Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vamos a ser algo difícil de superar por Niji_Takagawa

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Buenos días a mis estimafos lectores~ perdón por el retraso con la actualización, aunque solamente fue un día así que sé que me van a perdonar. Les traigo un capítulo tranquilo, así que hoy no van a sufrir, por eso no me queda más qué decir, solamente lean y disfruten:

Yukihiro Awaji siempre se había distinguido por su personalidad tan tranquila, serena, y sobre todo callada, después de todo era el tipo de persona que prefería esperar a tener algo verdaderamente útil qué decir para no desgastarse en decir demasiadas bromas y trivialidades sin sentido; en pocas palabras, era un hombre sensato que sólo observaba cuál era la ocasión adecuada para hablar. Sin embargo, además de ser callado durante las conversaciones que se llevaban a cabo a su alrededor, también lo era con respecto a asuntos de su vida personal, pues era un aspecto de él que sentía demasiado íntimo como para ser compartido; por supuesto que habían excepciones, ya que siempre agradecía el hecho de saberse rodeado de persones a quienes les pudiese compartir los acontecimientos más relevantes de su vida. Hasta entonces en ningún momento se había visto en la necesidad de hablar con sus amigos respecto a cierto tema que, más que personal, se relacionaba con lo sentimental; y no era que no tuviera confianza en ellos, sino que hasta entonces no había pensado seriamente la posibilidad de formalizar una relación con nadie, siendo que hacía tiempo que había tomado la decisión de hablarles de ello hasta que tuviera algo serio. A momentos se sentía algo extraño al estar rodeado de hombres que demostraban tan constante y abiertamente su interés por individuos de su mismo género, y era algo que realmente respetaba, pero que no compartía. En un par de ocasiones se preguntó si aquel patrón era lo “normal”: tras cierto tiempo dejar de salir con mujeres para probar con hombres. Aquella situación era algo tan constante a su alrededor que comenzó a plantearse dos posibilidades: él era un bicho raro o en cualquier momento sucumbiría… No obstante, mientras se dedicaba a descubrir cuál de sus hipótesis era la correcta, ocuparía parte de su tiempo en disfrutar de aquello por lo que sus compañeros ya no se sentían tan atraídos: las mujeres.

Por supuesto que eso no quería decir que a partir de ese momento se iba a dedicar a seducir a todas las mujeres que se cruzaran por su camino, pero sí a intentar conocer más a profundidad a una en específico que había llamado su atención desde el primer momento en que la vio. Yuko Ogura sin duda alguna había sido una de las chicas más lindas que había visto en toda su vida: bonitos y expresivos ojos, una tez puramente blanca, cabello perfecto, y si veía más allá, emanaba amabilidad y ternura, las cuales eran dos de las características que más apreciaba en una mujer. Por ello, a pesar de lo extraña que la situación le pudiera parecer a Tetsu, no dudó demasiado en invitarla a salir; tras meditarlo llegó a la conclusión de que eso no podía tener algo de malo, pues sus intenciones eran limpias, transparentes completamente, y por lo tanto no se podía negar a que salieran. Habían acordado el día, la hora y el lugar con la apropiada anticipación, aunque en ningún momento contó con que cierto guitarrista con complejo de casanova necesitaría de su ayuda poco antes de la hora de su cita.

–No puedo creer que me hayas hecho venir… Tú sabías perfectamente que tengo un muy importante compromiso por la tarde y en lugar de estarme arreglando estoy aquí ayudándote a elegir el vestuario para TU cita –comentaba un Yukihiro completamente hastiado mientras, desde su posición sentado sobre las sábanas rojas de la cama de su compañero, le observaba salir del vestidor una y otra vez, en cada ocasión con un traje diferente… Era peor que una señorita… o Tetsu de compras.

–Es que eres mi amigo, y tú mi querido Yukihiro eres el tipo de amigo que nunca deja morir solo a un amigo… ¿Qué opinas de este conjunto? –Aquélla era la décimo cuarta vez que escuchaba eso, y aunque las primeras cinco veces le pareció divertido ver en esa situación a un seductor tan experto como Ken Kitamura, nervioso por una cita, la constante repetición de la escena le había fastidiado.

–Hace como seis conjuntos que te dije que te ves bien con cada uno de ellos, y claro, has hecho caso omiso de todas mis recomendaciones –respondió al mismo tiempo que rodaba los ojos, evadiendo la vista del más alto, quien se había puesto un traje color gris claro, de una tela ligeramente brillante pero suave a la vista, zapatos negros puntiagudos y camisa roja semi abierta del pecho.

–Pero Yukkie no me puedes culpar por desear verme bien en una cita tan importante; lo confieso, es algo que he esperado por meses o quizá por años… Aunque ahora que lo veo bien esta combinación de colores no va bien con mi tono de piel…

–¡Suficiente! –Exclamó el rubio mientras se ponía de pie de un salto, fulminando con la mirada al más alto–. En primer lugar el experto en estas cosas es Tetsu, así que no entiendo por qué no lo llamaste a él… Segundo, yo también debería estar buscando la ropa que me pondré esta tarde, y tercero… ¡Eres peor que una señorita eligiendo tu vestuario Kitamura! Y ya me harté de verte entrar en ese vestidor con una excusa estúpida, para después salir de ahí con un traje nuevo que igualmente no te satisface, por lo cual repites el ciclo.

–Ay no entiendo por qué tanta rudeza Yukkie, yo sólo…

–¡Silencio! ¿Quieres saber mi opinión, honestamente y sin replicar estupideces sobre mi “mala decisión”? –Ante aquella firmeza que mostraba, su interlocutor le miró con un gran asombro impreso en su rostro mientras asentía boquiabierto. En seguida empezó a buscar entre la ropa que ahora reposaba sobre la cama luego de que su dueño la arrojó sobre ésta, por lo que gran parte de ella cayó al suelo; tardó un par de minutos para terminar con lo que hacía, hasta que hubo apartado un conjunto completo: unos ajustados jeans color gris oscuro, una camisa de seda roja, de mangas largas y abierta del pecho, un chaleco negro y una chaqueta del mismo color–. Ponte eso, nada muy formal pero estoy seguro de que le va a gustar a tu “cita”, agrégale un sombrero y queda perfecto, ¿ya me puedo ir?

–¡Yukkie! Es perfecto gracias, te debo una…

–Déjame ir por fin y ya estaremos a mano… ¡Ah! Por cierto la próxima vez que quieras ayuda con temas de moda llama a Tetsu, a mí bórrame de la lista de posible ayuda para elegir vestuario.

Dicho aquello simplemente arrojó la ropa sobre la cama con evidente desesperación, antes de finalmente retirarse a su hogar; Ken no era el único que tenía una cita esa tarde así que procuró darse prisa, después de todo, la impecable puntualidad no era característica exclusiva de su líder. Afortunadamente para él no le fue tan complicado elegir el vestuario para ese día: una camisa color azul marino, una chaqueta negra del mismo color de sus jeans y sus botas con cintas favoritas, dentro de las cuales se alojaban los extremos de sus pantalones, dándole un aire sumamente casual pero un tanto rockero, el cual le hizo sonreír con satisfacción una vez que se miró al espejo. A su imagen solamente le arregló el peinado y ya estaba completamente listo para salir nuevamente de su departamento, con sus llaves y demás objetos personales dentro de sus bolsillos. Luego se dirigió a abordar su auto, conduciendo con toda la calma del mundo, pues tenía el tiempo suficiente para llegar y no necesitaba apresurarse tanto. Durante el camino se dedicó a observar su alrededor cuando el momento lo permitía, relajándose completamente gracias a la música que escapaba desde las bocinas, la cual era almacenada en el interior del reproductor de música que había conectado al estéreo y que el modo de aleatorio se encargaba de elegir. De repente se sorprendió, sin estar muy seguro del porqué, en el instante en que comenzó una canción de su banda, aunque de la época antes de su ingreso en la banda: “The fourth avenue café”. Entonces recordó inconscientemente las palabras que su líder le hubo dedicado el día en que se dio cuenta del rechazo de parte del vocal hacia el hecho de que tomara el lugar de baterista: “esta banda guarda más misterios que un arresto por posesión de drogas, tal vez más complicados Yukkie… Misterios relacionados con Hyde y Sakura, y es por esos misterios que yo creo que él jamás te va a aceptar”. En cierta forma el bajista se había equivocado, pues hasta antes de aquella terrible traición de parte del vocalista que terminaría fraccionando la banda, sentía que su relación con él había mejorado de sobremanera, y que de alguna manera lo había aceptado como parte del grupo; por supuesto que estaba consciente de él que jamás podría quererle tanto como notoriamente adoraba al antiguo baterista, pero por lo menos lo trataba de una manera más amable y amistosa que al inicio. Sabía que ellos se habían dedicado canciones mutuamente, que el percusionista había escrito una sola canción en toda su carrera y ésta fue dedicada expresamente a Hyde desde el título; por otro lado el cantante, entre todas las que había escrito, las más emocionales y desgarradoramente hermosas contenían mensajes para Sakura, y siendo ésa la situación, ¿cómo iba a siquiera contemplar la idea de reemplazarlo completamente…?

En eso pensaba cuando finalmente arribó al restaurante en que había quedado con su cita, estacionándose inmediatamente en el primer lugar disponible que encontró, para así apagar el vehículo; acto seguido bajó de éste una vez que todo quedó en orden, aunque todas esas ideas no dejaron de rondar su cabeza por unos minutos más, junto al deseo inextinguible de averiguar todos y cada uno de esos misterios que la banda guardaba. Desde luego que el motivo no era que repentinamente se hubo convertido en un chismoso, sino porque desde el principio tuvo la extraña sensación de que no terminaba de encajar a pesar de su estrecha amistad con Tetsu y Ken, y que ya había cumplido muchos más años en la banda de los que su antecesor fue parte de L’Arc~en~Ciel. Empero, una vez que se encontró en el interior de aquel acogedor, elegante y discreto sitio, en espera de ser atendido, decidió dejar de lado cualquier pensamiento que no estuviera relacionado con lo que ocurriría esa noche. Decidió esperar en la mesa en compañía de un vaso de su refresco preferido, siendo éste enfriado por un par de cubos de hielo, y unos cuantos mensajes sin leer que hacía unas horas se habían acumulado en la bandeja de entrada de su teléfono móvil. No transcurrieron ni quince minutos de esa manera, cuando el firme sonido de un par de zapatos de tacón se acercó hasta la mesa que les habían asignado, sacándolo del estupor en que se hallaba sumergido anteriormente. Tras haberse despabilado por completo se puso de pie saludando a su acompañante, y posteriormente abrió la silla destinada a su invitada, esperando que ésta tomara asiento; fue hasta que la señorita estuvo sentada que él sintió que era propicio imitarla y volver a su lugar frente a ella.

–Lamento mucho si le hice esperar Awaji-san, pero…–Comenzó a responder la menor, ocasionando que el aludido dejara escapar una risa, leve pero genuinamente divertida.

–No se preocupe Ogura-san, sólo he esperado diez minutos aproximadamente… Es que creo que llegué un poco antes de la hora acordada, ya que trabajar con Tetsu por tantos años me ha obligado a adquirir ese hábito.

–Es verdad él es demasiado fanático de la puntualidad, así que no me sorprende… No obstante ése es un buen hábito, así que en lugar de lamentarse por ello súmelo a todas sus cualidades –agregó la chica de cabellos castaños con una sonrisa amplia en los labios, provocando un dejo de nerviosismo de parte del baterista, quien trató de ocultarlo fingiendo una ligera tos que aclararía su garganta.

–Muchas gracias, aunque no sé si mi lista de cualidades sea verdaderamente larga, sin embargo le agradezco sus palabras tan dulces… Así que dejando de lado el tema de Tetsu, dígame cómo ha estado desde ese día en que hablamos por teléfono.

–Bastante bien gracias por preguntar, he tenido mucho trabajo pero no me quejo, hago lo que me gusta después de todo, así que disfruto mucho trabajar, ¿le pasa lo mismo a usted Awaji-san?

–Por supuesto, qué puede decirle alguien que ama la música y que lleva más de diez años en una banda de la talla de L’Arc~en~Ciel; sabe algo que nunca le he dicho a ninguno de mis compañeros es que cuando Tetsu me contactó para pedirme ser su baterista, aunque fuera de soporte nada más, me sentí emocionado y honrado. Desde el principio supe que no podía pedírselo a cualquiera, pues tras su partida Sakura-san dejó un lugar enorme qué llenar, y tenía miedo de no ser lo suficiente a pesar de tener mucha experiencia previa.

–…se es un sentimiento muy hermoso… A pesar de ser un músico tan talentoso tenía miedo de no ser lo suficiente; es cierto que Sakura-san dejó un vacío enorme en la banda, pero yo creo que usted ha hecho un excelente trabajo, tanto así que si usted igualmente saliera de la banda nadie más podría reemplazarlo.

–Se lo agradezco mucho…

–Además si bien Sakura-san consiguió que L’Arc~en~Ciel consiguiera un alto lugar dentro de la industria musical, la banda habría sucumbido de no ser porque usted llegó a formar parte de ella, por lo tanto contribuyó a revivirla.

–Eso han dicho los fans… No por nada el siguiente tour de la banda, el primero en que yo fui parte, se llamó Reincarnation –mencionó nuevamente con una risa divertida pero tratando de que sus palabras no fueran consideradas como presuntuosas.

–¡Eso es verdad! Me apena decir que no recordaba ese detalle, creo que entonces yo era sumamente joven como para prestar demasiada atención al mundo alrededor.

–Ciertamente, usted es mucho más joven que nosotros… Hablando de eso, ya que lo ha mencionado, espero que no le incomode el hecho de que un hombre que es tantos años mayor que usted la haya invitado a salir, por lo tanto creo necesario aclarar que no soy un pervertidor de menores; mis intenciones son completamente transparentes y honorables.

–No se preocupe por eso Awaji-san, se nota a leguas que usted es un caballero; por eso que acepté encantada su invitación, es imposible pensar mal de un hombre como usted, se lo aseguro.

–Le agradezco muchísimo ese voto de confianza, y quizás le haya parecido extraño que lo haya mencionado pero no me habría gustado de ninguna manera haber hecho algo que la haya hecho sentir incómoda… Por cierto le confieso que hace muchísimo tiempo no salía con nadie, creo que es evidente que soy sumamente callado, y es que eso se debe a que soy muy tímido a pesar de sentirme decidido a querer invitarla. Lo cierto es que me costó trabajo tomar acción…

–Honestamente se nota que usted es muy tímido, cada vez que la banda aparece en una entrevista usted es quien habla menos, pero eso sólo crea cierto aire misterioso a su alrededor. Al menos yo me siento motivada a buscar saber más de usted, en la medida que me lo permita por supuesto.

–Si usted de verdad desea conocerme yo no tengo problema alguno en dejarla hacerlo Ogura-san, claro, si usted me permite conocer de usted en la misma medida.

–¡Por supuesto que sí! Sabe ahora que puedo hablar con usted de forma más abierta y fluida me doy cuenta de que fue un gran acierto de mi parte haber aceptado salir con usted… Por cierto llámeme Yuko por favor, Yuko a secas.

–¿En verdad me permite llamarla así? De ser así me gustaría que me llame Yukkie, igualmente Yukkie a secas; cambiando de tema, se me acaba de ocurrir una idea que espero que acepte, ¿no le gustaría que cenáramos en un lugar mucho más lindo que éste? –Cuestionó el baterista con una sonrisa amable en los labios.

–¿Un lugar mucho más bonito que éste? ¿Cuál?

–Si acepta sería una sorpresa, pero puedo llevarla a mi lugar favorito… ¿Acepta?

–Con semejante descripción cómo no aceptar su invitación… Acepto encantada.

Tras aquellas palabras se dedicaron una sonrisa por demás sincera y cálida, después de todo se encontraban ilusionados por cualquier sorpresa que esa noche les pudiera tener planeada. Por ello lo siguiente que hicieron fue pedir la cena preparada para llevar, pues una vez que les fue entregada salieron del restaurante para partir, dentro del auto del baterista, rumbo a un mirador que se encontraba en las afueras de la ciudad. Quizás comer sentados sobre el cofre del auto no parecía la idea más cómoda del mundo, pero la vista espectacular y maravillosa que tenían de la ciudad nocturna y del oscuro cielo salpicado de estrellas compensaba todo, además de la amena charla que continuó en ese lugar. El tiempo pasó tan despacio, quizás debido a la buena compañía, que sin haberse dado cuenta de nada el amanecer los había alcanzado sin haber dejado de conversar en ningún momento de la agradable velada. Eso les otorgó el mejor final posible, pues estando aún sentados sobre el auto, reclinados sobre el parabrisas y con sus manos entrelazadas en medio de ambos, contemplaron al astro rey levantándose majestuosamente sobre la ciudad de Tokio, provocando un precioso cuadro de colores plasmándose en el cielo: desde los cálidos naranjas y rosados que envolvían la zona alrededor del sol, hasta los frescos lilas y azules que poco a poco iban empujando a la noche hacia el otro lado del mundo. En un punto del mundo como aquel, tan apartado de quienes comenzaban sus agitados días, y en una compañía que sería capaz de llevarle muchos cambios a su, hasta entonces, solitaria vida, el rubio y tímido baterista de L’Arc~en~Ciel no podía pedir nada más para sonreír.
Notas finales:

El día de hoy no me siento tan inspirada, así que no diré más, así que solamente me resta pedirles sus reviews, saben que realmente me alegra mucho recibirlos. Y les recuerdo que pueden enterarse de las actualizaciones y demás, dándole like a mi página en facebook~ así que bueno, nos leemos pronto, hasta entonces, dulces lunas ♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).