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Vamos a ser algo difícil de superar por Niji_Takagawa

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Notas del capitulo:

Buenos días a todos mis queridos lectores~ espero que estén disfrutando de su inicio de semana. Yo he estado algo ocupada, pero por fin me he tomado un par de minutos para poder traerles el capítulo nuevo. Volvemos a regresar en el tiempo. Es el mismo día, pero más temprano, y esta vez, veremos la historia de Ken, luego de su tortura hacia Yukkie. Les tengo una sorpresa así que les dejaré leer de una vez, disfruten:

Ken Kitamura siempre se había caracterizado por ser un conquistador empedernido, pues hasta entonces podía presumir que nadie en quien se fijara se le había resistido; eso le era motivo de orgullo, algo por lo que nunca había dejado de vanagloriarse. Sin embargo, ninguna de sus tantas conquistas había sido capaz de robarle algo más que un poco de atención y deseos de compartir una cama, pues si el guitarrista poseía un terrible defecto era que jamás involucraba sentimientos con nadie, al menos ninguno que superara a la pasión. El mayor motivo que tenía era su necesidad de mantenerse a salvo de ser lastimado, por lo que si para eso era él quien debía lastimar primero estaba dispuesto a hacerlo sin pensarlo. No obstante, siempre hay una primera vez para todo, y alguna vez en su juventud conoció a una persona que le había arrancado numerosos suspiros y le había robado un sinfín de sueños y pensamientos… Alguien a quien se negaba a ver como algo más que un amigo a pesar de haber reconocido que para él, la gran belleza que poseía superaba a la de cualquiera; pero ahora que había madurado y experimentado se daba cuenta de que a él jamás habría podido negarle nada, pues sabía que el encanto que poseía era superior al de cualquier otra persona.

Después de que abandonara Osaka, partiendo hacia Nagoya para iniciar sus estudios universitarios de arquitectura no lo había vuelto a ver, y pensar en ello en verdad le dolía, pues eso era algo que hubiera deseado que no pasara; pero aquella separación duró muchos años, más de los que estuvo alejado de Tetsu, pues incluso ellos habían perdido todo contacto. “Huyó de mí para debutar con otra banda”, le dijo, hiriendo su frágil corazón ilusionado ya que cuando hubo abandonado sus estudios para correr al encuentro de su amigo, estaba decidido a hacer algo que probablemente iba en contra de sus principios, pero que si salía bien le otorgaría la mayor felicidad… y una vez más el destino se empeñaba en no permitírselo. No obstante, años después, su amigo y líder llegó a él con una noticia demasiado hermosa como para no estar a punto de saltar de la emoción: se había reencontrado con esa persona que tanto le había hecho suspirar. Hasta entonces ambos habían estado al pendiente de su carrera como el músico prestigioso en que se había convertido, pero nunca tuvieron la oportunidad de verlo de nuevo y ahora tenían esa posibilidad cuando lo desearan.

Sí, fue hermoso retomar una amistad que se había quedado truncada tanto tiempo, pero nuevamente sus temores crecieron y no le permitieron llegar a más; y ahora era Tetsu quien lo empujaba a hacerlo. Días atrás Yukkie y él le habían convencido de invitar a salir a cierta chica que parecía tener posibilidades de devolverle un poco de alegría a su vida, y éste había aceptado con la condición de que ellos igualaran sus condiciones. Yukihiro aceptó sin vacilar, alegando que ya había contemplado la idea de invitar a salir a la amiga de la próxima cita del bajista… …l por otro lado requirió de un poco más de tiempo para aceptar, pues la sola idea de salir con esa persona que le tenía tan confundido, lo confundía aún más. Aunque viéndolo desde otra perspectiva, hacía un tiempo que había decidido hacerlo; “¿por qué no volver a intentarlo?”, pensó, tratando de darse el valor suficiente. Por ello aceptó poco después y ésa era la razón por la que estaba tan nervioso; sí, Ken Kitamura estaba nervioso por una simple cita, pero es que para él podía significarlo todo. Teniendo eso en mente buscó la ayuda de uno de sus amigos para elegir el vestuario que usaría esa noche, ya que tal era su obsesión porque esa noche fuera perfecta, que toda su ropa le parecía muy poco para semejante ocasión. Afortunadamente pedir aquel consejo había funcionado muy bien y ahora se encontraba en el bar donde había quedado de verse con su cita; mientras la conversación fluía suavemente, el licor se consumía tan impresionantemente rápido que estaban a punto de descorchar la tercera botella de vino sin haberlo notado. El ambiente entre ellos era tan agradable debido a que tenían la mejor compañía, que el tiempo parecía transcurrir lentamente, y supusieron que aquello era una excelente señal de que la velada estaba marchando perfectamente.

–Sabes cuando venía para acá me puse a pensar en muchas cosas, y entre ellas he recordado una duda que lleva años dándome vueltas en la cabeza… Aprovechando que estamos solos dime, ¿es verdad lo que me dijo Tetsu hace años acerca de que habías huido de él para debutar primero? –Cuestionó el más alto al mismo tiempo que llenaba nuevamente las copas de ambos.

–¿Qué? ¿En verdad te dijo eso? ¡Por qué Ogawa no lo supera! –Exclamó el pequeño vocalista de cabello castaño mientras reía con cierta diversión, tomando nuevamente su copa–. Claro que no, como dije en nuestra primera aparición en televisión juntos, yo me alejé porque en verdad pensaba que a él le iría mejor sin mí; y mira, tuve toda la razón porque L’Arc~en~Ciel no sería lo que es ahora si yo fuera el vocalista.

–Pero ¿y si hubiera sido mejor? Además piénsalo, si tú ocuparas el lugar del infeliz traidor de Takarai, la banda no estaría dividida y Tetsu no se encontraría tan dolido.

–Bueno eso es verdad… yo jamás traicionaría de esa manera tan ruin a nadie, menos a quien me ha entregado su amistad incondicional por tantos años; sigo sin entender cómo es que Hyde no muestra siquiera un poquito de arrepentimiento.

–Yo tampoco a pesar de los años de conocerlo, porque siempre pensé que a pesar de todos sus defectos era buena persona en el fondo… En fin basta de hablar de eso, me parece que terminaríamos arruinando la noche y eso es lo que menos deseo –agregó dedicándole un guiño al más bajo, lo cual causó un sonrojo tenue en sus mejillas, después de todo no sólo el estado etílico en que empezaba a sumirse tenía influencia en sus reacciones.

–Hablando de eso Ken, ¿qué opinas de que continuemos esto en mi departamento? Tetsu no va a estar esta noche y… bueno a decir verdad me gustaría tener un poco de privacidad –no estaba seguro del cómo se había atrevido a pronunciar esas palabras, pero lo importante era que lo había hecho y ahora sólo debía esperar la respuesta del guitarrista. Aunque de sólo pensar en ello le ponía tan nervioso que no pudo evitar beber todo el contenido de su copa casi de un solo trago.

–La verdad me encantaría, Taka –estaba consciente de lo insípida de su respuesta, pero qué más podía decir cuando moría de emoción por dentro y él mismo acallaba tales sentimientos para no ser demasiado obvio.

Por ello, después de esas palabras ninguno dijo nada más, el guitarrista dejó el dinero suficiente para cubrir la cuenta sobre la mesa e inmediatamente le ofreció uno de sus brazos al menor para que éste se aferrara de él; así se dirigieron juntos hacia la salida del bar en que se encontraban, esta vez en busca de un taxi disponible, pues el vocalista había cedido a los efectos del alcohol que corría por sus venas y se hallaba un tanto ebrio. El guitarrista por otro lado se encontraba en mejor estado, pero prefirió no tentar a la suerte de ninguna manera, por lo que la opción más viable fue tomar un taxi que los llevara al hogar del solista, como anteriormente había propuesto. No fue necesario preguntarle su dirección, pues él se la sabía de memoria e incluso había memorizado mil caminos para encontrar esa casa, después de un sinfín de veces que había pasado por ahí desde diferentes puntos de la ciudad, sin la intención real de visitarlo; de algún modo el simple hecho de pasar frente al edificio en que éste residía, teniendo la ocasional fortuna de verlo entrando o saliendo, le era suficiente. Fue hasta ese momento que se dio cuenta de la posibilidad de que sus sentimientos por Takanori quizás habían trascendido hasta una obsesión, aunque la descartó de inmediato, porque supo que un sentimiento tan bonito como el que aquel chico de ojos marrones y blanca piel, tan suave como el terciopelo, que se recargaba en su hombro con los ojos cerrados, no podía mancillarse con algo tan destructivo. En eso pensaba cuando finalmente arribaron al edificio en que se encontraba el departamento del menor, por lo que el auto se detuvo, tras lo cual el taxista le hizo salir amablemente de su trance para saldar la deuda del transporte; luego de aquello salió del auto con un mareado Takanori, quien trataba de no perder demasiado el equilibrio, en medio de risas que aparentaban una diversión extrema por cualquier objeto que se cruzaba por su mirada.

Llegar al décimo piso con su amigo alcoholizado habría sido una tarea titánica de haber tenido que usar escaleras, por lo que de inmediato agradeció la existencia de elevadores funcionales dentro de aquel edificio; dicho cubículo metálico ya los había transportado hasta la altura deseada en cuestión de minutos, y sin haber realizado esfuerzo alguno. Lo siguiente fue menos complicado, pues caminar por una superficie plana era mucho más sencillo, pues únicamente le llevó durante el corto trayecto desde el ascensor hasta la entrada del departamento.

–Takanori ya llegamos –el mayor de los dos músicos trató de hacer reaccionar un poco a su amigo, quien no parecía muy atento a todo lo que ocurría a su alrededor, por lo que dio un respingo al escucharle y como si se encontrara en una especie de espasmo de lucidez dirigió una de sus manos a buscar las llaves dentro de su bolsillo, aunque con un tanto de dificultad–. Déjame ayudarte –espetó el guitarrista al mismo tiempo que tomaba las llaves de manos de su amigo, siendo él quien abrió la puerta para permitirles el paso a los dos–. Vaya, apenas puedo creer que tengas tan poca resistencia al alcohol, Taka –mencionó nuevamente al darse cuenta de la torpeza impresa en los pasos del aludido, esta vez con un dejo de diversión.

–Es que… bebí más antes de llegar al bar…

–¿En verdad? Y eso por qué, tú no sueles beber demasiado.

–Estaba nervioso…–le confesó sin la más mínima muestra de pudor, provocando así una expresión de sorpresa como toda respuesta– Ken…

–Q-qué pasa…–su nerviosismo se hizo evidente tras recibir una confesión que nunca esperó, pero confió en que el estado alcoholizado del contrario no le permitiera notarlo.

–Yo sé que somos amigos desde hace muchos años… pero creo que hay cosas que, sin importar nada más, no se pueden ocultar…

–¿Qué? Taka honestamente no entiendo nada…

Desde el momento en que esas palabras fueron pronunciadas ninguno dijo más, pues repentinamente sus labios se habían encontrado en un contacto que fue ocasionado por iniciativa del más bajo, que en lugar de dar más explicaciones se limitó a buscar sus labios, sellándolos con los propios con la esperanza de que ésa fuera la mejor forma de hacerle comprender el significado oculto de sus palabras. Ken se quedó pasmado, no sabía cómo debía reaccionar en aquella situación; ya en alguna ocasión se había imaginado a sí mismo besando los labios que ahora se apoderaban de los propios, pero en ningún momento pensó en la posibilidad de que fuera Takanori quien propiciaría semejante escena. No obstante no pasó mucho para que lograra salir del shock en que se había sumido, y sin pensarlo más dirigió ambas manos a tomar la estrecha cintura del cantante, correspondiendo inmediatamente al beso que sus labios le exigían, al mismo tiempo que avanzaba hasta hacerle retroceder para acorralarlo contra la pared. No habían encendido ninguna luz, y no era necesario hacerlo, la casi completa oscuridad del departamento era perfecta, podían verse lo suficiente, pero su vista no era demasiado abrumada y así el resto de sus sentidos se agudizaba.

¿Cómo podía describir la sensación que aquellos labios le otorgaban? Una dulzura tan infinita que pudo sentirla presente en la saliva del menor, una calidez que casi le hacía derretirse entre esos brazos que rodeaban su cuello, una pasión contenida, tal vez tan intensa como la que él había tenido que reservarse para no arruinar su amistad, para no admitir un sentimiento que le aterraba siquiera considerar. Pero en esos momentos era imposible no pensar en ello de nuevo, esta vez desde otra perspectiva, después de todo si Takanori había sido el primero en besarle así, ¿de qué otro modo se podía interpretar? Irremediablemente tuvo que considerar la idea de que sentían lo mismo.

Sin embargo por más que disfrutaran ese beso, éste debía terminar en algún momento debido a la necesidad de respirar, aunque aquella idea era simplemente detestable, pues necesitaban más, mucho más del otro; por ello apenas tomaron suficiente aire, el alto pelinegro dirigió sus propios labios al cuello ajeno, repartiendo dulces y suaves besos por la blanca piel de éste, dejando a su paso leves marcas rojizas. Sus manos por otro lado, sin perder ni un segundo, buscaron colarse en el interior de la camisa del más bajo mientras él lo despojaba de la chaqueta, con lo cual tuvo que apartar las manos unos segundos, pero en cuanto pudo buscó de nuevo el contacto directo con la blanca piel que era cubierta por la seda celeste que conformaba la camisa del menor, ocasionando así que dicha piel se erizara bajo sus dedos.

La temperatura de ambos cuerpos se elevaba a niveles peligrosos, les era necesario desatar toda la pasión que sentían en ese momento; creciente hasta ese momento oculta, pero más intensa que nunca desde que la piel de los dos se encontró, pues sin saber en qué momento, las camisas se encontraron en el suelo junto a la chaqueta del más alto, permitiendo que sus cuerpos comenzaran a descubrirse el uno al otro. A continuación el guitarrista separó los labios del cuello contrario, tomando en brazos al vocalista, quien le sostuvo la mirada en todo momento; ambos respiraban de manera un tanto agitada, violenta, pero en ningún momento del trayecto se dejaron de mirar con la misma intensidad y el mismo deseo. No necesitaban palabras, pues de esa manera se dijeron todo, comenzando por aquello que tanto anhelaban que sucediera esa noche, por lo que ahora que estaban conscientes de que el otro quería lo mismo ya no había motivo alguno para retroceder.

El más alto avanzó por la oscuridad que inundaba los pasillos de aquella pequeña pero acogedora residencia, en busca de la habitación principal, a la cual llegó sin demasiados contratiempos a pesar de los ladridos que se escuchaban desde otra habitación; no le importó, simplemente ignoró los intentos por llamar la atención de parte de la pequeña mascota del hombre que tenía en brazos. Una vez que entraron en la habitación cerró la puerta con el pie para así dirigirse a depositarlo sobre la cama con delicadeza, al mismo tiempo que se posicionaba sobre él, justo entre sus piernas para así buscar más contacto. Estando en esa posición, las siguientes prendas que salieron volando en el aire para llegar al suelo fueron el pantalón y la ropa interior del más bajo, quien no pudo evitar sonrojarse de golpe debido a la situación en que se encontraba: tan expuesto y a merced del más alto. Pero en ningún momento desvió la mirada, y en su lugar le observó con aún más intensidad, tratando de transmitirle una petición silenciosa que no podía esperar a que atendiera. Al mismo tiempo una de sus manos se estiró para empezar a manotear por el buró que tenía a un lado; cuando logró su objetivo, sacó del cajón una pequeña botella de un aceite aromático de rosas, la cual dejó entre una de las manos del pelinegro, quien le miró sin comprender.

–¿Qué es esto…? –Semi susurró al mismo tiempo que apretaba la botella.

–Yo… no tengo lubricante… Pero creo que si no usas nada me va a doler…

–Ya entiendo… Tranquilo cariño, voy a ser cuidadoso…

Luego de pronunciar aquellas palabras con una dulzura que ni siquiera él sabía que poseía, le permitió al menor terminar de despojarlo del resto de su ropa, buscando la igualdad de condiciones; cuando éste terminó, sus ojos mostraron un agradecimiento infinito, pues sus pantalones comenzaban a lastimar su entrepierna y liberarse de su prisión de tela le había hecho liberar un profundo suspiro de alivio. Inmediatamente después humedeció totalmente tres de sus dedos con el aceite de rosas, y sin perder más tiempo comenzó a preparar al menor para que le recibiera; primero con su índice únicamente, el cual introdujo despacio en su cuerpo, ocasionándole algunos gemidos desesperados que sólo aumentaron sus deseos de continuar. En algunas ocasiones había tenido la oportunidad de escuchar los gemidos de parte del solista durante un concierto, pero esta vez era distinto, pues él era el único que provocaba sus gemidos y eso era un catalizador de la pasión que crecía en su interior en espera de poder ser liberada… Más aún cuando las hábiles manos del castaño tomaron igualmente una cantidad generosa del aceite para comenzar a frotarlo sobre su virilidad mientras se inclinaba hacia enfrente para alcanzar sus labios de nuevo, apoderándose de ellos en un beso más apasionado que el primero, pues sus lenguas no tardaron en tocarse, iniciando una danza erótica que mezclaba las salivas de ambos.

Fue cuestión de minutos para que los tres dedos, largos y finos de Ken, terminaran de introducirse en el cuerpo contrario, hasta que de viva voz éste le suplicó que pasaran a lo siguiente; le fue inevitable satisfacer sus deseos, pues también eran los suyos, por lo que no tardó más en retirar sus dedos con suma delicadeza. Llevó en seguida las manos a tomar los costados de la cadera del más bajo para empezar a introducirse en su cuerpo, en una embestida parsimoniosa pero certera que les arrancó un gemido especialmente sonoro a los dos. Se quedó quieto por unos segundos, hasta que sintió que su pequeño amante estaba listo para lo siguiente, por lo que su pelvis empezó con movimientos lentos, en un vaivén sumamente cadencioso. Seguidamente sus manos se deslizaron hasta sus piernas… Esas torneadas piernas que tantas fantasías le habían provocado sin que el dueño de éstas lo supiera, pero ahora podía recorrer todo el largo de ellas con las yemas de los dedos, inclinarse para repartir besos y lamidas sobre la cara interna de sus muslos, con una ladina sonrisa en los labios al darse cuenta de la forma en que su piel se erizaba, de los gemidos cada vez más sonoros e insistentes que provenían de la garganta del contrario; porque si bien su voz al cantar era sumamente prodigiosa, en ese momento se dio cuenta de que aquel canto erótico era la mejor interpretación del solista.

Ninguno de los dos hubiera deseado que ese momento se acabara, su mayor deseo habría sido detener el tiempo, ser un solo ente por siempre; pero no era posible, y con algunos minutos más de esa manera, mientras las manos del más bajo se aferraron con desesperación a la espalda del contrario y sus labios pronunciaron el nombre de su amante una y otra vez, llegaron al límite del placer. Ese éxtasis que ambos morían por compartir juntos y que resultó sin duda alguna el más delicioso dentro de la larga lista del experimentado guitarrista. Después de eso se miraron fijamente un poco más al mismo tiempo que el más alto separaba nuevamente sus cuerpos, y tras deleitarse con un último gemido, se inclinó para besar sus labios durante unos segundos, pues sus agitadas respiraciones no les permitieron más. Y así, con la sonrisa más amplia y más satisfecha que pudo haber mostrado, el integrante de L’Arc~en~Ciel se apartó de encima del cuerpo del menor para así girarlo un poco y acomodarse detrás de él, pues ahora anhelaba dormir a su lado mientras lo abrazaba por la espalda; y así lo hicieron, una vez que los cubrió a ambos con una manta, sonriendo enternecido al darse cuenta de la rapidez con que su acompañante se había dormido, sin dejar de sonreír.
Notas finales:

Ya por fin les he traído un lemon~ cierta personita me ha dicho que quería un poco de yaoi, ya que hasta ahora hemos visto mucha heterosexualidad (?) era el momento de yaoi por fin. En el próximo capítulo les traeré otra sorpresa por cierto, tendremos personajes nuevos~ no diré nada, más que lo evidente: la próxima semana tendrán el día de Hyde. Así que estén atentos a las actualizaciones, espero que por lo pronto me dejen sus reviews, y sigan visitando mi página. Les mando mi cariño, y nos leeremos la próxima vez, hasta entonces, dulces lunas ♥

http://www.facebook.com/Niji.Takagawa92


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