraría. En cuanto Sasuke volviera, lo recibiría con un estruendoso grito y aprovecharía la ocasión para colar esa nota dentro de su bolsillo, en una muda respuesta a la duodécima carta. Con una sonrisa, abandonó la oficina.
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Teme:
En un mundo perfecto, yo habría admitido que la noche que pasé contigo fue la mejor de toda mi vida, no habría tenido miedo al rechazo ni miedo a abandonar mis sueños y habría sujetado tu mano, impidiendo que escaparas. Pero, en el mundo real, soy un cobarde que se enamoró de la bella mujer que el consejo de ancianos le impuso, pero nunca la amó, la ama ni la amará con la misma intensidad con la cual amó, ama y amará a un maldito teme vengador.
En un mundo perfecto nadie me habría rechazado después de declarar mis deseos de permanecer junto a ti. Unos años más tarde, cuando estuviera viejo y cansado de firmar papeles, le entregaría a Konohamaru el título de Hokage y él, a su vez, nombraría a Itachi Uchiha-Uzumaki como su próximo sucesor, aunque me ha costado mucho llegar a esa respuesta porque no puedo imaginar un mundo sin las travesuras de Bolt o sin el tierno cariño de Himawari.
En el mundo real, Naruto Uzumaki asumió el puesto de Nanadaime y todos los años de Hokage los pasó preguntándose, inconscientemente, qué habría sucedido si hubiera elegido a Sasuke Uchiha como su pareja, tratando de llenar el extraño vacío de su alma con la felicidad que su familia le brindaba. Un día, cuando Bolt, Himawari-chan y Sarada-chan fueran lo suficientemente mayores para entenderlo, dejaría la aldea en manos de Konohamaru y esperaría la visita anual de Sasuke. En cuanto el teme cruzara la puerta, Naruto lo envolvería en un abrazo, compartirían una sonrisa cómplice y escaparían de Konoha sin mirar atrás. Pasarían el resto de sus días escondidos entre las montañas, revelando los secretos del ninjutsu, follando por las noches en las copas de los árboles y perfeccionando sus técnicas durante el día.
Pero hasta que ese día llegue, ambos esconderán el intenso deseo que los carcome tras una pantalla de estrecha amistad.
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FIN
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